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Agradecimientos:

Me gustaría agradecer a todos aquellos que fueron parte de una forma

u otra del presente trabajo: En primer lugar mi padre, Héctor Sandoval

Troncoso con quien sostuve en más de una ocasión conversaciones sobre el

tema que me convoca y me hizo dudar una y otra vez de mi postura, lo que

me permitió reafirmar mi posición sobre el tema. Agradezco a mi madre y

hermanos, mi familia en general, el gran apoyo recibido durante el trabajo

de la tesis y el proceso investigativo.

Agradezco a mi pareja y a mi suegra quienes apoyaron el proceso,

contribuyendo con ideas, generándome debate y auxiliándome en formas de

abordar la investigación.

Agradezco por último y de forma no menos importante a mi guía de

tesis, don Arturo Ull Yáñez, profesor de la cátedra de Derecho Penal de la

Universidad de Aconcagua quien me orientó y guió durante el proceso

investigativo, la recopilación de información, me centró en los momentos

que desviaba la atención del objetivo.


“La muerte es un castigo para algunos,
Para otros, un regalo, y para muchos, un favor.”
Séneca.

Introducción:

El presente trabajo nace el año 2015 cuando se nos señala que como

examen final del ramo Metodología de la Investigación debíamos hacer un

proyecto de tesis. Es ahí cuando comienzo a cuestionarme qué ramo era uno

de los que más me habían agradado durante la carrera y qué tema me había

llamado la atención.

Con este trabajo en mente es que comencé a hacer memoria de las

materias abordadas en Derecho Penal con el profesor del ramo y mi actual

profesor guía de tesis, don Arturo Ull Yáñez.

Al momento de estudiar los delitos contra las personas,

específicamente contra la vida independiente, es que llamó mi atención una

figura en particular: el auxilio al suicidio. Llamaba mi atención el auxilio al

suicidio toda vez que el tipo en sí, castiga indiferentemente a quien auxilie a
suicidarse a otro sin distinguir las situaciones personales que movieran a la

persona a querer suicidarse (considerando que el suicidio es en sí una

excepción a la regla general, el querer vivir una “ultima ratio”, por así

decirlo, las razones para que una persona decida poner fin a su vida deben

ser tan importantes que llegan a ser determinantes), por lo que atraía mi

curiosidad. En ese entonces y en la actualidad considero que el tipo penal se

encuentra incompleto toda vez que, a mi juicio, no puede ser penalmente

responsable una persona que auxilie a otra a poner fin a su vida si esta lo

solicita, en determinados casos, por lo que debiese complementarse tal

figura.

Estudiando el auxilio al suicidio conocí la eutanasia y me di cuenta

de que existe una relación de género a especie, la eutanasia es el género y el

auxilio al suicidio la especie, ya que eutanasia comprende “el bien morir” o

la muerte de una persona que ha solicitado ayuda para morir, sea un tercero

quien le ponga fin (eutanasia) o la misma persona quien le pone fin a su

vida pero bajo la ayuda de otra (auxilio al suicidio).

Sin embargo, la eutanasia y el auxilio al suicidio no tendrían sentido

si no fuera por una causa: evitar el sufrimiento de una persona que va a


morir, que existe una certeza absoluta de su muerte e incluso se conoce que

su esperanza de vida es breve. Tales personas merecen ser oídas, merecen

expresar sus sentimientos, sus voluntades, que quizá muchas veces son

incompatibles con la vida.

Una vez definido mi interés por el tema y decidido a estudiarlo, me

abrí camino a través de la siguiente metodología: primero realicé un estudio

sobre qué se ha entendido por eutanasia a través de la historia, un análisis

de la legislación extranjera que permite la figura eutanásica o de auxilio al

suicidio y qué existe actualmente en nuestro sistema, para finalmente

determinar que existe la posibilidad y un deber de legislar en un tema que,

aunque controversial, es necesario, porque cada día que pasa, alguien se

encuentra con un sufrimiento físico tal que no puede desarrollar una vida

normal, llevando una vida indigna, pensando cada día que el final se

encuentra más cerca, generando más y más gasto en medicamentos que sólo

le sirven para mitigar su sufrimiento, mas no para salvarle la vida.

Es por ello que presento a continuación el tema que se convirtió en

centro de mi atención e interés durante un año aproximadamente: el derecho

a una muerte digna en Chile, un análisis sobre la eutanasia.


I.- Capítulo Primero: Concepto, formas y nociones de eutanasia en la
historia.
1.1 Concepto de Eutanasia:
Previo a realizar cualquier estudio, es menester determinar cuáles son

los márgenes que éste comprende, esto es delimitar el área que será centro

de nuestra atención en aras de no perder la ruta de nuestra investigación. Es

por ello necesario iniciar determinando qué entendemos por eutanasia, con

una definición de la palabra desde un punto de vista formal, dado por el

Diccionario de la Real Lengua Española, como por una definición

doctrinaria.

Lo primero que hay que señalar es que el término en estudio,

“eutanasia”, tiene un origen griego que nace de la conjunción de dos

palabras, eu y thanatos que significa “buena muerte o bien morir”.

El concepto nace a raíz de la idea que tenían los griegos sobre la vida

y la muerte. Para ellos la muerte era parte de la vida y como tal no debía ser

sufrida, sino que buena, digna, por así decirlo.


Para comenzar a determinar la definición de eutanasia, debemos

primero comprender qué significa para nuestro lenguaje la palabra, qué

entendemos por eutanasia, y para ello me valdré de la definición que nos

entrega el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, y que

según esta, consiste en “la acción u omisión que acelera la muerte de un

desahuciado, con su conocimiento o sin él, con la intención de evitar

sufrimiento y dolor”1.

El ex profesor y ex diputado de la República, el abogado penalista

Juan Bustos Ramírez reconoce la importancia de la definición que nos

entrega el Diccionario, ya que es nuestra primera aproximación a lo que

comprende la eutanasia y la complementa a su vez siguiendo el

pensamiento griego, señalando que el concepto de eutanasia en definitiva

comprende el “buen morir, la muerte feliz”2.

1
Real Academia de la Lengua Española (2001). Diccionario de la lengua española. Madrid,
España. Consultado en: http://lema.rae.es/drae/?val=eutanasia+
2
Bustos, Juan y Rossi Fulvio. Proyecto de Ley que Establece Regulación Legal de la Eutanasia. Boletín
4.201- 11. Recuperado el 01-09-2015 de la página del Honorable Senado de La República
http://www.senado.cl/appsenado/index.php?
mo=tramitacion&ac=getDocto&iddocto=4592&tipodoc=mensaje_mocion
Para Sergio Politoff, en su libro Lecciones de Derecho Penal Parte

Especial, eutanasia consiste en “apresurar el proceso de la muerte del que

padece una enfermedad incurable, mediante la aplicación o la omisión de un

tratamiento médico, con el propósito de ahorrar una muerte dolorosa al

paciente que reclama una muerte digna y sin sufrimiento”3.

De esta forma podemos observar que, de los conceptos y definiciones

antes mencionados, todas guardan entre sí semejanzas y elementos que le

caracterizan.

Para poder comprender la figura de la eutanasia, debemos entender

qué se entiende por “buena muerte o el bien morir”. En este aspecto,

retomemos lo antes señalado volviendo al origen de la palabra.

Para los griegos, consistía en morir sin sufrimiento, que el hombre se

encontrara en una paz tanto espiritual como físicamente (la mejor muerte

era aquella en que el hombre abandonaba la vida mientras dormía). Si el

hombre moría en estas condiciones, se consideraba una buena forma de

morir, una muerte digna de ser sobrellevada.

3
Sergio Politoff, Jean Pierre Matus, María Ramírez G. Lecciones de Derecho Penal Chileno, Parte especial.
Segunda Edición Actualizada. Editorial Jurídica de Chile. Santiago 2005. Pag 37.
Si analizamos la definición de eutanasia antes mencionada y que nos

es dada por la Real Academia de la Lengua Española, podemos advertir que

nos presenta en primera instancia un concepto que nos deja claro de una

forma básica en qué consiste la eutanasia, nos entrega una aproximación o

una idea general de lo que debemos entender por eutanasia, pero no es

suficiente, debemos profundizar en el concepto para comprender qué

elementos conforman la figura, es por esto que considero necesario conocer

la definición que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS) y

los elementos que componen dicha definición, en atención a que es una de

las instituciones mundialmente conocidas y reconocidas por su

trascendencia en el mundo de la medicina.

Previo a analizar la definición de eutanasia que nos entrega la OMS

he de señalar que esta tampoco es completa, no resulta del todo precisa,

pero nos entrega nuevas características que nos sirven para determinar

cuándo nos encontraríamos ante esta figura.

La OMS señala que puede conceptualizarse la eutanasia como aquella

“acción del médico que provoca deliberadamente la muerte del paciente y

cuyos elementos serían los siguientes:


a. El homicidio intencional de aquellos que han expresado de

manera libre y con competencia plena, el deseo de ser ayudados a

morir.
b. El suicidio asistido profesionalmente.
c. La muerte de los recién nacidos con anomalías congénitas que

pueden o no ser una amenaza para la vida”4.

A partir de los elementos entregados por la OMS podemos inferir que

nos encontramos frente a un caso de eutanasia sólo en el primer caso,

cuando se produce el homicidio intencional de una persona que ha

expresado su voluntad de manera expresa y en pleno uso de sus capacidades

psicológicas, su intención de no seguir viviendo, en el segundo caso nos

encontramos frente al suicidio asistido (figura que guarda similitudes con la

eutanasia y por tanto analizaremos más adelante, para despejar cualquier

duda entre ambas), y en el tercero a la muerte de recién nacidos con

anomalías congénitas que pueden o no ser una amenaza para su vida.

El término eutanasia puede ser analizado desde diversas aristas, es

por ello necesario determinar a qué área será enfocado el estudio de esta

tesis.

4
Organización Mundial de la Salud, OMS (1995). Ética de la medicina y la salud. Recuperado el 07-
09-14 de http://applications.emro. who.int/docs/em_rc42_7_en.pdf (ed. en inglés).
De la definición que ya ha sido comentada podemos desprender que

la eutanasia se puede presentar en tres situaciones, la primera consiste en la

muerte intencional de una persona aquejada por una enfermedad grave o

terminal, y que consiste en la muerte solicitada por pacientes aquejados por

enfermedades graves o terminales, el segundo caso, corresponde a las

personas que simplemente ya no desean seguir viviendo, y finalmente, nos

encontramos también en una situación eutanásica, cuando se trata de la

muerte de una persona previa manifestación de ésta de no querer seguir

viviendo (en este caso la persona manifiesta previamente su intención de no

seguir viviendo en determinados casos; por ejemplo, yo siempre le comento

a mis padres que en caso de sufrir un accidente grave que me deje en estado

de muerte cerebral o de coma, lo primero que deben hacer es donar mis

órganos y posteriormente desconectarme del soporte de vida artificial, ya

que un ser humano en estado vegetal, a mi juicio, no vive de forma digna)

cuando la calidad de vida se ve tan deteriorada que no puede ser

considerada digna.

Es importante señalar que es en el primer caso en el que cual se

enfoca la presente tesis, es decir, respecto de aquellos pacientes graves o en

estado terminal que solicitan morir, por ser considerada la muerte más digna
que seguir viviendo en agonía, sin poder disfrutar los días, igualmente el

tercer caso ya que las situaciones son similares, y lo que cambia es el

momento de solicitar el tratamiento eutanásico, siendo en el segundo caso

la solicitud realizada con anterioridad (a esta figura se la conoce como

manifestación anticipada de voluntad y que veremos más adelante). En

cuanto al segundo caso, es ésta concepción la que genera más controversia,

por cuanto se asemeja al llamado suicidio asistido (a todo evento, es decir

no sólo tratándose de personas enfermas, sino además extendiéndose a

aquellas que encontrándose sanas de cuerpo y mente ya no desean seguir

viviendo) y es por ello necesario despejar dudas antes de continuar el

análisis per se del término eutanasia, en aras de no confundir figuras que

por muy similares, guardan capitales diferencias.

1.2 Suicidio Asistido:

Para diferenciar la eutanasia del suicidio asistido, nos guiaremos por lo

señalado por el profesor penalista Sergio Politoff y por la profesora Ángela


Vivanco Martínez, quien expresa que si bien entre una y otra se dan

elementos comunes, existen diferencias conceptuales.

Politoff señala que en el auxilio al suicidio la figura existente consiste

en la participación de un sujeto que colabora en la muerte de otro ser

humano, por petición de este último, con consentimiento del suicida.

En Chile, nuestra legislación sanciona la colaboración en la muerte de

otra persona por el hecho de la pérdida de la vida humana, sin embargo en

otros países como Oregón, Washington, Vermont y California, en Estados

Unidos se permite al médico de un paciente capaz y que se encuentre

aquejado por una enfermedad terminal, le facilite medicamentos a fin de

poner término a su vida de una forma humana y digna 5. De forma similar en

Suiza que, si bien no se ha despenalizado el suicidio asistido, se ha logrado

la admisión de la licitud de la práctica a través de una interpretación del

precepto penal, exigiendo para ello que el sujeto haya obrado por motivos

bajos, lo que se vería excluido cuando el sujeto actúa con motivo de aliviar

los padecimientos del paciente terminal.

5
The Oregon Death With Dignity Act. Recuperado de http://www.ethesis.net/cohen/Oregon.pdf
Para Ángela Vivanco, el suicidio asistido consiste en “darse muerte uno

mismo, con la activa participación de otro en tal acto, el cual lo asiste y/o

facilita la terminación de la vida”6. En otros términos, la misma persona que

desea morir es el sujeto activo que pone fin a su vida, el tercero actúa como

facilitador (por ejemplo el médico que prescribe un medicamento letal) o

asistente, por cuanto sólo le auxilia en su cometido proporcionándole los

medios necesarios para que el sujeto activo produzca su muerte.

En el suicidio asistido la conducta del agente asistente consiste en

cooperar o ayudar en un hecho ajeno (el suicidio), y puede ser tanto de

forma material como intelectual, cuyo requisito necesario es que dicha

cooperación sea real y que haya sido útil al suicida (la cooperación debe ser

efectiva). Es por esto que no se castiga la ayuda simbólica (como la

promesa de cooperación) o la mera tentativa de auxiliar, aunque de hecho se

produzca la muerte del sujeto, la condición objetiva de punibilidad en el

suicidio asistido es la muerte del suicida.

Sin embargo, si la cooperación que presta el sujeto culmina con la

ejecución del acto por sí mismo, no estamos ante un suicidio asistido, sino
6
Vivanco Martínez Ángela. La eutanasia ante el Derecho; Definición y Penalización de la Conducta
Eutanásica. Revista Ars. Médica, Volumen 12 N°12. Ed. Pontificia Universidad Católica de Chile.
Santiago. 2006. Recuperado el 03-01-2015de
escuela.med.puc.cl/publ/arsmedica/ArsMedica12/EutanasiaDerecho.html
que ante la realización de un acto propio, una situación denominada

homicidio a ruego, no contemplada por nuestra legislación por lo tanto

penada como un homicidio simple o calificado, dependiendo del caso.

No es la misma figura que se presenta en la eutanasia, ya que, como

veremos más adelante, la causa directa de la muerte del sujeto es la

intervención de un tercero cualquiera -que para la correcta aplicación de la

figura, ha de ser el médico tratante- y puede operar por vía de acción o de

omisión, no siendo la misma persona que ha de perecer el sujeto activo.

1.3 Formas de Eutanasia:

Para Carlos María Romeo Casabona, profesor catedrático de Derecho

Penal de la Universidad del País Vasco, la eutanasia puede ser clasificada

de diversas formas7: la primera clasificación atiende a la ejecución de la

acción y la clasifica en activa y pasiva.

La eutanasia activa consiste en la realización de actos que ayudan a

morir al paciente, eliminando o aliviando el sufrimiento, mientras que en la

segunda modalidad, la eutanasia pasiva, supone la abstención de aquellos


7
Casabona Romeo, M. El Derecho y la Bioética ante los Límites de la Vida Humana. Editorial Centro de
Estudios Ramón Areces. Madrid 1994. Pág. 424 y 425.
actos que permitirían prolongar la vida del paciente o en otras palabras,

consiste en la interrupción del tratamiento médico, en no iniciarlos, o en no

prestar auxilio o asistencia médica, de manera tal que no se evita la muerte

del paciente que podría haberse o no producido, o se hubiese producido más

adelante.

La segunda clasificación que propone Casabona dice relación con la

intencionalidad del autor, pudiendo ser directa o indirecta. En la primera, la

eutanasia directa, la acción tiene por finalidad el acortamiento de la vida del

paciente mediante la aplicación de actos positivos (por ejemplo, se

suministra al sujeto pasivo un medicamento que puede quitarle la vida),

mientras que en la segunda, la eutanasia indirecta, tiene una doble finalidad:

Por una parte aliviar el sufrimiento del paciente y por otro, al mismo

tiempo, abreviar su vida. Por ejemplo, un médico tratante suministra a su

paciente una alta dosis de morfina que, además de aliviar su padecimiento,

atrae aparejado como consecuencia una depresión de la función respiratoria

de éste, acelerando la muerte.


Otra clasificación de la eutanasia la encontramos de la mano de Peter

Singer, filósofo utilitarista y profesor de derecho en Melbourne, quien

clasifica la eutanasia en voluntaria, involuntaria y no voluntaria8.

