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El Narrador

El narrador es el ser ficticio creado por el autor de un texto narrativo, que cumple la función de intermediario en la entrega
del relato por el autor al emisor. A través del narrador, el autor organiza y da forma internamente a la narración, remitiéndonos a un
mundo ficticio, cuya realidad es independiente del mundo real, es decir, creada o recreada a partir de éste por medio del lenguaje,
de la palabra expresiva; en distintos niveles de representación.

¿Cuánto sabe el narrador de la historia que nos está contando?

Según lo que sepa el narrador de la historia puede clasificarse en:

a. Omnisciente
b. Equisciente
c. Infrasciente

¿Desde qué ángulo narra los hechos?

Los puntos de vista o focalizaciones del narrador son los siguientes:

a. Interno
b. Externo Ejercicio
Lee con atención los siguientes textos e identifica a su narrador teniendo en cuenta la clasificación ya presentada.

Aquí todo va de mal en peor. La semana pasada se murió mi tía Jacinta, y el sábado,
cuando ya la habíamos enterrado y comenzaba a bajársenos la tristeza, comenzó a
llover como nunca. A mi papá eso le dio coraje, porque toda la cosecha de cebada
estaba asoleándose en el solar. Y el aguacero llegó de repente, en grandes olas de
agua, sin darnos tiempo ni siquiera a esconder aunque fuera un manojo; lo único
que pudimos hacer, todos los de mi casa, fue estarnos arrimados debajo del tejabán,
viendo cómo el agua fría que caía del cielo quemaba aquella cebada amarilla tan
recién cortada.
Y apenas ayer, cuando mi hermana Tacha acababa de cumplir doce años, supimos
que la vaca que mi papá le regaló para el día de su santo se la había llevado el río.
"Es que somos muy pobres"
Juan Rulfo

Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de
su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Ella lo quería mucho, sin embargo, a veces con
un ligero estremecimiento, cuando volvían de noche juntos por la calle, echaba una furtiva
mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora. Él, por su parte, la amaba
profundamente, sin darlo a conocer.
Durante tres meses -se habían casado en abril- vivieron una dicha especial.
Sin duda hubiera ella deseado menos severidad en ese rígido cielo de amor, más
expansiva e incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido la contenía siempre.
“El almohadón de plumas” Horacio Quiroga

En la oscuridad sonó el timbre de un teléfono. Después de que hubo sonado tres veces, se oyó el chirrido de los muelles de una
cama, unos dedos palparon sobre la madera, algo pequeño y duró cayó con ruido sordo sobre la alfombra, los muelles chirriaron
nuevamente, y una voz
de hombre exclamó:
¿Diga? ...Sí, yo soy… ¿Muerto? …Sí… En quince minutos. Gracias.
Sonó el ruidillo de un interruptor, y la luz de un globo que colgaba del techo, sostenido por tres cadenas doradas, inundó el cuarto.
Spade, descalzo y con un pijama de cuadros verdes y blancos, se sentó sobre el borde de la cama. Miró malhumoradamente al
teléfono que había en la
mesilla mientras sus manos cogían un estuche de papel de fumar color chocolate y una bolsa de tabaco Bull Durham.
“El Halcón Maltés” H. Dashiell

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