Análisis reflexivo: La calidad de la evaluación referente a las pruebas de ingreso y ascenso en la

educación colombiana

El Ministerio de Educación colombiano tiene el gran reto de fortalecer su sistema educativo como
pilar fundamental para el desarrollo, la competitividad y el mejoramiento de la calidad de vida de
los ciudadanos en una mejor sociedad. Una educación que genere oportunidades legítimas de
progreso y prosperidad para ellos y para el país. Una educación competitiva, pertinente, que
contribuya a cerrar brechas de inequidad y en la que participe toda la sociedad.

Para el eje de mejoramiento de la calidad educativa, la evaluación debe ocupar un lugar

fundamental, bajo el precepto de que “Lo que no se evalúa, no se mejora” por lo que funciona
como un diagnóstico para detectar los aciertos y las oportunidades de mejora, orientar la toma de
decisiones y diseñar acciones en diferentes niveles (institucional, local, regional y nacional). Así
mismo, se establece, la evaluación de estudiantes, establecimientos educativos, docentes y
directivos docentes para apoyar el mejoramiento continuo de la calidad de la educación, en tanto
que esta constituye una herramienta de seguimiento de los procesos y los resultados, en relación
con las metas y los objetivos de calidad que se formulan las instituciones educativas, las regiones y
el país.

Por otro lado, el factor docente es esencial en cualquier modelo de calidad de la educación, por lo
que evaluar a los educadores es una muy buena acción estratégica para la política educativa.

Se espera que con la evaluación de ingreso de docentes y directivos docentes haga parte de una
cultura de la evaluación, capaz de generar cambios positivos en los procesos educativos con la
selección de lo mejor de lo mejor.

Sin embargo, existe una disyuntiva entre la mayoría de las pruebas que se aplican a los docentes y
directivos docentes para el ingreso, debido a que queda evidenciado el empleo de la
categorización de las pruebas desarrollados bajo los principios de la medición referida a normas, lo
que quiere decir que en muchos casos se ha descuidado la recolección de evidencias empíricas
que sustente la interpretación válida de los resultados a la evaluación aplicada. Con esta medición
basada en normas no es posible tener información específica y válida sobre el logro de
conocimientos, habilidades y destrezas. El docente puede pasar la evaluación pero no estar
compenetrado con la labor docente. Por esta razón este tipo de prueba solo arroja comparaciones
acerca del rendimiento académico general entre diversos estratos de la población, mientras que
una evaluación por criterios mostraría parte de la aptitud que debería demostrar el docente con
respecto a su actitud en el desarrollo y mejoramiento del sistema educativo.

Por: JAVIER RAMIREZ SIERRA

YOLICA BORREGO MENDOZA