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IV.

LOS NOMBRES DE DIOS

Webster define “nombre” como “eso por lo cual una persona u objeto es conocido.” Los hebreos pensaban en
los nombres como una revelación que encerraba algún atributo o característica de la persona nombrada.

Por ejemplo, el nombre “Adán” significa “de la tierra” o “sacado de tierra colorada”; su nombre revelaba su
origen. Hay un número de nombres para Dios en las Escrituras, pero ningún solo nombre, o aún la multiplicada
de nombres, pueden revelar todos sus atributos.

Dios se agrada en revelar sus atributos y naturaleza, especialmente aquellos que conciernen a nuestra relación
con Él. Es reconfortante saber que hay una relación con Dios, revelada por uno de sus nombres, que
corresponde a toda necesidad de sus hijos. Es la meta de la teología definir, hasta donde sea posible, cuáles
son esas relaciones. El estudio de los nombres de Dios nos ayudará significativamente a alcanzar esa meta.

A. ELOHIM

Elohim es plural y Eloah es singular. El nombre Elohim es el primer nombre utilizado en la Escritura para
describir a “Dios.” “En el principio creó Elohim los cielos y la tierra” (Gn. 1:1). Este nombre es usado alrededor
de 2.500 veces en el Antiguo Testamento. La raíz de su significado probablemente es “el fuerte y poderoso,
probablemente relacionado con El que significa ‘poderoso’ o ‘fuerte.’ Una palabra hebrea muy comúnmente
usada para Dios, dios, ángeles, o magistrados.” La forma singular Eloah, en la misma obra de referencia, está
definida de la siguiente manera: (‘Dios,’ singular de Elohim). Es usada cuarenta y un veces en Job
(reemplazando Elohim) y dieciséis veces en otras partes. Estos casos son principalmente poéticos y se refieren
al verdadero Dios excepto en II Crónicas 32:15; Daniel 11:37–39; y Habacuc 1:11 (cf. Job 12:6). El nombre
Elohim, como la palabra “Dios” en español, puede referirse al verdadero Dios o a cualquier objeto de
adoración, o aun a dignatarios humanos. Casi siempre, cuando es usado junto a un artículo definido, está
aplicado al único verdadero Dios de Israel.

El uso de la forma plural para Dios (Elohim) con el artículo singular necesita alguna explicación. Algunos doctos
definen la palabra como el plural de majestad o entereza. Puede haber algo de cierto en esta explicación, pero
queda corta en ser un completo y satisfactorio recuento de su uso en la totalidad de la Escritura. A la mayoría
de los eruditos conservadores, da una clara indicación de la trinidad en unidad. Leemos de una obra de
referencia moderna de la Biblia: “La terminación plural es usualmente descrita como un plural de majestad…
pero una mejor razón puede ser vista en la Escritura misma donde, en el primer capítulo de Génesis se
encuentra la necesidad de un término que transmita la unidad del único Dios y, además, permita la pluralidad
de personas (Gn. 1:2, 26).” Y otra vez, “Más probable es el punto de vista que Elohim venga de Eloah como un
desarrollo original de las Escrituras hebreas y presente principalmente la pluralidad de personas en la trinidad
de la deidad.”35 (Se dirá más acerca de la trinidad en la sección VII).

1. EL: “Dios, Dios, poderoso, fuerza” (Dt. 32:4).

Este es un nombre muy antiguo para Dios (probablemente relacionado en origen a Eloah y Elohim, pero sobre
el cual los eruditos no están de acuerdo) que se encuentra de alguna forma en todos los idiomas semitas.
Puede tener varios significados, pero en la Biblia, generalmente se refiere al verdadero Dios de Israel. El, como
nombre divino, no aparece frecuentemente solo, pero casi siempre está usado en composición con otros
términos, tales como El Elyon, El Shaddai, etc. También ocurre en nombres comunes como Daniel, significando
“Dios es mi juez.” Es interesante que este nombre al igual que la mayoría de los nombres divinos comunes, se
encuentren en el capítulo 32 de Deuteronomio.

