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Capítulo 5 - FILOSOFIA DE LA MENTE

INTRODUCCION

¿Qué es la mente? Podría decirse que es la característica que define quienes


somos. Es aquello en que pensamos cuando decimos “Soy”. Muchos afirmamos que sin
ella no desearíamos seguir viviendo y por cierto, nuestra existencia dejaría de tener
sentido.
De todos los misterios del universo, tal vez sea el más intrigante, es el que reside
en el centro de nuestro ser. Pero, ¿qué es?, tal vez una pequeña persona en mi cabeza
que piensa por mi o una linterna que cuando se enciende ilumina brevemente la nada y
luego vuelve a apagarse. ¿Es, en efecto, la realidad en si misma? ¿De dónde proviene,
porqué existe, como funciona, como se conecta con el cuerpo que la contiene?
La Filosofía de la mente es una rama de la Filosofía que trata los problemas
conceptuales que surgen al estudiar la mente; en especial estudia la naturaleza de los
fenómenos mentales tales como la conciencia, la sensación, la percepción, el
razonamiento, el deseo, la intencionalidad, la decisión, las creencias, la imaginación y
la mentira. Explora la relación que existe entre el mundo físico y el mundo mental, entre
la mente y el cerebro y temas relacionados como la voluntad libre, el determinismo y la
causalidad mental. Busca responder las preguntas básicas sobre la mente, comenzando
por su naturaleza esencial. ¿A qué nos referimos cuando decimos mente?, a una
variedad de términos y facultades con características diferentes que está relacionada con
la volición o voluntad, lo cual se adentra con lo que denominamos “Filosofía de la
acción” (“personas haciendo cosas”). Ese es un aspecto de la mente, la capacidad que
tenemos para tomar decisiones y demás. Ese aspecto de la Filosofía de la mente tratará
conceptos como la intención y el deseo, la decisión o la voluntad, luego habrá una
Filosofía de la mente más abocada a la percepción, recepción de las “cosas del mundo”.
Las dos principales preguntas de la Filosofía de la mente son:

 ¿Cuál es la naturaleza de la mente?


 ¿Cómo encaja la mente dentro de la estructura de causalidad de la realidad?

La Filosofía de la mente se ocupa también de otras preguntas como:

 ¿Cuál es la relación entre la mente y el cerebro?


 ¿Son dos cosas diferentes o una misma cosa con dos nombres diferentes?
 ¿Es que de alguna manera la mente surge del cerebro?
 ¿Cómo es que los procesos neurológicos del cerebro dan lugar a la conciencia?
 ¿De dónde provienen los contenidos de los estados mentales como las creencias
y los deseos?

DUALISMO CARTESIANO

Los orígenes de la Filosofía de la mente pueden remontarse al filósofo francés


René Descartes, quien se había propuesto el ambicioso objetivo de describir la
distinción fundamental entre el alma y el cuerpo. A través de su característico modo
metódico, Descartes cuestionó y eventualmente llegó a dudar de todos los tipos de
conocimiento, desde la información que nos dan los sentidos a las aparentes certezas
que nos dan las matemáticas; llegó a preguntarse si era posible llegar a dudar de todo,
incluso de su propia existencia. Finalmente llegó a la conclusión que había algo de lo
que no se podía dudar: “Cogito, ergo sum” (pienso, luego existo); si bien no era posible

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FILOSOFÍA DE LA MENTE - Capítulo 5

conocer el mundo exterior con absoluta certeza, los contenidos de nuestra mente
garantizaban nuestra existencia.

Yo no soy esa reunión de miembros que se llama cuerpo humano; no soy un aire
tenue y penetrante difundido por todos esos miembros…pero, ¿qué soy, pues?, una
cosa, una cosa que piensa… Una cosa que piensa es una cosa que duda, que
concibe, que afirma, que niega, que quiere, que no quiere, que también imagina.
René Descartes
Siglo XVII

La visión de Descartes es que la persona, que el ser humano, está conformado


por dos partes: el cuerpo y el alma y, según Descartes, la mente es algo totalmente
distinto del cuerpo.
La mente es una sustancia no espacial e inmaterial, el cuerpo una sustancia física
tridimensional y según Descartes, se relacionan en la manera que podemos conocernos,
conocemos según nuestra mente, por una especie de observación interior de la
mecánica de esta cosa.
Al considerar el dualismo, se desprende una alternativa obvia: el monismo; si el
dualismo dice que la mente y el cuerpo son dos cosas muy diferentes, entonces el
monismo sostiene que en realidad son una sola cosa. Hoy en día la forma predominante
del monismo es el materialismo.
Descartes era un dualista sustancialista, creía que había dos clases de sustancia
en el mundo, la “res extensa” y la “res cogitans”; para Descartes yo puedo estar seguro
que pienso y por lo tanto de la realidad de mi propia existencia pero, ¿cómo puedo
llegar a conocer la realidad de las otras mentes? He aquí el problema, “las otras mentes”

