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LA BUSQUEDA DE LA SATISFACCIÓN

El malestar en la cultura es un texto donde Freud nos permite conocer y

analizar los obstáculos que la misma cultura nos estipula para el alcance de la

satisfacción, y de cómo estos patrones, esquemas, prejuicios, ideas irracionales que

componen a la cultura no han permitido un desarrollo al hombre.

Es importante mencionar que desde el psicoanálisis se tiene en cuenta la

singularidad del sujeto como eje trasversal de investigación e intervención, por lo

anterior se considera que el individuo marca su actuar de acuerdo a unos deseos

específicos consagrados en el inconsciente, el cual hace referencia a una instancia

psíquica planteada por Sigmund Freud, que posteriormente será retomada por

diferentes autores psicoanalistas que comparten o refutan los postulados teóricos de

Freud.

Haciendo énfasis en los aspectos culturales, en todo ser humano existe un

sentimiento oceánico de eternidad, infinitud y unión con el universo, y por ese solo

hecho es el hombre un ser religioso (Freud, 1981), teniendo en cuenta que la religión

no constituye un deseo natural humano, sino un aspecto cultural. Se entiende

entonces el Yo como algo definido e intrínsecamente influenciado por el exterior, en

el lactante que como se hace mención en la teoría psicoanalítica solo está constituido

por el “ello”, entonces este no tendría esa concepción marcada de las exigencias

culturales, entonces funciona con base a la búsqueda del placer y evitando el

displacer, quedando éste último fuera de él.

“El malestar también tiene un carácter estructural, es inherente a la cultura

misma y está en todas las grandezas y miserias de los hombres” (Barredo, 2017, p.1).

Es pertinente decir que el hombre y que la sociedad en general siempre está en un


constante malestar, habiendo siempre un inconformismo con su ser y con lo que lo

integra,independientemente de lo que el hombre sea acreedor, siempre se estará en la

búsqueda ambiciosa de “algo más”.

Por otra parte (Freud, 1981) menciona que la religión busca de alguna forma

responder a las necesidades existencialistas del ser humano y así poder dar un sentido

de vida, aspecto que ha sido buscado por el hombre en función de su aparato

psíquico, el cual naturalmente busca el placer (liberación pulsional) y evita el

displacer (acumulación de la energía por la represión). En síntesis, existen múltiples

aspectos motivadores para alcanzar la llamada “felicidad” y alejar el sufrimiento,

pero ninguno cumple con el criterio a totalidad.

De acuerdo a lo anterior, la religión impone un único recorrido para la

felicidad y la evitación del dolor, para ello deforma el mundo real y desliga la visión

del deseo e infantiliza al sujeto, generando imaginarios colectivos de moralidad.

Entonces la sociedad constituye un margen de insatisfacción, lo cual en el hombre

generaría una respuesta hostil hacia la misma.

La cultura entonces constituye un producto de aspectos que hacen diferente el

ser humano de los animales, protegiendo al hombre de la naturaleza y privilegiando

la regulación de las relaciones sociales, entonces es así como la cultura los restringe

de su repertorio de deseos, sacrificando sus instintos. Freud (1927).

Para ello (Freud, 1981) menciona que lo instintivo puede obedecer a tres

aspectos, uno de ellos ya mencionado, la sublimación, otro que se libere el deseo y se

produzca el placer o se frustren por el displacer; del último se genera la hostilidad

hacía la cultura.
Ahora bien, llama la atención, cómo Freud trata el tema de la búsqueda de la

felicidad y cómo es este el objeto en común de todos los seres humanos, plantea que

estamos en una constante búsqueda de la misma sin una respuesta satisfactoria y es

entonces cuando el hombre se encuentra en un constante malestar a raíz de no poder

encontrar esa prosperidad.

"Los hombres quieren ser felices, y no dejar de serlo. Esta aspiración tiene dos

finalidades, una negativa y la otra positiva: por una parte evitar el dolor, y por la otra

buscar un goce intenso" (Jolibert, 2001, Pág. 5). Está bien decir que el propósito de

la vida de los humanos es el encuentro con la felicidad, ya que claramente es la

felicidad la que va a contrarrestar ese sentimiento de malestar en la cultura, pero

Freud argumenta que esta felicidad no será fácil de encontrar, de hecho se dice que la

felicidad nunca será completa por esa misma insatisfacción que llevamos dentro y

que de algún modo no nos deja estar conformes.

