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Revista Latinoamericana de Psicología

ISSN: 0120-0534
direccion.rlp@konradlorenz.edu.co
Fundación Universitaria Konrad Lorenz
Colombia

Padilla, Amado M.; Comas Díaz, Lillian


Miedo y represionpolitica en Chile
Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 19, núm. 2, 1987, pp. 135-146
Fundación Universitaria Konrad Lorenz
Bogotá, Colombia

Available in: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80519201

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REVISTA LATINOAMERICANA DE PSICOLOGIA
1987 VOLUMEN 19 - N9 2 135-146

MIEDO Y REPRESIONPOLITICA EN CHILE1


AMADO M. PADILLA·
University oi California, Los Angeles
,.
LILLIAN CoMAS-DfAZ
American Psychological Assoeiation

This paper describes a human rights fact-finding mission to Chile


concerned with the use of psychological techniques employed in offlcia-
Uy sactioned torture and repressíon, Meetings and interviews were con-
ducted with representatives of many organízatíons working with víctima
of governrnental repression including the Chílean Psychological Assocía-
tion. Fear and repression wene found to be widespread among all socio-
economic segments of the population. Physical and psychological abuses
directed at individuals are díscussed, Psychological techníques used in
the control of social groups such as intimidation, control of information,
and community destabilization are also described. It is concluded that
violations of human rigths are a reality in Chile. Ways to support the
work of Chilean psychologists must be sought sínce the damaging eonse-
quences of officially sanctioned repressíon are wid.espread, and resources
are minimal.
Key words: political repressíon, fear, psychological torture, Chile.

En este artículo se resumen algunas observaciones sobre las con.


secuencias psicológicas del control gubernamental represivo ínti- e
1 Este VIaje fue patrocinado por la Asociación Americana de Psicologia
(APA) Y la Asociación Americana de Psiquiatría en cooperación COn el Comi~
Americano de Derechos Humanos. La misión fue recoger información sobre las
secuelas psicológicas de la tortura y de otras técnicas represivas usadas por el
gobierno chileno.
Agradecemos de manera especial a Ingrid Amador y la Dra. NeUy Salgado
de Snyderpor su ayuda en la traducción de este trabajo.
• Dirección: Amado M. Padilla, Department of Psychology, Univeraity 01
California, Los Angeles, California 90024, USA.
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midan te que reina en Chile. Para recopilar la información entrevis-


tamos a individuos y grupos representantes de varias organizaciones
de derechos humanos, incluyendo tanto miembros de las Asociacio-
nes Médica y Psicológica de Chile como prisioneros políticos, fami.
liares de personas desaparecidas, organizaciones de los partidarios
activistas y víctimas torturadas. Antes de proceder, para entender
completamente el ambiente socio-político del país, es esencial saber
algo sobre Chile.
En septiembre de 1970, el Dr. Salvador Allende Gossens, can-
didato Marxista de la Unidad Popular, una coalición de cinco par-
tidos izquierdistas incluyendo el partido Comunista, fue elegido Pre-
sidente de Chile. Allende prometió transformar la sociedad chilena
por medios constitucionales e impuso un programa extensivo de na-
cionalización. En las elecciones de marzo de 1973, el gobierno no
logró una mayoría en el congreso y fue confrontado con una situa-
ción económica deterioran te y la intensificación de una violenta opo-
sición a su política. Finalmente, el 11 de septiembre de 1973, las
fuerzas armadas dirigidas por el General Augusto Pinochet intervi-
nieron con un golpe de estado que derrocó al gobierno de Allende.
El Congreso fue disuelto. Se prohibió toda actividad política y
se introdujo una estricta censura. Miles de individuos fueron arres-
tados, torturados y encarcelados. Algunos de los encarcelados fueron
finalmente desterrados y otros miles desaparecieron. El General Pi-
nochet dirigió la junta militar hasta diciembre de 1973 cuando lo
eligieron Presidente. Hoy día, Pinochet continúa en la presidencia
y la democracia que prometió restablecer en Chile, no existe. En
cambio, el gobierno sistemáticamente ha aterrorizado a sus ciudada-
nos por más de una docena de años y aparentemente se ha empeñado
en continuar su práctica de represión e intimidación a pesar de pro-
testas hechas tanto por organizaciones de derechos humanos en Chile
asi como de grupos internacionales como la Amnistía Internacional,
la Organización de los Estados Americanos y las Naciones Unidas.
Es también importante mencionar que en Chile se llevan a cabo
actividades de derechos humanos; estas actividades juegan un papel
significativo. Por ejemplo, inmediatamente después del golpe de es-
tado y hasta el presente, la Iglesia Católica junto con otras organi-
zaciones religiosas ha tomado la iniciativa en la protección de los
derechos humanos. Debido a la participación de la Iglesia, muchas
actividades de .derechos humanos incluyendo servicios médicos, so-
ciales, psicológicos y servicios legales están disponibles para las víc-
timas de la represión del gobierno.
En nuestras numerosas conversaciones y entrevistas con una amo
plia sección representativa de chilenos se hizo evidente que la vio-
lación de los derechos humanos era muy frecuente. EntrevistamosR
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muchos individuos que habían sido secuestrados y detenidos por la


