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Pérez Quiñones Alejandro Jesús - 16030160

La apuesta por el realismo, dejando el


modelo convencional de Kepler

Sumilla: El presente ensayo tiene como eje central la apuesta por el


realismo dentro del marco contextual de la revolución copernicana, y
siendo más específicos, el sistema del mundo planteado por Kepler. Lo
que se pretende hacer en esta ocasión será considerar el modelo de
Kepler como un sistema convencional, a pesar de que aparente un
posible realismo al intentar ‘‘corresponder su modelo con la realidad’’.
Además, lo que se pretende plantear será la predisposición en la
ciencia por el enfoque realista debido a su alcance y el rechazo, no
arbitrario, de los modelos convencionales, partiendo de Kepler y su
concepción del universo.

Para introducirnos en el tema, tenemos que presentar al autor que será el eje
que articulará nuestra discusión. Johannes Kepler vio la luz un 16 de mayo de
1557. Oriundo de la ciudad de Weil, en el sudoeste de Alemania. Desde pequeño
presentó cierta deficiencia visual, y no gozó de tan buena salud. Desde muy
joven se interesó por los temas astrológicos, haciendo así varias predicciones.
Pero lo que nos concierne el día de hoy es la estructura que él elabora para el
sistema del universo. Tanta fue la sorpresa de Kepler que creyó tener el ‘‘secreto
de la creación’’, como señala Arthur Koestler en Los sonámbulos.

Esta idea desarrollada por Kepler acerca de orden en el sistema del universo,
tiene como personajes principales a figuras geométricas tridimensionales.
Podemos soslayar la anécdota en donde a Kepler se le ocurre de manera
esporádica esta idea, llegando a ella por un acto que podríamos denominar como
Insight en la psicología. Debido a que el tema central de este ensayo no es
abordar de manera amplia toda la teoría de Kepler, solo se hará un repaso
simplificado de esta idea.

Kepler considera a los denominados cuerpos pitagóricos para la elaboración de


su sistema. Para ser más precisos, estos ‘‘cuerpo perfectos’‘ son los siguientes:
el primero de ellos es un tetraedro, o lo que se conoce por pirámide; el segundo
cuerpo es un cubo; el tercero de esos cuerpo es un octaedro, conformado por
ocho triángulos equiláteros; el siguiente en la lista es un dodecaedro, conformado
por doce pentágono; y por último estaba el icosaedro, conformado por veinte
triángulos equiláteros. Además de esto, cada uno estaba contenido dentro de
una esfera. Como estos cuerpos eran simétricos todos sus vértices tocaban la
superficie de la esfera.

Esta teoría propuesta por Kepler, nos dice Smolin, explicaba algo que en su
tiempo aún estaba sin respuesta, esto es, los diámetros de las órbitas de los
planetas. Como él mismo lo menciona en su capítulo El mito de la belleza, era
‘‘matemáticamente muy hermosa’’. La teoría de Kepler se correspondía con la
realidad en ese sentido, ya que, explicaba una serie de fenómenos de manera
regular. Y si cumplía con aquella función, la de correspondencia con lo real, ¿Por
qué no fue aceptada como la explicación del sistema del universo? A primera
vista podríamos considerar a Kepler dentro de una postura realista, en esta
búsqueda de conocer cómo era el universo y que su error fue, como diría Smolin,
que no tuvo alcances predictivos, por ende, considerados prácticos, dentro de
su teoría. Nos dice que su sistema del universo no convenció debido a que, si
bien era una explicación innovadora para su tiempo, esta idea no daba más
alcances de los que ya existían, no facilitaba la predicción de eventos más allá
de lo que proponía dentro de la teoría.

Si es que esta teoría no facilitaba, o no tenía grandes alcances, sino que solo
podía rendir cuentas a hechos que se manifestaban en su tiempo, podría sugerir
a uno que la carencia de predicciones de un mayor alcance hizo que este sistema
no se coloque como el central en su tiempo. De alguna u otra forma, esta
carencia podría revelar ese lado puramente práctico que deberían tener todo tipo
de sistemas, más allá de su correspondencia y explicación de los fenómenos ya
suscitados. De la misma forma, como consecuencia de esto, podríamos decir
que hay, a primera vista, un mayor peso, o preferencia por las teorías de carácter
‘‘práctico’’ o ‘‘instrumental’’ y que el Realismo, entendido como una postura
meramente correspondentista, quedaría marginada o sin mucha importancia.

Esta consideración, la mencionada anteriormente, nace o surge de la idea de


que la predicción tiene que ser necesariamente un criterio de utilidad o
instrumental, dejando de lado así a la postura considerada realista. Si bien es
cierto, es un buen argumento para apostar por el carácter instrumental dentro de
las ciencias, considerando a las teorías como medios, o herramientas que nos
son útiles; esta idea de ‘‘predicción’’ solo ha sido considerada de una manera
unilateral, sin tener en cuenta los alcances que tiene aun en el realismo.

