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El BULLYING EN LAS ESCUELAS

Por Yasmina María Ruiz Ahmed

El acoso infantil ha existido siempre, parece que forma parte del desarrollo
humano y no es difícil encontrar un adulto que de pequeño haya sido intimidado por
sus compañeros. La Asociación Nacional de Educación de Estados Unidos, deduce
que diariamente 160 mil niños faltan a la escuela porque tienen miedo de ser
acosados. Por ello, son cientos las escuelas que han implantado programas de
prevención del acoso infantil.

Es un comportamiento que precisamente no se puede tolerar y que si se deja


pasar puede tener consecuencias nefastas. Las víctimas de acoso infantil sufren
insultos verbales, ataques físicos y exclusión, que convierten su vida en una inquietud
y que en el mejor de los casos pueden llegar a afectar profundamente el equilibrio
emocional y la autoestima del niño.

1. ¿QUÉ ES EL BULLYING?

Bullying es una palabra inglesa que significa intimidación. Se trata de una


palabra actual debido a los innumerables casos de persecución y de agresiones que
se están detectando en las escuelas y colegios, y que están llevando a muchos
escolares a vivir situaciones verdaderamente aterradoras.

El Bullying se refiere a todas las formas de actitudes agresivas, intencionadas y


repetidas, que ocurren sin motivación evidente, adoptadas por uno o más estudiantes
contra otro u otros. El que ejerce el bullying lo hace para imponer su poder sobre el
otro, a través de constantes amenazas, insultos, agresiones, vejaciones, y así tenerlo
bajo su completo dominio a lo largo de meses e incluso años. El maltrato intimidatorio
le hará sentir dolor a la víctima, angustia, miedo, hasta tal punto que, en algunos
casos, puede llevarle a consecuencias devastadoras como el suicidio.

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¾ Perspectiva histórica

Acoso escolar o Bullying es un fenómeno nuevo que revela un cambio en la


socialización del niño, ya que el origen del problema no hay que buscarlo en las aulas,
sino en los primeros años de vida, en la educación que se les da en su casa y que
condiciona su futura conducta en la escuela y en la sociedad.

El fenómeno del maltrato entre escolares es un fenómeno universal que


adquiere diversas formas, niveles y connotaciones culturales.

Se inician en los países nórdicos una campaña de sensibilidad pública ante el


problema de la violencia escolar entre iguales, es un fenómeno que ha vivido en la
institución escolar desde sus orígenes.

Los estudios Noruegos sobre el problema de los malos tratos entre escolares,
en la década de los 80 estuvieron marcados por el suicidio de dos adolescentes,
debido a los ataques insistentes por parte de sus compañeros. Esto despertó el interés
social y mediático sobre el fenómeno y la reacción del gobierno noruego, que puso en
marcha desde el Ministerio de Educación, una campaña de ámbito nacional para
combatir los episodios de maltrato y abusos entre compañeros.

La evaluación realizada en las escuelas noruegas a partir de esta actuación es


el estudio más amplio llevado a cabo sobre este fenómeno.

Podemos distinguir tres periodos en la historia:

• En la primera etapa, la década de los 70, aparecen los primeros trabajos en


los países escandinavos, aunque hay estudios puntuales en otros países europeos, en
especial, en Inglaterra. Son trabajos que sufren de una cierta indefinición sobre la
naturaleza del problema y que utilizan una gran diversidad de criterios para evaluar la
incidencia del problema, por lo que resulta difícil conocer el nivel de malos tratos entre
escolares durante estos años.

• En la década de los 80 se produce un periodo de consolidación de la


investigación de este campo.

• En la tercera etapa, en los años 90, existe una expansión internacional de los
trabajos sobre violencia, intimidación, malos tratos, abusos y agresión psicológica en
ámbitos institucionales, especialmente en el ámbito escolar.

Si hasta entonces la mayoría de los estudios se habían centrado en la


evaluación de la incidencia del fenómeno, a partir de ahora el interés se propaga en
los estudios sobre las condiciones familiares de los chicos y chicas que padecen o
provocan agresiones injustificadas.

La violencia interpersonal entre iguales no está todavía bien estudiada. Los


problemas de convivencia escolar existen desde que la escuela es ese escenario

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donde cada día un número de chicos y chicas se reúnen con sus compañeros y
profesores y comienzan una jornada de trabajo común.

¾ Teorías de la agresividad:

La agresividad es un estado emocional que consiste en sentimientos de odio y


deseos de dañar a otra persona, animal u objeto.

La agresión es cualquier forma de conducta que pretende herir física y o


psicológicamente a alguien, es un factor del comportamiento normal puesto en
acción ante determinados estados para responder a necesidades vitales, que protegen
la supervivencia de la persona y de la especie, sin que sea necesaria la destrucción
del adversario.

