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Conflicto israelí-

palestino
El conflicto israelí-palestino es el conflicto social y armado en curso
entre israelíes y palestinos que se remonta a principios del siglo XX. En respuesta al
creciente antisemitismo contra los judíos que se vivía en Europa, a finales del siglo XIX
surgió un movimiento sionista, que defendía el establecimiento de los judíos en Israel.
Muchos judíos emigraron a Israel después de la Primera Guerra Mundial, pero al
término de la Segunda Guerra Mundial y la conmoción causada por el Holocausto se
aprobó la partición de lo que había sido el mandato británico en Palestina en dos: la
parte judía y la parte árabe. Los árabes no lo aceptaron, y en 1948 declararon la guerra
al recién creado estado de Israel, pero fueron derrotados por los israelíes.

Mas allá de la coyuntura política que bajo el control británico originó el conflicto, ambas
posturas recurren a reclamaciones históricas para justificar sus derechos sobre los
territorios en litigio. El Estado de Israel fundamenta su existencia en la necesidad de
un estado judíoque no solo represente y acoja a dicha colectividad sino también que
cumple con exigencias propias de la fe de dicha religión, puesto que en el judaísmo se
habla del pueblo hebreo como el "pueblo elegido de Dios" e Israel se trataría de su
"tierra prometida", siendo que la colectividad judía se auto-reivindica como
descendiente del antiguo pueblo hebreo, así como también hay reivindicaciones acerca
de la ampliación del actual estado de Israel a sus fronteras bíblicas descritas en el libro
del Génesis 15:18-21, que supondría una ampliación considerable de los territorios
israelíes y la anexión de naciones enteras correspondiente con el concepto de Gran
Israel.

Ambas colectividades, judíos israelies y palestinos, se auto-reivindican como


descendientes de dos pueblos antiguos que habitaron la región, los hebreos y los
filisteos y utilizan esa reivindicación como fundamentación histórica para reclamar
como propio el territorio. Sin embargo, ninguno de ambos pueblos antiguos, hebreos y
filisteos, tiene sus orígenes en el Levante mediterráneosino que se asentaron
parcialmente en la región desplazando o conquistando a los cananeos, sus primeros
habitantes; según las Biblia y las tradiciones hebraicas (orales y escritas), los hebreos
son originarios de Mesopotamia, en tanto los Filisteos, denominado como uno de los
"pueblos del mar", llegaron desde el Mar Mediterráneo y su origen no ha podido ser
determinado hasta ahora si bien se suele hablar de Creta como su tierra de origen.

Según los textos biblicos y hebráicos, filisteos llegaron y se asentaron en la región


constituyendo una pentápolis al sudoeste de los territorios donde los hebreos se
habían establecido, situándose entre Israel y Egipto y manteniendo conflictos con las
dos civilizaciones, en tanto los hebreos se habrían re-establecido en Canaan dos siglos
antes de la llegada de los filisteos luego del éxodo. Ambos pueblos serían conquistados
por babilonios y asirios y, posteriormente, por persas, macedonios y romanos. Luego
de una breve independencia hebrea el Imperio Romano invade y conquista la región,
constituyendo varias provincias: Samaria, Galilea, Perea y Judea, esta última unió los
territorios del antiguo Reino de Judá con el que correspondía a los filisteos, que
impedían a Judá la salida al mediterráneo. La dificultad de los romanos para mantener
la hegemonía sobre los hebreos y las constantes revueltas provocó que la toma de
medidas cada vez mas extremas y, tras la rebelión de Bar Kojba, el imperio optó por
prohibir y punir muchas de las tradiciones hebreas con la intención de desaparecer la
identidad hebrea, provocando así también un éxodo masivo de hebreos. El imperio, asi
mismo, optó por modificar la división territorial en este contexto y así las provincias que
hacían alegato a territorio hebreo se unieron en una única gran provincia, la provincia
de Siria y optaron por recurrir a la antigua identidad del pueblo filisteo con el reemplazó
de la provincia de Judea por la de Palestina. Cabe destacar que para este punto hacía
siglos que los filisteos habían perdido su identidad al asimilarse a los cananeos y pueblos
conquistadores como los babilonios; sin embargo, la denominación de Palestina como
región geográfica persistió en el tiempo y dicha división administrativa fue adoptada y
utilizada por casi todos los poderes políticos que ocuparon la región durante el periodo
próximo de casi dos milenios.[10]
Sin embargo existe una realidad y es que la reivindicación de ambas colectividades
sobre dichos pueblos antiguos es en cierta forma limitada; como hemos dicho, ninguno
de los dos pueblos antiguos es originario de la región sino que la ocuparon y
combatieron entre sí hasta ser conquistados por terceros y, además, no hay una
relación directa entre las comunidades actuales y aquellos pueblos ya que tanto los
filisteos como los hebreos desaparecieron como pueblos, los actuales judíos heredaron
cierto legado cultural de los antiguos hebreos pero se trata de una colectividad difusa
que si bien es heredera de costumbres y creencias antiguas fueron muy influenciados
por la cultura y las costumbres de los pueblos nativos de los múltiples lugares a donde
emigraron las primeras comunidades y con quienes se mezclaron, generando divisiones
en grupos con diversos orígenes y grupos con costumbres distintas entre sí dentro de la
propia judeidad tan variados como los Asquenazí de Europa
Central y Orientalemparentados con pueblos germánicos y
sobretodo eslavos y caucásicos, que tienen hasta su lengua propia, el Yidis, hasta
los Beta Israel etíopes. o los youtai en China. En tanto, el pueblo palestino poco y nada
tiene que ver desde lo cultural con los antiguos filisteos cuya cultura se disolvió entre
cananeos y babilonios y desapareció en los siglos posteriores; la población palestina
actual tiene su origen en los antiguos filisteos, en los cananeos y en los árabes pero es
la cultura árabe musulmana la que define la identidad palestina.

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