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Introducción

La epilepsia es el trastorno neurológico crónico más común y grave que afecta a personas de

todas las razas, edades, clases sociales y países. Esta enfermedad produce una enorme carga

física, mental, social económica y laboral, debido a su poco conocimiento.

Es una enfermedad que tiene importantes repercusiones económicas. Además las personas con

epilepsia ven reducido su acceso a los seguros de vida y de enfermedad, tienen dificultades para

obtener el permiso para conducir, ocupar determinados puestos de trabajo, encontrar pareja,

formar una familia, participar en actividades nocturnas, entre otros.

Por lo que en el siguiente trabajo se da a conocer sobre la epilepsia tanto en el ámbito médico

como social. La autora desea que este trabajo sea una forma de que las personas obtengan más

conocimiento acerca de esta enfermedad y así puedan actuar de mejor manera con personas que

lo padecen.

Estos son los objetivos por los que se está llevando a cabo el siguiente trabajo:

-Explicar las diferentes causas de la epilepsia

-Conocer los diferentes tratamientos de la epilepsia

-Estudiar las consecuencias de esta enfermedad tanto social como médica.

El trabajo se justifica porque se pretende dar información a personas que conozcan de alguien con

esta enfermedad o simplemente para conocimiento propio. Como la epilepsia se convirtió en una

enfermedad más conocida en nuestro medio, se desea conocer las causas, el desarrollo y cómo

actuar ante ella, en cualquier momento; además, se quiere investigar el conocimiento que tienen

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las personas entre 14 y 55 años de edad; y, para contribuir con la experiencia personal sobre el

tema.

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Capítulo I. La Epilepsia en la Medicina.-

1.1 Introducción a la epilepsia.-

La epilepsia según López Meraz “es una alteración del sistema nervioso central (SNC) que se

caracteriza por un incremento y sincronización anormal de la actividad eléctrica neuronal. Se

manifiesta con crisis recurrentes y espontáneas, así como por cambios electroencefalográficos. En

general su diagnóstico implica detectar una anormalidad epileptogénica persistente del cerebro

que es capaz de generar actividad paroxística espontáneamente.” (1)

Esta autora opina que: cuando la mayoría de personas escuchan la palabra “epilepsia” en su

mente aparece la escena de una persona que cae al suelo inconsciente, tiene sacudidas

incontrolables, babea y pierde el control.

Pérez define la epilepsia como “un trastorno del cerebro en el cual sus células, que se llaman

neuronas, transmiten a veces las señales en una forma anormal. Las neuronas envían señales a

otras neuronas y músculos para producir pensamientos, sentimientos y acciones. La epilepsia

altera la actividad normal de las neuronas y puede causar sensaciones, emociones y

comportamientos extraños, espasmos musculares y pérdida del conocimiento. (2)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la epilepsia: como “una afección crónica

de etiología diversa, caracterizada por crisis recurrentes debidas a una descarga excesiva de las

neuronas cerebrales y que se asocia con diversas manifestaciones clínicas de naturaleza motora,

sensorial, vegetativa y/o psíquica según la localización de las neuronas implicadas.” (3)

En cuanto a la definición etimológica, el término “epilepsia” deriva del griego epilambaneim, que

significa “coger por sorpresa”. (2)

3
La Universidad de Salamanca afirma que la palabra epilepsia ‘’proviene del latín epilepsĭa y este

del griego ἐπ1ληᴪíᾳ, intercepción. [ep (í) ἐπí gr. ´sobre` + lēp-ληπ- gr. ´coger`, ´tomar`+ -síā gr.]
(4)
El diccionario de etimologías: “se lo podría llamar ataque súbdito que sobrecoge. ’’ (5)

La epilepsia es una enfermedad tan antigua como la humanidad. Para los pueblos primitivos la

epilepsia era el castigo de los dioses o la posesión del enfermo por un demonio o espíritu

maligno. La medicina griega fue la primera en intentar despojar a la epilepsia de la aureola

misteriosa y sobrenatural y de incluirla entre las enfermedades físicas. El famoso Hipócrates, 460

años antes de Cristo, en su obra titulada “Sobre la enfermedad sagrada”, explicaba que la

epilepsia no es más divina ni más sagrada que cualquier otra enfermedad y tiene un origen tan

natural como las demás, localizando su origen en el cerebro. (2)

Sin embargo, la historia de la epilepsia se remonta a años más atrás: pre y protohistoria. Martínez

Derreaza señala la siguiente historia (6):

Época antigua:

- Período pre-hipocrático:

Se consideraba la epilepsia como un fenómeno sobrenatural, “la enfermedad divina”, y, dado que

era un mal enviado por los dioses, los “remedios” que se practicaban eran tales como realizar

ofrendas a los dioses, expiaciones o ejercicios religiosos bajo la dirección de médicos –

sacerdotes.

- En el período de la medicina hipocrática, sus practicantes estaban convencidos del origen

natural de la enfermedad, y se intentó explicar la enfermedad de forma racional.

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Según la teoría hipocrática de los humores, un ataque epiléptico se desencadena bien porque un

humor más frío fluye del cerebro a determinadas arterias, o bien porque la bilis calientes fluyen al

cerebro, en los dos casos se produce, por lo tanto, un calentamiento del cerebro; esto a su vez

provoca que “el enfermo pierda el habla y se ahogue”, y es cuando comienza el ataque.

La base de la terapia era dietética, es decir, la forma de vida ordenada se fundamentaba en tres

puntos: dieta, regulación de las excreciones y gimnasia terapéutica. Además de la dieta, en menor

medida se utilizaban “medicamentos”, que eran, prácticamente, hierbas medicinales.

Edad Media:

Durante este periodo se olvidaron los conocimientos que se tenían sobre el origen natural de la

enfermedad y se volvió a creer que la epilepsia era algo sobrenatural y que su aparición se debía a

la influencia de espíritus malignos y de los demonios, así, de acuerdo con el pensamiento de la

época, cambió el tratamiento, principalmente, a rezos, ayunos, ofrendas y peregrinaciones.

Además de los tratamientos arraigados en la fe cristiana, se desarrollaron innumerables prácticas

curatorias basadas en la superstición, procedimientos que se utilizaron hasta muy entrada la edad

moderna, como son los conjuros, los sortilegios, el fetichismo, la utilización de amuletos, etc.

La epilepsia fue en la Edad Media, después de la peste, la enfermedad con el mayor número de

santos “competentes”; el más importante fue San Valentín.

La Edad Media fue también la época de la fitoterapia o tratamiento con plantas o partes de ellas.

Apenas existía una planta que no se utilizara contra “el día extenuante de las crisis”, o sea, contra

la epilepsia. Los remedios terapéuticos más importantes eran la valeriana, la peonía (rosa de

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pentecostés), la artemisa, el extramonio, el muérdago, la belladona, la naranja amarga y la corteza

de quina.

