Sunteți pe pagina 1din 66

LA ARGENTINA VISTA

POR SUS VECINOS


Identidades y alteridades
nacionales en América del Sur

Paulo Cavaleri
(bajo la dirección de)

Autores

Álvarez Giménez, María Elvira


Baratta, María Victoria
Brezzo, Liliana
Cavaleri, Paulo
Cid, Gabriel
Rangel, Lívia de Azevedo Silveira
Sansón Corbo, Tomás
Santos, Rodolpho Gauthier Cardoso dos

Buenos Aires, 2018


La Argentina vista por sus vecinos : Identidades y alteridades nacionales en América del
Sur / Paulo Cavaleri [et al.] ; bajo la dirección de Paulo Cavaleri ;
editor literario Patricio José Clucellas ; ilustrado por Héctor Osvaldo Pérez ; prólogo de
Paulo Cavaleri. - 1ª edición - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Torre de Hércules, 2018.
268 pp. : il. ; 23 cm x 16 cm.
ISBN 978-987-27650-7-1
1. Historia de América del Sur. I. Rangel, Lívia deAzevedo Silveira. II. Cavaleri,
Paulo. III. Clucellas, Patricio José, ed. IV. Clucellas, Patricio José, ed. Lit. V. Pérez,
Héctor Osvaldo, ilus. VI. Cavaleri, Paulo, prolog.
CDD 980

Diseño y realización del interior y realización


de la tapa conforme diseño del compilador Héctor O. Pérez

Corrección de los textos: El compilador

Revisión técnica general: Patricio J. Clucellas

Dibujo incluido en la tapa: San Martín montado en


O’Higgins, arreando al pueblo chileno. Caricatura
de la época, (c. 1818), grabado coloreado atribuido
a Manuel José Gandarillas. Museo Histórico Na-
cional (Buenos Aires).

© 2018
Editorial Torre de Hércules, Buenos Aires
torredehercules@gmail.com
Primera edición: octubre de 2018.
ISBN 978-987-27650-7-1

Impreso en la Argentina.

Hecho el depósito que marca la ley 11.723.

Todos los derechos reservados.


Prohibida la reproducción, total o parcial,
por cualquier medio que fuere.
La Argentina desde el punto de
vista de los brasileños

Rodolpho Gauthier Cardoso dos Santos1


y Lívia de Azevedo Silveira Rangel2

E
ste capítulo busca analizar algunas representaciones3 al
respecto de la Argentina, producidas en el Brasil en un
período bastante largo, los siglos XIX a XXI.
La tarea no es, en definitiva, fácil. Pocas son las páginas dispo-
nibles y millares fueron los que escribieron sobre el vecino del Plata
en ese espacio de tiempo de centenas de años. Aunque quisiéra-
mos, no sería posible agotar este fascinante tema. La idea es presen-
tar algunas voces que, por su importancia en el campo de la cultura,
fueron destacadas por la historiografía brasileña en trabajos acadé-
micos recientes. Hablamos de literatos, periodistas, políticos, artis-
tas, diplomáticos y otros que emitieron opiniones acerca de la Ar-
gentina, país que provocó sentimientos ambiguos en los brasileños.
Muchos fueron los teóricos que apuntaron la importancia de la
alteridad en la construcción de la identidad. Traducir el diferente, el
“otro”, nunca fue una cuestión meramente de transmisión de infor-
mación. Comparar, elogiar, difamar, siempre fueron operaciones

1. Doctor en Historia por la Universidad de San Pablo (USP) y docente del


IFMG (Instituto Federal de Minas Gerais), campus Ouro Branco, Brasil. Di-
rección electrónica: rodolpho.santos@ifmg.edu.br.
2. Doctora en Historia por la Universidad de San Pablo (USP). Dirección elec-
trónica: livia.rangel@usp.br. Los dos autores agradecen a la profesora doc-
tora Marcela Cristina Quinteros por la traducción de parte del artículo.
3. El concepto se usa aquí en la acepción del historiador francés Roger Chartier.
Véase: Chartier, Roger. “O mundo como representação”, en Estudos
Avançados, San Pablo, v. 5, n. 11, abril de 1991.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 22

que ayudan las personas y los pueblos a pensarse a sí mismos, como


enseñó el historiador francés François Hartog (1999). No podría
ser diferente con brasileños y argentinos. Cuando un brasileño des-
cribe el país vecino habla del diferente pero, al mismo tiempo, reve-
la sus propias preocupaciones, vanidades y prejuicios. Así, las re-
presentaciones sobre la Argentina son siempre muy reveladoras de
cómo se construyó la identidad brasileña a lo largo de la historia.
Nuestra intención es salir de los enfoques más tradicionales,
que piensan las relaciones entre los dos países principalmente al
nivel de la política externa. Lo que se busca es pensar las relaciones
entre brasileños y argentinos desde el punto de vista de la historia
cultural, intentando comprender la construcción de imaginarios y
estereotipos. Obviamente, sería un gran error metodológico aban-
donar completamente las relaciones internacionales. Lo importante
es tener en cuenta que, si las cuestiones políticas circunstanciales
influyen en lo que se piensa respeto del país vecino, los aspectos
culturales también son fundamentales para interpretar esas relacio-
nes, principalmente en un período más largo.
Tampoco se busca hacer una historia comparada, campo profi-
cuo que decenas de historiadores de los dos países han explotado
de manera muy competente hace décadas (CAPELATO, 1998;
BEIRED, 1999; SOARES, 2007; FAUSTO, 2004, y muchos otros).
Lo que interesa son las conexiones, las mediciones y representacio-
nes respecto de la Argentina y de los argentinos, promovidas prin-
cipalmente por agentes culturales.
Antes de seguir, vale la pena destacar los cuatro seminarios
realizados en el Brasil y la Argentina entre 1997 y 1999, organiza-
dos bajo el proyecto “Argentina-Brasil: a Visão do Outro” y patro-
cinados por instituciones diplomáticas y culturales de los dos paí-
ses. Los encuentros de algunas decenas de excepcionales historia-
dores, diplomáticos y politólogos de ambos lados de la frontera re-
sultaron en tres libros polifónicos (LLADÓS, 1997; A visão do outro,
2000; CARDIM, 2003) con millares páginas que presentan el “es-
tado del arte” respeto del asunto en aquel momento. Algunos de
esos trabajos son citados a continuación.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 23

Sin embargo, no es casual que la gran mayoría de los trabajos


académicos comentados en las próximas páginas hayan sido produ-
cidos en años más recientes. Más que un ensayo histórico, nuestro
deseo es presentar un mapa (limitado e incompleto, sin duda) de la
amplia bibliografía producida en el Brasil en los últimos años a res-
pecto de la cuestión sin ignorar, obviamente, las enormes contribu-
ciones de aquéllos que publicaron antes.

La Argentina republicana y el Brasil imperial

La independencia de la Argentina (1816) y la del Brasil (1822),


aunque temporalmente cercanas, no garantizaron condiciones para
la construcción inmediata de una colaboración profunda. Conflic-
tos por territorios de frontera, la continuación de antiguas rivali-
dades coloniales y los distintos idiomas fueron algunos obstácu-
los. Hubo también coincidencias –la mayoría católica, la gran
extensión territorial y la economía exportadora de productos pri-
marios que no competían entre sí– pero, en general, ellas no fue-
ron suficientes.
En los discursos de los miembros de la élite brasileña del perío-
do, llama la atención cómo la forma de gobierno (la monarquía,
llamada “Imperio” en Brasil) fue fundamental para la construcción
de los discursos de identidad de la nueva nación. Al revés de lo que
ocurrió con el Virreinato del Río de la Plata, el Brasil no se frag-
mentó políticamente en el momento de su independencia. El país
mantuvo una centralización que fue posteriormente desafiada en
varios momentos, especialmente durante el Período de las Regen-
cias (1831-1840).
Hay que tener en cuenta ese contexto, para comprender el buen
número de textos brasileños negativos respecto de la Argentina en
el siglo XIX, como subrayó la historiadora Maria Ligia Coelho Prado
(2010). Para los políticos que defendían la monarquía brasileña, ese
sistema de gobierno fue fundamental para conservar la unidad y el
orden basados en la capital, Río de Janeiro. En oposición, se descri-
bía las repúblicas hispanoamericanas como lugares bárbaros donde
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 24

el vacío de poder había llevado a innúmeras luchas fratricidas. Vale


la pena mencionar que tal perspectiva de superioridad no estaba
relacionada sólo con la Argentina, sino con toda América Latina, lo
que llevó a Prado a decir que el Brasil se sentía y, al mismo tiempo
no se sentía, latinoamericano, pues se alejó o se acercó de sus veci-
nos según las circunstancias históricas.
Argumentos respeto a la preeminencia de la monarquía estu-
vieron presentes en varias obras de intelectuales del Instituto Histó-
rico y Geográfico Brasileño (IHGB), institución creada en 1838
que mantuvo fuertes lazos con el poder central. El propio empera-
dor Don Pedro II frecuentaba sus reuniones. A ese respecto, escri-
bió Prado (2010):

Al defender la monarquía, en oposición a las “repúblicas


caóticas” de la parte española, [los miembros del IHGB]
elaboraron una clara diferencia que se debía establecer
entre “nosotros” y “ellos”, entre el Brasil y los otros paí-
ses de la América del Sur, donde predominaban el desor-
den, la desunión y la fragmentación, todas alimentadas
por las ideas republicanas. El Brasil, en contraste, era fuerte,
unido y, por eso, poderoso.

Esa visión obviamente no estuvo descolgada de algunas im-


portantes disputas territoriales que ocurrieron en el siglo XIX, como
la Guerra de la Cisplatina (1825-1828) –conflicto entre el Brasil y
las Provincias Unidas del Río de la Plata que culminó en la inde-
pendencia del Uruguay– y la guerra que en 1852 llevó a la caída de
Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires. Al estudiar la
documentación diplomática brasileña producida en ese período, la
historiadora Gabriela Nunes Ferreira (2006, p. 224) constató que:

“En la correspondencia –y en otros documentos, como


discursos, consultas del Consejo de Estado o informes– se
trasluce igualmente el sentimiento de superioridad y tam-
bién de desconfianza constante de los representantes del
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 25

Imperio [de Brasil] en relación con las repúblicas vecinas,


aun cuando eran aliadas circunstancialmente del Brasil:
“Son todos españoles”.

La imagen de la Argentina como un lugar de continua inestabi-


lidad y exaltadas pasiones, no escapó al ilustre escritor carioca Ma-
chado de Assis (1839-1908), responsable por una crónica llena de
ironías publicada bajo el seudónimo de Manassés. En 1876, Ma-
chado de Assis comentó la invasión de Entre Ríos por tropas del
caudillo Ricardo López Jordán. Machado afirmó que conflictos ar-
mados como ése eran muy frecuentes en el vecino del Plata y que,
aunque tratados inicialmente como grandes revoluciones, poco cam-
biaban la vida política. Según el historiador João Paulo Coelho de
Souza Rodrigues (2013, p. 134), el tono jocoso del escritor se bur-
laba del vaivén y de la poca importancia de los hechos políticos
argentinos, ampliados por su constante repetición.
Un significativo cambio se podrá notar en las décadas finales
del siglo XIX. En ese período, la Argentina consolidó las bases del
Estado nacional y tuvo un acelerado crecimiento económico y po-
blacional, fruto principalmente de la inmigración. El éxito argenti-
no, ahora un de los países más prósperos de América Latina, pare-
ció un buen ejemplo a algunos brasileños, principalmente a aqué-
llos vinculados al movimiento republicano. El 1873 se fundó el
Partido Republicano Paulista (PRP), una de las principales agre-
miaciones que cuestionaron la idea de que la monarquía era natu-
ralmente el mejor sistema político para el Brasil.
La historiadora Paula da Silva Ramos (2013) analizó cómo al-
gunos sectores de la prensa brasileña interpretaron el país platino en
los años finales del régimen monárquico (1875-1889). Es impor-
tante destacar especialmente las ideas de A Província de S. Paulo,
diario de posiciones liberales, republicanas y abolicionistas.4 El cre-
cimiento argentino llevó ese periódico a repetidamente apuntar la

4. El diario sería rebautizado como O Estado de S. Paulo en 1890 y hasta hoy


es uno de los más poderosos del Brasil.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 26

adopción del régimen republicano por el “gigante de América del


Sur” como el camino para el progreso. Al respecto das las tensiones
políticas y litigios fronterizos con la Argentina, el periódico adoptó
un tono conciliatorio. Presentó también continuas representaciones
positivas, que contrariaban las imágenes preconcebidas al promo-
ver elogios al liberalismo económico, a los incentivos a la inmi-
gración y difusión masiva de la instrucción pública. En una edito-
rial firmada por Rangel Pestana en 1883 (apud RAMOS, 2013,
p. 115) se puede leer:
“Es bueno que en todo el Imperio se conozca bien el de-
sarrollo de la República Argentina.
El parlamento de esa nación americana, tan nueva como
la nuestra, de la misma raza latina, con la misma tenden-
cia a la oratoria verbosa nos ofrece, sin embargo, en el
funcionamiento de su parlamento, un ejemplo admirable.
Hasta mismo en ese aspecto la comparación es desfavora-
ble para nosotros. (…) La lectura de los trabajos del Con-
greso Argentino debe entristecer a los partidarios de la
monarquía, que siempre buscan comprometer a aquella
nación a los ojos del pueblo brasileño.
De hecho, la comparación muestra nuestra inferiori-
dad intelectual, perfectamente comprobada en los actos
del Legislativo de las dos naciones”.

En la década de 1880, el desarrollo argentino también fue


muy elogiado incluso por el Jornal do Commercio, periódico flu-
minense de carácter conservador y promonárquico, aunque con sal-
vedades en cuanto a la superioridad del régimen republicano. En
una crónica de 1888, el otrora ácido Machado de Assis (apud
Rodrigues, 2013, p. 135) hizo largos elogios a la Argentina, un país
que, según el escritor, desde Bartolomé Mitre “se olvidó de la opre-
sión, desaprendió el caudillismo; conoce los beneficios de la liber-
tad y del orden”. Hubo loas, además, a las buenas relaciones diplo-
máticas que ahora predominaban entre las naciones.
En un campo historiográfico cada vez más proficuo, el de las
mediaciones culturales, Eliana de Freitas Dutra (2016) analizó los
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 27

circuitos de mediación intelectuales construidos por literatos brasi-


leños que escribieron en la Revista Brasileira (1895-1899) y los
argentinos que publicaban en La Biblioteca (1896-1898). Tales
periódicos culturales se inspiraban en la famosa revista francesa
Revue des Deux Mondes y se configuraron como espacios privile-
giados para los debates respeto de las literaturas nacionales y ex-
tranjeras. Dutra encontró en las dos revistas, artículos traducidos
de ambos países con discusiones respecto de la existencia o no de
una literatura latinoamericana, la cuestión de la imitación o rein-
vención de los modelos europeos y otros temas caros al período.
Es posible, también, notar una frecuente constatación de que pre-
dominaba mutua y profunda ignorancia acerca de la producción
literaria del país vecino. La buena noticia es que ya era posible
notar esfuerzos legítimos para cambiar la situación, a través de la
actuación de hombres de letras como el brasileño José Veríssimo
y el argentino Martín García Mérou.

El Brasil republicano

Parece sintomática la constatación de que el Uruguay, la Ar-


gentina y Chile fueron los primeros países en reconocer el nuevo
gobierno republicano del Brasil, semanas después de la deposición
del emperador Don Pedro II. Al revés, algunas monarquías europeas,
como Gran Bretaña, Italia y España, tardaron casi dos años para
hacerlo. El Brasil, ahora era parte de la vida republicana de Améri-
ca y el acercamiento parecía natural.
Sin embargo, el modelo de los Estados Unidos fue sin duda el
que gozó de amplia popularidad entre los nuevos dirigentes de la
nación tropical. La implantación del sistema republicano en el Bra-
sil, aunque importante, no fue suficiente para terminar inmediata-
mente con antiguos prejuicios relacionados con la Argentina y con
toda América Latina.
En los primeros años republicanos, es posible identificar en
muchos autores una fuerte admiración por Buenos Aires, ciudad
que había pasado por reformas urbanas lideradas por el intendente
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 28

Torcuato de Alvear entre 1880 y 1887. Las reformas, inspiradas en


aquellas hechas por Haussman en París, representarían un salto de
civilización al acercar la capital argentina a las ciudades europeas y
de los Estados Unidos. Esa interpretación es perceptible, por ejem-
plo, en las crónicas del poeta parnasiano brasileño Olavo Bilac
(1865-1918), quien conoció la capital argentina durante la visita del
presidente brasileño Campos Sales en 1900. Al regresar, Bilac es-
cribió una crónica dirigida a Río de Janeiro. El escritor pide discul-
pas por decir a la capital brasileña algunas verdades que serían, en
sus palabras, un acto de amor. Escribió el poeta:
La proximidad de Buenos Aires es una vergüenza para ti
(…) Quien un día te dijo que eres la primera capital de
América del Sur se burló de tu ingenuidad y insultó tus
pelos blancos; te ama más y es mucho más digno de su
gratitud aquél que francamente te dice que eres una ciu-
dad de pocilgas, habitada por analfabetos (BILAC apud
RODRIGUES, 2013, p. 139).