El primer caso, en la eutanasia voluntaria, el sujeto pasivo (la persona

que va a morir) solicita por algún medio la muerte, esto es aquella que se

realiza a petición de la persona que ha de morir. A simple vista podría

decirse que es una figura que se asimila mucho al auxilio al suicidio 9, pero

en atención a que ya hemos estudiado previamente la figura, conocemos las

diferencias conceptuales entre el auxilio asistido propiamente tal y la

eutanasia voluntaria.

Eutanasia involuntaria es aquella que se produce cuando el sujeto

pasivo, la persona que ha de someterse al tratamiento eutanásico, es capaz

de consentir en su propia muerte, pero sin embargo, ésta no lo hace, ya sea

por falta de información, porque no le han consultado o bien porque ha

expresado su deseo a seguir viviendo.

La eutanasia involuntaria presenta un problema, toda vez que para la

práctica de ésta la finalidad del médico sea evitar el sufrimiento

8
Singer P. Ética Práctica. Ed. Universidad de Cambridge. Gran Bretaña, 1995. Pág. 217 y siguientes.
9
Ibídem. Páginas 248 y siguientes.
insoportable de la persona que morirá. Singer considera que no existe

justificación para éste tipo de eutanasia y comparto absolutamente su

postura, considerando repudiable esta forma de eutanasia, ya que ni aún a

pretexto de que la finalidad de la práctica eutanásica sea evitar el

sufrimiento del paciente, puede ser considerada una práctica legítima,

puesto que no se atiende a la voluntad de la persona que ha de morir, sino a

la mera intención del médico tratante.

Finalmente estamos ante un caso de eutanasia no voluntaria cuando la

persona que es el sujeto pasivo, no es capaz de entender la elección entre

vivir o morir, ya sea porque se encuentra privada de razón o porque no tiene

forma de exteriorizar su voluntad; el paciente no puede manifestar su deseo,

ya sea debido a una enfermedad grave incurable, un accidente, una

avanzada edad o cualquier otro elemento que ha repercutido en sus

capacidades mentales. Es requisito en esta figura que el paciente no se

hubiese pronunciado previamente sobre la eutanasia, ni aceptándola ni

rechazándola. Una vez más nos encontramos ante un caso que podría

suponer un problema ya que el sujeto pasivo no se ha pronunciado respecto

de la eutanasia, no ha prestado su consentimiento ni ha manifestado su idea

respecto al tema. Una posible solución la encontraríamos en las personas


responsables del paciente, esto es, la familia, quienes finalmente debiesen

pronunciarse respecto al tema, solicitándola.

Ahora, una vez que hemos conocido las formas de eutanasia,

podemos delimitar aún más el área de estudio que nos centra, y que, como

adelantamos previamente, comprende la necesidad de legislar respecto a la

eutanasia, permitiéndola en sus modalidades de voluntaria y no voluntaria

directa o indirecta, activa o pasiva, pero sólo respecto de aquellas personas

aquejadas por una enfermedad muy grave o en etapa terminal y que hayan

consentido y exteriorizado su deseo de verse sometidos a éste tratamiento.

Pero antes de continuar con el tema en cuestión, es menester estudiar y

analizar en su caso, qué se ha entendido por eutanasia en la historia del

hombre.

1.4 Nociones de Eutanasia en la Historia:


Desde el momento en que el hombre fue capaz de razonar, se dio

cuenta de que era más difícil defenderse de las adversidades de la vida si se

encontraba sólo, y por ello, comenzó a formar pequeñas comunidades cuya

finalidad era darse auxilio mutuo en un mundo hostil; estos peligros eran el

clima, las bestias salvajes y el mismo ser humano agrupado en otras

comunidades enemigas.
El hombre, en su idea de velar por la seguridad de la comunidad,

debía muchas veces tomar una decisión respecto de aquellas personas que

no prestaran un beneficio para ésta, sino que al contrario, eran más bien un

problema que debía soportar la comunidad; se prefería no proteger a

aquellos que no prestaran un servicio, una utilidad, o que representaran una

carga para ésta.

Luis Jiménez de Asúa en su obra “Libertad de Amar y Derecho a

Morir” se refiere al tema, y citando al Doctor Regnaut, nos relata que en

esos tiempos en que las tribus libraban sangrientas batallas, se consideraba

un deber rematar a los heridos, con el fin de evitarles torturas de un

enemigo cruel, cuando éstos se encontraban demasiado débiles para huir10.

Si hacemos un rápido viaje virtual al pasado, podemos encontrar

algunas culturas en América que realizaban prácticas eutanásicas que

consistían en exponer al moribundo al humo de un lento fuego, el monóxido

de carbono que emanaba del humo le causaba la pérdida de la conciencia y

posteriormente la muerte11.

10 a
Jiménez de Asúa Luis. Libertad de Amar y Derecho a Morir. Buenos Aires, 1992. 7 Edición. Pág. 339.
11
Drane James. Eutanasia y Suicidio Asistido en las Culturas Antiguas y Contemporáneas. Recuperado el
19-05-2015 de http://www.fundacionmhm.org/pdf/Numero1/Articulos/articulo3.pdf
Lo mismo ocurría con algunas tribus nómades, cuando alguna

persona alcanzaba una avanzada edad que le impedía viajar o contribuir a su

comunidad, éstos se despedían y marchaban a morir en soledad (esto se ve

mucho en las tribus esquimales, en América del Norte y parte de Siberia, en

que los hombres al alcanzar un grado de vejez se marchan a morir en

soledad, así ellos, en su creencia, dejan de ser una carga para su familia y

además devuelven al mundo parte de lo que ellos han tomado, en este caso

sirviendo como alimento para otros animales).

Similar situación se producía en diversas culturas primitivas respecto

de los niños pequeños a quienes se consideraba prácticamente una

obligación quitarles la vida, tanto por motivo de humanidad como de

necesidad en determinados casos, como por ejemplo ante la amenaza de una

tribu enemiga.

1.4.1 Eutanasia en la cultura griega y latina:

El concepto “eutanasia” propiamente tal es un concepto relativamente

moderno; es decir, el concepto eutanasia que ya hemos visto y que consiste

en quitar la vida a otro por motivo de compasión, pone énfasis en el acto,


esto es “dar muerte a otro”, y en si el acto podría ser considerado ético para

la sociedad, más allá de las razones que lo justifiquen. Sin embargo,

antiguamente, la eutanasia se consideraba más un estado mental de la

persona que iba a morir, su autocontrol, su serenidad, su conocimiento y

comprensión sobre las circunstancias.

Antiguamente, la concepción que se tenía sobre la muerte no difiere

mucho de la actual, salvo por el hecho de que, al considerarse la muerte

como una parte de la vida, algo esencial de la naturaleza, ayudar a otro ser

humano que se hallase aquejado por una enfermedad, no podía ser

considerado como algo malo, ni moralmente cuestionable, dar muerte a otra

persona con motivo de compasión era algo absolutamente humano.

No obstante lo antes señalado, existía una oposición por parte de

algunos que tenían una postura filosófica distinta, como los pitagóricos,

quienes sostenían que todo en la vida tenía un significado, incluyendo la

enfermedad y la muerte. Esgrimían como argumento que la vida del ser

humano tenía una extensión natural que debía ser respetada, por lo que

adelantar la muerte de una persona se consideraba un error12, algo

antinatural.
12
Ibídem.
Platón por su parte discrepaba de los pitagóricos y justificaba la

eutanasia, incluso en su obra “La República”, señala que los ciudadanos

tenían el deber de estar sanos tanto mental como físicamente, y aquellos que

no lo estuviesen y necesitaren auxilio médico permanentemente no debían

ser tratados. La razón para Platón consistía en lo siguiente: en vistas de que

estas personas no eran capaces de valerse a sí mismas, aún menos útiles

resultaban para el desarrollo del Estado13. Sin embargo, en esta figura, la

eutanasia aparece en su modalidad pasiva, es decir, se denegaba el

tratamiento médico.

Pese a la postura pro eutanásica de Platón y su concepción del

hombre como un ente que debía ser capaz de contribuir al desarrollo del

Estado, su discípulo Aristóteles disentía de éste tanto respecto a la

eutanasia, como a la concepción utilitarista de Platón.

Aristóteles compartía la idea de Platón en cuanto a que el hombre es

un animal esencialmente social, pero para éste, era un deber moral del

hombre frente al Estado el mantener a una persona con vida, oponiéndose a

la eutanasia aún en el evento de que la persona sufriera una enfermedad

incurable, incluso va más allá al señalar en Ética a Nicómaco que el hombre


13
Platón. La República. Oxford: Ed. Universidad de Oxford, 1973.
ha de mantenerse valiente frente a la muerte y que la aceleración de ésta

sólo demostraba cobardía14.

Sin embargo, la privación de la vida no era algo que procediera

simplemente porque sí, debían darse ciertas condiciones que fueron

impuestas por los estoicos, con el fin de asegurar que el acto no fuera

irracional ni de mera impulsividad.

Para los estoicos, la procedencia de la eutanasia se validaba cuando

se trataba de una persona enferma y que se encontraba sufriendo, pero

tampoco era un mero sufrimiento, sino que debía ser de tal manera que

como resultado de esta aflicción, el hombre no pudiese desarrollar una vida

buena, una vida digna.

La enfermedad además debía ser incurable, por lo que los

tratamientos médicos sólo tuviesen como objeto mitigar la aflicción del

enfermo.

Además de los requisitos antes mencionados, el hombre debía

considerar las responsabilidades que su muerte acarrearía, tanto en el

ámbito familiar, tanto como ciudadano del Estado. En otras palabras el

14
Platón. Ética a Nicómaco. Capítulo V.
enfermo debía encontrarse con sus facultades psicológicas completas, ser

capaz de razonar la situación y en base a ello, tomar una decisión.

En Roma, la aplicación de la eutanasia también era algo extendido y

que no generaba mayor controversia. La vida y la muerte se concebían de

forma similar a la griega.

Podemos encontrar algunas referencias en Los Anales de Tácito y en

los escritos de Séneca en que se tocan puntos de vista respecto a la vida y la

muerte, donde éste último señala que “el hombre sabio ha de vivir cuanto

deba, no lo que pueda”15 y concluye que es preferible quitarse la vida a vivir

una sin sentido.

Encontramos de tal manera que la eutanasia, tanto en su modalidad

activa como pasiva, fueron prácticas extensamente desarrolladas en la

historia griega y latina y que, como se mencionó previamente, movida por

la forma de concepción de la vida y la muerte, no era un tema moral en

discusión, no así como por ejemplo en la cultura judeocristiana, en que, al

15
Cicerón. Cartas a Atico. Séneca. Cartas a Lucilio y Anales de Tácito. Recuperado de
http://www. avi zora.co m/temasquequeman/eutanasia/0003_historia_eutanasia.htm el 03-01-15.
generarse un cambio en la mentalidad de las personas tanto cultural como

moralmente, pasa la eutanasia a ser algo incorrecto.

1.4.2 Concepción Judeocristiana respecto a la vida y la muerte:

Como antes pudimos apreciar, tanto el pensamiento como la

moralidad grecolatinas se fundaban en la razón, era ésta el eje de todo

conocimiento para el entendimiento de cuanto nos rodea, y en base a éste

conocimiento, se determinaba que era lo correcto o incorrecto.

En la concepción judeocristiana sin embargo, la vida y la muerte no

tenían el mismo significado que para los griegos o los latinos; siguiendo las

enseñanzas de la Biblia, su libro sagrado y las enseñanzas de Jesús, su

mesías e hijo de Dios, la vida nos es entregada por Dios, un regalo de éste

para el hombre, en el cual Dios nos ha hecho incluso a su imagen y

semejanza. Así como Dios nos ha dado la vida, es Él quien decide la muerte

de las personas, tanto en la forma como en el momento en que ésta hubiere

de producirse y por esto la vida de un ser humano no puede ser arrebatada

ni por uno mismo ni por terceros.

Siguiendo las enseñanzas de Jesús, el hombre está llamado a aliviar

los pesares de su prójimo y a soportar el sufrimiento en su caso, tal y como


hizo en su vida y ministerio. La muerte era vista como la puerta a la vida

eterna en el paraíso, el inicio de una vida eterna espiritual.

Respecto de la muerte, Jesús recordaba a sus discípulos y seguidores

el mandamiento del antiguo testamento: “no matarás” 16 y sentenciaba:

“Cualquiera que cometiere homicidio será responsable ante la Corte”17.

Los principios y normas morales que predicó Jesús fueron

fuertemente absorbidos por la sociedad judío cristiana y tuvo una gran

expansión en el occidente; se consideró que quitar la vida a otro ser humano

era negar o hurtar un derecho divino.

Si continuamos analizando la expansión del judío cristianismo en la

historia, en el siglo IV después de Cristo, Constantino declara el

cristianismo como religión oficial del Imperio Romano, lo que establece

finalmente que los principios y las normas morales de quienes profesan esta

religión pasan a convertirse en las normas morales públicas que pasan a

regir el Imperio.

16
La Biblia. Éxodo V. 20-13; Mateo V. 5-21; Mateo V. 19-18; Marcos V. 10-19; Lucas V. 18-20; Romanos V.
13-9; Santiago V. 2-11, Génesis V. 9-6; Éxodo V. 21-12; Éxodo V. 23-7; Levítico V. 24-17; Deuteronomio V.
5-17.
17
La Biblia. Mateo V. 5-21.
Los autores cristianos retoman las ideas hipocráticas contrarias a

quitar la vida del paciente y llevan a formar una moral cívica y médica que

pasa a ser oficial en el Imperio Romano.

Más adelante en la historia, encontramos en San Agustín, que se

reafirman las ideas cristianas respecto a la vida y la muerte e incluso

formula una postura contraria al suicidio, siguiendo los escritos bíblicos

basados en el mandamiento de “no matarás”. Sin embargo resulta

interesante señalar que San Agustín aceptaba una excepción a esta

prohibición, y que estaba relacionada con el derecho de la autoridad a la

guerra justa. Está demás señalar que esta excepción explica tanto las

Cruzadas como las atrocidades cometidas por la Inquisición en la Edad

Media.

Posteriormente, Santo Tomás de Aquino añade nuevos argumentos

respecto del dominio de Dios sobre la vida humana. Retomando los clásicos

griegos, especialmente la postura aristotélica, señala que el suicidio

(refiriéndose a lo que actualmente podríamos denominar eutanasia) iba en

contra de Dios y el amor propio, además, estaba en contra del deber del

individuo para con su comunidad.


En ésta época la concepción de la eutanasia toma un nuevo

significado, la buena muerte ya no consiste en dar muerte a la persona, sino

más bien en ayudarle a sobrellevar el momento del fallecimiento tomando

todas las medidas posibles para aliviar su sufrimiento.

1.4.3 Concepción Islámica de la vida y la muerte

Es claro que la mayor influencia en el concepto de eutanasia, la

encontramos por parte de la moral occidental judeocristiana, sin embargo

me parece correcto incluir además en el estudio la concepción del Islam

sobre el tema, en qué situación queda la bioética para quienes profesan esta

religión que, si bien no es la que tiene más adeptos, tiene muchas

similitudes con la judeocristiana.

Algo que es necesario señalar inmediatamente es que el islamismo

funde en una institución tanto religión como derecho (su código de derecho

es el sharía, también llamada en occidente como “ley musulmana”), aunque

su identificación con ésta es matizable; no constituye dogma ni es

indiscutible, sino que objeto de interpretación.

En cuanto a la concepción de la muerte, en el Islam, al igual que en

el Judeocristianismo, también está prohibido el tomar la vida propia como


la ajena, cuando Muhammad se refiere a evitar los siete pecados

destructivos, señala “el matar a alguien que Dios prohibió matar, sin

legítimo derecho” (Al – Bujari); posteriormente en la sunna (equivalente a

los Evangelios de la Biblia judeocristiana) 5:32 del Corán, el Islam ordena

que se cuiden y preserven las almas y prohíbe el asesinato o participar de

éste: “…Quien mata a una persona sin que ésta haya cometido un crimen o

sembrado la corrupción en la Tierra es como si matase a toda la humanidad.

Y quien salva una vida, es como si salvara a toda la humanidad.” Y

finalmente en la sunna 4:93 del Corán se sentencia: “Quien matare a un

creyente intencionalmente será castigado con el Infierno Eterno”…

Por su parte, el musulmán Julián Zapata, director del Centro Islámico

de Bogotá, Colombia, da su posición sobre la eutanasia.

Julián comenta que para todos los sabios musulmanes de cualquiera

de las escuelas jurídicas, tanto Shiitas, Sunnitas y Sufis, la eutanasia y el

suicidio son algo prohibido en el Islam.

Los juristas sostienen que los pacientes al ser seres humanos, se les

debe proveer alimento y medicina hasta el último momento de sus vidas, no


pudiendo el hombre disponer de cuándo sería éste momento, ya que es un

bien indisponible, sólo Dios puede disponer de la vida del hombre.

No obstante lo antes señalado, los sabios están de acuerdo respecto de

la licitud de desconectar las máquinas de soporte vital que mantienen con

vida a los pacientes con muerte clínica. El Islam permite, en ciertos

casos, el cese de las medidas que prolongan la vida de forma artificial, ya

que se trata de aferrarse a una vida que ya no existe, finalmente lo que se

mantiene en funcionamiento son los órganos de la persona y no la persona

como tal, y por ello, no debe prolongarse la vida a toda costa, donde la

ciencia y la razón no ven perspectiva18.

1.4.4 Evolución del término.

Es en el siglo XVI cuando recién vemos el primer concepto de

eutanasia, acuñado por Sir Francis Bacon, y consiste en la acción del

médico tendiente a disminuir la aflicción del enfermo incluyendo la

posibilidad de acelerar su muerte19.


