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Memoria sobre Pablo desde la lectura de

Bargoglio, G., Pablo de Tarso y os orígenes


cristianos, Salamanca 1989. 15-154.
A- Reflexión
personal

B- Respuestas a
algunas
preguntas

Elaborado por: Alphonse Mbeng S.D.B.

Presentado a: Francisco Ramírez Fueyo S.J.

2º teología

Año académico: 2018- 2019


La lectura que hemos hecho del libro de Giuseppe Barbaglio nos ha permitido hacer
una reflexión sobre Pablo. A este efecto, nuestra memoria consta de dos partes: una
reflexión personal sobre la lectura, luego respuestas a algunas preguntas.

A- Reflexión personal a partir de la lectura


Pablo en cuanto misionero, teólogo, Apóstol y fundador de Iglesias se entiende desde
sus trasfondos naturales. Hemos hecho una reflexión al respecto en de tres partes: las
raíces identitarias de Pablo, su actuación ante la Iglesia y las enseñanzas teológicas que
se perfilan en su persona.

I- En las raíces de la persona de Pablo


Para comprender a Pablo es importante definir su doble identidad judeo-helenística.

1- Identidad judía: la ley


El celo y la eficacia por los cuales Pablo emprendió el camino evangélico se
remitirían a su identidad judía.
El pueblo judío del tiempo de Pablo se organizaba en clases sociales, entre las
cuales la de los fariseos, llamados “separados”. Predicaban el respeto escrupuloso de la
ley y la práctica ortodoxa de las normas derivándose de esta ley. Pablo fue miembro de
esta clase social judía de modo que su rechazo de la ley en sus diferentes cartas
traicionaría su fuerte identidad judío-farisea. Esta identidad manifiesta en su empleo del
Antiguo Testamento, de acuerdo con la interpretación judía de su tiempo. Su forma de
expresarse en categorías e imágenes del Antiguo Testamente. Por otro lado, la ley tenía
diversas acepciones. En primer lugar, la ley era voluntad de Dios a poner en práctica. En
segundo lugar, la ley era allí donde hablaba Dios a su pueblo. En tercer lugar, la ley era
el foco del actuar cotidiano. Por eso, Pablo, anunciando a Cristo después de su conversión,
le presenta como Dios en diálogo con los hombres o como norma de vida de todo
creyente, pues veía en Cristo la nueva ley.

El en mundo judío, se hablaba de la clase de los judíos de la diáspora en contacto


con el helenismo, donde se perfilaba un judaísmo folklórico: esclavos, militares,
campesinos y comerciantes; viviendo en comunidades llamadas collegia. Es en este
contexto que creció Pablo, maduró opciones de la fidelidad judía y donde entró en
relación con el mundo pagano. La experiencia que tuvo del folklorismo de estas

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comunidades será el verdadero sustento de lo que él llamará Iglesia: comunidad abierta a
todos. Otra característica del judaísmo-fariseo era su fuerte carácter misionero, tanto en
la propaganda de su ideología monoteísta como en la demostración de la nobleza de los
valores éticos de la ley y la figura de Abrahán. Este espíritu misionero le permite a Pablo
llevar el evangelio fuera de las murallas palestinenses, abriéndolo a los paganos.

2- La identidad griega: helenismo


Judío de la diáspora, Pablo creció en contacto con la cultura griega que no sólo
era el ama cultural del Imperio romano, sino que estaba profundamente presente en las
afueras de Jerusalén, en las comunidades de la diáspora. Lo que da a entender que Pablo
dominaba el griego. Si no fue rhetor profesional, su lenguaje escrito porta gérmenes de
la retórica griega, las imágenes y términos que emplean lo justifican –Flp 2,16- 1 cor
7,22- , también la forma de argumentar como la diatriba, Rom 2, 1-20, Cor 9, y el uso de
ciertas ideas helenísticas como libertad (Gál 5,1) …Queremos pues subrayar aquí que la
cultura lingüística griega sirvió a Pablo de instrumento lingüístico para sus escritos.
También es importante comprender que el mundo griego tenía su identidad
religiosa, no marcada por la ley sino por los dioses del Olimpo. A este efecto, judío de la
diáspora en contacto con el mundo griego, Pablo aprendió a asumir la alteridad religiosa.
Por eso, convertido al cristianismo se hizo precursor de una Iglesia universal, más allá de
las diferencias culturales anunciando un evangelio abierto a los paganos (Gál 2,2).