Hay que tener en cuenta que Olavo Bilac fue un grande entu-
siasta de las reformas urbanas en la capital brasileña, encabezadas
pocos años después por el intendente carioca Pereira Passos y por
el presidente Rodrigues Alves. Para él, era urgente construir una
ciudad más bella, lujosa e higiénica. La admiración del poeta par-
nasiano estuvo mucho más relacionada con la urbanidad y menos
con los avances institucionales y económicos argentinos
(RODRIGUES, 2013, p. 141).
Existían, entre tanto, los que no estaban de acuerdo con las
reformas ni con la admiración en relación con Buenos Aires. Lima
Barreto (1881-1922), uno de los mayores escritores de la literatura
modernista brasileña, odiaba lo que llamó “mórbida manía” ar-
gentinófila. Crítico feroz de los efectos sociales perversos del “bota
abaixo”,5 Barreto pensaba que el remodelado urbano había erigido

5. “Bota abaixo” es una expresión que se refiere a las reformas urbanas


implementadas en Río de Janeiro, Capital Federal, a partir de 1903. La expresión
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 29

edificaciones cuyos estilos arquitectónicos no tenían nada que ver


con el contexto cultural brasileño. Él comentó irónicamente en 1915
sobre la reforma urbana en la Capital Federal:
“La obsesión de Buenos Aires siempre nos perturbó el
juzgamiento de las cosas.

“La gran ciudad del Plata tiene un millón de habitan-


tes; la capital argentina tiene largas calles rectas; la capital
argentina no tiene negros; por lo tanto, señores, Río de
Janeiro, lleno de montañas, debe tener largas calles rec-
tas; Río de Janeiro, en un país de tres o cuatro grandes
ciudades, necesita tener un millón; Río de Janeiro, capital
de un país que recibió durante casi tres siglos millones de
negros, no debe tener negros (BARRETO, Lima. Correio
da Noite, 26/01/1915)”.

Para el historiador Ilmar Rohloff de Mattos (2010, pp. 88-89),


el nuevo Río de Janeiro fue la negación de la ciudad colonial, por-
tuguesa y africana que había anteriormente. Aunque inspirada por
la reforma de Torcuato de Alvear, la Europa era quien seguía pro-
porcionando los modelos de progreso y civilización. Con los cam-
bios urbanísticos, se buscaba transmitir al mundo la imagen de que
el Brasil era blanco y civilizado y que, por eso, “también vivíamos
una belle époque, aunque tropical”. La realidad, entre tanto, era
muy distinta. El censo poblacional de 1890 mostró que apenas 43,9%
de los más de 14 millones de brasileños de entonces eran blancos.
Las tensiones acerca de la cuestión racial, aparecieron en la
relación de los dos países especialmente en la medida que el fútbol
se volvió cada vez más un aspecto representativo de la nacionali-
dad. En 1920, un periódico de Buenos Aires provocó al selec-
cionado brasileño con caricaturas y llamando los jugadores de

lleva un tono crítico respecto de la rapidez, el autoritarismo y la amplitud de


los cambios urbanos que afectaron duramente la vida de la población más
pobre de la ciudad.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 30

“macaquitos”. Hubo entonces gran repercusión en la prensa, lo


que llevó las autoridades a hacer declaraciones para calmar los
ánimos. En el año siguiente, cuando el Brasil se preparaba para ir
a la Argentina a disputar el campeonato sudamericano, el presiden-
te brasileño Epitácio Pessoa, según crónicas del período, hizo una
interferencia personal para que el Brasil no llevara jugadores ne-
gros o mulatos. La excusa fue que era necesario evitar desgastes
innecesarios a la imagen del Brasil en el exterior (AGOSTINO,
2006). El prejuicio del presidente no era algo nuevo, ya que en el
inicio del siglo era relativamente común que los clubes brasileños
no aceptasen jugadores negros. Con un equipo integrado solamen-
te por blancos, el Brasil fnalizó su pobre participación con una vic-
toria y dos derrotas, incluso con la Argentina.
Se puede encontrar más indicios de cambio en el imaginario
acerca del vecino en los trabajos de Katia Gerab Baggio (2008). La
historiadora analizó tres relatos de periodistas brasileños que viaja-
ron por la Argentina y escribieron libros que, en líneas generales,
presentaron comentarios muy positivos. Son ellos: Arthur Dias en
1900, Mario Caldeira Brant en 1916 y Luiz Amaral en 1927.
Arthur Dias, colaborador del diario carioca A Imprensa, estu-
vo en la comitiva de Campos Salles, el primer presidente brasile-
ño que pisó oficialmente suelo argentino. La visita a Buenos Aires
ocurrió en octubre de 1900 en retribución a la visita del presidente
argentino Julio A. Roca a Río de Janeiro en agosto de 1899. Mu-
chos periódicos informaron respecto de una gran fiesta con miles
de personas en las calles de la capital argentina, celebración simi-
lar a la que había habido en el Brasil meses antes. Ilustra bien la
nueva fase la frase diplomática que se atribuye a Roca: “Todo nos
une, nada nos separa”.6
En consonancia con ese clima, el libro de Arthur Dias es oficio-
so, con abundantes elogios al presidente brasileño y al estrechamiento

6. En algunos libros se la atribuye al presidente Roque Saénz Peña, que la


habría pronunciado en visita oficial a Río de Janeiro el año 1910. Véase:
CAVLAK, 2012, p. 195.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 31

de relaciones entre los dos países. Sus observaciones sobre la capi-


tal porteña son de entusiasmo profundo con uso de calificaciones
como “ciudad colosal, radiante de progreso y de opulencia”, com-
parable a los “grandes centros cosmopolitas del globo”, “punto de
descanso de la ansia de civilización en medio a los desiertos austra-
les” y una “protesta irrecusable contra el prejuicio de la incapacidad
de las sub-razas meridionales”.7 Los porteños son calificados como
“los yanquis del sur”. Además de los elogios a la vida urbana y
comercial intensa, Dias demuestra admiración con la población cre-
ciente, la pujante vida cultural, la prensa, el creciente poder naval-
militar, la “conquista del desierto”, las inversiones en instrucción
pública y los modernos medios de transporte como el subte – la
primera línea de tren subterráneo en el Brasil sería inaugurada en
San Pablo en el, en aquel tiempo, distante año de 1974.
En conformidad con las teorías raciales del período, Dias exal-
tó el predominio de la inmigración europea en Buenos Aires y lo
que llamó de “grado de selección de la raza”, evidenciada por la
ausencia de africanos y sus descendientes en las calles. Comenta-
rios como ése, al respecto de la supuesta superioridad racial de
los inmigrantes europeos, no eran novedad en el panorama inte-
lectual brasileño. Tales argumentos fueron el fundamento para
el programa estatal brasileño de atracción de inmigrantes blan-
cos desde el siglo XIX.
Para Baggio (2008, p. 436), el relato de Dias trasluce más que
admiración. Se puede notar cierta envidia en relación con el progre-
so del país platino. La inevitable comparación con el Brasil aparece
en varias páginas y la Argentina es apuntada como modelo de desa-
rrollo, como el “espacio más cercano de la civilización europea en
territorios sudamericanos”.
En 1917, Augusto Mário Caldeira Brant publicó Viagem a
Buenos Aires, resultado de una estadía en la cual realizó la co-
bertura periodística de las conmemoraciones del centenario de la

7. Hay también algunos capítulos con breves relatos de viajes a ciudades de otras
provincias como Córdoba, Santa Fe y Paraná (BAGGIO, 2008, p. 435).
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 32

independencia argentina en el año anterior. Aunque mucho menos


celebrativo que el relato anterior,8 Brant apuntó repetidas veces al
cosmopolitismo y la modernidad de la capital argentina. Aparecen
nuevamente los elogios a la inmigración europea y la consideración
de que la “selección de la raza” había favorecido el progreso
(BAGGIO, p. 437). Se repitieron también los enaltecimientos al
sistema público de enseñanza. En ese aspecto, la abisal diferencia
entre las dos naciones se puede comprobar en los respectivos cen-
sos demográficos. El 1914, los argentinos con más de diez años
analfabetos eran 35,9% de la población. El 1920, los brasileños con
más de quince años analfabetos eran 64,9% de la población.
El tercer periodista a publicar un relato de su visita fue Luiz
Amaral en 1927, que pareció el menos animado con lo que vio. En
las provincias del litoral argentino, el autor describió cierta melan-
colía en el vacío demográfico y llegó a decir que “la Argentina está
casi toda en Buenos Aires”. Sus comentarios respecto de la capital
fueron muy positivos. La ciudad fue caracterizada como “la gran
metrópoli de toda la América española” y “la segunda ciudad de la
raza latina, pronto después de París”. Aunque reconociendo la su-
perioridad material de la vida en la capital porteña, Amaral descri-
bió al porteño como “frío”, “melancólico”, parecido al tango, sin la
luz y las bellezas naturales de Río de Janeiro.
Políticamente conservador, el periodista se mostró muy preocu-
pado con el fuerte crecimiento del movimiento obrero en la Argen-
tina, que estaba compuesto, en el lenguaje del período, por muchos
elementos “alienígenas”, o sea, extranjeros. La ampliación de los
sindicatos –“órganos de los odios de clases”– y de ideologías como
el anarquismo, el socialismo y el bolchevismo, lo hicieron pensar
en la posibilidad del establecimiento de “una sucursal de la Rusia

8. Expresidente del Banco del Brasil, Brant hizo algunas críticas a la política
económica argentina, especialmente a los excesivos beneficios concedidos a
los grupos exportadores que, según él, contribuían al déficit púbico, la infla-
ción y el aumento de la deuda externa. Hizo, por otra parte, loas a la gran
producción de cereales, la mecanización de la agricultura y de la ganadería.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 33

roja en Sudamérica” (BAGGIO, 2008, p. 441) con consecuentes


repercusiones negativas a los vecinos, como el Brasil.

Los años de Vargas

El octubre de 1930, hubo un cambio político importante en el


Brasil. Apoyado por distintos sectores sociales, que incluían parte
descontenta de las oligarquías, militares de baja y media graduación
(los tenientes) y algunos grupos urbanos, Getúlio Vargas llegó al poder
por medio de las armas en un proceso que él, sus aliados y parte de la
historiografía llamaron Revolución de 1930. Presidente del país du-
rante 15 años ininterrumpidos (1930 a 1945) fue el político que más
tiempo lideró el Poder Ejecutivo brasileño en el siglo XX.
Nacido en São Borja, ciudad de la provincia de Río Grande del
Sur en la frontera con la Argentina, Vargas hizo un gobierno que
reforzó la centralización política con la extinción de los partidos
provinciales. Autoritario durante la mayor parte del tiempo en
que estuvo en el poder, el político gaúcho9 tomó importantes
medidas como el fuerte estímulo a la industria nacional para susti-
tuir importaciones y disminuir la dependencia económica que el
Brasil había construido alrededor del café, su principal producto
de exportación. Además, Vargas creó leyes que favorecieron a
los trabajadores urbanos que luchaban hacía décadas por derechos
como la jubilación, las vacaciones y el salario mínimo. Al mismo
tiempo, hubo una fuerte represión a los sindicatos anarquistas, co-
munistas o simplemente no alineados políticamente con el gobier-
no. Esos aspectos explican parcialmente por qué algunos historia-
dores brasileños definieron especialmente el período del Estado
Novo (1937-1945) como una de época de “modernización autori-
taria” (FAUSTO, 2006, p. 91).
El historiador Eduardo Munhoz Svartman (1999) analizó las
visiones respecto de la Argentina de la élite diplomática brasileña,
compuesta por diplomáticos, políticos y militares, justamente

9. En el Brasil, así se llama el que nace en la provincia de Rio Grande do Sul.


R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 34

durante ese período dictatorial de Vargas, el llamado Estado Novo


(1937 a 1945). En ese momento, el Brasil se alineó geopolítica-
mente con los Estados Unidos, mientras que la Argentina adoptó
una posición de adhesión meramente parcial al panamericanismo
defendido por el gobierno de Wáshington. Además, optó por la
neutralidad en la Segunda Guerra Mundial. Aunque desde el punto
de los discursos protocolares, las relaciones fueran de amistad y
cooperación, los elementos militares conservadores de la élite di-
plomática brasileña construyeron la imagen de que la Argentina era
un enemigo potencial del Brasil, de que el vecino del Plata buscaba
la hegemonía militar y económica, lo que justificaba el constante
monitoreamiento.
Aunque se trate de un trabajo de historia de las relaciones in-
ternacionales, las fuentes históricas leídas por Svartman muestran
que prejuicios culturales más profundos estuvieron presentes su-
brepticiamente en documentos diplomáticos reservados, que tra-
taban de temas como el poder militar, la situación económica y la
política interna y externa argentinas. Como ejemplo, existe un in-
forme de 1942 firmado por Heitor Lyra, jefe interino de la lega-
ción brasileña en Buenos Aires. Al analizar las razones que lleva-
ban a la Argentina a no apoyar a los Estados Unidos en la lucha
contra los países del Eje, escribió Lyra:
“Esa prevención se explica, antes de todo, por el excesivo
amor propio del pueblo argentino, aquella presunción an-
daluza a que se refería [el Barón de] Rio Branco, que le da
la pretensión de ser en América la única nación capaz de
contrariar o hacer frente a la política del Departamento de
Estado de Estados Unidos” (LYRA, Heitor, 09/02/1942
apud SVARTMAN, p. 156).

Más recientemente, el libro de la historiadora Raquel Paz dos


Santos (2012) hace una investigación acerca de las iniciativas de
cooperación cultural entre el Brasil y la Argentina entre los años
1930 a 1954. Dos Santos critica lo que define como el “paradigma
de la rivalidad”, es decir, la idea, presente en muchos autores, de
que las relaciones entre los dos países serían marcadas históricamente
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 35

y de modo ineludible por la competición y la desconfianza. Para


ella (p. 35), “esa producción [académica] se nutre de ese imaginario
[de rivalidad intrínseca] y lo refuerza, convirtiéndose en un constructo
resistente a la crítica”.
Dos Santos constata que la cooperación cultural en el período
no fue hecha sólo por agentes estatales, sino que artistas, intelectua-
les, académicos y otros elementos participaron del tránsito simbóli-
co entre las dos sociedades. En su trabajo hay un importante releva-
miento de decenas de iniciativas de intercambio cultural en el perío-
do, como ediciones de libros, exposiciones de artes, intercambios
entre museos y sociedades científicas, construcción de institutos cul-
turales y de monumentos, actividades ligadas al panamericanismo
escolar y misiones de estudiantes, profesores de universidades, ar-
tistas (escultores, pintores, músicos y atores) y sindicalistas.10
Los acuerdos y convenios culturales fueron fortalecidos espe-
cialmente después de las visitas del presidente argentino Agustín
Pedro Justo al Brasil en 1933 y la retribución de Getúlio Vargas en
1935. Meses después fue creado el Instituto Cultural Argentino-
Brasileño en Buenos Aires (1933) y el Instituto Brasileiro-Argenti-
no de Cultura en Río de Janeiro (1934), ambas, instituciones que
promovían la cultura y el conocimiento mutuo. El modelo de los
institutos no tardó en llegar a ciudades como Rosario, Córdoba,
Porto Alegre y San Pablo.11 Bajo el liderazgo del argentino César

10. El relevantamiento hecho por Raquel Paz dos Santos (2012) es bastante
importante, porque puede contribuir para trabajos académicos futuros que
analicen casos específicos como, por ejemplo, la interacción entre artistas
plásticos brasileños y argentinos en los años 1930. Otro campo que parece
poco explorado en investigaciones historiográficas es el intercambio en-
tre las sociedades médicas de las dos naciones, que colaboraron en inves-
tigaciones conducidas conjuntamente (SANTOS, 2012, p. 222).
11. Desde 1995, la Plaza Buenos Aires cuenta con una escultura de bronce y
granito en homenaje a la cultura argentina que se llama “O Tango”, de
autoría del artista argentino Roberto Vivas. La obra fue un regalo del Con-
sulado General de la República Argentina a la ciudad de San Pablo.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 36

Viale, presidente del Instituto porteño, se inauguró en 1946 un bus-


to de bronce en homenaje a Tiradentes, mártir de la independencia
del Brasil, en la Capital Federal. La obra fue financiada por donati-
vos de políticos, bancos y asociaciones empresariales argentinas.
En retribución, los brasileños que vivían en Buenos Aires hicieron
una recaudación que permitió la construcción de una estatua de Ber-
nardino Rivadavia, edificada en la Plaza Buenos Aires, localizada
en Higienópolis, uno de los barrios más ricos y centrales de aquélla
ciudad que ya era por entonces la más rica del Brasil, San Pablo.
Además de esas iniciativas, pueden ser citadas muchas otras como
la “Coleção Brasileira de Autores Argentinos”, iniciativa editorial
que entre 1938 y 1951 tradujo y publicó nueve obras no-ficcionales
de intelectuales argentinos (SANTOS, 2012, pp. 190-197).
Entre tanto, algunas fuentes históricas destacadas por Raquel
Paz dos Santos muestran que las relaciones culturales no estuvieron
totalmente desconectadas del mundo político y militar. En 1943, en
un contexto donde eran grandes las desconfianzas de la diplomacia
y de la prensa brasileñas respecto de los intereses geopolíticos del
gobierno del GOU,12 que mantuvo la posición del país neutral en el
conflicto mundial, el agregado cultural de la Embajada argentina en
Río de Janeiro, Eugenio Julio Iglesias, destacó, en un documento
oficial, que había presenciado demostraciones de sentimientos an-
tiargentinos. Recordó especialmente un hecho que ocurrió en 1943,
cuando un grupo católico de una pequeña ciudad de la provincia de
San Pablo lanzó un volante invitando a la población a no ir al cine
a ver el estreno de la película argentina Embrujo (1941, dirección
de Enrique Susini) porque “concurrir significaba apoyar a la quinta
columna argentina, a nuestros enemigos del Plata” (IGLESIAS, Eu-
genio Julio, 01/04/1944 apud SANTOS, 2012, pp. 150-151).