Renacimiento:

Durante el período del renacimiento, se empleaban cada vez más, junto a los componentes de las

plantas medicinales, sustancias químicas definidas como “remedios contra las convulsiones”. Las

más significativas eran: el cobre (utilizado ya en la antigüedad), óxido de zinc, nitrato de plata,

bismuto, estaño.

Una sustancia muy utilizada fue el castóreo, ya utilizada en la época greco-romana, era una

sustancia resinosa de olor fuerte y desagradable, segregada por dos glándulas abdominales que el

castor tiene en el ano y que se empelaba como remedio contra la “enfermedad divina”.

En el siglo XIX, se había extendido sobremanera el uso de esta sustancia como “tranquilizante y

remedio contra la epilepsia”, al punto que no faltaba en ninguna farmacia.

Cráneo humano: utilizado como remedio muy poderoso contra la epilepsia, se raspaba el cráneo

de una calavera y el polvillo resultante debía tomarse diariamente. Si el paciente era hombre, el

cráneo a utilizar debía de ser de mujer, y viceversa.

Artemisa:

Fue la hierba mágica por excelencia. Incluso en la medicina académica se consideraba, hasta muy

entrado el siglo XIX, que las raíces de la artemisa eran un poderoso remedio contra la epilepsia.

También el ajenjo, al que pertenecen componentes constitutivos amargos de las flores de

artemisa, se utilizaba como un remedio antiespasmódico.

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En la actualidad no existe ninguna duda de que estos “medicamentos” sacados de los metales no

tienen ningún efecto contra las crisis epilépticas.

Fue a partir de la segunda mitad del siglo XIX, a medida que los conocimientos físicos y médicos

sobre la epilepsia aumentaban, cuando se encontraron por fin medicamentos eficaces en el

tratamiento de la epilepsia. Los primeros que se descubrieron fueron el bromuro (1857) y el

fenobarbital (1912), sustancias que se siguen utilizando en la actualidad.

1.2 Clases de epilepsia.-

Se hicieron varios estudios para clasificar la epilepsia (7) ; no obstante, gracias a los estudios de

electroencefalograma, los estudios de tomografía, de resonancia magnética, y recientemente de

genética molecular, se pudo ver en la ciencia y medicina un mejor entendimiento y clasificación.

No existe duda que los avances en la epilepsia han permitido comprender de mejor manera la

epileptogénesis (proceso de desarrollo de la epilepsia); y así mismo explicar las diferentes clases

de epilepsias.

La autora tomó en cuenta varias fuentes para la clasificación de la epilepsia (8), (9), (10), (11), (12), (13),

(14), (15), (16), (17), (18), (19)


; y, así mismo para la redacción de cada una de ellas. En general la epilepsia

se clasifica en tres grupos: parciales, generalizadas y no clasificables.

Las parciales son aquellas en las que las manifestaciones clínicas y electroencefalográficas

responden a la activación de un área cerebral determinada.

Las generalizadas son aquellas en las que las manifestaciones clínicas responden a la activación

de ambos hemisferios cerebrales.

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En cuanto a las no clasificables, dice que existe un último grupo dentro de la clasificación

internacional de las crisis que reuniría a todas aquellas inclasificables, ya sea por falta de datos o

de observación clínica y a algunas crisis neonatales como movimientos oculares rítmicos, de

masticación o respiratorios.

Así mismo, las epilepsias de tipo parcial se dividen a su vez en parciales simples, parciales

complejas y parciales con generalización secundaria.

En cuanto a las parciales simples, en este tipo, las descargas eléctricas se inician en un área

pequeña del cerebro y permanecen limitadas a esa zona. Como sólo afectan a una pequeña parte

del cerebro, los síntomas se relacionan con la función controlada por esa parte del encéfalo.

Pueden ser parciales con signos motores, con alucinaciones somatosensoriales o sensoriales

especiales, con signos y síntomas autonómicos y con síntomas psíquicos.

En las parciales complejas, se inician, en general, con un aura que dura de 1 a 2 minutos. Las

personas suelen recuperarse completamente al finalizar el aura. Si no, la descarga eléctrica

anormal puede extenderse a zonas adyacentes y hacia otro lado del cerebro, lo que desemboca en

una convulsión generalizada

Finalmente, en las parciales con generalización secundaria se afirma que sucede una crisis

epiléptica parcial simple o compleja se extiende desde el foco epiléptico a toda la superficie

cerebral. Es muy importante conocer cómo comienza una crisis epiléptica, porque de esta forma

se sabrá si se inicia en un foco epiléptico localizado o simultáneamente en todo el cerebro al

mismo tiempo. De esta forma se podrá realizar el diagnóstico y el tratamiento adecuado e

igualmente se podrá tipificar el tipo de epilepsia para emitir un pronóstico más preciso. Pueden

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ser crisis parciales simples que se generalizan, crisis parciales complejas que se generalizan y

crisis simples que evolucionan a complejas y se generalizan.

Sobre el segundo tipo de epilepsias, se dividen a su vez en 6, que a continuación se describirán.

Las ausencias, son el primer tipo. Guía Ápice para epilépticos afirma que “la persona permanece

absorta e inmóvil con el conocimiento perdido y con la mirada fija durante unos pocos segundos,

alrededor de diez a quince. A veces pueden producirse movimientos oculares, parpadeo y de otras

partes del cuerpo. La recuperación es muy rápida y muchas veces pasan desapercibidas por su

brevedad. Suelen iniciarse en la niñez o en la adolescencia. Este tipo de crisis epiléptica se tolera

bien, pero tiene tendencia a repetirse con mucha frecuencia, a veces varias en el día, por lo que

pueden producir fallos de atención y de aprendizaje en el niño o adolescente.

Las ausencias pueden ser típicas. Según la web Neurodidacta: “las ausencias típicas se inician en

la infancia y suelen desaparecer en adultos, aunque un porcentaje de éstos las mantiene toda su

vida. Son propias de epilepsias generalizadas primarias y por lo demás aparecen en niños sin

otras anomalías ni retraso intelectual. Consisten en una desconexión brusca del medio, dejan de

hablar o hacer lo que estaban haciendo, se detienen, no se mueven o tienen movimientos

palpebrales, faciales o bucales muy sutiles, duran segundos y cuando terminan reinician su

actividad como si nada hubiera pasado, en el mismo punto en el que la detuvieron. Es frecuente

que cuando comienzan los niños presentan múltiples episodios al día, a veces lo advierten antes

en la escuela. No hay que confundirlo con los ensimismamientos que puede tener cualquier niño

adulto sin patología.”

También pueden ser atípicas que propias de niños con epilepsia en el seno de alguna

encefalopatía que cursa con retraso psicomotor. También son cuadros de desconexión brusca del

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medio, habitualmente sin caída al suelo, pero de inicio y fin menos abruptos, más progresivos y

duración algo más prolongada (generalmente inferior a un minuto) que las ausencias típicas.

