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EDITORIALES

El proceso electoral colonial en Honduras


Por
Libertad Digital
Publicado el 11 Diciembre, 2017

¿La encargada de Negocios entró a la fuerza al TSE violentando el principio de derecho


internacional de autodeterminación de los pueblos? O, al contrario, ¿es necesario para
Honduras la aparición del representante del imperio para que los resultados electorales tengan
legitimidad? ¿Nos obligan a ser colonia gringa -como antes lo fuimos de España- o estamos en
la fase en que nos asumimos colonia y le encontramos placer?Son preguntas obligadas para la
patria.

Precisamente para saber si somos Patria. La soberbia del gobierno estadounidense es recibida
con beneplácito por el oficialismo cachureco porque ellos no tienen más patria que el despojo.
Hasta el día de hoy el partido en Gobierno no se ha manifestado en contra de la descarada
intromisión estadounidense para avalar el fraude. Eso constituye la más evidente muestra de
que nuestros males como nación encuentran su resorte al norte del Río Bravo.
Los gringos se dieron color tan asquerosamente con el fraude porque el Partido Nacional no
logró ganar las elecciones el 26 de noviembre y fue incapaz de operar el TSE de manera creíble
para la población. Los gringos son guardianes de las formas y los modales. Hasta para iniciar
el genocidio en medio oriente primero crearon un problema nacional en 2001, luego acudieron
a deliberar en organismo internacionales (que ellos sostienen financieramente), por último,
invadieron esas tierras asiáticas. Guardan las formas hasta el punto de obtener el mínimo de
legitimidad. Esto no siempre lo consiguen por las buenas así que la otra opción es conseguir
que las amplias mayorías no miren los problemas. En la apatía reina terror.

En 2009 formalmente participaron en el Golpe de Estado contra el gobierno del Poder


Ciudadano. 2013 volvió a opacarse con la presencia de la embajadora gringa el día de la
declaración de resultados. 2017 es la cúspide del colonialismo. Entraron vulgarmente en escena
para salvar su dictador. Visto desde la identidad nacional esa acción es una declaración de
guerra contra el pueblo. ¿A costa de qué Honduras debe aguantar otros 4 años más de masacres,
latrocinios de sus instituciones estatales y públicas, paquetazos del FMI, o de alguien que el
Departamento de Estado gringo votó y no el pueblo hondureño?

La lucha contra la dictadura no puede continuar entendiéndose en clave de la democracia


elitista. Esa en la que uno se calla 4 años para votar un día y se sienta en un televisor o
computadora a ver el resultado que extranjeros deciden. Si se aprendió la lección de esta
vergüenza para la patria deberá comprenderse que el clivaje principal en que los procesos
electorales en nuestro país se mueven es: Independencia o Colonia. Libertad y Refundación
deberá tomarse en serio la tarea pedagógica de formar un nuevo consenso político
emancipatorio en el que acudir a las urnas no representa cambiar un presidente sino seguir con
el maltrato de ser colonia o la segunda y definitiva independencia -es decir, Refundación.

En Honduras las elecciones son la demostración de fuerza bélico-política que tienen las
instituciones sociales que conforman cada partido. Las elecciones son un escenario militar más
en la que ser mayoría en número de personas es solo un factor que influye en el resultado de la
batalla. ¿Acaso es el Partido Nacional el que sale a reprimir las protestas contra el fraude? No,
son los militares quienes salvaguardan la dictadura contra toda amenaza.

Ellos defienden la condición de colonia. Tocará a esos cientos de miles de hondureños y


hondureñas que se han emocionado con el #FueraJOH iniciar desde ya a innovar socialmente
en la construcción de instituciones política y económicas capaces de vencer a los cipayos
mediante el ejercicio democrático beligerante y expansión de derechos desde abajo. Esto no es
ningún disparate o delirio. La nación está preñada de esfuerzos por su liberación. Desde algún
lado del universo Morazán impotente debe estar afilando con ansiedad su espada libertaria.

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