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PRÓLOGO DEL AUTOR


A LA SEGUNDA EDICIÓN

Introducción
Revisar con criterio editorial una obra propia escrita
hace más de veinte años resulta una tarea complicada: El
mito del arte y el mito del pueblo fue redactado entre 1985 y
1986 en el contexto de circunstancias históricas muy dife-
rentes a las actuales, pero también en la escena de un de-'
bate que a lo largo de dos décadas ha desplazado perspec-
tivas e incorporado otras cuestiones. Creo que, a pesar de
estos cambios (o, incluso, en razón de ellos mismos) puede
resultar útil reeditar un texto que traduce (a su manera) el
estado de aquel debate y arriesga una interpretación del
lugar del arte en un terreno poco claro.
El trabajo de revisión se vio, dificultado, además, por
el intento de respetar el sentido de la primera edición, su
valor documental y su carácter testimonial de época. Por
eso, este reajuste editorial se limitó a realizar correcciones
e introducir aclaraciones y reordenamientos mínimos del
material, cuidando que esas intervenciones no alterasen
el contenido de la publicación de 1987, ni modificasen el
estilo de su escritura. Se ha circunscrito, así, a abreviar
algunos párrafos, aligerar en ciertos ·p untos la sintaxis y
agregar determinados subtítulos. También se han añadido
notas aclaratorias de situaciones históricas muy coyuntu-
rales, así como datos relativos a cambios ocurridos luego
de la primera publicación. En lo posible, se han conservado
las fotografías originales, pero ante la pérdida de algunas
de ellas y la oportunidad de contar con nuevas imágenes
1 .,, ' •
· ARTE y h . '
EL Mrro nu. a se ha optado por
(
2~ ./ del tern ,
1 l ·1ustrac1on
, . portasen a ª 1 bre algunos concep.
que .i b' , estas. tve so · de
. _1¡jr wrn 1en , Iogo vue d sde la perspectiva
inc t 1. este pro . al e
por ú urno, texto 0 rigtn cuestiones que, esb0 •
1
tos empleados en e .ores y destaca! texto, adquieren inte-
¡ pensarn1en. tos posten
zadas. de manera
. 'piente en ague obre e I tema.
. , 1nc1
rés en la discus1on
contetnporánea s

L ena propia
a ese ·to durante la dictadura de
fue escn dº , .
El mito del arte... _1989); el fatí 1co reg1men se en.
54
Alfredo Stroessner (1~ d su fin, pero entonces no se in-
contraba ya a pocos anos ~iento· el mito de la dictadura
tuía su tan deseado d_ebr:docacomo e¡erno. Ya se sabe que el
fu perc1 1 ° •
bacía que . ~ra oessnerista se basaba en rigurosos sis-
gobierno milita: /~r censura, de modo que la escritura del
temas de rep;esio Ysara nombrar algunas figuras innom-
líbro por mas que O d · •
bÍ hubo de recurrir a prudentes ro eos y om1s1ones.
br~ es,. t esta situación con
Qu1ero 11us rar . un solo caso:
. . la referen-
.
cía bibliográfica del libro de G1us_e ppe Prest1p1no titulado
Ltz controversia estética en el marxismo tuvo que ser ampu-
tada, de modo que "en el marxismo" quedó afuera. Quise
conservar la cicatriz de esa mutilación -que en cualquier
otra circunstancia constituiría un atentado al rigor acadé-
mico- como una pieza pequeña de la memoria: un gesto
de testimonio personal de las frases calladas, las palabras
prohibidas y los libros quemados, confiscados o enterrados
durante esas décadas demasiado largas. No es casual que
la portada correspondiente a la primera edición, diseñada
por Osvaldo Salerno, se encontrara ilustrada con la ima·
gen de u~ grafiti callejero censurado: las tupidas manch~s
negras P1ntadas por la policía aparecían sofocando las ci·
fras propiciatorias del clamor o la esperanza. .,
d l En 1982 yo había publicado un libro Una interpretacio1!
e as artes visuale ¡n llevo•
:í:~ (
'
fr s en e raraguay, cuya escritura me
e_ntar la cuestión del arte popular sus imágenes tf .
siguen teniendo) una presencia ta~ fuerte que sevo .
PRÓLOGO DEL AUTOR A LA SE GUNDA EDICIÓN 25
por
/ . • bl iderarlas a la hora de hablar de arte. No
v1a inevita e c?ns rar que el Paraguay es un país duro de
cep- resulta necesano ac1a nsaciones: una de ellas consiste
a de •· p · us cornpe
vivir. ero tienes . / d antiguas formas desconocidas,
.;bo- 1 · "d. los1on e
en a.dpenod ica ec· gu1.das o 1·gnoradas por los estudios de la
n te- cons1 era as .exunos ya d e1 arte). Entre 1984 y 1986 ' quie-
cu1tura (no digarn . ndo en el Museo del Barro, inaugu-
nes estábam 0 : trabatJe: tuvimos acceso ("descubrimos" es
d ocos anos an ' •
ra O P e suene pretenciosa) a ntuales potentes
la palabra, aunqu b ·d
·nterpretación ... , figura an como perec1 os:
1 de que ' en Unaada t ceremonia d e 1os 1s . h'1r, e1 r1tua
. 1 d e 1os ch'1-
en- 1a desmesur . d l k b ,, , /

