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Colegas

21 Ene 2016 Álvaro José Rodríguez Maya

 Colegas

 Opinión

 Profesionales del Derecho

Los Profesionales Del Derecho Deben Actualizarse, Para


No Ser Sancionados Por Falta De Preparación
Académica
Es nuestra profesión de Abogados una de las más hermosas pero a la vez más exigentes en cuanto nuestra
obligación constante de buscar procesos de mejoramiento académico en conocimientos y aptitudes
profesionales, nosotros como ningún otro profesional debe estar permanentemente actualizándose en sus
conocimientos, somos los únicos profesionales que nos “derogan el conocimiento” por una Ley o por un
Decreto, mucho de lo que ayer aprendimos en las facultades de Derecho hoy son conocimientos que no
tienen ninguna validez.
Ese proceso constante de actualización de conocimientos al Abogado, hace que además de cursar y aprobar
su proceso formativo en las facultades de derecho, se propenda día a día mejorar sus conocimientos en
postgrados, Maestrías y Doctorados.
Es claro que muchos estudiantes y Colegas tienen el tiempo y la facilidad económica de realizar dichos
procesos de mejoramiento académico, pero tan bien es cierto, que el ritmo de vida es todos los días más
dinámico, cambiante y exigente para los profesionales del Derecho, lo que implica tiempos muy precisos
y muy cortos en la actualización de los conocimientos jurídicos mediante cursos, seminarios y diplomados
ya que hoy más que nunca “el tiempo es oro”.
La aptitud y la actitud de todo profesional del Derecho ha sido considerada por los altos tribunales del
estado en sus fallos como algo esencial en su actuar, es así como en reciente fallo del Consejo Superior
Judicatura en un proceso disciplinario seguido contra un Colega por violación a la Ley 1123 de 2007
Código Disciplinario del Abogado Sentencia 1100111020002013 0336301, Sep. 16/15, indicó: “que el
ejercicio inadecuado o irresponsable de la profesión pone en riesgo la efectividad de diversos derechos
fundamentales, como la honra, la intimidad, el buen nombre, petición, defensa y, especialmente, el acceso
a la administración de justicia.”
Como Abogado, socio de Colegas y docente, veo con gran preocupación, que dentro del principio de
autonomía Universitaria, el cual es muy respetable y ha sido reconocido reiteradamente en sentencias por
las altas cortes y por el estado, en algunas ocasiones se le dan varias opciones a los egresados para titularse,
tales como: Hacer un diplomado, o una monografía de grado, o una judicatura o presentar los exámenes
preparatorios, de estos últimos sabemos los que los hemos presentado que son el mejor termómetro para
medir las capacidades y conocimientos adquiridos durante la carrera., hoy desafortunadamente muy pocas
facultades los exigen.
Es claro para los que hemos estudiado esta hermosa ciencia del derecho, que durante los cinco años de
formación se ven las materias básicas como Derecho Civil, Derecho Penal, Derecho Comercial, Derecho
Laboral, Derecho Administrativo, pero se complementa cada semestre con una serie de materias muchas
veces no aplican con la formación del Abogado, lo que hace que el estudiante le apunte a muchos frentes,
a muchas obligaciones académicas, dejando de un lado la profundización necesaria de las áreas básicas de
formación antes mencionadas, lo que definitivamente influye en la calidad del egresado y el futuro
abogado, sumado a ello que las materias básicas son cursadas algunas veces en poco tiempo, llevando a
los docentes a veces a forzar la exposición de los contenidos con la premura de cumplir los programas de
la materia y darles una información general y básica al estudiante, materias o cátedras que antes se veían
en un año, hoy se ven en tres, cuatro o seis meses, y que no decir de la tecnología que ha llevado a un
facilismo a algunos de nuestros estudiantes que con el “corte y pega resuelven sus problema” , dejando de
lado la lectura como fuente suprema del conocimiento, no leen obras de verdaderos maestros y
doctrinantes del Derecho ( Valencia Zea, Trujillo Calle, Tamayo, Martínez Rave, Arrubla Paucar, Tamayo,
Lombana ), todo ello convirtiendo las bibliotecas en unos “solitarios museos de libros”, basta visitarlas
para verlo.
Es por ello, que en desarrollo de la Misión y la Visión del Colegio Antioqueño de abogados,
respetuosamente considero sugerir que es fundamental apoyar el mensaje que nos da a los abogados el
Consejo Superior de la Judicatura en la sentencia mencionada y pensar en su área de capacitaciones
generar espacios de profundización y actualización permanente y constante en la ciencia del Derecho, en
las materias pilares de la formación del Abogado como lo son en las áreas Constitucional, Civil, Comercial,
Penal, Laboral, Administrativo, Masc y procesales, de tal forma que el profesional del Derecho encuentre
en su “espacio natural” cual son los Colegios de Abogados, la posibilidad de actualizarse y
retroalimentarse permanentemente y ser un profesional todos los días más idóneo en beneficio suyo y de
su profesión.
Por lo expuesto, de la manera más cordial, propongo a ustedes que pensemos en generar cursos y
seminarios de actualización en las diferentes ramas básicas del derecho, se podría por ejemplo seguir como
parámetro los diferentes contenidos académicos que tienen los exámenes preparatorios de las facultades
de Derecho en Colombia ya que se mantienen actualizados y son exigentes.
El público a ofrecer dichos seminarios serían los estudiantes de las facultades de Derecho próximos a
presentar exámenes de Estado y preparatorios, abogados y público general.
Estos planteamientos los hago con el mayor respeto a instituciones, personas, normas y directrices que
tienen que ver con el asunto, pensando exclusivamente que debemos ser mejores y más competentes en
nuestra hermosa profesión en un mundo tan cambiante y todos los días más exigente, como no lo recalca
el Consejo Superior de la Judicatura en su sentencia.
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Álvaro José Rodríguez Maya

