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Esquizofrenia en la película “una mente brillante”

Por: Nicole Galarza Méndez T00050564

El profesor Jonh Nash padece esquizofrenia paranoide en el que predominan las ideas delirantes en
conjunto con alucinaciones de tipo auditivas, visuales y táctiles. Se asume que inicia en la etapa de sus
estudios de postgrado.
Síntomas positivos:

 Alucinaciones: las alucinaciones que experimenta el profesor Nash son la percepción visual de
personas que no existen. Las más predominantes son las de 3 personas, Charles Herman,
William Parcher, y Marcee, sobrina de Charles. El profesor es capaz de hablar e interactuar
físicamente con estas personas, por lo que las alucinaciones son tanto de tipo visual, auditivo y
táctil.
 Delirios: los delirios que padece el profesor Nash eran principalmente los siguientes: primero
tenía la creencia de que vivía con alguien en su estadía en Princeton, (su mejor amigo Charles)
cuando realmente vivía solo. En segundo lugar creía que le habían solicitado trabajar en secreto
para el gobierno estadounidense, trabajo que constaba hallar bombas y anticipar posibles
atentados por parte de la Unión soviética, lo que lo llevó a creer que habían códigos en todos los
periódicos y revistas, por lo que su labor era descifrar estos códigos para posteriormente
enviarlos al gobierno por medio de un buzón secreto que realmente no existía. Posteriormente
padeció delirio de persecución, pues creía que los rusos lo habían descubierto he iban a hacerle
daño, pensando que no lo mataban porque era muy conocido, pero que iban a matar a su
esposa que estaba en estado de embarazo. Finalmente cuando estaba internado en el hospital,
también creía que estaba retenido por la unión soviética y que los médicos eran del gobierno
ruso.
 Durante las crisis psicóticas el profesor también padecía irritabilidad, comportamiento agresivo
con los demás y contra él mismo. También presentaba sudoración y agitación, acompañado de
movimientos extraños y repetitivos con las manos parecidos a los tics.
Síntomas negativos:
Dentro de los síntomas negativos manifestados por el profesor Nash se encuentran:

 Pobreza afectiva: incapaz de corresponder a las expresiones de afecto de su esposa


 Escasez de contacto visual
 Apatia: en cuanto a su presentación personal e higiene.
 Anhedonia e insociabilidad: con decremento en la actividad sexual y relaciones interpersonales
restringidas, manifestaba no gustarle a la gente y que a él tampoco le gustaba la gente.
 También manifiesta falta de apetito, falta de empatia y Desconexión.
Otros modelos
Modelo neurocognitivo
La patología de la enfermedad no es focal, lo cual junto a la ausencia de un marcador histológico, sugiere
que la EQZ puede implicar alteraciones en los circuitos neuronales y en los neurotransmisores. La
esquizofrenia sería, por lo tanto, una enfermedad de la conectividad neuronal. Los diversos deterioros en
las funciones cognitivas de los EQZ podrían deberse a esta disfunción de la conectividad y de la
comunicación en los circuitos neuronales. Lo anterior produciría una alteración en procesos cognitivos
fundamentales ubicados principalmente en la CPF, por ejemplo funciones ejecutivas. Adicionalmente, los
EQZ tendrían un deterioro en procesos cognitivos de segundo orden, por ejemplo en la memoria, en el
lenguaje o en la
emoción. Esta alteración en los procesos cognitivos de primer y segundo orden produciría finalmente los
síntomas de la esquizofrenia, por ejemplo alucinaciones, síntomas negativos
Modelo anatómico-clínico
Los trastornos esquizofrénicos (TE) son probablemente, dentro del conjunto de los TP, aquéllos donde se
manifiesta una mayor variedad y riqueza en la expresividad sintomatológica. Esto conlleva que sean
definidos de forma politética, es decir, que se definan de acuerdo a sus múltiples características. Esta
definición ha precisado de la aplicación de métodos clasificatorios o nosotáxicos complejos que se han
sucedido de frecuentes revisiones y cambios.
En 1974, Strauss, Carpenter y Bartko llevaron a cabo un estudio dirigido a la comprensión de la relación
entre los síntomas y el concepto de esquizofrenia. Partieron del modelo anatomoclínico de enfermedad
basado en la aceptación implícita de que los síntomas son las manifestaciones externas de los trastornos
esquizofrénicos y de que dichas manifestaciones
sirven para identificar los procesos patológicos subyacentes. Concluyeron que las manifestaciones de los
trastornos esquizofrénicos pueden agruparse en tres grupos de síntomas: síntomas positivos (delirios,
alucinaciones, comportamientos catatónicos y algunas formas de trastornos formales del pensamiento,
como la distraibilidad), con poco poder predictivo sobre evolución y antecedentes familiares; síntomas
negativos (afecto embotado, apatía y algunas formas de trastornos formales del pensamiento, como el
bloqueo), grupo de síntomas relacionados con la cronicidad del trastorno; y trastornos de las relaciones
personales, que se evidenciaría como una dimensión relativamente independiente de las dos anteriores.
Estos tres procesos se relacionarían con alteraciones subyacentes diferenciadas. Además, como
contribución marginal al estudio pero de gran interés para la psicopatología actual, encontraron que la
falta de conciencia de enfermedad no se podía englobar en ninguna de estas tres dimensiones
mencionadas.
Posteriormente, Crow en su clasificación de los trastornos esquizofrénicos, incluyó los síntomas positivos
como característicos de las esquizofrenias tipo I y los síntomas negativos en las esquizofrenias tipo II. Por
su parte Andreasen y Olsen desarrollaron unos criterios clínicos específicos, dependiendo de la
intensidad de los síntomas positivos y negativos para la clasificación de los trastornos en tres grandes
grupos: esquizofrenia positiva, negativa y mixta.

Bibliografía
Cuesta, M. J., Peralta, V., & Serrano, J. F. (2000). Nuevas perspectivas en la psicopatología de los
trastornos esquizofrénicos. In Anales del Sistema sanitario de Navarra (Vol. 23, pp. 37-50).

Orellana, G., Slachevsky Ch, A., & Silva, J. R. (2006). Modelos neurocognitivos en la esquizofrenia: Rol
del córtex prefrontal. Revista chilena de neuro-psiquiatría, 44(1), 39-47.

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