La pregunta es, ¿qué hace que se forme y se mantenga ese malestar en la

cultura? Pues bien, en el texto Freud indica (1981): “la vida como nos es impuesta,

resulta gravosa: nos trae hartos dolores, desengaños, tareas insolubles” (p. 34)

entonces podríamos decir que es la vida misma quien provoca ese malestar y la

humanidad los encargados de mantener y de hallar el inconformismo en la sociedad,

la cultura siempre va a ser portadora de constantes incomodidades, mitigándonos y

causándonos dolor, aún más si se sigue en el constante patrón de adoptar posturas,

manías, prejuicios, etc. que nos van a dirigir siempre a lo mismo.

Haciendo referencia a lo anterior (Foucault, 1988) es un autor que ha dado

especial importancia al sujeto, a la relación con el contexto, que podría denominarse

cultura; al poder que se ejerce sobre él y del mismo modo el sometimiento constante;

en éste apartado ha dado atención a lo comunicativo y cómo éste proceso influye


positiva y negativamente en el sujeto. Es importante resaltar un término que se usa

inicialmente, el “hablo”; que se puede entender a manera personal, como la decisión

y voluntad propia que tiene el sujeto para comunicarse, para expresar lo que su

mundo interno posee.

Sin embargo se relaciona éste termino con “miento”; quizá cualquier

materialización de una idea es una mentira; puesto que para las perspectivas propias

y personales que posee el sujeto, es un acierto; sin embargo para el observador,

receptor de éste mensaje; puede ser una falacia o un error; es por esto que se debe

remitir a la visión psicoanalítica contemporánea del sujeto, cuando Lacan se refiere

al proceso para la subjetividad; él menciona que existe una instancia que es el Yo

real; él cual es todo ese mundo interno que Freud denominaría inconsciente; donde

se albergan todos nuestros deseos y sentimientos más profundos; en mención Lacan

afirma que éste yo real, es la esencia del sujeto y que éste no puede ser representado

ni mediado por el lenguaje ni la actividad intelectual (pensamientos) puesto que de

forma inmediata perdería su esencia, porque la cultura ya ha sido interviniente en

éste tipo de procesos; es decir que lo real no se puede materializar mediante el

lenguaje puesto que ya perdería su misma esencia.

Con base en lo anterior se puede hacer una apreciación del concepto del

“hablo” como un acto voluntario y del “miento” como una concepción culturalizada;

(Foucault, 1988 p.11) afirma que “el sujeto hablante es el mismo de aquel del que se

habla”; puesto que el sujeto es el emisor de sus procesos internos, da cuenta de ellos

y el observador es el juez de sus conductas y su lenguaje; Freud menciona que él otro

es el observador del inconsciente del sujeto; puesto que es el que evalúa su conducta.

Ésta concepción epistemológica del lenguaje y un tanto etiológica, afirma

entonces que la capacidad de comunicarse, esta mediada por la actividad intelectual;


aquella que se podría denominar como razón, que sería más precisa nombrar como

cultura; puesto que son todos esos preceptos culturales los que configuran y

enmarcan en actividad intelectual, es por esto que toda posibilidad de lenguaje se

encuentra aquí evaporada por la transitividad en que el lenguaje se produce,

(Foucault, 1988).

Desde lo planteado por el autor referente a que el Yo sufre una fragmentación

mediante el “hablo”, puesto que éste hablo, no es solo permeado por la cultura, sino

también lo que mencionábamos anteriormente es la representación de nuestro mundo

interno, aquel que no puede presentar demasiado agrado para muchos sistemas

representativos del ser humano; pero que aun así con la mesura necesaria va a ser

exteriorizado por el sujeto; podríamos mencionar dentro de ésta capacidad de

lenguaje aunque no tan voluntaria los procesos sintomatológicos planteados desde el

esquema del funcionamiento psíquico en psicoanálisis; donde el sujeto mediante un

acto fallido, un lapsus da a conocer parte de sus deseos, como una liberación

pulsional.

Por su parte, la lectura constituye un elemento crucial del lenguaje. Desde

años inmemorables el hombre ha encontrado en la lectura, una herramienta de

libertad, es el saber en esencia lo que le permite al ser humano ser libre de ataduras

materialistas, se podría afirmar que es en sí, el saber, la lectura, el aprender; lo que

genera nuevas perspectivas de vida, nuevas visiones, nuevos aciertos y es por tanto

que genera nuevas formas ejecutables de vida.