policía, militares o agentes de seguridad del Centro Nacional de In-
vestigaciones, conocido como CN!. La mayoría de estos individuos
reportaron haber sido torturados.

ABUSO FISICO y PSICOLOGICO


Las técnicas de torturas usadas en Chile no son diferentes a las
que hay en otras partes del mundo. Métodos comunes de tortura
para hombres y mujeres incluyen golpizas, sumersión en agua y cho.
ques eléctricos en las encías, pezones, genitales yana. Las víctimas
también son sometidas a intimidaciones con perros policías y a ejecu-
ciones simuladas. El abuso sexual principalmente a mujeres, es tam-
bién común. Además del abuso físico hay varios tipos de abuso psi.
cológico bien establecidos que acompañan a la tortura. Estos abusos
psicológicos incluyen la desorientación sensorial de las víctimas que
ocurre al vendarles los ojos, el aislamiento social, la deshumaniza.
ción al quitarles la ropa y negarle sus privilegios personales, la pri-
vación del sueño y una sobrecarga sensorial ocasionada por el uso
continuo de la radio a alto volumen. A las vÍCtimas también se les
proporciona información falsa sobre las confesiones de otros deteni·
dos, incluyendo amigos íntimos y familiares. Con frecuencia las víc-
timas son encarceladas cerca de sus seres queridos para permitirles
escuchar sus gritos de dolor al ser torturados. Otras técnicas de
tortura psicológica incluyen experiencias deshumanizan tes de abuso
sexual a la vista de amigos o familiares.
El propósito de tales abusos psicológicos es aumentar la sensa-
ción de desamparo y desesperación de la víctima. Finalmente los
abusos psicológicos son tan dolorosos y destructivos para la persona
como los abusos físicos. Estas técnicas psicológicas están diseñadas
para hacer a la víctima más vulnerable a las demandas del que apli-
ca la tortura con la finalidad de obtener información o una confesión.
Nuestro análisis de las tácticas de tortura en Chile nos lleva a
la conclusión de que el uso del componente psicológico ha aumen-
tado durante 105 últimos años. Por ejemplo, recientemente otra tác-
tica psicológica se ha añadido en la que las víctimas reportan ade.
más del aislamiento y la deprivación de sueño que sufrían se les
daba información detallada sobre los hábitos diarios, trabajo y para-
dero de sus familiares y amigos. El darles tanto detalle sobre las vi-
das de otros tenía el objetivo de causar ansiedad mental y hacer a
las víctimas ver cuán indefensas eran al igual que sus seres queridos,
con respecto al poder de la policía secreta.
De forma similar, existe un abuso psicológico que rutinariamen-
te es dirigido a la familia de los individuos detenidos por la policía
o el CNI. Muchas veces es imposible obtener información sobre el
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paradero de los detenidos, las razones de su detención o su estado


de salud. Es común no proporcionar información sino hasta después
de 20 días de la detención de la víctima. Obviamente, esto altera la
vida familiar y crea una situación extremadamente tensa para los
individuos implicados. Los miembros de la familia no solo se preo-
cupan por sus familiares, sino que también temen por su propia se-
guridad. Existe el temor de que la policía o el CNI regrese a media
noche a llevarse a otro miembro de la familia, lo cual es una prác-
tica común en Chile.

