Sunteți pe pagina 1din 4

COALICIÓN

BUSCAR

Panorama de la Historia de la Iglesia: La Iglesia Antigua

1 JULIO, 2015 | Carlos Astorga

COMPARTIR

BIBLIA & TEOLOGÍA

En este artículo continuamos nuestra serie de introducción a la historia de la iglesia cristiana, y


comenzamos ahora un estudio panorámico que puede servir como punto de partida al lector que desea
explorar a mayor profundidad la riqueza de la herencia histórica de la fe cristiana. Con este fin,
dividiremos la iglesia en seis períodos:

1. La Iglesia Antigua (33 – 500 d.C.)

2. La Iglesia Medieval (500 – 1500)

3. El comienzo de la Iglesia Moderna (1500 – 1650)

4. La Iglesia Moderna (1650 – 1800)

5. La decadencia de la Iglesia Moderna (1800 – 1900)

6. La Iglesia Postmoderna (1900 – Presente)

Al analizar cada época, buscaremos describir brevemente los siguientes aspectos: (1) Un resumen
general del período; (2) Algunos de los personajes más sobresalientes; (3) Algunas áreas importantes de
desarrollo teológico; y (4) Algunos ejemplos y advertencias para el lector observables en la época.
Finalmente ofreceremos una cita de algún texto representativo del período.

LA IGLESIA ANTIGUA EN RESUMEN

Este período abarca desde el día de Pentecostés (33 d.C.) hasta el final del quinto siglo de nuestra era. En
esta primera etapa, la iglesia experimentó un crecimiento fenomenal al punto que llegó a abarcar todo el
mundo conocido. Durante los primeros tres siglos, los creyentes sufrieron persecución y martirio,
mostrándonos de manera elocuente lo que significa seguir a Cristo hasta la muerte. El emperador
Constantino legalizó el cristianismo (313 d.C.), y con ello dio inicio a una etapa de paz y desarrollo
teológico. En este tiempo los primeros padres, apologistas y teólogos definieron, defendieron y
desarrollaron las doctrinas cristianas esenciales. Entre ellas, la Trinidad, la Cristología, el Pecado Original
y la Gracia Soberana en la aplicación de la salvación. Al mismo tiempo, y como resultado de la unión
entre iglesia y estado, comenzó un proceso de decadencia espiritual que llegaría a su clímax en el
oscurantismo de la Edad Media.

PERSONAJES SOBRESALIENTES

Los Doce. Por supuesto, los primeros “héroes de la fe” en esta época incluyen a los apóstoles. De
acuerdo a la tradición, todos ellos participaron fielmente en la gran comisión, llevando el evangelio a
lugares tan lejanos como Etiopía (Mateo), India (Tomás y Bartolomé) y España (Pablo). Con excepción de
Juan, todos sufrieron una muerte violenta.

Policarpo e Ireneo. Policarpo (c. 69 – c. 155 d.C.) fue discípulo de Juan y obispo de Esmirna hasta
mediados del siglo segundo. Siendo anciano fue arrestado y repetidamente incitado por el procónsul a
maldecir públicamente a Cristo. Su respuesta al magistrado le llevó a morir en la hoguera, convirtiéndole
en un ejemplo de fe inquebrantable a los creyentes a través de los siglos: “Durante ochenta y seis años le
he servido, y nunca me ha hecho mal alguno: ¿Cómo he de blasfemar a mi Rey, quien me salvó?”. Ireneo
(¿? – c. 202 d.C.) fue discípulo de Policarpo y se constituyó en uno de los primeros defensores de la fe. Su
libro Contra las Herejías es relevante hasta la actualidad.

