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Capítulo 8 .

- Desarrollo, consolidación, crecimiento y emprendeduría de negocios


8.1. Desarrollo de nuevos negocios

De los cientos de miles de empresas que se crean cada año en el mundo, muchas acaban siendo marginales.
Quizás habría que decir que muchas empiezan ya siendo marginales: sin ambición de llegar a ser empresas de
verdad.
Para intentar paliar el desempleo, se han creado infinidad de programas y organismos estimuladores de la
creación de empresas. Unos son programas para la creación de micro-empresas (una variante de esto es el
autoempleo). Otros son los llamados viveros de empresas, en los que se subvenciona una parte de los gastos
de inicio de la empresa -generalmente facilitando espacio físico- y se ofrece algún asesoramiento.
Por otro lado, la tendencia de las empresas actuales a enfocarse en sus áreas de competencia ('core business')
ha dado lugar a la ruptura de las cadenas de valor añadido generando infinidad de servicios. Así, han salido al
exterior de las propias empresas ('outsourcing') servicios de logística, informática, catering, seguridad o diseño,
propiciando la aparición de esta nueva modalidad de empresas y su desarrollo.

La nueva economía y el desarrollo de Internet han estimulado la aparición


de empresas comerciales, pero también de servicios que utilizan la red
como instrumento.

En la economía actual saturada parece que las oportunidades deberían escasear, pero no es así. Las
oportunidades de negocio suelen aparecer en la periferia de los negocios convencionales. Casi cualquier
actividad económica está sujeta a una evolución que genera nuevas formas de llevarla a la práctica. El cambio
tecnológico, la evolución de la sociedad o la globalización son fuentes de discontinuidades que ofrecen nuevas
oportunidades.
Todo proyecto de creación de empresa comienza en una idea. Esta puede nacer de la experiencia del
emprendedor, de un saber hacer, de la creatividad, incluso del azar. La idea aparece, a menudo, como una
intuición junto a un deseo que se hace mayor y madura con el tiempo.
En general la idea de negocio se apoya en:
- La imitación de experiencias de otras personas: caso de muchos negocios nuevos en épocas de expansión
de la economía o campos de actividad en su fase inicial.
- Nuevas oportunidades de negocio en mercados poco abastecidos, de nueva creación o con un alto potencial
de crecimiento.
- Conocimientos sobre tecnologías, sobre mercados, sectores o negocios concretos.
- La experiencia del emprendedor como empleado de otra empresa (empresa incubadora) de la cual se
independiza.
- Una idea de producto innovador que se estima que puede generar mercado.
- El modelo de otros negocios o actividades de poca complejidad que permiten a cualquier persona establecerse
por su cuenta en dicha actividad.
- La observación del entorno cotidiano: oportunidades de mejora de los productos fabricados u ofrecidos por la
empresa en que trabaja el futuro emprendedor.
- La detección de nuevos espacios o segmentos de mercado, o demandas insuficientemente cubiertas que
ofrecen oportunidad de negocio.
- La interacción en el entorno familiar, con los amigos o conocidos, o la experiencia del emprendedor, que
permite percibir la carencia de un bien o servicio que podría cubrir determinadas necesidades, facilitar ciertas
tareas o la dificultad para encontrarlo.
En cualquier caso, la idea de negocio debe basarse en una necesidad insatisfecha de un grupo suficiente de
personas que demanda una solución.
8.2. Consolidación y crecimiento de negocios

Crecer por crecer, adquiriendo o fusionando, puede que no sea la solución. Parece estar más fundamentado el
crecimiento basado en la innovación, la creatividad y el aprovechamiento de oportunidades.
En muchas empresas mediante su trabajo de dirección se detectan con frecuencia, oportunidades, las cuales
aparecen en forma de 'huecos' de mercado no atendidos, ni por la propia empresa ni por sus competidores. A
veces, las exigencias del trabajo lleva a conocer entornos geográficos, industriales que permiten identificar
nuevas oportunidades.

La emprendeduría dentro de la propia empresa puede ayudar a la


innovación y a la diversificación. Esta iniciativa empresarial fomenta la
cultura emprendedora y de crecimiento de los negocios ya consolidados.

En la mayoría de empresas la alta dirección y la política propia de la empresa limitan el crecimiento por iniciativas
emprendedoras.
En cambio, en las empresas con capacidad de iniciativa, la cúpula se dedica a sostener la organización,
convirtiéndose en un apoyo para que la estructura, con amplios niveles de autonomía y delegación, tome
iniciativas y asuma responsabilidades.
Es posible que la iniciativa emprendedora sea un proceso y no necesariamente una facultad de una persona
(Stevenson, 1998). Eso implica que la gerencia sea capaz de delegar iniciativa y premiar iniciativa. La iniciativa
difícilmente se puede premiar si quien la tiene no participa en los rendimientos de la misma. Ésta exige sistemas
de medición de resultados en función del valor creado y la disposición a aceptar que pueden coexistir en la
organización de personas con niveles de compensación muy diferentes. Microsoft es una compañía bien
conocida por este hecho. Muchos de sus directivos son multimillonarios.
La iniciativa emprendedora es fundamental para el desarrollo de la sociedad. Bien sea mediante la creación de
nuevas empresas o de nueva actividad económica dentro de las empresas existentes, la iniciativa
emprendedora es fuente de nuevos empleos y de una economía vigorosa. La iniciativa emprendedora requiere
el aprovechamiento de las oportunidades que existen y que surgen continuamente gracias al dinamismo del
desarrollo tecnológico, económico y social.

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