Dentro de las teorías de la agresividad podemos encontrarnos las siguientes:

1. Teorías activas: Teoría psicoanalítica, etológica (interna, motivacional e


innata)

2. Teoría reactivas: reacción frente a un estímulo del medio ambiente

3. Teorías psicológicas: teoría clásica del dolor, hipótesis de frustración-


agresión, la agresión como catarsis, la etología de la agresión, la sociología
de la agresión y la bioquímica de la agresión.

Las activas son aquellas que ponen el origen de la agresión en los impulsos
internos, lo cual vendría a significar que la agresividad es innata, que se nace o no con
ella.
Las reactivas ponen el origen de la agresión en el medio ambiente que rodea al
individuo. Dentro de éstas podemos hablar de las teorías del impulso que dicen que la
frustración facilita la agresión, pero no es una condición necesaria para ella, y la teoría
del aprendizaje social que afirma que las conductas agresivas pueden aprenderse por
imitación u observación de la conducta de modelos agresivos.

2. LA VIDA EN LAS AULAS Y LAS RELACIONES ENTRE LOS


ALUMNOS

En el conjunto global de relaciones interpersonales que se producen en el


centro educativo, son de particular importancia las que los propios alumnos establecen
entre sí.

Los iguales tienen entidad como grupo, sean ellos más o menos conscientes
de que así sucede. Además de la tendencia evolutiva a cohesionarse como grupo de
iguales, el alumnado recibe, desde fuera, un tipo de retroalimentación que fortalece su
identidad social de grupo. Nuestro sistema educativo está estructurado de tal forma
que los alumnos/as son considerados por los adultos que tienen responsabilidad
respecto a ellos/as como unidad de tratamiento y participación. Se dirigen a ellos de
forma colectiva, dan lecciones generales para todos/as, proponen tareas, evalúan y se

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refieren al grupo como unidad con la que se relacionan, a la que demandan atención,
silencio, aprendizaje, obediencia, corrección, etc.

Parte del conocimiento que circula entre el alumnado se refiere a la actividad


instructiva, los contenidos curriculares, los procedimientos para adquirir información,
fijar conocimientos, resolver problemas, etc. Sin embargo el gran tema que los une, no
es tanto el que se refiere a las materias curriculares, sino el referido a ellos mismos,
como personas, como niños y adolescentes que están descubriendo, en alguna
medida, un nuevo mundo al que se deben enfrentar solos.

La vida de relación de los estudiantes en el centro educativo es compleja, como


la de todo grupo que se percibe con el mismo estatus social e intereses semejantes y,
sobre todo, que es tratado como homogéneo; y está atravesada por los sentimientos,
emociones, actitudes y valores que los seres humanos despliegan entre sí cuando
conviven de forma estable y prolongada. Los acontecimientos y sucesos a los que
están expuestos y en los que participan son comunes, y esto hace nacer en ellos la
autopercepción de que van en el mismo barco, que se dirige a puertos cercanos.

A cualquier edad es necesario sentirse lo suficientemente bueno/a como para


que los demás quieran estar cerca, conversar y hacer cosas con nosotros/as. Pero,
especialmente, en los años de la primera adolescencia es muy importante tener
amigos/as y ser aceptado/a por los otros.

Los sentimientos de amistad producen una gran satisfacción, alimentan la


estima personal y amplían el campo de actuación social, provocando seguridad en uno
mismo/a. Pero no siempre la pertenencia a un grupo implica los sentimientos de
amistad que el chico/a busca, a veces la incorporación a un grupo pasa por aceptar las
normas, asumir obedientemente los hábitos del mismo, seguir a sus líderes y callar los
deseos y las iniciativas propias. Este tipo de incorporaciones a los grupos,
relativamente abundante en las edades de la adolescencia, resulta cruel y provoca
sentimientos muy ambivalentes.

3. AGRESIVIDAD, INDISCIPLINA Y VIOLENCIA ENTRE IGUALES

¾ VICTIMAS, AGRESORES Y ESPECTADORES:

o Víctimas:

El alumno/a que es víctima de sus compañeros/as no tiene características


homogéneas.

A continuación vamos a ver algunos tipos de personalidad susceptibles de


tener problemas de victimización.

• Chico muy interactivo, que se implica en conversaciones de otros grupos, sin


haber sido invitado, que comete torpezas sociales que la inmensa mayoría de
los chicos/as evitarían: son las llamadas víctimas provocadoras.

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• Escolares bien integrados en el sistema educativo, especialmente en las
relaciones con los adultos; atienden al profesor/a, son muy sensibles a las
recompensas en cuanto a sus tareas académicas y provocan envidia y celos
entre los otros.

• Buenos alumnos/as, también son muy hábiles socialmente y aprenden a ocultar


sus intereses académicos, a silenciar sus motivos y a seguir la corriente al
grupo de acosadores.