12. El Grupo de Oficiales Unidos (GOU) fue un grupo militar nacionalista,


anticomunista y ultracatólico, que dio un golpe de Estado en la Argentina en
1943. Durante los casi tres años de gobierno autoritario del GOU, el coronel
Juan Domingo Perón acumuló los cargos de vicepresidente, Ministro de Gue-
rra y Secretario de Trabajo.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 37

Irónicamente, esa película, que transcurre en el Brasil durante


el siglo XIX, había sido muy bien recibida por la crítica brasileña,
de acuerdo con la investigación de Arthur Altran (2016, p. 149). El
investigador analizó los obstáculos que la producción cinematográfi-
ca argentina tuvo al intentar conquistar espacio en el mercado veci-
no entre los años de 1935 y 1945. La industria argentina estaba
entonces en un estado de desarrollo cualitativo y cuantitativo muy
superior a la brasileña, comprobable por los datos de producción y
por los constantes elogios publicados en las revistas cinematográfi-
cas brasileñas del período. Algunas películas, como La guerra gau-
cha (1942, dirección de Lucas Demare), fueron exhibidas en el Brasil
por muchos meses consecutivos, alcanzando considerable público.
Sin embargo, el público local tenía, en general, una “dieta cinema-
tográfica servida por Hollywood” y los productores argentinos tu-
vieron muchas dificultades para crear un sistema de distribución
eficaz. Según Altran, influyeron también importantes cuestiones
geopolíticas, pues la presión estadounidense sobre la dictadura ar-
gentina que llegó al poder en 1943, dificultó mucho la actuación de
los estudios argentinos en América Latina y restringió fuertemente
el acceso a la película virgen, materia prima fundamental a la indus-
tria cinematográfica, lo que llevó a una grave caída en la cantidad
de películas producidas.

Los años 1940: lecturas plurales

Un tanto más complejas fueron las impresiones producidas en


el Brasil sobre la Argentina entre fines de los años 1930 y el avance
de los años 1940. El relativo antagonismo que marcó las circuns-
tancias políticas enfrentadas por los dos países a lo largo de ese
período, fue en parte responsable por las variantes de ideas y los
análisis que circularon en la prensa brasileña acerca de la nación
vecina. A diferencia de una tendencia acentuada en las décadas
anteriores –retrocediendo al siglo XIX–, es posible observar la cons-
trucción de representaciones que, según el período, se presentaban
o predominantemente negativas o positivas en su forma general,
especialmente en la década de 1940. Tales puntos de vista se
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 38

volvieron menos definidos y la Argentina surgió en las páginas pe-


riódicas brasileñas de manera múltiple y más ambigua. Si antes el
elemento comparativo que tradicionalmente guiaba las lecturas de
los intelectuales del Brasil acerca del país argentino era la dicoto-
mía civilización-barbarie (que no enmudece), ahora se agregan otros
factores que influyen y atraviesan el eje de opinión.
A partir de mediados de los años 1930, en especial tras la eclo-
sión de la Guerra Civil Española (1936-1939) y, sobre todo, cuan-
do en consecuencia Europa se sumerge en la Segunda Guerra Mun-
dial (1939-1945), entraron en escena en los debates político-inte-
lectuales de ambos países los temas altamente radicalizados del
fascismo y antifascismo, así como, en su combinación interna, la
contraposición entre autoritarismo y democracia. La profundiza-
ción de estas cuestiones ideológicas en el campo político argentino
y brasileño, que también penetraban en las diferentes esferas socia-
les, con relevancia para la cultura, escindieron y fragmentaron lo
que se decía y se pensaba en el Brasil sobre el país fronterizo. No se
trataba más que de elogiar el progreso material argentino, con sus
ciudades modernas, elegantes y cosmopolitas, y su aparente “envi-
dia” europea o, por ejemplo, de frenar polémicas formales y técni-
cas, más o menos “innocuas”, en torno a las estéticas artísticas de
vanguardia manifestadas allí y aquí. Pero sí, y aprovechando la re-
lación con este último aspecto con lo que afirma Raúl Antelo (1986)
al estudiar el encuentro de Mário de Andrade con escritores hispa-
noamericanos, en aguzar tales críticas y apuntes atribuyendo, de
manera mucho más enfática a partir de la segunda la mitad de los
años treinta, una perspectiva política a esas vías de comparación, a
los caminos de acceso y aprendizaje del “otro” próximo. Así nos
remite Antelo a la transición por la cual pasó el autor de Macunaíma
en el transcurso de los años 20-30: “El Mário de Andrade vanguar-
dista de 1926 siente curiosidad por todas las experiencias de reno-
vación estética. Pero el Mário de 1934-1936 ya tenía más en cuenta
la acción social del intelectual” (1986: 33). Por lo tanto, “a falta de
sí mismo, Mário piensa en términos políticos. Y así actuando, al-
canza una síntesis coherente y contemporánea”, vinculada a la so-
ciedad de su tiempo (p. 118).
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 39

La dimensión político-ideológica, como se debe notar, va a


adquirir peso fundamental en la elaboración de textos analíticos o
de opinión relativos a la Argentina en ese período; incluso los que
invocan estrictamente la perspectiva cultural de sus lecturas respec-
to a la nación argentina, explícitamente o entre líneas traen reflexio-
nes que pueden ser asimiladas a la coyuntura política, tanto la del
país del que se escribe cuanto de aquél desde donde se escribe. Éste
es un fenómeno sobre el que resalta el sociólogo Antonio Cándido
(1984) al discutir el modo en que se ampliaron las relaciones entre
cultura y Estado en el pos 1930, debido de manera significativa a
la “sorprendente toma de conciencia ideológica de intelectuales y
artistas, radicalización que antes era casi inexistente”. En cuanto
afirma: hasta “incluso los que no se definían [y] los que no tenían
conciencia clara del hecho, manifestaron en su obra ese tipo de in-
serción ideológica, que da contorno especial a la fisonomía del pe-
ríodo” (1984, p. 27- 28). Cándido no restringe la asunción de ese
posicionamiento ideológico entre los intelectuales a las filiaciones o
simpatías partidistas. Se trata, en primer plano, particularmente en
ese momento inicial –antes, queremos decir, de 1937, cuando Getúlio
Vargas dio una solución autoritaria a las presiones sufridas por su
Gobierno Provisional (1930-1934) y que continuaron en su fase
Constitucional (1934-1937)– de una toma de conciencia “social”,
de rechazo a los “viejos patrones”, de un compromiso asentado en
el inconformismo.
Sin embargo, un cambio notable ocurrió cuando el Estado Nue-
vo (1937-1945) fue instaurado. Para hacer viable el proyecto políti-
co-pedagógico de su gobierno, Vargas inició un intenso proceso de
“cooptación” de intelectuales y artistas para actuar dentro del régi-
men como agentes productores y promotores del ideal de nación
que deseaba construir. Hubo especialmente la vinculación de mu-
chos intelectuales modernistas (de diferentes orientaciones) con la
dictadura, cuya colaboración resultó en acomodamientos y tensio-
nes. Entre los que defendían proyectos culturales más innovadores
y que lograron mantener cierto margen de oposición, estaban Car-
los Drummond de Andrade, Cândido Portinari, Mário de Andrade
y los arquitectos Lucio Costa y Oscar Niemeyer, que se integran al
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 40

Ministerio de Educación de Gustavo Capanema. En el ala conser-


vadora, más sintonizados con la política estatal, orbitando a
Lourival Fontes y al Departamento de Prensa y Propaganda,
Cassiano Ricardo, Menotti del Picchia y Cándido de la Motta Filho
(VELLOSO, 1987, p. 5).
La adhesión a la política cultural del Estado Nuevo de tantos
intelectuales que iniciaron su proyecto renovador allá en los co-
mienzos del movimiento modernista, sería en cierta forma la conclu-
sión de un lento paso que los escritores del Modernismo habrían co-
menzado a emprender desde el final de los años 1920, la década de
los ensayos, de un “proyecto estético” a un “proyecto ideológico”
(LAFETÁ, 2000). Esta transición, que de hecho sería un cambio
de énfasis, y no un intercambio que anularía un proyecto en favor
del otro, habría ocurrido de conformidad con una sensibilidad polí-
tica que estaba puesta en el orden del día a partir de 1930 y que en
el transcurso de aquel decenio se acentuó con el recrudecimiento de
la lucha ideológica entre nazifascismo, comunismo, socialismo y
liberalismo, reflejada, en el Brasil, en las disputas entre la derecha
integralista y la izquierda comunista. El giro realizado por las van-
guardias estéticas, ansiosas por participar de la vida nacional, se
destaca por la búsqueda en excavar y descubrir, incitadas por los
llamamientos políticos, los vínculos de la ideología con el arte, de
manera de proyectar para sí y para su producción artística una fun-
ción social. Así, según Lafetá, “por la agudización de la conciencia
política” de la época, el “proyecto ideológico” suplantó el “proyec-
to estético” (2000, p. 29).
Esta “conciencia política” no fue, obviamente, monopolio de
los escritores de inspiración modernista que se adhirieron en mayor
o menor medida al proyecto cultural de la dictadura. En los márge-
nes del aparato cultural del Estado Novo se movían proyectos alter-
nativos, de grupos de la intelectualidad que se mantuvieron en con-
tra del régimen, sin establecer con él un vínculo o colaboración. A
estos intelectuales les quedaron escasas opciones, pues además de
la censura, también se hacía presente la persecución política, que
amenazaba los derechos individuales con juicios, prisiones y tortu-
ras, siendo el exilio el camino recorrido por muchos.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 41

Estos aspectos tomados en consideración nos obligan a aclarar


que la mención a estas dos categorías amplias (de intelectuales “co-
optados” y “no cooptados”) no conforman simplificadamente una
dicotomía cerrada, ya que no había pleno antagonismo de opinio-
nes que hiciera de cada uno núcleo del todo homogéneo –modelos
de adhesión– enfrentamiento a la dictadura. El opuesto de eso, sí,
pues en el seno de cada grupo había gradaciones, perspectivas que
no se alineaban y que marcaban el tono de la complejidad en la
relación establecida entre el Estado Nuevo y los intelectuales. Se-
rán tales formas complejas de expresión, ambiguas en muchos ca-
sos, las que van a aparecer en los textos sobre la Argentina elabora-
dos por escritores que ocupaban esos espacios permeables a fines
de los años 1930 y en la década de 1940.
Es válido notar que sensibles diferencias dividen lo que en el
Brasil se escribió sobre el país vecino, antes y después del surgi-
miento en el escenario político de la figura de Juan D. Perón, lo que
hace necesario insertar un doble corte temporal. Podemos decir que
de la implantación del Estado Novo en 1937 al golpe militar argen-
tino de 1943, a partir del cual se gesta el liderazgo personalista de
Perón, la Argentina fue un asunto que despertó en la intelectualidad
brasileña un interés mayoritariamente centrado en la cultura y en
los aspectos sociales de aquella región, a ejemplo de los artículos de
prensa de Gilberto Freyre y Mario de Andrade.
Organizado por Edson Nery da Fonseca, el libro Americanidade
e Latinidade da America Latina e outros textos afins (2003) reúne
ensayos y artículos periodísticos que, en su mayor parte, fueron
escritos por el sociólogo Gilberto Freyre, a lo largo del año 1941
durante su viaje por la ciudad de Buenos Aires, Río de la Plata
(Paraguay, Uruguay, Argentina). En su conjunto, corresponde a un
campo de reflexión poco explorado por el escritor pernambucano,
el de las temáticas referidas al continente latinoamericano.
Los textos dedicados a la Argentina, escritos algunos en el ca-
lor del momento, cuando aún estaba alojado en la ciudad de Bue-
nos Aires, aunque publicados sólo después, reflejan su preocupa-
ción casi exclusiva por la dimensión cultural, obliterando referen-
cias políticas. En los cinco artículos de la colección en que promueve
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 42

sus impresiones sobre la Argentina, transita por asuntos que no es-


capan a un “matiz etnográfico”, interesado en los detalles y en lo
cotidiano. En un primer artículo, dedica sus ideas al encuentro con
los exiliados republicanos, destacando los proyectos culturales que
el grupo venía promoviendo en la capital porteña; en otro, elogia el
cosmopolitismo argentino, tomando como ejemplo su tradición ho-
telera, construyendo una comparación métrica entre el Brasil rural
y la Argentina metropolitana; en el siguiente, presenta, como el ma-
yor divulgador de las “letras brasileñas en los países de lengua es-
pañola”, la figura del traductor Benjamín de Garay, que en la oca-
sión acababa de traducir Casa Grande & Senzala. También escribe
sobre Ricardo Sáenz Hayes, admirado como un pensador de la mayor
grandeza del paisaje del Brasil. Para Freyre, Argentina debería ser,
en síntesis, tomada como un ejemplo de civilización, en especial
por su tradición erudita y por su política de valorización del patri-
monio histórico:
“Entre los aspectos más expresivos de la vida argentina y
de la organización de su cultura, algunos se imponen a la
atención del brasileño con el vigor de ejemplos magnífi-
cos. [Uno de ellos es] el culto que allí se presta [...] a los
grandes hombres de armas y a los grandes hombres de
letras. A los artistas y a los científicos. A los estadistas y a
los poetas [...]. Buenos Aires posee, además del Cabildo
restaurado, el Museo Histórico Nacional [...] el Museo Mitre
y el Museo Sarmiento [...]. Todo ese esfuerzo de conser-
vación [...] podría y, en mi opinión, debería tener entre
nosotros el culto de nuestros grandes hombres [...]. En la
Argentina, como en los Estados Unidos, parece haber
mayor empeño que en el Brasil, [...] en conservar vivas y
en contacto con el cotidiano nacional, las grandes perso-
nalidades del pasado” (FREYRE, 2003: 83-85).

La cultura también fue el tema primordial de los análisis de


Mário de Andrade sobre la Argentina. Su relación con la produc-
ción cultural de aquel país fue estudiada por Patrícia Artundo
(2004), que demostró cómo, a pesar de un breve retraimiento en
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 43

los contactos establecidos con escritores argentinos, el poeta mo-


dernista mantuvo ininterrumpido, desde la década de 1920 hasta el
final de la vida, su interés por las manifestaciones literarias y artísti-
cas del país hermano. Entre los temas privilegiados por el autor de
Macunaíma acerca de Argentina estaban la literatura, la música, las
artes plásticas y la cultura popular, expresa definitivamente en su
agudo empeño en conocer los estudios sobre el folclore producidos
en el país vecino. Artundo afirma, apoyada en exacta investigación
documental, que la Argentina se materializó como un espacio privi-
legiado de reflexión para Mário de Andrade, al punto de que su
acercamiento con aquel país y sus problemáticas pudo haber in-
fluenciado “su propio desarrollo intelectual” (2014, p. 18) .
La tónica cultural, sin embargo, pasa a convivir, de 1945 en
adelante, especialmente después de la victoria peronista en los co-
micios de 1946, con un interés y preocupación cada vez más in-
tensos por la política expresados por los intelectuales que se pro-
pusieron pensar la Argentina, política que se convertirá en un tema
transversal que va a radiar múltiples perspectivas acerca del gran
país del Plata.
Una relevante producción académica ha lanzado una nueva luz
sobre las relaciones argentino-brasileñas en el decenio de 1940. Los
personajes analizados componen un conjunto heterogéneo de per-
sonalidades del universo cultural del Brasil y comporta individuos
de diferentes orientaciones artísticas y políticas, como los ya cita-
dos Gilberto Freyre y Mario de Andrade, además de Monteiro Lo-
bato, la pareja Lidia Besouchet y Newton Freitas y algunos intelec-
tuales que frecuentaron las paginas del diario carioca A Manhã,
órgano oficial del gobierno de Getulio Vargas, principalmente
Menotti del Picchia. Algunos de estos intelectuales, como Mario de
Andrade y Monteiro Lobato, venían de una larga trayectoria de
diálogo con la Argentina; otros, como Besouchet y Freitas, sólo en
el exilio establecieron contacto con el universo cultural porteño.
En cuanto al lugar estratégico de los intelectuales como media-
dores en el intercambio cultural que la Argentina y el Brasil tejie-
ron en las primeras décadas del siglo XX, importantes contribu-
ciones han sido producidas también en el campo de los estudios
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 44

literarios. Son trabajos que se centran en fuentes primarias oriundas


de los intercambios epistolares entre autores, editores, críticos, tra-
ductores, así como en material de publicaciones periódicas y edito-
riales. Las tesis de doctorado de Maria Paula Gurgel Ribeiro (2008)
y Thaís de Mattos Albieri (2009) son ejemplos de cómo tales pers-
pectivas han atraído el interés de los investigadores. Ambas asu-
mieron como objeto de estudio las relaciones que Monteiro Lobato
estableció con la Argentina en un lapso de casi treinta años, acom-
pañados por las iniciativas que el creador de Jeca Tatu promovió
en el esfuerzo de concretar un diálogo intelectual entre los dos
países, proyecto que encontró en el escritor y editor Manuel Gál-
vez y en el traductor y también editor Ramón Prieto, entusiasma-
dos interlocutores.
Conforme con lo que las investigaciones de las dos autoras nos
permiten concluir, la Argentina que encanta a Lobato es la argenti-
na lectora, del mercado literario, de las modernas revistas de cultu-
ra, de las casas de edición y del comercio popular de libros. Son
raros los textos en que el escritor paulista menciona a la Argentina
sin tocar esos temas que son, sin duda, los que más cautivan su
interés. Orientado por esa afición, así se expresa tanto en una nota
publicada en la Revista de Brasil, de la que era propietario y director,
como en carta remitida al amigo y también escritor Godofredo
Rangel, citadas seguidamente:
“Hay un punto en que la superioridad de la Argentina so-
bre el Brasil es indiscutible: en sus revistas. Las tiene gran-
des, prósperas y en mejora cada vez mayor. ¿Por qué no
hemos de conseguir lo mismo?” (apud RIBEIRO, 2008:
55). Entre las cosas futuras proyectadas [para la Empresa
Editora Revista de Brasil] está una sección argentina, para
lanzar cosas nuestras, traducidas, en el mercado de la len-
gua española, que es grande. Estamos estudiando nuestra
asociación con la Cooperativa Editorial Argentina y una
agencia de publicidad [...]. Ahora bien, todo esto para
decirte que podemos echar también allá tu Vida Ociosa.
Al mismo tiempo, aquí y en Buenos Aires. Y este hecho
forzará aquí la atención del público (apud RIBEIRO, 61-62).
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 45

