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3.

0 CAPITULO TRES – DE LA PARROQUIA AL ESTADIO: LA JOC COMO MOVIMIENTO DE


MASAS

La Juventud Obrera Cristiana alcanzó su punto más alto en los cincuenta, una década atrapada
entre la agitación izquierdista de las décadas de 1930-1940 y las políticas cada vez más
radicales de la década de 1960. En cuanto a la movilización política, la represión del Partido
Comunista hizo que estos años fueran relativamente inactivos. Además, la década se presenta
como un momento de transición entre los gobiernos del Frente Popular, con movilización
centrada principalmente en trabajadores urbanos organizados en sindicatos, y la “Revolución
en Libertad” de Eduardo Frei, durante la cual los pobladores surgieron como una importante
fuerza política y social. 1 La JOC es representante de esta transición en varios sentidos. El
trabajador en la fábrica, taller o mina, era el foco del movimiento. Sin embargo, las raíces más
profundas de la JOC no yacen en los sindicatos, sino que en las poblaciones en desarrollo de
Santiago, donde rápidamente se convirtió en una parte importante de la vida social y religiosa.
El movimiento también tuvo una presencia masiva que iba más allá del vecindario. Con el
objetivo de cristianizar a las masas, los Jocistas trabajaron deliberadamente para reclutar a la
mayor cantidad posible de jóvenes para el movimiento. Además de construir una base local
sólida, los activistas católicos organizaban enormes eventos, regionales y nacionales, marcados
por un fervor religioso que frecuentemente atraía a miles de personas. A fines de la década, la
JOC se había convertido en una de las organizaciones comunitarias juveniles más importantes
del país, con una fortaleza similar a la de los partidos de la época.

3.1 LAS RAÍCES DE LA JOC EN POBLACIONES

La JOC reunió fuerzas durante la primera mitad de la década de 1950 en las


poblaciones más antiguas de Santiago alrededor de fábricas, tal como Yarur Manufacturas
Chilenas del Algodón. Luego avanzó hacia el sur y el oeste, lejos de la ciudad, conducida por la
gran cantidad de jóvenes obreros que poblaban los vecindarios en proceso de expansión hacia
dichas direcciones.2 Para 1956, existían 78 grupos o centros (masculinos y femeninos) activos
de la JOC, con al menos un grupo en casi todas las parroquias de la clase obrera de Santiago.
Solo en 1958, se formaron más de once grupos nuevos de la JOC en poblaciones al borde de la
ciudad.3 A medida que se acercaba el fin de la década, los masivos traslados de familias

1
Garcés llama a esta larga década “los años de interregnum,” haciendo referencia específicamente al
periodo entre 1948, cuando el gobierno promulgó una ley que proscribe al comunismo, y 1964, cuando
Frei fue electo presidente. Mediante las políticas de la reforma agraria de Frei, los campesinos también
alcanzaron una mayor prominencia como actores sociales en la década de 1960. Garcés, Tomando su
sitio, 417. Sobre la reforma agraria en este periodo, véase Tinsman, Partners in Conflict y Loveman,
Struggle in the Countriside.
2
Humberto Mora y Graciela Vita, feb. 10 entrevista.
3
“Una JOC nacional unida y apostólica educa a la familia obrera chilena,” La Voz, 8 de abril, 1956, 7. Sin
embargo, un artículo seis meses más tarde en el mismo diario católico informa que existían más de
cuarenta centros de la JOC en Santiago. Este número inferior se refiere posiblemente solo a los grupos
durante el gobierno de Alessandri, desde las callampas y conventillos, hacia nuevas
poblaciones como San Gregorio y José María Caro, prepararon el terreno para el continuo
crecimiento de grupos de la JOC hasta gran parte de principios de la década de 1960.4

En esencia, estos grupos de la JOC seleccionaban, y unían, a grupos de entre quince y


cuarenta activistas o militantes dedicados provenientes de cualquier lado; estos jóvenes de
ambos sexos se aparecían para reuniones de reflexión semanales y utilizaban el método de la
JOC. Si un grupo crecía más allá de dicha cifra, se formaba un nuevo centro dela JOC. Algunas
de las parroquias más grandes tenían tres o más grupos.5 La gran cantidad de simpatizantes
expandió la influencia de los relativamente pequeños centros de la JOC superando así su
núcleo de miembros. A pesar de no asistir de manera regular a las reuniones de los centros, los
simpatizantes apoyaban y participaban en las innumerables actividades y eventos de la JOC.
Un artículo de 1957 sobre el Catolicismo Chileno en Informations Catholiques Internationales
sostenía que existían 2800 jóvenes en la JOC a nivel nacional, pero argumentaba basándose en
sondeos de que la influencia actual del movimiento se extendía a 30000 obreros jóvenes. Esta
cifra, sin duda, crecía a medida que el movimiento se continuaba expandiendo.6 Con seis de las
diez federaciones de la JOC ubicadas en Santiago, la capital abarcaba una cantidad
desproporcionada de Jocistas.7

Dentro de los estrechos confines de las poblaciones de clase obrera, donde la JOC se
establecía a sí misma durante la década de 1950, existían menos opciones recreacionales o
sociales para la juventud fuera de los clubes deportivos masculinos (donde el futbol era la
mayor obsesión) y la iglesia. Los nuevos vecindarios donde se concentraba la JOC, compuestos
de casas baratas construidas ya sea por el gobierno o mediante la autoconstrucción, eran
como guetos pero con una población diez veces mayor a la de la mayoría de las ciudades de
Chile.8 Carecían de diversificación económica y social y contaban con transporte limitado hacia,

masculinos y no femeninos de la JOC, de los cuales había más. “Cien fieles de la JOC traten de levanter
nivel del trabajador,” La Voz, octubre 12, 1956, 8; Fernando Ariztía a Mons. Emilio Tagle G., Obispo
Auxiliar de Santiago, mayo de 1958, AAS, AC, 1955-1961. Leg. 132, no.2
4
Garcés, Tomando su sitio, 177, 196-197.

5
Algunos ejemplos incluyen la parroquia de San José en la parte occidental de Santiago, los cuales
incluyen a varias poblaciones en las comunas de Quinta Normal y Las Barrancas. Cada sector de la
parroquia contaba con un grupo de la JOC. San Gregorio en el sur, que era tanto población como
parroquia, tenía similarmente varios grupos JOC. La parroquia Nuestra Señora del Rosario, que incluía
las poblaciones, un tanto viejas, Juan Antonio Ríos, El Pino Bajo y Colo-Colo (estas dos últimas
denominadas callampa), inmediatamente al norte del centro, tenía también varios grupos de la JOC, con
hasta 50 militantes cada una. Adriana Hernández, entrevista, Santiago, 11 de mayo, 2002; Humberto
Mora y Graciela Vita, 10 de febrero, entrevista; Domingo Marilaf y Eliana Poblaza, entrevista; Luisa
Torres, entrevista, Santiago, 4 de mayo, 2002.
6
“Catolicismo en Chile,” Informations Catholiques, 19.
7
Smith describe la influencia de la JOC como pequeña e intrascendente, citando la misma cifra de 1957
de 2800 Jocistas mencionada anteriormente, pero ignorando completamente el punto más grande del
artículo sobre la amplia influencia del movimiento. Sin embargo, son los errores facticos de Smith con
respecto al movimiento lo que pone en duda su interpretación. Por ejemplo, él sostiene que la JOC
operaba solo en cuatro de veinte diócesis. Smith, Church and Politics in Chile, 95-96.
8
Al poco tiempo de que el gobierno chileno creara San Gregorio en 1959, contaba con 18000
habitantes, aumentando a casi 29000 para 1962. José María Caro, también fundada en 1959, comenzó
con 20000 habitantes y para 1966 había aumentado a casi 89000 personas. Garcés, Tomando su sitio,
162-163, 175-176.
y desde, otros sectores de Santiago. Existían terrenos baldíos dedicados al fútbol, pero
escaseaban los parques u otras áreas verdes abiertas con árboles. Tampoco habían cines o
teatros, solo los circos ocasionales con algunas entretenciones para los más pequeños. Por
otro lado, los bares, las botillerías y los salones de pool, estaban estigmatizados con el
“perderse en el trago”; la actividad típica posterior a un partido de futbol.9

