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Se hace difícil periodizar esta etapa del cine conocida como pre-cine porque la
intención del hombre de capturar el movimiento remite a tiempos inmemoriales. Sin
embargo, podemos decir que culmina con la aparición del cinematógrafo en 1895. Veamos
algunos antecedentes y sobre todo, la aparición de los juguetes ópticos que facilitaron esta
invención.
Algunos antecedentes del cine
- Cámara oscura: ámbito con un pequeño orificio que dejaba pasar la luz
diurna y permitía proyectarla sobre una hoja de papel. Da Vinci fue uno de los
artistas que se valió de la cámara oscura. En los siglos XVII se colocó una lente
en el orificio de entrada de la luz, que permitía ver las imágenes más nítidas. La
imagen procedente de la lente se reflejaba en un espejo y llegaba hasta un
vidrio. Allí el artista apoyaba el papel y dibujaba.
− Linterna mágica: consistía en una caja cerrada, con un agujerito ante el que
se interponían circunferencias de cristal con imágenes pintadas y un objetivo a
través del cual penetraban, ampliándose, los rayos de luz que eran reflejados
sobre una pantalla colocada a distancia. Su invención se atribuye al franciscano
inglés Rogelio Bacon, alrededor del 1400. Para otros, fue el jesuita Athanasius
Kircher, recién en 1640. Kirchner habría descripto con todos los detalles las
características de la linterna mágica en su libro Ars Magna Lucis et Umbrae.
Este período que va desde 1895 hasta mediados de la segunda década del siglo XX,
se inicia con el nacimiento oficial de la cinematografía en 1895, con el invento presentado
en París por los hermanos Luis y Augusto Lumiére. No obstante, antes de esa fecha hubo
otros emprendimientos; el más conocido fue el kinetoscopio, patentado en 1891 por
Thomas Alva Edison.
La invención de los Lumiére permitía proyectar películas sobre una pantalla, con la
posibilidad de que pudiera ser disfrutada por una gran audiencia. Sólo hacía falta añadir el
sonido a las imágenes. Esto se consiguió con la invención de los sistemas Vitaphone
(1926), de sincronización sonido-imagen, y Movietone (1931), que permitió incorporar a la
misma película una banda óptica de sonido.
El invento de los Lumiére fue patentado el 13 de febrero de 1895 como "aparato que
sirve para la obtención y visión de pruebas cronofotográficas". El secreto del invento
residía en un sencillo mecanismo (grifa de la excéntrica, más adelante cruz de malta) que
permitía el arrastre intermitente de la película. Al aparato lo denominaron "cinematógrafo"
(del griego kinema, movimiento; y grafein, escribir).
El funcionamiento del cine se basa en una propiedad de la retina del ojo humano
conocida como "principio de la persistencia retiniana". Cuando la lente del ojo, el
cristalino, enfoca una imagen sobre la retina, los impulsos nerviosos que llegan al
cerebro son estimulados por la secreción de unos fotopigmentos, cuya actividad química
persiste si la imagen desaparece repentinamente, manteniéndose la estimulación de la
señales nerviosas durante un breve período de tiempo. Este principio fue formulado en
1829 por el físico belga Joseph Plateau, que fijó la duración de esta persistencia en una
décima de segundo.
la luz ambiente está a un nivel bajo, se dice que la retina está adaptada a la
oscuridad y la actividad nerviosa persiste durante un tiempo aún mayor. Esta es la razón por
la que una lámpara que gira en círculos en una habitación oscura, aparece a los ojos del
espectador como un círculo contínuo, ya que la fuente de luz vuelve una y otra vez a la
misma posición, antes de que la actividad de la retina haya decaído apreciablemente.
Las salas de cine están a oscuras, de modo que las retinas de los espectadores están
adaptadas a dicha oscuridad, llegándoles una sucesión de imágenes fijas proyectadas en la
pantalla en una sucesión rápida, de modo que se produce la impresión del movimiento.