SOLIPSISMO

Llevada al extremo la certeza de Descartes sobre su propia existencia y su


escepticismo sobre el conocimiento del mundo exterior, podría llevarnos a la conclusión
de que es imposible conocer algo acerca de las otras mentes y que en realidad lo único
que realmente existe “soy yo” y mis estados mentales. A esta posición se la llama
solipsismo.
El solipsismo no es una alternativa atractiva y los filósofos han buscado
soluciones más satisfactorias sobre el “problema de las otras mentes”

Wittgenstein intentó desentrañar el problema de las otras mentes en su obra


“Investigaciones Filosóficas”. Sostuvo que no existe un lenguaje privado en el que una
palabra se refiera solo a un estado interno de un sujeto, completamente incomprensible
para otro. En otras palabras, si una persona crece completamente aislada, nunca
desarrollará un lenguaje propio que le permita describir su vida mental. El lenguaje
existe únicamente en un medio público y una de sus funciones es tomar nuestras
experiencias y hacerlas públicas para las otras mentes, por lo tanto, el hecho que
podamos expresar las experiencias de nuestros estados mentales, determina en si la
existencia de las otras mentes.

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Capítulo 5 - FILOSOFIA DE LA MENTE

Si uno se tiene que imaginar el dolor del otro según el modelo propio, no es una
cosa tan fácil, porque por el dolor que siento me debo imaginar un dolor que no
siento. Es decir, que lo que debo hacer es sencillamente una transición en mi
imaginación de un lugar de dolor a otro, como del dolor en la mano al dolor en el
brazo…el sujeto del dolor es aquel que lo expresa.
Ludwig Wittgenstein
Siglo XX

El paradigma cartesiano de las dos órdenes de causalidad, uno mental y otro


físico, plantea problemas importantes según la manera en que estos interactúan; una
alternativa para abordar estos problemas, es afirmar la existencia de estas dos órdenes
pero negar que exista alguna interacción entre ellos. Lo mental y lo físico serían dos
reinos paralelos que nunca se cruzan. Su coincidencia no se puede explicar más que por
algún tipo de armonía preestablecida. Este paralelismo fue la respuesta a la que llegó
el filósofo alemán Leibniz en el siglo XVII. Leibniz consideraba que los
comportamientos de lo mental y lo físico estaban perfectamente sincronizados pero no
se relacionaban entre si causalmente, como si se tratara de dos relojes que dan
exactamente la mismo hora.

DUALISMO

MENTE CUERPO

Paralelismo

Epifenomenismo

Emergentismo

A principios del siglo XX el filósofo británico Charles Dunbar Broad propuso


un nuevo camino para abordar el problema de la causalidad mental. Broad encabezó el
llamado epifenomenismo al que a veces llamó materialismo emergente, según el cual
todo estado físico tiene una causa física, pero algunos eventos físicos también tienen
efectos mentales que no son a su vez causas. Lo mental puede ser efecto de una causa
física pero no viceversa. Los estados mentales si bien son reales, son epifenoménicos,
un resultado secundario como el zumbido de un motor en funcionamiento. Broad no
pretende reducir los acontecimientos mentales a acontecimientos fisiológicos, sin
embargo, la tesis epifenomenista hace de él un naturalista.
Henri Bergson (1859-1941) se opuso a la idea de la conciencia y también de la
libertad como epifenómenos o meras fosforescencias, y trató de mostrar que esta idea
surge únicamente cuando no se presta suficiente atención a una descripción empírica de
los procesos psíquicos, lo que puede llamarse “epifenomenismo” es un aspecto del
reduccionismo.