Esta última frase de la misiva de Lobato a Rangel recuerda una


vez lo que le dijo Graciliano Ramos, autor de Vidas Secas, al tra-
ductor argentino Benjamín de Garay: “¿No es interesante que un
libro escrito en San Pablo o en Río tenga que ir a Buenos Aires y
pasar a otro idioma para ser leído en Alagoas? “(RAMOS apud
MIA, 2008, p. 26). Será esa noción esclarecida, esa lucidez em-
prendedora acerca de las limitaciones del sistema de distribución de
libros en el Brasil, lo que va a impulsar al escritor brasileño, en su
“iluminación precursora”, como nombra Pagano a la actitud pione-
ra de Lobato, a establecer e intensificar alianzas con editores, tra-
ductores y literatos argentinos en un flujo prácticamente ininterrum-
pido de fines de la década de 1910 hasta 1948, año de su muerte,
porque veía que ese país constituía el gran distribuidor de libros
para toda América Hispánica “(SOARES, 2007: 215).
Por lo tanto, el más alfabetizado de los países de América
Latina, en aquel tiempo, va a ejercer sobre Monteiro Lobato y sus
proyectos culturales fuerte influencia, principalmente por el he-
cho de que el amplio público lector existente del otro lado de la
frontera ha sido formado no sólo por la escolarización como por
el impulso de la industria editorial y de las revistas (SOARES,
2007: 131), que comenzó a expandirse y a modernizarse a partir
de 1920 (de DIEGO, 2006, págs. 63), justo cuando Lobato abra-
zó el oficio y el desafío de ser editor. En ese contacto, quiso en-
tender cómo la Argentina estructuraba con éxito su mercado li-
brero, quiso explorar iguales posibilidades de democratizar la lec-
tura en el Brasil y quiso, por encima de todo, ser publicado y leído
en español, lo que logró con gran éxito.
El entusiasmo que Monteiro Lobato demostraba por la Argen-
tina, en los años 1920, no desapareció en las décadas posteriores;
en realidad, su admiración por aquel país pareció sólo intensificar-
se. No sería por menos, ya que, sexagenario, podía decir sin falsa
modestia, aún en el auge de la fama, que prácticamente toda su
obra se encontraba traducida al castellano y que, fruto de los víncu-
los editoriales y afectivos que había ido construyendo con el país a
lo largo de los años, era ahora uno de los autores brasileños de
mayor circulación en el mercado editorial de lengua hispana, sobre
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 46

todo por su literatura infantil. El gran salto –de cerca de cinco tra-
ducciones entre 1921 y 1938, hasta aproximadamente veintitrés li-
bros de su autoría vertidos al español entre 1943-47 (SORÁ, 2003)–
ocurrió en gran medida debido no sólo al estrechamiento de su con-
tacto con editores y traductores en el período referido sino, particu-
larmente, al exilio, que lo lleva a vivir en Buenos Aires en junio de
1946. Su biógrafo, Edgard Cavalheiro, afirma que “los primeros
meses del brasileño en Buenos Aires (fueron) de “puro encanta-
miento”, (apud ALBIERI, 2009, página 258).
La acogedora recepción lo ha convertido en el centro de efusi-
vos homenajes en tierras porteñas. Monteiro Lobato fue exhibido
por las autoridades del gobierno peronista “como un valioso trofeo
de la causa de la integración americana” (GARCÍA, 2015: 177), a
lo que supo retribuir, publicando, bajo el pseudónimo de Manuel P.
García, su único libro escrito originalmente en español: La Nueva
Argentina. El contenido era explícitamente favorable a la política
peronista y, tras una pequeña tirada de estreno por la Editorial
Acteón, de la que era socio fundador, había negociado con el go-
bierno para ser editado y vendido a gran escala, como un instru-
mento de propaganda oficial. El libro, orientado hacia el público
infantil, “afirmaba rotundamente la supremacía argentina en Amé-
rica del Sur en función de su nuevo programa político” (GARCÍA,
2015: 177). De algún modo, el proyecto de preparar una obra en
los moldes de lo que fue La Nueva Argentina parecía estar presente
en las intenciones de Lobato tan pronto posó sus pies en el país que
sólo conocía a la distancia. Es lo que sugiere su respuesta a un pe-
riodista local cuando éste le preguntó: “—¿Qué proyectos trae?”.
“—Primero, ambientarme física y intelectualmente, en el
sentido de conocer las letras y las artes de este país. Estoy
leyendo los libros argentinos fundamentales, como Martín
Fierro, Don Segundo Sombra y también la producción de
los grandes autores de la hora cuyas obras me habrán de
explicar la realidad argentina […] Posiblemente escriba
libros infantiles basados en asuntos de ese país. Pero no
sé, no sé todavía... (apud RIBEIRO, 2008, p. 183).
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 47

A diferencia de la mayoría de los intelectuales brasileños que


compartieron la misma postura antigetulista de Monteiro Lobato,
su férrea oposición al gobierno de Vargas, que le costó la libertad
en dos ocasiones, no se convirtió en antiperonismo convencido.
Aunque no fue un adepto confeso del gobierno de Perón, sus sim-
patías hacia él eran obvias. Y el hecho de que aquel régimen haya
sido acusado por la mayor parte de la intelectualidad argentina de la
época de autoritario e incluso totalitario, no afectó la imagen positi-
va que el escritor tenía del país, en especial porque, viviendo allá,
testimonió con aprobación sobre el soplo de prosperidad que el presi-
dente peronista inyectaba en la sociedad argentina, con nítidos avan-
ces en el área social y económica (DEVOTO, FAUSTO, 2008).
Menos impresionados, o más resistentes en reconocer los bro-
tes de transformación social que el gobierno Perón trabajaba en el
país, estaban Newton Freitas y Lídia Besouchet. Con enfoque en el
estudio de la mediación y producción cultural, Lívia de Azevedo
Silveira Rangel (2016) analizó la trayectoria de la pareja a lo largo
del período en que vivieron exiliados en la Argentina. Conforme a
la autora, Freitas y Besouchet vivieron doce años en Buenos Aires
(1938-1950) y allí desempeñaron una intensa actividad intelectual.
En el marco de una amplia red de contactos (literarios, periodísti-
cos, editoriales), se dedicaron la mayor parte del tiempo a promover
la cultura brasileña a través de una producción propia –especial-
mente de crítica literaria–, pero también a través de trabajos de tra-
ducción y edición (mediando la publicación de autores brasileños
en el mercado de libros argentino, como Mário de Andrade, José
Lins do Rego, Orígenes Lessa, Rachel de Queiroz), acciones que
los hicieron importantes agentes del acercamiento cultural entre los
dos países en la década de 1940.
Afirma L.Rangel que, antes de la mudanza a la Argentina, los
dos escritores habían actuado en la oposición a Vargas a partir de la
militancia comunista. En esas condiciones se enfrentaron a la dura
represión del gobierno. Cuando ya estaban instalados en la capital
argentina, la situación del Brasil estaba definida: el presidente Getúlio
Vargas había suspendido la normalidad institucional y decretado el
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 48

régimen cerrado de la dictadura. Sin perspectivas de un retorno cer-


cano, la pareja se radicó en el país vecino. No fueron los únicos
brasileños de aquella generación en buscar refugio político en el
Río de la Plata. Uruguay y Argentina, en aquel período, recibieron
un gran aflujo de brasileños exiliados de 1937 (OLIVEIRA, 2013).
Otros regímenes autoritarios de América Latina y, principalmente,
los conflictos de la Guerra Civil en España, el franquismo y la Se-
gunda Guerra Mundial también produjeron sus levas de exiliados,
y parte de ellos encontró en la Argentina un destino.
Con respecto al país de acogida, Besouchet y Freitas nutrieron
opiniones de sincero optimismo en un primer momento. Especial-
mente la capital, donde vivieron una década, fue traducida como un
lugar excepcional, cuyas primeras impresiones fueron seguramente
de deslumbramiento. Buenos Aires era “cosmopolita”, “universal”,
“fantástica”, “generosa”, “la tierra prometida”, “la inmensa ciudad-
pampa”, donde esperaban encontrar oportunidades suficientes para
ejercer el oficio de escritores. Sin embargo, hubo un corte preciso
que separaba lo que había representado para ellos la Argentina an-
tes y después del general Perón. Ambos estaban alineados en lo
que el historiador Eduardo Jozami (2009) llamó “hegemonía anti-
peronista” en el campo intelectual. Según el autor, imperaba entre
1946 y 1955 un consenso político entre artistas, periodistas y escri-
tores argentinos que los llevaba a adoptar una postura mayoritaria
de oposición al líder justicialista. Más que eso, parte de la identi-
dad de ser un “intelectual” en el país de los dos primeros gobier-
nos de Perón era necesariamente ser antiperonista (2009: 177).
Enrostrados con intelectuales políticamente afiliados al pensamien-
to liberal y de izquierda (los más enfáticos adversarios de Perón),
para la pareja había implicaciones sinónimas de haber sido en su
momento antivarguistas, antifascistas y convertirse, en esas circuns-
tancias, en antiperonistas.
Sobre el período que la pareja consideraba como “primer exi-
lio”, Freitas lo calificó como “una fase particularmente alegre” de
sus vidas, aquélla que históricamente podríamos llamar la-Argenti-
na-antes-de-Perón. La “época inquieta e irrepetible”, “sólo posible
en un lugar y un tiempo: la Buenos Aires de los primeros años de la
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 49

década de cuarenta”, como afianza Emilia de Zuleta (1983: 158).


Así aparece descrita por el brasileño:
“Corrían los años 1939 [...] y Buenos Aires permanecía
todavía como una especie de oasis, dentro de aquel com-
pás de espera “neutralista” que presidía la entrada en es-
cena de ese gordo y grotesco demagogo que se llamó
[Juan] Domingo Perón. Vivíamos intensamente aquel
intermezzo post-revolución española, entre la guerra eu-
ropea y el ascenso de las dictaduras sudamericanas. [...]
Todos los que intentaron permanecer libres, iban cayendo
como moscas en la fantástica ciudad de Buenos Aires. La
inmensa ciudad-pampa aceptaba todo, acogía a todos, asi-
milaba todo. Y nosotros, [...] fuimos, poco a poco cono-
ciéndonos unos a otros. Los españoles, franceses, para-
guayos, brasileños, bolivianos ... Los grupos se fueron for-
taleciendo [...] a expensas de la inagotable generosidad
de la República Argentina. Las islas democráticas, libera-
les, izquierdistas, revolucionarias comenzaban a vivir de
los mecenatos de las Victoria Ocampo, de los Oliverio
Girondo ... y de los reductos defensores de las ideas pro-
gresistas” (FREITAS apud RANGEL, 2016).

En efecto, había un clima de confraternización intelectual, de


entroncamiento de ideas, que contribuyó a que la capital argentina
se convirtiera en un granero de encuentros de escritores, artistas
plásticos, poetas y traductores. Sin embargo, Newton Freitas se
excede en presentar las condiciones de vida de un exiliado en Bue-
nos Aires como absolutamente abiertas y receptivas. A pesar de
las hipérboles, es importante entender que Freitas hablaba desde
un punto de vista que Beatriz Sarlo (2011) ha señalado como la
“otra Argentina”, aquella de la industria cultural, de las grandes
empresas editoriales, de los periódicos literarios, de los teatros,
librerías y cafés, siendo la otra cara de este mismo país “la Argen-
tina reaccionaria y antimoderna”, sostenida por el Estado, la Igle-
sia y el Gobierno. Las dos Argentinas, aunque se chocaban fre-
cuentemente, existían paralelas, como dos mundos opuestos con
sus principios “intocables”.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 50

Durante el tiempo en que pudieron disfrutar de una coyuntura


propicia tanto para la permanencia en aquel país como para la crea-
ción ensayística y literaria, Lídia Besouchet y Newton Freitas pu-
blicaron decenas de libros y artículos, traficando por temas que pri-
vilegiaban al Brasil como centro de reflexión, en lo que bien corres-
pondía al trabajo que la pareja realizaba de divulgar la literatura, la
historia y las artes brasileñas en la Argentina. De 1939 a 1945, pu-
blicaron en total cerca de 26 libros, editados originalmente en espa-
ñol, entre romances, biografías, libros de cuentos, traducciones, re-
copilaciones y prefacios (RANGEL, 2016). De este extenso con-
junto, dedicaron tres libros para discutir la Argentina en su relación
con el Brasil: Mauá en el Río de La Plata (autoría de Lídia
Besouchet, publicado en 1942 por la Colección Problemas Ameri-
canos), Las relaciones comerciales argentino-brasileñas a través
de un siglo (1940) y Brasil-Argentina: breve esbozo histórico-co-
mercial (1942), ambos de Newton Freitas. En 1949, Lidia también
escribiría Río Branco y las relaciones entre Brasil y la República
Argentina. Con la excepción de Mauá (resultado de un trabajo de
investigación histórica de Besouchet), los tres ejemplares citados
fueron escritos por encargo y financiados por el gobierno brasileño,
con recursos destinados a la política de cooperación internacional
que el Brasil mantenía oficialmente con la Argentina por medio de
la Embajada y de otros órganos gubernamentales (SANTOS, 2012).
Además de esas publicaciones de cuño más oficial, la pareja a
menudo recibía invitaciones para colaborar en la prensa brasileña
con artículos sobre la Argentina. Escribieron para diarios de gran
circulación de Río de Janeiro como O Jornal, de Assis Chateau-
briand, y Diario de Noticias, liberal y opositor al régimen de Var-
gas. Se ocuparon, sobre todo, de temas relativos a las artes y la
literatura. Debido al control estatal sobre los medios de comunica-
ción, muy pocas veces abordaron directamente pautas políticas. En
“El negro en el Río de la Plata” (El Diario, 8 de noviembre de
1942), Freitas ofrece otra visión de la Argentina, ajustada por la
cuestión étnico-racial:
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 51

“La primera cosa que llama la atención de los brasileños


que llegan al Río de la Plata es la casi ausencia del ele-
mento negro en la población. Conociendo el volumen de
las entradas de africanos en los siglos pasados [...], nos
parece extraño que todo ese elemento se haya diluido en
la masa de la población blanca. La absorción no parece
haber sido la única causa de la desaparición del negro en
los países del Río de la Plata [...]: la principal causa parece
haber sido su inadaptabilidad al medio físico. [...] Todo
parece indicar que las antiguas naciones negras se apaga-
ron insensiblemente por falta de vitalidad biológica. [...].
De los negros del Río de la Plata, quedan naturalmente
supervivencias [...]. Sin embargo, de cierta manera, estas
supervivencias son relativamente pequeñas, comparadas
con otros países, especialmente el Brasil”.

A diferencia de las opiniones positivas que habían prepondera-


do a principios del siglo XX entre los intelectuales brasileños acer-
ca de la “superioridad racial” argentina, justificada por la entrada
masiva de inmigrantes europeos en el país y por la proclamada au-
sencia de negros en aquella sociedad, el debate que comienza a
manifestarse a partir de la década de 1930, con el que Freitas dialo-
gaba, retoma los mismos argumentos deterministas de las teorías
raciales con fines opuestos: demostrar la decadencia y los perjui-
cios culturales de una nación supuestamente homogénea. Los as-
pectos negativos de esa desaparición del negro en la formación de
la identidad argentina son sutilmente introducidos por Freitas en las
explicaciones que busca para tal fenómeno, ideas que va constru-
yendo manteniendo el “Brasil mestizo” en el horizonte, como el
ejemplo exitoso de una nación que empezó a reaccionar frente al
retraso por medio de un proyecto nacional que apunta a la integra-
ción de la diversidad: “el negro, el indio y el mestizo, antes exclui-
dos de la civilización [...] pasaron a ser enaltecidos como elementos
del progreso” (SANTOS, 2012: 86) .
Descartados los argumentos eugenistas de “emblanquecimien-
to” de la nación, abundantemente utilizados por la élite intelectual
del Brasil para realizar elogios a la Argentina en un período anterior
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 52

a los años 1930, gana relevancia el discurso del mestizaje, que sir-
vió en sus propósitos político-ideológicos a la valorización de la
cultura popular y a la búsqueda de un nuevo modelo de autentici-
dad nacional. Y es esa autenticidad nacional que, desde el punto de
vista de Freitas, está en crisis en la literatura argentina de la década
de 1940, justo porque “el cosmopolitismo y el progreso” no fueron
capaces de mantener vivas las “más personales expresiones popu-
lares” de aquel país: el campo, el tango, el gaucho criollo.
En un artículo anterior publicado en el mismo vehículo perio-
dístico, con el título “O Pampa e Oporto” (O Jornal, 23 de agosto
de 1942), Freitas retoma los binomios campo/ciudad y civilización/
barbarie para discutir la Argentina en su expresión literaria . En el
caso de la Argentina, pero con referencias ancladas en las manifesta-
ciones y proyectos culturales del Brasil, analiza la referida inercia del
movimiento literario de aquel país, la cual, según cree, sería la res-
ponsable de imponer serios obstáculos al rescate de las raíces de su
nacionalidad, cuya matriz estaría en la tradición católico-hispánica:
“Lo que la Argentina presentó de más fundamental en su
literatura fue durante el período de 1920 a 1930 [...]. Este
período señala el ápice de la cultura argentina [...] Hasta
entonces, la ciudad se dividía entre el puerto y la pampa.
En el puerto, los marineros, los “compadritos”, la prosti-
tución; en el campo, el estanciero, la peonada, la moral
rígida. Entre estos dos extremos, una clase cosmopolita se
iba formando, absorbiendo al elemento “criollo” [...]. Ter-
minada esa fase, la literatura argentina (a excepción de
Martínez Estrada), no presentó nada nuevo. [...] Estancar
sus fuentes más puras de inspiración novelesca, con la
decadencia del elemento “gauchesco” y con la absorción
del campo por la ciudad [...]. La generación literaria que
despunta trae consigo este problema: interpretar la ciudad
[...] y el campo, la tradición, que nada tiene que ver con el
cosmopolitismo y el progreso nacional.