3- El Apóstol de los gentiles, intérprete de la nueva ley: convergencia de


las dos identidades
El encuentro con el Resucitado en Damasco, en sustancia no cambió el supuesto
judío-helenístico de Pablo, sino que lo consagró al Dios revelado en la persona de Cristo.
En efecto, la densidad religiosa que tenía le permitía encontrar en el Resucitado el
mesías anunciado por los profetas, cumplimiento de la ley y reconocer en su filiación la
actuación del mismo Dios de la antigua alianza. Pablo pudo comprender que el Dios en
quien creía en cuanto judío, Creador (1Co 8, 8,6), era el mismo que le reveló a su Hijo.
De hecho, veía en la Pascua de Cristo, el cumplimiento de plan salvífico del Padre, Yahvé,
y sobre todo el Dios justo hacia su pueblo mediante su misericordia y acción salvífica (Is
46,13) tal como presentado en la Antigua Alianza. De hecho, supo resaltar el valor
mesiánico, soteriológico y vicario de la muerte de Cristo comprendiendo que Cristo tomó
en si la maldición de la ley transformándola en medio de salvación para la humanidad
como se manifiesta totalmente en su doctrina de la justificación (Rm 3, 21-25, Gá 2, 16).
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La dimensión esencialmente misionera del fariseo fue el fundamento del carácter
misionero y universal de su apostolado, de Palestina hasta Europa, y Asia. El mismo
orgullo con el cual defendía el monoteísmo judío predicado por su ley, convertido al
cristiano, animaba su apología de la nueva ley, y del mismo Yahvé cuyas promesas se
alcanzaban en la Pascua de Cristo y la Iglesia naciente. En efecto, Pablo comprendía que
era el mismo pueblo de la antigua alianza que alcanzaba su cumplimiento en la Iglesia.
El código del actuar fariseo, la ley, permitió a Pablo encontrar en Cristo la nueva ley,
nueva norma de vida, por eso se conformaba con ella en toda su misión(Gá 2,20).
Y para consignar su teología por escrito en cuanto instrumento de revelación divina,
se sirvió de la cultura literaria griega para embellecer su discurso teológico y hacerlo
comprensible también en el mundo pagano. No sólo consignar por escrito su teología,
pero establecer una configuración al nuevo pueblo – Iglesia-, le sirvió profundamente la
identidad helenística – folclórica- que había venido adquiriendo desde su vivencia judía
de la diáspora notamente, la experiencia de la pluralidad religiosa.

Hablar de Pablo, Apóstol de los gentiles e intérprete de la nueva ley es reconocer por
una parte la identidad judía que sustentaba su teología y por otra parte la identidad griega
que daba belleza a su literatura y daba forma a su eclesiología.

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II- Pablo, símbolo de la unidad de la acción divina de las dos alianzas
En esta parte, nos vamos a concentrar en su compromiso personal en cuanto fariseo
ante los seguidores del Resucitado, un análisis que nos llevará a ver cómo en su persona,
se perfila la unidad de la acción divina en las dos economías

1- Religioso fariseo según la teología veterotestamentaria


La ley que Pablo defendía celosamente como fariseo profesaba a un solo Dios, lo
que chocaba con la pretensión de filiación divina de Jesús anunciada por la Iglesia.
Además, siendo Jesús crucificado en el madero (Dt 21,23) era maldito según la Escritura,
por eso a sus ojos no podía ser el mesías como lo proclamaba la Iglesia. También el
acontecimiento Jesús, sacrificio definitivo, sacerdote eterno y profeta por excelencia
dejaba al templo en los olvidos religiosos.
Todo el anuncio de los Apóstoles era una herejía respecto al judaísmo fariseo, por
eso Saul persigue celosamente la Iglesia y los Apóstoles.

2- Convertido a la nueva alianza


El acontecimiento de Damasco lo cambió todo en la actuación religiosa de Pablo,
la ley se convirtió en pecado para él en beneficio del Resucitado que se convertía en la
nueva ley. Por el efecto de la gracia, Pablo comprendió que la ley mosaica ya había sido
superada y cumplida en Cristo que Cristo actuaba en nombre del mismo Yahvé que le
había enviado en cuanto Mesías e Hijo suyo. La interpretación que Pablo mismo hizo de
este acontecimiento fomentaba y asentaba orgullosamente su apostolado, en realidad veía
en su encuentro con el Resucitado, un don de Yahvé (Gál 1,16), el Dios de Israel. A
continuación, comprendía pues que su evangelio provenía de Dios, Yahvé de Israel por
eso lo llamó “evangelio de Dios” (Tes 2,2). Entonces, el mismo Dios que anunciaba en la
defensa de la ley, era el mismo que proclamaba mediante la persona de Cristo, revelador
de este Dios.