La necesidad de actividades recreacionales saludables se hacían cada vez más


frecuentes en los documentos de la JOC y en los periódicos católicos de la clase obrera. Ya en
1947, la comisión JOC de la arquidiócesis de Santiago solicitó a los centros de la JOCF que
tomaran acción en cuanto al problema del entretenimiento. Según la comisión, “En cada
vecindario, varias jóvenes pierden el rumbo de sus vidas debido a la falta de buenos
pasatiempos; aquellos que si existen… conducen a lugares peligrosos.”10 Doce años después,
la recreación juvenil sigue siendo un tema importante. La JOCM sostuvo en un manifiesto de
1959, “La petición de los chicos puede ser resumida como más y mejor entretenimiento… en el
caso del futbol, el deporte más popular, existían varías canchas y en su mayoría no reunían las
necesidades higiénicas mínimas, lo cual ponía en peligro la salud de los jugadores. Además, la
existencia de negocios clandestinos de bebidas alcohólicas… y la falta de locales culturales,
hacían imposible que el tiempo libre sea una ocasión para el rejuvenecimiento físico y moral
de la juventud de la clase obrera, quienes están marcados por llevar una vida difícil.”11

Los partidos políticos tampoco proporcionaron una salida a la juventud de la clase


obrera, a diferencia de las décadas anteriores. En su libro sobre el Frente Popular, la
historiadora Karin Rosemblatt describe como la izquierda, similar a la JOC, estaba preocupada
por alentar la actividad recreacional saludable. Durante las décadas de 1930 y 1940, los
comunistas y los socialistas habían organizado teatro, grupos musicales, danza y actividades
deportivas, tanto en las comunidades de la clase obrera como en los lugares de trabajo.12
Rosemblatt no escribe sobre las ramas juveniles de estos partidos en detalle, pero según Luis
Corvalán, secretario general comunista electo en el año 1958, la juventud comunista tuvo un
periodo de gran fuerza en la década de 1930.13 (La Juventud Socialista nunca gano la
importancia de la Juventud Comunista.) Y el historiador chileno Mario Garcés, escribe
específicamente sobre las poblaciones, revela que una variedad de organizaciones con vínculos
cercanos al Partido Comunista había existido en los suburbios a fines de la época del Frente
Popular.14

9
Abraham Santibáñez Martínez, “La Nueva Aurora‟: Una experiencia de periodismo en as poblaciones
marginales de Santiago” (Tesis, Universidad de Chile, Escuela de Periodismo, 1966), 26; “Un mundo
inédito alrededor de Santiago, La Voz, Abril 15, 1962, n.p.; Cecilia D. Cecilia Binimelis D., “Historia del
decanato José María Caro,” (Santiago, 1984), 3 [documento fotocopiado]; Garcés, Tomando su sitio
192; Carlos Leyton Álvarez, “ Dos encuestas relámpagos en Población V. Navarrete,” La Voz, Abril 8,
1956, 8; “Barrios abandonados contrastan con la opulencia del sector céntrico,” La Voz, Mayo 1, 1957, 2;
Cecilia Binimelis, “La mezcla explosiva de la Población Caro,” La Voz, 2 de diciembre, 1962, 11; Gladys
Abarca, Alfredo Barraza, y otros residentes no mencionados de la Población Cardijn, Santiago, 18 de
Mayo, 2001; Adriana Hernández, entrevista.
10
“Instrucciones para las dirigentes de la JOCF,” Vida Obrera, no. 1, segunda semana de mayo, 1947,2.
11
“Situación de jóvenes obreros denuncia la JOC en manifestó,” La Voz, 12 de octubre, 1959, 9.
12
Rosenblatt, Gendered Compromises, 195-197.
13
Luis Corvalán, De lo vivido y lo peleado: Memorias (Santiago, LOM Ediciones, 1977), 85.
14
Garcés, Tomando su sitio, 340-341.
Sin embargo, existe muy poca evidencia de esta influencia izquierdista en la década de
1950. La ley de 1948 sobre la Defensa Permanente de la Democracia proscribió al Partido
Comunista y desató una ola de persecución en contra del mismo (a pesar de que Corvalán
señala que mucho antes de este punto, la Juventud Comunista había perdido su atractivo.)
Para 1952, cuando el autoritario Carlos Ibáñez obtuvo el control del gobierno por segunda vez,
el Partido Comunista había alcanzado su punto más bajo en su historia, que comprendía no
más de 3000 miembros aproximadamente a nivel nacional, y las organizaciones populares se
veían enfrentadas a duras restricciones.15 Los socialistas tampoco se aferraron a su
importancia política de aquel entonces, separándose en múltiples facciones.16 No fue hasta
principios de la década de 1960 que la izquierda recuperaría fuerza y comenzaría a generar
nuevos avances en los vecindarios de la clase obrera.17 Hasta entonces, su enfoque principal y
recurso principal de fortaleza permanecía en los sindicatos.

3.2 LA CONSTRUCCIÓN DE UN MOVIMIENTO EN LAS PARROQUIAS DE LA CLASE OBRERA

A diferencia de los partidos comunistas y socialistas, la JOC nunca tuvo una presencia
dominante en el movimiento sindical. La JOC fomentaba activamente la participación de sus
militantes en sindicatos, pero un porcentaje desproporcionado de esfuerzos organizacionales
se enfocaban en las poblaciones.18 La unidad básica de la JOC, el centro, tenía una orientación
parroquial y local, a pesar de pertenecer a un movimiento con conexiones regionales,
nacionales, e incluso internacionales. La JOC formó grupos de fábrica en algunas de las
industrias más grandes, como las textiles y las procesadoras de alimentos, pero estos núcleos
eran más informales y pequeños que los centros de las poblaciones. Además, la mayoría de los
Jocistas en los grupos de fábrica también eran participantes de grupos parroquiales, los que
solían mantener su recurso principal de inspiración y apoyo.

Si bien el JOC a nivel de base era parroquial, los Jocistas entendían que la parroquia era
más que solo la estructura de la iglesia, a diferencia de organizaciones católicas previas. En
palabras del asesor nacional de la JOC, Fernando Ariztía, se incluyen “todos los vecindarios,
poblaciones, calles y organizaciones que conforman el territorio parroquial.” La JOC no debería
estar solo en “pequeños grupos de juventud parroquial… separados del resto de los jóvenes,”
sino que en el mundo en el que viven los obreros, actuando como “levadura en la masa,”
debería utilizarse la consigna de la JOC. Pastoral Popular, una revista para los asesores de la
JOC, de hecho, advertía a los centros que evitaran conexiones muy cercanas con la iglesia.
“Deben tener en cuenta la distancia instintiva que el obrero tiene ante los asuntos
sacerdotales.”19

15
Corvalán, De lo vivido, 99. Corvalán contribuye en este dramático declive, tanto en la represión como
en las disputas internas del partido.
16
Espinoza, Para una historia de los pobres, 241.
17
Revisar el capítulo 4 para más sobre la penetración de la izquierda en los vecindarios de clase obrera
en la década de 1960.
18
Revisar el capítulo 4 para más sobre la presencia de la JOC en sindicatos.
19
“Formación de centro,” Pastoral Popular, no. 31 (marzo de 1956): 14-15.
“Entonces ¿Qué debemos hacer para ser conocidos como Jocistas?” preguntaba un
antiguo periódico de la JOC a sus miembros, y no “solo una institución parroquial más, un
grupo de niñas buenas cuya influencia no llega a todos en el barrio.”20 La respuesta, decidió la
JOC, era participar activamente en actividades recreacionales y educacionales dentro de las
poblaciones para la juventud y sus familias. El periódico informó que primero “los militantes
conocían sus vecindarios de principio a fin; estudian y comprenden la necesidad de hacer algo
para ayudar a que la gente surja.”21 Por tanto, una de las primeras actividades importantes del
movimiento, una que comenzó en 1948 y continuó a través de las dos décadas siguientes, era
llevar a cabo encuestas a nivel vecinal. Los Jocistas frecuentemente iban de casa en casa,
preguntando a residentes, y especialmente a los jóvenes, sobre sus problemas y necesidades,
sus intereses e ideales, y no a propósito, buscaban nuevos reclutas para unirse a su
movimiento.22 Basados parcialmente en los resultados, en conjunto con la directiva nacional y
regional de la JOC, los centros organizaban una variedad de eventos para la comunidad.

“Tardes sociales” y onces eran un primer paso simple y común que los grupos
femeninos de la JOC solían introducir por su propia cuenta en sus poblaciones y esparcían la
palabra sobre su movimiento.23 En estas reuniones, las chicas invitadas del vecindario podían
cantar, bailar, y compartir un té con todo aquel que llevara algún alimento para compartir.
Lidia Bravo, quien fue invitada a un té de la JOC a los catorce años, relata, “Las chicas [JOC] nos
hablaban y nos preguntaban que queríamos aprender y que nos gustaría ser. También nos
servían té como un gesto bello y atento. Nadie nos había servido de esa manera antes.” Luego
las organizadoras le explicaron a Lidia y al resto de las asistentes que ellas eran la JOC, un
movimiento apostólico, y las invitaban a futuros eventos.