CONTROL SOCIAL: TECNICAS PSICOLOGICAS

En Chile el gobierno también usa una variedad de técnicas psi-


cológicas bien elaboradas para controlar una amplia sección repre-
sentativa de la población. Por lo menos tres formas principales de
abuso psicológico global fueron identificadas.
Intimidación Social. El régimen de Pinochet tiene control ab-
soluto sobre la sociedad chilena haciendo un despliegue de su poder
físico. Las fuerzas¡ militares y de policía están presentes en todas las
regiones del país. Por ejemplo, la policía hace muy evidente su pre-
sencia en sectores del centro de la ciudad de Santiago en donde la
gente usualmente se reúne, como en parques y plazas. Además, la
gran cantidad de policías, armas, perros entrenados y camionetas an-
timotines, sugiere la existencia de motivos ulteriores que justifican
su presencia en lugares públicos. De forma similar, soldados con ves-
timenta de combate portando armas automáticas son vistos diaria-
mente en lugares públicos por toda la ciudad. Estos soldados se ven
con más frecuencia en "metros" y estaciones de autobuses, en las ca-
rreteras principales de entrada y salida de la ciudad y por las noches,
en camiones patrullando alrededor de Santiago.
El ambiente militarizado, sirve para intimidar a la población y
causar miedo cuando se reúnen grupos de gente. Esta exhibición de
fuerza masiva claramente mantiene a la gente controlada y sirve pa·
ra debilitar cualquier tipo de protesta espontánea contra el gobíer,
no. Como resultado, las protestas son consideradas actos rebeldes y
por lo mismo, son poco frecuentes en Chile.
Además de la poderosa fuerza militar, el régimen de Pinochet
también conduce un sistema de vigilancia muy elaborado de los ciu-
dadanos chilenos. No hay una estimación precisa del tamaño de la
policía secreta del gobierno, o de su red de informantes. Sin embar-
go, es común entre la población no confiar en nadie sino solamente
en amigos íntimos y familiares, El hablar libre y negativamente so-
bre el gobierno es arriesgar su detención por la policía o el CNI.
Como consecuencia de esta vigilancia tan estrecha, se establece un
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clima de miedo entre la población. Es más, la continuación oficial


de un "estado de emergencia" refuerza el miedo que la gente siente.
La política gubernamental es tal que continuamente abastece y re-
circula abuso psicológico sobre toda la población.
El control de la información. Virtualmente todas y cada una de
las formas de diseminación de información es controlada por el go-
bierno. No hay periódicos, programas de televisión, o estaciones de
radio de oposición. La prensa publica únicamente información que
el gobierno desea que la gente conozca. Además, decide el contenido
y forma como dicha información debe ser editada para el consumo
de las masas. Es a través de una estricta adherencia a esta política de
control de información como el gobierno manipula efectivamente
a la opinión pública. Como consecuencia, el gobierno está en la po-
sición de dar información errónea. Asi, la opinión pública puede
ser manipulada siguiendo una política de no información, informa-
ción parcial, o información errónea. Para algunos grupos de la po-
blación esto crea una desconfianza profunda ya que el individuo
debe también hacer las veces de vigilante que filtra información a
través de un "lente de la verdad". Esto es más común en grupos de
intelectuales, los cuales tienen que buscar fuentes de información
múltiples en un intento de recopilar noticias. En el otro extremo,
entre los menos educados que representan una gran parte de la po-
blación, hay una adherencia total a 10 que dicen los medios de co-
municación, provocando que las clases sociales y los grupos políticos
se opongan entre si.
El gobierno también censura toda información foránea que en-
tra al país en forma de libros, revistas y correo. Se permite que entre
o salga del país poca información que represente algo negativo del
gobierno. Este dominio completo sobre el libre intercambio de in.
formación provoca desconfianza entre algunos sectores de la pobla-
ción y una ciega conformidad en otros.
Inestabilidad de la Comunidad. El gobierno es también respon·
sable de emplear tácticas psicológicas que sirven para desestabilizar
tanto las organizaciones rurales, como comunidades enteras. Esto
se lleva a cabo por medio del uso de la fuerza y el control de los me-
dios de comunicación. Escuchamos muchos reportes de cómo la po.
licía y los militares mantienen a miembros de varias poblaciones muy
pobres armados en contra de sí mismos. Por ejemplo, es común dar
información a los residentes de una población de que ellos van a
ser atacados por miembros de otra población, o de que sus problemas
son el resultado directo de los "comunistas" que viven en la otra
población. El uso de estas técnicas en los pobladores de escasos re-
cursos, los mantiene preocupados, amenazados por ambos lados. lo
que no les permite unirse y buscar modos de resolver los problemas
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básicos de hambre, alojamiento y la sumamente alta proporción de


