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Toda revolución que se precie de tal debe tener un objetivo inalcanzable.

El hombre

caminando hacia la línea del horizonte. El mamarracho de los setenta lo tuvo: se

proponía crear al Hombre Nuevo. El Hombre Nuevo hecho con retazos del hombre

viejo, una idea de la Biblia que devino en militante: el Hombre Nuevo sería generoso,

altruista y –solo de ser necesario- fusilaría a los disidentes. La ola del feminismo

kirchnerista en Argentina se propone, como objetivo adicional, cambiar el lenguaje.

Menuda tarea. Su premisa inicial es polémica: el lenguaje expresa al patriarcado, es un

lenguaje de dominación que sostiene el poder omnímodo del hombre. ¿El lenguaje es

anterior al objeto que nomina? ¿La lengua crea la injusticia o la nombra?¿Este es un

asunto de gramática o de política? ¿La palabra “rosa” es anterior a la rosa en sí?.

En cualquier caso, como corresponde a todo alud, bajan de la montaña nieve y barro:

logros históricos como la despenalización del aborto o la igualdad salarial, carteles de

vergüenza ajena como los de “Muerte a los hombres” o afirmaciones del tipo: ”el

matrimonio heterosexual favorece la violencia doméstica”. De las creadoras de

“compañer@s” o “amigxs” (palabras que, de tan teóricas, se volvieron

impronunciables) llega ahora el estrellato de la letra “e”.

Les chiques, les diputades y –les juro que lo vi en un diario chileno- les empanades. La

base del razonamiento sostiene que, como un colectivo determinado –en este caso las

mujeres- no se siente representado o visibilizado en el lenguaje que utiliza toda la

población, decide cambiarlo: manipular el lenguaje en función de sus sentimientos y

percepciones. Pensar que el cambio de la forma logrará que el fondo cambie es, al

menos, ingenuo. Si la realidad cambia –que, insisto, en el caso de las mujeres es

imperativo que cambie- las palabras representarán la realidad cambiada. La realidad


cambia la lengua. A lo sumo la lengua puede advertirnos de la necesidad del cambio,

pero nunca lograrlo por sí misma. A la vez, suena a intento provinciano: hay en el

mundo 6912 lenguas vivas, con leyes gramaticales distintas, con distintos géneros y,

claro, la e,la @ o la x quedan chicas.

También existe una vieja discusión con el concepto de género, palabra adoptada de una

mala traducción de la palabra gender, que a su vez funcionaba en inglés como

eufemismo de sexo, por influencia del puritanismo. Una mesa tiene género, pero no

sexo. Los géneros gramaticales agrupan el femenino, el masculino y el neutro, con lo

cual la confusión entre género y sexo es fuente de malentendidos. Los lingüistas

denominan al género un accidente gramatical, y el español no es coherente sobre este

punto. Las palabras terminadas en “o” suelen ser masculinas, pero también está la

contralto, la modelo, la sobrecargo, la mano. Las palabras terminadas en “a” suelen ser

femeninas, pero también se dice el día, el pirata, el pediatra, el fisioterapeuta.

La “e” también se reparte, como en la esfingeo el jefe. Algunas palabras tienen un solo

género que vale para los dos sexos: la persona, la criatura, la víctima, la jirafa, la

ballena. Y usamos los femeninos Su santidad, Su majestad o Su excelencia para

referirnos a varones. Otro sufijo que no marca el género es la terminación “ista”:

periodista, artista o deportista que proviene del griego “istes”. Por eso yo no soy

periodisto. La ensalada gramatical condimentada con los caprichos snobs ha logrado

todo tipo de records: en Chile, el Ministerio de la Mujer y Equidad de género invitó

a las fiestas “matrias y patrias”.

Así las cosas –como describe Ignacio Bosque en “Sexismo lingüístico y visibilidad de la

mujer”- sería sexista decir “el que lo vea”, en lugar de “quien lo vea”, ”los futbolistas”

deberá ser cambiado por “quienes juegan al fútbol”, ”los españoles irán a las urnas”
deberá cambiarse por “la población española irá a las urnas”. ¿Y qué hacer con “ayer

estuvimos comiendo en casa de mis padres?”. Tampoco podemos usar “los reyes”, “los

tíos” o “sus suegros”. Y en el caso de los animales: ¿Será correcto discriminar a las

hembras en expresiones tan comunes como los perros, los gatos, los jabalíes, los lobos?.

