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La vida en pareja y su consecuente y natural formación de una familia, a través de los años, ha

ido en constante evolución, las costumbres y roles a desempeñar por los integrantes de la pareja,

así como de la familia se han ido adaptando a tiempos modernos con sus respectivas nuevas

configuraciones familiares, también han aparecido cientos de estilos de vida en pareja y familiar

que en muchos casos degenera en reducción de la calidad de la relación, hasta resquebrajarla de

tal manera que sobreviene una inminente separación, en algunos casos, los más drásticos,

definitiva. La separación o ruptura, en cualquier pareja, trae consigo una serie de consecuencias

que según el grado de dificultad, agresividad y estilo del proceso mismo de separación, puede ser

nocivo a la salud mental de algunos, sino todos los integrantes del grupo familiar, donde los

hijos, especialmente los menores, están dados a ser quienes resulten mas dañados en traumáticos

procesos de separación. Pero cuales pueden ser las causas de una separación de la mas

emblemática y sagrada parte de la sociedad, como lo es la familia, como algo que en un momento

“prometia” puede verse destinado a desmembrarse?, Una pareja y una familia, el lugar donde el

ser humano debe sentirse comodo, amado, respetado, donde se forma el carácter, se aprenden los

valores y se fundamenta la personalidad del individuo, como este pilar fundamental de la

comunidad puede simplemente desaparecer en un momento determinado, pues bien, esto no

solamente ocurre sino que va en crecimiento progresivo en los últimos años, debido a conductas,

comportamientos y costumbres de los seres humanos que dependiendo de su nivel de educación,

madurez, comprensión, compatibilidad con la pareja y por supuesto buena suerte, logrará o no

vivir en armonía de pareja y familiar por muchos años hasta envejecer y ver los hijos crecer y

formar sus propias familias. Lamentablemente y las estadísticas lo avalan el numero de parejas

que no logran superar las pruebas del tiempo van en aumento hasta llegar a cifras alarmantes de
parejas que se divorcian año tras año, trayendo consigo consecuencias negativas a todos los

niveles: psicológicas, sociales, culturales, económicas, consecuencias que pueden apreciarse tanto

en la pareja que se separa como en sus hijos, y que también se extienden a las familias de origen,

y al entorno laboral y social. El derecho, representado en la legislación, buscando hacer la vida

cotidiana mas civilizada y moderna, en los últimos años ha facilitado la separación de parejas a

través del divorcio, haciéndolo mas sencillo y asequible cada vez, esto como solución teórica a

relaciones insanas o que están irremediablemente rotas pareciera ser y de hecho, en muchos casos

es, la mejor alternativa. Sin embargo lo teorico no siempre y en todos los casos se puede reflejar

de la mejor manera en la practica, ya que hay muchos elementos a considerar. La ruptura en la

relación de pareja a través del divorcio y el enfoque que se le venia dando en el contexto legal

deja a un vencedor y un vencido, un ganador y un perdedor agravando esto la relación post

divorcio, tanto de la pareja como de los integrantes de la familia considerados como vencidos, sin

tomar en cuenta que luego del proceso de separación o divorcio, la relación como padres de sus

hijos es vitalicia y el hecho de tener que compartir una serie de responsabilidades con la pareja no

termina en el momento que se dictamina el divorcio, solo cambian las condiciones. Con el paso

de los años, las experiencias negativas en miembros de la familias de divorciados, en aspectos

psicológicos, económicos, sociales y de muchas otras índoles llevan a que se trate de humanizar

el proceso de divorcio y este intento de minimizar o eliminar la parte traumatica de este proceso y

sus secuelas de hace a través de la mediación familiar en los conflictos de pareja, esta técnica

existe desde tiempos inmemoriales y ha sido utilizada históricamente tanto para solventar

disputas individuales como intergrupales e incluso interestatales. Es connatural a cualquier

funcionamiento en comunidad pero ahora se instaura de manera legal en la prevención y

resolución de conflictos de pareja y familiares. Como ya se ha mencionado, la mediación familiar

surge para buscar solución a los conflictos que se derivan de las situaciones de ruptura de la
pareja, y así se contempla, en general, en los textos consultados sobre el tema, los cuales, tienden

a hablar de la mediación como un método de resolución de conflictos, alternativo o

complementario al sistema judicial, mediante el cual un tercero imparcial, el mediador, atiende a

las parejas que consideran su propuesta de separación o divorcio, con el fin de alcanzar acuerdos

conjuntos, mejorar la comunicación entre ellas, reducir el área de conflictos y tomar sus propias

decisiones, intentando resolver de manera humana y considerada los casos que allí se les

presente. Este proceso se lleva a cabo de la siguiente manera, el mediador quien debe ser un

profesional calificado y con experiencia en resolución de conflictos familiares con nociones

ciertas de la legislación a aplicar se encarga de absorber las quejas, frustraciones, confesiones y

faltas principalmente de la pareja en cuestión para intentar de una manera civilizada y en el

marco del respeto y tolerancia, resolver la situación que se presente, de manera imparcial y

neutral, ojala con un feliz término el cual bien podría ser un cese de hostilidades orientado hacia

una reconciliación o simplemente una separación sin agresiones y dando el lugar de respeto que

se merecen todos los integrantes del conflicto, teniendo en cuenta el lazo familiar que les une y

las posibles consecuencias negativas que les puede dejar. Este mecanismo alternativo a los

sistemas tradicionales de regulación de conflictos es una leal muestra de evolución en esta

materia, ya que da carácter humano a la fría letra que la ley dictamina en este tipo de procesos.