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FILOSOFÍA DE LA MENTE - Capítulo 5

Otro intento por solucionar las dificultades provocadas por el dualismo


tradicional es el emergentismo, según el cual existen propiedades de sistemas
complejos que no pueden explicarse a través de los componentes de la materia que
conforma dichos sistemas. Estas propiedades “emergen” de los elementos constitutivos,
pero no se reducen a ellos.
Las propiedades emergentes no son previsibles, parecen no guardar relación
alguna con la materia que les dio origen, pero no obstante no podrían existir sin la
materia.
John Stuart Mill (1806-1873) se remitió a la Química para dar ejemplo dentro
del emergentismo: en las reacciones químicas los elementos se combinan para crear
compuestos que se comportan de manera totalmente diferente a sus elementos
constitutivos; este principio puede extenderse a la mente, la cual puede concebirse como
un elemento que “emerge” del cerebro pero no se reduce a éste.
Hoy en día, la mayoría de las escuelas son emergentistas; el típico argumento
emergentista es afirmar que en realidad no hay dos tipos de objetos diferentes, la mente
y el cerebro; está el cerebro, pero el cerebro tiene algunos estados fundamentales que
emergen de estados neurocientíficos a saber, estados de conciencia y otros tipos de
estados mentales. Entonces, la mente no es un tipo de objeto especial sino que los
estados mentales son un tipo de estado fundamental no reducibles de ninguna manera a
otro tipo de estado y emerge de otro tipo de estado del cerebro, los estados
neurocientíficos.

MONISMO

MENTE / CUERPO

Materialismo
Idealismo (o Fisicalismo)

 Conductismo (Behaviorismo)
 Teoría de la identidad psicofísica
 Monismo anómalo
 Funcionalismo

Ya vimos que el monismo afirma que mente y cuerpo en realidad son una sola
cosa; hay dos formas de encarar este monismo:

 desde el punto de vista subjetivista, es decir el idealismo, que comienza con el


sujeto, con la mente, y
 desde el punto de vista del cuerpo, la materia, es decir el materialismo.

Cuando se habla del idealismo, se habla del “idealismo moderno”, no al de las


“ideas” de Platón. El idealismo moderno, llamado así por Leibniz, se dice que no ha
comenzado con la filosofía moderna sino con el cristianismo y en particular con el
pensamiento de San Agustín.

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Capítulo 5 - FILOSOFIA DE LA MENTE

Teniendo en cuenta que el punto de partida del pensamiento idealista es el sujeto,


puede decirse que tal idealismo constituye un esfuerzo por contestar a la pregunta
¿Cómo pueden conocerse en general las cosas? El idealismo es, pues,
fundamentalmente “desconfiado”; esa desconfianza se manifiesta hacia todo lo real, o
mejor dicho, hacia todo lo que pretende ser real incluyendo, por tanto, lo inteligible o
los supuestos modelos de la realidad sensible.
Hay filósofos como Berkeley que son claramente idealistas, un idealismo
empírico en cuanto la realidad se define como el “percibir y el ser percibido”, Ser es
ser percibido diría Berkeley (Esse est percipi); resumiendo: sólo existen las ideas.
Para el materialismo o fisicalismo sólo existe lo físico, lo que puede ser
conocido por las Ciencias Naturales. La mente es sólo el cerebro, la actividad eléctrica
de las neuronas, así surge el Conductismo o Behaviorismo, teoría psicológica que
consiste sustancialmente en considerar los pensamientos y emociones como
manifestaciones de la conducta, pudiendo aun las emociones ser explicadas como
reacciones viscerales (mecánicas). Como los fenómenos mentales no pueden observarse
no es necesario explicarlos; lo que interesa de lo mental es la conducta manifiesta
(Carnap y Wheelwright).
Quine enuncia su teoría del significado basada en la idea que a la hora de
aprender el lenguaje, todo el conocimiento que disponemos es la conducta lingüística
manifiesta de los demás. Su visión denominada Conductismo lingüístico fue
fundamentalmente fisicalista, así lo manifiesta:

Habiendo interpretado a las disposiciones de la conducta como estados fisiológicos,


concluyo con la así denominada teoría de la identidad psicofísica. Los estados
mentales son estados del cuerpo.
Willard Van Orman Quine
Siglo XX

Teoría de la identidad psicofísica: es otro tipo de fisicalismo que sostiene que


los estados y procesos de la mente son idénticos a los estados y procesos del cerebro.
“El argumento de la causa común” expresa que los seres humanos somos conscientes
más o menos de la misma manera, puesto que la base de nuestros estados mentales es la
misma. No tenemos pista alguna de lo que sucede con los seres que no son humanos.
El filósofo australiano Franck Jackson (n.1943) argumenta contra el
fisicalismo, también lo hace Thomas Nagel en un artículo titulado “What is it Like to
be a Bat?”: nunca podremos conocer el carácter subjetivo de la existencia, el concepto
de que se siente ser algo físico, a propósito del ejemplo de lo que se siente ser
murciélago que usa radar como nosotros la vista. Si todo es materia y el efecto es
siempre origen de una causa, todo está predeterminado, elimina la libertad y por ende la
responsabilidad moral.

