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Presentación del padre Paul Gilbert, S.I.

Sevilla, 28 de enero de 2016

Por segunda vez, tenemos la oportunidad de contar en el Centro de


Estudios Teológicos de Sevilla con el profesor Paul Gilbert, que muchos de
los presentes conocen a través de un libro azul inmaculado que,
paradójicamente, no pocas veces les hace perder la paciencia… la paciencia de
ser.

El padre Gilbert, sacerdote de la Compañía de Jesús, nació en Charleroi


(Bélgica). Antiguo alumno de la “Ecole Pratique des Hautes Études” (V sección
de París). Obtiene el doctorado en Filosofía y Letras en la Universidad de
Lovaina y la licenciatura en Teología Dogmática en la Universidad Gregoriana
de Roma, de la que, desde 1986, es profesor catedrático en Metafísica. En esta
misma universidad romana, ha sido director de la revista Gregorianum y luego
decano de la Facultad de Filosofía. Desde hace dos años es pro-decano de la
Facultad de Ciencias Sociales. Profesor invitado, entre otras universidades, en
el Instituto Católico y en las Facultades Jesuitas de París, en centros
universitarios de América Latina y en Kinshasa. Ha publicado numerosos
artículos concernientes, de modo especial, a temas de Ontología.
De entre su amplio catálogo bibliográfico, pueden ser señalados los
siguientes títulos: La simplicidad del principio. Prolegómenos a la metafísica (1994) y
Metafísica. La paciencia de ser (1996), ambas traducidas al español, por las la
Universidad de Lovaina le concedió, en 1999, el premio Cardenal Mercier. Por
estas mismas obras, la Academia real de Bélgica le otorgó el premio
quinquenal (1996-2000), de la sección de ‘Letras’. Ha publicado en italiano:
Sapere e sperare. Percorso di metafisica (2003), el texto colectivo La passione. Indagini
filosofiche tra ontologia e violenza (2007) y Le ragioni della sapienza (2010). De sus
últimas publicaciones, destacan: Le don. Amitié et paternité (2003), escrita junto
al filósofo italiano Silvano Petrosino (2003), y Violence et compassion. Essai sur
l’authenticité d’être (2010).
En todas estas obras, queda patente su capacidad para recuperar aspectos
fundamentales de los clásicos de la Filosofía (de Platón a Aristóteles, pasando
por Plotino, santo Tomás de Aquino o san Anselmo, de cuyo pensamiento
está considerado reconocido especialista; y llegando a Suárez, Descartes, Kant
o Schelling); virtud esta a la que une la profundización en la reflexión de
pensadores contemporáneos como Lévinas, Heidegger, Lotz, Gilson o
Balthasar.
Esta mañana, el padre Gilbert presentará una ponencia sobre la
fenomenología de la misericordia. Por medio de la fenomenología abordará el
tema de la misericordia, atisbando sus implicaciones más profundas, pero sin
renunciar a ahondar también su contrapartida: la miseria e incluso la violencia.
Frecuentemente la realidad de la violencia ha sido ignorada por la metafísica.
Desde el punto de vista de la metafísica, el acto de ser es ante todo un acto
de libertad, frente al cual se sitúan numerosas formas de violencia, exhibidas
como fuerzas que invaden con precipitación el dominio de otro. «La razón
moderna, que pretende tener razón, es espontáneamente violenta. Más aun, la
globalización contemporánea participa de la violencia al reducir las diferencias
de los otros, o de asimilar a los otros en la idea de una unidad meramente
formal». Vivimos en un ambiente, de violencia más o menos explícita que
convive con un aprecio por una diplomacia que, sin embargo, aparece no
pocas veces como inútil. En esta cultura la misericordia no es ciertamente una
virtud muy apreciada hoy.
Apenas unos pocos aspectos ha sido esbozados en esta presentación, pero,
al mismo tiempo, numerosas cuestiones van ya suscitándose. Junto a la
perspectiva positiva que apunta, se sitúa la pregunta que interpela y hará al
oyente rastrear respuestas en el discurso que sigue. Algunas de estas
interrogaciones podrán ser contestadas en las palabras del profesor Gilbert.
Sin embargo, otras, la mayoría de ellas, no harán sino abrir nuevas preguntas,
que darán, de esta forma, testimonio (paradójico) de la limitación de lo que se
ofrece y de la grandeza del pensamiento humano, el cual, partiendo de la
confusión y la imaginación, puede situarse, en último término, ante el misterio
de la eterna Sabiduría, de la Misericordia que, hecha carne, se abaja hasta la
miseria humana y eleva al ser humano sobre ella.
Escuchemos pues con atención su discurso y honremos con él el ejemplo y
la memoria de Santo Tomás de Aquino, quien después de años de estudio
llegó a ser amigo del Misericordioso.

Manuel Palma Ramírez,


Centro de Estudios Teológicos de Sevilla

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