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UNIDAD 24 – CONTRATOS DE GARANTÍA: FIANZA


Cuando se celebra un contrato una de las partes puede asegurar el cumplimiento de las obligaciones de la otra
mediante el otorgamiento de una garantía. Las garantías pueden ser reales o personales. En las reales se afecta
una cosa al cumplimiento de la obligación; en las personales se afecta todo el patrimonio del fiador. El contrato
de fianza es una garantía personal.

CONCEPTO (Art 1574): “Hay contrato de fianza cuando una persona se obliga accesoriamente por otra a satisfacer una
prestación para el caso de incumplimiento. Si la deuda afianzada es de entregar cosa cierta, de hacer que sólo puede ser
cumplida personalmente por el deudor, o de no hacer, el fiador sólo queda obligado a satisfacer los daños que resulten de la
inejecución.”
El contrato de fianza constituye un instrumento simple y eficaz para el desenvolvimiento del tráfico negocial,
siendo que puede insertarse en el contrato como una cláusula más del mismo, al contrario de las garantías
reales que suponen la rigidez de la forma, la publicidad y la onerosidad para su constitución.
El contrato de fianza constituye una garantía personal, por el cual el fiador se obliga a satisfacer la obligación
contraída por el deudor, en el caso de que este no lo hiciera en el tiempo y modo convenidos con el acreedor
La gran diferencia entre la garantía personal que ofrece la fianza con las garantías reales, es que en este caso el
fiador responde con todo su patrimonio, siendo que en las garantías reales solamente queda afectado a la
garantía un solo bien registrable.
Este contrato tiene la función económica de facilitar el crédito, pues el acreedor puede prever la eventual
insolvencia del deudor mediante la fianza.
La fianza es un contrato accesorio que, como tal, sufre las vicisitudes del contrato principal al cual está
subordinado. Por esto, el contrato de fianza se celebra entre el acreedor y el fiador, no es parte del contrato de
fianza el deudor del contrato principal.

EXTENSIÓN DE LAS OBLIGACIONES DEL FIADOR (Art 1575): “La prestación a cargo del fiador debe ser
equivalente a la del deudor principal, o menor que ella, y no puede sujetarse a estipulaciones que la hagan más onerosa.
La inobservancia de la regla precedente no invalida la fianza, pero autoriza su reducción a los límites de la obligación
principal.
El fiador puede constituir garantías en seguridad de su fianza.”

INCAPACIDAD DEL DEUDOR (Art 1576): “El fiador no puede excusar su responsabilidad en la incapacidad del
deudor.”
En el caso de que el fiador quisiera oponer al acreedor la incapacidad del deudor al momento de celebrar el
contrato principal, la norma en estudio se lo veda explícitamente.
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En primer lugar, el fiador no es parte en el contrato celebrado entre el acreedor y el deudor afianzado, por lo
que el contrato de fianza es válido pues se celebró entre el acreedor y el fiador, ambos con capacidad para la
celebración.
Además, la ley le otorga solamente al incapaz la facultad de pedir la nulidad del contrato, el fiador no tiene
legitimación para solicitarla.
Observamos entonces que el contrato de fianza es un contrato accesorio a otro contrato principal, pero que
sigue las vicisitudes de ese contrato principal; para que el contrato de fianza sea declarado nulo es necesario
declarar la nulidad del contrato principal en primer término.
La nulidad del contrato principal por causa de incapacidad para la celebración únicamente la puede solicitar la
parte incapaz y ninguna otra.

OBLIGACIONES QUE PUEDEN SER AFIANZADAS (Art 1577): “Puede ser afianzada toda obligación actual o
futura, incluso la de otro fiador.”
Pueden ser afianzadas todas las obligaciones válidas y aun las obligaciones que tienen causa en un hecho
ilícito que ya ha sucedido, por el cual se responde con una suma debida, en concepto de indemnización por el
daño causado.
En cuanto a las obligaciones futuras, remito a la interpretación del artículo siguiente.