El segundo tipo serían las Mioclónicas. Se produce una sacudida brusca instantánea de todo el

cuerpo o bien de una parte del cuerpo, sobre todo de los miembros superiores, que provocan una

caída al suelo de la persona o de objetos que se tengan en las manos. Duran un instante, a lo sumo

unos pocos segundos y cuando son leves pasan de ser percibidas por no concederle importancia la

persona que las padece o sus familiares, hasta que aparece otro tipo de crisis epiléptica

generalizada.

Como tercero y cuarto se mencionan las clónicas y tónicas. Baltimore Washington Medical

Center menciona que un tipo se caracteriza por movimientos rítmicos y el otro por pérdida de

conciencia brusca seguida de rigidez corporal al inicio, respectivamente.

Como quinto, se menciona las tónico-clónicas. También denominada epilepsia mayor o

convulsión de tipo gran mal, es una convulsión o crisis epiléptica que compromete todo el

cuerpo. Tales convulsiones generalmente implican rigidez muscular, contracciones musculares

violentas y pérdida del conocimiento.

Las convulsiones tonicoclónicas generalizadas son el tipo de convulsión que la mayoría de las

personas asocian con el término "ataque", convulsión o epilepsia. Se pueden presentar en

personas de cualquier edad, como un episodio único o como parte de una afección crónica y

repetitiva.

Atónicas es otro tipo de crisis epiléptica generalizada en la que el paciente cae bruscamente por

pérdida del tono muscular y de la conciencia durante muy pocos segundos y se recupera

instantáneamente. Hay riesgo de heridas o golpes en la cabeza.

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Algo que cabe mencionar, es que, Guía Ápice, menciona que existen epilepsias generalizadas

secundarias, de las cuales se puede distinguir dos, y son las no específicas, como síndrome de

West, síndrome de Lennox-Gastaut; y, específicas como afecciones raras, genéticas, metabólicas

y degenerativas.

Por último, en el tipo de epilepsias no clasificables se puede mencionar epilepsias parciales

idiopáticas y epilepsias parciales sintomáticas.

La epilepsia parcial idiopática es dependiente de la edad. Se denomina idiopática por origen

desconocido y no tiene ninguna señal cerebral y, por tanto, no se puede conocer la causa de los

ataques epilépticos. A pesar de ello, es posible que esté provocada por algún tumor o

malformación cerebrales, por otras enfermedades como la meningitis y la encefalitis, etc.

La existencia de cefaleas violentas, con frecuencia asociadas a vómitos, que concluyen la crisis y

que pueden durar varias horas, explican por qué puede efectuarse el diagnóstico de migraña. Las

crisis nocturnas son motoras parciales, oculoclónicas. La frecuencia de las crisis varía

considerablemente de un individuo a otro: algunos niños sólo tienen un acceso, mientras que

otros, sobre todo al inicio de la evolución, tienen crisis con salvas, más frecuentes durante el

sueño.

También se incluye la epilepsia primaria de la lectura. El portal virtual Gaona Va afirma que los

pacientes refieren temblores, mioclonías o “tirones” de la mandíbula cuando están leyendo un

texto; en algunos casos se reportan alteración de la conciencia o dificultad para hablar. Estos

movimientos son capaces de diseminarse a los miembros superiores (brazos) pudiendo llegar a

comprometer a todo el cuerpo si la lectura no es interrumpida por el paciente.

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Los accesos pueden desencadenarse con actividades relacionadas con la lectura (cálculos

aritméticos, lectura de partituras) siendo más frecuentes cuando el paciente tiene deprivación o

falta de sueño adecuado (fiestas, patrón de sueño alterado, preparación excesiva para exámenes,

etc.).

El segundo tipo, la epilepsia parcial sintomática, es el tipo más común de epilepsia el cual,

normalmente, se inicia en la edad adulta pero llega a producirse con frecuencia en los niños. Este

tipo de epilepsia es causada por una anormalidad localizada en el cerebro que puede ser el

resultado de los infartos cerebrovasculares, tumores, traumatismos, anomalías cerebrales

congénitas (presentes al nacer), cicatrices o "esclerosis" de tejido cerebral, quistes o infecciones.

En el segundo tipo de epilepsias no clasificables se puede incluir a la epilepsia parcial continua

progresiva de la niñez (síndrome de Kojewnikoff), que es también llamada epilepsia parcial

continua y abarca dos tipos: un primer grupo (Síndrome de Kojewnikow clásico) que comprende

a niños con una lesión conocida en la región rolándica y cuya etiología es también conocida.

Existe un daño neurológico estable (salvo la probable evolución de la lesión, como en el caso de

los tumores) y presenta crisis parciales motoras, a veces seguidas por períodos de mioclonías bien

localizadas.

Como última clasificación se menciona a las epilepsias parciales criptogénicas. La página de

internet ASADE menciona que es la epilepsia en la que no se ha podido diagnosticar a que es

debida.

El sitio web Sociedad Española de Neurología muestra la siguiente definición: cuando existe una

posible causa pero no se puede probar mediante los medios diagnósticos actuales, se habla de

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epilepsia criptogénica. El número de casos está en constante disminución gracias a la evolución

de las técnicas de exploración.

Mencionar que la autora está de acuerdo con las dos definiciones y por experiencia propia cree

que el no saber la causa de la epilepsia no influye a grandes rasgos, ya que influye en cierta

manera la vida que la persona lleve. De esa manera el tratamiento que lleve será más eficaz y

tendrá mejores resultados.

1.3 Etiología.-

Para poder entender más acerca de la epilepsia es necesario tratar de la etiología. RAE afirma que

etiología “es un estudio sobre las causas de algo” (20) . En este caso se hablará de la etiología de la

epilepsia.

Se cree que la etiología de las crisis epilépticas es multifactorial; en ella participan factores

genéticos y adquiridos.

Según Yusta Izquierda (21), hay tres factores genéticos potenciales que contribuyen a la aparición

de las crisis epilépticas como variaciones interindividuales en la susceptibilidad a producir crisis,

en respuesta a una alteración cerebral crónica o transitoria; algunas condiciones que producen la

enfermedad epiléptica son genéticamente transmitidas (esclerosis tuberosa, fenilcetonuria,…) y

las epilepsias primarias son debidas a una disfunción genética de la excitabilidad cerebral y de su

sincronización.

También hay lesiones adquiridas, que producen crisis epilépticas, que pueden ser bilaterales y tan

difusas que las crisis son generalizadas desde el comienzo. Otras son localizadas y dan lugar a

crisis parciales o generalizadas con síntomas focales. Los sustratos anatomopatológicos más

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frecuentes van a ser las displasias corticales, esclerosis del hipocampo, tumores, daño cerebral

postraumático, accidentes cerebrovasculares, infecciones y estados tóxico-metabólicos (21) .

Abad, de Guía Ápice afirma que las causas de la epilepsia varían con la edad. Se pueden producir

crisis en una etapa determinada de la vida y con el tiempo cesan; otras causas producen epilepsia

de manera crónica. En cualquier caso, no debe olvidarse que la aparición de crisis en una persona

no siempre resulta de una evidente relación causa-efecto (11).