Basados en la información adquirida en las meriendas, la JOCF comenzó a organizar


cursos, los que servían para atraer aun a más gente. Los cursos solían ser prácticos, apelando a
los interesas de las adolescentes de la época, incluían moda, peluquería, costura, y primeros
auxilios. En algunas ocasiones los cursos los impartían las Jocistas o traían a gente externa para
que lo hicieran, en ocasiones profesionales conectados con otras ramas del movimiento de
Acción Católica. Lidia, quien eventualmente se convirtió en presidenta de la JOCF, dijo, riendo,
“Lo que realmente me involucro [en el movimiento] fue un curso sobre moda.” No se hacían
menciones sobre la JOC o religión en los cursos, pero junto con entregar un servicio apreciado
en la comunidad, ellos permitieron que los Jocistas conocieran a reclutas potenciales y los
invitaban a otras actividades, donde se introduciría sobre el movimiento. Lidia, siguiendo un
camino similar al de otros militantes, fue invitada a una reunión regular de la JOC y participó

20
“Primer jornada de estudio,” Boletín de la Juventud Obrera Católica Femenina, no. 8 (octubre de
1949): 4-6.
21
Boletín de la JOCF, no. 1 (marzo de 1948): 4-5.
22
Por ejemplo, Victoria Plaza recuerda que a principios de la década de 1960, su grupo de la JOC
entrevistó a casi 500 hombres y mujeres jóvenes en su población de La Victoria, que tenía una población
total de aproximadamente 30.000. Victoria dijo que los Jocistas trataron de hablar con todos los jóvenes
de la población, haciéndoles una variedad de preguntas. Las encuestas y encuestas no fueron exclusivas
para la JOC chilena. La investigadora colombiana, Ana María Bidegain, escribió que los militantes de la
JOC en toda América Latina "tomaron encuestas y los jóvenes trabajadores tomaron la información que
necesitaban entender.... La realidad en su totalidad en la que deben vivir su propia fe”. Victoria Plaza,
entrevista del 17 de noviembre; Bidegain, From Catholic Action to Liberation Theology, 7.
23
“Primera jornada de estudio,” Boletín de la Juventud Obrera Católica Femenina, no. 8(octubre de
1949): 4-6.
de manera más activa en el movimiento. Su primera responsabilidad como militante fue la de
invitar a otras chicas a eventos de la JOC y asegurarse de que fueran bien atendidas y que
pasaron un buen momento, antes de educarlas sobre la JOC.24

Para los varones, los deportes eran una herramienta común para el reclutamiento, con
centros masculinos de la JOC organizando partidos de futbol, juegos de basquetbol incluso
instalando mesas de ping pong en la entrada de la parroquia. (El asesor de la JOC, incluso con
sotana, a ratos jugaba con los jóvenes.)25 Simplemente entablar conversaciones y formar
amistad con los grupos de jóvenes que solían pasar el tiempo en las esquinas también servía
para hacer contacto con reclutas potenciales.

Tal como con las mujeres, la introducción inicial era seguida de una extensa atención personal
por parte de un militante, en un esfuerzo de preparar miembros para el movimiento. Un
Jocista masculino discutió en Pastoral Popular su reclutamiento de dos chicos que había
conocido en las calles de su población:

“Más que nada intentaba ser su amigo… Nos saludábamos, conversábamos de pasada.
Comencé a ganarme su confianza… De modo muy natural me preocupaba por cada uno de
ellos… Con el paso que nuestra amistad avanzaba, los invitaba a mi casa, y ellos me invitaban a
la de ellos… Comenzaba a hablarles sobre la necesidad de hacer algo por sus amigos… lleve un
panfleto de la catedral para discutir… Un día, le di un libro de la JOC a esos amigos que desde
pequeños no habían ido a la iglesia… me dio una gran satisfacción ver cómo, en cada uno de
ellos, crecía un gran sentido de clase obrera y una inmensa inquietud y espíritu de servicio.”26

Inculcar en los nuevos militantes un deseo “puro y desinteresado” de servir a la clase


obrera, una faceta critica de la mística que impulso el movimiento, requirió de una cuidadosa
atención individual. Sin embargo, un interés contradictorio en el rápido aumento en el número
de adherentes también marco a la JOC en la década de 1950. Un líder nacional, que reflexiona
sobre los primeros diez años del movimiento, escribió, “La idea de la JOC era conquistar más y
más apóstoles para la salvación de la clase obrera.”27 El periódico católico de la clase obrera en
aquel entonces, La Voz, parafraseando a Cardijn, postulaba que la JOC “debería ser el
fermento de las grandes masas que reconquistaran la iglesia, por la gloria del señor, y por el
don de una existencia humana digna de ser vivida.”28

Debido a este fuerte espíritu misionero y militante, los años desde 1946, cuando el
movimiento fue formado, hasta aproximadamente 1960 eran considerados la “fase masiva,”
con una reforma espiritual de los individuos en constante tensión y a menudo ensombrecida
por el deseo de cristianizar al ambiente de la clase obrera, o el ambiente social. La JOCF
concluyó, en su primera jornada de estudio en 1949: “Si bien comenzamos colaborando en la

24
Lidia Bravo, entrevistas del 25 y 29 de enero. Los testimonios escritos de jóvenes reclutados en el
movimiento de la JOC son paralelos a las historias relatadas en las entrevistas. Revisar, por ejemplo,
“Trabajo de una militante con el equipo,” Pastoral Popular, no. 29-30 (diciembre, enero y febrero de
1955): 4.
25
Manuel Vergara, entrevista, Santiago, 5 de marzo, 2001; Manuel Guerreo, entrevista.
26
“Vida de un nucleo jocista,” Pastoral Popular, no. 37 (septiembre 1956): 13-15.
27
“Una Jocista nos escribe,” Pastoral Popular, no. 37 (septiembre, 1956): 13-15.
28
“Sólo el pensamiento visionarios de Mons. J. Cardijn pudo crear la JOC,” La Voz, 12 de octubre, 1956,
10.
solución de todos los problemas de los trabajadores, nos dedicamos, por el momento, a
organizar asambleas, a promover distracciones saludables… ya que conquistando solo
mediante el contacto personal nunca produciría resultados, nuestro trabajo apostólico sería
demasiado lento.”29

En su esfuerzo por alcanzar la mayor cantidad posible de jóvenes, los centros de la JOC,
así como hicieron los comunistas y los socialistas en una generación anterior, llevaron su
movimiento a la comunidad mediante la organización de actividades de entretención
saludables y culturales. En las palabras de Cardijin, la intención de la JOC era proporcionar
“entretenimiento que en lugar de reducir al trabajador, lo elevara de una manera material y
moral.”30 Un militante de San Gregorio, en la franja sur de Santiago, relata como su grupo de la
JOC, a pesar de los pocos recursos, organizaban presentaciones de teatro para la población.31
Otros dos Jocistas de San Gregorio recuerdan que un año su centro de la JOC montó un
programa de radio muy bien recibido. El día del espectáculo, artistas populares de la jornada
llenaban el campo ubicado en la entrada sur de la población.32 Su grupo de la JOC también
obtuvo películas europeas, prestadas por embajadas extranjeras en Santiago, para ser
mostradas en el centro social de la población. Unos quinientos jóvenes asistían regularmente
para ver las películas. La JOC presentaba películas cristianas, obtenidas de la iglesia, las cuales
resultaron ser muy populares simplemente porque “no existían más opciones de películas,”
según una mujer. Recordó también que cuando su centro exhibió Los Diez Mandamientos, “La
palabra de esparció... Estaba realmente lleno, tiene que haber habido unas 3000 a 4000
personas, y todos trajeron sus propias sillas para sentarse y vela… Es que San Gregorio es muy
grande.”33

Al organizar varias actividades para todo el vecindario, la JOC sirvió en particular como
un centro social para la juventud local. Adriana Hernández, proveniente de una nueva
población que era parte de la parroquia San José en el lado oeste de Santiago, describe como
los Jocistas –militantes y simpatizantes- se reunían desde las tres hasta las ocho de la tarde, un
domingo de cada mes, en la escuela parroquial.34 La JOC era muy de masa, decía, y quinientos
jóvenes se presentaban regularmente. Luego de la hora santa (una devoción ritual a Cristo)
había una reunión, en la que los diferentes grupos de la JOC de cada sector de la parroquia
planteaban problemas que se encontraban confrontando y revisaban el mes pasado, seguido
por un té. Finalmente, luego del bocadillo, venía el baile, “la parte que captaba la mayor
atención,” según Adriana. (Mencionó que si no llegabas para el comienzo de la hora santa, las
puertas se cerraban, y te perdías la entretención.)