El desafío que la nueva generación de literatos y ensayistas ar-


gentinos debería enfrentar en la búsqueda de la “argentinidad”,
por la expresión más pura y original de la identidad nacional, los
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 53

intelectuales brasileños aparentaban ya haberlo superado. O, al


menos, es probable que Freitas tuviera idea semejante en el sentido
de que, en la práctica, adopta como medida implícita de compara-
ción la novela regionalista, que recibía cálida acogida en el círculo
intelectual argentino, con la traducción de autores de varias corrien-
tes como Monteiro Lobato, Graciliano Ramos, Rachel de Queiroz,
José Lins do Rego, Jorge Amado y aún en el estudio sociológico
Gilberto Freyre (SORÁ, 2003).
Comprendiendo el valor que la literatura producida por los “no-
velistas de la generación de 1930” había ido adquiriendo en la Ar-
gentina, Freitas la proyecta en su crítica para elaborar una visión
problematizadora de la literatura hecha en el país vecino, que según
se deduce de su exposición, existía en contraste con lo que en el
Brasil se realizaba hasta el momento: una literatura que, “expresan-
do el pueblo en sus características más penetrantes”, se proponía
servir de instrumento para la integración del país. Pecaban los escri-
tores argentinos en no continuar profundizando la búsqueda de esos
elementos originales de su cultura, opinión que habría condiciona-
do a Freitas a interpretar que la literatura en la Argentina enfrentaba
una fase de estancamiento, concomitante con un período inventivo
y dinámico en el campo literario brasileño.
“Al vivir en Buenos Aires y en contacto con diferentes corrien-
tes de pensamiento, parece exacto afirmar que Freitas tenía conciencia
de que el ideario nacionalista argentino imprimía un significado muy
diferente al manifestado en el Brasil” (BEIRED, 1999: 221). Tanto
que, al referirse a la cultura argentina, es de un “rescate” que habla
y no de un sentido de “descubrimiento”, más acorde con la cuestión
nacional brasileña. El historiador José Luís Beired, en el estudio
comparativo realizado sobre la producción ideológica de los inte-
lectuales de la derecha en el Brasil y la Argentina entre 1914 y
1945, explica a qué se debía esa “notable asimetría” respecto a la
construcción de la identidad nacional en los dos países:
“Mientras la nación brasileña era representada como algo
incompleto, cuya conclusión estaba proyectada en el fu-
turo, la nación argentina era encarada como una entidad
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 54

cuyos elementos formadores ya estaban dados en el pasa-


do [...]. La imagen de la Argentina era la de un país otrora
glorioso que se adentraba en un ciclo de decadencia [...].
[...], mientras que la identidad nacional argentina era pre-
sentada como extensión directa [...] de España, los inte-
lectuales brasileños privilegiaban la particularidad de la
nacionalidad brasileña [...], de modo que la nación no era
un reflejo de la civilización europea, sino un fenómeno
original, con gran dosis de autonomía histórica y cultural
(1999: 227-228)”.

Con el mismo propósito comparativo, Lídia Besouchet escri-


bió sobre la producción literaria argentina en un artículo publicado
en la revista paulista Planalto, destilando preocupaciones y pers-
pectivas semejantes a las discutidas por Newton, aunque su provo-
cación se dirigía más a los intelectuales brasileños. Interesada en
mostrar al público de su país lo esencial de la obra de Benito Lynch,
alardea por el hecho de que el novelista bonaerense, aclamado por
su estilo realista y de coloración local, a pesar de haber sido leído
por “la generación de Lobato” –que hacía de la Revista do Brasil
“un vehículo de aproximación con Argentina”–, había sido ignora-
do por los que vinieron después de 1930 y que “empezaron a reno-
var el modo de pensar y de escribir en el Brasil”, inspirados en
tradiciones populares y regionalistas.
Intitulado “El pampa y su mayor expresión literaria”, el texto
componía una serie de colaboraciones de la pareja para la revista
Planalto, fundada en mayo de 1941 por un grupo de intelectuales
de diferentes vinculaciones con el movimiento modernista. A po-
cos meses de su aparición, el periódico pasó a recibir asiduamente
artículos firmados por los dos escritores, publicados en la sección
“Cartas del Río de la Plata”. Fueron once contribuciones a lo largo
de los once meses en que existió el quincenario cultural. Si bien
fueron variados, allí la pareja abordó asuntos principalmente rela-
cionados con la Argentina y su movimiento literario, desarrollado
por medio del perfil de algunos poetas, novelistas y dramaturgos
tales como María de Villarino, Norah Lange, Eduardo Mallea y
Samuel Éichelbaum.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 55

Hasta 1945, Besouchet y Freitas fueron unánimes en emitir


opiniones optimistas acerca de la Argentina. Sin embargo, a partir
del ascenso de Perón, y del desencanto político que su victoria sig-
nificó, se fueron haciendo más escasos los textos de autoría del
matrimonio tratando específicamente temas argentinos. Aunque
permanecieron en Buenos Aires por otros cinco años, habiendo vi-
vido, presenciado y participado durante el primer gobierno peronis-
ta del enfrentamiento de la mayoría de los intelectuales con el Esta-
do (y, tal vez, por eso mismo), en ese período prácticamente no se
encuentran en el elenco de sus escritos públicos nuevas referen-
cias directas al país que los acogió en el exilio (RANGEL, 2016).
El silencio tiene que ver con las propias dificultades enfrentadas
por la pareja en el contexto de las presiones y restricciones impues-
tas por el gobierno a la cultura, las cuales afecta a la gente de letras
de un modo general.
A pesar de que la actitud oficial de Perón ante las manifestacio-
nes culturales de oposición, haya sido hasta cierto punto permisiva,
el hecho de que el régimen se hubiera apropiado de los medios de
comunicación de masas, radios, revistas y periódicos, además de los
teatros y las universidades, en los que se podían realizar, profesio-
nalmente, “escritores, artistas y científicos (CAPELATO, 2009:
127), fue lo que acarreó en gran medida la búsqueda de mejores
condiciones de trabajo fuera del país. En esa fase disminuyó, por lo
tanto, abruptamente el número de artículos publicados en la prensa
argentina por la pareja, los cuales quedaron básicamente restringi-
dos a las páginas del suplemento cultural de La Nación, y cayó de
manera significativa el volumen de libros que consiguieron lanzar
por editoras de aquel país. En 1950, finalmente la pareja dejó Bue-
nos Aires, presionada una vez más por las condiciones políticas.
Un buen ejemplo de cómo la subida de Perón al poder impactó
las representaciones elaboradas sobre la Argentina por escritores y
artistas brasileños, en la década de 1940, puede ser obtenida por
medio de las declaraciones hechas por José Lins do Rego en dos
ocasiones. La primera, en el año 1943, cuando visitó el Uruguay y
la Argentina en misión cultural, y la otra, en 1949, al anunciar en
una nota a la prensa la vuelta del amigo Newton Freitas a Brasil tras
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 56

doce años de exilio en la ciudad porteña. Si en 1943 el autor de


Niño de Ingenio, que había viajado en carácter oficial para difundir
la imagen del Brasil en los países vecinos, no ahorrará elogios a los
literatos argentinos por el interés que ellos demostraban por la na-
rrativa brasileña, seis años después parecía ya olvidada toda aquella
buena impresión que el encuentro con la nata de la intelectualidad
argentina le había causado. De ese primer contacto, registró:
“Hay un interés formidable por la literatura [brasileña en
la Argentina], no sólo moderna, sino también nuestra lite-
ratura clásica. Y un reflejo de ese prestigio está en el tra-
bajo de divulgación de las editoriales. Actualmente, “Don
Casmurro” está teniendo gran éxito [...]. Cuatro libros míos
van a ser traducidos, incluso “Fuego Muerto” [...]. Para
ello ya entré en entendimientos con los editores argenti-
nos” (Diario Carioca, 10 de noviembre de 1943).

Impresiona cómo la critica adversa que emerge de palabras años


más tarde, aparenta estar motivada no por un cambio técnico, de
análisis y observación, sino por una contrariedad política, por ver
de modo despreciativo la experiencia populista en la Argentina.
“La gente literaria de Buenos Aires es la más indiferente a
lo que existe en literatura en América del Sur. El hombre
de letras de la gran ciudad vive de Europa, en los mejores
contactos con los centros de cultura de occidente. Noso-
tros no pasamos de exóticos, de curiosidad excitante [...].
El hombre de letras de la Argentina es un europeo de la
cabeza a los pies. Por eso, tal vez, es que la demagogia
criolla de Perón es tan popular. Se ve en Perón un hombre
de la tierra, como fue Rosas. Y así el más grosero error
asume la figura de una cosa legítima” (El Diario, 9 de
febrero de 1949).

El triunfo del peronismo desencadenó una ola de reacciones


entre los intelectuales brasileños. Por un lado, estaban los que me-
nospreciaban a Perón apasionadamente y por el otro, los que lo
admiraban con fervor, además de aquéllos que, abdicando de
los dos extremos, asumieron aún claras posiciones respecto a su
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 57

liderazgo político. En general, las dos tendencias solían estar rela-


cionadas, en el Brasil, con la inmanencia de la figura de Vargas en
el imaginario de esos intelectuales. Identificar la filiación política,
durante el Estado Novo, de aquéllos que publicaron textos simpáti-
cos o combativos al gobierno argentino post-1946 no define, sino
que ayuda a comprender las bases ideológicas y de pensamiento
que sostenían las diferentes posturas. Los que conciliaban el discur-
so con la corriente antiperonista fueron, en gran parte de las veces,
los mismos que confrontaron a Getúlio Vargas en su régimen auto-
ritario, ya fuera dentro del gobierno o en una línea de franca oposi-
ción. Y aquéllos que expresaban sintonía con las opiniones favora-
bles al presidente argentino, casi siempre venían de una trayectoria
de explícita alianza con la dictadura getulista.
En la prensa brasileña del período de la redemocratización
(1946-1951) las voces de personalidades ligadas a las letras y a las
artes que apoyaban el peronismo eran minoritarias. El ejemplo del es-
critor Menotti del Picchia, que en una entrevista al diario Jornal de
Noticias, de la ciudad de San Pablo, declaró a la Argentina un país
“visceralmente democrático”. Un registro entre pocos, si se compa-
ra al número expresivamente mayor de intelectuales que se declara-
ron críticos contundentes de la Argentina bajo el régimen de Perón.
Intelectual vinculado al grupo “Verde-Amarillo”, vertiente conser-
vadora del movimiento modernista, aliado de Getúlio Vargas du-
rante el Estado Nuevo, Menotti del Picchia produjo un relato sinto-
mático del clima polémico que rodeaba las referencias internas al
país vecino. Elogiando el espíritu libre de aquel pueblo fue, sin
embargo, evasivo al tocar en uno de los puntos sensibles en aquel
momento: el gobierno de Juan D. Perón.
“—Circunstancias casi espectaculares me pusieron en la Ar-
gentina, frente a frente con su vibrante espíritu democrático
y libertario. Ellos allí, como nosotros aquí, quieren libertad
como condición de vida. A pesar de lo que se puede decir o
pensar del pueblo platino, lo cierto es que es sustancial-
mente democrático y cualquier régimen que pueda restrin-
gir aquellas franquicias que Rivadavia, Alberdi, Mitre, Sar-
miento le aseguraron [...] tiene, de parte del pueblo, instan-
táneo repudio.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 58

“—¿Cree, entonces, que el “peronismo” no encuentra cli-


ma en el país vecino?
“—A mí no me interesa el ‘peronismo’ u otros fenómenos
universalmente peculiares del momento [...]. Lo que me
preocupó fue auscultar el verdadero sentido nacional y
ése es visceralmente democrático” (Diario de Noticias, 8
de agosto de 1947).

Con el pretexto de ver a fondo el “alma” del pueblo argenti-


no, de percibir allí su esencia, el escritor, que en la fecha de la de-
claración al periódico recién había llegado de un viaje a Buenos
Aires, donde participó en el Congreso de Editores y Libreros, es-
quiva analizar la situación política de la Argentina dirigiendo la
conversación a temas literarios, de donde brotan comentarios y crí-
ticas. La maniobra de Menotti del Picchia puede muy bien ser inter-
pretada como un indicio de simpatía por Perón y su gobierno de
base popular y nacionalista. Al final, atar la palabra “democracia” a
la Argentina de ese período, en el embate de las perspectivas ideo-
lógicas de la época, es casi una declaración de adhesión a las direc-
trices del peronismo. Pero debido a las ambigüedades de su discur-
so, no podemos afirmar que el varguismo del escritor lo haya con-
vertido en un intelectual peronista, aunque, conforme a lo implícito
en sus palabras, parezca mucho más inclinado a ofrecer una opi-
nión crítica maleable al gobierno de Perón de lo que lo estaba otro
poeta y escritor paulista, Jamil Almansur Haddad, cuando prestó
idéntica declaración al periódico Noticias pocos meses después.
“Para un escritor en viaje de observación por un país como
la Argentina, las perspectivas son desalentadoras. Real-
mente, el peronismo, como todas las dictaduras es un ré-
gimen contra la cultura [...]. El peronismo es una dictadu-
ra y la peor de todas, porque busca disimularse bajo la
máscara de la legalidad. No puede ocultar sus raíces fas-
cistas, nazis, falangistas, clericales [...]. La cultura no pue-
de medrar fuera de un clima de libertad. El amordazamiento
de la prensa acobarda a los escritores [...]. Toda la dicta-
dura castra mentalmente” (Diario de Noticias, 28 de mar-
zo de 1948).
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 59

Haddad también regresaba de un viaje a la Argentina y, sin


embargo, sus impresiones fueron en casi todo opuestas a las de su
paisano. Vio dictadura y censura donde Menotti del Picchia vio
democracia y libertad. Tal discrepancia, como mínimo, revela di-
vergencias ideológicas de naturaleza ya mencionada, pues Jamil
Haddad formaba parte del coro de intelectuales opositores al régi-
men de Getúlio Vargas durante la fase de mayor autoritarismo.
En los años inmediatamente posteriores a la guerra, sobre todo
debido a la orientación de la política exterior del general Perón, la
Argentina fue vista por diferentes segmentos de la sociedad brasile-
ña como una nación amenazadora. Había un interés vigilante por
las noticias que llegaban del poderoso país del Plata y el Brasil os-
cilaba entre relaciones cordiales y problemáticas mantenidas con la
nación argentina (SANTOS, 2012). Durante ese período, la mayo-
ría de las veces, las noticias que circulaban sobre la Argentina y el
peronismo en la prensa brasileña abusaban de representaciones ne-
gativas, acentuando las rivalidades. Con Vargas elegido en 1951 y
asumiendo Perón en el mismo año la continuidad de su gobierno,
estaba consolidada la coyuntura que llevaría a que los intelectuales
inflamaran aún más un discurso virulento respecto a la Argentina,
siendo Getúlio y Perón categóricamente acusados de cómplices
ideológicos al perpetuar sus dictaduras en América del Sur.

El primer peronismo desde el Brasil

No tardó mucho para que el antiperonismo cruzara las fronte-


ras. El rápido fortalecimiento político de Perón coincidió con el re-
torno del Brasil a la democracia después de años de gobierno dicta-
torial de Vargas. Temerosa, la prensa liberal conservadora del Bra-
sil tuvo un papel muy importante para que este país y la Argentina
no hubieran firmado acuerdos económicos y políticos significati-
vos en el período (SANTOS, 2015).
En estos periódicos, las críticas al peronismo estaban ligadas
principalmente a la defensa de los derechos individuales, especial-
mente a la libertad de expresión. De este modo, numerosos artícu-
los, editoriales y caricaturas fueron publicados para denunciar el
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 60

creciente autoritarismo del justicialismo. Bajo este prisma, estos


medios se presentaron como paladines del liberalismo. Al mismo
tiempo, el análisis de las fuentes históricas mostró un profundo
rechazo de esta parte de la prensa a la participación popular más
amplia y a la ampliación de los derechos sociales. Insistentemen-
te, medidas laborales del gobierno argentino fueron descritas como
mera demagogia, lo que demuestra la posición conservadora de
tales medios.13
En las páginas de periódicos como Tribuna da Imprensa y la
revista O Cruzeiro, los partidarios del justicialismo fueron clasifica-
dos en varias ocasiones como una “masa fanática y bárbara” que
actuaba bajo los impulsos primitivos y era seducida por una fuerte
propaganda. Para estos medios, era deber de los “grupos más ilustra-
dos” luchar por el rescate de la democracia y de los valores de la
civilización que habían sido subvertidos. Al informar respeto de una
revuelta armada contra el gobierno argentino, la revista O Cruzeiro
describió así los dos lados del conflicto:
“Los civiles también están divididos en iluminados y fa-
náticos, es decir, las personas conscientes, que sufren de
la falta de libertad, y la gente envenenada por la ponzoña
del justicialismo, capaces de luchar sin saber por qué, para
defender al dictador que le dice mentiras bien construidas
por técnicos de propaganda política”. (O Cruzeiro, 07/09/
1955 apud SANTOS, 2015, p. 110).