nguano guaraní y las celebraciones
. e
. os am ara anga ,
~ lll-
1os en mascarados ceremoniales.. d
La pnmera de estas repre-
1 fí d ,, .
lura sentaciones estaba consigna a por a etnogra a aca em1ca
.e el como desaparecida en 1954; las otras dos figuraban rutina-
SlS - riamente registradas por los calendarios oficiales "de fies-
L d el tas", como carnaval la una y como festividad religiosa pa-
::>m- tronal la otra (o las otras, porque son varias), desprovistos
nes. ambos casos de esplendor escénico, carentes de la belleza
~-en- bárbara del rito: privados del aura que por sentencia ben-
ado :Jáminiana les corresponde. Como se verá, el encuentro con
tpU- 1estas manifestaciones marca de manera significativa el dis-
.lISe curso del libro; se vuelve argumento central de un concepto
uier de arte que, desde su diferencia, conserva extrañamente el
Ldé- :esquema básico de la definición ilustrada del arte: esa ma-
~sto 1 nipulación de formas sensibles que perturba la producción
,ras ~d~l sentido. Ninguna otra expresión cultural se acerca tanto
dos a ese modelo de arte heredado de la Ilustración, y ese hecho
resulta inquietante y pide ser explorado.
que
La consideración de las formas populares (mestizas e
ada
indígenas) como genuinas expresiones de arte tuvo alcan-
na- ces mucho más amplios que la redacción del texto ahora
has. reeditado: sirvió de libreto museológico al Centro de Ar-
el- tes Visuales/Museo del Barro de Asunción, que progresi-
vamente fue articulando sus acervos distintos hasta pre-
iórt /
sentar, en pie de igualdad, el arte indígena, el popular y
evo el ilustrado como momentos diferentes de la producción
te-- artística desarrollada en el Paraguay. Es decir, las piezas
1ol,.
ELMllÜ ¡Ji:, L , ~•d .... , - PR
i
,;-, r 26 / rnostradas en clave etn
r stan o,
. e indígenas no _e ·no estrictamente artística y fuera del es<
Popu 1are 5 h' t / nea si bº ,
~ fi folclórica o 1s O '. / se encuentre a 1erta a l tica. En todo
gra ca, h 'bic1on a que ver con laf
unque su puesta en ex i tOres indígenas y populares a
-ªpragmática . socia· 1 de
. los sec •
. de rnediac1on. · ,, deconstrucció
, de distintas instancias la contingenci
traves
variadas, el co
El pueblo, lo popular dad para marc
zamientos pol
. d d anclaje sustancialista y acoplado manera pragn
Desligado e to O " " t
a los conceptos de "cultura" y de arte , eln eds e texto el discursos Y pr
, • "pueblo,, se presta más a ser emp ea o- -c._omo
termino --- .un Desde allí
adjetivo -lo "popular"~ que como un nombre. _!;:n sentido sectores popu
amplio, dicho término designa los sectore_s .su.b~!t~rnos, cular políticar
_"los de abajo": los excluidos de poder, part1c1p?~J on y_ re- a la construcc
presentación plenos. Razones que luego serán expuestas diferencia cul
_determinan que en El mito del arte... el concepto de pue- de este trabaj
'. blo se restrinja sobre todo a las comunidades indígenas y ceptos de ide1
los sectores rurales o suburbanos, aunque, en principio, nebulosos-, de
se en~uentre dispuesto a designar genéricamente el campo cusión acerca
~ mpho de lo nohegemónico. Por eso, de entrada, el con- lo popular co:

r cepto se ~efiere más a un locus, un espacio cruzado por con la culture


actore~ diferentes, que a un sujeto único dotado de cuali- cierto que las
l;=
dades inherentes: Tambien · , por eso, aunque se emplee el popular-masii
concepto gramsciano de h ,, nes binarias i
ría de lo popular est egemonia para ubicar la catego- de tensión ce
, a no corresponde 1 t ~ d d ,
_nica y coherente bajo la cual ,, a a ot~n _a__ o~ga- \ serán conside
cultura popular como ~oncebia Gramsci una posible
de aquellos seciores di_se vera, uno de los may.o res desafíos El pueblo, lo
· · - - spersos)
tamente, por la necesid d d se en~uentra marcado, jus-
construcción de un espa~io e, su_ articulación de cara a la En el curs
Amenazado de des 1 . publico. los difíciles q1
ª 0 J0 por la posmodernidad, corno
lo fueran to d os los grandes
instituciones
r~aparece en el debate te, . con~eptos, hoy el de pueblo dustrias cultu
cilan desd l d L onco baJo f0
fi e .ª e aclau (200S) rmulaciones que os- despojo y alie
c:,n.te aglutinador de la demo ' q~e lo considera el signi- ...n..e s, C[!.l~es y
i::tico por ~xcelencia-, hastacrac1a moderna -el nombre ha abierto pe
dt YNeg~i (2002), que 1 . la figura de "multitud" de dan los públi
emancipatono .d o disuelv considerar la~
mov1 o más allá del fe en un amorlo__s_uj_etO
ormato de la identidad
PRÓLOGO DEL AUTO R A LA S E GUNDA E DICIÓN 27

y fuera del escenario del E st ~d-~ Y la representación polí-


tica. En todo caso, la reap~r~cion de este concepto tiene
que ver con 1as nueVa s posib1hdades de empleo que abre su
. , exento de soportes sustanciales librado a
decons t rucc1on: . d '
. • hi·stórica e 1mpu1sa1 o por subJ·etividades
Ia con t ingenc1a
vana . d as, e1 concepto de pueblod .vue
. ve a recobrar su utili- ·
l lugar e posiciones cu1tura1es y empla-
d a d para marcar e . .
· t
zam1en os p oli'ti·cos alternativos. Un lugar
,, . construido
. e
manera p ragma' tica , borroso . en sus limites, entreabierto a
discursos y prácticas vanables.
Desde allí se definen los dos grandes desafíos que los
sectores populares enfrentan hoy: por un lado, el de arti-_ _
cular políticamente sus posiciones en proyectos orientados
a la construcción de lo público; por otro, el de afirmar su
diferencia cultural. El primer reto, que rebasa el ámbito-
de este trabajo, remite a la posibilidad de cruzar los con-
ceptos de identidad y ciudadanía en los terrenos, también
nebulosos;-de la res publica . El segundo se abre a la dis-
cusión acerca de los condicionamientos que debe asumir*
lo popular contemporáneo, básicamente el de su relación
con la cultura ilustrada y, especialmente, la de masas. ~
cierto que las oposiciones popular-ilustrado y, sobre tod~,
popular-masivo han dejado de ser consideradas disyuncio-
nes binarias inapelables, pero su persistencia en registro
de tensión contingente sigue planteando cuestiones que
serán consideradas bajo el siguiente título.

