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Los requisitos de formación de los sindicatos.

Damos el nombre de requisitos sindicales a los elementos humanos, sociales y


jurídicos que les dan existencia como personas jurídicas. En el derecho
comparado se encuentran dos sistemas generales a propósito de los requisitos
sindicales: el de la constitución libre de los sindicatos, que no los conduce a la
personalidad jurídica, lo que no les impide actuar como asociaciones de hecho
y realizar todas las actividades sindicales, así, a ejemplo, el sistema italiano, y
el de su reconocimiento legal como personas jurídicas, previo el cumplimiento
de los requisitos señalados en las leyes, facultados para intervenir ante todo
género de autoridades en defensa de la comunidad obrera que los crea, para
la creación, vigilancia y cumplimiento del derecho del trabajo y en
representación de sus miembros para la defensa de sus intereses y derechos
individuales. El derecho mexicano adopto este sistema de su reconocimiento
como personas jurídicas desde la ley veracruzana de 1918, cuyo artículo 143
decía; ‘todo sindicato legalmente constituido tiene personalidad jurídica diversa
de los asociados’’ disposición que se ha repetido en todas las leyes del trabajo
hasta el artículo 374 de la legislación vigente.
1-. Los requisitos de formación de los sindicatos.
La doctrina tradicional clasifico estos requisitos en dos grupos, requisitos de
fondo y requisitos de forma: los primeros se subdividían en dos, elementos
materiales o substanciales que deben concurrir a la constitución del sindicato,
entre ellos, las calidades de las personas que concurrirán a su organización y
funcionamiento y las finalidades que se propongan realizar los trabajadores.
Los segundos son los requisitos formales que señala la ley para el
reconocimiento de la personalidad jurídica de la asociación.
En el libro derecho mexicano del trabajo, en razón de la minuciosidad que
emplea la ley en algunas materias, sugerimos una clasificación tripartita: 1 Los
requisitos de fondo, que son que integran el ser social del sindicato; requisitos
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en cuanto a las personas, esto es, a las calidades y circunstancias necesarias


para intervenir en la formación de los sindicatos; y requisitos formales.
a) Requisitos de fondo.

Los requisitos de fondo son los elementos que integran el ser social del
sindicato. El sindicato es una asociación de personas, pero no todas pueden
constituir sindicatos, ya que estas asociaciones son únicamente las formadas
por trabajadores o por patronos. En consecuencias, una asociación de
personas que no posean una de las características mencionadas, podrá ser
asociación civil o mercantil, pero no un sindicato; y por otra parte, y ya se ha
analizado el problema, el sindicato mixto es un imposible en el derecho
mexicano. El requisito segundo se refiere a la finalidad que deben proponerse
los trabajadores al sindicarse, que es el estudio, mejoramiento y defensa de los
intereses del trabajo, quiere decir, de la comunidad obrera y de cada uno de los
trabajadores, que no son exclusivamente los intereses del momento, o sea, lo
que hemos llamado la finalidad inmediata del movimiento obrero, sino también
la finalidad mediata, la creación del mundo mejor del mañana. Así se explica la
reforma del presidente Cárdenas a la fracción I del artículo 249 de la ley de
1931, que prohibía a los sindicatos intervenir en asuntos políticos. Y se llega a
que una asociación de trabajadores que se proponga finalidades distintas a las
enumeradas, no será un sindicato, sino una asociación de otra índole.
b) Requisitos en cuanto a las personas.