29
“Primera jornada de estudio,” Boletín de la Juventud Obrera Católica Femenina.
30
“Sólo el pensamiento visionario,” La Voz.
31
Humberto Mora y Graciela Vita, entrevista del 18 de marzo.
32
La JOC, a través de su oficina nacional, tenía un programa semanal en una estación de radio católica, y
el programa producido en San Gregorio probablemente estaba conectado con esta estación.
33
Domingo Marilaf y Eliana Poblaza, entrevista. Los diez mandamientos fueron mostrados como parte
de grandes campañas familiares de la iglesia, con el Padre Patrick Peyton a cargo de la distribución de
las películas.
34
La población de Adriana se refiere como anexo a José Joaquín Pérez, ya que fue construida junto a una
población más antigua del mismo nombre.
La parroquia sacaba unos parlantes, y había música y baile hasta las ocho de la noche…
Fue ahí que aprendí a bailar rock and roll. Antes, no bailaba para nada. Hombres y mujeres se
juntaban, las parejas se conocían y comenzaban a salir. Mucha gente entraba a la JOC por
medio de los bailes, ya que era una fiesta, realmente lo pasábamos bien. 35 Las grandes
celebraciones de días festivos eran otro factor común mediante el cual los grupos de la JOC
atraían gente al movimiento y promovían la actividad cultural en sus comunidades. Adriana
explica que los residentes de su población nunca antes habían celebrado el día de la
independencia. Los Jocistas masculinos llegaron con la idea de organizar una fiesta en la plaza,
y trabajaron en conjunto con su contraparte femenina para traer grupos musicales y una
película. “¡Realmente sacudimos a la comunidad! Exclamó.36 El 1 de mayo, Día del Trabajador
(feriado nacional en Chile), fue una ocasión en particular para la cual varios grupos de la JOC
organizaron celebraciones importantes en sus vecindarios. Luis Retes recuerda como en su
parroquia, Nuestra Señora del Rosario, en la municipalidad de Quinta Normal, los Jocistas
realizaban anualmente una celebración realmente “hogareña”. Utilizaban barriles de petróleo
y tablones gruesos para un escenario, presentaban “el show artístico más heterogéneo,”
dependiendo de quién estaba disponible para presentarse, desde bailarines españoles hasta
trompetistas.37

Con el fin de hacer de la celebración del 1 de mayo un éxito, y de levantar el perfil de la


JOC en la comunidad, Luis dice que su grupo pedía ayuda a un gran número de gente en la
comunidad. “Se trataba de pedir y molestar a todo el vecindario, pero esto nos ayudó a ser
mejores amigos con la gente… y luego nos conocían y estaban dispuestos a participar en
obras.” Luis dice que la celebración de la JOC para el 1 de mayo se convirtió en un gran evento,
explica, “Imagínate, 1 de mayo, no había transporte público en ese entonces, la gente en sus
vecindarios se aburría, por lo que fácilmente trajimos con nosotros a unas 2000 o 3000
personas. Gente de todas las edades, de todos los tipos; ¡era una fiesta!”38 Un artículo en
Pastoral Popular corrobora los recuerdos de Luis. El artículo reporta que la celebración,
avisada por los Jocistas mediante carteles y folletos a lo largo de las poblaciones, tuvo lugar
“en un escenario construido por el mismo grupo, con una cortina que tenía motivo de
obreros… A las 8:30 PM, el 1 de mayo… más de 1500 personas escuchaban, a través de los
altavoces, los actos artísticos.”39

Finalmente, los grupos de la JOC también levantaron su imagen y ayudaron a sus


comunidades locales de una manera más reservada, mediante el tradicional trabajo de
caridad. Además de visitar a los enfermos y ayudar a los vecinos con mayor necesidad, los
Jocistas mencionaron la reparación de los techos después de las fuertes lluvias, organizando
una campaña para ayudar a la gente a pintar sus casas, y a limpiar la basura de las calles. Una
mujer comenta, “Este tipo de cosas no cuestan mucho, pero representan una gran mejora… La
gente nota el cambio y dice, “Ah, ¡los chicos de la JOC!”40 Los Jocistas extendieron sus

35
Adriana Hernández, entrevista.
36
Adriana Hernández, entrevista.
37
Luis Reyes, entrevista.
38
Luis Reyes, entrevista.
39
“Gran Fogata,” Pastoral Popular, no. 23 (junio de 1955): 16.
40
Sonia Bravo, entrevista, Talcahuano, 15 de abril, 2003. A pesar de haber sido entrevistada en
Talcahuano, Sonia participaba en la JOC de Santiago.
esfuerzos de servicio a sus comunidades aledañas también. Un hombre recuerda que su grupo
de la JOC ayudaba a la gente a trasladarse desde campamentos a parcelas en una nueva
población. Al día siguiente los Jocistas masculinos volvían con martillos y clavos para ayudar en
la construcción de las viviendas, y las Jocistas pasaban por comida. Los activistas católicos
aprovecharon la oportunidad para conversar e invitar a los más jóvenes de la población a su
movimiento.41 Otra persona comenta que durante las inundaciones de invierno, ella y otros
Jocistas trabajaban en las poblaciones callampas aledañas a su vecindario, ayudando a la gente
a escapar de las aguas y llevándoles comida y ropa.42 Martín Rivas explica, “La JOC estaba en
sintonía con los problemas del sector y de servir a los más pobres… Éramos pobres, pero había
otros aún más pobres, súper pobres. En la JOC existía un gran espíritu de dar, de servir, de
darlo todo por nuestros hermanos.”43

3.3 LA JOC Y LA RELIGIÓN EN LAS POBLACIONES

Los eventos y actividades de la JOC eran bienvenidos por toda la comunidad,


creyentes o no, y los Jocistas hicieron hincapié en desestimar su conexión con la iglesia. Martín
comenta, “No era como que si reparábamos tu techo ahora debes ir a misa. Se trataba de
servir, no de difundir la palabra de Dios.”44 Sin embargo, los Jocistas tampoco dejarían pasar la
oportunidad de infundir el ambiente con algo del espíritu cristiano. Por ejemplo, Luis Reyes
señala que después del evento del 1 de mayo, un líder de la JOC daría un discurso explicando
el motivo tras la celebración, tocando la lucha obrera y proporcionando una breve historia
sobre los mártires de Chicago que dieron sus vidas por sus “compañeros”. Y, Luis añade con
una sonrisa, “De una u otra forma, nos aferramos un poco a Cristo allí.” Luego del discurso, los
Jocistas conducirían a la multitud en el himno del movimiento internacional de la JOC, el himno
nacional de Chile, y otras canciones, distribuyendo folletos para ayudar a la gente a cantar.45

Con el paso del tiempo, la JOC desarrolló sus propias tradiciones religiosas para el 1 de
mayo, un feriado asociado tradicionalmente con la izquierda secular. En particular, se
comenzaron a organizar misas especiales para celebrar a los trabajadores y para las cuales la
gente llevaba sus herramientas para que fueran bendecidas. (La JOC llevaba a cabo su misa a
las 8 de la mañana para no coincidir con la reunión de la CUT, la federación central del trabajo
dominada por la izquierda, se llevaba a cabo cercano al mediodía.46) Pastoral Popular informó
un artículo que “casi todas las parroquias donde existía un centro de la JOC celebraban este
festival del trabajo con una misa a los trabajadores, con una bendición de las herramientas,
con un panfleto producido especialmente para este día. Algunas [misas] se realizaban en la

41
Manuela Vergara, entrevista.
42
Luis Lizama y Norma Avaloz, entrevista, Santiago, 23 de abril, 2002.
43
Martín Rivas, entrevista, Santiago, 21 de mayo, 2002.
44
Martín Rivas, entrevista.
45
Luis Reyes, entrevista.
46
Pedro Castex, entrevista; Lidia Bravo, entrevista 25 de enero.
calle, otras en capillas o parroquias. La JOC le daba un significado cristiano a esta celebración
universal.”47