El problema está en considerar el criterio de utilidad como característica


fundamental de las teorías convencionales. En considerar además que toda su
importancia se reduce a este criterio, llegando así a la conclusión de que estas
solo representan meros instrumentos, que fácilmente podrían ser cambiados si
se llegase a necesitar algunos otros mejores. De esta forma, debido a que las
teorías que se pueden considerar realistas no cumplen con este alcance carecen
de importancia. No importa tanto el hecho de corresponder la teoría con lo que
es considerado ‘‘realidad’’, sino que estas se mantengan en pie porque nos
sirven. De esto podemos decir que, en efecto, la teoría de Kepler puede pasar a
considerarse realista, debido a que esta apuntaba a rendir cuenta de cómo era
el universo, y de esta forma explicar lo que en él se manifestaban.

Se cree además que el sistema de Kepler, como dijimos anteriormente, al


carecer de este componente práctico fue dejado de lado. Mas si uno centra bien
su mirada, el sistema de Kepler cumplía con ciertos alcances que podríamos
considerar instrumentales. Un ejemplo de lo dicho anteriormente sería la
explicación de los diámetros de las órbitas de los planetas, siguiendo a Smolin,
algo que hasta el momento no se hacía. No considerar el carácter práctico de
esta explicación en su intento por saber cómo es el universo, sería insensato. De
lo dicho podemos decir que fue una herramienta que sirvió para explicar ciertos
fenómenos que se daban en su tiempo. Lo que quiero decir es que, la teoría de
Kepler no fue hecha a un lado por ser considerada ‘‘realista’’, sino todo lo
contrario, por estar más emparentada por un instrumentalismo reducida solo a
su utilidad.

¿Por qué decimos entonces, que la postura de Kepler no está emparentada con
el realismo, y que tiene una inclinación evidente por el instrumentalismo,
teniendo en cuenta la correspondencia a la que Kepler apuntaba dentro de su
sistema? Porque es compacta, en el sentido de que es una teoría cerrada. Con
esto queremos expresar la idea que Thomas Nagel tiene con respecto al
realismo. En su libro Una visión de ningún lugar hace énfasis en esta limitación
por parte del ser humano en la elaboración de las teorías. Si bien él se enfoca
en criticar no al instrumentalismo, sino al idealismo; lo que nos sirve en esta
ocasión en su aproximación a la idea del realismo. Es una idea muy simple la
que se tiene acerca del realismo como una simple ‘‘correlación’’ en su sentido
más básico. Lo que queremos decir es que el criterio de ‘‘utilidad’’ con respecto
a las predicciones no le es ajeno al realismo, y que tiene una especial forma de
adaptarlo dentro de su sistema. No solo es ese simple ‘‘alcance práctico’’ o
‘‘explicativo’’ que, en última instancia, como sucede en el sistema de Kepler, es
insuficiente.

Para poder entender el realismo, como se hace normalmente, se parte desde el


hecho de aceptar una realidad independiente del ser humano. Ahora ¿Qué
consecuencias tiene ello en la ciencia? Pues se admite que existe una realidad
que sobrepasa nuestros sentidos y las imágenes que nos hagamos de él en
nuestra relación con el mundo. De esta manera, se invierte este alcance
‘’correspondentista’’. Ya que, si existe una realidad no solo independiente, sino
que es excesiva, ¿Qué pretensión podemos tener en querer alcanzarla en su
totalidad por nuestras teorías o esquemas?

De ahí que cuando se habla del realismo, se habla de las limitaciones que tiene
el ser humano con respecto al conocimiento del mundo, en efecto, no podemos
hacer depender la realidad de nuestra sola percepción, esto sería colocar al ser
humano en un lugar totalmente privilegiado y consagrarnos a ello como si
nuestras formas de conocer el universo fueran las únicas, y de las que la realidad
misma depende. El realismo no admite estos postulados y acepta una realidad
independiente de nuestras formas de percibirla, ya que, una realidad
independiente es evidencia de nuestras propias limitaciones con respecto al
conocimiento de esta; esto es bien conocido por todos; pero hay una idea más;
si partimos de nuestras limitaciones en nuestro conocimiento, tampoco
llegaríamos a una plena correspondencia con la realidad con respecto a nuestras
teorías, esto es, no sería un sistema cerrado, como hemos venido mencionando.
Entonces, por ese lado, cuando se habla del realismo no se habla de una
correspondencia en sentido estricto ¿Y qué queremos decir con esto? ,Sería muy
ingenuo pensar que una teoría científica se acople perfectamente con la realidad
y sea viva imagen de él, a lo que nos referimos es a ese aproximamiento hacia
lo real, sin encerrar a la teoría. Nagel enfatiza en este estado ‘‘inacabado’’ de las
teorías, que no es un punto débil, sino lo que las fortalece y por las cuales
podemos considerarlas realistas, ya que se aproximan hacia lo real, van hacia él
siempre teniendo en cuenta un espacio ‘‘por llenar’’ dentro de ellas mismas en
virtud de la complejidad hacia donde se dirigen, en otras palabras, la realidad.