Entre lo novedoso y efectivo de este nuevo proceso esta el hecho de que también se puede aplicar

de manera preventiva que permita cambios en la organización familiar y dada a través de la

voluntad y dispocision pacifica de los implicados en posibles rupturas familiares dando como

resultado un compromiso familiar en pro de la salvación de la pareja y por consiguiente la

familia. El hecho de llegar a una mediación familiar para intentar resolver el destino de una

pareja, se da luego de un tortuoso camino de penas, dudas y sufrimiento, donde se incorporan

sentimientos de miedo, culpabilidad, baja autoestima, rencor, e incluso odio, cuestiones que
pueden hacer muy difícil la baor del mediador quien debe apelar a toda su capacidad, experiencia

y profesionalismo para lograr el objetivo de la mediación, el cual ya se ha mencionado en varias

oportunidades y que en resumen no es otro que dirigir las acciones de separación, si es inevitable,

de la mejor manera evitando en la mayor medida posible daños a los integrantes de la pareja y del

grupo familiar y separando la emoción de la razón a la hora de tomar decisiones. Es cierto que la

diversidad de casos que se pueden presentar varian en sus características y condiciones de manera

infinita, pero un mediador puede ayudar a resolver los conflictos familiares de una manera sobria

y consecuente con las buenas formas incluso si es la ruptura de la relación la única o mejor via a

tomar, debido a diversas características que pueden llevar a estas situaciones y que algunos

autores enumeran de manera muy clara y resumida en cuatro, cinco o seis categorías que

conllevan a no hacer soportable ni posible la vida en pareja, tales como sucesos imprevisibles,

crisis que se dan debido al desarrollo, a la conducta, la educación, manías y demás, que

desembocan en un inevitable divorcio o separación, la cual necesita de una mediación de manera

directamente proporcional a la madurez y buenas maneras que practiquen los integrantes de la

pareja o familia en cuestión. Se debe tomar en cuenta que los procesos inherentes a un

rompimiento son varios, los cuales deben resolverse cada uno de manera individual, entre ellos

los aspectos, emocional, legal, económico, coparental social y psíquico, todos ellos de

equiparable importancia a la hora de finiquitar la sociedad matrimonial o de pareja y en los que

también los demás integrantes da las familias de origen, asi como los hijos, también se ven

directamente involucrados. Las etapas del deterioro de las relaciones maritales así como de

separación, también muy bien analizado y cuantificado por diversos autores toca puntos tales

como: las etapas del divorcio donde se separa el divorcio emocional del divorcio legal y

económico e intenta encapsular de manera precisa elementos de índole humano como los

sentimientos, temores angustias y enojos con elementos de corte legal especificados en letra fría
por las leyes tales como el reparto de los bienes y la consideración de divorcio legal, sin embargo

estos elementos humanos y teóricos se entrelazan de manera inevitable, por ejemplo en las teorías

de Carter y McGoldricK, quienes describen el proceso de separación de parejas en función de

cinco "problemas de desarrollo" que se plantean en cada etapa y las correspondientes "actitudes

emocionales" necesarias para resolver adecuadamente cada uno de ellos. Esencialmente serían:

.Aceptación de la inhabilidad para resolver los problemas maritales y para mantener la

continuidad de la relación. Aceptación de la parte de responsabilidad en el fracaso del

matrimonio. Disponibilidad para lograr arreglos viables para todas las partes del sistema.

Cooperar en las decisiones de custodia, visitas y finanzas. Afrontar el divorcio con las familias

extensas. Disposición para colaborar parentalmente. Superar el duelo por la pérdida de la familia

intacta. Reestructuración de las relaciones paternofiliales y adaptación a la vida en soledad.

Trabajar para resolver los lazos con el esposo(a). Reestructuración de la relación con el cónyuge.

Reestructuración de las relaciones con la propia familia extensa, manteniendo contacto con la del

cónyuge. Elaboración emocional de las heridas, angustias, odios, culpas, etc. Renunciar a las

fantasías de reunificación. Recuperar esperanzas y expectativas por la vida en pareja.

Permanecer conectado con las familias extensas. No se debe olvidar que la pareja desde el mismo

momento que se une en noviazgo debe aprobar una serie de requisitos que la pareja de manera

individual se plantea, tales como tipo de personalidad de la pareja, características reproductivas

favorables, condiciones sexuales, físicas y económicas compatibles y favorables y muchas otras

sin embargo el cumplimiento de estos requisitos básicos no garantiza de ninguna manera un éxito

de la relación, que se refleja en una larga vida familiar, amorosa envuelta en salud abundancia,

sin embargo es la parte humana la que va a definir los destinos de los dos integrantes iniciales de

la empresa familiar asi como de los que se van sumando a lo largo de la vida, es entonces

importante para una relación exitosa y duradera, aunque no garantía, contar con elementos como
la paciencia, la generosidad, el desapego, el sacrificio, la tolerancia y obviamente el amor y

muchos otros pero el contar con una legislación actualizada, bien desarrollada y planificada que

contemple herramientas como la mediación familiar, resulta vital para la construcción de un

matrimonio, luego una familia y por consiguiente una sociedad sana, feliz, enfrentando

situaciones difíciles y no siempre saliendo airosos pero viviendo, como se debe vivir.

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