Al encajar a cristo en la mente de los trabajadores, los Jocistas rechazaban la devoción


fatalista y paternalista de sus padres. Hacían hincapié, según una mujer, “no éramos de esos
grupos de la iglesia que se enfocaban en la misa, en el rosario, en la virgen.”48 Sin embargo, los
Jocistas, muchos de los cuales crecieron rodeados de oraciones y prácticas tradicionales,
reconocían que estas eran parte importante de sus comunidades.49Elena Castillo explica,
“Entendíamos que mucha gente, por ejemplo, no participara en la iglesia, pero fueran a visitar
a Santa Teresa de los Andes. O que fueran un jueves a la iglesia del Santo Domingo a tocar el
manto de la virgen y a hacerle peticiones.” Elena destaca que si bien los Jocistas no estaban de
acuerdo con dichas prácticas, las respetaban. Sin embargo, el movimiento intentaba difundir
las celebraciones religiosas populares y tradicionales con un significado espiritual renovado, y
las utilizaban para esparcir su mensaje.50

Una práctica tradicional que el JOC adecuó era la celebración del mes de María, una
ocasión importante en ese entonces (hoy en día a perdido su atractivo popular.) La JOC hizo un
esfuerzo por transformar esta celebración, generalmente bajo el total control del sacerdote,
en una en la que la gente participara de manera seria y activa. Elena explica, “Antes, la gente
caminaba en conjunto detrás del sacerdote, conversando sobre lo que sea, pero los teníamos
participando. Comenzábamos a cantar y manteníamos a toda la gente cantando. O íbamos y
organizábamos oraciones, intercalándonos entre la gente… No éramos pasivos en actividades
de la iglesia… como antes.”51 Otros entrevistados estaban de acuerdo en que antes de la JOC,
“Solo ibas y te unías a la procesión, te dabas una vuelta y volvías a la iglesia, el sacerdote
realizaba una misa, y te devolvías a casa, esa era toda la participación, no había más.”52

En algunas de las nuevas parroquias, la JOC llevo las celebraciones del mes de María a
las calles por primera vez. Un hombre, cuya parroquia incluía a varias poblaciones callampa,
lucho para construir una capilla, recuerda que su grupo de la JOC organizo un desfile para el
evento, incluyendo carros alegóricos con ramas, flores, y una imagen dela Virgen en el centro.
Toda la comunidad se encontraba ayudando. El hombre dice que “habían al menos tres
cuadras llenas de gente, incluyendo a varios hombres, quienes usualmente se avergonzaban
de ir a orar en el mes de María… pero que logramos convencerlos.”53 Otro hombre que era de
una parroquia nueva y muy pobre sostiene, “¡Era sorprendente realizar el mes de María en la
calle!”54

Además de los desfiles, los centros de la JOC organizaban charlas y debates con el fin
de insertarle más significado social a las festividades. Elena Castillo describe como, en su

47
“1 de mayo,” Pastoral Popular, no. 22 (mayo de 1955): 16.
48
Adriana Hernández, entrevista.
49
En la década de 1960, sin embargo, a medida que los elementos progresistas dentro de la iglesia
chilena, incluyendo a la JOC, se politizaban, el movimiento se distanciaba a si mismo de la religiosidad
tradicional y popular. Revisar capítulo 4.
50
Elena Castillo, entrevista.
51
Elena Castillo, entrevista.
52
Gladys Abarca, et al., entrevista.
53
Manuel Guerrero, entrevista
54
Manuel Vergara, entrevista.
parroquia, los Jocistas iban de casa en casa invitando a jóvenes a debatir en el salón de la
iglesia, el cual decoraban con flores y cintas azules y blancas, los colores de la Virgen. Los
militantes de la JOC experimentados en el método “ver, juzgar, actuar” moderaron los
debates, que abarcaban temas de importancia e interés para los adolescentes, tales como citas
y/o relaciones con sus padres.55 María Eugenia Gálvez, cuyos grupos de la JOC también
organizaron debates para el mes de María, enfatizó su significado. “Éramos obreros jóvenes
que trabajábamos más de ocho, doce, o dieciséis horas al día; que no teníamos recreación, que
no teníamos idea de lo que era una cita ni el porqué de las mismas… que no confiábamos en la
amistad… porque en las fábricas se daban mucho las “puñaladas por la espalda.”56

Los centros de la JOC también organizaron misas especiales de la JOC, en sus


parroquias, que reflejaban la perspectiva social del movimiento. En estas misas, conducidas
por los asesores del movimiento, los Jocistas remplazaron las oraciones y lecturas tradicionales
por textos específicamente dirigidos a los trabajadores. Un ejemplo es la oración de la JOC,
que por lo general se recitaba en las reuniones:

Señor Jesús, obrero como nosotros: concédeme, a mí ya todos los obreros, la gracia de trabajar
contigo, de pensar como tú, de orar unido a ti.... Que tu reino llegue a la fábrica, al taller, a la
oficina, en medio de nuestros hogares y calles, en toda la tierra como en los cielos.... Que
mediante tu misericordia, las almas de los trabajadores caídos en el campo de honor, en el
trabajo, descansen en paz. Que así sea.57

Tal y como varios Jocistas destacaron, en sus misas se recitaban esta y otras oraciones,
un cambio radical para el periodo anterior al Vaticano II. También era novedosa la
participación activa de laicos al servicio, y especialmente de mujeres, quienes en conjunto con
los hombres ayudaban con las lecturas. Finalmente. Los Jocistas trajeron sus canciones a la
capilla, creando un nuevo entorno para los servicios religiosos.

Con el paso del tiempo, la JOC ayudo a cambiar la imagen de las parroquias de la clase
obrera. Varios Jocistas destacaron que sus comunidades llegaron a comprender que no eran
simplemente un puñado de “pechoños,” literalmente, personas que golpeaban sus pechos,
una expresión peyorativa utilizada comúnmente en Chile para referirse a católicos sombríos y
tradicionales que ocupan su tiempo en la iglesia. Tanto los entrevistados como los documentos
enfatizaron que una parte crítica de la mística del movimiento eran la alegría y la felicidad de
los participantes, a pesar de las penurias de la vida diaria en las poblaciones. Una Jocista relata
que no quería asistir al té de la JOC cuando fue invitada por primera vez. “Pensé que sería
aburrido, me imaginaba que ellos estarían orando a cada minuto, porque yo sabía que esto
tenía algo que ver con la iglesia. Pero me gustó porque había mucha felicidad, cantaban, reían,
e incluso hasta bailaban.”58

Los grupos de la JOC también ayudaron a convencer a la gente de que la iglesia estaba
preocupada por los problemas de la clase obrera. Después de los discursos del 1 de mayo en la
Parroquia de Luis Reyes, Pastoral Popular relató comentarios de la multitud como “¡Yo no

55
Elena Castillo, entrevista.
56
María Eugenia Gálvez, entrevista del 18 de octubre.
57
Orando con Cristo, 5ta ed. (Santiago, Arquidiócesis de Santiago, 1966), 73.
58
Catalina Basaure, et al., entrevista, Valparaíso, 28 de abril, 2003.
pensé que los católicos estuviesen preocupados de esas cosas!”59 Además, los Jocistas
sostenían que la mística y el espíritu de servicio, hacia la clase obrera, de la JOC infectaban a la
comunidad en general. Luis afirmó, “le llegada de la JOC cambió la atmosfera en el vecindario,
inculcando más orgullo a la clase obrera. Antes, poco ocurría en las calles, pero todas las
celebraciones de la JOC ayudaban a la gente a conocer más sobre el otro, con gente incluso
ayudando a mantener las calles más limpias.”60 Otro Jocista comenta, “incluso gente que no
creía en dios estaba motivada por toda la bulla y el ruido que el JOC había creado.”61

3.4 MITINES, DESFILES Y OTROS EVENTOS MASIVOS

A mediados de la década de 1950, el movimiento de la JOC en Chile era muy conocido


y popular en varias parroquias de la clase obrera. Humberto Mora, quien siendo un
adolescente se trasladó con su familia a San Gregorio poco después de su formación en 1959,
menciona, “la gente que llegaba a San Gregorio desde otras partes de Santiago, de una u otra
forma, había oído sobre la JOC, debido a su importancia en la ciudad para aquel entonces.”
Añadió que la JOC en San Gregorio, que inicialmente tenía su sede en una choza temporal, “se
convirtió en el principal lugar de encuentros para los jóvenes del vecindario, quienes no tenían
otro lugar para reunirse.”62 Manuel Guerrero, en la JOC de San Gregorio, así como también
varios años en un grupo de la JOC de otro lugar de la ciudad, recuerda cuan fácil era reclutar,
menciona, “nunca faltaba gente que quisiera unirse a la JOC.”63