desempleo.
Otro modo como el gobierno asegura la inestabilidad es por me-
dio de su sistema da informadores. Por ejemplo, si se forma una or-
ganización rural para protestar por la falta de servicios médicos en
una población, un informador bien situado puede proporcionar al
gobíerno la información necesaria para desarmar la demostración
planeada. Los líderes pueden ser arrestados, encarcelados o desterra-
dos. Además, la organización puede ser aterrorizada deteniendo Y
golpeando a sus miembros y asaltando sus oficinas. A la comunidad
en general se le puede también dar información distorsionada so-
bre los objetivos "verdaderos" de la organización.
El resultado de todo esto es la desorganización
de la comunidad
y el fracaso en establecer un espíritu comunitario.El miedo y la des-
confianza están dirigidos al centro de esta falta de cohesión en la
organización y espíritu cívico. Estas metas son conseguidas delibera-
damente por medio de rumores, intimidaciones, fuerza y control de
la información.
Esta clase de represión establece una profunda conformidad y
autocensura. si se sospecha que un individuo mantiene sentimientos
antigobierno, corre el riesgo de sufrir daños a su bienestar que po-
drían poner en peligro inclusive a su familia y amigos. Además, el
individuo podría perder su empleo y seguridad financiera o lo poco
que le queda después de una década de, privaciones económicas. Por
ejemplo, conocimos a Angelina (pseudónimo) poco después de haber
sido detenida a unas cuantas cuadras de su casa. A Angelina la de-
tuvieron, la subieron a un carro, le vendaron Jos ojos y la llevaron
a una casa de tortura en donde fue gol poda en la espalda, quemada
en la cara con un cigarrillo e interrogada sobre su padre, quien ha-
cía mucho tiempo había muerto en el exilio. Como un insulto final
le rompieron sus anteojos y le robaron el dinero que pertenecía a la
escuela en donde ella trabajaba cuidando niños. Cuando conocimos
a Angelina, estaba aterrorizada de pensar que la pudiesen detener
de nuevo. También temía que alguien de la escuela en donde tra-
bajaba supiera del incidente porque autoridades del colegio, desig-
nadas por el gobierno, acomodarían los hechos a su modo y enton-
ces sería despedida. Según Angelina cualquier persona que ponga
una queja o hable a otros sobre estas cosas es calificado como un co-
munista o terrorista y después es despedido.
Nuestras conversaciones con los chilenos demostraban reiterada-
mente que la gente no sabe en quién confiar y qué le es permitido
decir. Por ejemplo, en conversaciones con individuos que no estaban
implicados en los esfuerzos de derechos humanos, era común que
respondieran "De eso no se habla" cuando se les preguntaba sobre
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el gobierno, o sobre las violaciones de los derechos humanos. Otros


individuos eran evasivos y se negaban a dar opinión, sin embargo,
daban una elocuente respuesta que rápidamente cambiaba. a otro
tema que no les comprometiera.