Abogado Titulado Unaula, Conciliador en Derecho, Conciliador en Insolvencia de Persona

Natural no Comerciante, Docente Universitario área Derecho Privado, conferencista, docente y

socio del Colegio Antioqueño de Abogados (Colegas), Maestrando en Resolución de Conflictos y

Mediación Social Universidad Europea de Atlántico (España)


Colegas

30 Ene 2017 Fredy Giraldo

 formación de profesionales

 Opinión

¿LA FORMACIÓN DEL PROFESIONAL EN SERIE Y


NO EN SERIO?
Como abogado, profesor, socio de Colegas o simplemente como ciudadano y padre de
familia, he observado un cambio sustancial en la formación de profesionales en diferentes
ciencias, artes y oficios, he llegado a la conclusión por lo que oigo, escucho y veo de que se
está pasando lentamente una “formación personalizada y cualificada” a una formación “en
masa”, lo que me ha llevado a hacerme la pregunta: ¿Se está formando al profesional en
nuestro país “en serie y no en serio”?
Conocemos que la educación es un Derecho fundamental de toda persona, sabemos así
mismo, que la misma debe ser de calidad en la formación del profesional, orientada en todo
momento al alumno como eje central de dicha educación y a unas buenas instalaciones físicas
para desarrollar la hermosa tarea de la Docencia.
Hoy se habla de los principios de Autonomía Universitaria y el de inclusión social como el
fundamento para aceptar un alto número de estudiantes en las Universidades y los diferentes
centros educativos, algo totalmente lógico y respetable a la luz de la teoría del negocio –
comercio, ya que deja unos buenos rendimientos económicos a un grupo de inversionistas y
socios particularmente en el sector privado, que se atreven a generar espacios educativos en
un país en donde en lo público se carece en gran cantidad de dichos espacios, asunto que en
mi sentir es positivo, pero desafortunadamente, se está generando un efecto colateral negativo
como consecuencia de ello (causa – efecto), el más notable y visible de ellos es una deficiente
formación académica y un profesional con dificultades para ser competente en su ejercicio.
Es verdaderamente preocupante, observar como se ha “masificado la educación”, para poner
un ejemplo en asuntos puntuales, basta observar y mencionar como en algunos centros
educativos, afortunadamente muy pocos en el espacio sagrado donde se enseña como son
“los salones de clase”, estos se ven “atiborrados de estudiantes” con volúmenes de alumnos
de 30 a 50 por grupo como promedio, lo que lleva al docente como emisor y primer
respondiente de un mensaje educativo a encontrarse con muchas dificultades para
transmitirlo adecuadamente, particularmente, si tenemos en cuenta que un docente con un
promedio de dos horas de clase, físicamente queda extenuado, pues la palabra y la voz como
es totalmente lógico no le dan para llegar adecuadamente a ese alto número de alumnos y lo
que es más delicado aún, existiendo ayudas tecnológicas para ello, como micrófonos y
demás, estas o no existen en el salón de clase o están dañadas o no son suficientes; que no
decir de las dificultades que se presenta en lo logístico o lugares o plantas físicas en general
donde se trasmiten los conceptos académicos como por ejemplo, dificultades de acceso y de
salidas seguras en caso de un evento catastrófico, poca iluminación, poco aire y ventilación
(se han presentado desmayos), alumnos con sillas de clase prácticamente una “encima de la
otra”, con un espacio entre los alumnos y el docente de “pocos metros” lo que impide la
movilidad suficiente de este y el adecuado proceso de enseñanza, alumnos sentados en
pupitres en “las entradas del salón o fuera de estos” porque físicamente no tienen donde
ubicarse, de tal forma que el receptor del mensaje educativo cual es el estudiante ya
masificado, por simple asunto de “sentido común” no capta dicho mensaje al descodificarlo
y por ello le recibe distorsionado o lo peor no lo recibe, lo que lo lleva a no aprender o
