Sunteți pe pagina 1din 1

Los proyectos de Alberdi y Sarmiento

Tanto Sarmiento como Alberdi pretenden basar sus proyectos políticos para la
construcción del Estado moderno tomando como ejemplo países fuertemente
industrializados como Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña. También coinciden en
tres elementos indispensables: el fomento de la inmigración europea, la sanción de una
Constitución liberal y la instauración de una forma de gobierno republicana donde exista
una división de poderes.
¿Pero cuáles eran sus diferencias? El ideal político sarmientino buscaba sentar las
bases económicas del país en torno a la industria, educación, inmigración extranjera, y
para ello era imprescindible proveer de tecnología industrial coincidente con la
educación pública. Prepondera el desarrollo tecnológico extranjero y resalta el atraso
técnico del país cuando afirma que no hay dudas “sobre la ineptitud industrial de
nuestras masas, producida por la falta de tradiciones de trabajo”.
Mediante datos estadísticos, declaraciones y testimonios recolectados durante sus
viajes al exterior, Sarmiento se basó en ellos para argumentar la necesidad de progreso
político que debía implementar el país impulsando el desarrollo de la industria, tal cual
lo habían hecho las naciones más civilizadas.
Sarmiento utilizó el binomio “barbarie” y/o “civilización” a modo de comprender su
realidad. La civilización era para Sarmiento la expansión de las ciudades, el desarrollo
de las comunicaciones, el progreso, la cultura europea, mientras que a la barbarie la
situaba en el campo, con sus costumbres atrasadas y las características de los gauchos,
los caudillos y los indios, mezcladas con el atraso que nos venía dado por la tradición
hispánica.
Estados Unidos se convirtió en la gran utopía sarmientina, estaba convencido de que
Europa ya no era un modelo a imitar y que la clave del progreso se encontraba en el
proyecto norteamericano. La esencia de la evolución se hallaba en el avance de la
instrucción pública ligada al desarrollo industrial con el objetivo de competir dentro del
mercado mundial cuya mayor aspiración era incrementar las “fuerzas de producción, de
acción y de dirección, aumentando cada vez más el número de individuos que la
posean.” Sarmiento asegura que la mejora intelectual es fundamental para la
construcción de una nación que aunó su cultura con una inferior, con la cultura salvaje,
convirtiéndose en un obstáculo para el progreso.
Con respecto a la política de Alberdi, se podría afirmar que su modelo de país planteaba
una perspectiva restrictiva, y a la vez integradora. La idea de progreso alberdiano residía
en la “instauración de una política liberal” imitando a otros países civilizados, donde la
gobernabilidad de la nación quede en manos de las clases más instruidas.
Teniendo en cuenta la lectura realizada por Alberdi en varios capítulos de Bases y
puntos de partida para la organización política de la República Argentina, deja claro que
la formación de la Constitución argentina debe comprender, entre otras cosas, derechos
no sólo para el habitante argentino sino también para el extranjero. De esta manera, se
inicia una política para fomentar la inmigración extranjera, proveniente preferentemente
de Europa. Las aspiraciones civilizatorias de Alberdi se centraban en torno a la
transformación que debía producirse en Argentina siguiendo el ejemplo de los países
más desarrollados. Alberdi pretendía fomentar la educación con el propósito de realizar
un trasplante cultural, orientado a la conformación de la identidad nacional. La estrategia
alberdiana se basaba en transformar las herencias culturales hispánicas (heredadas de
la colonización) con la llegada de hombres y mujeres más civilizados de Europa, cuyos
hábitos y costumbres se extendieran a través de todo el territorio.

S-ar putea să vă placă și