TODOS SON VICTIMAS

Uno de los aspectos de Chile que más nos impresionó es que


por la gran variedad y penetrante uso de la intimidación psicológica
y física, de un modo u otro todo el mundo es víctima de la repre-
sión gubernamental. Es fácil ver las cicatrices físicas y psicológicas
en la gente que ha sido detenida, torturada y encarcelada. La tris-
teza de la gente cuyos familiares y amigos han desaparecido es tam-
bién aparente. Asimismo, es visible la amargura de los que desean
estar con sus seres queridos, los cuales fueron forzados a exilarse o
a otro destierro interno en una de las provincias remotas de Chile.
Sin embargo, detrás de cada rostro, de cada máscara, hay una histo-
ria de victimización bajo el régimen de Pinochet. En conversaciones
con profesionales de la salud mental, este pumo se enfatizó reitera-
damente. Nos dijeron que ningún chileno de cualquier clase social
viviendo dentro del país o fuera de él puede negar haber sido víctima.
Este mismo argumento se encuentra en las primeras líneas de
Miedo en Chile escrito por Patricia Politzer, un libro maravillosa-
mente franco publicado en Santiago en 1984 con el apoyo de la Igle.
sia Católica. Politzer escribe,
" ... La Dictadura es mucho más que la represión brutal
o la falta de expresión política. Es algo que está allí día tras
día y año tras año, impregnándolo todo hasta invadir los rin-
cones más íntimos de los seres humanos, Sus víctimas no son solo
aquellos que sufren directamente su crueldad o su censura, sino
también los indiferentes e incluso aquellos que la apoyan y la
justifican: porque también ellos están envueltos en las redes de
un sistema que determina lo que hacemos y no hacemos, lo que
pensamos, lo que creamos, lo que soñamos y lo que callamos"
(pp. 9).
Las consecuencias psicológicas de esta represión son fáciles de
identificar. Anteriormente mencionamos conformidad y auto-censu-
ra. Otras consecuencias incluyen una profunda sensación de desamo
paro, frustación e ira. Nuestras fuentes de información frecuente-
mente describen la situación como desamparada. No solamente es el
gobierno represivo, sino que también la situación económica es tan
delicada que el poder sobrevivir requiere una lucha constante.· El
desempleo y el hambre son muy comunes en Chile. Sin embargo,
buscar ayuda, incluso la búsqueda de alimentos por medio de pro-
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testas pacíficas es visto como algo subversivo por los que están en
el poder. Las personas que fueron entrevistadas nos dijeron que vi-
vían casi totalmente a base de té y pan. Las ollas comunes se encuen-
tran en algunas comunidades gracias a los esfuerzos de grupos rura-
les y a la ayuda de fuentes extranjeras obtenida por la Iglesia. Sin
embargo, los empleados de derechos humanos y los grupos de co-
munidad rural que trabajan para mejorar las condiciones de vida
de los pobres son objeto de sospecha de subversiones y son perse-
guidos.
El continuo estado de incertidumbre e información contradic-
toria en Chile impide la acción de sus ciudadanos. El mejor camino
a tomar es no quejarse ni buscar respuestas. Resignación con lo que
trae la vida es una respuesta común a la vida chilena. La conformi-
dad representa una estrategia confiable, segura y que disfraza cualquier
sentimiento de desamparo. Tomando esta opción, el individuo por
omisión, revalida la maquinaria gubernamental que impone tácti-
cas represivas y maneja a su modo la conformidad de las masas. Mu-
chos conocen por lo menos a alguien que fue detenido por la policía
o el CNI, y casi todos, afectados aparentemente niegan lo que ocu.
r re a su alrededor y caen en la hipótesis de la "justicia mundial".
En esta hipótesis, el individuo mantiene que el mundo es justo y
que los que sufren abuso alguno se lo impusieron a ellos mismos, que
no les ocurrirá nada a no ser que ellos provoquen problemas. El hu-
mor negro ofrece un poco de alivio a este pacifismo, lo cual es co-
mún en Chile hoy en día. Por ejemplo, chistes como este: "¿Por qué
la mayoría de los crímenes ocurren en la noche? Porque la policía
está ocupada dirigiendo el tráfico durante el día!" son comunes. Por
medio de esta clase de humor la tensión trágica de la vida chilena
se alivia por un instante.

GENERACION SIN FUTURO

Una de las cosas que también escuchamos con frecuencia du-


rante nuestras entrevistas fue que en Chile "los niños no tienen fu-
turo". Los padres se preocupan del porvenir de sus hijos. Se preo-
cupan de las impresiones que les causan los guardias armados en lu-
gares públicos, las bombas y las historias sobre los terroristas y la re-
presión. Los padres de familia nos dijeron que hoy en día en Chile
muchos niños no tienen niñez. Expresaron interés en lo que se les
enseña a sus hijos en la escuela y en los valores que aprenden de sus
compañeros. También niños y adolescentes nos dijeron que ellos no
sabían en quién confiar en la escuela y que algunas veces era mejor
decir poco. Una de nuestras entrevistadas, una jovencita de quince
años que había vivido en Alemania Occidental con sus padres exi-
liados antes de su regreso a Chile, relató cómo una profesora había
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indicado en clase que la democracia no existía en ninguna parte del


mundo, y por consiguiente Chile no era excepcional. Ella desafió
a su profesora diciendo que había vivido en una democracia, y por
lo tanto sabía que existía. Nos expresó su sorpresa de que ninguna
de sus compañeras igualmente pusiera en duda las afirmaciones de
la profesora.