FIANZA GENERAL (Art 1578): “Es válida la fianza general que comprenda obligaciones actuales o futuras, incluso
indeterminadas; en todos los casos debe precisarse el monto máximo al cual se obliga el fiador. Esta fianza no se extiende a
las nuevas obligaciones contraídas por el afianzado después de los cinco años de otorgada.
La fianza indeterminada en el tiempo puede ser retractada, caso en el cual no se aplica a las obligaciones contraídas por el
afianzado después que la retractación sea notificada al acreedor.”
La fianza general es aquella por la que se garantiza una pluralidad de créditos, existentes o futuros,
usualmente se la utiliza para el afianzamiento de obligaciones futuras que el deudor pueda contraer, como
puede ser el afianzamiento del saldo deudor en una cuenta corriente bancaria.
En primer lugar, el objeto de la obligación contraída por el deudor afianzado está perfectamente determinado
por la obligación de precisar el monto máximo al cual se obliga el fiador, este monto comprende no solamente
el capital, sino que además comprende los intereses y todos los gastos que puedan irrogarse por el cobro del
crédito.
Asimismo, el artículo prevé el plazo máximo para este contrato de fianza general, que es de cinco años, es decir
que el fiador no está obligado a responder por las obligaciones futuras que hubieran nacido con posterioridad.
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También se prevé la retractación del fiador para el caso de obligaciones indeterminadas en el tiempo,
cumpliendo el requisito de la notificación, consideramos que esa notificación deberá hacerse tanto al acreedor
como al deudor afianzado.
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ORMA (Art 1579): “La fianza debe convenirse por escrito.”
Este artículo establece la forma escrita para el contrato de fianza sin determinar si esta forma prescripta es a los
efectos de la validez del contrato o para su prueba.

EXTENSIÓN DE LA FIANZA (Art 1580): “Excepto pacto en contrario, la fianza comprende los accesorios de la
obligación principal y los gastos que razonablemente demande su cobro, incluidas las costas judiciales.”
La norma prevé la posibilidad de pactar en contrario a ella. Es decir, que el fiador puede, si así lo pacta,
garantizar solamente la obligación principal excluyendo de la garantía los accesorios y los gastos que demande
su cobro.

CARTAS DE RECOMENDACIÓN O PATROCINIO (Art 1581): “Las cartas denominadas de recomendación,


patrocinio o de otra manera, por las que se asegure la solvencia, probidad u otro hecho relativo a quien procura créditos o
una contratación, no obligan a su otorgante, excepto que hayan sido dadas de mala fe o con negligencia, supuesto en que
debe indemnizar los daños sufridos por aquel que da crédito o contrata confiando en tales manifestaciones.”
En realidad, y tal como lo prevé la norma, las cartas de recomendación o patrocinio no constituyen un contrato
de fianza, así quién recomienda o patrocina no asume obligación alguna respecto de los acreedores de su
recomendado.
En general, estas cartas manifiestan la probidad, experticia en su arte o profesión o solvencia del recomendado,
como así también la probidad y buena fe de quien recomienda o patrocina. Quedan fuera del ámbito de las
garantías porque no se asegura un resultado.
En el caso de ser emitidas con negligencia o mala fe, el emisor debe responder por los daños causados por esa
negligencia o mala fe, es decir, por la ilicitud de su conducta. Observamos que, cuando el daño no tenga un
nexo causal adecuado con la recomendación, el emisor no puede razonablemente ser responsable.