La libertad sindical posee un sentido de universalidad que corresponde a las


esencias mejores del derecho del trabajo, por lo que no puede haber
trabajadores de primera y segunda clase, sino que todos son iguales ante la
ley. Así está consignado en la fracción XVI del artículo 123 en la parte que dice
que ‘‘los obreros tendrán derecho…’’ esto es, todos los trabajadores tendrán
derecho, pues la norma constitucional no dice que algunos los tendrán y cuáles
no. La fracción XVI encontró un reforzamiento en el convenio 87 de la OIT, que
es nuestro viejo conocido, que no acepta más limitaciones que las relacionadas
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con los ejércitos y la policía. La ley nueva ratifico estas ideas al suprimir el
párrafo primero del artículo 237 de la ley de 1931, que decía que ‘‘no podrán
formar sindicatos las personas a quienes la ley prohíba asociarse o sujete a
reglamentos especiales.
1-. Número mínimo de personas necesarias legalmente para la constitución de
un sindicato: el artículo 364 de la ley previene que ‘‘los sindicatos deberán
constituirse con veinte trabajadores en servicio activo’’. La fijación de este
número de veinte personas para la constitución de los sindicatos obreros se
remonta en nuestro derecho a la ley de Veracruz de 1918; y corre hasta el
código penal francés de 1810, que parece señalo ese número por vez primera
para prohibir las asociaciones que lo sobrepasaran. Después de la
promulgación de la ley de 1931 se planteó un poco teóricamente la cuestión de
la constitucionalidad de esta que no se deja de ser una limitación a la libertad
sindical: sin duda, una asociación puede formarse por dos personas, pero corre
el riesgo de paralizarse en el momento en que los socios no lleguen a un
acuerdo o se vean obligados a someterse a la controversia a un tercero o a la
autoridad pública, por lo que el /38/2da, sindicato de cargadores, estibadores y
similares/ 29 de noviembre de 1938) afirmo que además de ser arbitrario, pues
pude ser quince o veinticinco, es una limitación que contradice el principio de
la libertad sindical. Cuando la comisión enfrento el problema, encontró una
tradición no reclamada, que no valía la pena modificar, tanto más fuerte por
cuanto el movimiento obrero no es partidario de la atomización sindical, porque
facilita la intervención de los patronos en la vida de los sindicatos.
La propia comisión tuvo que analizar una segunda cuestión: una ejecutoria de
la cuarta sala (amparo directo 5752/38 /2da, sindicato de cargadores,
estibadores y similares/ 29 de noviembre de 1938) afirmo que ‘‘la ley federal
del trabajo no exige la existencia previa de un contrato de trabajo para que
pueda existir el derecho a la sindicación…’’. La tesis de la sala contrariaba las
disposiciones legales, porque el precepto a estudio menciona veinte
trabajadores, concepto que implica que las personas deben ser sujetos de una
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relación de trabajo. Entendió la comisión que no era posible admitir como


sindicato a una organización que contara con un solo trabajador en servicio
activo y treinta o cuarenta personas que no tenían la condición de trabajadores.
Alguien recordó el artículo 43 de la ley de 1931, que paso a ser el 387 de la ley
nueva, según el cual, ‘‘el patrono que emplee trabajadores miembros de un
sindicato tendrá obligación de celebrar con este, cuando lo solicito, un contrato
colectivo’’, precepto que no puede entenderse para una organización que
tuviera un único trabajador en la empresa; en este mismo orden de ideas se
consideró la condición de ese mismo sindicato emplazado a huelga para crear
el nuevo derecho de la empresa. Por estas consideraciones y tomando en
cuenta la realidad mexicana, la comisión reformo el artículo de 1931 y preciso
en el 364 del proyecto, que el número de veinte trabajadores debería ser de
trabajadores en servicio activo. Esta solución no significa que el sindicato no
pueda contar en sus filas con personas que no estén en servicio activo,
situación, por lo demás, que se presenta en numerosos sindicatos, que tienen
registradas a personas que no son de momento trabajadores al servicio de un
patrono, pero que están en espera de vacantes a las que podrán ingresar a
propuesta de su sindicato.
2-. Igualdad del hombre y de la mujer: las reformas constitucionales y legales
de 1974, establecieron la igualdad plena de los sexos en el problema de
trabajo. Por consiguiente, en el capítulo sindical el hombre y la mujer disfrutan
de los mismos derechos para la organización y el funcionamiento de los
sindicatos.
3-. Los menores de edad ante los sindicatos: las reformas de 1962 se
inspiraron en el propósito de facilitar el trabajo de los menores, suprimiendo
requisitos inútiles, convencidos como estaban sus autores de que las
condiciones de vida de nuestro pueblo exigen se abran las puertas del trabajo
a quienes necesitan vivir de él, respetando, claro está, la prevención de una
edad mínima que garantice el desarrollo y la educación primaria del niño. Su
trabajo está regido por la fracción III del artículo 123, que se limita a prohibir el
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de los menores de catorce años. Después de la reglamentación de 1931, la