• A veces la debilidad social proviene de no haber tenido experiencias previas de


confrontación agresiva. Chicos/as sobreprotegidos o educados en un ambiente
familiar tolerante y responsable. Se sienten débiles e inseguros cuando tienen
que hacer uso de una asertividad con claras connotaciones agresivas.

• Muchas víctimas son, simplemente, chicos/as con deficiencia física o psíquica.

• Pertenecientes a grupos sociales diferenciados.

• Con frecuencia, aquellos que han tenido una experiencia relativamente larga de
ser victimizados, se convierten a su vez en agresores. Dándose así lugar a una
especie de espiral de violencia, que resulta ser uno de los focos del clima
disruptivo del centro. Por eso es tan importante prevenir y controlar la violencia
entre iguales.

o Agresores:

Este tipo de individuo suele presentar las siguientes características:

• Suelen estar en el grupo de los que no obtiene buenos resultados


académicos.

• Pueden gozar de prestigio social en base a sus habilidades en juegos y


actividades no académicas.

• Hábil en conductas sociales

• Chicos populares, a veces muy simpáticos ante los adultos.

• Personalidad problemática.

• Alumnos que son objeto de una disciplina dura en el ámbito doméstico, que
incluye el castigo físico o la permanente humillación y desprecio por parte de
sus familiares, trasladan esa forma de trato, de las que ellos/as son objeto, a
los que son sus compañeros/as; simplemente, el respeto no forma parte de su
moral cotidiana y así lo reproducen con sus iguales.

Los chicos / as que tienen un comportamiento injustificadamente violento o


cruel con otros están necesitando tanto o más ayuda que los que son víctimas de sus
compañeros. Ambos grupos de alumnos / as, deberían ser considerados chicos / as
con necesidades educativas especiales.

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o Espectadores:

Por otro lado, la figura de los espectadores es muy importante en este juego
cruel de la violencia. Ellos pueden apoyar a los agresores y provocar que la situación
sea peor, o ser incluso ellos los que han impulsado a otro compañero a realizar la
acción, pero también pueden hacer todo lo contrario que es defender a la víctima de
manera directa, es decir interviniendo ellos, o indirecta, haciendo que otros, por
ejemplo profesores, lo hagan. Con este tipo de respuestas los espectadores, que al
mismo tiempo son la mayoría de los alumnos, dejan claro que el agresor no tiene
derecho a hacer lo que está haciendo y que la víctima no está sola ante lo que está
sucediendo.

¾ LEY DEL SILENCIO:

El triángulo formado por agresor, víctima y espectador, con distinto grado de


responsabilidad en el fenómeno de la violencia, es un esquema que se repite en todo
fenómeno de prepotencia y abuso de poder.

Fundamentalmente, son tres clases de público que asumen esta ley del
silencio:

• Los padres, a los que «la ley del silencio» por el miedo a las represalias
que tienen sus hijos, convierten en ausentes hasta que el problema
estalla.

• Los profesores, a los que también les cuesta detectar este tipo de
agresiones debido a que no se producen en el aula, sino en los
cambios, de clase, en el patio durante el recreo o en las inmediaciones
del centro.

• Y, finalmente, los compañeros, testigos directos que contemplan sin


hacer nada para no entrar a formar parte del «club de la víctima», cuya
red social se debilita día a día. No estamos afirmando que el espectador
de la violencia entre compañeros/as sea en sí culpable, estamos
insistiendo en los efectos negativos para su desarrollo social en
distintas áreas, pero especialmente en el conjunto de creencias sobre sí
mismo/a, del que se alimentará su autoconcepto y su autoestima.

Las secuelas del bullying, un fenómeno estudiado sobre todo en el ámbito


anglosajón y del que el noruego Dan Olweus es uno de los mayores expertos, dejan
huella también en los tres actores. «Las víctimas suelen tener problemas de
adaptación en la vida adulta por el trauma sufrido, pueden padecer depresiones, baja
autoestima...». En el caso de los agresores sistemáticos, al menos un 25% terminan
teniendo problemas con la justicia. Para el espectador, acostumbrarse al acoso y
silenciarlo “normaliza” esta conducta, que atenta contra valores tan importantes como
el respeto a los demás y la solidaridad.

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4. BIBLIOGRAFÍA

• Kart Mackal, P. (1983). Teorías psicológicas de la agresión. Madrid: Pirámide.

• Ortega Ruiz, R. y Mora-Merchán J. A. (2000). Violencia escolar. Mito o realidad.


Sevilla: Mergablu.

• Ortega Ruiz, R. (2006). La convivencia escolar: qué es y cómo abordarla.


Programa educativo de prevención de maltrato entre compañeros y
compañeras. Edita: Consejería de Educación y Ciencia. Junta de Andalucía.

• Ramírez, F. (1999). Conductas agresivas en la edad escolar. Aproximación


teórica y metodológica. Propuestas de intervención. Madrid: Pirámide.

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