COMPROMISO DE MANTENER UNA DETERMINADA SITUACIÓN (Art 1582): “El compromiso de


mantener o generar una determinada situación de hecho o de derecho no es considerado fianza, pero su incumplimiento
genera responsabilidad del obligado.”
Es usual en los contratos de locación de inmuebles urbanos, que el fiador se obligue a mantener en su
patrimonio el bien afectado a la garantía de las obligaciones del locatario.
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Es de público y notorio conocimiento la necesidad de gran cantidad de personas de recurrir al alquiler como
modo de acceso a una vivienda, y por otra parte la escasez de oferta de arrendamientos en proporción a la
demanda existente en ciudades cosmopolitas, como Buenos Aires. También es sabido que los contratos de
locación, en su mayoría redactados por inmobiliarias, solicitan requisitos exagerados para acceder al alquiler
de una vivienda digna. Uno de estos requisitos supone la obligación de traer al contrato, por lo menos dos
garantes propietarios.
A raíz de esto, se ha extendido la práctica de “vender garantías”, es decir, un propietario se ofrece como fiador
en un contrato de locación por un precio en dinero. Lo hace una, dos, tres o más veces en diferentes contratos,
luego de un tiempo, vende el inmueble que ofreció en garantía y que era el único bien registrado a su nombre,
compra otro y recomienza su “negocio”, dejando a los locadores sin ningún bien a ejecutar en caso de
incumplimiento del locatario.

EFECTOS ENTRE EL FIADOR Y EL ACREEDOR.


BENEFICIO DE EXCUSIÓN (Art 1583): “El acreedor sólo puede dirigirse contra el fiador una vez que haya excutido
los bienes del deudor. Si los bienes excutidos sólo alcanzan para un pago parcial, el acreedor sólo puede demandar al fiador
por el saldo.”
El contrato de fianza es una obligación accesoria de un contrato principal. También es una obligación
subsidiaria al contrato principal, y esta subsidiariedad se pone de manifiesto en el beneficio de excusión, que
supone que el fiador debe cumplir su obligación solamente en el caso de que el deudor afianzado no cumpla la
suya, o lo haga defectuosamente.
El contrato de fianza puede ser celebrado con distintas modalidades. El beneficio de excusión se aplica a la
llamada fianza simple y supone que en caso de incumplimiento del deudor principal, el acreedor, en primer
lugar, debe ejecutar los bienes de su deudor antes de atacar los del fiador.
El beneficio de excusión importa una excepción a la regla contenida en el art. 869 CCyC respecto a la
integridad del pago. En este caso la norma obliga al acreedor a aceptar un pago parcial cuando los bienes del
deudor no alcancen para satisfacer la obligación principal, y solo entonces, el acreedor está autorizado a atacar
los bienes del fiador, por el saldo remanente.
EXCEPCIONES AL BENEFICIO DE EXCUSIÓN (Art 1584): “El fiador no puede invocar el beneficio de excusión si:
a. el deudor principal se ha presentado en concurso preventivo o ha sido declarada su quiebra;
b. el deudor principal no puede ser demandado judicialmente en el territorio nacional o carece de bienes en la
República;
c. la fianza es judicial;
d. el fiador ha renunciado al beneficio.”
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El art. 1584 CCyC se refiere a los casos en los cuales el fiador no puede invocar el beneficio de excusión. No se
trata del fiador solidario ni principal pagador.
En el inc. a, tenemos que la excusión se torna impracticable, pues tanto en el supuesto de quiebra como en el
de concurso preventivo, los bienes del deudor no pueden ejecutarse individualmente, así que sería impensable
someter al acreedor al proceso de verificación del crédito para que se haga efectiva aquella. Por eso, la ley lo
faculta en estos supuestos a ejecutar directamente los bienes del fiador, pudiendo este verificar su crédito en el
concurso o quiebra del deudor.
El inc. b alude a dos hipótesis: la primera es el caso de que el deudor tenga que ser demandado en un tribunal
extranjero, es decir que la competencia para radicar la demanda esté fuera de los límites de la República. La
segunda supone que el deudor no tiene bienes en el país; empero hay que tener en cuenta que aquel puede
tener cuantiosos bienes en el exterior, cuestión que razonablemente podrá ser ponderada en caso de que el
fiador oponga el beneficio de excusión, compatibilizándolo con el derecho de cobro del acreedor.
El inc. c es un supuesto que resguarda el crédito del acreedor, dado que es una caución que supone la
exigibilidad de la obligación contraída por el fiador.
El último inciso del artículo es una consecuencia de la autonomía de la voluntad. El beneficio de excusión
puede ser renunciado por el fiador: en este caso, la fianza se torna solidaria y el acreedor ya no está compelido
a ejecutar en primer término los bienes del deudor y puede ir directamente contra los del fiador.
BENEFICIO DE EXCUSIÓN EN CASO DE COOBLIGADOS (Art 1585): “El fiador de un codeudor solidario
puede exigir la excusión de los bienes de los demás codeudores. El que afianza a un fiador goza del beneficio de excusión
respecto de éste y del deudor principal.”
En el caso de que el fiador solamente pudiera excutir los bienes de su afianzado y estos bienes no fueran
suficientes para satisfacer el crédito, el fiador que pagara la deuda podría subrogarse en los derechos del
acreedor y así ejecutar los bienes de los otros codeudores en una nueva demanda. La norma comentada hace
innecesario este procedimiento, y así, al extender el beneficio, evita las eventuales acciones de repetición que el
fiador tendría contra los codeudores no garantizados.
SUBSITENCIA DEL PLAZO (Art 1586): “No puede ser exigido el pago al fiador antes del vencimiento del plazo
otorgado al deudor principal, aun cuando éste se haya presentado en concurso preventivo o haya sido declarada su quiebra,
excepto pacto en contrario.”
Sabemos que, tanto el concurso preventivo, como la quiebra tienen como consecuencia la caducidad de los
plazos para el cumplimiento de las obligaciones contraídas por el deudor fallido.
En tanto, el contrato de fianza solo cobrará virtualidad cuando el deudor no cumpla su obligación en el plazo
pactado, es decir, que el plazo es el mismo tanto para el deudor como para el fiador.
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Pero, si bien en el caso del concurso preventivo o la quiebra, al deudor le caducan los plazos de sus
obligaciones, no puede ocurrir de igual modo para el fiador solvente que dará satisfacción a su obligación en el
plazo pactado. No puede proyectarse la sanción del deudor fallido al fiador solvente.