El pueblo, lo masivo

En el curso de un debate que ya tiene décadas, los víncu-


los difíciles que mantienen las culturas populares con las
instituciones del arte ilustrado y la acometida de las in-
dustrias culturales son considerados no tanto en clave de
despojo y alienación cuanto en términos de trasculturacio-
__ne_s, _c~ces ~~I!_c~ ntros¡ La "teorí~ dé la rec~p~ión"J
ha abierto perspectivas nuevas cy.JU1ª.hza1:__ el _4est1no__(Jl!~
dan los públicos a los discursos mediáticos y letrados y
considerar las experiencias y deseos propios con que los
L'BLV
·· O DEL pu....,
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"\V - ( º"·\l,
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~E ·y EL -~1r
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<- !id e.. . EL rv1ITº DE ediaciones que es-


2soc'l \c c., dº ersidad del m distintos. Diversos El
~ ~ ·1 · '< •
'l\
lan asi corn . iv
/ o la .tos cu}tura es r su afin1ºda d con e1

:
,;- ;:;~/ vi~~:cen ' con eso~ circu~ destacan -P~bero (1987) y Nés-
-~ /
)
~-.:.
,.__
ta t res, entre quienes} s ús _Martín-Ba ado el momento del
au o tamos- es ubraY
tema que tra 1· 1. (1995), han s lurale~ fl~ prop1ac19n
tor Garc1
/a Canc 1n sos P - 1 · ,,
alizar Q[Q~ :~--- (ásimi ac1on
. ./
u-
íjaq
en
art

0, consumo para an 1 s hegemónico~ ·r~ -) Pero la figura de ye


\ '-. d 1O s cultura e . , etcete · .
~ de mo e dulterac10P., lver todas 1as espino- del
- ?-ción,_:echafo, :1 no pretende lreso ltura popular ni sirve dis,
recepcion cu turl . nadas con a cl!___l~ ~ ul1
· re acio ,, · nonu~
sas cuestiones
ara encarar el tema . ue la 1n ustria
d
de lo ary st1c;Q~ - ~ 11· zación de la
. .
P p una parte, es cierto q pun
más amplio y equ1tat1vo
or ·1· n acceso en~
cultura puede fac1 itar u . les (incluidos 1os d e 1a cu1-
. b ✓ ¡· os universa
a los bienes sim O ic_ .
. • trae rt d
ro iaciones activa~ po~ :J?~ _e_ e
111 el sé
tura erudi~a) _Y P~?1 ~ ª~s· ~ ro la democrat1zacion Q.~ ~2? Con
gr_~n.d_es pubhcos excfüidn;J~nalizados requiere cond1c10- par,
mr rcado~ ~ul~u~ales trt1sícos de siIIletrla social e ~~~­ vocc
, :)' nes prop1c1as. ~uv~les . _--- .d d democrática y med1ac1on -1Q.ill
ción cultural 1nstituc1ona 11 ª d
e' estatal a través de políticas culturales cap~ces e promover buto
(1a producción de los sectores desfavorecidos y regular el de u
l.!P-ercado global de la cultura. En el Paraguay, ~o~o en la ser 1
mayoría de los países latinoamericanos, hay deficit de Es- crect
tado y de sociedad y superávit de mercado, lo que acerca men<
el riesgo de que, ante una contraparte dispersa y endeble, no se
el poderoso complejo industrial de la cultura exacerbe las · morn
desigualdades, aplaste las diferencias y termine poster- const
gando las posibilidades alternativas de integración cultural de afi
refert
y, por lo tanto, de movilidad y cohesión social.
tanto
Por otra parte, es indudable que las industrias cultu\
Porú:
rales han devenido un factor fundamental en la trasforma- culart
ción de los ima~in~_os y las representaciones sociales~ denta
aun, e!} la const!_t~c1on de nuevas _ident iqe__des . .~1=1lt~ cada l
Este hecho determina que una parte importañie de lo cul- nqu
tural popular se encuentre hoy configurada por pauta~, 1a e~
/

figuras y discursos provenientes de la cultura industriali- des


zad~, y justifica hablar de culturas populares en registro bellezé
masivo. ~~
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PRÓLOG O DEL AUTOR A LA S E GUNDA EDICIÓN I 29