El autor inicialmente plantea en el texto, la posibilidad de muchos escritores

de generar en el lector esa sed por saber; provocando así la buena lectura; él cita a

Nietzsche, puesto que en los documentos proporcionados por éste último; se

encuentra el arte de la interpretación de cada frase, de poder dar un significado a


cada término de forma particular en determinado texto; pudiendo así generar un gran

asombro de contenido. “ésta escritura descarta de pasada lo más firme y

antiguamente establecido y se detiene corrosiva e implacable en el detalle

desapercibido” Zuleta. (2015). Es por esto que su primera obra, puede ser en esencia

un abre bocas a lo que posteriormente va a exponer; generando en el lector, siempre

que sea posible; la necesidad de seguir leyendo.

“No escribir de otra cosa más que de aquello que podría desesperar a los

hombres que se apresuran” Zuleta quien cita a Nietzsche (2015). Podemos dar

explicación e interpretación a éste apartado desde el sentido del hombre, el cual

consiste en obtener toda la información posible en el menor tiempo que se pueda, o

podríamos afirmar también, que se busca obtener la información de la forma más

fácil posible. Donde se requiera el menor esfuerzo; donde se opone a una lectura que

debe ser más minuciosa, un trabajo de lectura más llevado a la capacidad de

interpretar, de dar significado al universo que se encuentra en ese texto. “Leer no es

recibir, consumir, adquirir, leer es trabajar” Zuleta quien cita a Nietzsche (2009).

Esto quiere decir que un texto no es solo para informar, sobre las experiencias,

sentimientos y vivencias del autor; es con el fin de que podamos interpretar lo que

“entre líneas” éste nos quiere expresar; es decir lo que está sintiendo, expresando a

través de sus frases. Personalmente se afirmaría que es la conexión más importante

que se puede tener con el autor, si esto no se encuentra en un texto, realmente no será

un buen ejercicio de lectura y no se encontrará la esencia de dicho texto.

Si se pone en mención lo planteado por el autor, donde se disipa la ilusión de

que el autor regala a un lector ocioso un saber que no posee y que va a adquirir,

Zuleta quien cita a Nietzsche (2015). Es en esencia, esa búsqueda la que da sentido a
la lectura, al querer saber, conocer; sin embargo no es algo que sea un regalo, es algo

que requiere un trabajo, una interpretación.

El autor también plantea que dicha interpretación carece de objetividad, que

por el contrario es muy subjetiva, al igual que la significancia de un texto para el

escritor, también lo es para el lector; puesto que va directamente relacionada con sus

experiencias, su búsqueda, sus vivencias y sus sentimientos. Es por lo anterior que

resulta poco interesante el leer un texto donde sólo se encuentren vivencias del

escritor, sin dar a la interpretación y a la conexión antes mencionada.

Para concluir, el texto de Zuleta (2015) sobre la lectura, es un escrito que

muestra la esencia de la lectura, el trabajo arduo que ésta conlleva, y como puede

llegar a cambiar nuestro ser, si logra llegarse a la interpretación y al aprehender

realmente lo significante de un texto. Una lectura que es capaz de Transformar al

sujeto.

Del mismo modo, el lenguaje es la materialización y representación más

explícita que puede tener el sujeto para exteriorizar lo interior; sin embargo ésta esta

permeada de forma directa por la actividad intelectual, que a su vez se encuentra en

un conflicto cultural, lo que podría denominar Rogers desde el humanismo como el

“deber ser”; dificultando así la expresión de forma total de su esencia como sujeto.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Freud S. (1981), El malestar en la cultura, primera Edición, México D.F. Siglo XXI

editores. ISBN 968-23-1048-2

Freud. S. (1927) El porvenir de una ilusión, el malestar en la cultura y otras obras.

Tomo XXI , Vol. 21

Foucault M. (2009). El pensamiento del afuera. Editorial Pretextos. ISBN: 84-85081-

91-9

Zuleta E. (2015). Elogio de la dificultad y otros Ensayos. Editorial Planeta Colombiana

S.A. Sobre la Lectura ISBN: 978-958-45-4492-5 Pp. 145-152

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