18
Once argumentos contra le Eutanasia. Recuperado de
http://blogs.eltiempo.com/confesiones/2007/04/09/once-argumentos-contra-la-eutanasia-segun-el-islam/ el
11-09-2015
19
Silva Alarcón Doris. La Eutanasia: Aspectos Doctrinarios, Aspectos Legales. Centro de
Estudios Biojurídicos. Versión en línea recuperada de http://muerte.bioetica.org/doc/sil va.pdf el 05-01-
15.
Ese mismo siglo, en “La Utopía”, de Tomás Moro, s e señala que

en principio, los tratantes de los pacientes (los médicos y las enfermeras)

han de mantener una atención meticulosa y esmerada para con éstos,

pero si en atención a las circunstancias de u na enfermedad intolerable,

esto es, padecida con sufrimientos terribles y sin remedio,

“sobreviviendo” la enfermedad sin una posible cura, entonces se

legitimaba la práctica de la eutanasia, tanto por los magistrados como por

los sacerdotes20.

En esta sociedad ideal de Moro, los hombres se liberarían a sí

mismos de las aflicciones de sobrellevar una enfermedad mortal o

permitirían que otra persona lo hiciera.

Importante es señalar que Moro no utiliza la palabra “eutanasia”

pero se refiere a ella toda vez que se refiere a su significado en las

culturas greco latinas.

Con la llegada del Renacimiento, se mantiene la concepción

judeocristiana de la vida y la muerte, es así que el médico tratante es el

20
Moro Tomás. “Utopía”, Capítulo de Los Esclavos. Recuperado de
http://pendientedemigracion.ucm.es/info/bas/utopia/html/moro.htm el 03-01-2015.
llamado a aliviar los padecimientos de los pacientes hasta el momento

de su deceso, situación que facilitaban los grandes avances de la

tecnología médica y la medicina. Sin embargo, cuando la medicina sólo

podía aliviar el dolor y la enfermedad se veía ya como incurable, el

médico podía suspender o terminar el tratamiento, pero se continúa

suministrando medicamentos que aliviaran el dolor del paciente, de tal

forma que la muerte de este se producía de una forma indolora.

Aquí encontramos una diferencia sustancial respecto de la

antigüedad, toda vez que antiguamente la aplicación de la eutanasia por

parte del médico tratante era activa (se ponía fin a la vida por medios

directos), mientras que en este caso encontramos una pasividad por parte

de éste, el médico no produce la muerte del paciente, sino que suspende

un tratamiento inútil y su finalidad es sólo el alivio del dolor de la

persona al momento de su fallecimiento.

Así es como la ética judeocristiana influyó en gran parte de la

cultura Occidental, y junto con ello, los cuerpos legales que componen

la mayoría de los países de Occidente, y, por qué no decirlo, del mundo

en general. Por otro lado, la “buena muerte” no se refiere ya a una


ocasionada directamente, sino que también una causada por medios

indirectos u omisivos, ya sea por la no iniciación o interrupción de un

tratamiento médico o por la aplicación de un medicamento que además

de disminuir el dolor del paciente, puede producirle la muerte. Ahora el

dilema ético se posiciona en la causación de la muerte por medios

directos, con la participación activa de un sujeto. Muchas legislaciones

reconocen el derecho del paciente a solicitar la no iniciación de

tratamientos médicos, la suspensión o el retiro de éstos, incluso los de

soporte vital.
II.- Capítulo Segundo: Argumentos en contra de la eutanasia
2.1.- Religión y eutanasia:

En el capítulo anterior analizamos la postura de la mayoría de las

personas, la cual nace de sus principios y creencias tanto morales como

culturales, principalmente aquellas de índole religioso.21

Cuando estudiamos la concepción de la vida, tanto para la religión

judeocristiana como la musulmana, nos encontramos que la visión que se

tiene respecto de la vida es que es sagrada, la vida nos ha sido entregada por

Dios y en razón de ello, es imposible para nosotros disponer de ésta.

Algunos de los argumentos más esgrimidos por la religión serían los

siguientes:

1. El hombre no puede disponer de la vida ya que es un regalo de Dios y

sólo éste puede tomarla.


21
Declaration of euthanasia. Sacred Congregation for the Doctrine of Faith. Roma, mayo 5, 1980.
Consultado en http://www. vatican. va/ el 11-12-2014
2. Al haber sido creado el ser humano a imagen y semejanza de Dios,

nuestra vida es algo valioso.


3. Todas las vidas son igualmente valiosas, es por ello que ninguna debe

ser arrebatada antes del tiempo que Dios le ha entregado para vivir.
4. La muerte es un proceso espiritualmente importante y no debe ser

perturbado.
5. El hombre es llamado a aliviar los pesares de su prójimo, es una

obligación ayudarle a sobrellevar su enfermedad para que su muerte

sea lo menos dolorosa posible.

En conclusión, y, como ya habíamos adelantado en el capítulo

anterior, ambas religiones se oponen de forma absoluta a la eutanasia.

2.2.-Otros argumentos en contra:

Además de los argumentos morales que nacen a partir del credo

religioso, existen otros que, no siendo religiosos, igualmente se oponen a la

aplicación de la Eutanasia, por ejemplo:

1. La eutanasia podría no estar en el mejor interés del paciente.


2. Un cuidado paliativo acorde con las necesidades del paciente haría

innecesaria la aplicación de la eutanasia.


3. Permitirla, conduciría a un cuidado menos riguroso para el enfermo

terminal.
4. Expone a personas vulnerables a presiones familiares para poner fin a

su vida.
5. Otorga mucho poder a los médicos, ya que estos arbitrariamente

podrían decidir si aplicar un procedimiento eutanásico a una persona

o no.
6. No hay una manera de regularla adecuadamente.
7. La posibilidad de que, en el evento de despenalizar la eutanasia o el

auxilio al suicidio, inmediatamente sea solicitada por personas que no

se encuentran en la situación exigida por la ley, argumentando otras

situaciones de carácter personal por las que desean poner fin a su

vida, ampliando la posibilidad de acceder a estos procedimientos a

personas que no sufren enfermedades terminales o se encuentren

prontas a la muerte.
8. Presiona a las personas más vulnerables, como es el caso de aquellas

personas incompetentes, con alguna enfermedad mental, seniles o de

escasos recursos, en donde aquellas que pueden razonar

medianamente pasarían a verse a sí mismas como una carga

económica para sus familias.

De la simple lectura de los argumentos, aparece de manifiesto que la

mayoría consiste en supuestos y argumentos básicos ya sean promovidos

por un prejuicio personal, una ignorancia respecto al tema o por el simple


temor, sin embargo otros parecen bien fundados y efectivamente

constituyen situaciones que hay que prever y zanjar con una solución

definitiva si se quiere legislar permitiendo la aplicación de la eutanasia o el

auxilio al suicidio.

2.3.-Derechos Humanos.

Los Derechos Humanos (DDHH) son los pilares fundamentales del

ordenamiento jurídico de casi todos los países del mundo (países que han

ratificado los tratados internacionales sobre DDHH).

Uno de los derechos fundamentales consagrado en la Declaración

Universal de los Derechos Humanos de 1948 en su artículo tercero, consiste

en el derecho a la vida, a la libertad, a la dignidad humana 22 y al

“consentimiento informado”23.

2.3.1.- La dignidad Humana.

Plantea que cuando un hombre va a morir, éste ha de hacerlo con

todos los alivios médicos y los consuelos humanos posibles, esto es, morir

22
Declaración Universal de Los Derechos Humanos. 1948. Recuperado de
http://www.un.org/es/documents/udhr/ el 11-09-2015
23
Declaración para la promoción de los Derechos de los Pacientes en Europa. Consulta europea sobre
los Derechos de los Pacientes. Ámsterdam, 28-30 de marzo de 1994. Oficina Regional para Europa,
Organización Mundial de la Salud (OMS).Recuperado de
http://www.ffis.es/ups/documentacion_ley_3_2009/Declaracion_promocion_derechos_pacientes_en_Euro
pa.pdf el 11-09-2015
sin dolor, algo que en la actualidad es posible gracias a los grandes avances

de la medicina.

Los detractores de la eutanasia argumentan que resultaría

incongruente abogar por ésta con motivo de compasión, ya que la finalidad

de ésta, es aliviar los padecimientos del paciente para que, de ésta forma, el

paciente tenga una muerte digna. Se escudan en que actualmente existen los

medios médicos para evitar el sufrimiento del paciente sin la necesidad de

que se produzca su muerte, por lo que su dignidad se vería completa.

Sin embargo, resulta curioso que la dignidad humana se utiliza como

argumento también por quienes defienden la eutanasia. Señalan que la

persona tiene derecho a elegir libremente el momento de su propia muerte,

evitando así situaciones y pesares tanto físicos como psíquicos que socavan

su humanidad.

2.3.2.- El Consentimiento Informado:

La Declaración para la Promoción de los Derechos de los Pacientes

en Europa de 1994 y promovido por la OMS no lo conceptualiza, sin

embargo, a partir de los elementos entregados en sus distintos numerales,


como el 3.1 “el requisito previo a toda intervención médica”; y su numeral

3.2 “El paciente tiene derecho a negarse o a detener una intervención

médica”, lo podemos conceptualizar como: La manifestación de voluntad

del paciente tendiente a aceptar o rechazar una intervención médica, previa

información entregada sobre su situación actual e inminente respecto de su

enfermedad o aflicción por el o los médicos tratantes.

Posteriormente en su numeral 3.3 señala que, cuando el paciente sea

incapaz de expresar su voluntad y se necesite urgentemente llevar a cabo

una intervención, se puede presumir el consentimiento del paciente, a

menos que resulte obvio por una declaración de voluntades anticipadas

(DVA) previa que en dicha situación el consentimiento sería denegado.24

En otras palabras, se funda la procedencia y legitimidad de la

aplicación de la eutanasia en los derechos fundamentales del ser humano,

reconocidos internacionalmente por aquellos Estados que han ratificado los

Tratados de Los Derechos Humanos y en virtud del cual se señala que el

24
Asociación Médica Mundial (AMM). Declaración de Lisboa sobre los Derechos del Paciente.
a
Adoptada por la 34 Asamblea Médica Mundial en Lisboa, Portugal, septiembre / octubre 1981,
a
enmendada por la 47 Asamblea General en Bali, Indonesia, septiembre 1995 y revisada su redacción
a
en la 171 Sesión del Consejo, Santiago, Chile, octubre 2005.
hombre puede elegir, si es consciente y voluntariamente, mientras se

exprese, su voluntad a tratarse médicamente o no hacerlo.

Aquí encontramos uno de los más fuertes argumentos en pro de la

necesidad de legislar respecto de la eutanasia, toda vez que el hombre libre

debiese ser capaz de decidir si someterse a un tratamiento médico cuando

las condiciones o las posibilidades reales de superar la aflicción sean

mínimas, o de poder detener un tratamiento ya iniciado cuando éste sea

futil, en otras palabras, no aporta ningún beneficio y el paciente

inevitablemente va a morir. La calidad de vida del paciente se ve menguada

por el consumo de medicamentos que, además de ser (por regla general)

excesivamente caros, y por consiguiente disminuir el patrimonio de la

familia, además provocan en el paciente y en quienes lo rodean una vida

indigna, una vida sufrida y cuya culminación inevitable es la muerte, por lo

que sólo se estaría dilatando lo inevitable.


III.-Capítulo Tercero: Eutanasia en Derecho Comparado

La posición dominante que se ha tomado en el mundo respecto de la

eutanasia es su no aceptación. Por un lado encontramos oposición por parte

de apreciaciones de carácter moral de la sociedad, y por otro, el hecho de

que la mayoría de las Asociaciones Médicas se han pronunciado en contra

de su aplicación, fundadas en la prohibición explícita del juramento

Hipocrático: “No daré a nadie, aunque me lo pida, fármaco letal, ni haré

semejante sugerencia”. Una tercera razón la encontramos en que, en la

práctica, son los médicos y no los juristas o los filósofos quienes aplican la
eutanasia en el hecho concreto, con la consiguiente carga moral, psicológica

y emocional que ello conllevaría.

Sin embargo esta regla general y posición dominante, encontramos

países que sí han aceptado la eutanasia como parte de sus ordenamientos

jurídicos, estableciendo normas para el efecto. Entre estos países

encontramos el Estado de Australia, Suiza, Holanda, Bélgica, Québec,

Oregón, Washington, Vermont, Montana y California en Estados Unidos y

Colombia en Latinoamérica, convirtiéndose así en el primer país

latinoamericano en aceptar la eutanasia.

3.1 Holanda

La eutanasia fue aprobada en Holanda el año 2001 por la Ley de

Comprobación de la Finalización de la Vida a Petición Propia y Del Auxilio

al Suicidio, que entró en vigencia el año 2002.

Esta ley conceptualiza eutanasia como toda intervención directa y

eficaz del médico para causar la muerte del paciente que sufre una

enfermedad irreversible o que se encuentra en fase terminal y con

padecimiento insoportable, a petición expresa de este.


Para que opere la eutanasia propiamente tal, es necesario que se

cumplan los requisitos del artículo dos de la ley:

1. Que el paciente que se someterá a la eutanasia sea residente en

Holanda.
2. Que el médico tratante se encuentre convencido de que la petición es

voluntaria, se encuentre bien meditada y que expresa los deseos del

paciente, esto es, que es plenamente capaz y se ha reiterado su

voluntad. Esta puede haber sido manifestada en un documento de

voluntad anticipada.
3. Que se constate que el paciente se ve aquejado por un padecimiento

insoportable y no tenga esperanzas de mejora.


4. Que se haya informado al paciente de su situación y de las

expectativas futuras.
5. Que se haya consultado con otro facultativo y que éste haya

corroborado el cumplimiento de los requisitos. En el caso del

paciente con sufrimiento psicológico, se deberá consultar dos

médicos quienes elaborarán un informe por escrito del paciente y su

situación.
6. Que la realización de la eutanasia se haga con el mayor cuidado y

profesionalidad.
¿Quiénes son capaces de solicitar un tratamiento eutanásico?

Son capaces los mayores de 18 años plenamente conscientes o que

hayan expresado su voluntad de forma anticipada, igualmente los mayores

de 16 años pero menores de 18 años que sean plenamente conscientes o que

hayan realizado voluntades anticipadas si los padres o tutores han

participado en el proceso de decisión. Igualmente son capaces los menores

entre 12 y 16 años que tengan la madurez suficiente, si sus padres o tutores

están de acuerdo con la decisión del menor.

Procedimiento:

La persona que desea someterse al tratamiento debe presentar una

solicitud por escrito (puede ser también un escrito de voluntades

anticipadas) ante el médico tratante de su decisión. Posterior a ello, debe

consultarse a otro médico facultado que corrobore el estado de salud del

paciente y los requisitos para que opere la eutanasia. En caso de dudas

respecto a la capacidad del paciente, se constatará el estado psicológico del

este, examen que deben realizar psicólogos. Una vez que se cumplan con

los requisitos, se procede a la intervención médica. Con posterioridad a la

intervención, los médicos remitirán informe al forense municipal, sin


necesidad de emitir certificado de defunción. El médico forense comunicará

de la eutanasia a la Comisión Regional de Comprobación (conformada por

un jurista, un médico y un experto en ética, nombrados por el Ministerio de

Sanidad y de Justicia), en el caso de que se den los requisitos, de no ser así,

comunicará al Ministerio Fiscal para la aplicación del Código Penal.

Son funciones de la Comisión Regional de Comprobación el valorar

el cumplimiento de los requisitos en cada caso en que se haya aplicado un

procedimiento eutanásico o se haya auxiliado al suicidio, tiene el deber de

solicitar información complementaria al médico tratante y tiene además la

obligación de emitir, en un plazo de seis semanas, un dictamen aprobado

por simple mayoría de los miembros de la Comisión, en el cual constarán

los hechos, el tratamiento y si se cumplen con los requisitos exigidos por la

ley. Finalmente tienen el deber de informar al Ministerio Fiscal en los casos

en que la eutanasia no hubiere cumplido con los requisitos legales para el

inicio de investigación penal.

De lo anterior podemos advertir que la eutanasia está permitida sólo

en los casos ya mencionados y cumpliéndose con los requisitos exigidos por

la ley, por lo que cualquier otra intervención médica que tenga como
resultado la muerte del paciente (a petición de este) en que no se cumplan

los requisitos, será castigada penalmente.

3.2 Bélgica

El 28 de mayo de 2002 se aprobó en Bélgica una ley relativa a la

eutanasia y entró en vigencia en septiembre del mismo año 25. En esta ley, a

diferencia de la de Holanda, se despenaliza solo la eutanasia y no el auxilio

al suicidio. Sin embargo, la razón de esto es que, a diferencia de la mayoría

de los países europeos, el código penal belga no tipifica el delito de auxilio

al suicidio, por ello no era necesario despenalizarlo, ya que una conducta no

típica ni punible, difícilmente puede ser despenalizada.

25
The Belgian Act on Euthanasia (Acta Belga de eutanasia). 28 de Mayo 2002. Recuperado el 01-03-16 de
http://www.ethical-perspectives.be/viewpic.php?TABLE=EP&ID=59
Requisitos para la práctica eutanásica:

1. Mayoría de edad del paciente o que, en el caso de ser menor de edad,

se encuentre aquejado por una enfermedad irreversible, incurable y o

padeciendo un terrible sufrimiento.26 ¯ 27


2. Que el paciente sea consciente de la importancia de su petición y de

todo lo que la realización de la práctica eutanásica conlleva.


3. Que la solicitud sea voluntaria y reiterada.28
4. Que el paciente se encuentre con un padecimiento físico o

psicológico constante e insuperable ocasionado por una condición

patológica grave e incurable.