aprender deficientemente desmejorando su calidad académica y su futura competencia
profesional.
A todo lo anteriormente planteado, se le suman los currículos “exprés”, mediante los cuales
“cátedras básicas” en la formación de todo profesional que deben tener como mínimo un
semestre para ser enseñadas y evacuadas correctamente, se dictan de manera casi que por
“arte de magia” por el docente en tres y cuatro meses, lo que lleva obviamente a que
humanamente sea imposible realizar un adecuado serio, eficaz y eficiente proceso de
enseñanza - aprendizaje, para tratar de mitigar estos negativos se habla en los modelos
educativos de generar “autonomía” en el estudiante, es decir es a este el que le corresponde
profundizar los conceptos que el docente transmite, pero se nos olvida que estamos en la
época de la tecnología fuente de consulta para el estudiante y la que normalmente crea pereza
mental, pues basta el “cortar y pegar”, para nada se buscan las biblioteca y los libros, entonces
sumado a un mensaje educativo precario, se da el del “facilismo” en la consulta que da la
tecnología, es todo un dolor de cabeza para el docente, comprometer a los estudiantes en
“consultar e investigar”, basta leer algunos proyectos de investigación y de grado son un
verdadero dolor de cabeza para el estudiante y para el docente tutor por falta de competencias
y calidades materiales y formales en su planteamiento, elaboración y sustentación,
simplemente en un trabajo investigativo basta poner como ejemplo la dificultad de la
formulación de la pregunta problema entre otros.
Esta temática respetuosamente expuesta, no es ajena a nuestra profesión del derecho y a
algunas facultades de Derecho. Se Observa, que a veces el profesional del Derecho que
egresa bajo el concepto de “cantidad o en serie y no, calidad o “en serio”, tiene deficiencias
en sus competencias o aptitudes, lo que los puede llevar a ser sancionado por los entes que
controlan su profesión y más grave aún a ser sancionado por la sociedad con el descredito de
la profesión y del profesional, sociedad que observa un profesional no capacitado para
representar sus intereses en un juicio en diferentes actuaciones que requieren de su concurso;
sumado a ello, se da la innegable existencia en nuestra sociedad Colombiana de “una
reinversión de principios y valores morales, éticos, sociales y culturales” que afectan
fuertemente la ética profesional y que están influyendo necesariamente en la calidad del
ejercicio profesional.
Se manifiesta por algunos estudiosos del problema que la solución a la calidad del profesional
del derecho debe ser enfocada desde varios frentes, el primero desde sus inicios con un
adecuado proceso de selección e ingreso al programa educativo del derecho, mirando más a
futuro la calidad que la cantidad, hoy en día se observa como es muy fácil acceder a un
proceso educativo, han desaparecido en un alto índice, los exámenes de admisión, las pruebas
psicotécnicas, las entrevistas y las visitas domiciliarias a quien se postula como estudiante
Universitario particularmente en el sector de la Universidad privada, todo ello ha facilitado
que al masificarse el ingreso sin unos filtros de selección adecuados, se disminuye
necesariamente los estándares de calidad del estudiante. El segundo frente que se plantea
como solución es mediante el diseño de un pensum educativo adecuado en los tiempos para
dictarse, enseñarse y aprenderse, así mismo el diseño y puesta en práctica de unas pruebas
evaluativas eficaces y eficientes que estas no sean un simple requisito de medición para
efectos de acreditación, sino un requisito de grado de carácter obligatorias como lo podrían
ser los exámenes preparatorios y son las pruebas de estado, por último exigir al egresado la
afiliación a una colegiatura obligatoria, y darle facultades a los Colegios de Abogados como
“espacio natural de este profesional “el ejercer ellos un control primario de la calidad del
profesional del Derecho, exigiendo por ejemplo que profesionales con sanciones reiterativas
