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RESUMEN DE “LA POESÍA Y EL PANFLETISTA” DE JAMES WOODALL

Sofía Mendoza Santiago


Universidad Autónoma Metropolitana-I

Este capítulo reúne los acontecimientos, mayormente literarios, de Jorge Luis

Borges durante el periodo de 1921 a 1930. Lo que podríamos denominar el primer periodo

experimental y de constante producción literaria. Los hechos referidos a lo largo del

capítulo configuran la etapa inicial en la que Borges se adentra a profundidad en la escritura

y la reflexión de la misma.

Los Borges volvieron a Argentina al final del primer mandato de Hipólito Yrigoyen.

Se mudaron a la calle Bulnes y vivieron allí hasta el año de 1923. Cabe mencionar que

Borges no tenía una formación universitaria, a pesar de ser altamente capaz y tener un

amplio campo intelectual, sin embargo sus padres apoyaron su dedicación a las letras. En

su regreso a Buenos Aires, la ciudad estaba llena de comercios distinguidos; restaurantes,

bares y, fachadas al estilo francés. Estos cambios en la urbe provocaron en Borges

impresión y atracción, sin dejar de lado la posición decadente del arte, la literatura y la

poesía; cuestión que más que incomodar a Borges lo motivó a construir una nueva voz en

aquella cultura. La poesía y los ensayos que escribió entre 1920 y 1930 expresaban la

conciencia literaria topográfica.

Durante este periodo Borges estuvo influido por personajes que proporcionaron

claves, reflexiones, ideas y guías de lo que él iba construyendo. Podemos mencionar la

importancia que tuvo la figura de Macedonio Fernández quien, para él, representaba el

pensamiento puro y con quien realizó algunos proyectos que no salieron a la luz. En este

lapso la fuerza del ultraísmo llevó a Borges a producir dos revistas murales en noviembre

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de 1921 y en marzo de 1922: Prisma, junto con Eduardo González Lanuza, Francisco

Piñero, Guillermo Juan Borges, Norah Borges y Norah Lange. El gesto y la aspiración

caracterizaban la revista.

Otro de sus colaboradores en la línea literaria fue Alfredo Bianchi quien le pidió que

escribiera un artículo explicando qué era el ultraísmo. Este trabajo se publicó en diciembre

de 1921; aquí se proclama la primacía de la metáfora sobre todo ornamento y vaguedad.

Cuestión que nos hace pensar que Borges tenía ya la intención de corresponder a un estilo

de brevedad y compresión de ideas. Una vez publicado el segundo número de Prisma en

marzo de 1922, el grupo se volvió a un proyecto más ambicioso: Proa. El afán del

movimiento ultraísta respondía a la conciencia de la escritura en el propio idioma.

Fervor de Buenos Aires apareció a principios de 1923. Al cabo de medio año de la

publicación, Borges adquirió su reputación. Los poemas contenidos eran reflexivos y

líricos. Durante el periodo de recepción de Fervor, la familia se disponía a emprender un

viaje a Suiza que se realizó a finales de la primavera de 1923. Realizaron breves escalas en

Londres, París, Montpellier, Perpignan y, en el verano regresaron a España. Renovó su

amistad con Cansinos-Assens y con Guillermo de Torre. Las lecturas de Borges en aquella

visita fueron Miguel de Unamuno y Francisco de Quevedo.

En Castilla, José Ortega y Gasset dirigía la Revista de Occidente. En ella había

escrito Ramón Gómez de la Serna una reseña de Fervor en abril de 1924. Asimismo,

Enrique Diez-Canedo hizo un análisis para el periódico España. Lo cual provocó la

resonancia del nombre de Borges como nuevo escritor Argentino.

En 1924 se funda la revista Martín Fierro. Llegó a ser un foro para las tendencias

literarias contrarias al orden establecido en Argentina. Después de cuatro números, la

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revista se volvió un medio exclusivamente cultural. Borges, por supuesto, colaboraba en

ella constantemente en su vuelta a Buenos Aires.

Por otra parte, en el seguimiento de Proa, Borges incluyó a Ricardo Güiraldes.

Unieron fuerzas junto con el novelista Pablo Rojas Paz y el poeta Alfredo Brandán Caraffa

para crear una revista nueva que surgía en medio de un florecimiento extraordinario. A

mediados de la década de 1920, Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes y Carlos

Mastronardi se convirtieron en los nuevos maestros de Borges.

Entre 1925 y 1928, Borges publicó Luna de enfrente, Inquisiciones y El tamaño de

mi esperanza. En Inquisiciones escruta la cuestión del carácter nacional y entra en la

reflexión del <<criollo>>. Esto sucedió hasta el año de 1928. Borges y algunos

martinfierristas querían definir una estética nacional que prestara identidad a su vanguardia.

Lo que probablemente le interesaba al atravesar el criollismo, era unificar lo urbano y el

universo de las orillas, el centro de la ciudad y el arrabal.

Borges había comenzado a colaborar en el diario La Prensa en 1926 y lo hizo hasta

1929. Este hecho fue el comienzo de una prolongada en el periodismo. El ensayo El idioma

de los argentinos mostraba su fascinación por el español hablado por sus compatriotas;

conciencia de identidad ya antes iniciada. En 1927 Borges comenzó a apartarse de la poesía

pura y también a vislumbrar una posible construcción de su prosa.

En esta época la figura de Alfonso Reyes crea una nueva influencia en Borges. De él

aprendió un estilo más certero de la simplicidad y la manera directa de la expresión.

Cuestión que tuvo como consecuencia mayor el desapego de Borges de sus años de

manierismo juvenil de Inquisiciones y de El tamaño de mi esperanza. Por otra parte, Ureña

influyó en Borges como maestro y crítico.

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Se puede mencionar la amistad que mantuvo con Manuel Peyrou y Carlos

Mastronardi. Ambos lectores de Chesterton. Además del pintor Alejandro Schulz Solari.

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