Las películas suelen ser de 24 imágenes (fotogramas) por segundo, aunque a veces
tienen 25 para adecuarse mejor a la cadencia de la señal de video y la televisión. En la
época del cine mudo tenían 16, número que parece suficiente para mantener la ilusión de un
movimiento contínuo.
En los inicios del cine, desde los Lumiére y hasta mediados de la década del '10, la matriz
que predominó a la hora del rodaje fue la teatral, en el sentido más aristotélico del término,
tomando como parámetros para la realización las unidades de acción, lugar y tiempo.
Uno de los primeros grandes realizadores, proveniente del teatro, Georges Meliés se atuvo
a estos principios, aunque no sacrificó magia y seducción. De hecho, se lo llamó “el mago
del cine” y, sin dudas, fue el iniciador del cine como espectáculo.Lo interesante de este
francés, ilusionista y director teatral de oficio devenido en realizador, fue la frenética
búsqueda de los hoy denominados trucajes cinematográficos. Méliés arribó a la
sobreimpresión (superposición de dos imágenes) como fruto de la casualidad y fue utilizado
con una fervorosa creatividad: imágenes mágicas, encadenados, fundidos, fotogramas
coloreados a mano y otra múltiple cantidad de maravillas brotaron de la cámara de este
prestidigitador.
Si bien Méliés es el precursor de los trucajes cinematográficos, no podemos considerarlo
constructor del cine como un lenguaje particular. Como director teatral que era, disponía la
estructura narrativa del mismo modo en que se sucedería sobre el escenario de un teatro
(los actores entraban y salían por el foro, uso de un plano general y la narración del relato
ostentaba la progresión propia de un texto literario o teatral).
Su trabajo permitió sentar las bases de la puesta en escena cinematográfica tal como hoy
la concebimos e inician el sendero hacia la formación de un código narrativo específico. El
montaje teatral planteado por Méliés posee, entonces, las siguientes características:
La Escuela de Brighton
La aparición del primer plano y los travellings, entre otros elementos propios del
lenguaje fílmico, son el legado que la Escuela de Brighton dejó a la posteridad; es decir,
nada más y nada menos que el "montaje cinematográfico".
Griffith, el descubridor
La escuela rusa
Con la escuela cinematográfica rusa es con la que nos acercamos más a la noción de
montaje que domina en nuestro tiempo. Sergei Eisenstein introduce el concepto del
"montaje de atracciones", que se centra en la noción de que una imagen junto a otra tiene
más importancia que la idea integral.
Eisenstein, Pudovkin y Kuleschov (entre la década del '20 y del '30) trabajan sobre
las nociones asociativas, contrastivas, de identidad, de paralelismo y de oposición que
pueden operar entre tomas contiguas, a fin de permitir una organización sintática
(discursiva) del film a través del montaje.
Lev Vladimirovic Kulechov (Dura lex; Las aventuras extraordinarias de Mr. West
en el país de los bolcheviques) creó en 1922 su célebre Laboratorio experimental, del que
saldrían discípulos de la talla de Vsevolod Pudovkin (La madre, El fin de San
Petersburgo). Allí, Kulechov realizó sus famosos "films sin película", con foto fijas, y
demostró el poder creador del montaje con un experimento incorporado a todos los
manuales de técnica cinematográfica, en el que conseguía infundir cargas emocionales de
diverso signo a un único primer plano inexpresivo del actor Iván Mosjukin, según el
contenido de los planos que les yuxtaponía: un plato de sopa, un niño, una mujer...
También se entretuvo en fabricar una mujer ideal, fundiendo por la alquimia del montaje
partes anatómicas seleccionadas de varias modelos.
EL POST CINE.
