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grupo/enfermedad_por_reflujo_gasrtosofagico_erge.pdf (DX Y TTO)
Sabiston. Cirugía general y del aparato digestivo EDICION 19 AÑO 2014 (diverticulos)
SCHWARTZ
PRINCIPIOS DE CIRUGÍA
Novena edición
Anatomía y embriología
DOROTHEA LIEBERMANN-MEFFERT Y ANDRÉ DURANCEAU
HUBERT J. STEIN volumen 1
El esófago es un tubo muscular que mide 25 cm, ingresa al abdomen a través del hiato esofágico y
posterior a esto tiene 2 a 3 cm que se encuentran dentro de la intraabdominales. La dimensión del
esófago tiene asociación con la clínica del paciente ya que el endoscopista va a ubicar una lesión
con la referencia de la distancia que hay de la arcada dentaria a la lesión, los primeros 16 cm
corresponden a cavidad oral, orofaringe y faringe y de ahí hasta los 40 cm es el esófago. Esto
entonces da ciertas orientaciones por ejemplo a los 20-23 cm la lesión estaría en relación con la
Carina.
A la porción inferior del esófago se le conoce como línea Z (o línea en zigzag, es donde se da la
unión de los epitelios cilíndrico con el escamoso), la distancia entre la arcada dentaria y esta
estructura es de 40 cm y varía muy poco de persona a persona por lo que sirve como método de
referencia para patologías donde el esófago ascienda o haya una hernia hiatal.
En cirugías de hiato diafragmático, que se realizan para hernias hiatales lo que se realiza es abrir
el musculo a través de la unión de la crura derecha con la crura izquierda, se devuelve la porción
herniada a su posición original y se refuerzan estos segmentos del diafragma. La importancia de la
crura derecha y la derecha izquierda radica básicamente en que funcionan para dar la continencia
del esfínter esofágico inferior (EEI, funcional no anatómico) y prevenir el reflujo gastroesofágico.
Las relaciones del esófago in situ son de importancia a la hora de evaluar clínicamente a un
paciente con una enfermedad de esófago, hay que recalcar la relación con la aorta y su callado,
que en al inicio es anterior, luego se lateraliza para por ultimo hacerse posterior al esófago. Existen
casos en los que sangrados masivos digestivos pueden ser por fistulas aorto-esofágicas, sean por
patología o por iatrogenia médica. El mediastino anterior es la otra relación importante que se
utiliza principalmente para diagnostico o como preoperatorio en cirugías de hígado o de
reemplazos valvulares con un eco transesofágico.
La porción intraabdominal del esófago está sometida a una presión mayor que la porción torácica,
esta diferencia de presiones, sumado a las cruras y a una pequeña porción de grasa peri esofágica
genera el EEI, este a su vez imposibilita la salida de ácidos y materiales del estomago hacia el
esófago, cuando este mecanismo falla es que se da el RGE. El RGE a su vez lleva a otra serie de
complicaciones, principalmente el esófago de Barret.
La irrigación del esófago esta dado por las arterias intercostales, las ramas gástricas de la gástrica
izquierda (que proviene del tronco celiaco) estas últimas son de importancia a la hora de una
cirugía. Por su lado el drenaje venoso no es tan paralelo como en otras regiones del cuerpo por la
existencia de la vena ácigos y los plexos venosos esofágicos (causan el sangrado variceal).
En cuanto al drenaje linfático que siempre es importante a la hora de hablar de patología maligna
y cirugías oncológicas, el esófago tiene muchísimos ganglios mediastinicos, paratraqueales que
terminan drenando al cuello a donde puede dar recurrencia un cáncer.
La irrigación del esófago se divide en porciones, las arterias esofágicas superiores son ramas de las
arterias tiroideas inferiores, las esofágicas medias vienen de las intercostales posteriores y de la
aorta torácica mientras que las esofágicas inferiores son ramas terminales de la arteria gástrica
izquierda. La diferencia en cuanto al drenaje es en la porción media donde la sangre venosa
desemboca a la vena ácigos (GREY).
Endoscopia
Fisiología
La función básica y única del esófago es el transporte del bolo alimenticio de la cavidad oral al
estomago, esto lo realiza a través de contracciones y relajaciones (peristalsis primaria) sincrónicas
que van moviendo el alimento. Esto se ve afectado tanto por procesos obstructivos como por
procesos no obstructivos.
En caso de verse afectada esta función se puede emular la función del esófago con medidas
temporales como es una sonda nasogastrica o con medidas crónicas como lo son las ostomias.