Los padres de familia se preocupan por la situación económica


caótica que se vive, y aunque sus hijos fueran lo suficientemente
afortunados y completaran su educación, hay pocas oportunidades
de empleo. Afortunadamente, el intento del gobierno de lavarle el
cerebro a 109 jóvenes no ha tenido éxito por completo, y esto, auna-
do a una economía decadente, ha motivado que muchos jóvenes se
opongan al gobierno.

Chile también es el hogar de una generaclOn que ha vivido la


brutalidad y represión del gobierno actual. Algunos niños han su-
frido directamente el que sus padres y otros familiares hayan sido
asesinados, desaparecidos o exiliados. Muchos de estos niños han pre-
senciado actos de brutalidad y humillación dirigida a sus seres que.
ridos, inclusive algunos de ellos han sido también víctimas. Por
ejemplo, entrevistamos a Carlos, de once años, cuyo padre fue ase-
sinado por la policía apenas salía de la casa. Carlos supo casi in-
mediatamente que su padre estaba muerto, pero la policía recogió
el cadáver y nunca lo devolvió a su familia para enterrarlo adecua-
damente. Después de un breve período de tiempo, su madre fue
arrestada por el eN! y su paradero no fue dado a conocer a la fa-
milia sino hasta 20 días después de que fue sentenciada a dos años
de prisión. El crimen del padre de Carlos consistió en que fue un
oficial de la fuerza aérea durante la época, del golpe de estado y re-
husó participar en esta acción, resultando en exilio forzado por va-
rios años. Poco después de que el gobierno aprobara su regreso a
Chile, fue asesinado por la policía.
Hablamos con psicólogos, los cuales nos dijeron que muchos ni-
ños sufren casos extremos de ansiedad, depresión, pesadillas y agre-
sión. Según los psicólogos que trabajan con niños, la incapacidad de
aprendizaje y otros problemas escolares .se considera que están en
aumento.
Mujeres jóvenes de unos veinte años también nos dijeron que
no se atrevían a traer niños a este mundo que promete tan poco.
Este sentimiento fue expresado con mayor intensidad por las jóve-
nes que están comprometidas a la acción social. Historias de jóvenes
detenidas, torturadas y abusadas sexualmente eran muy comunes
entre las mujeres que entrevistamos. Nos preguntaron, ¿Quien quíe-
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re traer otra generación a este mundo? Esta actitud fue apoyada por
las mujeres de mayor edad que entrevistamos. Muchas de ellas dije-
ron que temían por la seguridad de sus propios hijos y se compade-
cían de los sentimientos de las mujeres más jóvenes.
En un ambiente psicológicamente saludable, jóvenes y vIeJos
por igual tienen sueños y aspiraciones acerca del futuro. Tener fan-
tasías sobre el futuro es normal. En Chile nosotros escuchamos ha-
blar más sobre los temores y pesadillas de la gente, que sobre las
fantasías y esperanzas para sus hijos. Fue común oir hablar del cre-
ciente número de problemas entre los jóvenes tales como el abuso
de drogas, el abandono de la escuela y varias formas de delincuencia
incluyendo la prostitución infantil. Si oímos hablar de fantasías o
esperanzas para el futuro eran más que todo enfocadas a poder emi-
grar y empezar de nuevo en Australia, los Estados Unidos o Suecia.

ENFRENTANDO EL PROBLEMA

Observamos en Chile varias maneras de hacerle frente al pro-


blema. Una forma que mencionamos anteriormente es la auto-cen-
sura. Esta forma de afrontar el problema sirve porque protege a la
persona de pensar o decir lo que no debe, a quien no debe. Este
auto.control es probablemente muy común entre la población. Jun-
to con esta autocensura, coexisten las protestas sociales que sirven
también como recursos efectivos para afrontar el problema entre
algunos chilenos. Es interesante que el gobierno parece entender el
valor de la protesta social y hasta permite que este tipo de protestas
se lleven a cabo, pero obviamente bajo determinadas condiciones.