Las actividades recreativas, a pesar de que tenían gran importancia para atraer a
chicos y chicas a la JOC, no era el único imán del movimiento. Estos fueron años de
triunfalismo y euforia. Inmensas reuniones, coloridas con banderas, signos e insignias de la JOC
que reflejaban la influencia permanente en Chile de los movimientos de masas de la década de
1940.64 Como varios participantes señalaron, a los jóvenes les gusta sentir que son parte de
algo grande, y el movimiento católico justamente entraba en esa categoría.65 El liderazgo de la
JOC, con base en poblaciones de Santiago y en ciudades a lo largo de Chile, organizaba
importantes eventos que reunía a Jocistas de todo el país.66 Por ejemplo, una edición de 1956

59
“Gran Fogata,” Pastoral Popular, no. 23 (junio de 1955): 16.
60
Luis Reyes, entrevista.
61
Humberto Mora y Graciela Vita, entrevista del 10 de febrero.
62
Humberto Mora y Graciela Vita, entrevista del 10 de febrero.
63
Manuel Guerrero, entrevista.
64
Estas cifras enormes no eran exclusivamente de la JOC, un énfasis en las grandes reuniones y en la
“conquista” de tantas personas como era posible, caracterizaban a todas las ramas de la acción católica
en aquel entonces. Por ejemplo, el Festival de la familia de la acción Católica de adultos atrajo a miles de
católicos al estadio nacional de Santiago. En 1956, miles de católicos marcharon a través de las calles del
centro de Santiago para celebrar el aniversario 25 de la Acción Católica. Sin embargo, en cuanto a cifras
absolutas y frecuencia de eventos, en la década de 1950 la JOC dominaba las otras ramas. Huerta,
Catolicismo social, 24; Aliaga Rojas, Itinerario histórico, 105; “La familia cristiana está de fiesta,” La Voz,
17 de diciembre, 1955, 3.
65
Luis Reyes, entrevista; Victoria Plaza, entrevista del 19 de marzo; María Mataluna, entrevista.
66
La JOC organizaba marchas y otras demostraciones masivas fuera de la capital también. Por ejemplo,
La Voz informa que en Talcahuano, una comunidad minera cercana a Concepción, una vivaz marcha de
de La Voz mostraba una foto de Jocistas masculinos llevando una bandera a través de las calles
de Santiago. El titulo decía, “Con banderas y pancartas más de 3000 Jocistas marcharon por las
calles de Santiago para el día internacional de la JOC. Esta demostración fue fruto del trabajo,
del entusiasmo y del verdadero pensamiento de los 40 centros Jocistas. ¡Que Cristo, el obrero,
reine en el lugar de trabajo!”67 Los jóvenes marcharon desde la catedral de Santiago, donde
celebraron la misa, hasta una asamblea en el teatro Caupolicán, donde se presentaron obreros
jóvenes “de todos los vecindarios de Santiago”.68

Seis meses más tarde, La Voz informó que 12000 jóvenes obreros (1000 de ellos
provenientes de las provincias, como también varios de los otros provenían de otros países
sudamericanos) y sus familias se presentaron para la celebración del décimo aniversario de la
JOC, llamado el Festival del Trabajador.69 Llenaron el estadio de la Universidad Católica, donde
se exhibieron carrozas que representaban a los obreros de todo Chile. El fundador de la JOC,
Joseph Cardijin, por tercera vez en el país, habló en el evento. También un grupo de cuatro
Jocistas actuaron en una obra sobre el desarrollo y la importancia de los trabajadores, con
“Cristo el obrero al centro.”70 Jóvenes obreros organizaron todas las festividades, señala
enfáticamente Pastoral Popular.71

Al año siguiente, La Voz escribió que dichas festividades para el día internacional de la
JOC incluían una asamblea con diferentes presentaciones artísticas en el teatro Balmaceda. Los
Jocistas recuerdan el teatro completamente lleno, “no cabía ni una aguja” dijo uno de ellos.
Una marcha “en un bosque de banderas” hacia una misa solemne en las iglesia Franciscana de
Recoleta, seguida de la asamblea.72 Cardijin estaba de vuelta en Chile por una cuarta y última
visita en 1959, para la cual más de 2000 jóvenes llenaron el teatro Alameda en homenaje al
fundador del movimiento. 73Ya en los años sesenta, según varios Jocistas, una gran reunión
internacional de la JOC se llevó a cabo en Santiago, con más de 5000 participantes, algunos
incluso de África, que convergen en el estadio nacional, según Victoria Plaza, “Nos dimos
cuenta que estábamos unidos por Jesús, era extraordinario.”74

Las grandes cifras reportadas por La Voz y Pastoral Popular reflejaban solo
parcialmente la energía y el entusiasmo que infundían estas reuniones masivas de la JOC. Los

la JOZ para la celebración del 1 de mayo tomo más de 6 cuadras de la ciudad.” ”Fiesta del trabajo en
Chiguayante,” La Voz, 20 de mayo, 1956, 8.
67
La Voz, 12 de octubre, 1956, 8. Esta misma imagen, con un título distinto, aparece también en una
edición anterior de La Voz. (1 de mayo, 1956, 10.) La imagen realmente fue tomada el 15 de abril, 1956,
cuando la JOC celebraba su día internacional.
68
“10 años construyendo una nueva clase obrera,” La Voz, 8 de abril, 1956, 1.
69
“Festival: 12000 chilenos mostraron unidad obrera,” La Voz, 28 de octubre, 1956, 16.
70
“Un año de grandes demostraciones de fe vivió la iglesia chilena,” La Voz, 30 de diciembre, 1956, 3;
“Mons. Cardijn y la JOC,” Pastoral Popular, no. 37 (septiembre de 1956): 3-5; “Diez años en Chile,”
Pastoral Popular, no. 37 (septiembre, 1956): 6.
71
“Diez años en Chile,” Pastoral Popular. Este evento coincidía con el tercer congreso sudamericano de
la JOC en Santiago, “el evento más importante de la JOC chilena en sus 10 años de existencia.” “Jocistas
de ocho países se reunieron en congreso sudamericano de Santiago,” La Voz, 12 de octubre, 1956, 10.
72
“Ecos del día internacional de JOC en Santiago,” La Voz, 8 de septiembre, 1957, 6-7; “Diez años en
Chile,” Pastoral Popular; Gladys Abarca, et al, entrevista; Elena Escalona, entrevista, Santiago, 22 de
mayo, 2002.
73
“Respeto para el cuerpo y el alma de los obreros,” La Voz, 22 de noviembre, 1959, 11.
74
Victoria Plaza, entrevista del 19 de marzo.
militantes y los simpatizantes que estaban activos en la década de 1950 recuerdan claramente
lo emocionante que era cantar las canciones de la JOC, intercaladas con cantos tales como
“hurra por la JOC.” Elena Castillo, que estaba en el estadio para el décimo aniversario de la
JOC, recuerda:

“Había mucho canto… Cantábamos con mucho fervor… canciones que tenían mucha
relación con esta mística de querer cambiar el mundo, de llevar a todos los
trabajadores hacia Cristo, de transformarlo todo, de mejorarlo todo… era muy
contagioso… muy emocional. Era muy hermoso, muy, muy hermoso.75

Dalila Pacheco y René Abalos recuerdan vívidamente una asamblea de la JOC a


principios de la década de 1950 en una plaza en Renca, cerca del centro. Seguía una
marcha hacia el teatro a ver discursos y entretención. Relatan:

¡Qué cantidad de gente! Todos los Jocistas llegaron a Renca cantando… fuimos
a todos lados en Renca, las calles llenas de barro, pero estábamos tan entusiasmados,
como una especio de locura, éramos tan felices… Todas las chicas y los chicos
caminaban a la par. Era emocionante, la cantidad de gente… cantando, gritando. Toda
la población salió a mirar, a observar que estaba pasando.76

Canciones como Arriba, camaradas, que abrían el capítulo JOC de este libro de
oraciones comúnmente utilizado en el movimiento, ayudaban a alentar el espíritu casi fanático
que la JOC inspiraba. La letra decía:

En pie, camaradas, y siempre adelante


Cantamos el himno de la juventud
El himno que canta la JOC triunfante
Que sacude el yugo de la esclavitud.
El Jocismo avanza, en las fábricas prevalece
Moriremos besando la bandera sagrada.
Con la cruz y el asta de la bandera
Nuestra bandera roja es un sol
Que trae consigo el día de paz y redención.