Procedimiento:

a. La primera obligación del médico tratante consiste en informar

al paciente de la existencia de cuidados paliativos.


b. En segundo lugar, debe consultar a otro médico de las

condiciones del paciente, quien deberá elaborar un informe que

26
Nota del autor: La ley belga de 28 de mayo del año 2002 permitía la práctica eutanásica sólo en
personas mayores de edad y menores que se hubiesen emancipado conforme a la ley belga, sin embargo
dicha ley fue modificada en febrero de 2014 permitiendo que la inyección letal fuera posible también en
menores, convirtiéndose de esta forma en el primer país en eliminar restricciones de edad respecto al
procedimiento eutanásico.
27
Nota del autor:28 de Febrero de 2014, Ley que modifica la Ley de 28 de mayo de 2002 relativa a la
Eutanasia y la extiende a menores de edad. En francés. Recuperado el 01-03-16 de
http://www.eutanasia.ws/_documentos/Leyes/Internacional/B%C3%A9lgica%20-%20Ley%20para
%20enmendar%20la%20Ley%20relativa%20a%20la%20eutanasia,%20para%20extender%20la
%20eutanasia%20a%20menores%20de%20edad%20-%20febrero%202014.pdf
28
Nota del autor: Dicha solicitud puede haberse hecho mediante una declaración de voluntades
anticipadas.
estará de acuerdo o en desacuerdo con las impresiones del

primer médico tratante.


c. Recopilar información sobre el equipo que tiene al paciente a

su cuidado.
d. Procurar que el paciente consulte con sus familiares o personas

de su entorno.
e. Debe dejar pasar un mes de plazo contado desde el día de la

solicitud de la eutanasia y la práctica de la misma.


f. Una vez practicada la eutanasia, el médico debe enviar un

informe del caso con documentación completa a la Comisión

Federal de Control y de Evaluación en un plazo no superior a

cuatro días.
La comisión está conformada por ocho médicos (cuatro de

estos deben ser profesores universitarios de medicina), cuatro

profesores universitarios de derecho o abogados en ejercicio y

cuatro personas que provengan del entorno de pacientes con

enfermedades incurables.

3.3 Luxemburgo

Luxemburgo fue el tercer país en despenalizar la práctica eutanásica

en el mundo, siguiendo a las legislaciones de Holanda y Bélgica aprobando


en el año 2009 la ley de Legislación que Regula los Cuidados Paliativos así

como la Eutanasia y Asistencia al Suicidio.29

Dicha ley define los derechos del paciente, tanto a cuidados

paliativos, como el derecho a ser respetado en su voluntad, sea anticipada o

posterior al hecho que origina la solicitud de la práctica eutanásica a realizar

por un médico competente.

El artículo tercero de dicho cuerpo legal dispone que el médico

tratante esté obligado a aliviar de forma eficaz el sufrimiento físico o

psicológico del paciente, cuando este se encuentre en fase avanzada o

terminal, incluso si dicho tratamiento puede acelerar el fin de su vida. El

médico debe informar al paciente este efecto secundario y no podrá actuar

sin su consentimiento.

Si el paciente se encuentra incapacitado de expresar su voluntad

relativa al fin de su vida, corresponde al médico establecer su voluntad

presunta, valiéndose de los familiares del paciente o cualquier otra persona

que figure como de confianza, en el caso de que el paciente hubiere

29
Ley que Regula los Cuidados Paliativos así como la Eutanasia y Asistencia al Suicidio. Recuperado el
01-03-16 de http://www.eutanasia.ws/_documentos/Leyes/Internacional/[TRADUCCI%C3%93N]
%20Luxemburgo%20-%20Ley%20relativa%20a%20los%20cuidados%20paliativos,%20eutanasia%20y
%20asistencia%20al%20suicidio%20-%20marzo%202009.pdf
redactado un documento de “directiva anticipada”, que no es otra cosa sino

la voluntad anticipada del paciente. La directiva anticipada puede ser

redactada por cualquier persona mayor de edad que sea capaz, y en él

establece su voluntad respecto al final de su vida, condiciones, limitaciones

o suspensión del tratamiento médico, en su caso, y las personas que le

acompañaran en el proceso.

Condiciones para la práctica eutanásica:

1. Mayoría de edad del paciente, debe ser capaz ante la ley y consciente

de su solicitud.
2. La solicitud debe ser formulada de forma voluntaria y reflexionada,

no debe ser obra de presión de terceros, ya que vicia el

consentimiento del paciente.


3. El paciente debe encontrarse en una situación médica sin solución y

en estado de sufrimiento físico o psíquico constante, insoportable y

sin perspectiva de mejoría.


4. La solicitud debe ser realizada por escrito.

Procedimiento
Para la realización de la práctica eutanásica, la solicitud escrita se

presenta al médico tratante quien analizará la situación y discutirá de las

opciones con el paciente, debiendo constatar el estado de este y asegurarse

de la persistencia del sufrimiento que le aqueja. Si el médico logra un

convencimiento de que no hay ninguna otra opción, buscará una segunda

opinión en otro médico, para determinar el estado incurable de la dolencia.

El médico consultado elaborará informe señalando todas sus observaciones,

el cual remitirá al médico tratante, quien informará al paciente de los

resultados de la consulta. El paciente en todo momento puede señalar

nuevas condiciones o revertir su solicitud de la práctica eutanásica.

Una vez practicada la eutanasia, el médico debe dejar constancia de todo

el procedimiento en el expediente del paciente y remitir el documento de

declaración de haberse realizado la eutanasia a la Comisión Nacional de

Control y Evaluación (similar a la institución de evaluación de práctica

eutanásica de Bélgica), dentro de un plazo de ocho días. En el documento se

señalará con precisión la información completa y detallada del paciente,

nombre completo, edad, sexo, la dolencia y su naturaleza, las razones de por

qué dicha dolencia se calificaba como sin mejora, los elementos que

permitan asegurar que la solicitud de eutanasia fue realizada por el paciente


de forma voluntaria y exenta de cualquier vicio, el procedimiento seguido

por el médico, la cualificación del o de los médicos consultados, opinión y

la fecha de dichas consultas y finalmente las circunstancias y los medios

por los cuales se realizó la eutanasia.

La Comisión revisará que se hayan cumplido todos los requisitos

contemplados en la ley y las condiciones del paciente, debiendo

pronunciarse en el plazo de dos meses. En el caso de que la Comisión

estime que no se cumplió con la normativa vigente, se lo informará al

médico tratante y posteriormente elevará los antecedentes al Colegio de

Médicos quienes deben pronunciarse en el plazo de un mes. El Colegio

puede determinar, en el evento de que no se hubiesen cumplido los

requisitos exigidos por la ley, la aplicación de alguna medida disciplinaria

para que posteriormente la Comisión remita los antecedentes a la Fiscalía e

inicie su investigación penal por el delito de homicidio.

3.4 Suiza
La situación de Suiza es distinta de los países previamente

estudiados, ya que la eutanasia constituye delito pero no así el auxilio al

suicidio, como vimos anteriormente30, salvo en determinados casos.

Como venía señalando, en Suiza la práctica de suicidio asistido no se

encuentra legalizada, sino que simplemente la ley la sanciona cuando un

sujeto induce o auxilia a otro por motivos egoístas a cometer suicidio, de

acuerdo al artículo 115 del Código Penal Suizo que, asombrosamente no ha

sufrido alteraciones desde 1930, por lo que la situación siempre se encontró

contemplada en su legislación31.

Tampoco se requiere la asistencia de un médico en el acto, quien sólo

prescribiría el fármaco letal, por lo que queda en manos de organizaciones

no gubernamentales como Exit, una organización con sede en Zurich

dedicada a la autodeterminación del ser humano y el derecho de morir de

forma digna, entre otras organizaciones dedicadas a ello.

30
Capítulo Primero: Concepto, formas y nociones de Eutanasia en la Historia, título 1.2 Suicidio Asistido.
31
Código Penal Sueco (Swiss Criminal Code) recuperado de https://www.admin.ch/opc/en/classified-
compilation/19370083/201501010000/311.0.pdf con fecha 02-03-2016
3.5 Québec

El día 5 de junio de 2014 la Asamblea Nacional de Quebec aprobó la

Ley de Ayuda Médica al Final de la Vida 32, que modificó el Código Civil de

Québec, el Código de Procedimiento Civil, la Ley Médica, Ley Sobre

Farmacia y Ley sobre Servicios Médicos y servicios Sociales, y cuya

finalidad consiste en asegurar el respeto a la dignidad y autonomía de las

personas al final de sus vidas. Dicha ley obliga al Estado a velar por el

cumplimiento de estos cuidados finales, atendiendo a la voluntad del

paciente.

Dicha ley dispone normas respecto a los diferentes organismos que

dispensen estos cuidados de final de la vida, tanto instituciones, casas de

cuidados paliativos y gabinetes de profesionales, así también crea una

Comisión para los cuidados del final de la vida que tiene como objeto

examinar toda cuestión relativa a los cuidados del final de la vida de los

pacientes y de vigilar la aplicación de las exigencias particulares relativas a

la ayuda médica para morir.

32
Ley de Ayuda Médica al Final de la Vida. Proyecto de Ley N°52 de 22 de mayo de 2014. Recuperado en
español de http://www.eutanasia.ws/_documentos/Leyes/Internacional/[TRADUCCI%C3%93N]%20Qu
%C3%A9bec%20-%20Ley%20sobre%20los%20cuidados%20al%20final%20de%20la%20vida%20-
%20Junio%202014.pdf
Ahora bien, ¿Qué se entiende por cuidados del final de la vida?

Por cuidados del final de la vida se entiende (siguiendo la ley de

Québec), al derecho que asiste a todo paciente a ser respetada en su

dignidad, autonomía y reconocida en sus derechos. A ser tratada con

comprensión, compasión, cortesía y equidad. El objeto de dichos cuidados

es proporcionar a la persona los cuidados activos con el fin de aliviar el

sufrimiento, sin acelerar ni retrasar la muerte, que permita al paciente llevar

la mejor calidad de vida posible, ofreciéndole a este y sus parientes el apoyo

necesario.

Sin embargo lo antes mencionado, los cuidados del final de la vida

también comprenden la sedación paliativa continuada y la ayuda médica

para morir, que es lo que más nos interesa ver.

La sedación paliativa continuada consiste en administrar

medicamentos o substancias al paciente con la finalidad de mantenerlo en

estado de inconsciencia continuada, hasta su fallecimiento, mientras que la

ayuda médica para morir es la administración de medicamentos o

substancias suministradas por un médico a un paciente y solicitado por este,

con el fin de aliviar sus padecimientos que conlleva a la muerte.


Toda persona mayor de edad y capaz puede acceder a los cuidados

del final de la vida. En el caso del menor de edad y los incapacitados, se

actúa mediante representación legal de persona autorizada para ello.

Requisitos para solicitar la ayuda médica para morir:

Para que una persona pueda solicitar la ayuda médica para morir debe

reunir los siguientes requisitos:

1.- La persona debe encontrarse asegurada por la Ley de Seguro de

Enfermedad.

2.-La persona debe ser mayor de edad y ser capaz de aceptar los cuidados.

3.-La persona debe encontrarse en el final de su vida.

4.-Que padezca una enfermedad grave e incurable.

5.-Que su situación médica se caracterice por la decadencia avanzada e

irreversible de sus capacidades.

6.-Que la persona se vea aquejada por sufrimientos físicos o psíquicos

constantes e insoportables.
7.-La solicitud debe ser realizada por escrito, mediante formulario, con

fecha y firma del solicitante, y debe hacerse en presencia del médico

tratante.

8.-El paciente puede en todo momento solicitar el aplazamiento de la

administración de la ayuda para morir o solicitar su retiro.

9.-El médico debe constatar que la persona cumple con todos los requisitos

antes señalados.

10.-El médico debe constatar que el paciente ha realizado su solicitud de

forma lúcida y libre de presiones externas.

11.-El médico debe obtener la opinión de un segundo médico que confirme

que se cumplan las condiciones antes señaladas.

12.-Si el médico concluye que puede administrar la ayuda médica para

morir, debe administrarla el mismo.

Me parece importante señalar que la ley se pone en el caso del

médico que no desee administrar la ayuda médica para morir, aunque se

cumplan los requisitos señalados por la ley.


En el caso de que el médico pertenezca a una institución o centro de

cuidados para el final de la vida y no desee realizar la administración de la

ayuda médica aún cumpliéndose los requisitos del artículo 29, debe

comunicarlo al director general de la institución y entregarle el formulario

de ayuda médica para morir. El director de la institución gestionará de la

forma más rápida para encontrar un médico que realice la solicitud.

El médico que administre la ayuda para morir debe acompañar al

paciente en todo el proceso otorgando el máximo apoyo tanto a este como a

su familia hasta el fallecimiento del solicitante.

3.6 Australia

En Australia nos encontramos con una situación distinta a las antes

mencionadas. De acuerdo a la ley australiana, no es delito cometer suicidio

y a los pacientes les asiste la posibilidad de elegir detener un tratamiento

médico cuando se encuentran en estado terminal de su enfermedad y

pueden solicitar que se remueva el soporte vital, en su caso, sin embargo la


eutanasia no se encuentra despenalizada, por lo tanto es considerado delito

asistir en ella.

No obstante esto no fue siempre así ya que en el año 1995, en el

Estado del Territorio Norte de Australia, se promulgó una ley denominada

“Derechos de los Enfermos Terminales”33 que permitía la práctica

eutanásica en el caso de los pacientes terminales aquejados por

33
Nota del Autor: Act of the Terminally Ill. Australia, 1995. En Inglés. Dicha ley se compone
principalmente de cinco partes divididas de la siguiente forma: En su Parte 1 (Part 1: Preliminary) nos
encontramos con los preliminares, se conceptualizan los términos que abarca dicha ley. En su Parte 2
(Part 2: Request for and giving of assistence) se señala quién puede solicitar un procedimiento
eutanásico y la responsabilidad del médico tratante, también se señalan las condiciones que se deben
cumplir para la realización del procedimiento eutanásico (18 años de edad; que el paciente se encuentre
efectivamente en estado terminal aquejado por una enfermedad incurable, que desde un punto de vista
médico no exista cura o tratamiento médico; que los actuales tratamientos sólo permitan aliviar o reducir
el sufrimiento del paciente, por lo que se espera inevitablemente su muerte; una segunda opinión
médica de un profesional que no tenga relación alguna con el médico tratante, ni como pariente,
empleado o compañero de trabajo en la misma institución médica, y que se encuentre diplomado en
medicina psicológica o un equivalente, que examine al paciente y constante que se cumplan los
requisitos exigidos por la ley: Que confirme las observaciones del primer médico; que el paciente se
encuentre en un estado que permita presumir su fallecimiento próximo producto de su enfermedad; que
confirme el pronóstico del médico tratante y que el paciente no se encuentre sufriendo una depresión
producto de su enfermedad). En su Parte 3 (Records and Reporting of Death), se señala que el médico
tratante debe guardar en su poder el expediente clínico del paciente, en el cual se encuentre una nota
oral o escrita de la solicitud del paciente o del tercero que la haya solicitado y que se encuentre
debidamente firmada, un certificado de la solicitud, una copia de la grabación del médico que haya
determinado el estado psicológico del paciente, el reporte del médico practicante y una nota del médico
practicante en que se indique la solicitud del procedimiento y que todas las solicitudes del paciente han
sido escuchadas, que indique el procedimiento eutanásico y una anotación de la o las sustancias
prescritas, así como cualquier otra información, el no cumplimiento de estos requisitos se encuentra
sancionado por una multa de $10.000.- diez mil dólares australianos o una pena de prisión de 2 años.
Debe certificarse la muerte por el médico practicante y enviarse un reporte al juez de instrucción. En su
Parte 4 (Miscellaneous) se refiere a los estatutos, contratos o deseos de los pacientes, al caso de que
existan seguros médicos comprometidos y a la inmunidad civil y penal que asiste al médico. Termina la
Parte 4 con un modelo de solicitud eutanásica y un modelo de declaración de testigos. Recuperado en
PDF el 16-03-2016 de http://www.nt.gov.au/lant/parliamentary-business/committees/rotti/rotti95.pdf
enfermedades graves y que fue anulada en 1997 por el Parlamento Federal

de Australia.

Sin embargo, cuatro personas alcanzaron a ser asistidas en su muerte

durante la vigencia de la ley por el Doctor Philip Nitschke (fundador de la

fundación EXIT), de los cuales el primero fue Bob Dent de 66 años quien

falleció en septiembre de 1996. Dent se encontraba sufriendo de cáncer

prostático, algo que en palabras del propio Dent no era otra cosa sino una

“montaña rusa de dolor”. Al morir, Dent dejó una carta pública que iniciaba

con las siguientes palabras “Si dejara vivir un animal en las mismas

condiciones en que me encuentro, sería condenado. Si están en desacuerdo

con la eutanasia voluntaria, entonces no la usen, pero no me nieguen el

derecho que me asiste a usarla”.34

34
Australian is the first to take his life legally – Australiano es el primero en tomar su vida legalmente.
Deseret News. Recuperado de http://www.deseretnews.com/article/515465/AUSTRALIAN-IS-1ST-TO-
TAKE-HIS-LIFE-LEGALLY.html?pg=all el 16-03-2016
3.7 Estados Unidos de Norte América:

A continuación estudiaremos la situación de los distintos Estados de

los Estados Unidos de Norte América que han despenalizado la eutanasia.