Arturo Pérez Reverte se ganó el odio del feminismo español con sus comentarios sobre

el punto a través de twitter. Elogió el ensayo de Bosque y agregó: “Estaba siendo

intolerable el matonismo casi indiscutido de las ultrarradicales feminazis, cada vez más

favorecidas con la impunidad y la cobardía de políticos y rectores de Universidad que

llevan años subvencionando disparatadas guías no sexistas con dinero público. Porque

también el feminazismo orgánico, oficial, es un negocio del que trincan pasta muchos

y sobre todo, muchas. Todos esos directores sin ápice de vergüenza, agachando las

orejas para que no los llamen misóginos o machistas. O por supuesto, directamente

fascistas, como si tuviera que ver ser de izquierda o de derecha para maltratar a una

mujer.(…) Guías de lenguaje en las que no se consulta a lingüistas, cuatro particulares,

sin autoridad ninguna, diciéndole a la gente como debe hablar. Esos cretinos y cretinas

han llegado a establecer como delito, con multas y denuncias, el uso correcto de la

lengua. Lo que ya es el colmo(…) Alguien que sepa debería explicar alguna vez porque

criticar la estupidez ultrafeminista radical te convierte automáticamente en misógino,

tienes que transigir con que analfabetas indocumentadas te digan, nos digan a todos,

como escribir y como hablar”.

En octubre de 2017 el gobierno francés de Macron reaccionó como Reverte: prohibió el

lenguaje inclusivo en los documentos oficiales. ”Hay que detener la aberración

inclusiva que pone al francés en peligro mortal”. Todo empezó con un libro escolar

escrito por Sophie Le Callenec, que recomendaba citar siempre los dos géneros
ordenando alfabéticamente el resultado. Se escribe “agriculteurs et agricultrices”, pero

“femmes et hommes” y feminizar los sustantivos que se refieran a oficios y cargos

publicos. Si es un escrito en castellano se puede sustituir la palabra “ciudadanos” por

ciudadanis/as, ciudadanxs o ciudadan@s. En francés resulta más difícil porque no

siempre es tan sencillo alterar una vocal. El resultado podria ser

“citoyen/ne/s”,”citoyen.ne.s” “citoyenNes”,”citoye(ne)s” o,el mas habitual de todos,

”citoyen.ne.s”.Merde.

Ya que se discute la percepción de un grupo sobre el lenguaje de todos, nos

permitimos desde aquí sugerir que se elimine del lenguaje, por discriminatoria, la

palabra “gordo” y también las siguientes : abultado, adiposo, amondongado, atocinado,

barrigón, carnoso, cebón, cenceño, panzudo, rechoncho, ventrudo, corpulento, craso,

inflado, lamido, mantecoso, mofletudo, obeso, mesado, rollizo, sebo, tocino y tripudo..

Y también, ya que estamos, solicitamos la eliminación de la palabra “negro” junto a

oscuro, moreno, negruzco, atizado y renegrido, africano, mulato, indígena y negroide.

Una estupidez siempre tapa a la otra.

Cito a Enriqueta Pascual en “Ideología sexista y lenguaje”: “Se puede ser feminista sin

destrozar el lenguaje. Pero difícilmente se pueda evitar un uso sexista de la lengua sin

ser feminista”.
ENUNCIADOR:

1 ¿Qué voz o voces enuncian?

El autor: Arturo Pérez Reverte

2. ¿cual es la intención del autor?

Pedir a los sectores analfabetos del feminismo no tocar de manera estúpida el lenguaje

que es su herramienta de trabajo.

3. ¿Cuál es la perspectiva que asume el autor?

Pérez Reverte asume una opinión crítica, objetiva y realista sobre ciertos sectores del

feminismo expresa estar de acuerdo con las declinaciones femeninas de adjetivos y

sustantivos siempre y cuando sea necesario y prime el sentido común pero está en total

desacuerdo cuando estas atropellan el lenguaje.

TEXTO

1. ¿Qué estilo, léxico y tono se manifiestan en el texto?


Estilo: formal
Léxico: especializado
Tono: directo y explicito.
2. ¿Qué tipo de organización textual predomina?

a. Introducción.

b. Cuerpo.

c. Conclusión.
ENUNCIATARIO (Lector)

1. ¿Para qué voz o voces se enuncia?


El lector para quien este discurso es para aquellas personas amantes de la lectura
y de la buena práctica y uso de la lengua española.
¿Qué reacciones espera el autor al publicar este texto?
La reacción esperada por el autor es hacer ver del buen uso que se le debe dar a
la lengua española y todas sus formas gramaticales.

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