Aproximadamente la mitad de todas las crisis epilépticas no tienen causa conocida.

La etiología de la epilepsia puede variar. La autora tomó en cuenta la etiología de varias fuentes,

desarrollándolas (11), (22), (23), (24), (10), (25), (26), (27) .

La herencia es una primer e importante causa. Abad, de Guía Ápice, menciona que aunque existe

la creencia popular de que la epilepsia se hereda no suele ser así. Está demostrada esta causa sólo

en determinados tipos de epilepsia, como el caso de la esclerosis tuberosa, la neuro-fibro mitosis

y la lipidosis. En otras ocasiones lo que se puede heredar es un umbral convulsivo más o menos

alto que es diferente en cada persona. Salvo en el caso de tratarse de una enfermedad neurológica

hereditaria como las mencionadas, el factor genético de predisposición a padecer crisis

convulsivas es muy limitado.

Otra causa pueden ser errores congénitos del desarrollo. Abad, menciona que comprenden las

malformaciones arteriovenosas, los errores en la migración neuronal (lisencenfali-paquigiria) y

las facomatosis. Ápice también afirma que algunas malformaciones congénitas presentes en el

nacimiento no son hereditarias, como las deformidades sufridas por hijos de madres que han sido

sometidas a productos tóxicos durante la gestación, o bien han sufrido algún tipo de infección,

radiación, etc.

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Errores congénitos del metabolismo como: hiperglucemia, d-gliciricidemia, fenilcetonuria,

ceroidepolipofuccinosis (formas infantil, juvenil y adulta), enfermedad de Lafora, enfermedad de

Huntington infantil, enfermedad de Gaucher, etc.

Posteriormente, se puede mencionar como tercero a la anoxia cerebral. La web de servicios de

neurorehabilitación de los hospitales NISA define como la ausencia del aporte sanguíneo a los

tejidos. Términos como la encefalopatía anóxica/hipóxica o anoxia/hipoxia cerebral hacen

referencia a una afectación del tejido cerebral por lo que se conoce anoxia cerebral.

Por lo tanto, el insuficiente aporte de oxígeno al cerebro puede ocurrir durante el parto (parto

prolongado, desprendimiento prematuro de la placenta), o en la infancia. Una convulsión febril

puede ser responsable de anoxia cerebral severa y condicionar una ulterior epilepsia por el daño

cerebral secundario. En edades adultas una enfermedad cerebro-vascular produce una lesión focal

por anoxia y crisis epilépticas.

Continuando, la web de servicios de neurorehabilitación de los hospitales NISA menciona a los

traumatismos cráneo-encefálicos (TCE). El daño cerebral producido por un traumatismo

craneoencefálico (TCE) se define como la afectación del cerebro causada por una fuerza externa

que puede producir una disminución o disfunción del nivel de conciencia y conlleva a una

alteración de las habilidades cognitivas, físicas y/o emocionales del individuo. Los accidentes de

tráfico representan la causa más importante, alrededor del 73%, seguido por las caídas (20%) y

las lesiones deportivas (5%). Otras posibles causas son los accidentes laborales o domésticos, los

atropellos, las agresiones y precipitaciones.

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La lesión cerebral proveniente de un traumatismo craneal puede provocar una epilepsia

secundaria. Hay tres factores que indican un mayor riesgo de padecer crisis secundarias a un

traumatismo craneoencefálico:

Abad hace referencia a la amnesia postraumática. A mayor duración mayor riesgo. La amnesia

postraumática puede durar entre breves minutos y varias semanas o meses; la presencia de signos

neurológicos focales; y, la presencia de una lesión localizada en la superficie cortical cerebral. Si

no existe ninguno de estos factores, el riesgo de padecer una epilepsia postraumática es de 2% de

los casos. En caso contrario, el riesgo asciende al 40%. Por otro lado, la aparición de crisis

epilépticas tempranas, tras el traumatismo (en la primera semana), incrementan aún más la

posibilidad de una epilepsia secundaria.

ABTA define y menciona: “Un tumor cerebral es una masa de células innecesarias que crecen en

el cerebro o en el conducto vertebral.” Cuando los médicos describen los tumores cerebrales, a

menudo usan palabras como benigno o maligno. Esas descripciones se refieren al grado de

malignidad o agresividad de un tumor cerebral. No es siempre fácil clasificar un tumor cerebral

como benigno o maligno ya que muchos factores además de las características patológicas

contribuyen al resultado.

Otra causa que se incluye son las enfermedades infecciosas. Las enfermedades infecciosas son,

por lo general, provocadas por microorganismos que invaden el cuerpo y se multiplican. La

invasión se inicia, habitualmente, mediante la adherencia a las células de la persona afectada.

Este proceso es muy específico e implica acoplamientos entre la célula humana y el

microorganismo, similares a los de una llave con su cerradura. El que éste permanezca cerca del

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punto de invasión o bien se extienda a puntos lejanos depende de factores como la producción de

toxinas, enzimas u otras sustancias. Esto es según menciona la fuente MSDsalud.

Abad dice que pueden ser “meningitis de causas diversas, encefalitis, abscesos cerebrales

bacterianos o parasitarios, enfermedades priónicas.”

Otra etiología que se considera al diagnosticar la epilepsia son los trastornos metabólicos

adquiridos. Con esto, Merck incluye a: “bajos niveles de azúcar, calcio, magnesio o sodio en la

sangre; concentraciones elevadas de azúcar o sodio en la sangre; fenilcetonuria; glándula

paratiroides hipoactiva; insuficiencia renal o hepática.”

Las enfermedades degenerativas del sistema nervioso central. Segovia, se refiere a

“enfermedades que son la consecuencia de anormalidades en el proceso de ciertas proteínas que

interviene en el ciclo celular, lo que da lugar al acumulo de las mismas en las neuronas o en sus

proximidades, disminuyendo o anulando sus funciones.”

El alcohol, según la autora, es una causa muy triste pero controlable y de voluntad.

(26)
El sitio Bago afirma que el consumo de alcohol se relaciona con diversas formas de

convulsiones. El alcohol actúa en el cerebro como una droga depresiva aumentando el umbral de

convulsiones, las que son ocasionadas frecuentemente como efecto rebote tras una ingesta

prolongada. La intoxicación aguda también puede producir convulsiones debido a los efectos

excitatorios del alcohol.

Las personas alcohólicas que abandonan el hábito o que mezclan alcohol con sedantes pueden ser

afectadas por convulsiones, las cuales pueden, además, ser consecuencia de enfermedades

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asociadas con el alcoholismo (trauma cerebral, infecciones, accidentes cerebrovasculares [ACV]

o epilepsia originada por los efectos neurotóxicos del alcohol).

Abad concluye que el consumo crónico puede llevar a una epilepsia alcohólica.

Finalmente, se encuentran los tóxicos.