Con la llegada del primer magnetoscopio en 1956, comenzará la era del video, “una
tecnología de registro, conservación y reproducción de mensajes audiovisuales, grabados
por procedimiento magnético en una superficie metálica” (Gubern,1994,384), cuyo efecto
inmediato fue el desplazamiento de los rodajes en super 8 y en 16 mm. Pero más allá de
esto, es notable el cambio de soporte. El cine, que siempre trabajó con un soporte
fotoquímico tiene que empezar a dejar espacio a un soporte metálico.
Esto es un hecho sin precedentes en la naturaleza conocida del cine, hasta entonces,
que anuncia una etapa post-cinemática que llega incluso hasta hoy, donde muchos
comienzan a considerar la teoría de la muerte inminente del cine.
Paolo Cherchi Usai, en su libro La muerte del cine (2001) se refiere con este
concepto a la degradación y desaparición del soporte cinematográfico; al deterioro físico de
de los medios de conservación, reproducción y exhibición conocidos hasta ahora, a la
destrucción de la memoria del espectador y a la enorme cantidad de imágenes que se
graban diariamente.
En una posición intermedia se ubicarían: Jean Luc Godard y Peter Greenaway. Para
el primero, “el cine muere a sí mismo y se metamorfosea echando por tierra el último
refugio que lo identificaba con el realismo de la representación: fin de “el cine es la vida”,
garantizado por la naturalidad del movimiento” (Bellour,2009,104). Recordemos que este
autor ha hecho transitar el cine a través del video y ha prestado mucho interés a su
transformación.
Mientras que para el segundo, el cine solo sobrevivirá si hace un pacto con las
nuevas tecnologías y se integra al concepto de interactividad.
Sin adherir del todo a esta posición, hay que considerar el visionario concepto de
cine expandido de Gene Youngblood de inicios de los años ´70, donde se hace alusión a la
expansión del cine en el video. Para él, el cine sigue vivo, lo que cambian son los medios a
través de los cuales se puede practicar el cine: film, video, computadora, holografía. “El
cine es el arte de organizar una serie de hechos audiovisuales en el tiempo. Y eso se puede
hacer con film, con video o con computadora. Tan sólo cambia la superficie sobre la que
fluye el torrente de imágenes o la pantalla en la que se visualizan las imágenes. No existe
por lo tanto, desde este punto de vista, diferencias entre cine y video”
(Youngblood,2008,187)
Lo cierto que en 1965 conocimos el primer video portátil y con él sus más altas
posibilidades artísticas. Lejos de contraponerse, el contacto entre el video y el cine en el
último cuarto del siglo XX marcó el inicio de un proceso creativo que combinó diferentes
tecnologías. La fusión entre lo fotoquímico y lo electrónico produjo obras y conceptos de
gran nivel. Para Raymond Bellour, “la gran fuerza del video ha sido, es y será la de haber
producido pasajes...entre móvil e inmóvil, entre la analogía fotográfica y lo que la
transforma....se produce así entre foto, cine, video una multiplicidad de superposiciones,
de configuraciones poco previsibles” (Bellour,2009,14)
Al ser la imagen electrónica mucho más maleable y plástica queda más abierta a la
manipulación del artista. Si bien la mayoría de las producciones de videoarte mantienen
una fuerte vinculación con la televisión, las instalaciones son, dentro de estas producciones,
las únicas expresiones que escapan a la difusión televisada y permanecen en el ámbito de
la galería y el museo. Estos lugares resultan propicios para verificar estas experiencias de
transformación y mixtura que estamos mencionando, ya que proponen nuevos espacios para
la producción y la recepción.
.El videoarte tuvo más afinidades con el cine experimental o de vanguardia que con
un cine más narrativo o realista, ya que escapó al realismo de la representación, a la
sobredimensión del relato y a una familiaridad excesiva con la fotografía. Con ello se
acercó más a las artes plásticas y a la poesía que al cine.
Será a partir de 1984, que el crecimiento de las computadoras y su masificación
volverán obsoletos estos dispositivos electrónicos. Lo analógico empezará a ceder su lugar
a lo digital.