En esta línea de razonamiento, la población argentina no fue,


en general, criticada, pues no fue destacada como un agente polí-
tico. Ella sería una víctima de un gran mal que, inspirado en la
experiencia nazi, impuso silencio absoluto a todos. Numerosas
representaciones del período convergieron sobre Perón como la
encarnación de este mal absoluto. Se trataba de un análisis maniqueo

13. Resulta de estos aspectos la definición, aparentemente contradictoria, de una


prensa liberal-conservadora. En ella, la apasionada defensa de la democracia y
de la libertad de expresión, coexistía ambiguamente con un fuerte rechazo a las
elecciones y demandas de los sectores desfavorecidos de la sociedad.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 61

que pretendía reunir en un solo individuo la responsabilidad por


toda una serie de complejos cambios colectivos que estaban ocu-
rriendo. Este tipo de análisis se observa fácilmente en los artículos
de David Nasser (1917-1980), uno de los más famosos cronistas
políticos del Brasil. Acerca del presidente argentino, Nasser es-
cribió en una ocasión:
“[Perón] tiene un norte: la dominación, el dominio abso-
luto, físico y espiritual. Tiene un falso pretexto: la defensa
de los débiles contra los fuertes. Tiene mil maneras: la
demagogia, la mentira, los recursos del Estado para crear
el miedo, el terror, en las cárceles, en las vidas de sus opo-
nentes, si es necesario. Él hace la historia, pero la historia,
a su vez, lo creó. No es más que la reencarnación del espí-
ritu del mal que, como las enfermedades de la esfera bio-
lógica, cumple su destino maligno en la historia de los
pueblos”. (O Cruzeiro, 13/09/1952 apud SANTOS, 2015,
p. 46).
Junto con la idea de que el peronismo era un régimen similar al
nazismo, se difundió la idea de que se estaban preparando guerras
para expandir su dominio. Desde ese punto de vista, la política
interna totalitaria inevitablemente conduciría la Argentina a una
política exterior beligerante. Sus propuestas de integración no pa-
sarían de trampas. El Brasil debería prepararse para frenar el im-
pulso expansionista del presidente platino que representaba el re-
nacimiento del espíritu caudillista de Juan Manuel de Rosas (1793-
1877). En 1953, el cronista político Theóphilo Andrade escribió
en la revista O Cruzeiro:
“Perón es un nazi que llegó tarde. Los métodos de su ac-
ción política son nazis. Pero más allá de nazi, es porteño.
Tiene una historia pasada de caudillismo que le da el tono
local. Desciende políticamente de Rosas. Llegó al poder
usando las bayonetas. Pero en lugar de sentarse en ellas,
se sentó en el proletariado argentino al que los partidos
políticos, en décadas de gobierno, no supieron dar privi-
legios o derechos ya conquistados por el resto del mundo
civilizado. Caudillo tardío, imita sus abuelos históricos en
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 62

el culto hipócrita de la letra de la Constitución. Concentró


el poder en sus manos, estableció una dictadura – ¡supre-
ma ironía!– con formas democráticas. Funciona el Con-
greso y los colegios electorales, cuando es necesario. Ésta
es la imagen del nazismo criollo argentino” (O Cruzeiro,
09/05/1953 apud SANTOS, 2015, p. 28).

Mientras el general Eurico Gaspar Dutra estuvo en la presiden-


cia del Brasil (1946 a 1950), la diplomacia argentina intentó en nu-
merosas ocasiones estrechar lazos, que ya el Brasil era su tercer
socio comercial más importante. El resultado, sin embargo, fue
mucho menor de lo esperado. Aunque Dutra, Perón y Evita se re-
unieron en la ciudad fronteriza de Uruguaiana en 1947, no hubo un
avance significativo en términos diplomáticos y políticos. Según el
historiador Iuri Cavlak (2008, pp. 56-67), la política exterior dutris-
ta incorporó las directrices de Wáshington y adoptó una postura de
obstrucción a la integración regional, lo que hacía difícil cerrar acuer-
dos de cooperación con la Argentina. Por otra parte, este tipo de
iniciativa era rechazado por el principal partido liberal-conservador
(la UDN, Unión Democrática Nacional) y por un sector del propio
Ministerio de Relaciones Exteriores del Brasil (Itamarat ), un ór-
gano con funcionarios políticamente conservadores que, por lo ge-
neral, no veían con buenos ojos la experiencia social peronista.
Debido a esto, hubo mucha expectativa argentina en torno a la
victoria de Getúlio Vargas en las elecciones presidenciales de octu-
bre de 1950. Se esperaba que el retorno del político gaucho, políti-
co que varias veces Perón dijo admirar, representase un cambio en
la dirección de la política exterior brasileña. En ese momento, la
prensa porteña controlada por el gobierno publicó duras críticas a la
diplomacia de Dutra e hizo campaña explícita defendiendo a Var-
gas (CAVLAK, 2008, p. 56-57). Las cortesías de prensa de Bue-
nos Aires, combinadas con las visitas de líderes de su partido (PTB)
a la capital argentina, levantaron en la prensa liberal conservadora
del Brasil las sospechas de que la candidatura de Vargas estaba
recibiendo dinero de Perón. En ese momento, Carlos Lacerda, po-
lítico y periodista que iniciaba su carrera como uno de los principa-
les opositores al varguismo, atacó:
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 63

“La tolerancia con el señor Getúlio Vargas, en este mo-


mento, significa la condescendencia con un cómplice de
Perón. Es necesario no olvidar que así como Perón apren-
dió con la dictadura del señor Getúlio Vargas, éste moder-
nizó mucho su estilo dictatorial con las lecciones que le
dio el marido de la incandescente polemista de Buenos
Aires [Eva Perón]. El señor Getúlio Vargas encarna el pe-
ronismo en el Brasil” (LACERDA, 10/08/1950, p. 4).

Los rumores no afectaron a Vargas, que fue elegido presidente


democráticamente con poco más del 48% de los votos. En los años
siguientes, él enfrentó una fuerte oposición del Congreso Nacional
y de la mayor parte de la prensa. Una parte de la UDN en particu-
lar, se volvió cada vez más intransigente. Después de la elección, el
régimen platino pasó a ser descrito como algo más que un modelo
político a ser rechazado. Numerosas representaciones dieron cuen-
ta de que significaba una amenaza real para la democracia brasile-
ña. A partir de rumores, se difundió la noción de que, a través de
donaciones a campañas políticas, entrenamiento militar y apoyo
armado, los peronistas estarían dispuestos a ayudar a los trabalhistas
(miembros del PTB) a crear en el Brasil un régimen similar al justi-
cialismo. La expresión “república sindicalista” fue difundida por la
oposición para imputar a los partidarios del PTB un proyecto auto-
ritario. Ella traduce la idea de un gobierno de fachada democrática,
basado en gran medida en los sindicatos y con partidos débiles.
En ese momento, el antiperonismo difundido por los medios de
comunicación no buscaba solamente evitar el acercamiento diplo-
mático del Brasil y la Argentina y asegurar la continuidad de la
tradicional alineación con los Estados Unidos. Más que la preocu-
pación con la política exterior, interesaba difundir imágenes que
funcionaban en la política interna, atacando a Vargas y sus aliados
al atribuirles conspiraciones que buscaban establecer un nuevo ré-
gimen autoritario en el país.
A partir de la década de 1950, Perón pasó a insistir pública-
mente en la idea del Pacto ABC, una iniciativa de integración eco-
nómica compuesta por la Argentina, el Brasil y Chile. Según él, los
tres países tenían economías complementarias y su unión sería una
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 64

manera de evitar un futuro e inevitable ataque de las grandes poten-


cias a las naciones que poseen recursos naturales abundantes.
Vargas era consciente de que una reunión con el líder platense
daría munición a la oposición interna. De acuerdo con el embajador
brasileño João Batista Lusardo, Perón intentó encontrarse con Vargas
al menos cinco veces, incluyendo el momento de su toma de pose-
sión en 1951. En esos momentos, sin embargo, el líder brasileño
sutilmente señaló que, dada la fuerte oposición que enfrentaba, no
sería aconsejable una reunión entre ambos (CARNEIRO, 1978, p.
442-443). Enfurecido por los continuos rechazos, el jefe de la Casa
Rosada llegó a cuestionarle al diplomático brasileño: “—¿Soy yo
un leproso?” (NETO, 2014, p. 263).
La situación de Vargas se complicó en 1954, cuando, a partir
de la divulgación de un discurso secreto de Perón en la Escuela
Superior de Guerra, Vargas pasó a ser acusado de firmar acuerdos
secretos con la Argentina sin el consentimiento del Congreso Na-
cional. Los rumores persistentes sobre charlas secretas respecto del
Pacto ABC dieron lugar a un proceso de destitución (impeachment)
del presidente brasileño, que fue rechazada en el Congreso en
junio de 1954. Según la historiadora Mônica Hirst, “en ningún
momento de la historia brasileña contemporánea las relaciones con
la Argentina han generado tanta movilización política interna”
(HIRST, 1985, p. 26).
Documentos analizados en varias investigaciones historiográ-
ficas no permiten concluir que era real el peligro de un golpe
trabalhista al estilo peronista y con la ayuda del gobierno de Bue-
nos Aires. No hay pruebas de ello. Lo que se puede asegurar es que
las relaciones con el justicialismo configuraron una vena rica para la
oposición brasileña, que enfáticamente difundió este “mito de la cons-
piración”. En esta perspectiva, aspectos concretos del mundo políti-
co, como la conferencia de Perón en la Escuela Superior de Guerra
en 1953, fueron deliberadamente fusionados a suposiciones y espe-
culaciones con el fin de componer una narrativa mínimamente co-
herente y convincente.
Con los años, el antiperonismo en el Brasil ha experimenta-
do cambios sutiles, con énfasis en algunos aspectos sobre otros.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 65

Tales cambios son comprensibles teniendo en cuenta que el propio


justicialismo, que tenía una composición social muy heterogénea,
también produjo cambios en su seno. Desde los primeros años de la
década de 1950, se destacó especialmente la caracterización del ré-
gimen platino como un gobierno ideológicamente cercano al co-
munismo. Especialmente en los editoriales del periodista y político
conservador Carlos Lacerda, las diferencias considerables entre es-
tas dos experiencias políticas tendían a ser ignoradas deliberada-
mente. En la lógica conservadora, el peronismo y el comunismo se
parecían en cierta medida.
Además, hay que destacar que el antiperonismo en el Brasil
poseía marcadas similitudes con el desarrollado dentro de la propia
Argentina. Estaban muy presentes en los discursos de los oponen-
tes platinos las representaciones del justicialismo como una especie
de nazismo, la visión negativa de las masas, la denuncia constante
del autoritarismo asociado a la figura de Juan Manuel de Rosas y la
crítica al acercamiento a los comunistas a principios de los 1950.
Contribuyó para tales semejanzas una red de colaboración y la so-
ciabilidad compuesta por la oposición antiperonista que estaba en
el exilio, principalmente en el Uruguay. En varias ocasiones, los
diarios liberales conservadores brasileños abrieron sus páginas a
los textos escritos por los políticos argentinos perseguidos, espe-
cialmente los exdiputados radicales Agustín Rodríguez Araya y Raúl
Damonte Taborda.
No se puede dejar de notar, sin embargo, cierta especificidad
en el discurso antiperonista brasileño, sobre todo el énfasis en la
política exterior peronista supuestamente imperialista y la mitología
en torno conspiraciones con los políticos trabalhistas locales. Estos
aspectos tuvieron rasgos muy específicos que fueron importantes
en las disputas políticas de esos años.
En una proporción mucho menor, pueden ser encontrados al-
gunos medios de comunicación brasileños defensores del peronis-
mo. El caso todavía no fue estudiado en detalles, pero se sabe (SAN-
TOS, 2015) que el diario carioca O Radical y la revista Mundo
Ilustrado tuvieron una actuación de defensa explícita y duradera
del régimen argentino. Una investigación posterior podrá mostrar
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 66

si ese alineamiento era ideológico o tenía que ver con el financia-


miento de la propaganda del peronismo promovida por la Casa
Rosada en todo continente. De cualquier forma, el tema suscita
curiosidades, como la carta publicada por una lectora brasileña en
el periódico de izquierda O Radical (10/08/1952, p. 5) en ocasión
de la muerte de Evita. Entonces, la mundialmente conocida espo-
sa de Perón fue definida como una “inspiración”. El poema escri-
to en español declaraba:
Soy tan sólo una mujer,
y te admiré.
Soy tan sólo una mujer - soy tu hermana;
hermana de una tierra más lejana,
y como hermana te amé.
Soy brasileña
y te vengo a decir, con el llanto de mi alma,
la pena de mi patria
por la pérdida sufrida por tu pueblo (...)

De acuerdo con Iuri Cavlak (2009, p. 192), la frustrada expe-


riencia del Pacto ABC garantizó a argentinos y brasileños cierta
experiencia diplomática y de negociación regional. Después del
derrocamiento de Vargas y Perón, nuevos intentos de construir una
política externa regional para unir los países sudamericanos fueron
iniciados en los gobiernos desarrollistas de los presidentes Juscelino
Kubitscheck (1956-1960) y Arturo Frondizi (1958-1962), político
que llegó a ser acusado de excesivo “brasilianismo” por la oposi-
ción. Un fruto de ese acercamiento fue la creación de la Asociación
Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) en 1960, bajo el
liderazgo de los dos países y con la participación de otros de la
región. Entonces, se acusaba a los Estados Unidos de desdén en
relación con las demandas económicas de la región y se buscaba
una diplomacia menos sumisa a Wáshignton.
El ápice de movimiento fue el encuentro entre Frondizi y el
nuevo presidente del Brasil, Jânio Quadros, en la ciudad fronteri-
za de Uruguaiana en 1961. En continuidad a la política de buenas
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 67

relaciones, se firmó un Convenio de Amistad y Consulta, que pre-


via consultas permanentes y cambio de informaciones para coordi-
nar las acciones en el ámbito continental. Además, se permitió la
libre entrada y salida de personas de las dos nacionalidades y, del
mismo modo, el establecimiento de domicilio. En la ocasión, tam-
bién se estableció la coordinación para acción común de los dos
países en foros internacionales, la defensa de la democracia y la
soberanía de la región.
El “espirito de Uruguaiana” fue derrotado pocos después por
los gobiernos militares que llegaron al poder apoyados por la super-
potencia del norte. La ALALC no desapareció, pero hubo una caí-
da muy abrupta en el ritmo de la integración comercial (CAVLAK,
2009, p. 209). Los años siguientes serían marcados, en general,
por el retorno de la desconfianza y los desencuentros de las res-
pectivas diplomacias.

La sombra de los gobiernos autoritarios

Especialmente a partir de los años 1960, el Brasil y la Argenti-


na tuvieron procesos políticos convulsionados que fueron influen-
ciados por el clima polarizador de la Guerra Fría. Con ayuda direc-
ta o indirecta de los Estados Unidos, se instalaron dictaduras milita-
res anticomunistas en los dos países, aunque en períodos distintos.
En nombre de la “libertad”, el Estado militar asesinó y torturó miles
de opositores, calló la prensa y cerró repetidas veces los respectivos
parlamentos. La producción cultural, obviamente, no estuvo aislada
de esos momentos sombríos.
En el campo del vocabulario político, el historiador Rodrigo
Patto Sá Motta (2007) identificó la apropiación por las izquierdas
brasileñas de la alegoría verbal e iconográfica del gorila. Usada
inicialmente en la Argentina para referirse de modo peyorativo a
militares antiperonistas y golpistas, la figura del gorila fue incorpo-
rada a la guerra de representaciones brasileñas a partir del año 1962,
en el contexto de la repercusión del golpe militar contra el presiden-
te argentino Arturo Frondizi.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 68

El líder depuesto, que había hecho alianzas con los peronistas


proscritos, despertaba simpatías en la prensa reformista brasileña,
simpática a la izquierda, que veía similitudes entre su situación y la
del presidente brasileño João Goulart, cuyas propuestas sociales
también fueron dificultadas por sectores conservadores liderados
por las Fuerzas Armadas. En el mes de marzo de 1962 en las pági-
nas del diario Última Hora, entonces el segundo con más lectores
en Río de Janeiro y tercero en San Pablo, se pueden leer artículos
con títulos como: “Frondizi prisionero de los gorilas” y “Seiscien-
tos mil operarios en una huelga contra la dictadura de los gorilas”
(MOTTA, 2007, p. 202).
Dos años después, una imagen parece confirmar que la alego-
ría se había cristalizado en el imaginario político brasileño del pe-
ríodo. Entre las fotos del decisivo mitin promovido por Goulart en
Central do Brasil, en la noche de 13 de marzo de 1964, aparece un
manifestante de izquierda portando un cartel con un gran gorila.
Curiosamente, algunos militares asumieron el termino gorila e
intentaron usarlo en beneficio propio bajo el argumento de que se
trataba de un animal fuerte y con coraje para enfrentar el comunis-
mo. En 1963, oficiales brasileños llegaron a crear un boletín bajo el
título de “O Gorila”, en que la representación del simio tenía un
sentido positivo. La propuesta, aparentemente, no tuvo éxito, ya
que la imagen del gorila siguió con fuerza en la propaganda de
izquierda contra la dictadura militar. En 1964, comunistas de Porto
Alegre largaron de manera intencional dos monos en la región cen-
tral de la ciudad. Ellos portaban carteles con críticas al gobierno
militar. La acción provocativa tuvo éxito y la prensa local notició:
“Monos subversivos capturados” (MOTTA, 2007).
Específicamente sobre la cobertura de la prensa en relación a
la historia política de la Argentina, la historiadora Josiane de Pau-
la Nunes (2013) analizó dos diarios brasileños (Jornal do Brasil y
Última Hora) entre los años 1962 a 1976. Lo que encontró, espe-
cialmente en los primeros años, fueron editoriales en que muchas
veces la situación argentina fue usada como subterfugio para for-
mular críticas a lo que estaba pasando en el Brasil. 14
14. Pese a que la mayoría de la prensa brasileña haya apoyado el golpe militar
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 69