Entonces ¿Cómo podemos relacionar lo dicho anteriormente acerca del realismo


con el criterio de utilidad en sentido predictivo? Pues, cuando hablamos de la
falta de predicción en la teoría de Kepler, decimos que si bien tiene todo un
conjunto de explicaciones que responden a los problemas de su tiempo,
podemos considerarlo un sistema cerrado, que carece de la capacidad de
sustraer de ella consecuencias o alcances que van más allá de ella misma. Es
como un instrumento sellado, listo y preparado para usar, pero estático y fijo,
como una herramienta que fue edificada para cumplir una función determinada.
Además, como Kepler ‘’creyó conocer el misterio del universo’’, siguiendo a
Arthur Koestler, esto desembocó en que esta teoria sea cerrado, una razón más
para considerar este punto. En este sentido, consideramos que es netamente
instrumental, y que le faltó ese alcance realista, que tiene como base, como
mencionamos, la limitación del conocimiento frente a la realidad. Ahora, cuando
dijimos que lo que caracteriza al realismo es este espacio ‘‘inacabado’’ que
sustenta sus teorías, para su mejora; ¿Qué tipo de espacio es este? En este
caso, lo que propongo, es que este lugar sin llenar dentro de las teorías es el
espacio demarcado que se le da para sus futuras consecuencias y predicciones,
futuros anexos que se le pueden hacer a esta, partiendo de sus postulados, y
aproximándose a lo real. En este sentido, la postura de Kepler careció de este
ingrediente principal. Y que esta apuesta por el realismo es lo que ha hecho que
se elijan algunas teorías y que se dejen de lado otras.

Se le puede acusar de Kepler de realista y que su fracaso se debió a este


empedernido intento por atrapar la realidad dentro de su teoría. Se puede,
además considerar la forma de pensar de Kepler con respecto al universo y su
explicación siguiendo el comentario de Koestler, creyendo haber encontrado el
misterio que entraña el universo mismo. Pero que este primer vistazo no nos
engañe, su teoría ya presentaba, o ya contenía alcances prácticos o explicativos,
como la medición de los diámetros, o la armonía que resultaba en el universo en
las figuras que él planteaba. El hecho de que no haya sido aceptada fue en
realidad su completitud, entendido como parte de una teoría cerrada que no tiene
esos ‘‘espacios inacabados’’ que mencionamos anteriormente, reducirla solo a
ese lado práctico-instrumental, que por lo general se enfatiza en las teorías
‘’instrumentalistas’’. Sin embargo, con la apuesta por el realismo, esa
característica se presenta de otra forma, como mencionamos y no se reduce solo
a esta. Con esto queremos decir que: por más intento de corresponder los
sólidos geométricos dentro del su sistema con el universo, su teoría no es realista
en tanto que no presenta esa apertura a los nuevos descubrimientos y, en cierto
sentido, alcances prácticos predictivos. Solo se limitaría a ser instrumental, en
un sentido básico, es decir, ser útil sin tener alcances que vayan más allá de lo
que se pretende explicar.

Kepler, en este sentido, o como lo acabo de presentar, es un ejemplo de cómo


es preferible, dentro del campo de la ciencia, el enfoque realista entendido como
lo acabamos de explicar, ya que apertura y reclama para sí ese alcance práctico
o también llamado criterio de utilidad, pero no de la misma forma en cómo se
hace manifiesto en las teorías netamente instrumentales, sino que es una
incorporación diferente y que permite mejores alcances.

A modo de conclusión, podemos decir el sistema del mundo que Kepler proponía
presentaba las características ya explicadas, propia de un sistema instrumental,
como lo fue le hecho explicativo para ciertos problemas presentados, y no tanto
realista el sentido que ya lo hemos explicado, dando cabida siempre a esa
incompletitud, y este fue el motivo por el cual no se posicionó como el central en
su época.
Bibliografía

- Arthur Koestler. (1959). Los sonámbulos. México, D.F México: Consejo

Nacional de Ciencia y Tecnología.

- Thomas Nagel. (1986). Una visión de ningún lugar. México, D.F: Fondo de

Cultura Económica.

- Alexandre Koyré. (1979). Del mundo cerrado al universo infinito. España:

Siglo XXI de España Editores, S.A.

- Guilherme Brandão. (Mayo del 2012). Acerca del concepto de sistema: Desde

la observación de la totalidad hasta la totalidad de la observación. Revista


Mad, N° 26, pp. 44-53.

- Lee Smolin. (2007). Las dudas de la física en el siglo XXI . Barcelona(España):

Editorial Planeta S. A.

- Roger Verneaux. (1966). Epistemología general o crítica del conocimiento.


España (Barcelona): Editorial Herder.

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