El tratamiento del síndrome de burnout se establece, sobre todo, en función de las
molestias concretas que presenta el paciente y de su intensidad. Por tanto, el tratamiento debe adaptarse individualmente al estado de la persona.
El inicio temprano del tratamiento favorece el efecto sobre la evolución del
trastorno. Además, cuanto antes reconozca y acepte el paciente que necesita ayuda, mejores serán las perspectivas del tratamiento.
La iniciativa en cuanto a su tratamiento puede provenir tanto del propio trabajador
como de la empresa o institución para la que trabaja, por lo que es importante que haya una buena comunicación entre ambas partes y que se establezcan los mecanismos necesarios para detectar este tipo de casos en una etapa temprana, ya sea mediante la realización de cuestionarios o la medición de los niveles de cortisol del empleado.
La intervención en el Síndrome de Burnout consiste en dos grandes áreas:
• Disminuir los estresores organizacionales.
• Desarrollar las capacidades de los empleados para hacerles frente.
Para el entorno organizacional se sugiere:
• Flexibilidad horaria de la organización y no la flexibilización del empleado
ante las opciones que le dé la organización laboral ayuda a disminuir el problema. • Propiciar un crecimiento justo y predecible en todos los aspectos. • Impartición de capacitaciones continuas que vayan de acuerdo con las necesidades de los empleados. • Fortalecimiento de las relaciones entre los miembros. • Vacaciones Otras sugerencias:
• Desarrollar actividades que generen bienestar laboral, que estimulen y
motiven la participación de los trabajadores. • Programas de Mentoring. • Entrenamiento en técnicas de autorregulación o control. • Técnicas de relajación. • Grupos de mejora.
Terapia cognitivo-conductual (TCC) y terapia dialéctico-conductual (TDC): Cómo la TCC, la TDC y la ACT pueden ayudarle a superar la ansiedad, la depresión, y los TOCS