a su conducta no puedan pertenecer a dichos “Colegios”, así mismo permanentemente
capacitando y actualizando permanentemente a dicho profesional con cursos, los cuales sean
evaluados, así funciona en otros estados en otros países con satisfactorios resultados.
Todo lo planteado nos lleva a preguntarnos: ¿Si en el sistema educativo colombiano se están
formando y egresando profesionales en “EN SERIE Y NO EN SERIO?; ¿Hasta qué punto
la masificación en la educación lo que ha generado es deficiencia en la formación y falta de
competencia en el profesional que egresa?
En buena hora el asunto de la aptitud del futuro profesional del derecho se está tratando de
regular por el Congreso de la República, en reciente escrito con fecha 9 de diciembre de
2016 publicado en Ámbito Jurídico titulado “Los Exámenes habilitantes para ejercer
la profesión de abogado” se indica en uno de sus apartes por el autor del mencionado escrito
el Dr. Carlos Mario Molina Betancur- Director Ejecutivo Asociación Colombiana de
Facultades de Derecho/ Acofade, lo siguiente que se transcribe textualmente:
“Desde hace algún tiempo, se viene solicitando un examen habilitante para poder ejercer la
profesión de abogado en Colombia, no solamente por el número tan alto de sancionados cada
año, sino porque nuestro país es uno de los pocos en el mundo que no lo implementan. Con
este propósito, un recién proyecto de ley, presentado en el Senado de la República, por
Germán Varón Cotrino, Angélica Lozano Correa y Carlos Germán Navas Talero, establece
en su único artículo que para ejercer la profesión de abogado, además de los requisitos
exigidos en las normas legales vigentes, el graduado deberá certificar la aprobación del
Examen de Estado de Calidad en Educación Superior que, para el efecto, realice el Icfes, de
conformidad con lo establecido en la Ley 1324 del 2009. Se entenderá aprobado el examen
de Estado cuando el resultado supere el 60 % del máximo puntaje de la respectiva prueba.
Este único artículo precisa que si el graduado no aprueba la evaluación en la primera
oportunidad, podrá presentarlo en la siguiente convocatoria que señale el Icfes, es decir un
año después. Si no aprobase este examen de Estado, en la segunda oportunidad, el graduado
podrá presentarlo en una tercera y última ocasión, pero, además, deberá hacer un curso de
actualización en un programa de Derecho con registro calificado y reconocimiento de alta
calidad por parte del Ministerio de Educación Nacional. Dicho curso tendrá una intensidad
no inferior a 20 créditos académicos y una duración no menor de seis meses. Esto lo deberá
acreditar en el momento de la inscripción. Además, dicho artículo establece que la
certificación de la aprobación del examen de Estado será exigida por el Consejo Superior de
la Judicatura o por el órgano que haga sus veces, al momento de expedición la tarjeta
profesional de abogado. Dicho requisito de idoneidad para el ejercicio de la profesión de
abogado, así establecido, se aplicará a quienes inicien la carrera de Derecho después de la
promulgación de la presente ley”.
Esperemos que estos y otros esfuerzos no queden a la mitad de camino, se logren mejores y
mayores competencias en los profesionales que egresan, todo ello en beneficio de las
diferentes profesiones y en particular la muy bella profesión del Derecho.
Los planteamientos anteriormente expuestos, los hago con todo respeto a las instituciones,
personas y entidades públicas y privadas encargadas e involucradas en el manejo del asunto,
agradeciendo las diferentes instituciones educativas y personas que me han permitido ejercer
la hermosa profesión de la enseñanza a través de la docencia, lo hago para poner a pensar,
respetando toda crítica y opinión en contrario, la idea es hacer un aporte ya que nos “duele”
nuestra profesión y la calidad y competencia.
Att.
Álvaro José Rodríguez Maya.
Abogado- Docente.
Socio Colegas.
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