DEFENSAS (Art 1587): “El fiador puede oponer todas las excepciones y defensas propias y las que correspondan al
deudor principal, aun cuando éste las haya renunciado.”
La facultad de oponer todas las excepciones y defensas propias y las que correspondan al deudor principal es
otra de las consecuencias directas del carácter accesorio del contrato de fianza.
Las excepciones que puede invocar el fiador son las que resultan del contrato de fianza, como la invalidez del
mismo contrato de fianza.
También puede el fiador oponer las excepciones que emergen de la obligación afianzada, tales como la validez
del negocio jurídico principal o la extensión del mismo.
En cuanto a las excepciones que correspondan al deudor principal y que pueden también ser opuestas por el
fiador, tenemos presente que este último no puede oponer excepciones personales inherentes al deudor, tales
como la incapacidad. Pero los vicios de la voluntad del deudor que afectan al acto jurídico principal, son
excepciones que pueden ser opuestas por el fiador.
Las defensas que emergen de la obligación afianzada como las personales del deudor son ejercidas por el
fiador a nombre propio. Así, la renuncia de derechos efectuada por el deudor con posterioridad a la
celebración de la fianza es inoponible al fiador. Esta consecuencia tiene por finalidad evitar que la obligación
del fiador se agrave por la conducta del deudor.