Una analogía de esta situación es imaginar a un individuo en-


cadenado, con el largo de su cadena siendo controlado por el go-
bierno. El gobierno, que manipula la cadena, permite ocasionalmen-
te manifestaciones de la oposición moderada aunque se hacen bajo
condiciones cuidadosamente controladas. El gobierno también tole.
ra operaciones abiertas de organizaciones rurales en poblaciones. In-
clusive en los últimos años, el gobierno ha permitido también que
asociaciones como la Asociación Chilena de Psicología tengan reu-
niones sobre cuestiones de derechos humanos y tratamiento de víc-
timas torturadas.

La acción social y la protesta dan al individuo un propósito y


una sensación de control que sirven como escape para desahogar su
ira y frustración. Pero la acción social y la protesta no están libres
de riesgos. Frecuentemente la policía o los militares intervienen en
tales protestas con bastones, perros de ataque, gas lacrimógeno y ba-
MIEDO EN CHILE 145

las de caucho o escopetas cargadas con balines. En estas circunstan-


cias no son poco comunes los arrestos en masa, las torturas en camio-
netas. de la policía y las matanzas, las cuales muchas veces disuaden
a las masas a participar en demostraciones en la calle.
Todos los miembros de los grupos políticos de la oposición, or-
ganizaciones de derechos humanos y asociaciones profesionales co-
rren el riesgo de ser arrestados o torturados. Muchos de los individuos
con quienes hablamos manifestaron que ellos sabían que había ries-
gos, pero que había llegado el momento y la única alternativa era
tomar algún tipo de acción. Hacer algo era importante, a pesar de
los riesgos.
Otra estrategia- para afrontar el problema es la camaradería que
se desarrolla entre las víctimas del régimen. Una señora de 69 años
de edad lo explicó de la mejor manera, "Desde el 73 he perdido a
mi esposo, mis hijos, mi hija, mi cuñado y mi sobrino en este régi-
men. No tengo familia. Tan solo tengo a los otros miembros de la
organización de los familiares de los desaparecidos. Cada persona
aquí es un miembro de mi familia. Juntos exigimos saber lo que les
ha pasado a nuestros seres queridos". La camaradería cruza los lími-
tes de la familia, la clase social, la edad y sexo. Al tomar acción y
protestar contra la represión gubernamental, se crea un sistema de
apoyo social, el cual permite al individuo confrontar tanto sus pér.
didas como las tácticas de temor e intimidación.
Aún hay mucho que se necesita saber sobre cómo es que la
sociedad se enfrenta a las formas represivas y dictatoriales del go-
bierno. Se ha dado mayor atención al abuso físico soportado por
víctimas torturadas, a las consecuencias psicológicas de la tortura en
la víctima, y en menor grado, a los efectos sobre sus familiares. Se
necesita urgentemente estudiar las estrategias para enfrentar el pro-
blema a nivel tanto individual como colectivo. Hay una necesidad
urgente de atraer la atención de una audiencia tan amplia como
sea posible hacia los derechos humanos donde quiera que estas vio-
laciones ocurran. Finalmente, los psicólogos tienen mucho que con-
tribuir en la promoción de los derechos humanos al ayudar a las
víctimas cuyos derechos básicos han sido violados. Durante nuestra
visita a Chile tuvimos la oportunidad de hablar con varios psicólo-
gos que prestaban servicios psicológicos a las víctimas y a sus fami-
liares. El trabajo de estos psicólogos es muy extenuante, arriesgado
y generalmente llevado a cabo en circunstancias poco deseables. Las
técnicas psícoterapéuticas usadas frecuentemente requieren modifica-
ciones para incorporar las características específicas de los pacientes.
Los psicólogos chilenos están llevando a cabo grandes progresos en
el desarrollo de técnicas de tratamiento que incorporan tensión post-
traumática, terapia familiar y sistemas de acceso. Los psicólogos chi-
146 PADILLA Y COMAS·DIAZ

lenos necesitan el apoyo de sus colegas, tanto en derechos humanos


como en el desarrollo de estrategias para prestar servicios a las víc.
timas de la represión.

REFERENCIAS

Politzer, P. (1985). Miedo en Chile. Santiago: Ediciones Chile y América.

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