3.7.1 Oregon:

Oregon fue el primer estado de los Estados Unidos de Norte América

en legislar respecto de la eutanasia. En 1994 se aprobó por referéndum la

Oregon Death With Dignity Act35 (Acta de la muerte con dignidad de

Oregón), que legalizaba el suicidio asistido. Dicha acta fue declarada

inconstitucional en 1995 pero dos años más tarde sería nuevamente

aprobada.

35
Oregon Death With Dignity Act. Oregon Law en inglés. 27 de Octubre de 1997. Recuperado de
http://www.deseretnews.com/article/515465/AUSTRALIAN-IS-1ST-TO-TAKE-HIS-LIFE-
LEGALLY.html?pg=all el 17-03-2016
La ley de Oregon permite a pacientes mayores de edad, residentes del

Estado y que se encuentren sufriendo una enfermedad en su fase terminal

solicitar un medicamento que le permita poner fin a su vida.

La solicitud debe ser presentada por escrito y firmada por el paciente

y por dos testigos que declaren conocer el estado del paciente y que su

solicitud es razonada y voluntaria, sin presiones de terceros.

El médico tratante debe constatar la situación terminal del paciente y

que su solicitud es voluntaria y bien pensada (el médico debe conversar

sobre el diagnóstico médico con el paciente y darle a conocer si tiene

alguna otra posibilidad o tratamiento, también debe explicarle los posibles

efectos secundarios asociados al consumo del medicamento). Una vez

cumplidas estas exigencias, debe referir al paciente a un segundo médico

especialista en psicología, para determinar si es capaz de tomar decisiones y

si su actuar es libre y voluntario. El médico debe aconsejar al paciente que

al momento de tomar el medicamento prescrito se encuentre en un lugar

privado y acompañado de otra persona.


El paciente en todo momento tiene la posibilidad de retirar su

solicitud y si su deseo es seguir adelante tiene el deber de informar a su

familia.

El médico que realice la prescripción tiene el deber de suministrar

directamente el medicamento al paciente o bien informar de esta al

establecimiento de medicamentos (drugstore) que lo facilitará. Es

importante señalar que el médico se encuentra exento de responsabilidad

tanto civil como penal y administrativa.

3.7.2 Montana

Constituye una excepción a lo que hemos visto antes ya que se

permite el suicidio asistido por un médico gracias a una sentencia dictada el

5 de diciembre del año 2008 por la primera sala de la Corte de Distrito en la

causa “Baxter contra el Estado de Montana”.

Plaintiff Baxter fue un camionero jubilado residente de Billings,

Montana que padeció leucemia linfática con linfadenopatía (trastorno

específico de los ganglios linfáticos), un tipo de cáncer terminal. Baxter

señala en su demanda que los enfermos terminales tienen derecho a solicitar


ayuda para morir al médico tratante, fundado en los derechos de la

Constitución de Montana.

La Corte analizó jurisprudencia del Estado (“Armostrong contra el

Estado”, “Grinswold contra Conn” y “Singleton contra Wulff, entre otras

causas), además de sentencias dictadas por la Corte Suprema de los Estados

Unidos de América y resolvió lo siguiente:

“The Court concludes that a competent terminally ill patient has the

constitucional right to die. This right is protected by Article II, sections 4

and 10, of the Montana Constitution and necessarily incorporates the

assistance of his doctor, as part of a doctor-patient relationship, so that the

patient can obtain a prescription drugs that he can take to end his own life,

if and when he so determines…

The Montana constitucional right of individual privacy and human

dignity, taken together, encompass the right of a competent terminally

patient to die with dignity. That is to say, the patient may use the assistance

of his physician to obtain a prescription for a lethal dose of medication that

the patient may take on his own if and when he decides to terminate his life.
The patient’s right to die with dignity includes protection of the patient’s

physician from liability under the State’s homicide statues.

The Court recognizes compelling State interests in protecting patients

and their loved ones from abuses, in protecting life in general, and in

protecting the integrity and ethics of the medical profession. However, those

interests can be protected while preserving a patient’s right to die with

dignity.

The constitution’s equal protection provision does not apply to

Plaintiffs because their asserted classifications are not similarly situated to

meet the requirements of the equal protection test.

Finally, the constitutional issues are properly before the Court. The

implementation of this Court’s decision, including provisions to protect the

compelling state interests, remains a function of the legislature.”36

La Corte en su decisión determina que un paciente capaz, que se

encuentre en su etapa terminal tiene el derecho a morir dignamente, y es por

ello que puede solicitar a un médico la prescripción de un medicamento que

le permite poner fin a su vida. La razón de ello, se encuentra en la


36
Baxter vs Montana State. District Court Sentence. December 5, 2008. Recuperado en pdf de
http://euthanasia.procon.org/sourcefiles/McCarter_Opinion_Montana.pdf
Constitución del propio Estado, en el derecho a la libertad individual de

autodeterminación, y en la dignidad humana.

Que si bien, el Estado tiene intereses comprometidos, existen

mayores derechos que asisten a los pacientes, y en general, a los

ciudadanos, y que podemos analizar a continuación:

1.- Preservar la vida humana: Constituye uno de los intereses más

importantes del Estado, quien asemeja el suicidio asistido al homicidio

intencional.

La Corte señala que difícilmente se vea comprometido el interés del

Estado en preservar la vida de un individuo que se encuentra en constante

sufrimiento, viviendo una vida indigna, y que por lo demás se sabe de

antemano que le queda poco tiempo para morir. En dicha situación, la

balanza se inclina ligeramente a favor de los derechos constitucionales del

individuo, tanto sus derechos de privacidad y dignidad individual.

La Corte termina tajante: “Los derechos de los pacientes terminales

competentes (capaces) a tener privacidad y dignidad, constituye intereses

superiores al interés general de preservar la vida humana, que tiene el

Estado”.
2.-Proteger la integridad y ética de la profesión médica: La Corte

Suprema de Estados Unidos reconoce la importancia y el interés que tiene

el país en proteger la integridad y la ética de la profesión médica. En este

sentido, por ejemplo, el Estado podría proveer, legislando en el tema, una

forma de excluir de los tratamientos a aquellos médicos que no deseen

participar.

No obstante lo señalado la Corte apunta que es importante destacar que la

comunidad médica ha mostrado un gran interés en la posibilidad de

prescribir medicamentos para poner fin a la vida de aquellos pacientes

aquejados por enfermedades terminales, según un estudio independiente

realizado el año 2005 por la firma HCD Research, en donde de un total de

677 médicos consultados aleatoriamente, un 59% respondió “SI” cuando se

les preguntó si estaban de acuerdo en que existiera la posibilidad de

prescribir medicamentos letales a pacientes terminales.

3.7.3 Washington
El año 2008, en el Estado de Evergreen, los votantes aprobaron una

ley denominada Acta de Muerte Digna37, que convirtió a Washington en el

segundo Estado de los Estados Unidos en permitir el suicidio asistido por

un médico, sin embargo, la eutanasia propiamente tal sigue siendo penada

como homicidio.

La ley protege a los médicos de ser perseguidos penal o civilmente

por asistir en la muerte a un paciente que haya solicitado ayuda para morir a

través de la prescripción de medicamentos letales.

El solicitante debe tener ser mayor de 18 años y encontrarse afectado

por una enfermedad en fase terminal cuya esperanza de vida sea a lo

máximo 6 meses, y que esto sea constatado por el médico tratante. El

paciente debe solicitar por escrito la prescripción del medicamento letal que

le permitirá morir pacíficamente y sin dolor.

La solicitud debe ser presenciada por al menos dos testigos quienes

declararán que el paciente actúa de forma consciente y premeditada, sin

verse presionado por opiniones o deseos ajenos.

37
Death With Dignity Act. Washington State. Recuperado de http://endoflifewa.org/wp-
content/uploads/2013/07/Chapter-70-245-RCW.pdf el 22-03-16
Es importante señalar que el médico actúa como facilitador de la

sustancia letal, no la aplica directamente, sino que es el propio paciente

quien debe auto administrarse el medicamento para morir.

3.7.4 Vermont

En octubre del año 2013 se aprobó en el Estado de Vermont de

Estados Unidos el “The Patient Choice and Control at End of Life Act” 38

(Acta de Opción y Control del Paciente al final de su Vida), ley que permite

a los pacientes aquejados por una enfermedad terminal y que sean

residentes del Estado la posibilidad de solicitar al médico la prescripción de

un fármaco letal que les permita poner fin a su vida. El paciente debe probar

que es residente del Estado mediante su licencia de conducir, devolución de

impuestos o certificado de dominio vigente de una propiedad en Vermont.

38
The Patient Choice and Control at the End of the Life. Texto del Senado del Estado de Vermont.
Recuperado de http://legislature.vermont.gov/statutes/fullchapter/18/113 el 27-03-2016. Importante
señalar que la ley trata el derecho a solicitar suicidio asistido por un médico competente, no trata la
eutanasia propiamente tal.
Pueden solicitar la prescripción del medicamento aquellos pacientes

capaces y que se encuentren con una enfermedad terminal diagnosticada

cuya esperanza de vida no sea superior a seis meses.

El procedimiento inicia con la solicitud verbal del paciente que luego

deber se materializada en una solicitud por escrito firmada tanto por el

paciente como por al menos dos testigos. Entre cada solicitud debe mediar

un plazo de quince días, las dos primeras solicitudes han de ser verbales y la

segunda debe ser por escrito. Al momento de que el paciente solicite por

segunda vez la prescripción médica, el médico tratante le dará la opción de

revocar la solicitud.

El médico prescribirá el medicamento en un plazo no superior a 48

horas desde la recepción de la solicitud escrita, y podrá entregar

directamente el fármaco al paciente o contactar con una empresa

farmacéutica para su entrega.

Es deber del médico llevar un expediente médico con toda la

información del paciente, tanto personal como de la solicitud de

prescripción médico y que si el procedimiento se ajusta a la ley de Vermont,


el médico se encuentra exento de cualquier tipo de responsabilidad tanto

civil como criminal y administrativa.

3.7.5 California

En octubre del año 2015 se aprobó en California la ley “California’s

End of Life Option Act”39 (Acta de California de opción al final de la vida),

que permite a los pacientes terminales residentes de California acceder a

medicamentos prescritos por médicos para ponerle así fin a su vida.

En el caso del Estado de California, nos encontramos con dos figuras,

el denominado suicidio asistido con el derecho que asiste a los pacientes de

retirar el soporte vital. Nos encontramos con la figura del suicidio asistido

toda vez que es el mismo paciente quien ha de ponerle fin a su vida

mediante el consumo de medicamentos letales que han de ser prescritos por


39
The California End Of Life Option Act. Texto del Senado del Estado de California. Recuperado de
https://leginfo.legislature.ca.gov/faces/billNavClient.xhtml?bill_id=201520160SB128 el 28-03-2016
un médico tratante, y con eutanasia pasiva, ya que asiste al paciente la

opción de solicitar el retiro del soporte vital que asiste a aquellos pacientes

aquejados por una enfermedad terminal que hayan declarado previamente

(puede ser mediante una manifestación de declaraciones previas) su deseo

de ser desconectados en determinados casos del soporte vital y que hayan

otorgado un poder a un familiar o persona responsable quien tomará la

decisión en caso de que el paciente se encuentre incapacitado de hacerlo.

Tal y como hemos visto en los otros países ya estudiados, en

California igualmente se permite acceder aquellos pacientes que se

encuentran padeciendo una enfermedad en estado de terminal y que le

queden a lo máximo 6 meses de esperanza de vida.

Para que el paciente pueda solicitar la prescripción de medicamentos,

debe ser capaz y debe haberlo consultado previamente con su médico de

cabecera o médico tratante, quien le hará un diagnóstico de su enfermedad.

El médico le informará del procedimiento, los riesgos que conlleva su

decisión y debe confirmar que esta decisión ha sido meditada y se encuentra

libre de influencias o intereses ajenos, no debe existir fuerza que vicie la

voluntad del paciente al momento de solicitar la prescripción del


medicamento. El médico ha de constatar además que el paciente es

residente del Estado de California, ya sea mediante un certificado del

registro de la circunscripción electoral, un certificado de dominio vigente de

una propiedad que esté a su nombre o un certificado de devolución de

impuestos. Una vez probado que el paciente reside en el Estado, este debe

emitir una solicitud verbal o escrita al médico tratante por hasta tres veces y

debe mediar un plazo de quince días entre cada solicitud. La solicitud debe

ser realizada ante la presencia de dos testigos mayores de edad (sólo uno de

ellos puede ser familiar del paciente).

En el caso de que el paciente se encuentre con un desorden mental y

solicite a su médico tratante la prescripción del medicamento, el médico

debe referir al paciente a un médico psiquiatra especialista para que

determine el desorden mental y su grado, con tal de verificar si es capaz o

no de comprender la importancia de lo que solicita. Si el médico psiquiatra

determina que el desorden mental no afecta al juicio y entendimiento del

paciente, es posible aceptar su solicitud (si se dan los requisitos) para

prescribirle el medicamento letal.


Una vez que el médico tratante determina que es viable prescribir el

medicamento al paciente, recopilará toda la información médica de este en

un expediente y le entregará un formulario denominado “Final Attestation

for an Aid-in-Dying Drug to End My Life in a Humane and Dignified

Manner” (Testimonio final para el medicamento que me ayudará a morir en

forma humana y digna). Dicho formulario debe ser completado por el

paciente al menos 48 horas antes de ingerir el medicamento letal. El médico

podrá suministrar directamente al paciente el medicamento letal o emitir

una prescripción médica a una farmacia, ya sea personalmente, por contacto

telefónico o correo electrónico señalando el nombre del paciente a quien ha

de entregársele el medicamento.

El médico tratante no puede ser objeto de responsabilidades civiles,

penales o administrativas por motivo de su prescripción de medicamentos

letales a un paciente cuando dicha prescripción se ajuste a los requisitos

exigidos por la ley californiana.

3.8 Colombia
La situación jurídico penal de la eutanasia en Colombia decidí dejarla

para el final de nuestro estudio de derecho comparado toda vez que nos

presenta una realidad más cercana a la nuestra al ser un país

latinoamericano y que el hecho de que se permita la realización de prácticas

eutanásicas se debe a una sentencia de la Corte Constitucional y no a una

ley despenalizadora.

Colombia fue el primer país de Latinoamérica que, si bien no ha

legalizado la eutanasia en estricto rigor, la permite en su modalidad activa

gracias a una sentencia del Tribunal Constitucional.

La eutanasia en Colombia no es nuevo, ya en el año 1997 la Corte

Constitucional se pronunció sobre esta en la sentencia 239 de 1997 en

donde se demandó la inconstitucionalidad del artículo 239 del Código Penal

Colombiano, que tipifica como delito el homicidio por piedad.

En primer lugar es necesario señalar que la Corte Constitucional

ejerce la función de salvaguardar la supremacía de la Constitución y además

sirve como su intérprete. También es necesario destacar que el artículo 241

de la Constitución de 1991 legitima activamente a cualquier ciudadano


colombiano para presentar una demanda de inconstitucionalidad, ya sea por

su contenido material como por vicios del procedimiento en su formación40.

El demandante sostiene que el artículo 239 del Código Penal vulnera

los derechos constitucionales a la vida y que lo que hace en la práctica es

conceder permiso para los médicos o particulares a quitar la vida de

personas enfermas ya que la penalidad asociada al acto es menor al

homicidio, razón por la cual acciona de inconstitucionalidad.

Por todo lo antes señalado la Corte Constitucional abordó el tema de

la eutanasia y la sentencia que dictó en la práctica la legalizó en su

modalidad de activa. La Corte declaró constitucional el homicidio por

piedad bajo las siguientes condiciones: En primer lugar el sujeto pasivo

debe prestar su consentimiento, y en segundo, la acción debe ser realizada

en presencia de un profesional de la medicina.

El artículo 326 del Código Penal Colombiano define el homicidio por

piedad como “El que matare a otro por piedad, para poner fin a sus intensos

sufrimientos provenientes de la lesión corporal o enfermedad grave o

incurable, incurrirá en prisión de seis meses a tres años”. Del artículo citado
40
Nota del autor: El artículo 241 de la Constitución Política de Colombia señala que “Decidir sobre las
demandas de inconstitucionalidad que presenten los ciudadanos contra las leyes, tanto por su contenido
como por vicios del procedimiento en su formación”.
podemos inferir que se refiere a la eutanasia en su modalidad de activa y

que además envuelve una condición como elemento subjetivo: la finalidad

del homicidio es evitar el sufrimiento del sujeto pasivo y sin embargo no se

hace referencia en el artículo a la voluntariedad de éste.

La Corte en su sentencia señala que el actor confunde el tipificado en

el artículo 326 con otras formas de homicidio, y que la característica

especial del llamado homicidio por piedad es precisamente el elemento

subjetivo “piedad”, el deseo del actor es evitar el sufrimiento del sujeto

pasivo, elemento que no se encuentra presente en las otras figuras de

homicidio.

Para fundamentar esta postura, la Corte se refiere al derecho penal

colombiano como un derecho penal de carácter subjetivo donde convergen

dos factores: La voluntad del sujeto activo y la relación o nexo de

causalidad entre la acción y el resultado.

Al momento de determinar el elemento de voluntariedad es necesario

establecer qué se entiende por piedad y la define como un sentimiento

altruista y de bondad que motiva al sujeto al momento de la realización del

delito. Este elemento es condición necesaria de existencia del tipo penal


tipificado en el artículo 326, justifica una pena menor para el delito si

convergen los demás supuestos de hecho. Con este argumento la Corte

descarta la inconstitucionalidad del precepto legal.

Luego de negar la inconstitucionalidad del artículo, la Corte analiza

la relevancia del consentimiento del sujeto pasivo, análisis que realiza a la

luz de la Constitución de 1991.