EFECTOS DE LA SENTENCIA (Art 1588): “No es oponible al fiador la sentencia relativa a la validez o exigibilidad
de la deuda principal dictada en juicio al que no haya sido oportunamente citado a intervenir.”
En el caso de que el acreedor dirigiera su reclamo solamente contra el deudor afianzado, el fiador tiene el
derecho de intervenir en el juicio, en ese caso se lo tendrá como litisconsorte y, por lo tanto, la sentencia
dictada en ese pleito lo beneficia o perjudica al igual que al deudor principal.
Si no ejerce su derecho a la defensa, el art. 1588 CCyC prevé que la sentencia no le será oponible y entonces,
podrá oponer todas las defensas a que lo faculta el artículo anterior, porque esa sentencia no tendrá autoridad
de cosa juzgada respecto de él, con el fundamento de la garantía constitucional de defensa en juicio.
Podemos agregar, que en el caso del rechazo de la demanda contra el deudor, esta sentencia aprovecha al
fiador, por la naturaleza accesoria de la fianza, por la cual si se extingue la obligación principal, queda
extinguida la obligación accesoria.
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BENEFICIO DE DIVISIÓN (Art 1589): “Si hay más de un fiador, cada uno responde por la cuota a que se ha obligado.
Si nada se ha estipulado, responden por partes iguales. El beneficio de división es renunciable.”
En el caso de existir dos o más fiadores de una misma deuda que no se hayan obligado solidariamente al pago,
el acreedor no puede exigir a ninguno de ellos más que la cuota que le corresponda.
En la fianza simple, el beneficio de división opera directamente sin necesidad de que los fiadores deban
invocarlo. Pero una vez renunciado por alguno de ellos, no se aplicará al fiador renunciante, pero sí a los otros
fiadores. En el caso de que todos los fiadores hayan renunciado al beneficio, este no aplica a ninguno de ellos.
Cada fiador responde por partes iguales de la deuda, pero nada obsta a que se vean obligados a responder por
distintas porciones o cuotas, si así constara en el contrato de fianza.

FIANZA SOLIDARIA (Art 1590): “La responsabilidad del fiador es solidaria con la del deudor cuando así se convenga
expresamente o cuando el fiador renuncia al beneficio de excusión.”
La única diferencia entre la fianza simple y la solidaria, es que —en esta última— no se aplican los beneficios
de excusión ni de división.
Las mismas reglas del contrato de fianza son aplicables tanto a la fianza simple como a la solidaria.
No puede confundirse este contrato con la obligación solidaria, ya que el vínculo entre el acreedor y el fiador
solidario no deja de estar sujeto a los principios de accesoriedad, por el cual la extinción de la obligación
principal extingue la fianza; y subsidiariedad, el que consiste, en este caso, en que el acreedor deberá interpelar
al deudor principal antes de atacar al fiador, lo que no ocurre en el caso de la obligación solidaria.
Para que concurra la solidaridad entre deudor y fiador, debe ser pactada en el contrato, o el caso de que el
fiador haya renunciado al beneficio de excusión. Sin embargo, la fianza simple se convierte automáticamente
en solidaria, si el deudor principal se ha presentado en concurso preventivo o ha sido declarado su quiebra o si
la fianza es judicial.
La consecuencia de la solidaridad en el contrato de fianza es que el acreedor puede reclamar directamente al
fiador el pago de la deuda.

PRINCIPAL PAGADOR (Art 1591): “Quien se obliga como principal pagador, aunque sea con la denominación de
fiador, es considerado deudor solidario y su obligación se rige por las disposiciones aplicables a las obligaciones solidarias.”
La diferencia entre fiador solidario y principal pagador, es que el primero está sujeto a la regulación del
contrato de fianza solidaria. En el caso de principal pagador, la relación jurídica entre el acreedor y el fiador es
idéntica a la que el acreedor tiene con el deudor principal, es decir el principal pagador es codeudor solidario,
no reviste el carácter de fiador aunque ese haya sido su propósito al contratar.
El principal pagador no tiene el derecho de embargar los bienes del deudor según lo prescripto por el art. 1594
CCyC, pues no reviste el carácter de fiador.
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EFECTOS ENTRE EL DEUDOR Y EL FIADOR.


