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PENSAMIENTO MÁGICO Y AUTOENGAÑO (Por: Derick Flores Gonzalez)

El rol de pensar implica necesariamente expresar ideas o pensamientos acerca de


determinados fenómenos de la realidad, esta actividad trae consigo acuerdos y desacuerdos
con matices o tonalidades distintas en las personas. La sentencia “tú puedes conseguir todo
lo que te propongas” es una expresión que viene enraizándose fuertemente en los
esquemas de las personas en los últimos años. El propósito de esta columna no es criticar
el entusiasmo, la fogosidad o motivación ajena, sino en esencia, poner sobre el tapete este
eslogan y su implícito significado desde una perspectiva crítica.
El “tú puedes conseguir todo lo que te propongas” obedece a un “pensamiento mágico”, esto
es, formas de pensar o razonar, basado en supuestos informales o erróneos sin ningún tipo
de criterio de validación. También se puede decir que el pensamiento mágico consiste en
atribuir un efecto a un suceso determinado, sin existir una relación causa-efecto
comprobable entre ellos.
La consecuencia del pensamiento mágico es que la persona atribuye relaciones causales
entre acciones y eventos no conectados entre sí, y que el consenso científico no acepta
como válidas. Una de las cosas que refuerza este pensamiento mágico, es la repetición
mental de clichés como: “tú puedes conseguir todo lo que te propongas”, “el universo
conspira a tu favor”, “todo esta en tu mente”, etc. Ese paquete de clichés lleva a la condición
humana a un estado de “dopaje emocional” ante su realidad.
El dopaje emocional sería como suministrar ciertas emociones con el objetivo de potenciar,
de modo artificial e inmediato, el funcionamiento orgánico de la persona para que pueda
responder mejor de lo esperado ante una tarea específica. Como se sabe, el dopaje es una
práctica prohibida en toda actividad humana porque pone en riesgo la salud.
Por consiguiente, la persona tiene que conocer su condición humana y no tiene que doparla,
anestesiarla o distraerla, tiene que conocerla y ponerla en cuestión para afrontar con
valentía, vigor y coraje el extraordinario hecho de existir como humano.

Este tipo de frase, lema o sentencia tiene finalidades y orígenes claros. Todos los clichés
anteriormente mencionados tienen un origen comercial norteamericano. El fin es vender y
los clichés son mediadores subjetivos en el cumplimiento de metas de la actividad comercial
en el que la persona está sometido.

La actividad comercial es sumamente respetable, pero tiene el riesgo de convertir lo


comercial en un nuevo humanismo, es decir, todos somos agentes comerciales y todo,
absolutamente todo, es tratado como un elemento de comercio. Esto podría influir
negativamente las relaciones intra e interpersonales como sociedad.
Al final, “tú puedes conseguir todo lo que te propongas” es algo posible, así como por ej., ir
a Marte el fin de semana. El detalle está en distinguir entre lo posible y lo probable. Al estar
invisibilizado la distinción de estos constructos, la persona asume una única actitud hacia la
realidad. Entiéndase la actitud como un estado de disposición mental que se organiza
mediante la experiencia.
En todo esto, la emoción de la culpa representa un fuerte mecanismo de control sobre las
personas. La culpa es como el candado que garantiza la reproducción de esta forma de
pensar y actuar continuamente. Porque si no se piensa de determinada manera y sobre todo
no se logra lo que se piensa, los únicos responsables seremos nosotros mismos…

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