La Corte asume su postura valiéndose de tres pilares fundamentales

consagrados en su Constitución: El derecho y protección a la vida, la

dignidad y la libertad del ser humano 41. El derecho a la vida envuelve tanto

el derecho a la dignidad como a la libertad, ya que la vida en sí debe ser

vivida tanto en libertad (que el individuo sea capaz de auto-determinarse),

como en dignidad. Luego de analizar dichos derechos la Corte señala que

no puede afirmarse de un modo absoluto que estos derechos fundamentales

sean al mismo tiempo un deber, el Estado es sólo garante de dichos

derechos más no puede pretender cumplir dicha obligación desconociendo

41
Nota del autor: Me parece imprescindible hacer referencia a lo que señala la Corte Constitucional
respecto a la dignidad humana en sentencia de unificación 642 de 1998: “El derecho fundamental al libre
desarrollo de la personalidad protege la capacidad de las personas para definir, en forma autónoma, las
opciones vitales que habrán de guiar el curso de su existencia… El derecho al libre desarrollo de la
personalidad presupone, en cuanto a su efectividad, que el titular del mismo tenga la capacidad volitiva y
autonomía suficientes para llevar a cabo juicios de valor que le permitan establecer las opciones vitales
conforme a las cuales dirigirá su senda existencial”. Recuperado de
http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/1998/SU642-98.htm el 28-09-2016
la autonomía y dignidad de las personas. El Estado tiene el deber de

proteger la vida pero dicha función debe ser compatible con el respeto a la

autonomía del individuo, su dignidad y la libertad de desarrollarse en su

personalidad. La Corte se refiere en este sentido con motivo de aquellas

personas que se encuentran en un deplorable estado de salud (personas con

una enfermedad terminal) y que comprenden su situación de muerte

próxima, por lo que se encuentran ante una terrible decisión: Morir en las

condiciones que él determine o morir en una fecha próxima sufriendo las

circunstancias de su enfermedad, de forma dolorosa e indigna. Ante esta

situación, no caben dudas de que el derecho fundamental a vivir en forma

digna implica necesariamente el derecho a morir de igual forma, y como

señala la Corte Constitucional: “…la Constitución se inspira en la

consideración de la persona como sujeto moral, capaz de asumir en forma

responsable y autónoma las decisiones que en primer término a él le

incumben, debiendo el Estado limitarse a imponerle deberes, en principio,

en función de los otros sujetos morales con quienes está avocado a convivir,

y por tanto, si la manera en que los individuos ven la muerte refleja sus

propias convicciones, ellos no pueden ser forzados a continuar viviendo

cuando, por las circunstancias extremas en que se encuentran, no lo estiman


deseable ni compatible con su propia dignidad, con el argumento

inadmisible de que una mayoría lo juzga un imperativo religioso o moral42.

En relación a la autonomía de la persona, el Tribunal Constitucional

ya se había pronunciado con anterioridad en sentencia T-493 de 1993,

dictada por el magistrado Antonio Barrera. En la mencionada sentencia, se

relaciona la autonomía de la persona y el derecho a elegir, en caso de

enfermedad grave, si se prolonga la existencia mediante tratamiento médico

o si se prefiere la muerte. La sentencia señala que sólo el titular del derecho

a la vida puede decidir hasta cuándo es deseable y compatible con una vida

digna. La opción de decidir morir o prolongar la vida mediante tratamientos

médicos no vulnera ni amenaza derechos de terceros ni el ordenamiento

jurídico y por ello, debe ser respetada.

Por todo lo antes mencionado, la Corte concluye que el Estado no

puede oponerse a la decisión de los individuos aquejados por una

enfermedad terminal que solicitan ayuda para morir y que no desean seguir

viviendo en las condiciones en que se encuentran. El Estado no puede

oponerse a su deseo personal, ni impedir mediante la prohibición o sanción

42
Extracto de sentencia 239 de 1997 de la Corte Constitucional de Colombia. Recuperado de
http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/1997/c-239-97.htm el 29-03-2016.
a un tercero que le auxilie en su anhelo y si bien este está llamado a

garantizar la vida como derecho fundamental, no puede interpretarse la vida

simplemente en su carácter biológico, sino en el conjunto de elementos y

situaciones que la forman.

IV. Capítulo Cuarto: Situación Jurídico Penal chilena de la eutanasia

En los capítulos anteriores he interiorizado (a fin de evitar

futuros problemas con la conceptualización de la palabra) en el concepto de

eutanasia y auxilio al suicidio; también hice una breve reseña de qué se ha

entendido por eutanasia a lo largo de la historia y las concepciones que se

tienen sobre la vida y la muerte tanto en la cultura occidental como

musulmana; hice un estudio sobre legislación comparada, analizando la

legislación de distintos países que han regulado la eutanasia y o el auxilio al

suicidio como derecho para aquellos pacientes que se ven aquejados por

enfermedades terminales, por lo que corresponde ahora ver en qué estado se

encuentra nuestro país respecto de la eutanasia, estudiando nuestro propio

derecho interno.
Se hace necesario señalar, antes de continuar con el estudio de

nuestro derecho nacional, el por qué analicé el derecho de otros países que

han legislado o han despenalizado la eutanasia de un modo u otro. No es

fortuito ni por llenar líneas el hecho de que me haya centrado en estos

países, sino que el objetivo es presentar una realidad distinta a la nuestra,

tanto cultural como legal y que en este momento se encuentra funcionando,

y bien.

Las legislaciones estudiadas van más lejos de creencias movidas por

convicciones morales, se centran en el individuo, en el sujeto que está

padeciendo, y le extienden una mano permitiéndole acceder a su petición.

Estas legislaciones creen firmemente en las garantías constitucionales

de sus ciudadanos, entre ellas, creen en el poder de autodeterminación que

mueve al hombre en su toma de decisiones cotidianas, algo que en Chile

aún no es posible, al menos, en cuanto a la decisión de no seguir viviendo.

La situación de facto en nuestro país no es distinta a la mayoría de los

países. En Chile mueren alrededor de 25.000 personas al año por


enfermedades terminales43 y por lo menos un 70% de los chilenos afirma

que al menos un familiar ha fallecido de cáncer.

Como se menciona en capítulos anteriores, la eutanasia consiste en

dar muerte a una persona que se ve aquejada por una enfermedad grave y de

la cual no se tenga esperanza de recuperación, por lo que su muerte es algo

seguro y próximo en el tiempo, y esta muerte debe ser ocasionada movida

por la compasión, se actúa por piedad al prójimo, no por mero egoísmo.

Nuestra Constitución asegura el derecho a la vida como un bien

jurídico indisponible en su artículo 19 número 1 que reza “La Constitución

asegura a todas las personas: 1.- El derecho a la vida y a la integridad física

y psíquica de la persona”. El profesor José Ugarte de la Pontificia

Universidad Católica de Chile entiende este artículo como un derecho

natural que se tiene por el solo hecho de ser persona y consiste en el

derecho de mantener la vida o de conservarla frente a los demás hombres,

que nadie pueda arrebatarla, ni siquiera su propio sujeto.44

43
Información obtenida de http://www.publimetro.cl/nota/cronica/mas-de-25-mil-personas-mueren-al-ano-en-chile-
producto-del-cancer/xIQobc!WZAWiZrGhLGI/ el 22-04-2016.
44
José Joaquín Ugarte. El derecho a la vida y la Constitución. Revista chilena de Derecho, volumen 33 N°3.
2006. Páginas 509 – 527.
Se hizo necesaria la inclusión de este derecho, en palabras del autor y

del profesor Alejandro Silva Bascuñán toda vez que, hasta hace un tiempo

atrás, la vida humana había sido despreciada, cometiéndose diversos delitos

en contra de ella.45

4.1 Conductas lesivas del derecho a la vida

La necesidad de determinar qué tipo de conductas vulneran el

precepto constitucional se hace presente por distintos motivos,

principalmente por el avance en materias de biotecnología, que trae consigo

variados problemas jurídicos y morales. Estos problemas son conocidos

principalmente por la bioética, y tienen relevancia en el ámbito jurídico.

El derecho a la vida está constituido por una norma de origen natural

(en palabras del profesor José Ugarte) y que consiste en “no matar”, y la

indisponibilidad de dicho derecho se basa en que es un bien obra de Dios.

45
Alejandro Silva Bascuñán. Actas oficiales de la Comisión de Estudio de la Nueva Constitución. Sesión N°
84.
Si bien el hombre puede disponer de los seres animales y vegetales,

lo hace sólo porque Dios lo quiso así, creándolos para ser consumidos por

el hombre para lograr un fin, mientras que el hombre, al ser creado, es un

fin en sí mismo.46

La idea de que sólo Dios puede disponer de la vida humana

constituye el argumento tradicional de los filósofos clásicos y excluye la

posibilidad de que el hombre pueda disponer de su propia vida.

Compartiendo esta idea encontramos a Platón, Santo Tomás de

Aquino y Aristóteles, entre otros, quienes condenan el homicidio y el

suicidio, fundados en diversas razones de origen natural o divino.

Más lejos aún encontramos en Santo Tomás que el suicidio importaría

una injusticia en contra de la sociedad 47, ya que la persona no se considera

como un ser individual sino como parte de un todo, quien comete suicidio

46
Nota del autor: El presente argumento natural absolutista del autor se basa en creencias religiosas,
especialmente de origen cristiano. No es posible compartir opinión con el autor toda vez que es el hombre
quien mediante la inteligencia y el uso de razón establece normas que apuntan a regular situaciones
cotidianas de una sociedad en un momento y lugar determinado. Así las cosas, el derecho natural
absolutista, en palabra de tales autores, no permite una mutabilidad de los conceptos y las instituciones
legales, un elemento que es esencial en la ley, el cual es su posibilidad de ser modificada.
47
“Segunda, porque cada parte, en cuanto tal, pertenece al todo; y un hombre cualquiera es parte de la comunidad, y,
por tanto, todo lo que él es pertenece a la sociedad. Por eso el que se suicida hace injuria a la comunidad, como se
pone de manifiesto por el Filósofo en V Ethic”. Santo Tomás de Aquino. Suma Teológica. Parte II-II Cuestión 64
Artículo 5¿Es lícito a alguien suicidarse?
comete un acto contra el amor propio y su comunidad, acto que condena

como mortal por atentar contra el orden natural.

Nuestra jurisprudencia ha declarado en diversas sentencias que la

vida es un bien indisponible, incluso por el mismo sujeto del derecho,

ordenando la alimentación forzosa en personas que hacen huelga de

hambre, u ordenando transfusiones de sangre a quienes no desean someterse

a tal tratamiento, por cualquier motivo48.


48
Nota del autor: 1.- Sentencia de Corte Suprema N°3.569 de 1992. Recurso de Protección presentado
por el Director del Hospital de Copiapó contra Luzmenia Bravo, por su hijo Luis Muñoz Bravo. La Corte
Suprema confirma la resolución de la Corte de Apelaciones de Copiapó en cuanto el hijo de la recurrida
debía ser sometido a un tratamiento de transfusión de sangre toda vez que presentaba un cuadro de
anemia aguda con hemorragia digestiva alta. Tanto la recurrida como su hijo profesaban la religión
Testigos de Jehová y no deseaban que su hijo se sometiese al tratamiento médico señalando que su
credo se los impedía. La Corte acoge el recurso de protección interpuesto por el Director del Hospital de
Copiapó determinando la aplicación de la terapia necesaria para el tratamiento de su enfermedad, aún
contra la voluntad del paciente o sus familiares, pudiéndose solicitar el auxilio de la fuerza pública, de ser
necesario. Ministros de Corte Sres. Juan Pedro Shertzer, Luisa López, Jorge Pizarro y Juan Manuel Muñoz.
2.- Nota del autor: Sentencia de Corte de Apelaciones de Santiago N°3.025 de 2001. Acumulación de
autos de recurso de protección presentados por doña Nayade Orietta Rojas Vera, don Manuel Orlando
Farías Donoso y don Juan Pablo Amestica Cáceres. Los recurrentes son portadores del virus de
inmunodeficiencia humana (VIH). Recurren en contra del servicio de Salud Metropolitano Oriente y
Ministerio de Salud solicitando se ordene a los recurridos les proporcionen los medicamentos necesarios
para sobrevivir, se les someta a examen periódico y se les lleve un control mínimo y permanente del
Estado de su salud ya que ellos no cuentan con los medios económicos para acceder a estos. Se fundan
en el artículo 3 del Decreto Supremo 362 del Ministerio de Salud de 1984 que regula las normas sobre
enfermedades de transmisión sexual. El citado artículo dispone que “El Ministerio de Salud a través de los
organismos que integran el Sistema Nacional de Servicios de Salud, es el encargado de promover y
organizar las acciones sanitarias de asistencia social educativas, de difusión y de prestar atención médica
preventiva y curativa, tendiente a combatir las enfermedades de transmisión sexual”. La Corte de
Apelaciones acoge el recurso basado en las siguientes apreciaciones: El artículo 1 inciso 4 que dispone
que “El Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad es promover el bien común, y el
derecho fundamental a la vida protegido en el artículo 19 N°1, el Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos que señala que el derecho a la vida es inherente a la persona humana, la Convención
Americana sobre Derechos Humanos artículo 4 numeral 1, que toda persona tiene derecho a que se
respete su vida y dicho derecho estará protegido por la ley, el artículo 55 del Código Civil que dispone que
son personas todos los individuos de la especie humana cualquiera sea su edad, sexo, estirpe o
condición, que, siendo el derecho a la vida un derecho inherente a la persona y reconocido por nuestra
Carta Magna como tal, debe ser respetado por todos, especialmente por quien ha declarado garantizar o
Pero retomando el tema que nos convoca, se consideran como

atentados contra el derecho a la vida el homicidio, el suicidio, la mutilación,

el aborto, la fecundación in vitro (toda vez que acarrea, por regla general, el

desecho de embriones y aumenta al menos en veinte veces la posibilidad de

embarazos múltiples, los cuales a su vez significan una altísima

probabilidad de abortos espontáneos y partos prematuros), el aborto

terapéutico (que es aquel en el cual se da muerte al feto para salvar la vida

de la madre49), la experimentación no terapéutica en seres humanos, el


asegurar tal derecho, como es el caso de nuestro Estado. La Corte señala que es inaceptable que quien
está al servicio de la persona humana y ha asumido la obligación de tutelar el derecho fundamental a la
vida contemple pasivamente como a esas mismas personas que ha sido llamado a cautelar, mueran.
Señala la Corte que establecer un orden de prioridad para los portadores de VIH puedan acceder a los
medicamentos que les permitirá vivir, basado en razones de orden económico, es jurídica y moralmente
inaceptable ya que establece una discriminación arbitraria entre personas que se encuentran en una
misma situación. Por todo lo antes mencionado, la Corte ordena al Ministerio de Salud y al Servicio
Metropolitano Oriente de Santiago proporcionar a los recurrentes de forma inmediata los medicamentos
indispensables para sobrevivir, así como también los exámenes médicos pertinentes y a llevar un control
médico de su estado de salud.
3.- Nota del autor: Respecto a huelguistas de hambre, la Corte de Apelaciones de Santiago resolvió
respecto del recurso de protección presentado en la causa Rol N° 167-1984 que “el atentado contra la
vida y la integridad física que están realizando los ayunantes es un hecho ilegal e ilegítimo, que si bien no
está penado por la ley, infringe nuestro sistema social jurídico, que impide y sanciona todo atentado
contra la vida, ya sea bajo la forma del homicidio o de la colaboración al suicidio.”
4.- Nota del autor: En la causa rol N° 215-2011, también respecto de un recurso de protección por huelga
de hambre, la Corte de Apelaciones de Puerto Montt acoge dicho recurso presentado por el Intendente
de la Región de Los Lagos, don Juan Montes Porcile. Los recurridos son alumnos del Liceo Politécnico de
Castro quienes mantienen una toma en dicho establecimiento y una huelga de hambre. El recurrente
señala que es deber de los organismos del Estado velar por la debida protección del derecho a la vida e
integridad física consagrada en el artículo 19 de la Constitución Política de la República y que además se
vulnera las disposiciones de la Convención de los Derechos del Niño. La sentencia acoge el recurso de
protección ordenando al Director del Servicio de Salud de Chiloé tomar las medidas necesarias para
garantizar el derecho a la vida de los recurridos, facultándosele, de ser necesario, para internarlos en el
Hospital de Castro mediando incluso fuerza pública.
49
Nota del autor: El argumento del autor José Ugarte Godoy se funda en que la mayoría de los médicos
sostienen que en la actualidad, ya no se dan en la práctica situaciones que requieran sacrificar el hijo
para salvar a la madre. Aún así señala el autor, incluso existiendo tal caso, de todas maneras sería
ilegítimo quitar la vida a un ser humano para salvar la vida de otro. El Derecho a la Vida y la Constitución.
cambio de sexo, la terapia génica (que pone en riesgo el código genético de

la descendencia), la ingeniería genética (toda vez que importa una

alteración no natural del ser humano), la clonación humana y la eutanasia.

4.2 El derecho a la vida en nuestro Código Penal

Nuestro Código Penal trata de los delitos contra el derecho a la vida de

forma asistemática, desordenada y en diversos artículos que tratan distintos

delitos.

Nuestra legislación tipifica el “dar muerte a otro”, tipo que encontramos

en delitos como el homicidio, el auxilio al suicidio, el parricidio,

infanticidio, femicidio50 y el aborto.

Los delitos que vulneran el derecho a la vida se ven sancionados con una

severa penalidad, incluso en fases primarias del iter criminis o en otros

grados de participación en el delito.