3- Unidad de la acción divina en la doble identidad de Pablo: judío-helenístico


convertido en Apóstol
La conversión de Pablo no cambió su teología, pero la abrió a otros horizontes.
En efecto, con el acontecimiento de Damasco, Pablo empezó a ver en la persona de Cristo
una continuación y una consumación de la acción de Dios de Abrahán, de Moisés; de la
Antigua Alianza. A este efecto, entre el perseguidor de la Iglesia y el Apóstol de los
gentiles, no había diferencia ontológica, sino una cierta continuidad en la discontinuidad
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religiosa. El mismo que profesaba al Dios de la ley, después de su conversión siguió
profesando al mismo Dios, pero en otra vertiente, la del amor.

Esta continuidad en una cierta discontinuidad religiosa de la persona de Pablo


materializa la unidad de la acción divina en las dos economías. En este sentido, de la
misma manera que la Iglesia no sustituía a Israel, pero lo cumplía, lo restauraba así en
Pablo, el Apóstol no sustituía al fariseo, pero lo cumplía, lo restauraba en Cristo. Todo
esto nos hace comprender que, en el Apóstol de los gentiles, actuaba el mismo Dios, de
una vertiente legislativa (antigua alianza) a una vertiente escatológica (nueva alianza).

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III- Aportación teológica
De Pablo en cuanto Apóstol, teólogo, misionero, podemos quedarnos con tres
enseñanzas: la bondad divina, la fuerza carismática y la gracia con la naturaleza

1- Antropología teológica: bondad divina


Pablo en cuanto judío convertido al cristianismo constituye una gran
materialización de la antropología cristiana. En efecto, la actuación de la gracia no es el
único protagonista en la conversión de Pablo, sino también de la naturaleza de la persona
del judío fariseo. La concepción cristiana de la naturaleza se fundamenta en el principio
según el cual el hombre fue creado a la imagen y semejanza de Dios -Gn 1, 1-2, 4ª- es
decir lleva en sí gérmenes de la bondad divina como realidades naturales que le capacitan
en su búsqueda de la felicidad abriéndole a su creador. Queremos decir aquí que Pablo
tenía dones de la naturaleza que fueron apoyos sobre los cuales la gracia se sustentó para
convertir al perseguidor de la Iglesia en Apóstol de los gentiles:
En primer lugar, la abnegación: el celo apostólico de Pablo no fue sólo obra de la
gracia, sino expresión de su abnegación hasta la temeridad por eso los peligros, las
persecuciones, los encarcelamientos no le impidieron llevar a cabo su misión.
En segundo lugar, la libertad: Pablo era un hombre totalmente libre en cuanto
cumplidor ortodoxo y fiel de la ley como todo fariseo; renovada en Cristo la anunciaba y
la defendía con mucha libertad. Libre respecto también a los bienes materiales, por eso
trabajaba duramente para no ser dependiente de los demás; libre también respecto a los
demás Apósteles ya que se consideraba igual a ello…
En tercer lugar, el amor por la verdad: es la expresión de su cultura intelectual, no
como búsqueda frívola del conocimiento, sino de una verdad fecunda y dadora de vida:
Dios. Ya que para todo fariseo la verdad última era la ley, convertido al cristianismo,
encontró en Cristo esta nueva ley y ofreció toda su vida por ella.

2- Pablo figura simbólica del movimiento carismático de la Iglesia


Pablo representa también el movimiento carismático de la Iglesia. Es verdad que
ciertos biblistas suelen oponer a Pablo con Pedro, uno como el contrario del otro. A
nuestro parecer sería una pequeña exageración, porque a Pedro le incumbía mantener la
unidad y gestionar los carismas entre los que estaba el de Pablo. Sin embargo, el poder
jerárquico de Pedro no fue suficiente para que la Iglesia fuera verdaderamente Iglesia,
abierta al resto del mundo. Allí es donde el carácter carismático de la misión de Pablo fue
un complemento, portaba una cierta novedad que llamamos aquí movimiento del Espíritu.

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Toda la legitimidad de la misión y de la obra de Pablo es una prueba de que el
Espíritu que anima la Iglesia transciende la jerarquía, la supera y la perfecciona también.
Con Pablo, entendemos que el carisma no se opone a la jerarquía, pero entre ambos se da
una verdadera complementariedad.