Según la U. de Burgos, las intoxicaciones por disolventes y sus vapores, se producen

generalmente en el ámbito laboral donde se manipulan estas sustancias, y donde son más

frecuentes las exposiciones prolongadas a concentraciones tóxicas, aunque pueden presentarse

intoxicaciones domésticas, por accidente, o voluntarios, al ser utilizadas como agente de autolisis

o como drogas de abuso.

Los disolventes orgánicos son sustancias que a temperatura ambiente se encuentran en estado

líquido y pueden desprender vapores, por lo que la vía de intoxicación más frecuente es la

inhalatoria, aunque también se puede producir por vía digestiva y cutánea.

Todos los disolventes orgánicos son tóxicos, aunque su toxicidad varía de unos productos a otros.

Los vapores que desprenden son más pesados que el aire, por lo que su mayor concentración

estará cerca del suelo. Estos vapores son rápidamente absorbidos a través de los pulmones,

cruzan con gran facilidad las membranas celulares, y, debido a su gran solubilidad en grasas,

alcanzan concentraciones especialmente altas en el SNC.

Abad incluye “exposición a elementos tóxicos como el plomo, mercurio, monóxido de carbono,

etc.”

1.3.1 Síntomas.-

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Los síntomas son una parte fundamental del diagnóstico de la epilepsia. Se tomó la siguiente

información.

Merck (10), dice que aproximadamente en el 20% de las personas con un trastorno convulsivo, las

crisis son precedidas por sensaciones visuales, olfativas, gustativas o por un fuerte presentimiento

de que la crisis está a punto de empezar (aura). Por lo general, el aura está asociada a una

sensación desagradable. Como el olor a basura quemada o a carne en descomposición.

Afirma que los síntomas varían según el área del cerebro afectada por la descarga eléctrica

anormal. Por ejemplo, cuando se produce en el área que controla el olfato (localizada

profundamente dentro del lóbulo temporal), la persona puede sentir un olor placentero o

desagradable muy intenso. Si se da en otra zona del lóbulo temporal, el individuo puede

experimentar una sensación de déjá vu, en la que un sitio desconocido parece inexplicablemente

familiar. En el caso de que las descargas anormales afecten al lóbulo frontal, la persona puede ser

incapaz de hablar. Cuando afectan a grandes extensiones, las descargas eléctricas anormales

pueden causar una convulsión.

Menciona que otros síntomas son entumecimiento u hormigueo de un sitio específico del cuerpo,

crisis breves de alteración de la conciencia (como somnolencia), pérdida de la conciencia,

confusión y pérdida de la fuerza muscular o del control de la vejiga.

Concluye diciendo que “los síntomas también varían dependiendo de si la convulsión es parcial o

generalizada. La pérdida de la conciencia puede ser breve o prolongada” (10).

Se puede decir que casi todas las convulsiones son relativamente breves y duran unos segundos o

unos minutos, la mayoría entre 2 y 5 minutos. Cuando concluyen, la persona puede tener dolor de

cabeza, cansancio muscular, sensaciones raras, confusión y fatiga extrema. Esta alteración

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posterior a la convulsión se llama estado postictal. En algunas personas, se produce debilidad en

un lado del cuerpo que dura más que la convulsión (un trastorno denominado parálisis de Todd).

En general, los pacientes con trastornos convulsivos tienen un aspecto y un comportamiento

normal entre las crisis y pueden llevar una vida normal. Esto ocurre según Merck (10).

La autora está de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que afirma que las

personas con convulsiones tienden a padecer más problemas físicos, tales como las fracturas y

hematomas, y mayores tasas de otras enfermedades o problemas psicosociales y de trastornos

tales como la ansiedad o de la depresión (4).

20
Capítulo II. Diagnóstico, tratamientos, consecuencias y sociedad.-

2.1 Diagnóstico y tratamientos.-

Un paso muy importante, para poder saber si una persona padece la epilepsia, es el diagnóstico

por un médico especialista, como ser un neurólogo, el cual ayudará a afirmar si una persona

padece dicha enfermedad o para conocer causas y tener datos con más precisión.

Abad de Guía Ápice, dice que el diagnóstico de epilepsia se establece fundamentalmente a través

de una historia clínica minuciosa. Dado que generalmente el médico no puede observar las crisis

epilépticas tiene que basarse en la descripción realizada por el paciente y los testigos.

Además de la historia clínica, y de la exploración física y neurológica, se realizan algunas

pruebas complementarias como análisis de sangre, electroencefalograma y pruebas de imagen

como la TAC y la resonancia magnética craneal. Todo ello permite establecer además del

diagnóstico de epilepsia, identificar el tipo de síndrome epiléptico, y en algunos casos, la causa

de la epilepsia.

Menciona que se debe recalcar que en muchas personas con epilepsia la exploración y las pruebas

complementarias son normales por lo cual el diagnóstico de epilepsia se basa fundamentalmente

en la historia clínica. (11)

En cuanto a los tratamientos son varios. Según la autora, existen varios tratamientos para la

epilepsia pero depende de cómo funcionan. Existen tratamientos que no funcionan o que son

ayuda momentánea, pero también existen tratamientos que llegan a ser muy eficaces y eficientes,

y esto no dependen de la calidad o de la fábrica que sean, sino de la recepción de los mismos en

el organismo de cada paciente, ya que de algunos es positivo como de algunos negativo. Un

21
mejor tratamiento depende mucho del paciente, por lo que a continuación se podrá conocer más

acerca de su diversidad.

Según Pérez, a la mayoría de los pacientes se les indica un tratamiento farmacológico

antiepiléptico. Este tratamiento va encaminado a suprimir o disminuir el número de crisis

epilépticas, disminuyendo la irritabilidad de las neuronas que las provocan.

Estos medicamentos, al no actuar sobre la causa de la enfermedad sino sobre el riesgo de que se

presenten nuevas crisis epilépticas, no van a curar la enfermedad. Pero hay algunos tipos de

epilepsia que tienden a auto limitarse, por lo que hay un cierto número de pacientes en los que

desaparecen las crisis y puede suprimirse el tratamiento antiepiléptico (2).

Los tratamientos que utilizan mayormente son el de uso de fármacos y el quirúrgico.

En cuanto al tratamiento de uso fármacos American Academy of Family Physicians da a conocer

que los medicamentos que ayudan a evitar las convulsiones se llaman anticonvulsivos. El médico

recomendará un medicamento con base en el tipo de convulsiones que tenga, con qué frecuencia

las tiene, su edad y su salud en general. Después de empezar a tomar el medicamento, su médico

deberá supervisar cuidadosamente para determinar si el medicamento está funcionando, observar

efectos secundarios y asegurarse de que la dosis sea la correcta.

Para ayudar a que su medicamento funcione bien, se debe seguir las instrucciones del médico

para tomar el medicamento. No se debe dejar de tomar el medicamento sin hablar con el médico.