El pueblo, el arte
. , de la cultura . . popular
¡· . se complica cuando
L a cues t 10n
a conflictiva Y iminar de lo cultural: el
enf ocamos una zo n . .
,, tocrítico, ese resquicio suyo que pone en
arte 1o au · ·fi__c-ªc1on
·,, socia· 1
. ' ese angub'l'dad de los co"d'igos d e signi
1
Jaque a esta i i b 1 · 1 · · d·
y crea así, franjas de tfur ~ .en_cdiad ; dos Ju~gos 1~~or io~o s
' b al tan la ami1ian a e 1a insercion socia1,
de1 arte so res d . b ,, 1. . . .d l
. li"mites del or en s1m o 1co 1nstltu1 o por a
d1scuten 1os , l . ,,
aspasan el circulo de a representac1on.
cult ura, tr d l d .
En este sentido, el concepto e arte popu ar es1gna un
unto de torsión en la cultura popular capaz de producir
en su economía retrasos y d.1scordanc1as,
P · p 1·1egues y con-
• tracciones, e irradiar en torno a sí una zona que sustenta
el sentido social y, al mismo tiempo, impide su estabilidad.
Conviene nombrar rápidamente tres notas de este arte
para desmarcado de otras formas que comparten su equí-
voco oficio de sostén e impugnación del orden simbólico: \\
. lQ_negativo, lo _@ rmat_!_vo y lo dife~ te. De entrada, el atri--
buto que lo acompaña define el arte po pular desde el rodeo
de una omisión y lo asienta en una columna negativa: al
ser inscrito en el espacio espectral de lo no hegemónico, •
crece marcado por el estigma de lo que no es. Ante ese
menoscabo ontológico conviene caracterizar el término
{ñ-o solo desde la exclusión y la falta, sino recalcando un
momento activo suyo: el arte popular moviliza tareas de
1construcción histórica, de producción de subjetividad y
sf_e afirmación de diferencia. Este momento constituye un
referente fundamental de identificación colectiva y, por lo
tanto, un factor de cohesión social y contestación política.
Por último, la creación artística popular tiene rasgos parti- ~
culares, diferentes de los que defin en el arte moderno occi-
: dental: no aísla las formas, ni reivindica la originalidad de
cada pieza, ni recuerda el nombre de su productor. Pero,
1 aunque estas notas no se ajusten al régimen de la autono-
mía estética, el arte popular es capaz de imaginar modali-
dades alternativas que no significan ni la cancelación de la t'
(
belleza ni el desaire de sus funciones sociales: puede con-
"'· \
J. ,j . , \ "\ ..,., \ 'I\ , ().
. 1 LJt:,L, I"' • - ' .
EL!v1 uv d
30 de la forma y la ensi-
.
mismo tiempo 1a eficac1a
virniento, q~e osc1
·¡
a so
b
re Dentr
1
serv~ ~0 s significados. Este ~o resulta afín al que trata cas artíst
dad , e . de la representacion, , neo a sus producciones de la cult,
los hrnites ternpora . ., poracioné
d imprimir el arte con 1 ntea su 1mpugnacion de
:~~a :afarse del dilerna que lepa popular p
sí resulta
la estética. el arte poJ
El arte, lo masivo cursos ·y f
eso, aunq
., uesto, cabe hablar de una_~_l!_l_t_!!!'a
· Según lo_recie~ e;~0 de una es~_ética _QQpul_a_r _ffiél:§~va, los produ<
asas, sí 1

