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La autonomización

de la cultura.
Enfoque Hugues de Varin.
De acuerdo al análisis de Hugues de Varin, la cultura
autonomizada ha ido pasando por diferentes fases: la
codificación, la institucionalización y la mercantilización.

Trabajo Practico N°2

Universidad siglo 21
Modalidad PH

Profesor: DAMIAN ANDRES,


CANTON GARDES

Alumno: FACUNDO ZABALA

Córdoba, 23/04/2019
La autonomización de la cultura es un proceso que merece nuestra
reflexión por lo siguiente:

 Por una parte, la cultura se aleja de sus funciones iniciales que le otorgaban
sentido;

 Por otra, se separa de las esferas política, económica y científica, las cuales
se vinculan a la noción de civilización;

 Finalmente, se impone la idea de que la cultura sólo puede ser obra de una
elite.

De acuerdo al análisis de Hugues de Varin (1976 en Giménez, 2005) que la


cultura autonomizada ha ido pasando por diferentes fases, a saber: la
codificación, la institucionalización y la mercantilización.

La codificación de la cultura: El objetivo de esta etapa era el de fijar y


jerarquizar valores culturales. Así, se definen estratos, tal como en el caso de
las clases sociales, que de manera completamente jerárquica poseen los
bienes culturales considerados “válidos”. La cultura se homologa a las bellas
artes (arquitectura, escultura, danza, música, pintura, literatura,
cinematografía) y representa el conjunto valorado por ser “de buen gusto”,
distinguido, legítimo, artístico. En un 7 segundo nivel, se ubica la cultura
“tolerada”, es decir, las manifestaciones artísticas que aun sin considerarse
elementos de distinción se incorporan a la sociedad. Ejemplo de la misma es
el jazz, que aunque no era considerado música erudita, se incorporó a la
sociedad masivamente. Finalmente, la cultura “marginal” incluye elementos
no tolerados (o no incluidos bajo el rótulo de “cultural”) que hoy podríamos
ejemplificar a través de la cumbia villera.
Lo interesante aquí, y que no debe pasar inadvertido, es que esta tipificación
se realiza en función de un ideal de valor asociado fundamentalmente al
cristianismo y a ciertos rasgos culturales europeos, que distan bastante de la
herencia y realidad latinoamericana.
La Institucionalización de la cultura La segunda fase se da, según el autor, a
partir de 1900, época en la cual se observa un esfuerzo por parte del Estado
por lograr el control y la gestión global de la cultura, para lo cual diseña
instituciones político-administrativas que le permiten unificar y centralizar la
cultura. Como indica Giménez Montiel: “en esta fase se consolida la escuela
liberal definida como educación nacional obligatoria y gratuita; aparecen los
ministerios de la cultura como nueva extensión de los aparatos de Estado”
(Giménez Montiel, 2005, p. 37).

Mercantilización de la cultura En esta fase se observa la subordinación


masiva de los bienes culturales a la lógica del valor de cambio. La cultura se
valora como factor de “crecimiento económico” y es convertida en
mercancía, es decir, se somete a la ley de maximización de beneficios.

La mercantilización de la cultura provoca, por una parte, la desmoralización


de los creadores y reveladores de la cultura, que se convierten en meros
“operarios” de una fábrica de objetos culturales.

Por otra parte, y por esta misma concepción fabril de la cultura, genera la
estandarización de todas las culturas a escala internacional.

Cabe entonces preguntarse en dónde queda la especificidad de la cultura


como operador de identidad social, de comunicación y de percepción del
mundo.

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