3- Conciliación de la gracia y la naturaleza: gracia y pecado


Donde el pecado abundó sobreabundó, la gracia: Rm 5,20. Este versículo explicita
a nuestro parecer la conversión de Pablo, el movimiento de la gracia sobre su naturaleza.
En efecto, el acontecimiento de Damasco marcó la actuación de la gracia sobre su
humanidad afectada por el pecado.
La naturaleza humana afectada por el pecado debe entenderse aquí desde la
concepción que Pablo mismo tenía de la ley. Después del encuentro con el Resucitado, la
ley que era la luz de su vivir en cuanto judío-fariseo, se convirtió en pecado. Pecado como
lo que le alejaba de Dios, como puede verse en su persecución a la Iglesia de Cristo en
virtud de la ley. También, decir que la ley se convertía en pecado, querría decir que era
superada, pues desde entonces, el amor, encarnado en Cristo era la nueva ley. También
es importante subrayar que el pecado al cual se refiere Pablo se remite a su condición
pecadora de hombre e imperfecto, descendiente del primer Adán.
La gracia, sobreabundó donde el pecado había abundado, significa que la gracia
llevó a la perfección lo que en la naturalidad de la persona de Pablo estaba en las
titilaciones, confusiones, los errores…

Al final de esta reflexión, comprendemos que los trasfondos judío-helenistas eran


los verdaderos apoyos sobre los que se posó la gracia para convertir al fariseo en Apóstol
de los gentiles, primer teólogo cristiano y fundador de las iglesias

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B- Respuestas a preguntas metodológicas
1) ¿Hay alguna razón por la que has elegido esta lectura concreta?
La razón principal por la cual hemos elegido esta lectura es su contenido que, por su
sencillez y su carácter histórico-científico, desvela la humanidad de Pablo desde sus
trasfondos judíos y helenísticos. Y desvelando su humanidad, Barbaglio saca a la luz todo
el sustento natural que preparaba a Pablo para ser un verdadero Apóstol de los gentiles,
el primer teólogo cristiano.

2) ¿Cuántas horas de lectura te ha supuesto?


La verdad es que, la sencillez y la claridad del lenguaje facilitaba la lectura, por eso
cada vez que teníamos tiempo libre, tomábamos treinta a cuarenta y cinco minutos para
leer un capítulo, así progresivamente nos hemos leído, todo el libro.

3) Hablando en general ¿Ha sido fácil/difícil, amena/aburrida?


En general la lectura ha sido muy fácil, por una parte, por el interés que teníamos y
por otra parte por la claridad del lenguaje y el alcance científico-histórico del contenido.

4) Durante la lectura, ¿has tomado apuntes, notas? ¿Has subrayado, anotado en


el mismo libro/fotocopia/formato digital?
El libro que hemos usado se encuentra totalmente manchado por los subrayados.
Sabiéndolo al inicio, por el interés que teníamos, hicimos una copia de la obra original
con la cual trabajábamos, dándonos una cierta libertad en el manejo del texto.

5) Durante la lectura, ¿has tenido a mano una Biblia para consultar las citas
bíblicas que se daban? etc. para aclarar, situar, profundizar en la información?
Durante la lectura, no hemos consultado mucho la Biblia, pero veníamos
confrontando los análisis que hacíamos de la persona de Pablo con respecto a su teología
y misión con las clases del cuatrimestre y también con la obra de Fritz Meyer sobre la
teología paulina.

6) ¿Ha cambiado algo la imagen que tenías de san Pablo (y de las primeras
comunidades)? ¿Cómo era dicha imagen antes de la lectura, y cómo es ahora?

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La imagen que habíamos de Pablo no ha cambiado, pero la hemos entendido mejor.
Le veíamos como un simple celoso anunciador del evangelio, un deudor que quería
devolver a cualquier precio su deuda, puesto que persiguió la Iglesia de Cristo. Pero con
la lectura, nos hemos dado cuenta de que todo el sustento natural de su persona iba
moviendo su ser misionero: celo defensor de la ley, especialista de la escritura…