comisión se halló con las reformas de 1962, que son el antecedente inmediato
de la ley vigente. El principio que conviene recordar aparece en el artículo 23
de la ley, según el cual, los mayores de catorce años y menores de dieciséis
años necesitan autorización de sus padres o tutores, y a fala de ellos del
sindicato a que pertenezcan, de la junta de conciliación y arbitraje, del
inspector del trabajo o de la autoridad política, para devenir sujetos de una
relación de trabajo, en tanto los mayores de dieciséis años pueden prestar
libremente sus servicios por otra parte, el artículo 362 de la ley, que procede
del 239 de la ley de 1931, dispone, en armonía con las reformas de 1962, que
‘‘los trabajadores mayores de catorce años pueden formar parte de los
sindicatos’’, sin otra limitación, por prevención del artículo 372, fracción II, que
‘‘no poder integrar la directiva del sindicato’’ los menores de dieciséis años.
4-. Los extranjeros ante los sindicatos nacionales: no conocemos, después de
1917, disposición alguna que prohibirse a los extranjeros ingresar a un
sindicato. La ley de 1931, en su artículo 240, reconoció indirectamente esa
posibilidad, con la limitación de ‘‘no poder desempeñar puestos en la dirección
de la agrupación’’, restricción que se justificó diciendo que las directivas
sindicales intervienen, especialmente a partir de la reforma de 1940 al artículo
249 fracción I, que levanto la prohibición de intervenir en asuntos políticos, en
estos problemas que interesan en la vida nacional.
5-. Los trabajadores de confianza: un descuido imperdonable en los autores de
la ley nueva y en el poder legislativo, produjo una repetición innecesario: el
artículo 183 dice que ‘‘los trabajadores de confianza no podrán formar parte de
los sindicatos de los demás trabajadores…’’’, y el 363 repite que ‘‘no pueden
ingresar en los sindicatos de los demás trabajadores, los trabajadores de
confianza’’. La única excusa que pude presentarse, que es bastante débil, es la
siguiente: al redactar la comisión el capítulo de los trabajadores de confianza,
uno de los trabajos especiales, se propuso reunir las disposiciones dispersas
de la ley de 1931 y completarlas con las normas indispensables. Pero al revisar
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el viejo artículo 237 encontró que era poco claro, por lo que decidió precisar su
contenido. Fue entonces cuando olvido el nuevo artículo 183, e incurrió en la
repetición señalada.
c) Requisitos formales.

1-. El acta de la asamblea constitutiva: la reunión de los trabajadores es el acto