Antes de continuar es necesario conocer qué se entiende por muerte, a

fin de comprender los tipos penales que sancionan su resultado.

Revista Chilena de Derecho. Volumen 33 N°3. 2006. Páginas 509 – 527.


50
La ley 20.480 del 18/12/2010 modificó el Código Penal y la Ley 20.066 sobre Violencia Intrafamiliar,
estableciendo el femicidio.
La muerte de una persona puede ser conceptualizada como la cesación

de las funciones corporales fundamentales o como el término de su vida

biológica que implica la desintegración irreversible de su organismo51 o en

otras palabras, la muerte implica la cesación de la vida.

Estrictamente desde un punto de vista médico (y que tiene relevancia

para nuestro derecho) la muerte puede ser clasificada en dos formas, la

primera, que consiste en la comprobación del cese irreversible de funciones

vitales cardiorrespiratorias y la segunda, la llamada “muerte encefálica”,

que surge fundamentalmente por la necesidad de trasplante de órganos.

Nuestro derecho penal no distingue de esta forma, sino que separa los

delitos contra la vida en dos grupos: Delitos contra la vida independiente y

el delito contra la vida dependiente (aborto).

El tema que nos convoca nos guía por el camino del primer grupo, los

delitos contra la vida independiente. Aquí encontramos el delito de

homicidio tanto simple como calificado, el parricidio, femicidio e

infanticidio.

51
Grupo de Estudios de Ética Clínica de la Sociedad Médica de Santiago. Revista Médica de Chile volumen
132 N°1. Santiago, Chile. Enero 2004 Recuperado de http://www.scielo.cl/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S0034-98872004000100015
A continuación realizaré un breve y básico análisis de los tipos penales

que protegen la vida del ser humano independiente.

1.-Homicidio:

El homicidio lo trata nuestro Código Penal en el artículo 391 y lo

clasifica en simple y en calificado. En términos básicos, el homicidio

simple consiste en matar a otro sin que concurran las condiciones especiales

de los delitos femicidio, parricidio, infanticidio u homicidio calificado.

Se ha entendido también que estas otras figuras son una especie de

homicidio, por lo que el homicidio simple pasaría a ser la figura genérica

del delito matar a otra persona. La pena del homicidio simple consiste en

presidio mayor en su grado mínimo a medio.

El homicidio calificado por su parte, consiste en matar a otro

cumpliéndose los supuestos del artículo 391 del Código Penal y elevando al

mismo tiempo la penalidad del delito mismo. Tales circunstancias son la

alevosía (obrar a traición o sobre seguro), por premio o promesa de una

remuneración, por medio de veneno, con ensañamiento o aumentando


deliberadamente el dolor del ofendido y con premeditación (el ánimo frío

del autor del delito, quien maquina en su interior él cómo, cuándo y dónde

cometer el delito). La penalidad del homicidio calificado consiste en

presidio mayor en su grado medio a presidio perpetuo.

2.-Parricidio:

El delito de parricidio se encuentra en el artículo 390 inciso 1 de

nuestro Código Penal que dispone que: “el que, conociendo las relaciones

que los ligan, mate a su padre, madre o hijo, a cualquier otro de sus

ascendientes o descendientes o a quien es o ha sido su cónyuge o su

conviviente, será castigado como parricida”.

Consiste en una figura agravada del homicidio por la relación que existe

entre autor del delito y la víctima, quien debe ser el padre, madre, hijo

(legítimo o ilegítimo) o cónyuge. La ley 20.480 del 18 de diciembre del año

2010 modificó el Código Penal y la Ley 20.066 sobre Violencia

Intrafamiliar, estableciendo el femicidio, en el caso de que se tratara el

ofendido del o la cónyuge o conviviente, agravando el delito en tal caso,

incorporando una nueva eximente de responsabilidad en el caso para quien


obra para evitar un mal grave en su persona, entre otros, además de

modificar la Ley de Violencia Intrafamiliar.

En el caso del parricidio, la pena consiste en presidio mayor en su grado

máximo a presidio perpetuo calificado.

2.-Infanticidio:

Contenido en el artículo 394 de nuestro Código Penal que dispone:

“Cometen infanticidio el padre, la madre o los demás ascendientes

legítimos o ilegítimos que dentro de las cuarenta y ocho horas después del

parto, matan al hijo o descendiente, y serán penados con presidio mayor en

sus grados mínimo a medio.”

Para encontrarnos ante este delito, el sujeto activo necesariamente debe

ser un ascendiente del ofendido, mientras que la víctima debe

obligadamente ser un menor que no haya cumplido siquiera cuarenta y ocho

horas de vida.

Como vemos, nuevamente nos encontramos frente a un caso de

homicidio especial (calificado o privilegiado), aunque su penalidad sea


considerablemente inferior al delito de parricidio y al homicidio calificado

antes visto.

3.-Auxilio al suicidio:

El auxilio al suicidio no constituye en sí un delito de homicidio (ya que

no se “mata a otro”), sino que se sanciona la conducta colaborativa que

requiere la consumación del hecho.

Lo tipifica el artículo 393 de nuestro Código Penal y señala que “El que

con conocimiento de causa prestare auxilio a otro para que se suicide,

sufrirá la pena de presidio menor en sus grados medio a máximo, si se

efectúa la muerte.”

Como se mencionaba anteriormente, la cooperación entregada debe ser

eficaz, y puede ser tanto material como intelectual (e.j. proveo de la soga o

el revólver para que cometa el suicidio y es éste elemento el cual le sirve

como medio para quitarse la vida).

A diferencia de otros delitos contra la vida, no se sanciona la tentativa ni

la frustración.

4.3 Situación de la eutanasia en nuestro país


Nuestra legislación en ningún momento hace referencia a la eutanasia

propiamente tal, por lo que en el evento de encontrarnos ante una situación

eutanásica, en la práctica, se encuadra la comisión del hecho dentro del tipo

penal de alguno de los delitos antes mencionados que tenga mayor

similitud.

Sin embargo, la figura que más se acerca al llamado homicidio a ruego,

se encuentra penada bajo el tipo “auxilio al suicidio”, en donde se castiga la

colaboración o asistencia del sujeto que desea morir, con las diferencias que

tanto se han visto en la presente tesis respecto a la eutanasia en sí.

Por lo antes mencionado y lo visto en capítulos anteriores, podemos

concluir que respecto al genuino interés o voluntad de la persona que desea

morir, no tiene relevancia alguna para nuestro actual ordenamiento jurídico

y se hace indudablemente necesario legislar al respecto o, por lo pronto,

reinterpretar los preceptos constitucionales absolutistas referentes al

derecho a la vida.

Con esta idea en mente, se han presentado una serie de proyectos de ley

que han tenido por objeto incluir la figura de la eutanasia en nuestro

ordenamiento jurídico, proyectos que pasaré a analizar a continuación.


V. Capítulo Quinto: Proyectos de Ley que tratan sobre la Eutanasia en
Chile

5.I Necesidad de legislación


Como he señalado a lo largo de todo el presente trabajo, el problema

que genera la necesidad de acceder a una muerte digna, por parte de

aquellas personas que se ven aquejadas por una enfermedad terminal, no es

nuevo, sino que ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad,

como analicé en el capítulo segundo de la presente tesis. De la misma

manera, en Chile no es extraño que se hayan oído discusiones al respecto en

durante comidas familiares o que personas lo hayan conversado con sus

médicos, indicándoles sus vivencias personales y puntos de vista al

respecto, viendo la posibilidad de acceder a una muerte auxiliada. Algunos

de los casos más comentados son, por ejemplo, el caso del Doctor Manuel

Almeyda, de la Universidad de Chile y ex militante del Partido Socialista de

Chile quien solicitó un procedimiento eutanásico el año 2014 por verse

afectado por una insuficiencia respiratoria y cardíaca que le impedía llevar

una vida normal, una vida indigna. Luego de que se le negara la posibilidad

de acceder a un procedimiento eutanásico tomó la decisión de dejar de

comer, falleciendo diez días más tarde un 15 de enero del año 2014. Otro

caso más actual lo encontramos en Valentina Maureira, quien con 14 años el

2015 hizo un llamado a la Presidenta de la República Michelle Bachelet “…

estoy cansada de esta enfermedad y ella me puede autorizar la inyección


para quedarme dormida para siempre”. Valentina sufría de fibrosis quística,

una enfermedad hereditaria y degenerativa que afectaba sus pulmones,

hígado y páncreas, y no deseaba seguir viviendo en las condiciones que se

encontraba.

Valentina fue visitada por la Presidenta y esta le ofreció apoyo

psicológico y de tratamiento médico que mejoraría su calidad de vida, pero

le respondió de forma negativa ya que, como he visto a lo largo del trabajo,

nuestro ordenamiento jurídico no contempla la figura eutanásica ni el

suicidio asistido.

La solicitud de la menor reactivó inmediatamente el debate bioético y

jurídico en el país que se había encontrado tanto tiempo dormido en las

Cámaras de nuestro Parlamento respecto de la llamada muerte por

compasión, debate que genera controversia tanto para quienes desean su

despenalización como para aquellos sectores más conservadores que la

repudian.

Así como los casos de Valentina y el Doctor Almeyda, han existido y

existen diversos casos, algunos que han formado parte de los medios de
comunicación por ser de conocimiento público, mientras que otros se han

mantenido en simples conversaciones entre paciente y médico.

A continuación analizaremos los proyectos de legislación que han

sido propuestos en nuestro país a lo largo de la historia, principiando por los

más antiguos hasta llegar a la actualidad.

5.2 Proyectos de ley presentados con el objeto de regular la eutanasia en Chile.

5.2.1 Proyecto del 05 de Octubre de 2004, que “Regula la aplicación de la Eutanasia en


los casos de indica”.

El proyecto presentado el año 2004 por el Senador Nelson Ávila

inicia señalando la necesidad de legislar respecto al derecho a acceder a una

muerte digna. Dice que si vivimos en un país democrático y libre, en donde

se respeta la autonomía y dignidad, la muerte no puede encontrarse al

margen de tales consideraciones. Que la muerte es parte de la vida y como

tal, debe ser respetada y todo ser humano tiene derecho a morir dignamente.

El artículo uno del proyecto define eutanasia como la “acción u

omisión de un médico que por su naturaleza o intención provoque la muerte

de un paciente, que cumpliendo los requisitos y manifestando su


consentimiento en los términos que esta ley señala, ha expresado la firme

voluntad de poner término a su vida por razones humanitarias”, por lo tanto,

delimita la acción a un sujeto activo que debe ser profesional de la salud, y

el móvil han de ser razones humanitarias, o dicho en otras palabras, movido

por la compasión.

Posteriormente se refiere el proyecto a la eutanasia en sus dos

modalidades, tanto pasiva como activa, explicando en qué consiste cada

forma.

La ley define como procedimiento de eutanasia pasiva como el

derecho que asiste a todo paciente a denegar su consentimiento a cualquier

procedimiento médico que estime invasivo, complejo o innecesario, cuando

se trate de un paciente en estado terminal o los cuidados médicos sólo

persigan prolongar su agonía.

La eutanasia activa consiste en el derecho que asiste a todo paciente

que se encuentre sufriendo una enfermedad incurable o progresivamente

letal que le cause un padecer insufrible y que se le representa como

imposible de soportar. A estas personas les asiste el derecho a solicitar, por


razones humanitarias, y cumpliéndose las condiciones legales, que su

muerte sea ocasionada por un médico cirujano.52

El proyecto es tajante cuando indica que podrán acceder a un

procedimiento eutanásico en cualquiera de estas dos modalidades siempre y

cuando se cumplan con los requisitos exigidos por la ley:

1. Que se trate de un paciente en estado terminal y que se encuentre en

un precario estado de salud, ya sea debido a una lesión corporal o una

enfermedad grave e incurable, y que de dicha lesión o enfermedad se

prevea una breve esperanza de vida.


2. Que los cuidados médicos existentes que puedan aplicarse al paciente

sólo tengan como objeto prolongar una vida en agonía (en otras

palabras el paciente tiene una pequeña esperanza de vida y por un

breve tiempo y además los únicos tratamientos médicos existentes

sólo pueden aliviar en parte su sufrimiento sin mejoría de la situación

clínica del paciente).


3. El paciente que desea acceder al tratamiento eutanásico debe ser

mayor de edad (en el caso de los menores de edad el consentimiento

debe ser otorgado por los padres de común acuerdo si existen, a falta
52
Nota del autor: Definiciones obtenidas del Proyecto de Ley “Que permite y regula la aplicación de la
Eutanasia en los casos que indica.” Proyecto legislativo del año 2004. Recuperado del sitio web de la
Honorable Cámara de Diputados de Chile https://www.camara.cl/pley/pdfpley.aspx?
prmID=3883&prmTIPO=INICIATIVA
de uno, el otro padre, y a falta de ambos, por la mayoría de los

parientes presentes de grado más próximo en la línea colateral, hasta

el tercer grado. En el caso de los legalmente incapaces, la decisión

deberá ser adoptada por el representante legal, a falta de este, por el

cónyuge y a falta de ambos, por la mayoría de los parientes

consanguíneos más cercanos en la línea colateral, hasta el tercer

grado.) y debe exteriorizar su voluntad por medio de una solicitud

verbal y una escrita.


4. En el caso de que el paciente no pueda manifestar su voluntad por

encontrarse con muerte cerebral, la decisión será tomada por el

cónyuge, o a falta de este, por los padres, y a falta de todos estos, por

la mayoría de los parientes colaterales más cercanos, hasta el tercer

grado.

Es importante indicar y remarcar que la aplicación del procedimiento

eutanásico es una opción a la que puede optar el paciente y que dicha

opción debe ser exteriorizada. Si el paciente no desea someterse a

tratamiento eutanásico alguno, o la o las personas llamadas a pronunciarse

no desean que se someta a tratamiento, nadie puede exigirle o imponerle la

obligación de hacerlo.
El proyecto de ley señala además que la solicitud, al momento de

hacerse, debe ser realizada ante la presencia de a lo menos dos testigos (uno

de estos ha de ser el cónyuge, ascendiente o descendiente mayor de edad.

En caso de que el paciente no tenga ni uno ni otros, deberá ser prestado ante

a lo menos cinco testigos). Si el paciente se encuentra internado en un

recinto hospitalario, actuará el Director del Hospital como Ministro de Fe,

aunque dicho consentimiento puede ser siempre prestado ante notario.

Este consentimiento debe ser expresado verbalmente (como se ha dicho

anteriormente) pero también debe dejarse constancia por escrito, y debe ser

presentado ante el Director del Servicio de Salud correspondiente. Dicha

solicitud debe contener:

1. La individualización del médico tratante.


2. La ficha clínica del paciente.
3. La manifestación de voluntad del paciente o de quien le subrogue en

el caso de la minoría de edad, legalmente incapaces o muerte

cerebral.
4. Un compromiso notarial del médico que practicará la eutanasia de

dar fiel cumplimiento a las disposiciones de la ley.


La ley impone al médico la obligación de consultar la opinión de la

Comisión Ética53, quien certificará el hecho de aprobarse la solicitud del

procedimiento eutanásico por cumplirse los requisitos legales.

Una vez sesionado respecto de una solicitud, la Comisión se pronunciará

dentro del plazo de cinco días hábiles. La aprobación o rechazo será

siempre por escrito y no será susceptible de recurso alguno. En el caso de

las solicitudes rechazadas, no podrán presentarse nuevamente sino en el

plazo de tres meses y debe fundarse en nuevos antecedentes. Si la Comisión

aprueba una solicitud, se oficiará al Juzgado del Crimen (el proyecto de ley

fue presentado antes de la entrada en vigencia de la Reforma Procesal Penal

en Santiago) del lugar donde se realizará la eutanasia.

Entre la autorización y el procedimiento eutanásico han de transcurrir a

lo menos cinco días, y el paciente podrá retractarse de su solicitud hasta el

último momento, razón por la cual, una hora antes de la aplicación de la


53
Nota del autor: La Comisión Ética es una institución incorporada por el proyecto de ley de 2004 y que
existiría en cada región del país. Esta Comisión ve su organización, funcionamiento, integración y
atribuciones en un reglamento específico que ha de dictar el Ministerio de Salud. La Comisión estaría
integrada por a lo menos cinco miembros, de entre los cuales habría necesariamente un Médico Cirujano
designado por el Colegio Médico, un Médico Psiquiatra designado por el Colegio Médico (procurándose
que este ejerza su profesión en la región respectiva) y un abogado designado por el Colegio de Abogados
(velándose por que este ejerza su profesión en la región respectiva). La función principal de la Comisión
sería velar por el cumplimiento de las exigencias legales para la aplicación de la eutanasia. En cuanto a su
forma de proceder en sí respecto a una solicitud de eutanasia, la Comisión deberá sesionar en un plazo no
superior a diez días contado desde la presentación de la solicitud (la solicitud ya deberá cumplir con los
requisitos exigidos). La sesión requerirá la presencia de todos sus miembros o de quienes les subroguen y
sus acuerdos serán tomados por mayoría absoluta.
eutanasia, se le solicitará al paciente que ratifique su consentimiento ante el

director del recinto hospitalario o bien ante un notario público.

El proyecto de ley no señala en qué consiste el procedimiento

eutanásico, sino que se remite a señalar que un protocolo del Ministerio de

Salud establecerá dicho mecanismo y que será un médico cirujano quien

practicará la eutanasia.

En cuanto a la responsabilidad civil, penal y administrativa que podría

afectar al médico o al recinto hospitalario, se establece una nueva eximente

de responsabilidad ante la aplicación de este procedimiento, salvo en el

caso de que se haya omitido algún requisito exigido por la ley. Esta

eximente se encontraría en el artículo 10 del Código Penal, numeral 14 que

dispondría: “El médico cirujano que practique eutanasia en los casos

expresamente previstos por la ley.”