2. EL ELYON: (Dt. 32:8) “El Altísimo” (De alah que significa “ascender”).

Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo [El Elyon], sacó pan y vino, y le bendijo
diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo [El Elyon], creador de los cielos y la tierra; y bendito sea el Dios
Altísimo [El Elyon] que entregó tus enemigos en tu mano. (Gn. 14:18–20)

Fue el Dios altísimo que amó de tal manera al mundo que envió a su Hijo para redimimos, quien es nuestro
sumo sacerdote para siempre siguiendo la orden de Melquisedec (Heb. 6:20). El Salvador se rebajó al nivel del
pecador más culpable: “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo
nombre…” (Fil. 2:9). Él está a la diestra del altísimo Dios.

3. EL OLAM: “El Dios eterno.”

El pensamiento representado por este nombre no fue sólo la eterna duración de Dios, sino también su eterna
fidelidad. Como está registrado en Génesis, Abraham llama a Jehová, “Jehová Dios Eterno”, que guarda sus
pactos (Gn. 21:33). El salmista, pensando en Dios como un eterno refugio, dijo, “Señor, tú nos has sido refugio
de generación en generación. Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y
hasta el siglo, tú eres Dios [Él]” (Sal. 90:1, 2). Isaías, el profeta mesiánico, exhortó al pueblo en un momento de
incertidumbre: “Confiad en Jehová perpetuamente porque en Jehová el Señor [Jehová] está la fortaleza de los
siglos” [lit. “Roca eterna”] (Is. 26:4).

Adam Clarke comenta sobre Isaías 26:4: “¿No se refiere esto a los eternos arroyos de la roca en el desierto? Esa roca era
Cristo.”

4. EL SHADDAI: “El Dios todopoderoso.”

“Era Abram de edad noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo, yo soy el Dios Todopoderoso
[El Shaddai]; anda delante de mí y sé perfecto” (Gn. 17:1). (Ver también Gn. 28:3, 35:11, 43:14, 48:3; Ex. 6:3;
Ez. 10:5). La forma compuesta, El Shaddai, se encuentra siete (7) veces; la palabra sola Shaddai significando “el
Todopoderoso” se [p 71] encuentra cuarenta y un (41) veces y treinta y un (31) veces en Job solamente.
Algunos comentaristas antiguos tomaron la palabra Shaddai como derivada de shad que significa “pecho”,
dándole al divino nombre el significado de “El que satisface” o “El todosuficiente.” Esta opinión parece haber
sido derivada de una traducción incorrecta en la versión griega de la septuaginta. Casi todos los eruditos ahora
derivan la palabra shad de la palabra que significa “montaña”, de ahí “El Todopoderoso”, que es su significado
obvio en Génesis 17:1, donde aparece por primera vez el nombre. El énfasis procedente de este nombre es la
omnipotencia de Dios.

B. ADONAI

Adonai (Plural) y Adon (singular) se traducen como “Señor”, “amo”, “dueño”, o “gobernante”. Este nombre
está expresado en los siguientes textos: “Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión,
diciendo: No temas Abram, yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande. Y respondió Abram,
Señor Jehová [Adonai Jehová] ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo…?” (Gn. 15:1, 2).

La palabra Adonai es usada en el Nuevo Testamento griego, muy semejante al sentido que nosotros damos a
la palabra española “Señor.” Puede referirse a una persona que es un amo, dueño o gobernante; o al Señor
Dios, porque Él es el amo y dueño de todo: “Y el criado tomó diez camellos de los camellos de su señor
[Adonai], y se fue…” (Gn. 24:10) “Se rió, pues, Sara entre sí diciendo: ¿Después que he envejecido tendré
deleite, siendo también mi señor [Adonai] ya viejo?” (Gn. 18:12). Pedro se refiere a este versículo: “como Sara
obedecía a Abraham, llamándole señor [kurios]…” (I P. 3:6). Al creyente se le debería recordar que cuando
llamamos a Jesús “Señor” lo estamos reconociendo como nuestro amo. Llamar a Jesús “Señor” y no
obedecerle es una contradicción en lenguaje y en conducta.