primario, constitutivo, dice la ley, del sindicato. En algunas ocasiones
expresamos que es un acto necesariamente democrático, que marca el tono de
la vida sindical. La fracción I del artículo 365 de la ley ordena se remita la copia
autorizada del acta de la asamblea constitutiva a la autoridad que debe
efectuar el registro del sindicato, por lo tanto, su falta dará por resultado que la
organización no pueda adquirir su existencia legal.
2-. La copia autorizada de los estatus: estos son: para no usar la palabra
constitución, la norma fundamental de los sindicatos y como tal, deben regir
toda la vida sindical. El artículo 365 ordena que junto con la copia autorizada
del acta de la asamblea constitutiva, se envié a la autoridad registradora de
una copia igualmente autorizada de los estatutos, lo que confirma de que se
trata de una formalidad escrita.
3-. El acta de la elección de la directiva: este formalismo está señalado en el
artículo 365 fracción IV, pero es posible que la elección se lleve al cabo en la
misma asamblea constitutiva, lo que dará por resultado que las dos actas se
fusionen. Sin embargo, las elecciones posteriores tendrán que hacerse constar
en otras tantas actas. En cada ocasión de cambio de directiva, deberá remitirse
a la autoridad registradora una copia del acta, a efecto de que puedan los
recién electos representar al sindicato; así se explica en la fracción II del
artículo 377, que imponen al sindicato la obligación de comunicar a la
autoridad, dentro de un término de diez días, los cambios de la directiva.
II. El registro de los sindicatos.
El registro es el acto el por el cual, la autoridad da fe de haber quedado
constituido el sindicato. En consecuencia, es un acto meramente declarativo y
en manera alguna constitutivo.
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c) la ley federal del trabajo de 18 de agosto de 1931


La ley de 1931, dijimos que reprodujo íntegramente las disposiciones del
proyecto de la secretaria de industria, por lo tanto, la responsabilidad o el
mérito corresponde a los autores del proyecto. La norma básica era el articulo
242 ‘‘para que se consideren legalmente constituidos los sindicaos, deberán
registrarse ante la junta de conciliación y arbitraje o ante la secretaria del
trabajo…’’, según que la competencia fuere local o federal. Hemos aclarado
muchas veces en el fondo de la ley de 1931 estaba el derecho civil, lo que
explica que el registro hubiese sido elevado a la categoría de elemento
constitutivo de los sindicato. Las varias fracciones del precepto señalaban los
requisitos que debía satisfacer la solicitud de registro, que eran los documentos
e informes que debían presentarse a la autoridad: copia del acta de la
asamblea constitutiva, copia del acta de la sesión en que hubiere sido
designada la mesa directiva, los estatus y la determinación del número de
miembros de que se componga el sindicato. El artículo 343 tenía una
importancia singular: ‘‘satisfechos los requisitos que se establecen en el
artículo anterior, ninguna de las autoridades correspondientes podrá negar el
registro de un sindicato’’. El sistema parecía una garantía solida de la libertad
sindical, porque los requisitos mencionados en el artículo 242 eran meramente
formales, a saber, los documentos que debían acompañarse a la solicitud de
registro. Se recordó que tanto el proyecto de portes gil como el de la secretaria
de industria descartaron la tesis, que plasmo el mismo portes gil en la ley de
Tamaulipas de 1925, acerca de la facultad de la junta de conciliación y arbitraje
de aprobar el estatus. Sin embargo, la tendencia civilista de la ley coloco una
trampa en el artículo 245, cuyas consecuencias fueron de verdad graves:
‘‘serán nulos los actos ejecutados por el sindicato que no reúnan los requisitos
que establece esta ley’’. Estos son los requisitos: no obstante la terminante
disposición establecida en el artículo 243 de la ley federal del trabajo, esta
cuarta sala estima que no basta la concurrencia de los requisitos de forma que
establece el artículo 242 de la misma ley, para que no se pueda negar el
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registro de un sindicato. Esto es obvio, pues una agrupación de patronos o de