~
,. popular masiva e, inc u ' corresp~dientes a un arte ere-
. . :- -pero cuesta detectar casos lobalizado. Se podría objetar
ciclo del lado del consumo g • • ,,
L
Paralelos
tural, en 1
- . . t de dichos casos exigiria un concepto
que el cump11m1en ° . h' d. reservas a
de arte diferente del ilustrado. Pero JUstamlen~le a i rda ica imágenes,
e1 pro blema: segul·mos utilizando ese mode o di ustra o; no simbólico~
hay otro. El concepto de arte se ha trasforma o en sus no- pesar de t
tas y en su extensión, ha abierto sus claustr~s a ,,otras s~n- de compli,
sibilidades, ha logrado desprender su propio circulo s1g- piación y<
~ nificante y asumir los intrincados contenidos que acerca a n ivel del
la historia y, aun, los muchos alcances pragmáticos de sus tinciones <
formas . Sin embargo, aun así, deconstruido y reformulado, considerar
,sigue refiriéndose obstinadamente a un complejo de opera- renc1a no~
ciones estéticas que comprometen el sentido: un conjunto los proces<
·de maniobras imaginarias empeñadas en burlar el dintel
/ efe lo simbólico, ~l límite de la representa_c ióri; para dar Afinidade :
~ nta de lo real impos~ble._Nos guste o no esa acepción
e arte (formulada en term1nos lacanianos en este caso), Loreci
nos pare_z ca a~acrónica o demasiado estrecha, el problema resultar de
es que sigue vigente: es la acepción que salta éuando ha- ción vangu
blamos de arte. Y la verdad es que · h bl do parten con
bastante de arte. (Benjamin detect, b~egu1mlos_bla an 1 estos paree
. . o ien e pro ema: e
º aura es incompatible con la reproduc ·b·l·d d ,, . . el donde r esü
1 1 1 a mecan1ca,
pro blema es que la reproducibilidad t 1 , . . 1sada mónica glo
.
por mercad os p 1anetanos se ha . e ematica
. , 1mpu . riféricas, a1
zar, en clave puramente e~tét' ingeniado para r eauratI· d esarrollan
sociedad del espectáculo.) ica, las muchas figuras de la d e las repn
lógica s, cat
}
AUTOR 1) LA S EGU NDA E DICIÓN 31
PRÓLOGO DE L e (1 ~ ✓. é ... f 1 , ., ¡>. ." ~, 1, l .('
~nsi- f 13to cuesta, pues, imaginar prácti-
'.)bre Dentro de ese orn O de la industrialización masiva
, • el can1P .
rata cas art1st1cas en producciones corresponden a cor-
JUes
1
de la cultura, do nd ~ asles que se nutren de la sensibilidad
1 de .
porac1ones tras nac1onaer a las grand es audiencias. Lo que
popular para col11P1ª~s visible es la apropiación que hace
l d ez ma - - ·:r
sí resu ta ca a v orno el erudito) de mensai~~' f!guras!_uis_-_
el arte popular (c enientes de la cultura de masa?. Por
st0
cursos Y gu s pr~~ sustancializar las distinciones entre
'ga eso, aunque no caulares y los de la cultura hegemónica-de
l roductos pop d -d .f - -
va , os P , . ne conservar los trazos e sus 1 erenc1as. c',-\2\.
re- asas , s1 conv1 e marcha d e 1a trasnac1ona
1 gran . 1·1zac1on
. ,, - cu - -
tar Parale1os a a
América Latina operan procesos que conservan
Jto tura1, en s alternativas d e sent1.d o. Una y otros comparten
ca reserva . l ,, . l .
· á enes, señales e, 1nc uso, poet1cas, pero os registros
1m g ,, . . . dº . (
.10 simbólicos y las econom1as 1mag1nar1as son 1st1ntas a
.0- pesar de todos los inev~ta~l,,es, y aun, saluda?le~ procesos
n- de complicidad y negoc1ac1on, de permuta, h1br1dez, apro-
g- piación y decomiso intercultural). Así, pues, por lo menos
_:a a nivel del arte, la cuestión no pasa por desmontar las dis- ,;¡,

1S tinciones entre lo culto, lo popular y lo masivo, sino por


.), considerarlas de manera contingente y provisoria: la dife-
l- rencia no se construye más que en el discurrir específico de
0 los procesos históricos. f \ • . ( 'w .' ·: • l u _;