C. JEHOVÁ O YAHVEH

Jehová es el nombre personal de Dios en su relación como redentor:

Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha
enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿Qué les responderé? Y respondió Dios a
Moisés: Yo soy el que soy. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: Yo soy me envió a vosotros. Además, dijo Dios a
Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y
Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre, este es mi memorial por todos los
siglos. (Ex. 3:13–15). Este nombre personal también aparece en Éxodo 6:2, 3: “Habló todavía Dios a Moisés, y
le dijo: Yo soy Jehová. Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente [El Shaddai], más en mi
nombre Jehová no me di a conocer a ellos.”

Jehová es el nombre para el Señor Dios que sucede con mayor frecuencia en el Antiguo Testamento (5.321
veces). La verdadera forma hebrea de la palabra era YHWH (el alfabeto hebreo no tiene vocales). En realidad
no sabemos cómo los hebreos pronunciaban el nombre (probablemente Yahweh, la traducción griega es
iaoue). Los mandamientos prohibían usar el nombre del Señor en vano. Temiendo pronunciar el nombre de
Yahweh, los hebreos substituyeron el nombre en la lectura por la palabra Adonai. Con el correr de los siglos,
olvidaron como pronunciar Jehová o Yahweh; y cuando los doctos finalmente inventaron los “puntos vocales”
para el escrito hebreo, dieron a Jehová los puntos vocales para Adonai, sin saber cuáles habían sido los
sonidos vocales originales.

Los eruditos difieren sobre la etimología del nombre Jehová (YHWH), pero seguramente proviene de una
forma del verbo “ser.” Esto parece ser claro en la declaración de Dios a Moisés que “Yo soy” lo había enviado.

“Yo soy el que soy” parece ampliar el nombre de una forma que podría significar “El que existe eternamente.”
Jesús parecía identificarse con el nombre cuando dijo a los judíos, “Antes que Abraham fuese, Yo soy” (Jn.
8:58). Podría significar: “Yo soy el camino y la verdad y la vida” (Jn. 14:6), “Yo soy la luz” (Jn. 8:12), “Yo soy el
pan de vida” (Jn. 11:25) Es por esta razón que con gozo cantamos el himno “Él es todo para mí”, o “Cuan
grande es Él.”
Una forma abreviada de Jehová, Jah se encuentra cuarenta y ocho (48) veces en el Antiguo Testamento
(primero en Ex. 15:2). Tiene el mismo significado que Jehová. Ocurre mayormente en los salmos y se usa
siempre en el contexto de alabanza: “… Exaltad al que cabalga sobre los cielos. Jah es su nombre…” (Sal. 68:4).

D. HA TSUR—“LA ROCA.”

El nombre metafórico para Jehová, Ha Tsur, se encuentra cinco (5) veces en el capítulo 32 de Deuteronomio:

“Él es la Roca, cuya obra es perfecta…” (Dt. 32:4). El término enfatiza la inmutabilidad de Dios, la roca de los
siglos. (Ver también Dt. 32:15, 18, 30, 31; Is. 17:14, 26, 32:2, 51:1; Sal. 19:14). San Pablo dijo, “Y todos
bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo” (I
Cor. 10:4). (Ver también Ex. 17:6).

E. LOS NOMBRES COMPUESTOS DE JEHOVA.

Ya que Jehová es el nombre del pacto de Dios que expresa relación personal (Ex. 19: 3–6), es natural que su
nombre este compuesto de otros términos que identifican y hacen específica esa relación.

1. JEHOVA-ELOHIM.

“Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios [Jehová-
Elohim] hizo la tierra y los cielos…” (Gn. 2:4). Este nombre identifica a Jehová con la creación de todas las
cosas. El Dios trino de la creación es también el redentor de su pueblo .