SUBROGACIÓN (Art 1592): “El fiador que cumple con su prestación queda subrogado en los derechos del acreedor y
puede exigir el reembolso de lo que ha pagado, con sus intereses desde el día del pago y los daños que haya sufrido como
consecuencia de la fianza.”
La subrogación del fiador que ha pagado la deuda, en los derechos del acreedor satisfecho, se produce
automáticamente por el solo hecho del pago.
La subrogación legal del fiador en los derechos del acreedor es una acción directa del fiador para obtener el
reembolso de lo pagado y es procedente no solamente en el caso de pago, sino también, en los casos de
novación o compensación.
El reclamo del fiador hacia el deudor puede interponerse desde el día del efectivo pago al acreedor. Pero si el
fiador paga sin poner en conocimiento al deudor y este también paga al acreedor, el fiador solamente puede
reclamar al acreedor por haber cobrado dos veces.
AVISO. DEFENSAS (Art 1593): “El fiador debe dar aviso al deudor principal del pago que ha hecho. El deudor puede
oponer al fiador que paga sin su consentimiento todas las defensas que tenía contra el acreedor; y si el deudor ha pagado al
acreedor antes de tener conocimiento del pago hecho por el fiador, éste sólo puede repetir contra el acreedor.”
La norma faculta al deudor a oponer al fiador todas las defensas que tenía contra el acreedor, si aquél paga sin
su consentimiento, procurando evitar que el deudor tenga un perjuicio derivado del pago inconsulto realizado
por el fiador.
Si bien es cierto que el fiador no necesita el consentimiento del deudor para cumplir con la obligación de
garantía asumida en el contrato de fianza, la norma le impone un deber secundario de conducta —similar al
contenido en los arts. 1137 y 1141, inc. b, CCyC— que dimana del principio de buena fe (arts. 9° y 961 CCyC).
En realidad, el fiador no necesita el consentimiento del deudor para cumplir con la obligación de garantía
asumida en el contrato de fianza.

DERECHOS DEL FIADOR (Art 1594): “El fiador tiene derecho a obtener el embargo de los bienes del deudor u otras
garantías suficientes si:
a. le es demandado judicialmente el pago;
b. vencida la obligación, el deudor no la cumple;
c. el deudor se ha obligado a liberarlo en un tiempo determinado y no lo hace;
d. han transcurrido cinco años desde el otorgamiento de la fianza, excepto que la obligación afianzada tenga un plazo
más extenso;
e. el deudor asume riesgos distintos a los propios del giro de sus negocios, disipa sus bienes o los da en seguridad de
otras operaciones;
f. el deudor pretende ausentarse del país sin dejar bienes suficientes para el pago de la deuda afianzada.”
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En los dos primeros supuestos del art. 1594 se da el caso del incumplimiento del deudor. El inc. c alude a una
relación jurídica entre el fiador y el deudor, que es independiente del cumplimiento de la obligación del
deudor con el acreedor en el plazo establecido en el contrato principal.
El siguiente inc. d hace referencia al plazo legal otorgado en el art. 1578 CCyC en el contrato de fianza general,
establecido a favor del fiador.
El inc. e se refiere al caso de que el deudor principal agrave el riesgo asumido por el fiador, menguando su
patrimonio o asumiendo riesgos que lo pondrían en peligro de mengua o extinción.
El inc. f menciona el supuesto de que el deudor realice una maniobra para eludir el pago de su deuda, tal como
sería el ausentarse del país sin dejar bienes suficientes para el pago de la deuda afianzada.
En todos los supuestos enumerados anteriormente, el procedente la medida cautelar que faculta al fiador a
solicitar el embargo de los bienes del deudor, a modo de poner a resguardo su derecho a repetir el pago contra
el deudor y que ese derecho no se torne ilusorio.

EFECTOS ENTRE LOS COFIADORES.