La presión del EES es de 20 a 60 mmHg la importancia de estos números es que sirven para
analizar la manometría de esófago que sirve para tomar decisiones quirúrgicas. Mientras que el
EEI tiene una presión de reposo de 10 a 20 mmHg, una presión mayor nos habla de acalasia
mientras que una presión menor nos traduce una hernia hiatal.
Patologías Benignas
Desordenes de motilidad
Acalasia
El tratamiento puede ser tanto medico como quirúrgico, para el primero se utilizan bloqueadores
de canales de calcio, toxina botulínica o se utiliza un balón a través de endoscopia. El GOLD
Estándar es la miotomia donde se disecan tanto el musculo longitudinal como el musculo
circunferencial del esófago, se puede realizar de diferentes formas, en algunos países se realiza
hasta con endoscopia. En el país la técnica mas realizada es la miotomia de Heller laparoscópica.
Es una patología rara, son aquellos pacientes que no tienen disfagia como tal, refieren dolor
torácico a la hora de comer y “que sienten como se les queda pegada la comida”, el diagnostico se
realiza con un esofagograma contrastado (Bario) donde se va a observar el desorden de motilidad.
Reflujo Gastroesofágico
Es el transtorno más común de esófago, como ya se menciono ocurre por una pérdida de la
anatomía normal de la unión cardioesofágica y sus alrededores, la causa de esta patología es
múltiple, desde envejecimiento por perdida del grosor muscular hasta por un trauma o una hernia
(esta última es de las causas más comunes).
Realmente a la hora de abordar un paciente de estos lo que importa es el RGE y no la hernia hiatal
(si es por deslizamiento, las paraesofágicas si se operan), esta se trata cuando a pesar de las
medidas no farmacológicas y farmacológicas, el paciente persiste con la sintomatología del RGE
este caso es cuando se decide realizar la cirugía.
El RGE se trata por sus complicaciones, ya que puede causar hemorragias, encortar la estructura
por la esofagitis, generar ulceras y/o desarrollar un esófago de Barret, que como se sabe es una
metaplasia que predispone a malignidad.
Esofagitis; es la erosión de la mucosa por causa de los ácidos estomacales, existe la clasificación
de los Ángeles que clasifica la esofagitis de acuerdo a su severidad de la A a la D. El Doctor lo dejo
de tarea, está en la siguiente página
. Anillo de Schatzqui; causado por la recurrente inflamación de la porción inferior del esófago,
genera un rearreglo de fibrina y posteriormente de colágeno que genera una estrechez. En etapas
tempranas se puede eliminar solamente con la inserción del endoscopio.
Esófago de Barret: es la transformación del epitelio de la mucosa esofágica por la injuria crónica
causada por el acido, el tratamiento actual es a través de la disección submucosa endoscópica
(ESD), actualmente en el país no se realiza, logra quitar submucosa y mucosa de la región afectada,
queda el musculo visible y a las 4 semanas ya hay epitelio de nuevo.
El esófago de Barret NO mejora una vez instaurado por más que se mejore el reflujo, lo único es a
través del ESD. Un paciente con Barret tiene un riesgo de 5% en 5 años a realizar cáncer de
esófago.
Hernia hiatal: Es la protrusión de tejido gástrico a través del esófago o del hiato esofágico, se
clasifica dependiendo de la clase de hernia, las Tipo I son aquellas por deslizamiento es la más
frecuente, las Tipo II son las para esofágicas y las Tipo III o mixtas.
Tumores Benignos Son lesiones submucosas, comúnmente son hallazgos incidentales pero
pueden generar algún disconfort al paciente a la hora del paso del bolo, como pueden causar
disfagia por obstrucción, esto último es muy raro.
Lo que se realiza es un simple seguimiento endoscópico cada 6 meses, se decide operar si genera
síntomas o si crece de tamaño.
No se puede realizar biopsia porque son submucosos por lo que la endoscopia no es útil para
tomar una muestra. Si se puede realizar un BAAF (citología) de la lesión a través del ultrasonido
endoscópico, que puede servir como guía.
Tumores malignos Hay dos tipos de tumores malignos de esófago, el adenocarcinoma que ocurre
en la unión gastroesofágica y los tumores epidermoides.
El alcohol y tabaco son los factores de riesgo más importantes pero cabe destacar dietas con
nitrosaminas, nivel económico bajo, ingestión de cáusticos, acalasia y por supuesto esófago de
Barret.