2. JEHOVA-YIREH.

“Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá [Jehová-Yireh]. Por tanto, se dice hoy: En el
monte de Jehová será provisto” (Gn. 22:14). Dios proveyó un sustituto para Isaac, para que él pudiera ser
libre. De la misma manera, Dios ha provisto para nosotros, una vez y para todos, un sustituto, el Cordero de
Dios. “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará
también con él todas las cosas?” (Rom. 8:32).

3. JEHOVA-RAFA.

“Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a
sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te
enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador” (Ex. 15:26). Jehová revela aquí su relación personal como el
sanador de su pueblo. Ya que la promesa estaba relacionada con enfermedades físicas, la sanidad también
debe ser sanidad física. Hay un número significativo de sanidades físicas en el Antiguo Testamento que
demuestran este atributo. Sin embargo, la promesa estaba condicionada sobre la obediencia, lo que explica
porque las sanidades no eran más comunes. Gran parte del ministerio de Cristo y sus apóstoles fue ministrar
sanidad física. La iglesia ha sido dotada de “dones de sanidades” (I Cor. 12:9) y la condición de obediencia
todavía se aplica al pueblo de Dios.

4. JEHOVA-NISI.

“Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová-Nisi…” (Ex. 17:1). Los israelitas acababan de ganar la
victoria en la batalla contra Amalec. Aarón y Hur habían sostenido en alto las manos de Moisés hasta el
atardecer, y mientras lo hicieron Israel prevalecía. Para conmemorar la victoria, se construyó un altar y lo
llamaron Jehová-Nisi (Ex. 17:8–15). El [p 74] Señor es nuestra bandera de victoria en la batalla, “y su bandera
sobre nosotros es amor” (Cantares 2:4).

5. JEHOVA-SHALOM.

“Y edificó allí Gedeón altar a Jehová, y lo llamó Jehová-Shalom [Jehová es paz]” (Jue. 6:24). Cuando Dios
estaba llamando a Gedeón a dirigir a Israel a la victoria sobre los madianitas, un ángel se le apareció y llevó a
cabo un milagro. Gedeón supuso que moriría como resultado. Jehová le aseguró que viviría y dirigiría a Israel
al triunfo.

Jehová fue paz para él, aún antes de que comenzaran las batallas. Shalom (paz) significa prosperidad, salud,
bienestar, y fe en el enfrentamiento de la aflicción. Jesús dijo, “Mi paz os doy” (Jn. 14:27). (Ver también Ef.
2:15, 16).

6. JEHOVA-RAAH.

“Jehová es mi pastor, nada me faltará” (Sal. 23:1). Para Israel era de consuelo pensar en Jehová como el gran
pastor de sus rebaños, quien proveía pastos tan delicados que nadie necesitaba sufrir necesidad. Que
certidumbre hay para el creyente cristiano en las palabras de Jesús, “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su
vida da por las ovejas” (Jn. 10:11). Y, “cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona
incorruptible de gloria” (I P. 5:4).

7. JEHOVA-TSIDKENU.

“En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová,
justicia nuestra” (Jr. 23:6). San Pablo escribió concerniente a Jesús nuestro Salvador: “Mas por él estáis
vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justicia, santificación y redención…” (I
Cor. 1:30).

8. JEHOVA-SABAOTH.

“¿Quién es el Rey de gloria? Jehová de los ejércitos [Jehová-Sabaoth], Él es el Rey de gloria” (Sal. 24:10). (Ver I
Sam. 1:3) Eliseo encontró que Jehová de los ejércitos rodeaba a su pueblo en épocas de ataques del enemigo
(II R. 6:13–17).

9. JEHOVA-SHAMA.

“En derredor tendrá dieciocho mil cañas. Y el nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-shama [Jehová
está allí]” (Ez. 48:35). ¡Qué fortalecedor es saber que el Dios trascendente que creó el vasto universo es
también el inmanente Dios, eternamente presente con su pueblo! El [p 75] escritor de Hebreos declaró: “…
porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi
ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre” (Heb. 11:5, 6).

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