~1
r Afinidades , t.}r·\ i vl''
'
1 ..-:•· ' ,t.l t' \ o¡
Lo recién expuesto nos lleva a una conclusión que puede
resultar desconcertante: las formas del arte erudito de filia- \"
ción vanguardística desarrolladas en América Latina com-
parten con las del popular tradicional escenarios paralelos;/
estos parecen constituir hoy los sitios más propicios d esde )
donde resistir el esteticismo concertado de la cultura hege-1
mónica global. Desde ubicaciones que son básicamente pe-
riféricas, aunque en distintos grados, unas y otras formas
desarrollan modalidades d e apropiación creativa y crítica
de las representaciones masivas y sus innovaciones tecno-
1' .
ogicas, cautelando, o intenta ndo ca u telar al m enos, zonas
I ,J 1
tTU ucL ...-ui::.v~~
- E. y EL M
DEL ART
EL Mn·o ercado planetario. Una
1 32
& . cultural d~l rna"reas incontaminadas occidental a
.. . a la 16g1ca . g1nar . , c.
insumisas .· nifica una d emplazamiento. forma conde
f. ' esto no s1g tes e . d·f
vez rna 5 • tos contingen posiciones i erentes los conflicto~
~
, rcar pun
sino n, ..i afinidad entre
estas 1 h
las cua es se a restrin.
_ lidad: la voc
.,, /\ La extrana de las razones por ción de las culturas de parte del art,
constituYe_ut~a popular a la prod~~ La comprobación de
.do lo a rus ico colonia . . . h
g1 . . , ral y origen pre parecen constituir oy los El cruce
trad1c10n ru d ctores d
.) . rt s acorrala os se delo de arte amenaza o de
~· que c1e o de un rno t Luego d,
.._1
_ meJOT
• es exponentese
. ,.
a h1stonc
. a de arte se encuen .d ra Por
Z extinción (toda ·
1orrn
esa arnena
za) 3·ustifica su consi eración
rta d a ) · E sa si-
cabe retoma
~
... definición suJeta ª
. . nal ana I l"ticamente reco 1
erudito; el e 2
...., separada (prov1s10 ' . res por supuesto, pero os po. gura de la a1
.• ,r:tuación no Ios h ª ce supeno . que 'permite reve1ar cruces ines- de esta auto
( -- _,A siciona en una perspectivta mporáneo popular y el erudito alcance dem
d tre el arte con e . . . . rática prom<
LE,e ra os en 'd ar estos cruces conviene Justificar
1 Antes de consi er " d ., la soñada sí1
~ f.'el tratamiento de "contemporáneo 1 otorga o da~ui .ª las grandes ma~
.. _; culturas tradicionales. Tal título no . es convden na cierta- Pero, ya ses
J <S mente desde los prejuici~,s :tnocentristas mo emos, según emancipado
_:- t los cuales la "actualidad tiene un solo derrotero, pero se de todas las
9 Q..¡ vuelve pertinente desde una visión .,
de la historia