La causa más común de esto es la iatrogenia por tratar de remover un cuerpo extraño a través de
endoscopia, en intubaciones. También se da por ingesta voluntaria de cuerpos extraños, trauma,
postemética (o síndrome de Boerhaave) la diferencia con el Mallory-Weiss es que este último es
un desgarro mucoso o inclusive al hacer maniobras de Valsalva potentes. El diagnostico de esta
patología se hace con un esofagograma con medio de contraste HIDROSOLUBLE.
Esquina del saber radiológico: En este caso por el riesgo de perforación se utiliza medio de
contraste hidrosoluble a diferencia de otros estudios donde se utiliza bario porque si hay ruptura y
el bario se filtra a mediastino o a pleura nadie lo saca de ahí porque no es reabsorbible. Por esta
razón para estudios contrastados del TGI donde hay riesgo de perforación se utiliza medio
hidrosoluble.
Ingestión de cáusticos
La gran mayoría es por intención suicida, pocos son de manera accidental, el caustico genera un
daño terrible, lo más común es la potasa o los ácidos. El tratamiento inicial es médico, el ABC,
verificar si hay perforaciones o mediastinitis, o cubrir con antibióticos, el manejo quirúrgico es
para revisar la existencia de estrecheces y si es asi dependiendo de donde se encuentre la lesión se
realizan anastomosis usando el colon y uniéndolo al yeyuno.
ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN
Drs. Italo Braghetto M.1, Owen Korn B.1, Gonzalo Cardemil H.1, Héctor Valladares H.1, Gonzalo
Masia L.1, Carlos Mandiola B.1
1
Departamento de Cirugía Hospital Clínico de la Universidad de Chile. Santiago, Chile.
Introducción
En los últimos 15 años, la cirugía mínimamente invasiva ha mostrado grandes avances
tanto en la técnica quirúrgica y disponibilidad de nuevo instrumental, como en
experiencia en procedimientos mínimamente invasivos, lo que ha favorecido la
seguridad de los procedimientos y ha disminuido su morbimortalidad. Numerosos son
los estudios que se han realizado en el seguimiento de patologías benignas
susceptibles de ser abordadas por cirugía mínimamente invasiva, tales como
enfermedad por reflujo gastroesofágico (RGE), hernia hiatal, divertículos esofágicos y
acalasia, patologías que también en nuestro grupo de trabajo son tratadas
quirúrgicamente con procedimientos mínimamente invasivos1-3.
En este artículo, se analizan los resultados e indicaciones obtenidos por nuestro grupo
en pacientes con patología esofágica benigna sometidos a diferentes técnicas
quirúrgicas mínimamente invasivas abordados ya sea por vía laparoscópica o
toracoscópica, y se los compara con los resultados publicados en la literatura
internacional.
Material y Método
Se incluyen un total de 483 pacientes (184 hombres, 299 mujeres) con un promedio
de edad de 51,2 años (rango entre 37 y 81 años) distribuidos de acuerdo a su
patología esofágica y la técnica quirúrgica a la que fueron sometidos (Tablas 1 y 2).
Todos estos pacientes se estudiaron de acuerdo a nuestro protocolo de estudio de la
patología esofágica, lo que incluye endoscopia, biopsia, manometría, monitoreo de pH
intraesofágico de 24 h y radiología baritada de acuerdo a protocolos previamente
publicados y a las definiciones y parámetros descritos4-6. Los procedimientos
quirúrgicos empleados por el equipo quirúrgico se muestran en la Tabla 2, de acuerdo
a las técnicas descritas ampliamente en publicaciones anteriores para cada una de las
patologías incluidas en este estudio7
Resultados
1. Enfermedad por Reflujo gastroesofágico (RGE)
Hemos operado 125 pacientes, 64 casos de hernia hiatal tipo I, 11 casos de tipo II, 35
casos de tipo III y 15 casos de tipo IV. Complicaciones postoperatorias ocurrieron en
16 pacientes (12,8%), siendo las más frecuentes las complicaciones respiratorias,
(atelectasia o derrame pleural) en 8 pacientes, dis-fagia postoperatoria que necesitó
dilatación en 4 pacientes, atonía gástrica transitoria en 2 pacientes, 1 paciente con
hemoperitoneo y 1 paciente con hemorragia digestiva alta por úlcera gástrica. No
hubo mortalidad postoperatoria en esta serie.