Nunca se debe tomar más medicamento, aún si se considera que está a punto de tener una

convulsión. Algunos medicamentos también pueden hacer que sea más fácil que se tenga una

convulsión, así que se debe verificar con el médico antes de empezar a tomar cualquier

medicamento nuevo (28).

22
Abad indica en Guía Ápice que cómo norma general, no se recomienda iniciar tratamiento

después de una primera crisis epiléptica porque muchas personas no volverán a padecerla más en

su vida. No obstante es una decisión individual que no puede someterse a reglas rígidas. Han de

estar de acuerdo médico y paciente sopesando ventajas e inconvenientes.

Tras una segunda crisis epiléptica lo pertinente es aplicar el FAE adecuado, porque la posibilidad

de repetición es más alta.

La norma es utilizar de entrada un único FAE incrementando poco a poco la cantidad diaria hasta

alcanzar la dosis estándar, de esta manera se evitara efectos secundarios dosis-dependientes.

También indica que la elección de FAE depende del tipo de epilepsia o síndrome epiléptico, de

las peculiaridades del paciente (edad, sexo, enfermedades y medicamentos que reciben por ellas,

etc.) del perfil farmacocinético (número de tomas, modo de administración, etc.), de sus efectos

adversos y de la posibilidad de adquirirlo.

No todos los FAE sirven para todos las variedades de epilepsias, incluso algunos de ellos puede

agravar algunos tipos de crisis, por lo que escoger uno u otro FAE es una cuestión técnica que

debe asumir el neurólogo.

La cirugía, es otra opción. Camargo menciona que es un hecho conocido que aproximadamente

un 20 % de los pacientes epilépticos no se controlan adecuadamente con los fármacos

antiepilépticos disponibles en la actualidad. Un porcentaje de éstos (alrededor del 2 % - 3 %)

serán candidatos a tratamiento quirúrgico de la epilepsia, en cuyo campo existen diferentes

técnicas.

23
El objetivo de la cirugía de la epilepsia es resecar tanto tejido epileptogénico como sea posible,

respetando el tejido normal y evitando la resección del tejido funcionalmente importante. La

cirugía de la epilepsia más extendida es la de la epilepsia del lóbulo temporal.

Existen algunas de indicaciones en las que se debe aplicar una cirugía. La falta de respuesta al

tratamiento médico durante 2 años, crisis incapacitantes, repercusión socio-laboral importante,

EEG patológico, RM y SPECT con patología focal congruentes con la clínica, epilepsia

sintomática (29).

Ciertos aspectos se deben tomar en cuenta para optar por un tratamiento de cirugía. Epilepsy

foundation recomienda que se debe saber que la cirugía cerebral es una manera de tratar ciertos

tipos de epilepsia que no pueden controlarse con medicamentos. Se debe examinar de antemano y

cuidadosamente los riesgos y beneficios de la cirugía con los médicos que van a realizar la

operación. Se necesita ciertas pruebas antes de la operación. En algunos casos, la cirugía para la

epilepsia necesita dos operaciones.

No todos los pacientes son buenos candidatos para la cirugía. La cirugía no garantiza que una

persona quede libre de ataques o que no tenga que tomar más medicamentos. Sin embargo, hay

una buena posibilidad de que la mayoría de las personas presenten menos ataques después de la

cirugía y muchos podrán librarse de los ataques.

La cirugía puede realizarse en niños como en adultos. No obstante, no es un tratamiento adecuado

para todos los tipos de epilepsia (30).

Como autora se cree que el éxito de una cirugía depende de la selección cuidadosa de los

pacientes y de disponer de un equipo médico y quirúrgico de gran habilidad.

24
Epilepsy foundation también menciona que la cirugía para epilepsia es compleja y debe

planificarse minuciosamente para obtener buenos resultados. Por consiguiente es mejor realizarla

en un centro que se especialice en estas operaciones y que tenga un historial de éxitos.

La autora piensa que aunque la cirugía para la epilepsia es más común, tiene más éxito y es más

segura que nunca, todavía es una operación importante.

2.2 Consecuencias.-

La epilepsia es muy amplia. La autora menciona que la epilepsia es drástica y triste. Las

consecuencias también lo son, aunque pueden ser momentáneas, largas y hasta para toda una

vida. Sin embargo, se debe tener mucho cuidado.

La epilepsia se puede detener con un tratamiento indicado; sin embargo, existen consecuencias en

varios aspectos.

Abad de Guía Ápice afirma que como consecuencias que pueden existir serían alteraciones de la

memoria, alteraciones del humor, alteraciones en la capacidad intelectual, alteraciones del

comportamiento, etc. (11).

Desarrollando cada consecuencia, se describe lo siguiente (11), (31), (32), (33)


:

Etchepareborda menciona en su artículo que puede existir un deterioro primario de la memoria

de retención y/o de evocación, secundario a un trastorno de la estructura del sistema amnésico.

En este último caso, la respuesta farmacológica con los anticonvulsivos mostrará una amplitud de

comportamiento, desde la falta de beneficio hasta la mejoría parcial o total. Las alteraciones de

la memoria, queja mayoritaria de los enfermos de epilepsia, son reales y graves. Su mecanismo

todavía no está claro.

25
Harden, de Bago, hace referencia y menciona que las patologías psiquiátricas, particularmente

trastornos del humor, son frecuentes en pacientes con epilepsia. Sin embargo, los índices de

depresión en esta población varían según el origen de los pacientes y la frecuencia de las

convulsiones, por lo que se desconoce la prevalencia exacta.

También se expresa mencionando que la depresión postictal ocurre horas o días después de la

convulsión. Algunos sentimientos, como tristeza y desesperanza sin relación con eventos

psicológicos negativos, pueden formar parte del episodio convulsivo en aproximadamente un

10% de los enfermos con epilepsia del lóbulo temporal (ELT).

La autora opina que existe una creencia errada que todo paciente con Epilepsia es retardado

mental o loco. Esto sólo se asocia cuando el paciente llene otra enfermedad congénita, metabólica

o degenerativa que de todas maneras terminaría en un proceso de deterioro cerebral tenga o no las

crisis convulsivas.

(11)
Abad opina que pueden existir alteraciones tanto si se evalúan mediante exámenes

psicométricos como si se traducen en el rendimiento cotidiano de los pacientes. Evidentemente

los mecanismos de esta disminución de la capacidad intelectual son múltiples, complejos. En la

inmensa mayoría de los casos las alteraciones intelectuales pueden ser localizadas -debilidad o

pseudodebilidad.

Abad también opina que la lentitud de los pacientes con epilepsia (lentitud de la expresión verbal

y motora más que del pensamiento) puede ser habitual. La epilepsia ha servido como un modelo

experimental que ha permitido entender las funciones cerebrales con un foco epileptógeno

localizado en determinada área cortical; este acercamiento ha incluido manifestaciones mentales.

26
En cuanto a la conducta, Rueda (33) opina que muchas medicaciones antiepilépticas influyen en la

conducta tanto como efecto adverso como en forma benéfica.