obreros solo puede constituirse en sindicato cuando tiene la finalidad
establecida en la misma ley, o sea, cuando su fin estriba en el estudio,
mejoramiento y defensa de sus intereses comunes. Esta tesis no contraria la
terminante disposición del artículo 243, porque este precepto, al referirse a la
obligación que las autoridades correspondientes tienen de registrar los
sindicatos que cumplan con los requisitos de forma señalados en el artículo
242, parte de supuesto de que la asociación solicitante tienen carácter sindical,
es decir, reúnen los requisitos de fondo señalado en la definición de los
sindicatos.
Tenemos todavía que mencionar que los autores de la ley completaron su obra
en el párrafo segundo del artículo 245: ‘‘la autoridad que registrarse un
sindicato que no reúnan los requisitos legales, incurrirá en la pena establecida
en el artículo 683. Al aprobarse el convenio 87 de la OIT y ratificarse en México
en 1950, la ejecutoria de la cuarta sala entro en contradicción, porque sus
argumentos rompían al principio del artículo tercero, fracción primera del
convenio, que declara la libre redacción de los estatus. La autoridad
registradora podrá leerlos, si es una persona curiosa, pero no podrá emitir
ningún juicio, menos aún desprender de esa lectura la base jurídica para negar
el registro del sindicato. Lo cierto es que el registro siguió las huellas de las
cláusulas de exclusión, hasta devenir uno de los instrumentos de que se valió
el estado para negar la existencia de los sindicatos que no se alinearan dentro
de las corrientes oficialistas.
La enumeración de los requisitos para el registro de los sindicatos: es posible
que algunos piensen que el artículo 243 de la ley anterior era más categórico
que el 366 de la ley nueva, pero la ejecutoria de Herminia zapata, que
transcribamos en el sub-apartado anterior, enseño la manera de violar la vieja
disposición. De ahí nació la idea de una enumeración limitativa, que cerrara
definitivamente las puertas a la invención de otros requisitos. La cuarta sala
ratifico la distinción entre requisitos de fondo y de forma y estableció que si el
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artículo 243 parecía referido únicamente a los segundos, tenían que


interpretarse en el sentido de que su presupuesto indispensable consistía en
que el solicitante era un sindicato, esto es, que llenaba los requisitos de fondo
o constitutivos. Habría sido inútil intentar un cambio de ideología, porque los
sectores overos y empresariales se habrían opuesto. Por lo tanto, la comisión
volvió a preguntarse cuáles eran esos requisitos, a efecto de evita en el futuro
la invención de otros más. Y se decidió a mencionarlos limitativamente, como
los únicos que justificaran la negativa del registro: la finalidad prevista en el
artículo 356, número mínimo de veinte trabajadores y exhibiciones de los
documentos exigidos por el artículo 365. Y como si no fuera suficiente esta
enumeración limitativa, la parte final del proceso reprodujo, con la misma
fuerza, la norma categórica del artículo 243.
3-. La finalidad sindical: la sentencia Herminia zapata considera que la
definición de sindicato prueba que la finalidad que en la se asigna a las
organizaciones obreras es el primero de los requisitos de fondo y que su falta
provoca la inexistencia jurídica del sindicato. Pero es indispensable precisar al
alcance de la definición: el sindicato debe proponerse como fin primero, el
estudio, mejoramiento y defensa de los intereses del trabajo, pero, según todo
lo expuesto en los capítulos anteriores, nada impide la postulación de otras
finalidades, entre ellas, y de manera principal, la intervención en la política
nacional e internacional y la búsqueda de un mundo mejor en el mañana. Es
una determinación libre de fines, sobre la que no pude ejercer ni control ni
vigilancia la autoridad del trabajo.
4-. El número mínimo de los trabajadores para la constitución del sindicato:
sabemos que la ley de 1931 fijo en veinte trabajadores el número mínimo de
trabajadores para la constitución de un sindicato, principio reproducido en el
artículo 363 de la ley nueva. Un recorrido por el pasado, aun dentro de la ley
anterior, puso de manifiesto que al anuncio de que iba a constituirse a un
sindicato, algunos patronos rescindían o daban por determinadas las
relaciones individuales de trabajo de quienes se manifestaban partidarios de la
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sindicación y especialmente de los lideres; para suprimir esta maniobra, la


