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CAPITULO VI

LA JUSTICIA SOCIAL Y LA PAZ

El cristianismo es una revolución de hombres, siendo así que va dirigido hacia todas las
personas y no solo a una; hoy en día este término lo confundimos ya que se piensa que
simplemente es una potencia de renovación respecto a la sociedad y a lo individual, pero en
realidad el cristianismo es la revolución de los hombres, de los seres humanos, mas no es una
revolución de clases.

Desde esto se van fijando puntos elementales, que, para nosotros son de suma importancia y
que de nuestra parte piden una gran vigencia, todos estos puntos partiendo de la dignidad
humana.

La dignidad humana, es consecuencia no solo de que somos un ejemplar valioso de animal


racional, sino la personal prerrogativa por el hecho de que Dios nos ha creado y nos ama en
nuestra propia individualidad, de que Dios desde un principio tuvo una especialísima. En este
momento Romano Guardini, nos explica que (mundo y persona pag.57), “por su llamada
amorosa Dios convierte al hombre en persona, pero con respeto. Dios no crea al hombre como
crea los cuerpos celestes, los arboles o los animales, por medio de un simple mandato, sino
por la llamada,… cuanto más intensamente se hace valido en mi vida, tanto más puramente
soy yo mismo”.

Luego muestran la libertad como consustancial a la dignidad, ósea las muestra como algo, que
es de una misma naturaleza; nos dice que, si el hombre anduviera en verdad, deteniéndose a
pensar en serio quien es, no habría modo de utilizarlo como mero instrumento, ni tampoco de
atentar contra su dignidad, sabiendo que estos atentados pueden afectar nuestros actos y
decisiones de varias formas.

Se empieza a calibrar la gravedad, en cuanto a las mil formas de negación de la dignidad


humana que permanecen en nuestro tiempo, nos dice que el hombre de buena fe nunca podría
comprender, las monstruosidades de la difamación, la injuria, la indiferencia, el
almacenamiento y la exportación de masas humanas, y la reducción práctica de muchos
hombres o cosas.

Todas estas opiniones de acuerdo al relativismo, pero, para san pablo, quien dice que la
autoridad viene de Dios, todos debemos la obligación de abandonar la conexión entre las
ordenes y el orden, y realmente preguntarnos qué clima de obediencia crea la autoridad y que
relaciones de hombre a hombre logramos en un régimen cristiano.

A. La justicia social:
Una autentica justicia cristiana resolvería de antemano y haría innecesario el
Planteamiento, como cuestión nueva, de la justicia social, ya que nos dice que no es
necesario ser cristiano para poder comprender todas las injusticias y desordenes del
mundo, solo hay que ser humano y tener la capacidad para ponernos en el papel del
otro, para poder saber que nos afecta y que nos contribuye, hay es en donde
pondremos entonces la gravedad de nuestra actitud cuando no solo incumplimos las
exigencias de una justicia cristiana, sino también las de la justicia social. El cristianismo
es algo más que reivindicaciones sociales, pero aun así reconocemos que sería
indigno convertirlo en algo propio o necesario del pueblo.
En esta justicia social se promueve el respeto igualitario de los derechos y de las
obligaciones de cada ser humano.
B. La paz:
Según pio XII, se crearía una paz fundada en el reconocimiento de la dignidad
humana, de la justicia y del amor, esta paz requeriría de un orden, fruto de la
cooperación humana en cuanto a la realización del reino de Dios y su justicia.
Se empieza a soñar con que la paz nos va a llover del cielo de la noche a la mañana,
según Luis Vives, nosotros no buscamos la paz, si no la seguridad y el ocio para saciar
nuestras pasiones, no intentamos tener el bien para todos, sino que los otros quieran
nuestro bien, no nos importa amarles, sino que nos amen, y así en lugar de pedirle al
señor lo que realmente necesitamos, le empezamos a pedir lo que todo hombre hoy en
día anhela: las riquezas, los goces, el poder, etc.
La paz se distingue en varios estratos desde una perspectiva y conciencia individual a
la comunidad universal de los hombres, pasando por las distintas sociedades
humanas, y de denunciar en todo vicio, en toda dureza de corazón, un foco de
discordias.
COMENTARIO

La dignidad humana, es consecuencia de nuestro pensamiento, de que nosotros por ser un


animal racional, somos más y merecemos más que las otras especies, aun sabiendo que no
somos un ejemplo para estas, Dios nos ama y nos creo a todos por igual, y no tenemos que
creernos más que alguien, pero Dios nos ama porque somos sus hijos, el nos ve con amor de
padre, pero en realidad puede que ese amor, ni siquiera lo merezcamos, porque somos
pecadores y no respetamos ni amamos a los demás, como el nos ama a nosotros y como él
nos pide que amemos a los demás.

No hay que dejar de lado nuestros gustos, ni placeres, pero hay que saber manejarlos, ya que
si esto se vuelve obsesivo, se saldrá de nuestras manos y ya no será apto para los ojos de
Dios, ya que no estaremos cumpliendo sus enseñanzas de amar al otro, por que cuando a una
persona solo le importa su bienestar y no se preocupa por los demás ahí está dejando de un
lado la paz, la justicias y la dignidad, ya que no será considerado una persona que sigue el
camino de Dios.

Pero aun así si no sigues el camino de Dios tienes que aprender a respetar a los demás, ya
que el mundo no gira en torno a ti, simplemente tu eres un complemento del mundo, el te sirve
a ti, pero tú también tienes que aprender a servirle a él y a sus criaturas, preocupándote por su
bienestar, claro está que no puedes dejarte a ti a un lado, pero si tienes que tratar de contribuir
a las dos.
Samantha Sánchez

Decimo

Ética

Alexander Benítez

C.O.P.R.A.R

16 de Octubre de 2018

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