7) ¿Qué aspectos de la vida y de la personalidad de san Pablo te resultan más


atractivos? ¿Por qué? ¿Hay algunos rasgos que no te gusten? ¿Cuáles?
El aspecto más relevante de la vida de Pablo a nuestro parecer es la libertad en su
misión.
Hay que comprender la libertad aplicada a la persona de Pablo desde la tradición
judía, en diálogo con la ley. En principio la ley antes de Cristo en su vertiente positiva
acompañaba al hombre en su realización personal, le servía no para confundirse, sino para
ser justo, libre, y conformar se con la voluntad de Dios. Y, fue por esta ley, predicadora
de un solo Dios que Pablo perseguía a la Iglesia. (1Cor 9, 1s). Sin embargo, cuando se
dio cuenta de que estaba en el error, su libertad cambió de referencia, de la ley mosaica a
Cristo. La misma libertad con la cual defendía la ley, le sirvió de sustento para anunciar
a Jesús, a pesar de la oposición en el seno mismo de la Iglesia; a pesar de las dificultades
en su misión, los encarcelamientos que fueron más de cinco, los azotes, las oposiciones
en sus propias comunidades, las herejías…
Pablo superaba todas estas dificultades no por simple celo, sino sobre todo por la
consciencia libre de cumplir con el porqué de s existencia, Cristo su nueva ley – Ga 2, 20
– por eso ante el no reconocimiento de su apostolidad y de la legitimidad de su anuncio
recordaba que su misión provenía de Cristo, – Ga 1, 16-. Cuando se da cuenta de que su
visión del evangelio respecto al mundo gentil no es aceptada por la gran corriente de
Jerusalén, lo denuncia públicamente en toda libertad, contra la cabeza misma de la Iglesia
en Corinto – Pablo- (Ga 2, 12s), y sabiéndose justo en su acción, se alejó en toda libertad
del grupo de Jerusalén para ir a Asia fundar otras comunidades. Y ante la apremiante
amenaza de las dificultades de la muerte, no se olvida de la unidad de la Iglesia, trata de
relacionar todas sus comunidades con la Iglesia madre de Jerusalén.
A nuestro parecer, no es el simple celo fariseo hacia la ortodoxia del evangelio, es
que se expresa en este orgullo misionero, sino más bien una cierta libertad interior
fundada en Cristo a quien se había sometido, como esclavo y pobre instrumento.

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Sin embargo, pensamos que es muy pretencioso por parte de Pablo considerarse
Apóstol de los gentiles al igual que Pedro a quien le asigna la misión hacia los judíos.
Sabemos de los Hechos de los Apóstoles que el primero en anunciar el evangelio a los
paganos es Pedro después de una visión divina, experiencia que le permitirá defender la
postura paulina en el concilio de Jerusalén obligando a la franja más radicalista de la
primera comunidad, liderada por Santiago, a aceptar la legitimidad de la misión de Pablo.
Pues en esta misma misión de la cuál Pablo se considera instrumento por excelencia,
Pedro tuvo que dar su asentimiento. Podrá decir Pablo que fue exclusivamente enviado
por Cristo, pero no podría negar que su evangelio no podría haber sido anunciado fuera
de la Iglesia, ya que en Damasco Cristo se identificaba con la Iglesia misma, - ¿por qué
me persigues? - y Pedro era su signo de unidad de esta Iglesia. La misión de Pedro tenía
una relevancia universal, mientras la de Pablo concretaba la Iglesia en el mundo pagano
en oposición a la figura de Santiago que materializaba la Iglesia en el mundo judío.

8) Señala cualquier otra reflexión pertinente que estas páginas te hayan sugerido.
Leyendo a Pablo, hemos comprendido que toda teología es hijo de su tiempo, es decir
que se perfila a partir de las categorías existenciales y paradigmáticas de su tiempo.

9) Haciendo un esfuerzo de imaginación, ¿Si san Pablo viviera hoy, ¿cómo crees
que actuaría, predicaría, viviría…?
Lo que retengo más de Pablo es la libertad con la cual realizó su misión. Viviendo
en nuestro tiempo seguiría actuando con libertad, pero con un celo adaptado a las
categorías existenciales actuales.
En efecto, el mundo en el cual vivía Pablo era fuertemente religioso, y la clase a
la cual pertenecía Pablo era la más culta y defensora respecto al asunto religioso.
Hombre de nuestro tiempo, sería un teólogo, pero del tiempo actual, anunciando
a un Cristo desde las categorías actuales entre las cuales, la autonomía del Hombre ante
la omnipotencia de Dios. Seguramente, anunciaría a un Cristo como nueva ley que no
aminora la libertad humana, sino que la cumple y la perfecciona. Su celo ya no sería
radicalista de forma religiosa, sino dialogante y muy comprometido.

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