El sol de la justicia de una nueva era


Se eleva radiante en nuestra nación
Y la bandera santa que será el símbolo de redención.
Con la cruz protegida, con la frente en alto,
Nos levantamos unidos ante la Causa Sagrada…77

Sin embargo, no todos los eventos de la JOC tuvieron la energía y el sentimiento de


una manifestación política. Los comités de liderazgo nacional del movimiento organizaban

75
Elena Castillo, entrevista. Julia Carbonelli tenía recuerdos similares de este evento. Julia Carbonelli,
entrevista, Santiago, 7 de mayo, 2002.
76
Dalila Pacheco y René Abalos, entrevista.
77
Orando con Cristo, 269.
frecuentemente acontecimientos más relajados, tales como las semanas sociales anuales, una
serie de tareas con un fuerte componente social. Durante estas semanas, los líderes de la JOC
debían invitar a un representante de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) para conversar
sobre tremas laborales, o a un funcionario de gobierno para que explique las leyes de
seguridad social. Las semanas sociales culminaban con actividades culturales que promovían
los valores cristianos, para que fueran invitadas las familias de todos los Jocistas. (En 1955, el
evento final de la semana social fue llevado a cabo bajo una pancarta que decía “El cemento
de la sociedad humana en la familia cristiana.”78) Usualmente celebradas en un parque o un
teatro, estas actividades familiares atraían a grandes multitudes, como la mayoría de los
eventos de la JOC en la década de 1950.

El liderazgo de la JOZ también organizaba excursiones familiares al campo, las cuales


contaban con una muy buena asistencia. Una ex líder nacional de la JOC afirmó que se
necesitaban sesenta buses para transportar a todas las familias al lugar elegido fuera de
Santiago, mientras que otra mujer sostenía que el año en que ella estaba a cargo del
transporte, la JOZ utilizó seis vagones.79 También se organizaban salidas a nivel de federación y
parroquial. El boletín de la JOC para la federación meridional de Santiago describió una
excursión familiar a la que asistieron más de cuatrocientas personas. Comenzó con una misa,
seguido de presentaciones artísticas y un partido de futbol entre dos parroquias distintas, y
finalizo con un baile familiar.80 La Voz escribe sobre “día feliz en el campo” para las
poblaciones Madeco y Mademsa (vecindarios viejos e industriales cercanos a las fábricas con
los mismos nombres.) Este día también comenzó con una misa, seguido de diversos tipos de
entretenimiento, incluyendo música popular, juegos para los niños, y un espectáculo realizado
por el pueblo que los recibió.81

3.5 VACACIONES EN LA PLAYA: UN SERVICIO DE LA JOC PARA LA CLASE OBRERA

Los entrevistados describieron el viaje a la playa de la JOC para las vacaciones como el
punto más alto de todas las actividades del movimiento. Fue organizado por primera vez en
1946 y se continuó durante la década de 1960, los viajes de una semana se llevaban a cabo
entre enero hasta los primeros días de marzo. Al principio los participantes dormían en carpas,
pero para principios de la década de 1950 los asesores habían obtenido los fondos suficientes,
en gran parte mediante donaciones privadas y con alguna ayuda de la Arquidiócesis de
Santiago, para construir una casa en El Quisco.82 A medida que la demanda aumentaba, el
movimiento fue adquiriendo terreno cerca de Algarrobo para una segunda casa de la JOC,

78
La pancarta aparece en una fotografía blanco y negro del evento. Fotografía proporcionada por
Juanita Pérez.
79
Elena Castillo, entrevista; María Eugenia Gálvez, entrevista del 18 de octubre.
80
JOC Boletín de la Federación Sur (n.d.): 5.
81
“Familias de Madeco y Mademsa en el campo,” La Voz, 20 de enero, 1956, 4.
82
Revisar nota 63 del capítulo uno para más sobre los recursos financieros de la JOC.
permitiendo a hombres y mujeres vacacionar durante la misma semana.83 (Los Jocistas
completaron parte de la construcción, incluyendo el trabajo eléctrico.84) Grupos sucesivos de
cien mujeres y cien hombres viajaban cada semana hacia El Quisco y Algarrobo, inscribiéndose
en las parroquias o en las fábricas para asegurar su lugar, aunque el movimiento aun no podía
satisfacer la demanda en su totalidad.85 Según La Voz, más de trescientos jóvenes
vacacionaban en los dos campamentos de la JOC solo en el verano de 1956.86 Algunas semanas
eran para primerizos; otras semanas, involucraban más entrenamiento y menos recreación,
era para vacacionistas con experiencia previa en la JOC. Los viajes representaban un gran
esfuerzo organizacional. Los líderes y militantes de la JOC trabajaban por largas horas para
planear las actividades recreativas y de entrenamiento, arreglaban también todos los detalles
en cuanto a la comida (La caridad católica Caritas donaba suministros básicos como harina,
leche, y queso) y al transporte (en buses viejos o a veces incluso en la parte trasera de
camiones.87)

Las vacaciones de la JOC fueron descritas consistentemente como un beneficio


tremendo para la clase obrera; unas vacaciones de verano, especialmente en la playa, aunque
a pocas horas de Santiago, eran un gran lujo para aquel entonces. Eran pocos los obreros que
contaban con el dinero para viajar o un lugar donde quedarse, y vacaciones de una semana
entera era prácticamente inaudible.88 Un líder, reflejando la sensación de varios Jocistas, dice,
“para la mayoría de nosotros era como un sueño, ya que éramos varios los que nunca
habíamos visto el océano.”89 Pastoral Juvenil escribió en una tónica similar, “para muchos
chicos y chicas estas eran las primeras vacaciones que experimentaban. ‘¡Todo esto había sido
nuevo para mí!’ varios decían.”90 Y La Voz, destacando la idea de que las vacaciones son un
derecho, declaró lo siguiente:

Las vacaciones pagadas es una conquista reciente de la clase obrera. A pesar de que en
varios casos la ley es ignorada, la mayoría de los trabajadores recibe dos semanas de
vacaciones pagadas. Algunos simplemente se quedan en sus casas, otros hacían trabajos
esporádicos, y otros “trabajaban” las vacaciones porque el dinero siempre era escaso, pero de

83
“Así no más, “Pastoral Popular, no. 20 (marzo de 1955): 8; “Pleno éxito alcanzan campamentos de la
A.C.,” La Voz, 13 de marzo, 1955, 8; Lidia Bravo, entrevista del 29 de enero. La JOC de Talca tenía una
casa para vacacionar en Vilches, un pequeño pueblo en las montañas. Los Jocistas de Concepción
también iban a la playa. Sin embargo, no contaban con sus propias instalaciones, pero tomaban
prestado un espacio de un monasterio o una escuela en su lugar.
84
“Sacrificio por la J.O.C...,” Pastoral Popular, no. 27 (noviembre de 1955): 16.
85
“Descanso al que trabaja,” La Voz, 25 de agosto, 1957, 7; La Voz, 12 de octubre, 1956, 4 [título de la
foto], Juanita Pérez, entrevista.
86
“Vacaciones, “luna de miel” y retiros en campamentos,” La Voz, 12 de octubre, 1956, 4.
87
María Eugenia Gálvez, entrevista; Lidia Bravo, entrevista 29 de enero. En la década de 1950, la JOCM y
la JOCF tenían una pareja de líderes nacionales, quienes recibían pequeños estipendios por parte del
movimiento para dedicarse a tiempo completo a organizar actividades, tales como viajes a la playa,
siempre con pequeños presupuestos. Sin embargo, a veces el movimiento no tenía el dinero suficiente
para pagar a trabajadores de tiempo completo (refiriéndose a los dirigentes liberados/as), quienes
venían de familias pobres tenían que hurgar para llegar a fin de mes. Muchos líderes y militantes de la
JOC los ayudaron, haciendo uso de sus tardes, fines de semana, y vacaciones.
88
Domingo Marilaf y Eliana Poblaza, entrevista.
89
Elena Castillo, entrevista.
90
“Un servicio para la clase obrera y un medio de conquista de nuevos cristianos,” Pastoral Popular, no.
31 (marzo de 1956): 5.
ninguna manera puede una familia de la clase obrera… salir a vacaciones de verano. Las
vacaciones, el único medio que el obrero tiene para renovar sus energías, son un derecho del
cual no puede disfrutar. Salarios bajos, precios inasequibles. Sin embargo, a pesar de que la
injusticia social le niega a la clase trabajadora su derecho a vacacionar, a descansar su cuerpo,
a recrearse por su espíritu: VAMOS A EL QUISCO…91