En ese sentido, al noticiar el golpe liderado por el general Juan


Carlos Onganía, que en 1966 derrocó al presidente civil Arturo Ilia,
Última Hora abusó de titulares que hacían referencia a lo que estaba
ocurriendo en el Brasil. Son algunos ejemplos de lo que fue publica-
do entonces: “Medidas de fuerza también en Argentina”, “Un golpe
más”, “Onganía –el hombre del golpe– encontró apoyo en el Bra-
sil”, Le Monde: “Igual a Brasil” y “Una dictadura sin disfraz”.
Analistas de la prensa y caricaturistas políticos también notaron
las grandes similitudes que el golpe de 1964 en Argentina tenía en
relación a lo ocurrido en Brasil dos años antes. Jornal do Brasil, que
tenía una postura política mucho más moderada, adoptó la estrategia
más sutil de difundir editoriales de periódicos de otras partes del mun-
do profundamente críticos a la escalada autoritaria en la Argentina.
En el lado opuesto de la pugna política, un columnista del con-
servador periódico O Estado de S. Paulo (29/06/1966, p. 2 apud
FICO, 2008) elogió a Onganía pues el general había hecho “lo que
el coronel Castelo Branco [primer presidente militar brasileño] no
había tenido el coraje de hacer”, en referencia al cierre definitivo del
Congreso, la prohibición de los partidos y la intervención en la Corte
Suprema. El periodista no identificado criticó lo que llamó “payasada
democrática” en el Brasil y dijo que los oficiales argentinos habían
avanzado porque “emprendieron una obra total de demolición de lo
que existía, para recomenzar todo otra vez”.15
Según Nunes, los artificios editoriales de los diarios contrarios
a la dictadura en el Brasil disminuyeron en la medida en que las
relaciones del régimen con la prensa se tornaron más duras, espe-
cialmente después del AI-5 (Ato Institucional número 5), la más
importante medida represiva del régimen, adoptada en diciembre
de 1968. El carácter combativo de los periódicos analizados se en-
tibió sustancialmente con la implantación de la censura previa en
de 1964, las críticas a la censura y el autoritarismo no tardaron en surgir. Lo que
algunos ingenuamente pensaban que era una breve intervención militar, pron-
to se reveló como un régimen de excepción con apariencia democrática, que se
quedaría veintiún años en el poder (1964-1985).
15. FICO, Carlos. Brasil y EE. UU. de A. durante el golpe de 1966 en la Argen-
tina. Disponible en http://www.gedm.ifcs.ufrj.br/upload/textos/27.pdf. En-
trado el 7 de setiembre de 2017.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 70

1972 y la terrible autocensura, que llevaba a los editores a usar cons-


tantemente eufemismos para evitar problemas con las autoridades.
Por eso, las materias periodísticas sobre temas como el Cordobazo
(1969) y el golpe del 24 de marzo de 1976 fueron considerable-
mente menos críticas, mucho más descriptivas y con rarísimas me-
táforas o comparaciones en relación al proceso político brasileño.
En el caso de Última Hora, diario otrora muy combativo, su venta a
otro grupo empresarial en 1971 llevó a un cambio profundo de la línea
editorial. En la nueva fase, se pueden leer incluso elogios a la dicta-
dura militar argentina liderada por el general Jorge Rafael Videla.
Entre las estrategias de resistencia contra los autoritarismos del
período, la canción comprometida latinoamericana se configuró, sin
duda, en un vehículo particularmente importante. En ese campo,
especialmente la cantante argentina Mercedes Sosa, la voz argenti-
na más conocida internacionalmente junto con Carlos Gardel, tuvo
gran éxito en un período donde la dictadura brasileña iniciaba su
ocaso.16 Sus canciones folclóricas y de carácter social encontraron
fama en el Brasil especialmente a partir de 1976, cuando grabó la
canción “Volver a los 17”, de la chilena Violeta Parra, en un dúo
con el brasileño Milton Nascimento. Posteriormente existieron otras
asociaciones musicales igualmente exitosas con Fagner, Chico
Buarque, Caetano Veloso, Beth Carvalho e incluso un disco pro-
pio grabado en vivo y lanzado en el Brasil en 1980. Ignorando la
barrera lingüística, Mercedes Sosa fue una de las principales voces
de la resistencia de los exilados latinoamericanos, situación a la que
ella misma estuvo sometida ente 1979 y 1982.
Las narrativas a respecto de la controvertida Copa del Mundo
de 1978, realizada en la Argentina bajo el autotitulado Proceso de
Reorganización Nacional, fueron el tema del trabajo de Ernesto
Sobocinski Marczal (2016). El historiador analizó algunos periódi-
cos del Brasil y de la Argentina y su cobertura de la competición,

16. En el ámbito de la Nueva Canción Latinoamericana, no se puede olvidar


aotro argentino, Atahualpa Yupanqui. Él tuvo canciones grabadas por la can-
tante brasileña Elis Regina.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 71

que fue utilizada por el régimen como una manera de exaltar la


capacidad de organización de la nueva administración y esconder
los constantes actos de desprecio por los derechos humanos. En el
Brasil, hubo revistas alternativas, como el semanario O Pasquim,
que adhirieron al COBA (Comité de Boycott au Mondial de Football
en Argentine) y publicaron muchas caricaturas y textos críticos a la
detención y desaparición de millares de personas y al uso político
que la dictadura evidentemente estaba haciendo del torneo. Tales
publicaciones aparecieron en un momento donde ya no existía la
censura previa de las publicaciones y el régimen brasileño estaba
empezando el moroso proceso que denominó de “abertura lenta,
gradual y segura”.
Con respecto del Mundial de fútbol persiste hasta hoy en el
Brasil la memoria del decisivo partido en Rosario, donde el buen
equipo de Perú fue derrotado por la Argentina por el elástico mar-
gen de seis goles a cero. En las cabinas, Videla aplaudió la goleada
albiceleste que, debido al saldo de goles obtenido, sacó a los brasi-
leños de la final contra Holanda. Sospechas de soborno, de intimi-
dación del presidente ar gentino, quien había dado un discurso en el
vestuario peruano antes del partido, y hasta de un pacto entre los
regímenes militares de Buenos Aires y Lima fueron publicadas en
la prensa del Brasil, incluso en años recientes. Aunque pruebas
materiales no hayan aparecido, las dudas atravesaron generaciones
y contribuyeron al crecimiento de la rivalidad en el césped. Los
documentos encontrados por Marczal (2016) muestran que la des-
confianza de la prensa brasileña en relación al resultado del partido
fue inmediata. Entre tanto, los periodistas, en general, no aceptaron
la idea difundida por algunos de que el Brasil fuera el “campeón
moral” del torneo. En su visión crítica, el equipo amarillo estuvo
lejos de presentar un fútbol exuberante y superior en la ocasión.
La repercusión respecto a la última dictadura militar argentina
fue especialmente grande cuando desapareció, en plena región cen-
tral de Buenos Aires, Tenório Cerqueira Júnior, pianista y miembro
del conjunto musical de Vinícius de Moraes, cantante y poeta brasi-
leño. Uno de padres de la bossa nova, Vinícius estaba en la ciudad
en marzo de 1976 para presentaciones musicales que, como en otras
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 72

ocasiones, encontraban gran éxito. Según admitió el torturador


Cláudio Vallejos diez años después, el pianista había sido captura-
do, torturado y asesinado. Él hablaba español muy bien, lo que ha-
bía contribuido para que fuera confundido con un buscado militan-
te de izquierda. Como el cuerpo no apareció, la mujer y los cinco
hijos del pianista de 35 años nunca pudieron sepultarlo. Desde en-
tonces, Vinícius de Moraes perdió parte del encanto por la capital
porteña y disminuyó sus viajes allí, aunque su mujer de entonces
fuera argentina (PALACIOS, 2013). Elis Regina, una de las can-
tantes más populares del Brasil, dedicó su disco de vinilo Essa
mulher (1979) a Tenório Júnior.17
Hay sospechas de que la Embajada brasileña en Buenos Aires
fue informada de la prisión equivocada y del homicidio del pianista
como estrategia para no dejar vestigios. Lo que se sabe es que ya
estaba en pleno funcionamiento la Operación Cóndor (o Plan Cón-
dor), una alianza entre dictaduras del Cono Sur (Argentina, Boli-
via, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay) creada en 1975 en Santia-
go. Las acciones coordenadas entre los países, hechas de manera
clandestina e ilegal, tenían como objetivo reprimir manifestantes
políticos, armados o no, que se oponían a los gobiernos militares
de la región. La cooperación comenzó con intercambios de in-
formaciones y condujo a secuestros y asesinatos de algunas cen-
tenas de disidentes políticos. En algunas ocasiones, muchos fue-
ron entregados secretamente a los órganos de represión de su país
de origen. En ese proceso marcado por el terrorismo de Estado, el
Brasil y la Argentina colaboraron de manera asidua hasta la década
siguiente (DINGES, 2005).

17. Con el regreso de la democracia, la familia de Tenório Júnior recibió una


pequeña indemnización pagada con títulos del gobierno argentino. En no-
viembre de 2011, la ciudad de Buenos Aires hizo un homenaje al músico
con una placa delante del hotel Normandie, donde él salió por la última vez.
La placa dice: “Aquí se hospedó en su última visita a Buenos Aires este
brillante músico brasileño de Toquinho y Vinícius, luego víctima de la
dictadura militar”.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 73

Aunque hayan ocurrido acercamientos puntuales como el cita-


do, el período autoritario fue marcado por constantes desconfianzas
y algunos conflictos diplomáticos, lo que es comprensible tratándo-
se de dos regímenes de rasgos nacionalistas. La principal diver-
gencia, sin duda, fue el uso del potencial energético de ríos de uso
común. A partir de 1966, hubo desencuentros políticos acerca de
la construcción de una gran usina hidroeléctrica junto con el Para-
guay, lo que podría significar el aumento de la influencia de Bra-
silia sobre el gobierno de Asunción. Además, en la Argentina se
decía que la hidroeléctrica daría al Brasil una bomba hídrica con
la capacidad de inundar Buenos Aires. En 1973, el gobierno
peronista sometió el tema a la Asamblea General de la Organi-
zación de las Naciones Unidas (ONU), quien recomendó el prin-
cipio de consulta previa para explotación de los recursos natura-
les comunes, lo que representó una victoria momentánea de la
diplomacia argentina.
Las discusiones acabaron superadas sólo en 1979, cuando el
Brasil, la Argentina y el Paraguay firmaron un acuerdo de coopera-
ción que permitió la construcción de la hidroeléctrica binacional de
Itaipú, la mayor del mundo en su época, localizada en la frontera
entre el Brasil y el Paraguay. Reflejando los nuevos tiempos, el
general João Baptista Figueiredo, presidente del Brasil, visitó Bue-
nos Aires en mayo de 1980. Entonces ya se cumplían cuarenta y
cinco años de la última visita presidencial a la capital federal, reali-
zada por Getúlio Vargas en 1935.18 Figueiredo, quien había vivido
en Buenos Aires durante la adolescencia, recordó positivamente en
sus discursos su experiencia como habitante de la ciudad. Junto al
presidente Jorge Rafael Videla se firmaron acuerdos de coopera-
ción para el desarrollo y aplicación de la energía nuclear para fines
pacíficos. Meses después, Videla pasó por varias ciudades del Bra-
sil y enfrentó protestas en algunos lugares, como Porto Alegre.

18. Los encuentros de Perón y Eurico Gaspar Dutra (1947) y de Arturo Frondizi
con Jânio Quadros (1961) ocurrieron en regiones de frontera.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 74

En 1982, durante la guerra entre la Argentina y el Reino Unido


por las Islas Malvinas, Figueiredo declaró al Brasil oficialmente
neutral, pero mantuvo la antigua posición brasileña de que la Ar-
gentina tenía derechos sobre el disputado territorio. Aunque públi-
camente fuera contrario al uso de las armas para resolver el litigio,
el gobierno de Brasilia cedió secretamente aviones a la Argentina
y, según el historiador Moniz Bandeira (2010, p. 443-4), no contri-
buyó más materialmente porque no hubo tiempo. La aventura béli-
ca del general Leopoldo Galtieri duró apenas setenta y cuatro días y
resultó en la muerte de más de seiscientos soldados argentinos. El
rotundo fracaso colaboró enormemente para la rápida caída del ré-
gimen militar. Esa es una importante diferencia en relación con el
Brasil, donde la distensión y la transición hacia la democracia lleva-
ron casi una década (1976 a 1985).
Tales factores ayudan a comprender las visibles diferencias en
las maneras en que las sociedades encararon los crímenes de Esta-
do cometidos en el período. Mientras en la Argentina centenas de
militares fueron juzgados y presos, en Brasil la creación de una ley
de Amnistía (1979) garantizó la impunidad a los oficiales. Para con-
signar un solo dato, la Argentina creó en diciembre de 1983 la Co-
misión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP),
mientras que el órgano similar en el Brasil, la Comissão Nacional
da Verdade (CNV), surgió solamente en 2012, es decir, veinte y
nueve años después (TELES, 2017).

Redemocratización

Visiblemente, el retorno de la democracia en los dos países ga-


rantizó una mayor aproximación entre las dos naciones. Hijo de los
nuevos tiempos y fomentado a partir de la década de 1980, el Mer-
cosur (Mercado Común del Sur) fue creado oficialmente con el
Tratado de Asunción en 1991, con la firma de cuatro países miem-
bros: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Las visitas presiden-
ciales, otrora tan raras, se volvieron mucho más frecuentes en las
últimas décadas.19

19. Un chiste tradicional de los políticos sudamericanos en los encuentros del


R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 75

Desde entonces, el comercio en la región creció sustancialmen-


te; sin embargo, problemas políticos y económicos ocasionaron la
existencia natural de períodos de alzas y bajas. En 2015 los inter-
cambios bilaterales superaron en seis veces los valores de las com-
pras y ventas del año 1989, en valores actualizados. El Brasil es de
lejos el principal destino de las exportaciones argentinas y también
su mayor proveedor de mercancías. La Argentina es el tercer socio
comercial más relevante del Brasil quedando detrás solamente de
dos potencias mundiales, China y los Estados Unidos. Los datos
impresionan cuando son comparados con el año 1900, en que el
Brasil era solamente el quinto mayor importador de productos ar-
gentinos, mientras la Argentina ocupaba el séptimo puesto como
importadora de artículos brasileños.
Las estadísticas económicas también son relevantes para pen-
sar la cultura pues, como apuntó el historiador francés Fernand
Braudel (apud FAUSTO, 2004, p. 20), por los mismos caminos
donde circulan las mercaderías circulan las ideas y las personas. A
pesar de la crisis económica reciente, los turistas brasileños si-
guen siendo la principal nacionalidad en visitar la Argentina.20
Lo mismo ocurre en el Brasil, donde los visitantes argentinos tie-
nen larga ventaja en relación a los estadounidenses.21
Además, la excelente industria cinematográfica argentina tiene
un público cautivo y es reconocida en el Brasil como una de las
fuerzas creativas más relevantes fuera del eje de Hollywood. Se
puede citar el estrechamiento de relaciones en muchas áreas. En el
campo militar, los dos Estados tienen proyectos de producción

Mercosur es decir la lengua oficial de la organización es el “portuñol”, mezcla


de los dos principales idiomas.
20. Según estadísticas disponibles en http://www1.folha.uol.com.br/mercado/
2016/04/1765198-numero-de-turistas-brasileiros-na-argentina-cai-44-no-1-
trimestre.shtml . Consultado en 04/09/2017.
21. Datos del Ministerio do Turismo brasileño de 2016, año en que el país
recibió 2,1 millones de turistas argentinos y cerca de 600 mil estadounidenses.
Disponible en http://www.brasil.gov.br/turismo/2017/01/brasil-recebeu-6-6-
milhoes-de-turistas-estrangeiros-em-2016 . Consultado en 04/09/2017.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 76

conjunta de vehículos blindados y aviones. Las agencias espaciales


ya lanzaron un cohete binacional en 2007. Además, la Agencia
Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nu-
cleares (ABACC) completó en 2016 un cuarto de siglo de coopera-
ción en el área nuclear.
Entre tanto, hechos recientes muestran que hay mucho que ha-
cer. La rivalidad deportiva, en especial, alcanzó niveles preocupan-
tes en los últimos grandes eventos. En la Copa del Mundo de Brasil
(2014), se registraron en varias ciudades contiendas físicas entre
hinchas de los dos países. Xuxa, presentadora brasileña de progra-
mas infantiles en la televisión y muy famosa en la Argentina, decla-
ró su apoyo al seleccionado de Messi en la final y sufrió duros ata-
ques en las redes sociales. Sorprendentemente, la mayoría de los
brasileños presentes en el partido decisivo estuvo al lado de Alema-
nia, país que cinco días antes había derrotado a Brasil por siete go-
les a uno. En la ceremonia de apertura de la Olimpíada de Río de
Janeiro de 2016, la delegación argentina recibió abucheos del pú-
blico presente en el estadio Maracaná. Antes de un partido decisivo
del básquetbol masculino de los Juegos, los capitanes de los seleccio-
nados albiceleste y amarillo tuvieron que hacer un discurso por la
paz, que invocó la hermandad latinoamericana y el espíritu olímpico.
Fue la forma que los organizadores encontraron para calmar los áni-
mos y contener algunas peleas físicas que estaban ocurriendo.
Algunos estudios académicos (JACKS, 2001; PFEIFER, 2008)
han demostrado que la prensa televisiva y la propaganda, agentes
fundamentales de la cultura contemporánea, han reforzado en las
últimas décadas estereotipos, en general, profundamente negativos
al respecto de los vecinos del Plata. Aparentemente, ellos tienen
origen en la rivalidad futbolística. Galvão Bueno es un buen ejem-
plo en ese sentido. Ese famoso locutor brasileño lidera las principa-
les transmisiones deportivas de la rede Globo, canal responsable de
cerca de 40% de la audiencia en la televisión abierta nacional. Hace
décadas ese periodista repite su bordón: “Ganar es bueno. Pero ga-
narle a la Argentina es mucho mejor”. Un mensaje que hace mu-
cho tiempo llega repetidamente a millones de hogares durante los
nerviosos partidos de la copa Libertadores de América o en
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 77

competiciones de natación relativamente tranquilas. Esa reiteración,


que se transmite a mucha gente que nunca habló con un argentino,
lleva consigo otras imágenes. En general, los atletas del Plata son
representados como malos, pícaros, arrogantes, sin lealtad y no con-
fiables. Por otra parte, también son retratados con frecuencia como
valientes, apasionados y con mucha determinación.
Eventualmente, también se pueden notar acusaciones de racis-
mo, tema que aparece en las representaciones desde el siglo XIX.
Es posible que haya contribuido en eso un episodio reciente que
involucró al defensor de Quilmes Atlético Club, Leandro Desábato.
En abril de 2005, el argentino fue arrestado a la salida de la cancha,
delante del público del estadio y de las cámaras de televisión, por
haber expresado insultos racistas al jugador negro brasileño Grafite.
El caso tuvo repercusión mundial y movilizó instantáneamente la
opinión pública en los dos países. La práctica es un crimen grave en
las leyes del Brasil, donde el atleta estuvo detenido dos días.22
Ese universo de la estigmatización no se restringe al deporte.
Un estudio de comunicación liderado por Nilda Jacks, Márcia
Benetti Machado y Karla Müller (2001) analizó la cobertura de tres
periódicos de provincias del sur del Brasil durante el verano de 2001.
Especialmente el Diário Catarinense, producido en Florianópolis,
ciudad que recibe todo los años millares de turistas platinos en sus
playas, estuvo lejos de un abordaje sobrio. En la ocasión, los perio-
distas utilizaron con frecuencia adjetivos como “invasores”, “vio-
lentos”, “bárbaros” y “prepotentes”. Los artículos también abusa-
ron de un tono “irónico, chistoso y agresivo”. Al otro lado, fueron
muchas veces ignoradas las ocasiones donde los visitantes argentinos
fueron víctimas de la epidémica violencia urbana brasileña. En la
conclusión, las autoras subrayaron: “Según el discurso periodístico
del sur de Brasil (…) brasileños y argentinos serán eternos rivales”.

