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Universidad Santo Tomas, Bogotá.

2019 Seminario: Globalización y Derechos Humanos


Maestría: Comunicación, Desarrollo y Cambio Social Autor: Miguel Manchego Chávez

¿DE QUÉ MANERA LOS DERECHOS HUMANOS PUEDEN HACERSE REALIZABLES EN


ESTE MUNDO GLOBALIZADO?
Revisión caso Colombia

El problema de la Globalización y los Derechos Humanos considerados inherentes al proyecto de


modernidad, es que ambos son parte de un proyecto cultural - de valores o civilizatorio - pretendido como
universal. Este proyecto choca inevitablemente contra proyectos de resistencias a niveles locales o
subalternos que precisamente no comparten la validez universal ni del sistema que la globalización quiere
imponer, ni la validez universal de los Derechos Humanos como los únicos, indispensables o más
justificados derechos que otros. En última instancia, estos choques remiten a una lucha por
consideraciones morales de un sistema mundo actual y entre otros posibles.
Situarse más allá o por fuera de la globalización deviene entonces en algo imprescindible para imaginar
la apropiación, práctica y aplicación horizontal de los Derechos Humanos en Estados o territorios locales.
Para no caer en una imposición de un localismo global, Sousa plantea que la aceptación de los derechos
humanos depende de la identificación cultural de los derechos como reivindicaciones morales Los
derechos humanos podrán ser universales solo cuando su aplicación este propiciada por diálogos
interculturales facilitados por relaciones políticas y sociales horizontales. Cuanto más igual sea las
relaciones de poder entre dos culturas más probable será que ocurra un mestizaje sobre la concepción de
derechos humanos. Por lo tanto, la conceptualización y práctica de los derechos humanos se
transformarían de un localismo globalizado a un proyecto cosmopolita insurgente emancipador. (Sousa
2010).
Al respecto, para equilibrar las relaciones de poder y reforzar las capacidades de dialogo de una cultura
subalterna; considero que se deben afianzar la construcción de formas de poder no estatales, es decir una
territorialidad alternativa al Estado (Escobar 2014), una forma de auto-organización manifestada como
microgobiernos o antipoderes dispersos que asegurarían la exigibilidad, el respeto y la aplicación de sus
derechos. Inclusive podrían ser espacios que propongan nuevos Derechos Humanos. Esta consideración
de territorialidad también está planteada desde la apreciación del debilitamiento de los Estados nación -
ocasionado por la globalización - que disminuyen su capacidad de ser garante de los derechos humanos.
A su vez, está planteada desde la perspectiva de Escobar que resalta el hecho básico de que sin las
condiciones materiales y culturales para la reproducción de la vida (el territorio) no hay dignidad. Para la
afirmación y reafirmación del ser tiene que existir un espacio (territorio) para poder ser, no existiría un
derecho a ser si no tenemos el espacio para vivir de acuerdo a lo que pensamos y queremos como forma
de vida (derecho a una visión propia de futuro). Tampoco se tendría un derecho al ejercicio del ser sin la
autonomía con respecto a la relación con la sociedad dominante (Escobar 2014). Por ello, este tipo de
territorios son primordiales para que desarrollar una cultura que posea igualdad de condiciones en las
relaciones de poder, para que de tal modo pueda entablar el dialogo que propone Sousa mediante la
hermenéutica diatopica.
Podemos notar que el territorio es un factor clave para el desenvolvimiento de los derechos, y es notable
como el conflicto por los territorios en Colombia ocasiona (y haya ocasionado) los problemas raizales que

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Universidad Santo Tomas, Bogotá. 2019 Seminario: Globalización y Derechos Humanos
Maestría: Comunicación, Desarrollo y Cambio Social Autor: Miguel Manchego Chávez

tiene el país (OIDH 2013). Por lo cual comparto, que en el caso colombiano, para que los Derechos
Humanos puedan ser realizables es indispensable primero; solucionar la distribución, propiedad, tenencia
y uso de tierras, además de la construcción de esas territorialidades alternativas que menciono antes.
Espacios para la autodeterminación y autonomía.
Así mismo, si una persona se siente “dentro” en términos territoriales, se siente segura y no amenazada,
protegida y no expuesta. Esto apunta a que nuestras organizaciones territoriales pueden significar y crear
percepciones que den la sensación de que el mundo esté cerrado o abierto para nosotros. (Sanchez 2015)
Es decir si estamos en condiciones de practicar dicho dialogo intercultural o no. Replantear el territorio
como una necesidad y espacio de consolidación, ejercicio y surgimiento de Derechos Humanos, podría
ser fuente de nuevas racionalidades de justicia para compartirlas con otras culturas.
Por otro lado, las nociones para lograr el derecho a la paz en Colombia (Hernández 2017) aplicadas hacia
los derechos humanos en general, supondrían que los conflictos suscitados en la sociedad se pueden
solucionarse siempre y cuando se generen espacios de debate y consenso, los cuales promuevan la
participación democrática en los mismos. Desde los propios territorios y territorialidades se podrán
generar nuevas prácticas que desarrollen en sus integrantes la capacidad de respetar los derechos humanos
y exigir los propios basados en el reconocimiento de la dignidad del otro.
Continuando con la reflexión que hace Hernández sobre un planteamiento de Morin: “todos los seres
humanos podemos decir yo, pero nadie más que yo lo puede hacer por mí”, le agregaría que solo podemos
decir yo desde nuestro propio espacio simbólico (cultural) y material (territorial). Estos asuntos que
interpelan al sujeto refieren claramente al yo individual pero este “yo” está-siendo en la vida y es capaz
de auto-re-conocerse en su relación con el mundo. Así, se plantea que los colombianos tendrán la
capacidad de ser sujetos auto-eco-organizadores y constructores de espacios y culturas de Paz.
(Hernández 2017)
En este orden de ideas, parte de la solución para que los Derechos Humanos se pueden aplicar en/desde
lo local, también sería conveniente volcarse a una ontología relacional (Escobar 2014), donde nada -
ninguna entidad - pre existe a las relaciones que la constituyen. Esta ontología rompe el dualismo
individuo y comunidad (inclusive humano y naturaleza). Esto es posible porque la ontología se enactúa a
través de prácticas; es decir, la ontología no existe solamente como imaginario, ideas o representaciones,
sino que se despliegan en prácticas concretas. Las cuales transformarían la realización e implementación
de los Derechos Humanos de acuerdo a este entendimiento sobre la inter relación de todos los humanos
entre sí, con la naturaleza y el mundo.

BIBLIOGRAFÍA

o Sousa Santos, Boaventura. 2010. Descolonizar el saber, reinventar el poder. Montevideo. TRILCE.
o Oficina Internacional de Derechos Humanos – Accion Colombia (OIDHac). 2013. Tierra en Colombia. Entre despojo y negocio.
Presentación de la situación actual de una problemática al centro del conflicto. Bruselas. .
o Sánchez Ayala, Luis. 2015. De territorios, límites, bordes y fronteras. Revista de Estudios Sociales, 53. Pag. 175 – 179.
o Hernández, Bernardo. 2017. El derecho a la paz visto desde el pensamiento complejo de Edgar Morin. Bogotá, Universidad
Santo Tomás.
o Arturo Escobar. 2014. Sentipensar con la tierra: Nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia, Medellín, UNAULA.

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