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El Signo
El signo es el punto de partida de toda teoría semiótica. Hay por lo menos dos
conceptos de signos, así como padres de la semiótica (o semiología).
Ferdinand de Saussure presentó un concepto de signo conformado por dos partes
indisociables: el significante (digamos incorrectamente la materialidad transmitida en un
acto de comunicación), y el significado (el sentido de esa comunicación que prevé el
emisor que va a ser entendido por el receptor de la misma).
Alguien dice /diario/ (significante), y según Saussure, si conocemos el código,
entendemos hojas de papel impresas con noticias de hechos ocurridos en las últimas
veinticuatro horas (significado).
Charles Peirce propuso un signo conformado por tres elementos: el representamen
(algo parecido al significante de Saussure), el interpretante (algo desde lo cual se
construye/recepciona al representamen) y el objeto (el sentido construido por la
interrelación entre representamen e interpretante).
Alguien dice /diario/ (representamen), y alguien puede tener como interpretante qué
fue en la historia de la comunicación el diario (interpretante), entonces “entiende” hojas de
papel impresas con noticias de hechos ocurridos en las últimas veinticuatro horas (objeto).
Pero otra persona recepciona el mismo representamen desde otro interpretante, por
ejemplo el retroceso actual del diario frente a otros medios de comunicación, y por lo tanto
el objeto que se le construye es otro, algo así como medio informativo antiguo/tradicional.
A pesar de sus diferencias, Saussure y Peirce coinciden en algo fundamental, el
signo es algo que siempre remite a otra cosa, es algo que está en el lugar de esa otra cosa,
y esa otra cosa se nos hace presente a partir del signo, o a veces queda oculta en el signo.
Peirce realizó varias clasificaciones de tipos de signos. La que se hizo más conocida
fue la que atiende a qué relación existe entre el signo y esa otra cosa a la que remite.
Ícono es aquel signo que guarda similitud con esa otra cosa. Por ejemplo, la grabación de
un cantante. Presenciamos un sonido semejante a la voz del artista, esa grabación es un
ícono de su voz.
El índice, por su parte, es ese tipo de signo en el cual su relación con esa otra cosa
no es de semejanza sino de algún tipo de causalidad. Por ejemplo, si despertamos una
mañana y vemos que toda la calle se encuentra mojada, ello es signo de que ha llovido
durante la noche. La calle mojada no es parecida a la lluvia, es una consecuencia de ella,
por lo tanto es signo de que ha llovido, es índice de esa lluvia.
Por último el símbolo. Es un signo cuya relación con esa otra cosa es
absolutamente arbitraria, y para ser entendido, imprescindiblemente convencional. Por
ejemplo la bandera de Argentina, no se parece a nuestro país ni es consecuencia lógica de
él, es un símbolo (arbitrario y convencional) de nuestro país.
“Tratado de Semiótica general”- Umberto Eco
La definición de Saussure
Según Saussure (1916): “La lengua es un sistema de signos que expresan ideas y,
por esa razón, es comparable con la escritura, el alfabeto de los sordomudos, los ritos
simbólicos, las formas de cortesía, las señales militares, etc. Simplemente es el más
importante de dichos sistemas. Así pues, podremos concebir una ciencia que estudie la vida
de los signos en el marco de la vida social; podría formar parte de psicología social y, por
consiguiente, de la psicología general; nosotros vamos a llamarla semiología”.
Su definición de signo como entidad de dos caras (significante y significado) ha
anticipado y determinado todas las definiciones posteriores de la función semiótica. Y, en la
medida en que la relación entre significantes y significado se establece sobre la base de un
sistema de reglas (la lengua), la semiología saussureana puede parecer una semiología
rigurosa de la significación. Pero no es casualidad que los partidarios de una semiología de
la comunicación se inspiren en la semiología saussureana.
Según Saussure, el signo “expresa” ideas, y sus ideas eran fenómenos mentales
que afectaban a una mente humana. Así, pues, consideraba implícitamente el signo como
artificio comunicativo que afectaba a dos seres humanos dedicados intencionalmente a
comunicarse y expresarse algo.
La definición de Peirce
EL INTERPRETANTE
La teoría de Peirce
La semiosis ilimitada
El tema de los medios, entre las irrupciones y retornos de los estudios semióticos
A cada una de las “ciencias sociales” a partir de los años ‘60 le ha ocurrido
abandonar su inicial sentimiento oceánico y sufrir un proceso de fragmentación ya típico.
También en el menos inclusivo campo de la semiótica ha sobrevenido la
concentración sucesiva en distintas áreas temáticas y en distintos objetos analíticos, y la
diversificación en escuelas y orientaciones teórico-metodológicas igualmente cambiantes y
móviles. La semiótica de los medios constituye uno de esos campos de elección. En la
semiótica de la última década, en el campo de estudio de los medios masivos replantean el
interés, para los estudios mediáticos, de temas con una tradición extensa y heterogénea.
Así ocurre con los incluidos en la problemática de los estilos y en la de las transposiciones
entre soportes y medios. Lo que implica el reconocimiento de que hay textos anteriores o
paralelos y externos al campo de los estudios semióticos, que la semiótica debe asumir
también como contexto de trabajo. El contexto de estas recuperaciones es el de los
procesos de cambio que caracterizaron el decurso de los estudios semióticos,
especialmente a partir del momento en que empezaron a privilegiarse grandes objetos
discursivos, en lugar de los códigos y unidades mínimas de la primera época. En este
desarrollo influyó la expansión de semióticas específicas, como la del cine, y la de las
teorías de la enunciación y del discurso; tanto en el campo de la lingüística, que seguían
constituyendo una disciplina orientativa, como en el de los medios, en trabajos como los de
Christian Metz y Eliseo Verón.
Medios y géneros
Lo que trata la semiótica general son definiciones iniciales como la que enuncia: “la
ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social”. Esa “vida social” no
era para Saussure solamente una vida de textos, pero siempre conviene aclarar que
también lo era. La noción de semiosis infinita de Peirce acabaría, como se verá, por
imponerse incluso en los espacios de desarrollo de la semiología de raíz saussureana y
devolviendo complejidad y movilidad a las relaciones entre “semiótica y sociedad”.
Así como en una etapa la semiótica se manifestó como el efecto de una determinada
extensión de la lingüística, en otras posteriores ha ido incorporando perspectivas no
lingüísticas y aún no relacionadas con las ciencias del lenguaje”, en un proceso que no se
presenta como destinado a cerrarse.
Red, Redes
La semiótica argentina tiene un doble origen: La semiosis social (1987) y Semiótica
de los medios masivos (1991).
Algunas de las características que describen de la semiótica argentina son:
Cierre
Discursos sociales
Los “objetos” que interesan al análisis de los discursos no están, en resumen, “en”
los discursos; tampoco están “fuera” de ellos, en alguna parte de la “realidad social
objetiva”. Son sistemas de relaciones: s istemas de relaciones que todo producto significante
mantiene con sus condiciones de generación por una parte, y con sus efectos por la otra.