Tertuliano (c. 155 – c. 220 d.C.). Otro gran defensor de la fe. Luchó vehementemente contra el
intelectualismo y la filosofía, enfatizando la prioridad de la verdad revelada. La Biblia es nuestra fuente
de verdad infalible y primaria. La razón es secundaria. Fue el primero en usar la palabra trinidad para
describir la esencia del ser de Dios.
Cipriano (c. 210 – c. 258 d.C.). Conocido por defender a la iglesia como el punto central del avance del
reino de Dios en el tiempo presente. Esto dio lugar a su famosa frase: “No puede tener a Dios por Padre
aquél que no tiene a la iglesia por su madre”, la cual ha sido malinterpretada y abusada por siglos.

Constantino (272 – 337 d.C.). Figura importantísima en el rumbo de la historia cristiana. Legalizó el
cristianismo en el año 313 d.C., dando con ello fin a tres siglos de persecución. Fue instrumental en la
convocación (pero no en las decisiones) del Concilio de Nicea (325 d.C.). Con el tiempo, su influencia
sobre el cristianismo degeneró en la unión de la iglesia y el estado. Tal unión fue la causa principal de la
paganización y decadencia de la fe y práctica cristianas.

Atanasio (295 – 373 d.C.). Importantísimo por su lucha contra el hereje racionalista Arrio a principios del
siglo cuarto. Fundamental en la defensa de la completa deidad de Jesús, la composición del Credo de
Nicea, y la definición final del canon del Nuevo Testamento.

Agustín (354 – 430 d.C.). Obispo de Hipona en el siglo quinto. Posiblemente el teólogo extra-bíblico más
importante del primer milenio en la historia del cristianismo. Sus escritos apologéticos clarificaron varias
de las doctrinas más importantes de la fe; incluyendo la trinidad, el pecado original, la predestinación, y
el significado de la gracia y su carácter objetivo y soberano. Su libro La Ciudad de Dios se constituyó en el
fundamento del amilenialismo escatológico que dominó la iglesia por cerca de 1500 años. Finalmente,
sus Confesiones son un libro autobiográfico devocional escrito en forma de oración que todo cristiano
haría bien en leer para comprender mejor la magnitud del amor y la gracia de Dios hacia pecadores
comunes, corrientes y depravados como nosotros.

DESARROLLO TEOLÓGICO

En el área doctrinal y teológica, los primeros siglos fueron fundamentales para definir lo que se conoce
como la ortodoxia cristiana, la sana doctrina. En este tiempo, la doctrina de los apóstoles avanzó en su
definición y clarificación de lo que constituye la esencia del cristianismo:

El cristianismo es una fe revelada. Con el surgimiento de herejes, la iglesia luchó por compilar, preservar
y trasmitir por escrito la esencia de su fe. Esto llevó a la definición del canon del Nuevo Testamento. Con
ello, el cristianismo pasó de ser una fe transmitida por tradición oral y sucesión apostólica a ser una fe
preservada y proclamada en la Palabra inspirada de Dios. El proceso de definición terminó “oficialmente”
en 367 d.C. con la Carta de Pascua XXXIX de Atanasio.

El cristianismo es una fe trinitaria. Durante los primeros tres siglos, la iglesia luchó por describir la
persona de Dios siendo fiel a toda la verdad revelada en las Escrituras. Ante el surgimiento de herejes y
apóstatas, los creyentes afirmaron la completa deidad de Jesús el Hijo de Dios y del Espíritu Santo. Con
ello, el cristianismo se define no solo como una fe monoteísta sino también como una fe trinitaria. El
Credo de Nicea-Constantinopla resume teológicamente la realidad de Dios revelada en las Escrituras.
El cristianismo es una fe Cristocéntrica. La persona de Jesús fue motivo de múltiples controversias
ocasionadas por el misterio de la perfecta unión de la deidad y la humanidad en la persona de Jesucristo
(unión hipostática). Los padres de la iglesia nos enseñaron que nuestro destino eterno depende de
nuestra fe en un Salvador 100% humano y 100% divino. La culminación de este esfuerzo es la definición
de Calcedonia compuesta en el año 451 d.C.

S-ar putea să vă placă și