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Marx y el marxismo

Al rastrear los orígenes de la relación entre el marxismo y la psicología,

conviene remontar hasta la obra del propio Karl Marx y examinar su

concepción del psiquismo como algo esencialmente social, fundado en la

actividad concreta y en las condiciones materiales de vida, indisociable de

factores culturales e ideológicos, atravesado y a veces desgarrado por

conflictos sociopolíticos, y determinado por la trama de la historia y por

fuerzas y relaciones económicas.

JOVEN MARX: Habla de la deshumanización y enajenación del capitalismo. Cómo el dinero es lo que
doblega al hombre, lo hace su subordinado y como el hombre se asocia con las cosas y no con las
personas. Divisiones del individuo entre su existencia y su ausencia, entre su trabajo y su producto, entre
la sociedad y el estado. (Se podría tomar encuenta las necesidades sociales vs los "apoyos sociales que
da el gobierno" .

Marx adulto: completa, rectifica y profundiza la misma concepción al estudiar el fetichismo de la


mercancía, la determinación de la conciencia por la existencia, la producción de las necesidades y no
sólo de sus satisfactores, la personalidad como personificación de categorías económicas, la adquisición
de voluntad y conciencia del capital a través del capitalista, la imbricación entre el poder material y el
espiritual, el instinto de atesoramiento como tendencia intrínseca del capital a su propio
acrecentamiento y la sedimentación de la experiencia pasada en el psiquismo presente.

Los seguidores de Marx se interesan en cuestiones psicológicas: La primera psicología marxista no es


desarollada por psicólogos a pesar de la importancia que estos debían tener.
Psicología soviética

Los psicólogos marxistas, en el sentido estricto del término, aparecen en Rusia después de la revolución
de 1917. El primer paradigma de la psicología soviética es la reflexología de Pavlov y Sechenov, la cual,
fundando todos los procesos psicológicos en reflejos fisiológicos, permite una investigación objetiva
experimental que es presentada por Vladimir Bejterev (1925)

De la reflexología, surge la reactología de Konstantin Kornilov (1930), en la que se busca superar el


subjetivismo filosófico y el objetivismo reflexológico al centrar las investigaciones psicológicas en unas
reacciones individuales concebidas como desequilibrios e intercambios entre el mundo subjetivo interno
y el objetivo externo.

Para Vygotsky, esta interiorización, mediada por el lenguaje y por otros instrumentos de la cultura,
determina un desarrollo individual que así puede ser concebido como una construcción cultural
ejecutada mediante interacciones sociales en actividades compartidas. Vygotsky nos ofrece así una
explicación interactiva-social del psiquismo que se distingue claramente de las descripciones reactiva-
individual de Kornilov y pasiva-refleja de Bejterev.

En la psicología marxista soviética, paralelamente a la tradición vygotskiana, vemos desarrollarse otra


escuela que se origina en Sergei Rubinstein y en su teoría de la actividad.

Psicología marxista fuera de la Unión Soviética

La psicología marxista se impuso y dominó en la Unión Soviética y en otros países del bloque socialista,
pero también consiguió penetrar e implantarse en algunos ámbitos académicos del mundo capitalista
occidental.

Años 20 y 60 aparecer a influyentes psicólogos que defienden explícitamente su posicionamiento en el


marxismo

Georges Politzer (1927) además de cuestionar el abstraccionismo y el animismo del psicoanálisis y de las
distintas escuelas psicológicas de su época, propone una psicología concreta que sea verdaderamente
materialista, que vuelva su atención hacia el acontecimiento dramático de la vida humana y que no lo
sustituya por abstracciones como los procesos mentales de la psicología clásica o las instancias psíquicas
de la metapsicología freudiana.

Henri Wallon (1941) ofrece una psicología infantil de inspiración marxista-hegeliana en la que se
considera la síntesis dialéctica de factores biológico-naturales histórico-sociales, se destacan las rupturas
más que las continuidades transiciones como aquellas en las que insiste Piaget.

Lucien Sève (1969) se basa en Politzer al reconstruiruna teoría marxista de la personalidad que busca ser
materialista sin caer en el biologismo, que reconoce una íntima imbricación entre personalidad
individual y conducta social, que acentúa la determinación histórica y que pone en cuestión cualquier
esencia humana pretendidamente intemporal y universal como las reivindicadas por diversas clases de
humanismo.

Al mismo tiempo que se desarrollan las recién mencionadas teorías psicológicas marxistas en Francia y
en la Unión Soviética, los países de lengua alemana ven surgir propuestas de fusión o de articulación
teórica entre el marxismo y la perspectiva psicoanalítica freudiana.

Marxismo, psicología crítica y crítica de la psicología

Klaus Holzkamp (1985, 1991), cuestionó la psicología dominante y la manera en que ésta sirve los
intereses de la élite en el poder al no considerar el punto de vista del sujeto, al hacer abstracción del
mundo y al aceptar el contexto como algo fijo e incambiable, como variable independiente o como
condición dada, soslayando así la capacidad humana de transformar las circunstancias vitales. Holzkamp
(1988, 1996) retomó nociones de Marx y de varios autores marxistas, principalmente Leontiev, y acabó
proponiendo una psicología desde el punto de vista del sujeto, situada en el mundo y centrada en las
razones subjetivas para la acción y en la manera en que se comprenden socialmente.

Ian

Parker (2007), tal vez el más influyente psicólogo crítico en la actualidad, también se ubica más o menos
discretamente en el marxismo al cuestionar las complicidades políticas e ideológicas de la
psicologíadominante. Su cuestionamiento complejo y polifacético se nos muestra como anti-capitalista,
anti-racista, anti-colonialista y anti-sexista, y recurre a ideas, conceptos y argumentos de Marx, Trotsky,
Žižek y diversos autores marxistas, además de utilizar el análisis de discurso, el psicoanálisis freudiano y
lacaniano, el feminismo contemporáneo y el pensamiento post-estructural derridiano y foucaultiano.

En el mismo contexto latinoamericano, el marxismo había servido yapara criticar el psicoanálisis, tal
como lo hicieron, por ejemplo, Bleger (1958) al retomar y reformular algunas de las categorías de
Politzer, y Revueltas (1950) y Carrión (1970) al rechazar la utilización de las categorías freudianas para
esencializar los caracteres nacionales. Esta segunda utilización crítica del marxismo, cuya larga historia
empieza en Voloshinov (1927) y en otros autores soviéticos, ha convivido en América Latina con los ya
mencionados cuestionamientos marxistas-freudianos de la disciplina psicológica, pero también con
aproximaciones críticas a lapsicología y/o al psicoanálisis que terminan desembocando en
construcciones teóricas alternativas positivas. Tal es el caso de la psicología dialéctica de Merani (1968),
seguidor de Wallon, y las concepciones de la subjetividad y la personalidad en Fernando González-Rey
(2002), formado en la escuela soviética.
Conclusión

La historia de la relación entre el marxismo y la psicología no es tan sólo una historia pasada, sino
también presente, viva y en proceso, que se está haciendo en este preciso instante. Los dos recientes
Congresos Internacionales de Marxismo y Psicología, realizados el primero en la Isla del Príncipe Eduardo
en 2010 y el segundo en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo en 2012, han mostrado la
vitalidad de un campo en el que trabajan académicos y activistas de todo el mundo. Las actuales
reflexiones, investigaciones e intervenciones de los marxistas en el campo de la psicología están
modificando constantemente aquello de lo que aquí sólo se ha ofrecido una visión panorámica.

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