4. Acalasia esofágica
Reportamos una serie de 75 pacientes tratados con técnica de cirugía mínimamente
invasiva en quienes se considera una cardiomiotomía anterior laparoscópica asociada
a una fundoplicatura de Dor sin disección de estructuras anatómicas periesofágicas
laterales y posteriores. En los 75 casos, el diagnóstico fue realizado en base a criterios
clínicos, radiológicos, endoscópicos y pruebas funcionales esofágicas. Los resultados
clínicos y funcionales se muestran en la Tabla 7, no hemos tenido recu-rrencias que
motivaran reoperaciones y en sólo 3 pacientes hubo necesidad de dilatación
hidrostática complementaria. Del total de pacientes, en 4 casos existieron
complicaciones intraoperatorias por daño de la mucosa esofágica, siendo suturadas de
inmediato en 3 de ellos, con necesidad de conversión sólo en un caso. No se
observaron complicaciones postoperatorias y la estadía hospitalaria fue de 3 días. En
pacientes con síntomas de RGE postoperatorio, se encontró reflujo ácido positivo,
presentando tan sólo uno de ellos signos de esofagitis erosiva al estudio endoscópico.
Del total de pacientes operados, sólo en cinco de ellos se ha precisado de un
tratamiento de dilatación endoscópica única dada la presencia de disfagia post
quirúrgica, con resultados satisfactorios.
5. Divertículos esofágicos
Discusión
1. Enfermedad por Reflujo gastroesofágico
2. Esófago de Barrett
3. Hernias hiatales
Las hernias hiatales (HH) se clasifican en hernias hiatales de tipo I, II, III y IV, con
frecuencias de 90%, 4%, 5% y 1% respectivamente. La hernia hiatal de tipo I o por
deslizamiento axial, es aquella en la cual existe un desplazamiento de la unión
gastroesofágica (UGE) hacia el interior del mediastino a través del hiato esofágico, con
saco herniario. La hernia hiatal de tipo II o paraesofágica, es aquella en la cual existe
una herniación del fondo gástrico hacia el interior del mediastino dentro de un saco
herniario, manteniendo la posición correcta de la UGE intra-abdominal. La hernia
hiatal de tipo III, es una hernia mixta en la cual la UGE y una gran porción del
estómago ha migrado hacia el interior del mediastino. Por último, la hernia hiatal de
tipo IV, es aquella en la cual existe una gran hernia dentro del mediastino que
contiene estómago, omento y a veces otras vísceras abdominales.
Existe además otro tipo de hernia que no es propiamente hiatal (hernia diafragmática
parahiatal), en la cual el anillo herniario corresponde a un defecto del músculo
diafragmático y no a la protrusión de contenido a través del hiato esofágico25-35.
Diversos estudios han comparado la eficacia de las terapias médicas respecto a los
resultados ofrecidos por las distintas técnicas quirúrgicas en el enfrentamiento de esta
enfermedad, observándose pobres resultados tanto con la inyección de toxina
botulínica -Bo-tox®-, como con los métodos de dilatación endoscópica, al presentar
ambos una mayor tasa de recurrencia de la enfermedad en el seguimiento a largo
plazo37-40. Es así como la cardiomiotomía anterior se ha convertido en el tratamiento
más frecuentemente efectuado en pacientes con acalasia esofágica, existiendo para
ello variadas técnicas quirúrgicas que consideran diferencias respecto a vías de
abordaje quirúrgico (toracoscópico o laparos-cópico), longitud de la miotomía, y
asociación o no de técnicas de fundoplicatura.
Cabe señalar que las técnicas de cirugía mínimamente invasiva, en este caso la
cardiomiotomía anterior asociada a una fundoplicatura de Dor vía laparoscópica sin
disección de estructuras periesofágicas laterales y posteriores, en el tratamiento de la
acalasia esofágica resultan ampliamente efectivas, reduciendo el riesgo de
complicaciones intra y postoperatorias, como así también el riesgo de reflujo
gastroesofágico, previniendo posibles factores asociados a tal complicación y
disminuyendo la estadía hospitalaria junto a una favorable evolución postquirúrgica.
Conclusión
En definitiva, las técnicas de cirugía mínimamente invasiva diseñadas para el abordaje
de los diversos tipos de patologías que afectan al esófago, resultan por lo general
altamente factibles de realizar por cuanto reproducen los resultados de la cirugía
abierta. Esto, tomando en consideración el éxito observado en un alto número de
pacientes que hasido testigos de sus amplios beneficios sin aumentar sus riesgos,
observándose complicaciones significativamente menores respecto a las presentadas
por sus contrapartes de cirugía abierta.