reforma de 31 de diciembre de 1956 propuso una solución, que paso a la ley
de 1970 en los términos siguientes, articulo 364: para la determinación del
número mínimo de trabajadores, se tomaran en consideración aquellos cuya
relación de trabajo hubiese sido rescindida o dada por terminada, dentro del
periodo comprendido entre los treinta días anteriores a la fecha de la
presentación de la solicitud de registro del sindicato y en la que se otorgue
este.
5-. La supresión del artículo 245 de la ley de 1931: en el subapartado c) de
este capítulo apuntamos las consecuencias trágicas de la disposición citada,
por lo que la comisión decidió suprimirlo en su totalidad.
6-. El procedimiento de registro: la ley de 1931 se concretó a señalar la
necesidad del registro, para la existencia legal del sindicato del sindicato y la
adquisición de la personalidad jurídica. La comisión comprendió que la decisión
de la autoridad era una urgencia inaplazable. Para evitar situaciones
extralegales en el registro de los sindicatos consignado por el articulo 366 en
su párrafo final, con el propósito de clarificar el numeral e impedir
interpretaciones indebidas, se estimó conveniente una nueva redacción a fin de
que la autoridad que reciba la solicitud de registro de un sindicato se obligue a
resolver en termino no mayor de sesenta días. Se aclara que la omisión de esta
no produce efecto inmediato de registro, toda vez que exige nueva promoción
que abre un nuevo termino de tres días para el dictado de la resolución y en su
omisión, se tendrá por hecho el registro.
La norma fue aprobada en los términos siguientes: si la autoridad ante la que
se presentó la solicitud de registro, no resuelve dentro de un término de
sesenta días, los solicitantes podrán requerirla para que se dicte la resolución,
y si no lo hace dentro de los tres días siguientes a la presentación de la
solicitud, se tendrá por hecho el registro para todos los efectos legales,
quedando obligada la autoridad, dentro de los tres días siguientes, a expedir la
constancia respectiva.
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7-. Las autoridades registradoras: el artículo 342 de la ley de 1931 creo un


sistema doble, para distinguir la competencia federal de la local. En la primera
hipótesis, el registro debía solicitarse de la secretaria del trabajo, la cual
quedada obligada, al efectuar el registro, a enviar un tanto de la
documentación a la junta federal de conciliación y arbitraje, y en la segunda, de
las juntas locales de conciliación y arbitraje. Los comentaristas de aquellos
años explicaron la razón de la diferencia: en todas las entidades federativas
existen las juntas, pero no se tiene la seguridad de que también exista un
departamento del trabajo equivalente a la secretaria federal. La ley nueva
conservo el sistema del párrafo introductorio del artículo 365.
8-. Los efectos del registro: si el registro dejo de ser un elemento constitutivo,
tiene no obstante una importancia grande en la vida de los sindicatos: a)
primeramente, crea la presunción iuris tantum de que satisface los requisitos
de fondos necesarios a su existencia. B) este primer efecto posee un valor
general: la ley supero la impresión de la ley de 1931 al establecer, en el
artículo 368, que ‘‘el registro otorgado por la secretaria del trabajo o por las
juntas de conciliación y arbitraje, produciría efectos ante todas las autoridades’’
c) el registro prueba asimismo que el sindicato es una persona jurídica, por lo
que puede acudir ante cualquier autoridad pública a defender a sus derechos
colectivos y los que le correspondan en las relaciones de derecho privado, y
representar a sus miembros en el ejercicio de los derechos laborales. D) la
obligación impuesta a los sindicatos de presentar el acta de la sesión en que
se eligió a la mesa directiva, faculta a esta a representar a la institución ante
todas las autoridades y en las relaciones con los patronos.
9-. La cancelación del registro: se releía el artículo 244 de la ley de 1931, que
señalaba como causas de cancelación de registro de los sindicatos, su
disolución y dejar de tener los requisitos que la ley señala, y concluía diciendo
que ‘‘la junta de conciliación y arbitraje resolvería acerca de la cancelación’’.
Pero flotaba una vez más en la sala de sesiones el principio de la libertad
sindical que declara que ‘‘las organizaciones de trabajadores y empleadores no
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están sujetos a disolución o suspensión por vía administrativa’’ y de ahí salió el