La JOC veía sus casas en El Quisco y Algarrobo como un servicio comunitario y como
una oportunidad para introducir jóvenes a los ideales del movimiento o para ayudar a aquellos
que ya están familiarizados con la JOC a entender el movimiento de una manera más
profunda. Mientras que en la playa, los militantes lideraban charlas y debates similares a los
que se realizaban en las parroquias, pero abarcaban una gama más amplia de temas, desde
nutrición hasta sexualidad, desde la naturaleza de la amistas hasta la situación política del país,
incluso sobre arreglos florales y reparación mobiliaria.92 A veces, los líderes de la JOC se
disponían a tener a un profesional, como un doctor, un trabajador social, o un psicólogo, para
hablar con los chicos y chicas presentes. Más importante aún, en la visión de los Jocistas, “los
valores cristianos siempre fueron muy enfatizados.”93 Aunque para muchos de los
vacacionistas, el viaje a la playa marco una primera vez en que tenían contacto con la iglesia, la
misa diaria llevada a cabo por un asesor de la JOC usualmente conseguía el cien por ciento de
asistencia para el fin de semana, según el asesor nacional, Pedro Castex, y los organizadores de
la JOC.94 Pastoral Popular afirmó que varias primeras comuniones y confesiones tuvieron lugar
en las casas de playa.95

Las vacaciones dela JOC también expuso a chicos y chicas a la alegría, la diversión, y a
la camaradería, de las cuales el movimiento se enorgullecía. Cada día en El Quisco o Algarrobo
significaba diferentes actividades recreativas, como excursionismo, natación, o voleibol. Los
debates no se llevaban a cabo en las casa, sino que en la playa o en el bosque. En la noche,
siempre había una fogata, alrededor de la cual los jóvenes discutían temas de trabajo con algo
de diversión. Dramatizaban problemas que enfrentaban en las fábricas o quizás representaban
una comedia basada en la biblia. También habían canciones, todo tipo de canciones. Los
Jocistas hacían hincapié en que siempre cantaban – en los buses camino y de vuelta de las
vacaciones, alrededor de la fogata, en sus excursiones. Alguien siempre traía consigo un
acordeón, una guitarra, o una harmónica, y los Jocistas suministraban libros de canciones.
Todos decían que era una experiencia tremenda. “Era hermoso; todos éramos jóvenes, todos
éramos obreros.”96

3.6 UNA ALTERNATIVA A LOS PARTIDOS POLITICOS

91
“Unidad y alegría en vacaciones obreras,” La Voz, 29 de enero, 1956, 6-7.
92
María Eugenia Gálvez, entrevista; Lidia Bravo, entrevistas del 25 y 29 de enero.
93
María Eugenia Gálvez, entrevista.
94
Pedro Castex, entrevista; María Eugenia Gálvez, entrevista; Elena Castillo, entrevista.
95
“Así no más,” Pastoral Popular, no. 20 (marzo de 1955: 8.
96
Juanita Pérez, entrevista, María Eugenia Gálvez, entrevista, Lidia Bravo, 29 de enero; Victoria Plaza, 23
de febrero, entrevista; Humberto Mora y Graciela Vitta, entrevista del 10 de febrero.
Los eventos masivos de la JOC en estadios y teatros, las vacaciones en la playa, y la
variedad de actividades culturales y recreativas pequeñas pero con una gran concurrencia a
nivel local y nacional, servían para construir una auto imagen de la JOC como el movimiento
que más atraía y emocionaba a los jóvenes. Los Jocistas veían su movimiento más grande que
cualquier partido político. Luis Reyes explica, “Se comenzaron a sentir respetados, porque si
unen a la gente necesaria para llenar un estadio, significa que no son, bueno, un puñado de…
jóvenes locos.”97 Humberto Mora, reflexionando sobre los teatros y estadios que se
desbordan, afirma que, “Era lo encantador de ese periodo—eran tantos jóvenes, y éramos más
importante que los partidos políticos. Reuníamos a más gente, a más jóvenes, lo que los
partidos políticos no hicieron.”98 María Mataluna afirma que, “Era un tiempo en que los
partidos políticos nos temían… por la fuerza que [la JOC] tenía. Estábamos en todos lados—en
las poblaciones, en las fábricas, en los talleres… Y para ese entonces habían muy pocos jóvenes
en los partidos políticos, mientras que nosotros éramos muchos.”99 Incluso La Voz consideraba
a la JOC (y a otros grupos de acción católica especializados) como una alternativa a las políticas
tradicionales. En un artículo de 1956 sobre un evento al cual varios Jocistas asistieron, el
periódico afirmo:

Hay mucha gente que anhela la juventud de tiempos pasados. Muchos piensan que los
jóvenes de hoy en día son débiles porque no están interesados en la política y les gusta
mucho el futbol. Hay mucha verdad en esta opinión… Pero la verdadera juventud aún
existe… con una inmensa resolución del ama y con un entusiasmo vibrante y profundo
de todos los jóvenes verdaderos. Estos eran los jóvenes que se reunieron el 15 de
agosto en el teatro Baquedano.100

El desinterés de los jóvenes en la política fue un refrán constante en las entrevistas de


la década de 1950, con políticos, en esa década, comúnmente vistos como “algo para las
personas mayores.” Sin embargo, los vientos políticos pronto cambiarían. El gobierno chileno
eliminó la ley de defensa por la Democracia en 1957. El mismo año, surge, de la falange
nacional, el partido Demócrata Cristiano. A fines de la década, el Partido Comunista, y el
partido Socialista menos organizado, establecían vínculos con comités de pobladores, así como
también renovando sus alas juveniles. Paralelamente a este proceso, los Demócratas
Cristianos, respondían a las influencias católicas sociales, desarrollaron una filosofía política
que abordaba directamente al pobre urbano en términos políticos, en conjunto con una
estrategia deliberada para llegar a los más jóvenes. Mientras tanto, la iglesia institucional
estaba generando dudas sobre un movimiento de acción católica que a ratos parecía estar
saliéndose de control, especialmente después que el Cardenal Caro, el partidario de la JOC más
consistente dentro de la jerarquía, falleciera. Para el momento en que el Demócrata Cristiano,
Eduardo Frei, vence al candidato de la izquierda, Salvador Allende, en las elecciones
presidenciales de 1964, el movimiento juvenil de obreros católicos estaba comenzando a
perder su habilidad para separar lo apostólico de lo político, una división que en un
movimiento con una profunda conciencia social, nunca había estado completamente clara.

97
Luis Reyes, entrevista.
98
Humberto Mora y Graciela Vitta, entrevista del 18 de marzo.
99
María Mateluna, entrevista.
100
“Juventud Católica,” La Voz, 19 de agosto, 1956, 3.
4.0 CAPITULO 4 – RESISTENCIA ANTE LOS LIMITES DE GENERO: MUJERES
OBRERAS EN LA JOC

El énfasis de la JOC en las poblaciones sobre la creación de espacios culturales y


recreativos infundidos con valores católicos, resultaba atractivo especialmente para las chicas,
que a diferencia de los chicos, contaban con poco acceso a clubes deportivos y para quien
bares y cantinas eran considerados lugares inapropiados socialmente. Para las mujeres más
comprometidas con el movimiento, sin embargo, su participación significaba mucho más que
simplemente un espacio para sociabilizar. A diferencia de la izquierda secular, la JOC se dirigía
directamente a los jóvenes como obreras, no solo como futuras madres y esposas, tocando
una fibra con las mujeres que luchaban para ajustar su vida a un ambiente de trabajo
masculino. El movimiento también las ayudó a hacer frente a la miríada de problemas sociales
y familiares comunes de las mujeres adolescentes que llegan a la mayoría de edad en las
poblaciones marginadas de Santiago. Finalmente, la JOC proporcionó un ambiente único, en el
cual podían desarrollar habilidades de liderazgo y organizacionales no relacionadas con el
papel doméstico de la mujer y lejos de las restricciones de sus padres, que confiaban en que la
virtud de sus hijas sería protegida en el ambiente eclesiástico.

El enfoque del movimiento sobre los obreros y temas laborales también era atractivo
para hombres jóvenes, quienes tradicionalmente se negaban a participar en la iglesia a nivel
parroquial. Irónicamente, considerando el contexto de una iglesia patriarcal, los militantes
hombres se encontraban en un entorno en el que las actitudes machistas con las que crecieron
se mantuvieron menos influyentes, y las mujeres actuaban como sus iguales, cambiando las
percepciones del poder y la autoridad masculina. Al mismo tiempo, la JOC transformó el
sentido y la capacidad de las militantes, lo que las llevó a reconceptualizar su papel tradicional
en la familia y en la sociedad, incluso si nunca cuestionaron directamente la doctrina de la
iglesia en cuanto a la vocación maternal de la mujer. De manera significativa, la JOC abrió este
espacio para la mujer en un momento en un momento de la historia chilena en que las
organizaciones feministas, que habían surgido durante la primera mitad del siglo para luchas
por los derechos políticos y sociales de la mujer, casi habían desaparecido.

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