Ninguna teoría que deje la conciencia de lado puede pretender ser una teoría de la
mente, y no es posible hacer un análisis de la conciencia en términos no mentales;
consecuentemente ninguna reducción materialista de lo mental puede tener éxito
Thomas Nagel

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FILOSOFÍA DE LA MENTE - Capítulo 5

Estos problemas promovieron las formulaciones de teorías materialistas que


incluyeran la voluntad libre, por ejemplo Donald Davidson (1917-2003) filósofo
norteamericano, propuso lo que denominó monismo anómalo, que sostiene que lo
mental no se reducía a lo físico, pero que la diferencia entre ambos no es más que una
diferencia de las descripciones (“Mental events are indeed identical to physical events, but the
mental is not reducible to the physical”). El creía que los hechos mentales son anómalos
porque no pueden ser explicados o anticipados por los análisis científicos. La voluntad
libre es nuevamente posible.
Otra teoría materialista no reduccionista es el Funcionalismo que fue formulado
de distintas maneras por Hilary Putnam, David Lewis, Daniel Dennet y otros; es
posible comprender que es el funcionalismo en términos generales, comparando los
estados mentales con dispositivos mecánicos; por ejemplo, la mente al igual que un
disyuntor, que corta la corriente cuando detecta un desperfecto en la línea eléctrica, debe
ser comprendida en función de otras cosas: la mente incorpora información sensorial y
ejecuta acciones.
A diferencia del conductismo, que preserva la actividad mental dentro de una “caja
negra”(*), el funcionalismo reconoce la existencia de relaciones causales entre los
estados mentales.
(*) “Caja negra”: Conjunto de elementos mediadores del Sistema Nervioso Central.
La idea del funcionalismo surgió de lo que se conoce como metáfora
computacional, que sostiene que la mente es como un programa de software que corre
en un hardware que es nuestro cerebro. Así como se puede estudiar un software de una
máquina sin conocer la parte física, de igual manera se pueden estudiar los estados
mentales de un individuo sin conocer para nada su biología. De hecho, la teoría
funcionalista sostiene que los estados mentales no son algo exclusivo del cerebro, al
menos en teoría, cualquier máquina suficientemente compleja puede tener vida mental
propia.
Tener una mente es tener ciertos tipos de habilidades, como la capacidad de
pensar o la capacidad de sentir; entonces la pregunta es cómo el cerebro da origen a
estas capacidades. De acuerdo con un paradigma la mente es como un tipo de
computadora, en cambio, el paradigma opuesto, el denominado paradigma conexionista
o de red neural, sostiene que la mente o mejor dicho, la arquitectura computacional de
la mente, es una red de nodos interconectados con diversos estados de excitación y
diversas conexiones inhibitorias y excitatorias.
Una de las primeras ramas del funcionalismo fue el funcionalismo de la
máquina de Turing (es la representación abstracta del funcionamiento de una
computadora). Alan Turing (1912-1954) decía que el comportamiento humano podía
ser entendido como el comportamiento de una computadora. Si pensar parece ser en
términos generales la manipulación de símbolos, tal vez seamos una computadora,
entonces, para entender nuestra mente, debamos considerarla como un programa de
computación.
Descartes llegó al convencimiento que la capacidad de responder preguntas era
la clave fundamental para detectar la presencia del pensamiento real:

Pues, se puede concebir que una máquina esté hecha de tal manera que profiera
palabras, pero no que ordene las palabras de diverso modo para responder según
el sentido de cuanto en su presencia se diga, como pueden hacer aun los más
estúpidos de los hombres.
René Descartes

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Capítulo 5 - FILOSOFIA DE LA MENTE

siglo XII

Para determinar si una máquina es consciente o no, Turing propuso una prueba
sencilla conocida como el Test de Turing. La idea es que haya una máquina en una
habitación, una persona en otra habitación, y una segunda persona (un juez) en una
tercera habitación; el juez se comunica, tanto con la máquina como con la persona, por
medio de un teletipo (como decía él), o digamos, más modernamente, con una
computadora. Entonces, en vez de preguntar si la máquina puede pensar, debemos
averiguar si el juez puede diferenciar entre la máquina y la persona. Este es el Test de
Turing.
Lo que las computadoras hacen es esencialmente diferente que lo que hace la
mente humana; así lo confirma John Searle con su ejemplo de la Habitación china (cf.
“La mente” de John Searle, pp.118); en ésta, la computadora recibe los símbolos del
lenguaje chino y responde en consecuencia; aparentemente la computadora comprende
el idioma chino.
Ahora cambia, y una persona de lengua inglesa se encuentra en una habitación
dentro de la computadora y recibe, por una ranura de la puerta, los símbolos chinos; los
toma y los compara con una gran tabla de consulta (que es lo que la computadora hace
esencialmente), y luego responde con los símbolos de acuerdo a dicha tabla. Searle
argumenta que esta persona no podría comprender en absoluto lo que está diciendo,
solamente estaría manipulando símbolos sin entender su significado. Searle apunta que
es posible manipular el lenguaje de acuerdo con sus características sintácticas,
fonológicas, sin entender el significado de lo que se está diciendo; las computadoras
hacen sólo eso.
EL CONCEPTO DE CONCIENCIA