contenido del artículo 370 de la ley: los sindicatos no están sujetos a
disolución, suspensión o cancelación de su registro, por vía administrativa.
Estructura y vida de las organizaciones sindicales.
Una asamblea constitutiva, expresión pura de democracia social, es la fuente
de nacimiento del sindicato, mas no como un niño, sino como un adulto,
revestido con las armas de un gladiador romano.
Los estatutos.
Los estatus, aprobados por la asamblea, son la norma fundamental que regirá
la vida de los sindicatos. A) normas específicas de las personas jurídicas:
denominación que la distinga de los demás sindicatos y domicilio. B) periodo
de duración, pero si le falta su fijación, dice la fracción IV ‘‘se entenderá
constituido por tiempo indeterminado’’ c) admisión, expulsión, derechos y
obligaciones de los miembros del sindicato. D) la estructura orgánica y las
normas de funcionamiento de los órganos sindicales. E) formación y
administración del patrimonio sindical.
Los derechos y obligaciones de los miembros de una asociación sindical son
los que corresponden a los integrantes de cualquier comunidad. El profesor
Georges gurvitch ha insistido eficazmente en la siguiente idea: en el sistema
individualista existió únicamente el derecho creado por el estado para regular
las relaciones entre individuos. Pero en el siglo XIX, creador de las
comunidades humana menores que viven dentro de cada pueblo y nación, ha
visto nacer con ellas un derecho social estatutario, al que deben someterse las
personas que las integran en todo lo que se relacionan con la vida interna de
cada comunidad.
a) los derechos de los sindicatos pueden dividirse en derechos directos y
derechos reflejos: los primeros derivan del derecho estatutario de los
beneficios logrados por la actividad de los sindicatos, en tanto los segundos
son las prerrogativas que la ley otorga a los trabajadores sindicados respecto
de quienes no lo son.
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Los derechos directos: hacemos una distinción que deriva del concepto general
propuesto: derechos directos, derivados de las normas estatutarias de la
comunidad: el catalogo que propondremos no pretende ser exhaustivo, pues es
posible que se quede algún otro derecho en el tintero: por lo tanto, estamos en
presencia de un catálogo abierto a) el derecho a participar en la vida del
sindicato, con los mismos derechos de todos los sindicatos, un resultado
consecuente con el sentido democrático de las organizaciones sindicales
obreras. B) como consecuencias de ese derecho general, el de concurrir a las
asambleas. C) otro aspecto del mismo derecho general, es la facultad de votar
todas las decisiones de la asamblea y la aptitud de ser votado para cualquier
puesto sindical. D) en este mismo orden de ideas, el derecho a desempeñar el
cargo para el que fue elegida la persona. E) el derecho de exigir el
cumplimiento puntual de los estatus y reglamentos sindicales. F) en íntima
relación con el derecho acabado de citar, el de exigir la rendición de cuentas.
G) mencionamos el último derecho de cada uno de los sindicatos: la facultad
de exigir la intervención del sindicato ante el empresario o las autoridades del
trabajo, a fin de que reclamen el cumplimiento cabal de sus derechos
individuales.
b) derechos directos, derivados de los beneficios obtenidos por la actividad
sindical: el derecho del trabajo, lo hemos explicado con frecuencia, tiene como
finalidad inmediata el mejoramiento actual de las condiciones de vida de los
trabajadores; esa es la esencia de los contratos colectivos y de los contratos-
ley, cuyas normas se convierten, automáticamente, en derechos concretos de
cada trabajador.
2-. Derechos reflejos: en este segundo haz de derechos incluimos las cláusulas
de preferencia sindical; son derechos que se fundan en la ley, pero la
pertenencia al sindicato es la condición para que se apliquen.
Las obligaciones de los sindicatos.
La ley no contiene ninguna disposición específica, pero al establecer el
contenido de los estatus de la fracción VI del artículo 371, menciona las
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obligaciones y derechos de los asociados. Lamentablemente, los estatus casi