que ad- cenario abie
j ": mite temporalidades diversas. Asi, aunque exista un mo- y las pantalJ
-~) .- delo privilegiado de lo contemporáneo -figura fraguada pectáculo. E
..._ _., en el molde hegemónico occidental- resulta insostenible invirtiendo,
; la existencia de una contemporaneidad en el sentido en cionario qut
'que sí pudo imaginarse un modelo moderno. En el ám- arte, la inmc
-./ / bito del quehacer artístico, lo contemporáneo designa el Por eso,
1
intento de enfrentar con formas , imágenes y discursos las adquirir un
cuestiones que plantea cada presente. Desde este ángulo, mínima dist
'cabe considerar contemporáneos los esfuerzos de todos deseo, para
~ los a~ist_as que buscan rastrear los indicios esquivos de su del entreteni
propio tiempo. Aunque reitere patrones formales varias diseño publi
guardo del E
veces centenarios, un atavío ceremonial indígena resul·
t ., ,, . y lación del se
ar~ contemporaneo en cuanto mantenga su vigencia. '
extrañamien
s~gun nuestros conceptos -estrictamente occidentales, por fin, resultar
cierto
d °
· ,, · d
- seguira sien una obra de arte mientras apele, au
n
gen y la intef
1e :~nera instrumental, a los argumentos irrefutables de habría de re
ª e eza. El mito colonialista según el cual solo el arte
PRÓLOGO DEL AUTO K A LA S E GUNDA EDIC lÓN
33
>. Una
iadas , o- occidental alcanza la conte¡nporane~dad (~nte toda otra
forma condenada siempre ~ anacronismo) impide asumir
·e ntes .
los conflictos .
que s1emP re uene e1 arte
. con su propia
· act ua-
strin- · ✓ de retraso
11.da d : 1a vocac1on / Y deS t iempo que anima gran
·as de parte del arte contero Poraneo.
Sn de
JY los El cruce
lo de
1 Por
Luego de esta digresión acerca de lo contemporáneo
:t.ción cabe retomar el tema del cruce entre el arte popular y el
erudito; el encuentro se produce en torno a la litigiosa fi-
,a si-
gura de la autonomía del arte. Se supone que el sacrificí5l
s po- de esta autonomía ha tenido un sentido progresista y un•
1nes- alcance democratizador: la cancelación de la distancia au- .. ·.-,1
::lito. rática promovería, por fin, la avenencl~ en!re 2 rte y_\jda, l
[ficar la soñada síntesis entre forma y fun~ión y el acceso de las
1 las grandes mayorías a los privilegiosüe- la fruición artística. 1
erta - Pero, ya se sabe, las cosas no fueron tan fáciles y la utop'ía''
~gún emancipadora fue birlada por el mercado: la estetización
·o se de todas las esferas de la vida humana ocurrió no en eies-
: ad- cenario abierto por las vanguardias, sino desde las vitrinas
mo- y las pantallas de la sociedad de la información y el es-
1ada pectáculo. Ese desborde de la belleza concertada terminó
Lible invirtiendo, o por lo menos oscureciendo, el signo revolu-
) en cionario que marcaba la revocación de la autonomía del
.,
am- arte, la inmolación del aura .
a el Por eso, ante el imperTo de la estética vaporosa, puede .,
; las adquirir un signo contestatario la reconquista de aquella ,
ulo, mínima distancia que precisa la mirada para renovar el .
,dos deseo, para cautelar el otro lado y sustraerlo de los spots \l
del entretenimiento mediático y los formatos pautados del -
.,.,, su
:>
diseño publicitario. La densidad de la experiencia y el r es-
rías
guardo del enigma pueden levantar barreras ante la nive-
sul- lación del sentido promovido por las lógicas rentables. El
-· Y, extrañamiento inquietante que produce el aura puede, en
por fin, resultar un antídoto contra la consumación d e la ima-
;1,Ull gen y la integridad del significado. Pero, ¿qué posibilidades
, de habría de restaurar el juego pendular del aura sin repo-
irte
•A(TÜ DEL pUb~LU
E y EL iv•
EL MITO DEL ART _, • • ,,
34 _ fueros autoritario~? Aca el
_ d.1 ~1·ón idealista Y s_usd' ena- presenta, si no una
net -
· su tt ªl e. -sobre todo e1 •.n 1g ·siderable . R ecordemos
·te popu a1 . d' c10 con . . . 1
ai . definitiva, un 1n 1 ulto primitivo es e ori-
·espuesta . • e1 c l
t . ·entido benjarn1n1an0 '1 rodean los cuerpos y os
que en s . tua es . 1 d
' l "l aura· las formas n .. los inviste con e po er
gen e e e:: ' d ausencia. 1 . ,
. tos· con un cerco e sociedades rura es e indi-
o bJe b. en 1as •
de a , l imagen Ahora ien, del culto se mantiene; se
· , s el aura . . .
crenas contemporanea ' d ausencia que permite d1-
~onserva habilitado el lugar er la diferencia. Velada por Este trab,
. . nto sostene . . . ,, tivas, sino re1
ferir el cumpl1rn1e , esentación "pr1mit1va es un
de 1a repr . obstáculos qu
el aura, la escena . .ento y esta apertura permite
espacio . a b'1erto al acontec1m1
. .
perturbar el mund o cotl'd'1ano: prácticas cult
imaginar otros medios ~:~royectar sombras, crear plie- marse, así, al
maneras contingentes ncias en una gran pantalla dema- curso de tal ir
gues y provocar resona aun confusos
siado brillante, transparente Y chata. . . prácticas y el
El aura d e l os ritos bárbaros guarda el sitio nublado del ambigüedade~
d . 'd d
enigma -el lugar de la falta- sin jacta~cias e autent1c1 a , teoría latinoa1
sin nombrar el ejemplar último y pr1?1-ero. Pron:iueve u?a básicas emple.
belleza libre de los fulgores exclusivistas y las Jerarquias tibles, pero no
que otorga el aura ilustrada. Y mantiene un breve margen El concep1
de franquicia para la estética, sin comprometerla con de- Teóricamente
lirios de síntesis totales. En el arte "primitivo", el aura que fuente de prol
ofrece y sustrae el objeto a la mirada invoca el poder de la pero está ahí,
forma para sumergirla enseguida en el cuerpo espeso de en el fondo de
la cultura entera: busca así trastornarla y reavivarla, como reemplazado ¡:
se afana en hacerlo el arte erudito desde los inicios de su sencia inveter,
periplo largo. dicionalmente
pues, más rem,
1O de julio de 2oo7 de lo "popular
producir fardo
la oscuridad de
bi~~;~~~ZC(
distintas· histor
pefponen sobá
de definir en UI
r Por eso tn
~ upa su c~rso

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