Menciona que las medicaciones antiepilépticas pueden inducir cuadros psicóticos en el contexto

de normalización forzada; y esto puede ocurrir en forma idiosincrática con todos los

antiepilépticos; de los nuevos antiepilépticos, el más comprometido como inductor de cuadros

psicóticos ha sido el vigabatrin, quizás por su eficacia como antiepiléptico y por ser uno de los

primeros antiepilépticos nuevos en ser aprobado.

Por último menciona que además de los efectos adversos o terapéuticos de las medicaciones, se

deben también tener en cuenta las interacciones medicamentosas entre los diferentes fármacos.

Muchos antiepilépticos incrementan el metabolismo hepático y disminuyen los niveles séricos de

los neurolépticos; la relación inversa también se da, ocasionalmente la adición de un neuroléptico

o antidepresivo incrementa los niveles séricos de las medicaciones antiepilépticas.

La autora opina que para bastante gente (psiquiatras, periodistas, abogados,...) todo epiléptico es

un delincuente o un asesino en potencia. Esta es una vaga y mala idea de las personas.

2.3 En la sociedad, ¿Cómo afrontar la epilepsia?-

Según la autora, el diagnóstico de la epilepsia puede afectar a los pacientes en la parte

psicoemocional y social. También llega a afectar a la familia, los que rodean y a sus padres. La

aceptación de la enfermedad en los pacientes como en los padres es muy importante y ayuda a

que la persona se desarrolle como persona.

También ve que para poder afrontar la epilepsia es muy importante la persona y su aceptación.

Tomar la enfermedad como una lucha fuerte la cual se puede vivir como una persona normal, una

27
persona sin limitaciones porque simplemente no las tiene, porque esta enfermedad no impide

nada.

Como autora, la epilepsia ha desencadenado una gran polémica en la sociedad. Si una persona

tiene epilepsia tiene algunos problemas como en el trabajo, licencias de conducir, escuela, etc.

Estos factores hacen que la persona no pueda desarrollarse normalmente.

El trabajo es un derecho. Guía Ápice menciona que las personas con epilepsia no pueden ser

discriminadas en función de su enfermedad. Pero a pesar de ello, con frecuencia las personas

epilépticas son víctimas a pesar de que en la mayoría de estas personas afectas de epilepsia ni sus

aptitudes ni su capacidad para mantener un empleo se ven mermadas.

Una de las causas que contribuye a ello es la creencia que tienen los empresarios de que las crisis

son siempre frecuentes, que los accidentes laborales y las bajas por enfermedad en este colectivo

son altas, entre otras.

Como autora, cree que la epilepsia puede llegar a cualquier persona, sin importar la clase social,

la personalidad, la familia o algún otro motivo; por lo que las personas no deben de frustrarse y

pensar que son las únicas personas con una enfermedad y no hacerse la pregunta del por qué a mí,

sino, el para qué. Si la persona cae en algo más grave como una depresión o si tal vez necesita

ayuda, puede recurrir a un profesional, el cual brindará ayuda psicológica, necesaria y apropiada

para poder salir adelante.

La autora también cree, que el continuar con el tratamiento como debe ser y vivir una vida

normal conociendo lo que es bueno y lo que es malo es una manera de enfrentar la epilepsia y a

la sociedad.

28
Según Pérez, definir la calidad de vida es complicado, esencialmente por ser un concepto

subjetivo, lo que determina que pueda haber tantas definiciones como individuos al no tener

todas las personas los mismos objetivos o anhelos; esto es, lo que a uno le satisface y compensa a

otro le genera desilusión o frustración (2).

También menciona que indudablemente las características culturales, sociales, familiares e

incluso las religiosas de cada paciente influyen en la aceptación y consideración de su

enfermedad. Estos mismos criterios configuran y modelan su propia calidad de vida, de donde se

podrá deducir, que hay tantas calidades de vida como individuos (2).

Según guía Ápice, las persona con epilepsia sin crisis pueden llevar una vida prácticamente

normal pero es fundamental que mantengan un estilo de vida sano evitando los factores que

pueden precipitar las crisis epilépticas. Si las crisis no están controladas deben tomarse medidas

de seguridad en el hogar y afuera del mismo para evitar hacerse daño en caso de crisis.

También menciona que es importante que la dieta sea equilibrada y variada. Es importante que

los pacientes tomen en cuenta que ningún de los alimentos integrados de la dieta tradicional se ha

descrito como inductor de crisis.

En cuanto a lo físico, menciona que es importante saber que el deporte y la actividad física en

general pueden tener un efecto protector de las crisis en forma directa, disminuyendo el nivel de

ansiedad y aislamiento social del paciente con epilepsia (11).

2.4 ¿Cómo actuar ante una crisis epiléptica?-.

29
La autora menciona que es muy importante saber cómo actuar ante una crisis epiléptica siendo

los protagonistas o no. Lo que se debe tomar en cuenta es que la serenidad y la calma son muy

importantes para actuar ante esta situación.

Guía Ápice cuenta que, cuando una persona ve o se encuentra con una persona que tiene epilepsia

lo primero que se debe hacer es conservar la calma. Luego, tratar que la persona no se lesione

durante la crisis epiléptica quitando objetos peligrosos de alrededor y colocar algo blando bajo su

cabeza, para evitar que se golpee contra el suelo. Luego, aflojar ropas alrededor del cuello,

colocar de lado con cuidado para facilitar la respiración. Se debe observar la duración de la crisis

epiléptica. Se debe esperar hasta que la crisis epiléptica termine.

Menciona también que la mayoría de las crisis epilépticas terminan de forma muy rápida y no es

necesario trasladar a la persona con epilepsia a un Servicio de Emergencias por la crisis. Solo

trasladar si la crisis dura más de 5 minutos, si las crisis se repite en corto espacio de tiempo, si ha

habido un traumatismo importante durante la crisis, si la persona es embarazada, si la persona

nunca antes tuvo epilepsia (11).

La autora ve que también es importante saber que existen algunos aspectos que se deben conocer

cuando una persona se encuentre ante una situación de esta magnitud.

Pérez da a conocer, que no es necesario realizar respiración artificial. No hay riesgo de que el

paciente se ahogue con su lengua. Los ruidos se deben a la falta de coordinación de la respiración

y al aumento de secreciones. Al terminar la crisis recuperará su ritmo respiratorio normal. No se

debe sacudir o golpear al epiléptico. La crisis comienza y se interrumpe de forma espontánea.

Son autolimitadas. También dice que no es útil administrarle medicamentos por la boca. El

epiléptico está inconsciente, el mecanismo para tragar está falto de coordinación en ese momento,

30
por lo que se le puede provocar un cuadro de asfixia. Además, los medicamentos anticonvulsivos

no hacen efecto inmediatamente, por lo que no tienen efecto en una crisis aguda. Los cambios en

el control de las crisis se aprecian cuando los fármacos ya han llegado a la sangre en cantidades

suficientes y tras siete días como mínimo de iniciar un tratamiento. Se puede administrar

tratamiento sedante por vía rectal que se absorbe por el paquete venoso hemorroidal y pasa

directamente a sangre, con una acción inmediata, igual que si se administrara por vía intravenosa.