SUBROGACIÓN (Art 1595): “El cofiador que cumple la obligación accesoria en exceso de la parte que le corresponde,
queda subrogado en los derechos del acreedor contra los otros cofiadores. Si uno de ellos resulta insolvente, la pérdida es
soportada por todos los cofiadores, incluso el que realiza el pago.”
En el contrato de fianza solidaria, todos los cofiadores asumen la garantía por el total de la deuda, en este caso
es que opera la subrogación de los derechos del acreedor contra los otros cofiadores. Y si alguno de ellos
resultara insolvente, la pérdida será soportada por todos los cofiadores solventes, inclusive el que pagó.
Distinto es el caso de la fianza simple, en la que los cofiadores asumen la garantía de manera mancomunada,
por lo que cada uno responde por la parte o cuota a la que se ha obligado. Por lo que si todos pagaron la parte
de la obligación que asumieron, el cofiador que pagó más que la parte que le correspondía, lo habría hecho
pagando además la parte de un cofiador que incumplió, y en este caso, no puede ir contra ninguno de los
demás cofiadores que cumplieron la obligación que asumieron.

EXTINCIÓN DE LA FIANZA.
CAUSALES DE EXTINCIÓN (Art 1596): “La fianza se extingue por las siguientes causales especiales:
a. si por hecho del acreedor no puede hacerse efectiva la subrogación del fiador en las garantías reales o privilegios
que accedían al crédito al tiempo de la constitución de la fianza;
b. si se prorroga el plazo para el cumplimiento de la obligación garantizada, sin consentimiento del fiador;
c. si transcurren cinco años desde el otorgamiento de la fianza general en garantía de obligaciones futuras y éstas no
han nacido;
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d. si el acreedor no inicia acción judicial contra el deudor dentro de los sesenta días de requerido por el fiador o deja
perimir la instancia.”
El primer supuesto (inc. a) de las causales especiales de extinción de la fianza se refiere a la negligencia del
acreedor en la preservación de las garantías y privilegios que accedían al crédito al momento de la constitución
de la fianza. Se da por supuesto que el fiador tuvo en mira esas garantías y privilegios para afianzar al deudor,
ya que en caso de que la fianza se efectivizara, el fiador podría recuperar lo pagado subrogándose en los
derechos del acreedor. La norma sanciona al acreedor negligente o de mala fe, extinguiendo la fianza.
En el inc. b se contempla la hipótesis en la que el acreedor y el deudor prorroguen el plazo para el
cumplimiento de la obligación garantizada, sin poner en conocimiento al fiador, por lo que este no puede dar
su consentimiento, y sigue en la creencia de que el afianzamiento tiene el plazo convenido inicialmente.
El inc. c remite al plazo máximo para la fianza general, acotando en el tiempo la responsabilidad del fiador.
Por último, el inc. d sanciona al acreedor que fuera intimado por el fiador a iniciar la acción de cobro contra el
deudor, y no lo hiciera en el plazo de sesenta días a partir de la interpelación. El retardo del acreedor en iniciar
el reclamo con el consiguiente peligro de que el deudor se insolvente perjudica al fiador, por lo que la ley lo
sanciona extinguiendo la fianza.

NOVACIÓN (Art 1597): “La fianza se extingue por la novación de la obligación principal aunque el acreedor haga
reserva de conservar sus derechos contra el fiador. La fianza no se extingue por la novación producida por el acuerdo
preventivo homologado del deudor, aun cuando no se haya hecho reserva de las acciones o derechos contra el fiador.”
La novación es uno de los modos de extinción de las obligaciones según prescribe el art. 940 CCyC.
La novación es un modo de extinción de las obligaciones principales con sus accesorios, siendo irrelevante que
el acreedor haga reserva de conservar sus derechos contra el fiador. La novación de la obligación principal se
produce por un acuerdo entre el acreedor y el deudor, quienes manifiestan su voluntad de extinguir la
obligación afianzada para hacer nacer un vínculo obligacional nuevo.

EVICCIÓN (Art 1598): “La evicción de lo que el acreedor ha recibido en pago del deudor, no hace renacer la fianza.”
La norma indica una causa de extinción de la fianza por vía de consecuencia. Es el caso de la aceptación del
acreedor de recibir bienes en pago de su crédito. En este caso la extinción es definitiva y la fianza no puede
renacer en el supuesto de evicción de los bienes recibidos.

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