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Introducción
No siempre nos percatamos de las cualidades que tenemos, por lo tanto es importante realizar lo necesario
para identificarlas y después fortalecerlas. Se pueden adquirir destrezas y habilidades nuevas; sin embargo, es
preferible mejorar los talentos que ya se poseen.
Dentro de las habilidades que debe poseer un docente se encuentra el liderazgo. El profesor que desee ser
líder con sus alumnos debe identificar sus debilidades y después trabajar para superarlas. Por otro lado, es
fundamental que el profesor sea responsable y exija responsabilidad; además debe cuidar que sus
pensamientos, sentimientos, palabras y actos sean congruentes, no sólo con el fin de brindar una mejor
calidad en sus clases, sino para formar a sus alumnos como individuos íntegros y valiosos.
El profesor líder, al revelar alguna deficiencia debe tener en cuenta que esa deficiencia no comprometa su
función primordial. Es mejor que el docente escoja un defecto propio y exponerlo, a que los seguidores le
inventen algún otro, perjudicando así su imagen.
Los profesores líderes revelan cualidades que los hacen diferentes de los demás. Para que un profesor sea
considerado líder no es suficiente que se cumplan los objetivos de aprendizaje porque además de esto debe
provocar que los alumnos confíen en él y sigan su ejemplo.
Otra característica que se ha observado en los profesores líderes radica en que se interesan por conocer a sus
alumnos, se preocupan sinceramente por sus problemas, tareas, actividades y conflictos con el fin de
ayudarlos, asesorarlos y guiarlos oportuna y eficazmente. Esto se refiere a detectar mensajes no verbales,
identificar información en los silencios, entre otros.
Liderazgo y personalidad
Un buen liderazgo tiene mucha relación con los diversos rasgos de personalidad tanto del alumno como del
profesor; Velásquez (1994) hace alusión a tres tipos de personalidad los cuales se pueden aplicar muy bien
tanto al docente como al discente y son los siguientes: el batallador tenaz, el colaborador amistoso y el
pensador objetivo.
El batallador tenaz se identifica con la actitud agresiva, egoísta, conflictiva y manipuladora; por lo que le
convendría ser más considerado con los demás si quiere lograr una relación adecuada dentro del salón de
clases. El colaborador amistoso se determina por no defender sus convicciones, pero es muy cooperador, a él
le vendría bien socorrer más sus argumentos e intereses aún en contra de los fundamentos de los demás,
debe aprender a enfrentar las situaciones, tener firmeza y coraje para no rehuir los problemas ni atenuarlos. El
pensador objetivo se caracteriza por ser primordialmente analítico y racional, pero poco afectivo; pelea y lucha
por lograr los objetivos. Este tipo de personalidad tiene a su favor la tendencia a esforzarse objetivamente para
llegar a la meta, pero sería conveniente desarrollar un poco más el área afectiva.
Aristóteles ya hablaba de diferentes personalidades existentes en el educador y el educando,asimismo planteó
un justo medio entre estos tipos de personalidad. Quizás si los profesores trabajasen para lograr este justo
medio entonces se pudiera conseguir practicar un liderazgo ideal dentro del aula.
El profesor debe tener la capacidad para identificar en los alumnos y para diagnosticar posibles conflictos;
asimismo debe poseer la capacidad y madurez necesaria para resolver los problemas; para esto conviene que
utilice como herramienta la administración, pues mediante su proceso podrá lograr un liderazgo encaminado
hacia una educación de excelencia.
El papel del docente no se limita solamente a transmitir a los alumnos conocimientos; sino que además debe
dominar y manejar de manera eficiente y eficaz su materia, su área o profesión y también es indispensable que
cuente con las herramientas pedagógicas y didácticas para transmitir esos conocimientos y experiencia.
La instrucción debe realizarse conjuntamente con la formación integral del educando, y esta formación se
puede brindar dentro de la escuela, con el ejemplo que el maestro proporcione al discente; es decir; la
conducta, valores morales, creencias, principios y actitudes que aquél demuestre, serán las que el alumno
seguirá y aprenderá; siempre y cuando el docente posea las cualidades de líder, para que, de esa manera
pueda inspirar al educando hacia un cambio positivo y conmoverlo para que siga superándose día a día,
haciendo las cosas con amor.