No administrar fármacos por vía intramuscular, dado que la crisis ya ha terminado cuando inician

su efecto y lo que se consigue es dejar al paciente más somnoliento después de terminar ésta (2).

31
Capítulo 3. Trabajo de campo.-

3.1 Metodología.-

Para poder saber el grado de conocimiento que tienen las personas respecto a esta enfermedad se

llevó a cabo un trabajo de campo. Este trabajo consistió en encuestas realizadas por la autora a

personas que viven en la ciudad de Tarija, provincia Cercado; hombres y mujeres entre los 14 y

55 años de edad. Las encuestas se las realizó en la UAJMS, el establecimiento educativo y centro

de la ciudad.

La encuesta que se llevó a cabo consistió en encerrar la respuesta que las personas crean

correcta. También se tomó en cuenta la edad y el sexo.

A continuación se muestra la encuesta que se llevó a cabo a una cantidad de 47 personas:

1.- ¿Sabe qué es la epilepsia?

a) Una enfermedad

b) Un síndrome

c) Un virus

d) Un trastorno psicológico-neurológico

e) Otro( especificar) __________________________________

2.- ¿Conoce a alguna persona que padezca epilepsia?

a) Sí

b) No

c) No sabe/No responde

32
3.- ¿Cree que la epilepsia es hereditaria?

a) Sí

b) No

c) Tal vez

d) No sabe/No responde

4.- ¿Has visto alguna vez una crisis de convulsión?

a) Sí

b) No

c) No sabe/No responde

5.- ¿Cómo reaccionaría ante una persona que esté padeciendo en ese momento una crisis

convulsiva?

a) Gritaría

b) Llamaría a la ambulancia

c) No haría nada

d) Pondría un objeto en la boca

e) Otros( especificar) __________________________________

6.- Si necesitarías información sobre la epilepsia, ¿a quién acudirías?

a) Médico

b) A mis padres

c) Psicólogo

d) Neurólogo

33
e) Psiquiatra

f) Asociación de enfermos epilépticos

g) Otros( especificar)_____________________________________

7.- ¿Crees que la epilepsia puede producir discapacidad?

a) Si

b) No

c) Algunos casos

d) No sabe/No responde

8.- ¿Crees que una persona que sufra epilepsia puede vivir una vida cotidiana como las demás

personas?

a) Si

b) No

c) Tal vez

d) No sabe/No responde

Edad:

Sexo: F M

3.2 Resultados.-

Los resultados de la encuesta que se realizó se muestran a continuación:

34
Pregunta 1.-

De 47 personas:

21.27 a)Creen que es una enfermedad


2.1
b) Creen que es un síndrome
8.51
68.085
c) Creen que es un virus

d) Creen que es un trastorno


psicológico-neurológico

Pregunta 2.-

46.8

53.19
a) Sí conocen
b) No conocen

35
Pregunta 3.-

4.25

23.4 a) Sí creen que es hereditaria


34.04
b) No creen que es hereditaria

c) Creen que tal vez sea


38.29 hereditaria
d) No saben/no responden

Pregunta 4.-

4.25

31.91

a) Sí vieron una crisis


63.82 b) No vieron una crisis
c) No saben

36
Pregunta 5.-

4.25
a) Gritaría ante una crisis
10.63
27.65 b) Llamaría a la ambulancia ante
una crisis
c) No haría nada ante una crisis
55.31
d) Pondrían un objeto en la
2.12 boca
e) Harían otra cosa

Pregunta 6.-

a)Para recibir información


recurrirían a un médico

b) Para recibir información


6.38
recurrirían a sus padres
14.89
2.12
c) Para información recurrirían
14.89 59.57 a un neurólogo

d) Para recibir información


recurrirían a un psiquiatra

2.12
e) Para recibir información
recurrirían a una asociación de
epilépticos
f) Recurrirían a otra fuente

37
Pregunta 7.-

12.76 19.14

a) Sí produce discapacidad
34.04 b) No produce
34.04 c) Algunos casos
d) No saben/no responden

Pregunta 8.-

23.4
a)Sí creen que se pueda vivir
cotidianamente
14.89 b) No creen que se pueda vivir
61.7
cotidianamente
c)Creen que tal vez se pueda
vivir cotidianamente

38
Conclusiones.-

Con el siguiente trabajo se puede concluir que la epilepsia es una enfermedad cerebral que afecta

a cualquier persona. La autora logró conocer las diferentes causas de la epilepsia y sus diferentes

tratamientos y consecuencias que existen. Esto quiere decir que se cumplieron los objetivos

planteados.

En cuanto al trabajo de campo, se puede concluir que las personas de la ciudad de Tarija tienen

un grado medio de conocimiento acerca de la epilepsia ya que si bien conocen que es una

enfermedad o un trastorno, no conocen la forma correcta de proceder o actuar ante la misma.

39
Glosario.-

Epileptogénica.- Que provoca a epilepsia

Paroxística.- Que sucede de forma repentina y recurrente

Electroencefalograma.- (EEG) Es una exploración neurofisiológica que se basa en el registro de

la actividad bioeléctrica cerebral en condiciones basales de reposo, en vigilia o sueño

Tomografía.- Técnica radiológica por cortes en la que se obtienen imágenes de planos del objeto

que se estudia.

Resonancia magnética. (RM) La resonancia magnética, es una técnica inocua y muy selectiva

que permite obtener imágenes.

Genética molecular. Es el campo de la biología que estudia la estructura y la función de

los genes a nivel molecular.

Encefalopatía.- Trastorno cerebral que suelen producirse a causa de infecciones, alteraciones del

metabolismo, trastornos hidroelectrolíticos o intoxicaciones.

Síndrome de West.- Es una encefalopatía epiléptica de la infancia, grave y poco frecuente.

Síndrome de Lennox-Gastaust.- Es una variante de epilepsia infantil de difícil manejo.

Cerebrovasculares.- Conjunto de trastornos de la vasculatura cerebral que conllevan a una

disminución del flujo sanguíneo en el cerebro.

Cefalea. Dolores y molestias localizadas en cualquier parte de la cabeza.

Mioclonia. Movimientos involuntarios, breves, bruscos y repentinos, a modo de sacudidas.

40
Anatomopatológicos.- Referente a las alteraciones anatómicas de los órganos a

nivel macroscópico y microscópico.

Lipidosis.- Son un grupo de trastornos metabólicos hereditarios en los que cantidades

perjudiciales de lípidos (grasas) se acumulan en algunas de las células del cuerpo y los tejidos.

Idiosincrática.- es un conjunto de características hereditarias o adquiridas que definen

el temperamento y carácter distintivos de una persona o un colectivo.

ACV.- Accidente cerebrovascular sucede cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se

detiene.

FAE.- Fármaco antiepiléptico.

41
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