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Boliche nocturno. Bailan Raúl, hombre mayor, trajeado a la antigua y Gigi, mujer joven con
ropa sexy.
GIGI: No importa.
RAÚL: Un poco pero sigamos, me siento en la gloria. ¿Te avivaste que me saqué unos años?
GIGI: Ni se nota.
RAÚL: La verdad es que no sé ni prender una computadora, me ayudó mi sobrino (la pisa). Lo
siento.
GIGI: El mozo.
RAÚL: Solo.
GIGI: Te daba letra, es como si hubiera chateado con tu sobrino. Tendría que haber venido él.
RAÚL: Es un atorrante ese, a las mujeres las quiere para… Yo soy un caballero (trastabilla sobre
ella) ¿Te lastimé?
RAÚL: Con los años, nomás. Te mandé una foto vieja. Tengo sesenta y ocho, no cincuenta.
GIGI: Andá.
RAÚL: Te lo juro por la memoria de la mujer que me dejó viudo a los veintidós años. ¿Querés
que me arrodille? (Le da un tirón) La ciática.
GIGI: Está bien, te creo. (Al mozo) Fede, acordate de lo nuestro. ¿Te gusta el champagne?
RAÚL: A Río a correr garotiñas. Me costó caro pero valió la pena. Sos un bombón.
RAÚL: Tengo una jubilación acomodada más el alquiler de las propiedades y los campos.
GIGI: Obvio, Ráu. Esperame un minuto que voy al baño. No te vayas, ¿eh?
GIGI: Permiso.
RAÚL: Regalame una mirada y seré el hombre más feliz de esta tierra.
GIGI: Dame la tarjeta y te van cobrando. Así hacemos más rápido. De paso dejo las copas y
podemos bailar mejor (él le da la tarjeta). Ya vuelvo.
RAÚL: No te quise faltar el respeto. Soy medio chambón. Hace años que no salgo y…
RAÚL: Yo tengo sentimientos verdaderos, Gigi. Te parecerá una locura pero me agarré un
camote bárbaro con vos (le tira la boca).
RAÚL: Perdón, fui muy rápido. Pero yo sé qué clase de mujer sos, cómo cuidás a tu mamá,
pobrecita. Se sacó la lotería con esta hija. ¿Con quién está tu mami ahora?
GIGI: Miau.
RAÚL: Por fuera sos un camión con doble acoplado pero te juro que por dentro me gustás más.
RAÚL: Con el dineral que pagué y ¿ya nos tenemos que ir?
RAÚL: Para él sos una minita pero yo te quiero como mujer. Mirame a los ojos. Es la verdad.
RAÚL: Qué palito ni palito. Ya no me dan las piernas de estar parado, ni una mesa hay. Vamos
que te llevo a tu casa.
RAÚL: Pero es tarde, Gigi. Tu mamá te necesita. Si no querés que conozca dónde vivís, te invito
un helado en Corazón de melón mañana a la tarde.
RAÚL: Tengo los pies como empanadas. Salgamos ahora y te pago el taxi.
RAÚL: A las cuatro en Valle y Puán. El mejor cucurucho, Corazón de melón. No te acostés muy
tarde, nena.
GIGI: No, ya salgo (lo besa en la frente, él sale. Pausa). ¡A volar! ¡Mi cuerpo es mío! (sale).