El concepto que tenemos de conciencia se divide en tres o cuatro conceptos


diferentes y al menos en la etapa inicial de la investigación tenemos que distinguirlos
entre si. Está la conciencia fenomenológica que es lo que se siente de la experiencia al
experimentar sensaciones, por ejemplo la blancura del blanco, la sensación del dolor, lo
que hace que el sabor del chocolate sea tan delicioso para uno; entonces, un tipo de
conciencia es la conciencia fenomenológica. Luego están los tipos cognoscitivos de
conciencia, como la conciencia reflexiva, el tipo de conciencia que implica que la mente
reflexione sobre un estado de la experiencia.
Algunos filósofos creen que independientemente del conocimiento que
tengamos, existen límites absolutos e insondables acerca de lo que podemos conocer,
porque es imposible conocer la naturaleza subjetiva de la mente desde una perspectiva
científica y viceversa, así como es imposible llegar a las neuronas mediante una
profunda introspección, es igualmente imposible llegar a la sustancia de una idea a
través de una tomografía computada.

EPILOGO

“La mente del hombre es inquieta; si no está


ocupada se colmará de inquietud, caerá en
tormento e incluso, finalmente, en una
destructividad maliciosa, mal intencionada.
J.M. Coetzee

Colin Mc Ginn, profesor de filosofía de la Rutgers University, llama


misterionismo a la teoría que sostiene el aspecto que el cerebro es responsable y es un

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FILOSOFÍA DE LA MENTE - Capítulo 5

misterio; es decir, sencillamente no lo conocemos, y ese es el estado actual de nuestro


conocimiento; no tenemos idea de qué es, más aun, no sabremos jamás qué es. La mente
está en el cerebro, pero no está tal como lo concebimos hoy en día.
Ned Black, profesor de Psicología y Filosofía de la universidad de Nueva York,
dice que nos encontramos en un estado similar al de una persona pre-tecnológica que
mira un aparato de televisión y juega con los transitores y cables sin saber qué son los
componentes. En esta etapa no conocemos realmente los componentes, a medida que
desarrollamos la actividad neurocientífica descubrimos que aquellas propiedades que
considerábamos como una unidad, tienden a fraccionarse e intentamos encontrar
maneras de modificar el concepto que teníamos para que se adaptaran a los nuevos
hallazgos y allí es donde entran los filósofos. Tal vez habría una manera totalmente
diferente de concebir al cerebro y cuando el “Einstein” del cerebro la descubra,
podremos comprender cómo funciona y no seremos materialistas ni diremos que nuestra
mente es simplemente la descarga de las neuronas, habremos encontrado otros
elementos en el cerebro aparte de la actividad de las neuronas y diremos que la mente es
precisamente eso.
Dar una explicación coherente de la forma que la mente surge de una compleja
trama de neuronas, constituye el Santo Grial de científicos y filósofos. La Filosofía de la
mente refleja el interior de la persona como si fuera un espejo, posibilitando que las
propiedades de la razón, el análisis y la intuición que caracterizan nuestra actividad
mental, se vuelvan sobre si misma mediante el proceso de introspección sistemática.
Desde la inscripción del Oráculo de Delfos (Conócete a ti mismo), pasando por
Descartes y llegando al límite de la investigación neuropsicológica, reflexionar sobre el
pensamiento ha proporcionado terreno fértil para que puedan desarrollarse algunos de
los pensadores más brillantes de la historia.
Quisiera terminar este capítulo con una reflexión personal, es evidente que si las
neuronas siguen el mismo camino que todas las células, que la Naturaleza toda, y que
sus procesos son en todos los casos deterministas como quieren los materialistas,
entonces no hay duda que la mente, conciencia, espíritu, alma o como la queramos
llamar, actúa fuera de esas leyes o normas convirtiéndose así en una excepción que da
origen a una concepción “libertaria de la misma” que justifica la creencia en un Ser
Superior que le dio esa característica.

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