22. Un mes después, un hincha no identificado, probablemente brasileño,


lanzó una banana con la inscripción “Grafite mono” antes del partido
amistoso entre el Brasil y Guatemala, realizada en San Pablo. Grafite y
otros atletas confirmaron que las injurias raciales solían ser frecuentes en
las canchas del Brasil.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 78

Obviamente, no se puede acusar los mass media de inventar


tales estereotipos. Imágenes como ésas son culturales e históricas.
Circulan en la sociedad brasileña hace mucho tiempo. Pero hay que
reconocer que frecuentemente los periodistas las han reproducido y
consciente o inconscientemente contribuyeron para el crecimiento
de tales prejuicios en un proceso de retroalimentación en relación al
sentido común.23
Enfrentamientos como éstos son, sin duda, parte de la cons-
trucción de identidades nacionalistas que siguen reinventándose día
a día. A lo largo de la historia, la manera como los brasileños se ven
a sí mismos fue construida continuamente, entre innumerables otros
factores, por las relaciones con un vecino de gran territorio y que
despertó sentimientos ambiguos, como se ha demostrado en las pá-
ginas anteriores.
Aunque no se pueda ignorar el pasado salpicado por una estéril
rivalidad, lo que la Historia muestra es que los momentos de com-
prensión mutua y convergencia fueron los que más generaron bien-
estar y desarrollo mutuo en esa región periférica de un capitalismo
cada vez más global.

23. Muchos ya apuntaron la sensación de que las rivalidades son mucho más
fuertes entre los brasileños que entre los argentinos, que suelen tener con
Inglaterra y Chile cuestiones más profundas relacionadas a geopolítica y a la
guerra de las Malvinas.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 79

Bibliografía

A visão do outro: seminario Brasil-Argentina. Brasilia, FUNAG,


2000.
ALBIERI, Thaís de Mattos. São Paulo-Buenos Aires: a trajetória
de Monteiro Lobato na Argentina. 2009. 328f. Tese (Doutorado)
– Instituto de Estudos da Linguagem, Departamento de Teoria e
História Literária, Universidade Estadual de Campinas, 2009.
AMARAL, Aracy A. Textos do Trópico de Capricórnio: artigos e
ensaios. Vol. 1: modernismo, arte moderna e o compromisso com
o lugar. San Pablo: Ed. 34, 2006.
ANTELO, Raúl. Na Ilha de Marapatá: Mário de Andrade lê os his-
pano-americanos. San Pablo: HUCITEC, 1986.
ARTUNDO, Patrícia. Mário de Andrade e a Argentina: um país e
sua produção cultural como espaço de reflexão. San Pablo: Edusp/
Fapesp, 2004.
AUTRAN, Arthur. “A guerra gaúcha: o Cinema argentino no Brasil
(1935-1945)” En: Intercom (São Paulo. Online), v. 39, p. 139-
158, 2016.
AGOSTINO, Gilberto. “Nós e Ellos, Nosotros y Eles - Brasil X
Argentina: os inimigos fraternos”. En: SILVA, Francisco Car-
los Teixeira da Silva; SANTOS, Ricardo Pinto dos. Memória
social dos esportes: futebol e política: a construção de uma
identidade nacional – volume 2. Río de Janeiro, Mauad Edito-
ra: FAPERJ, 2006.
BAGGIO, Kátia Gerab, “Dos trópicos ao prata: viajantes brasileiros
pela argentina nas primeiras décadas do século XX”. HISTÓRIA
REVISTA (UFG), v.13, n. 2, pp. 425-45, 2008.
BEIRED, José Luis Bendicho. Sob o signo da nova ordem. Intelectuais
autoritários no Brasil e na Argentina (1914-1945). San Pablo:
Edições Loyola, 1999.
BOSI, Alfredo. História Concisa da Literatura Brasileira. 43ª ed.
San Pablo: Cultrix, 2006.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 80

CAMARGO, Aspásia. “Carisma e personalidade política: Vargas,


da conciliação ao maquiavelismo”. En: D’ARAUJO, Maria
Celina. As instituições brasileiras da Era Vargas. Río de Janei-
ro: FGV, 1999.
CANDIDO, Antonio. “A Revolução de 1930 e a cultura”. En:
Novos Estudos, n. 4, pp. 27-26, abril de 1984.
CAVLAK, Iuri. A política externa brasileira e a Argentina Pero-
nista (1946-1955). San Pablo, Annablume, 2008.
——“A união entre Brasil e Argentina no desenvolvimentismo
(1958-1962)”. En: Fronteiras: Revista Catarinense de História,
Florianópolis, n. 17, pp. 189-210, 2009.
——“Integração e Desenvolvimento: As Relações entre Brasil
e Argentina (1822-2012)”. Temporalidades, v. 4, pp. 189-
212, 2012.
CAPELATO, Maria Helena R. Multidões em cena. Propaganda
política no varguismo e no peronismo. Campinas: Papirus, 1998.
CARDIM, Carlos Henrique e HIRST, Monica. Brasil-Argentina:
a Visão do Outro – Soberania e cultura política. Brasilia, IPRI/
FUNAG, 2003.
CARNEIRO, Glauco. Lusardo: O último caudilho: entre Vargas e
Perón. Vol. 2. Río de Janeiro: Nova Fronteira, 1978.
CHARTIER, Roger. “O mundo como representação” In Estudos
Avançados. San Pablo, v. 5, n. 11, Abril 1991.
DE DIEGO, José Luis (dir.). Editores y políticas editoriales en Ar-
gentina (1880-2000). Buenos Aires: F. C. E., 2006.
DE ZULETA, Emilia. Relaciones literarias entre España y la
Argentina. Madrid: Ediciones Cultura Hispánica del Instituto
de Cooperación Iberoamericana, 1983.
DUTRA, Eliana de Freitas. “Circuitos da Mediação Intelectual no
Brasil e na Argentina: literaturas nacionais e trocas culturais
transnacionais”. In: GOMES, Ângela Maria de Castro;
HANSEN, Patrícia Santos. (Org.). Intelectuais Mediadores.
Práticas Culturais e Ação Política. 1ª ed., Río de Janeiro:
Civilização Brasiliera, 2016, p. 216-260.
DINGES, John. Os anos do Condor. Uma década de terrorismo in-
ternacional no Cone Sul. San Pablo, Companhia das Letras, 2005.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 81

FAUSTO, Boris e DEVOTO, Fernando J. Brasil e Argentina: um


ensaio de história comparada (1850-2002). Tradução: Sérgio
Molina. San Pablo, Editora 34, 2004.
FERREIRA, Gabriela Nunes. O Rio da Prata e a consolidação
do Estado imperial. San Pablo: Hucitec, 2006.
FICO, Carlos. Brasil e EUA durante o Golpe de 1966 na Argenti-
na. Disponible en la página del “Grupo de Estudos sobre a
Ditadura”. Link: http://www.gedm.ifcs.ufrj.br/upload/textos/
27.pdf. Consultado en 04/09/2017.
FREYRE, Gilberto. Americanidade e latinidade da América La-
tina e outros textos afins. Brasilia: Editora UNB. San Pablo:
Imprensa Oficial do Estado, 2003.GARCÍA, María Amalia.
“Vanguardia en doble página. Intervenciones del invencionismo
argentino en la revista Joaquim”. En: Revista do Instituto de
Estudos Brasileiros, San Pablo, n. 61, pp. 159-182, 2015.
HARTOG, François. O Espelho de Heródoto. Tradução de
Jacyntho Lins Brandão. Belo Horizonte: Editora da UFMG,
1999.
HIRST, Mónica. “Vargas y Perón. Las relaciones argentino brasi-
leñas”. En: Todo es Historia, Nº 224, Buenos Aires, diciembre
de 1985.
JACKS, Nilda; MACHADO, Márcia Benetti; MÜLLER, Karla.
A Representação da Argentina e dos Argentinos na Imprensa
do Sul do Brasil. UFRGS, Porto Alegre, 2001. Disponible en
http://ibrarian.net/navon/paper/UNIVERSIDADE_FEDERAL_
DO_RIO_GRANDE_DO_SUL.pdf?paperid=9052877.
Consultado en 05/09/2017.
JOZAMI, Eduardo. “El peronismo y la conformación del campo
intelectual en la Argentina”. En: PRADO, María Ligia (Coord.).
Vargas & Perón: aproximações e perspectivas. San Pablo:
Fundação Memorial da América Latina, 2009.
KLINGER, Diana Irene. “Os intelectuais e o Estado: a experiência
do peronismo e do Estado Novo”. In Itinerários, Araraquara,
Nº 22, pp. 103-113, 2004.
LAFETÁ, João Luiz. 1930: a crítica e o modernismo. San Pablo:
Duas Cidades; Editora 34, 2000.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 82

LLADÓS, José Maria e GUIMARÃES, Samuel Pinheiro (orgs.).


Perspectivas Brasil e Argentina, Río de Janeiro. IPRI, 1997.
MAIA, Pedro Moacir. Cartas inéditas de Graciliano Ramos a seus
tradutores argentinos Benjamín de Garay e Raúl Navarro.
Bahia: EDUFBA, 2008.
MATTOS, Ilmar Rohloff de. “Um país novo: a formação da
identidade brasileira e a visão da Argentina”. In: FUNCEB-
FUNAG. (Org.). A visão do outro: seminário Brasil-Argenti-
na. 1ed. San Pablo: FUNAG, 2000, p. 57-98.
MARCZAL, Ernesto Sobocinski. ¿Qué otra cosa se puede feste-
jar? Narrativas sobre futebol, política e ditadura ao redor da
Copa do Mundo de 1978, na Argentina e no Brasil (1975-
1978). Tese de Doutorado em História, Universidade Federal
do Paraná, 2016.
MICELI, Sergio. Intelectuais e classe dirigente no Brasil (1920-1945).
San Pablo: Difel, 1979.
MONIZ BANDEIRA, Luiz Alberto. Brasil, Argentina e Estados
Unidos: conflito e integração na América do Sul (da Tríplice
Aliança ao Mercosul), 1870-2007. 3ª edição revisada e ampliada,
Río de Janeiro, Civilização Brasileira, 2010.
MOTTA, Rodrigo Patto Sá. Jango e o golpe de 1964 na caricatura.
Río de Janeiro: J. Zahar, 2006.
—— “A figura caricatural do gorila nos discursos da esquerda”.
ArtCultura (UFU), v. 9, pp. 195-212, 2008.
NEVES, Lívia Lopes; PIAZZA, María de Fátima. “Pensamento
da América: campo intelectual, ideias e dilemas de um suple-
mento cultural. En: Revista ANPHLAC, nº 12, pp. 280-305,
enero/junio de 2012.
NUNES, Josiane de Paula. Representações em tempos de censu-
ra: a Argentina na grande imprensa brasileira (1962-1976).
Dissertação de mestrado em História. Universidade Federal de
São João Del Rei (UFSJ), São João Del Rei, 2013.
OLIVEIRA, Ângela Meirelles de. Palavras como balas. Imprensa e
Intelectuais antifascistas no Cone Sul (1933-1939). 331f. Tese
(Doutorado em História) - FFLCH/USP, San Pablo, 2013.
PALACIOS, Ariel. Os argentinos. San Pablo: Contexto, 2013.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 83

PAGANO, Adriana Silvina. “‘Uma coisa chamada livros’: traduções


e coleções bibliográficas na Argentina e no Brasil de 1930 a 1950".
En: SANTOS, Luis Alberto Brandão; PEREIRA, Maria Antonia
(Orgs.). Trocas culturais na América Latina. Belo Horizonte:
UFMG, 2000.
PFEIFER, Ismael F. Os meios e as mediações na rivalidade Bra-
sil-Argentina. Um estudo sobre a estigmatização do país
vizinho na comunicação brasileira. San Pablo: 2008.
Dissertação (Mestrado em Comunicação e Mercado), Faculdade
de Comunicação Cásper Líbero.
PIAZZA, Maria de Fátima Fontes. “Políticas de amizade: Portinari
e o mundo cultural ibero-americano”. En: Revista Topoi, Río de
Janeiro, nº 12, pp. 222-246, enero-junio de 2006.
PRADO, Maria Ligia Coelho. ‘’O Brasil e a distante América do
Sul’’. Revista de Historia (USP), San Pablo v. 145, 2001.
——Textos brasileiros sobre a Argentina: entre a crítica e a
admiração (1840-1920). Temas&Matizes (Unioeste), v. 9, n.18,
pp. 31-40, 2010.
RANGEL, Lívia de Azevedo Silveira. Lídia Besouchet e Newton
Freitas: mediações políticas e intelectuais entre o Brasil e o Rio
da Prata (1938-1950). 2016. Tese (Doutorado em História So-
cial). Faculdade de Filosofia, Letras e Ciências Humanas,
Universidade de São Paulo, San Pablo, 2016.
RAMOS, Paula da Silva. Vozes do Império: Estados Unidos e Ar-
gentina no embate político da imprensa brasileira (1875-1889).
1 e.d. San Pablo: Cultura Acadêmica, 2013 [edição eletrônica].
RIBEIRO, Maria Paula Gurgel. Monteiro Lobato e a Argentina:
mediações culturais. 2008. 242 f. Tese (Doutorado) – Progra-
ma de Pós-graduação em Língua Espanhola e Literaturas
Espanholas e Hispano-americanas, Departamento de Letras
Modernas, Universidade de São Paulo, San Pablo, 2008.
RODRIGUES, João Paulo Coelho de Souza. “Da revolução à
regeneração: crônicas de Machado de Assis e de Olivo Bilac
sobre a Argentina” IN Antíteses, Londrina, v. 6, n. 11, pp. 127-
148, enero-junio de 2013.
R. G. dos Santos y Lívia Rangel: La Argentina desde el punto de vista... 84

SANTOS, Raquel Paz dos. Um novo olhar sobre o país vizinho. A


cooperação cultural como crítica ao paradigma da rivalidade
no contexto das relações Brasil-Argentina (1930-1954). Río de
Janeiro: Editora Multifoco, 2012.
SANTOS, Rodolpho Gauthier Cardoso dos. A construção da
ameaça justicialista. Antiperonismo, política e imprensa no
Brasil (1945-1955). Tesis inédita. Facultad de Filosofía, Letras
y Ciencias Humanas, Universidade de São Paulo, 2015.
SARLO, Beatriz. “As Arxentinas de Seoane”. En: VILLARES,
Ramón (Ed.). Emigrante dun país soñado. Luis Seoane entre
Galicia e Arxentina. Santiago de Compostela: Consello da Cul-
tura Galega, 2011.
SCHWARZSTEIN, Dora. Entre Franco y Perón: memoria e iden-
tidad del exilio republicano español en Argentina. Barcelona:
Ed. Crítica, 2001.
SOARES, Gabriela Pellegrino. Semear horizontes: uma história
da formação de leitores na Argentina e Brasil no Brasil, 1915-
1954. Belo Horizonte: editora UFMG, 2007.
SORÁ, Gustavo. Traducir el Brasil: una antología de la circu-
lación internacional de ideas. Buenos Aires: Libros del Zor-
zal, 2003.
SVARTMAN, Eduardo Munhoz. Diplomatas, políticos e milita-
res: as visões do Brasil sobre a Argentina durante o Estado
Novo. 1. ed. Passo Fundo: EdiUPF, 1999.
TELES, Janaína de Almeida. “Brasil e Argentina: transição demo-
crática e promoção da justiça em perspectiva comparada”. In:
Machado, André Roberto de A.; Toledo, Maria Rita de Almeida.
(Org.). Golpes na história e na escola: o Brasil e a América
Latina nos séculos XX e XXI. 1ª ed. San Pablo: Cortez, 2017, v.
1, pp. 110-138.
VELLOSO, Mônica Pimenta. Os intelectuais e a política cultural
do Estado Novo. Río de Janeiro: CPDOC, FGV, 1987.

S-ar putea să vă placă și