5.2.2 Proyecto del 11 de Mayo de 2006 que “Establece regulación legal de la


eutanasia”.

El segundo proyecto presentado en la Cámara de Diputados con la

intención de legislar sobre la eutanasia, fue presentado el año 2006 por don
Juan Bustos (autor ya mencionado varias veces en la tesis) y el diputado

Fulvio Rossi.

El proyecto inicia definiendo eutanasia y luego haciendo una breve

revisión al derecho de algunos países que la han despenalizado o se ha

creado una figura atenuada del homicidio cuando se trata de un homicidio

cometido con la intención de evitar la agonía de una persona (homicidio por

compasión) movido por sentimientos altruistas y que además haya sido

solicitado por el sujeto pasivo, como es el caso de Colombia ya analizado.

Otra diferencia que encontramos en este proyecto es la inclusión de

de la posibilidad de un que las personas puedan redactar un testamento vital

por parte del paciente.

En cuanto al fondo del proyecto, los artículos se asemejan bastante al

presentado por el Senador Nelson Ávila en la mayoría de los aspectos,

tanto al momento de definir la eutanasia pasiva y activa como a los

requisitos de procedencia. De la misma manera, en cuanto a la capacidad, se

mantiene lo indicado en el proyecto del 2004.

La finalidad del proyecto consiste en agregar la eutanasia al título VI

del Código Sanitario.


La única diferencia con respecto al proyecto anterior y que se puede

advertir sería la modificación en la redacción del artículo 393 del Código

Penal (que trata sobre el auxilio al suicidio), que pasaría a ser el siguiente:

“Artículo 393. El que quitare la vida a otra, según el deseo expreso y

serio de la misma será castigado con pena de presidio mayor en su grado

mínimo.

El que induzca a otro a suicidarse sufrirá la pena de presidio mayor

en su grado máximo.

El que con conocimiento de causa preste auxilio a otro para que se

suicide será castigado con la pena de presidio menor en su grado medio.

Las penas previstas en este artículo sólo se impondrán si se efectúa

la muerte del suicida.

El supuesto a que se refiere los incisos anteriores no será punible en

el caso de que haya sido cometido por médico que haya cumplido con los

requisitos de cuidados recogidos en el título VI del Código Sanitario y se lo

haya comunicado a la Comisión Ética de Comprobación”.

5.2.3 Proyecto del 23 de Junio de 2006 que “Establece el Derecho a la muerte digna”.
El presente proyecto fue presentado por los senadores Girardi,

Gómez, Navarro, Ominami y Ruiz-Esquide y tiene por objeto presentar la

necesidad de legislar respecto a los derechos de los pacientes para poder

acceder a una muerte digna.

Este proyecto no se refiere a la eutanasia, si no que al derecho que

asiste a los pacientes de dar o no su consentimiento para someterse a

tratamientos médicos y a evitar la prolongación artificial de su vida.

En otras palabras, el proyecto presenta las siguientes formulaciones:

1.- Libertad para determinar las terapias a las que desea ser sometido el

paciente.

2.- El derecho a no padecer males o dolores innecesarios.

3.- El derecho a evitar la prolongación de la vida mediante mecanismos

artificiales con la finalidad de morir en forma natural.

En cuanto a la capacidad, el proyecto sólo se refiere a la capacidad

general, esto es, la mayoría de edad, sin referirse a los casos de incapacidad,

por lo que habría que remitirse a las normas supletorias del Código Civil

actual.
Respecto a la capacidad, se señala que toda persona mayor de edad

tiene derecho a definir los cuidados y tratamientos médicos a los que desea

o no someterse al final de sus días, y que dicha manifestación de voluntad

debe ser por escrito y otorgarse ante cualquier ministro de fe.

En el caso de que la persona se encuentre en situación de enfermedad

que pueda provocarle la muerte, la manifestación de voluntad puede ser por

cualquier medio que exprese inequívocamente su consentimiento, y en el

caso de que no pueda expresar su consentimiento de modo alguno, los

facultativos médicos consultarán con los parientes más próximos.

Otra de las diferencias en cuanto los proyectos antes vistos la

encontramos en la creación de una figura especial denominada “Curador”,

que, así como el curador del Código Civil, tiene la responsabilidad de

asumir a su cargo los deseos y voluntades del paciente, administrando sus

bienes.

Por lo que se puede apreciar, el proyecto busca evitar el llamado

“encarnizamiento médico”, que consiste en la obstinación o ensañamiento

terapéutico en el empleo de todos los medios posibles (proporcionados o

no), para prolongar la vida de forma artificial, aunque se conozca de


antemano que la persona no tiene curación. De esta forma, el paciente

puede solicitar el retiro del tratamiento médico para aceptar la muerte como

algo natural.

5.2.4Proyecto del 16 de Junio de 2011 que trata sobre el “Derecho a optar


voluntariamente para recibir asistencia médica con el objeto de acelerar la
muerte en caso de enfermedad terminal e incurable.

El proyecto del año 2011 fue presentado a petición de los diputados

Rivas y Adriana Muñoz en el boletín de la Cámara de Diputados N° 7.736-

11.

Inicia haciendo unas reflexiones a modo introductorio sobre el derecho a la

vida consagrada en nuestra Constitución, haciendo énfasis en que su

interpretación debiese ser estricta y literal, esto es, “el derecho a la vida y

no el deber de vivir”, por lo que se hace imperativo que las personas

(especialmente aquellas que se encuentran aquejados por una enfermedad

grave o terminal), puedan solicitar ayuda para no seguir viviendo (figura

que actualmente se encuentra penada en el tipo “auxilio al suicidio”, como

ya se estudió), por lo que el proyecto plantea precisamente modificar el

cuerpo legal para que, en el evento de que una persona se encuentre


padeciendo una enfermedad o lesión incurable que le produzca un

insoportable padecimiento físico o psicológico, este debiese tener el

derecho a poner fin a su vida, y en el evento de que se trate de un individuo

que se encuentre con una invalidez física de tal magnitud que no le permita

ejecutar su decisión sin la ayuda de terceros, se propone que sea lícito a un

facultativo realizarlo como procedimiento médico. 54

En cuanto al proyecto en sí, define la eutanasia como “la conducta

ejecutada con el fin de causar la muerte de un paciente que padece una

lesión o enfermedad terminal e incurable”, por lo que resulta fácil advertir

se refiere a la eutanasia en su modalidad activa, mas no pasiva.

Dispone que si la eutanasia es solicitada, no habría una penalidad

cuando sea cometida con la voluntad de la persona que ha de morir. La

voluntad la encontramos si se dan los siguientes requisitos copulativos:


54
Nota del autor: Resulta interesante que en el Proyecto de ley se refiera en su parte introductoria a un
fallo de la Corte Constitucional de Colombia de 1997, respecto a la exención de responsabilidad del
médico que ayude a morir a un enfermo terminal que se encuentre con un intenso sufrimiento: "…si la
vida está consagrada como un derecho y no como un deber, su titular puede seguir viviendo o
disponer que cese su curso vital. Y si no está en capacidad de ponerle término él mismo, es lícito
solicitar ayuda a un sujeto libre, quien podrá acceder al ruego o rehusarse a hacerlo. Y si elige lo primero,
no puede ser penalizado porque no ha atentado contra el derecho de nadie. No existe base alguna para
justificar la antijuricidad de su conducta." Recuperado de https://www.camara.cl/pley/pdfpley.aspx?
prmID=7928&prmTIPO=INICIATIVA el 15-05-2016
a. Su aplicación debe ser solicitada y autorizada en forma expresa e

inequívoca por el propio paciente a quien se aplicará.


b. Que sea llevada a cabo por un médico autorizado para el ejercicio de

la profesión.
c. El medio para llevar a cabo el procedimiento debe ser considerado

como válido por la ley.55


d. El paciente debe ser capaz.56

En cuanto a la manifestación de voluntad, el Proyecto propone que sea

por escrito, celebrado ante Notario Público y dos testigos plenamente

capaces que se encuentren domiciliados en Chile.

De la misma forma propone la creación de una cláusula testamentaria

donde se señale la voluntad del testador ante el evento de sufrir un

accidente o enfermedad que lo deje en un estado de incapacidad física de tal

dimensión que le impida manifestar su voluntad de cualquier modo. Dicha

cláusula podrá ser revocada mientras el testador sea capaz.

En cuanto a los artículos que busca modificar encontramos el 393 del

Código Penal, 999 y 1.005 del Código Civil.

55
Nota del autor: El artículo 3 del Proyecto señala como medio idóneo aquel que esté reconocido por la
ciencia médica como idóneo para acelerar la muerte, causando el menor sufrimiento tanto físico como
psicológico al paciente y que considere la dignidad humana en todo momento.
56
Nota del autor: En el caso de la capacidad e incapacidad se remite a las reglas de capacidad del Código
Civil, artículos 1446 y 1447.
Al artículo 393 del Código Penal se agregaría como párrafo final lo

siguiente:

“La pena prevista en el inciso anterior no se aplicará al médico


que, en cumplimiento de la voluntad expresa e inequívoca del paciente
relativa a poner término a su vida y en concurso de los requisitos
prescritos por la ley, prestare su auxilio a éste a través de la
aplicación de procedimientos médicos destinados a acelerar su muerte.
El que dolosamente engañare o forzare a otro a prestar su
consentimiento para ser sometido a procedimientos médicos
destinados a acelerar su muerte, será sancionado con la pena de
presidio mayor en su grado mínimo a medio en el caso de que la muerte
se verificare. En igual pena incurrirá el facultativo que, habiendo tomado
conocimiento de la revocación de la autorización del paciente para
someterse al procedimiento de aceleración de su muerte, de todos
modos lo ejecutase y ésta se produjese.”

Al artículo 999 del Código Civil se agregaría como inciso segundo:

“Sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso anterior, si el testador


manifestase su voluntad de ser sometido a procedimientos médicos
destinadas a acelerar su muerte para el caso de sufrir en el futuro una
enfermedad o lesión que lo deje en un estado de incapacidad física tal
que le impidiere expresar claramente su voluntad de cualquier modo,
dicha cláusula se hará irrevocable con el sólo cumplimiento del
presupuesto de hecho en ella indicado, esto es, antes de la muerte del
testador. Con todo, si el testador recuperase la capacidad de
manifestar su voluntad siempre podrá revocar la disposición referida,
en conformidad a lo dispuesto en el inciso primero del artículo 1001,
incluso sin solemnidad alguna.”

Mientras que al artículo 1.005 del Código Civil que trata sobre las
inhabilidades para testar, le agregaría a su numeral 2 el siguiente párrafo:

“Sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso anterior, será


siempre inhábil el menor de edad para disponer en un testamento
ser sometido a procedimientos médicos destinados a acelerar su
muerte para el caso de sufrir una enfermedad o lesión que lo
deje en un estado de incapacidad física tal que le impida expresar
claramente su voluntad de cualquier modo”.

5.2.5 Proyecto que “Modifica el Código Sanitario, para regular la eutanasia”.

5.2.6 Proyecto que “Modifica diversos cuerpos legales con el objeto de permitir la
eutanasia, haciendo efectiva la autonomía de las personas en caso de
enfermedades terminales”.

V. Conclusión
El ser humano nace libre y crece autónomo en cuanto a la toma de

decisiones que afectan a su vida personal. Durante su crecimiento toma una

serie de elementos que pasan a conformar su identidad y personalidad:

conocimientos adquiridos por el estudio, valores, principios y

responsabilidad, incluyendo además un conjunto de normas de carácter

moral que no debiesen verse afectadas por las ideas o principios morales

generales (en la medida que no contravengan el orden público, ni la ley,

considerando que la norma moral es obligatoria sólo al convertirse en

norma jurídica), de esta forma, el hombre puede desarrollar una vida

completa.

Existen, como hemos visto, algunas disposiciones legales que vulneran a

los más desprotegidos en cuanto sus deseos personales, el estudio completo

de esta tesis plasma esa violación en cuanto al derecho a decisión sobre la

propia vida de un individuo, cuando tratamos la eutanasia y el auxilio al

suicidio.

En el momento en que un hombre se ve tan afligido por una enfermedad

que no puede desarrollar una vida de forma normal y esta se torna indigna,

comienza a cuestionarse si acaso no será mejor ponerle fin de una forma


pacífica e indolora para evitarse los sufrimientos mientras se encuentra a la

espera de ese final irremediable, por lo tanto, ¿No sería deber del Estado

garantizar que tal situación tenga una solución?

En la actualidad, como se vio en su oportunidad, el Estado no entrega

una ayuda a aquellas personas que se encuentran desvalidas y agonizantes y

más aún, castiga a aquellos que intentan ayudarle mediante la figura del

auxilio al suicidio, figura que debiese verse complementada con la eximente

de responsabilidad de que tal ayuda sea prestada por un médico facultado

para el efecto y además, cuando la persona no puede o no quiere suicidarse,

el Estado debiese entregar una ayuda eutanásica a quienes desean acabar

con dicho sufrimiento.

El tema en cuestión si bien tiene un origen en principios ético-morales,

afecta también la esfera jurídica de las personas, cuestión que debiese

zanjarse dando la posibilidad a los sujetos de decidir sobre su propia vida,

ya que estamos hablando de una decisión que afecta a la persona en su

esfera personal sin afectar derechos de terceros, no obstante ¿por qué el

Estado impide que una persona pueda decidir sobre su propia vida?
En capítulos anteriores aseveramos que el Estado asegura la vida

humana, prohibiendo cualquier tipo de acción tendiente a ponerle fin, y que

dicho principio básico es indisponible incluso por el sujeto de tal derecho

toda vez que se considera tal derecho como un derecho que debe

interpretarse de forma absoluta y perentoria.

Empero, la legislación no puede ser jamás interpretada como un ente

aislado, sino que forma parte de un ordenamiento jurídico completo y por

ello, debe considerarse el derecho a la vida no aisladamente, sino que

considerando todos los demás principios asegurados por la Constitución

Política de la República, entre ellos el derecho a la integridad física y

psíquica de la persona (como parte del derecho a la vida) la igualdad ante la

ley, la dignidad humana, la libertad de conciencia, etc. Al abordar el

derecho a la vida con esto en mente, encontramos que no son incompatibles

tales derechos, sino que se complementan formando parte del derecho

constitucional más importante, el mencionado derecho a la vida.

Otro punto importante a recordar es que los derechos constitucionales

son irrenunciables por el principio de clausura del derecho público, sin

embargo, en el evento de que se produzca un conflicto entre derechos


constitucionales, es importante considerar las situaciones y el contexto de la

persona para poder tomar una decisión acertada y no sólo utilizar la

jerarquización de derechos como solución al problema (con este sistema,

indudablemente el derecho a la vida sería “el” bien jurídico superior a otros

derechos).

Otro problema que si bien no tiene rango constitucional, lo encontramos

en la actividad médica regida por el principio ya estudiado de Hipócrates,

en donde el médico está llamado a curar, a sanar, por lo que se deniega la

posibilidad de que un médico quite la vida a otra persona. El derecho a la

vida y el respeto a la dignidad humana constituyen un pilar básico del

Código de Ética Médico de Chile y nuevamente nos encontramos con una

situación de conflicto de principios: ¿vida o dignidad?

Una vez más acudimos a la Carta Constitucional chilena que reza en su

artículo primero inciso cuarto: “el Estado está al servicio de la persona

humana”, y no viceversa; nos remitimos a la autonomía del ser humano

como respuesta a esta interrogante en la cual se funda toda decisión, resulta

cruel e inhumano exigir a una persona ser mantenida con vida en contra de
su voluntad cuando esta se ha tornado indigna, sin sentido y sin perspectiva

de recuperación.

Se hace imperativo una legislación que reconozca tal autonomía a los

pacientes terminales, cumpliéndose con los requisitos que deben ser

enunciados, claro está, con la finalidad de evitarles el sufrimiento cuando la

medicina ya no puede hacer nada, para que no se repitan casos como el de

Manuel Almeyda, Valentina Maureira, o muchos otros que se encuentran a

la espera de una muerte segura y sin embargo deben padecer sufrimientos

segundo a segundo, día a día, sin mejoras, sin posible solución médica.

Por los motivos antes enunciados concluyo que nuestra legislación

debiese complementar el tipo penal auxilio al suicidio agregando una

eximente de responsabilidad civil, penal y administrativa cuando el auxilio

sea prestado por un médico facultado para tal efecto, crear una nueva figura

que trate la eutanasia, especialmente en su modalidad activa, con la

participación de médicos facultados para tales procedimientos (que han de

estar detallados con precisión en el Código Sanitario) y, en definitiva, que

toda persona capaz (o incapaz, si se cumplen con los requisitos) pueda ser
escuchada en su voluntad, permitiéndoles acceder a la solicitud de morir en

forma digna, pacífica e indolora, con la finalidad de evitarse sufrimientos.

Debiesen ser analizadas, discutidas y finalmente aprobadas las

propuestas legislativas que buscan establecer la eutanasia y el auxilio al

suicidio en nuestro país, para aquellas personas que se encuentren

padeciendo una enfermedad de carácter terminal, toda vez que urge una

legislación que trate el tema, por y para todas aquellas personas que han

buscado la forma de acceder a una buena muerte.

Debiese crearse un Comité Ético que analice, caso a caso, las distintas

solicitudes planteadas por pacientes en nuestro país, para efectos de que no

se vulnere ningún derecho del paciente o para evitar que dicha cumpla con

los requisitos de exigencia, especialmente el que la solicitud sea plenamente

voluntaria y razonada.-

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