nunca se ocupan de los principios generales ni de la obligación principal de los
sindicatos, a la que puede resumirse en unas pocas palabras: cumplir el
derecho de la comunidad, especialmente las normas estatutarias y
reglamentarias. A título enunciativo indicamos las obligaciones concretas
siguientes: a) no realizar acto alguno en perjuicio de la comunidad. La violación
de este principio es uno de los motivos más frecuentes de expulsión. B) cumplir
los deberes paralelos a los de los ciudadanos: concurrir a las asambleas, votar
las decisiones, desempeñar pulcramente las comisiones que se les confieran
por la asamblea o por la directiva sindical, de conformidad con los estatus. C)
acatar los acuerdos de las asambleas y de la directiva, dictados en los términos
estatutarios. D) pagar las cuotas sindicales ordinarias.
Los órganos de base del sindicato son la asamblea y los directivos. Una
tercera comparación nos hace ver que la primera es el poder legislativo y el
tribunal supremo, lo que confirma la tesis de que la estructura de la comunidad
sindical es una manifestación de democracia directa, en tanto la directiva es el
poder ejecutivo, expresión asimismo del pensamiento democrático, porque es
responsable ante esta. La asamblea constitutiva es el órgano creador, mientras
la asamblea y la directiva son los órganos creados.
La asamblea es la esencia de la democracia pertenece la supremacía de las
asambleas de los comuneros sobre el poder ejecutivo. Pero en la historia de
nuestro país solo en contados momentos puede hablarse de la realidad del
principio.
Asambleas ordinarias y extraordinarias: la ley de 1931 y aun la vigente, solo
mencionan expresamente a las primeras, pero al hacerlo, dan a entender que
existe otro tipo de asambleas, pues si no fuese así, no hubiera sido necesario
el empleo del calificativo ordinario. Las asambleas ordinarias son los que se
ocupan de los asuntos necesarios al funcionamiento de la institución, de los
que año con año deben resolverse, mientras las extraordinarias son las que se
convocan cuando se presentan asuntos imprevistos y urgentes.
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2-. Origines y contenido de las disposiciones legales: la comisión tuvo el


propósito de devolver a las asambleas su majestad y supremacía, como el
camino para la democracia verdadera, y el de contribuir a la defensa de los
trabajadores contra la arbitrariedad de los dirigentes. En el proyecto que se
entregó a los representantes del trabajo y del capital se redactó el artículo 371,
fracción VIII, de la manera siguiente: los estatus de los sindicatos contendrán…
VIII: forma de convocar a asamblea, época de celebración de las ordinarias y
quorum requerido para sesionar. Los trabajadores que representen el
veinticinco por ciento del total de los miembros del sindicato, por lo menos,
podrán solicitar de la directiva que convoque a asamblea, señalando las
cuestiones que deberán discutir. Si la directiva no convoca dentro de un
término de diez días, los solicitantes podrán hacer la convocatoria, en cuyo
caso, para que la asamblea pueda sesionar y adoptar resoluciones, se requiere
que concurran las dos terceras partes del total de los miembros del sindicato,
por lo menos.
La directiva.
La directiva es el órgano representativo y ejecutivo y tiene a su cargo la
administración de los asuntos administrativos del sindicato y la ejecución de los
recuerdos de la asamblea.
1-. Designación e integración: la directiva es y debe ser nombrada por la
asamblea. Así se desprende de la fracción IX del artículo 371, que previene
que los estatus deben contener el procedimiento para la elección de la
directiva.
2-. La representación sindical: es un capitulo anterior hicimos una referencia
del tema, por lo que únicamente completaremos los datos de artículo 376.
3-. Las funciones de la directiva: una misión general, altísima y noble.

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