UNIVERSIDAD DE LA GUAJIRA I SEMESTRE 2017 LA MEDIACIÓN Y SUS PRINCIPIOS
El identificar las partes que no cuentan con las herramientas y habilidades
necesarias para resolver un conflicto es un acto de responsabilidad, el cual va más allá del simple hecho de vencer o ser vencido. Por lo tanto la persona a la que le va a otorgar dicha responsabilidad, además de poseer cualidades únicas, debe tener muy bien interiorizado que dentro de la mediación existen unos principios rectores, los cuales son esenciales para dirimir un conflicto de la mejor manera. Teniendo en cuenta que la mediación es un proceso que tiene como objetivo la resolución, la gestión y la transformación de una situación conflicto en una nueva oportunidad. La responsabilidad de las partes inicia al momento de ser conscientes que los conflictos no se resuelven dándole simplemente la espalda, sino, que se hace necesario por parte de la triada del conflicto (partes y mediador) diseñar una cantidad necesaria de estrategias conlleven a encontrar puntos de acuerdo que permitan construir o reconstruir el ambiente adecuado y así la posible solución del mismo. Antes y durante del proceso es necesario tener en cuenta que el proceso de mediación es un proceso corto e interactiva, que se centra en la resolución del conflicto y no en los aspectos de personalidad de los individuos a menos que este pueda ser un punto del conflicto, sin embargo, al ser procesos en los cuales las partes acuerdan en su utilización para resolver el conflicto se hace imperativo iniciar por esclarecer los puntos en conflicto desde los aspectos emocionales y comportamentales de las partes, todo porque son procesos de empoderamiento, que no está regulada jurídicamente, es flexible, informal, ágil y puede retomarse, modificarse y superarse. De igual forma al ser un proceso interpersonal está sujeto a cambios emocionales los cuales, deben ser conjurado de forma asertiva por parte del mediador no sin antes, referenciar un aspecto importante; el mediador también puede influenciar el proceso si no sabe canalizar sus emociones frente a una situación o experiencia que le haya tocado vivir. Aunque lo anterior en la teoría es muy fácil y frio de realizar la verdad es que en la práctica se corre el riesgo de caer en la contratransferencia emocional, entorpeciendo de manera significativa el proceso. En este aspecto se estaría desconociendo un principio sagrado de la mediación el cual nos habla de la imparcialidad que debe tener el mediador, lo cual a su vez, se enlaza con la generación de confianza entre las partes evitando un conflicto de intereses ya sea real o imaginario.
Este ambiente de confianza e imparcialidad es relevante para soportar en el
antes, el durante y el después la confidencialidad en el proceso, el cual va más allá del silencio referente promulgado por el mediador al proceso de mediación, están las partes como actores principales encargados de hacer votos de silencio con el fin de facilitar intercambios de ideas o propuestas, que den como resultado acuerdos que generen satisfacción y sean los más duraderos posibles. Al ser un acuerdo en donde las partes acuden de manera voluntaria, la flexibilidad en opiniones e ideas deben estar presentes en el desarrollo del proceso, sin que esta obvie aspectos importantes e inherentes al mismo, los cuales en muchos casos deben ser sintetizados con el fin de convenir la forma más ágil y eficaz de entablar una comunicación fluida entre los mediadores. Por otra parte, no se daría una buena mediación si el mediador no cede o se deja influir de manera directa o indirecta por alguna de las partes involucradas, ya que son las partes las encargadas de exponer sus propuestas de solución al problema. Evitando en todo momento emitir juicios, opiniones o sugerencia sobre los asuntos tratados y acordados por los mediados. Otro aspecto importante dentro de la mediación es la voluntariedad de las partes, siendo responsabilidad explicita del mediador informárselo a las partes antes de iniciar el proceso teniendo en cuenta que son ellas las encargadas de llegar a un acuerdo en caso de haberlo. Hay que mencionar, además que, la honestidad es fundamental en todo el proceso de mediación y resolución de conflictos, esta es promulgada por el mediador el cual debe tener las capacidades intelectuales y emocionales que permitan a las partes sentirse seguras de la idoneidad del individuo que está llevando dicho proceso. Todo lo anterior es importante, sin embargo, es la actitud de las partes las que permiten que esa situación problema tenga una solución satisfactoria o no. A su vez, es relevante mencionar que no siempre la solución del problema será el fin del proceso de mediación, por lo que se debe contar con el carácter necesario para aceptar el resultado, orientar a las partes sobre las instancias a seguir, la posibilidad de tomarse un tiempo y volver a intentarlo. Simultáneamente a los valores propios de la mediación, existen aspectos a mi parecer podrían tener más relevancia, como es el caso de la actitud de las partes frente al proceso, teniendo en cuenta que en el proceso están involucrados los deseos, emociones y sentimientos que las partes en muchos casos no son percibidas o tenidas en cuenta por las o la persona que dirige el proceso, los cuales pueden ser inferidos por el mediador, quien a su vez, los podrá corroborar en el transcurso sin que esto sea punto de proyección o transferencia con alguna de las partes. Estos aspectos son los que en muchos casos no se tienen en cuenta en los procesos de mediación, siendo determinante en la resolución de todo conflicto. Aunque, como se dijo anteriormente son las partes, las encargadas de buscarle la solución al inconveniente que los hace buscar al mediador, es este último quien mediante la aplicación de las diferentes técnicas puede lograr construir pautas colaborativas que permitan a ambas partes obtener beneficios, teniendo como objetivo conservar la relación a futuro ya que en muchos casos las discordias se presentan entre amigos, conocido, vecinos o en su defecto entre familiares. Ahora, se ha expuesto las bondades de los valores de la mediación pero hacia la resolución o solución del conflicto, sin embargo, dentro de esos valores es clave tener conciencia que bajo ningún motivo se puede tomar la mediación como la solución. El dilema y carga emocional que se haría pesada y peligrosa para muchos, mediar o no mediar, lo anterior se esclarece con una lectura detallada de los parámetros implícitos en los mecanismos alternativos de la resolución de conflictos, los cuales han sido muy claros, no se puede mediar en aquellos casos que puedan tener unas características punibles o en consecución de un delito. Por consiguiente aunque se presente una pareja de esposos con la mejor voluntad para llegar a un acuerdo después de una acalorada discusión con violencia física y psicológica incluida, no es pertinente utilizar la mediación como mecanismo de solución, teniendo en cuenta que los anterior se tipifica como delito para lo cual es necesario poner en conocimiento de las autoridades competentes u orientar las partes a hacerlo. En pocas palabras, los principios básicos de la mediación, la disposición de emocional y actitudinal las partes y la aplicación de estrategias y habilidades propias del mediador serian la estructura fundamental de todo proceso de mediación. Lo cual implica preparación, madurez, sentido de pertenencia con el proceso y el bienestar de las partes no como salvador sino como orientador y facilitador de ambientes propicios en donde haya la suficiente confianza para manifestar de forma clara y concisa las inconformidades que están generando disfuncionalidad intra e interpersonal entre las partes. Ahora cabria el siguiente interrogante ¿se están llevando los procesos de mediación con la rigurosidad, teniendo en cuenta los factores socioculturales, emocionales y psicológicos de las partes?.