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INTRODUCCIÓN

La posición realista responde a los problemas metafísicos con una postura confrontada con la realidad que
experimentamos en la vida corriente: existe el cosmos, el mundo y los seres vivos, en particular los seres
inteligentes somos parte de él. No obstante el justificar esta postura presente algunas dificultades que varios
filósofos han intentado responder, y de modo eminente lo hace Aristóteles, quien no sólo formula las
dificultades, sino que las resuelve.

ESTRUCTURA DEL SER: CATEGORÍAS.


El problema principal que se plantea Aristóteles es el de la estructura del ser, el cual lo subdivide en tres
problemas:
1. La estructura del ser en general.
2. La estructura de la substancia.
3. La estructura de la realización.

Estructura del ser en general.


Aristóteles es consciente de la dificultad que plantea este problema, y donde lo afronta con mayor detenimiento
es en la Lógica, en el libro de las Categorías. Se trata de fijar los puntos de vista desde los cuales podemos
afrontar cualquier ser ( el ser en general) y fijarlos conceptualmente. Sin embargo, Aristóteles siguiendo a
Parménides acepta la identidad que hay entre el ser y el pensar, por lo que las categorías no sólo serán
directrices del pensamiento lógico, sino también aspectos generales de todo ser.
Partiendo desde el punto de vista lógico las categorías vienen a ser los diferentes modos en que al observar un
ser puedo describir ese determinado ser, es decir su predicabilidad, la manera en que puedo atribuirle un
predicado a ese sujeto.
La primera manera la llama Aristóteles substancia, que el enumera como la categoría primera, ya que antes de
de describir algún modo de ser de ese sujeto, decimos que es: “es perro, es gato, etc.”. El hecho de decir que
es algo, es que lo consideramos substancia.
La segunda manera de predicar es decir, si es mucho o es poco: algo puede ser grande o pequeño, o un
individuo o muchos. Este modo de ver el ser es la cantidad.
Otra manera de ser es ver cómo se presenta, puedo decir que es rojo, bonito o noble; esto es la cualidad.
También podemos considerar cómo se nos presenta frente a otros seres, y eso es la relación.
De igual modo podemos preguntarnos dónde se encuentra, lo cual nos da el lugar.
Otra pregunta es decir si es ahora, fue o será, lo cual nos da la categoría del tiempo.
Dos puntos de vista que se relacionan es el ver lo que ese ser hace, (un cuchillo corta por ser afilado), o lo que
puede sufrir de otros seres. La primera categoría es la acción y la segunda es la pasión.

Esta es la lista de las ocho categorías que Aristóteles presenta, añadiendo en ocasiones la “posición” y el
“estado”, pero con frecuencia las elimina de la lista, probablemente porque presentan dificultades de tipo
lógico a su esquema de atribuciones.
Como queda dicho esta lista Aristóteles le da un doble enfoque; pueden ser el punto de vista lógico y en este
sentido los llama predicamentos, pues son los atributos más generales que se pueden hacer al formar juicios;
pero desde el punto de vista ontológico son las formas elementales de todo ser, que son el mínimo que de
forma necesaria, para que impresas en la materia, puedan formar un ser.

A esta identidad que establece Aristóteles entre estos dos enfoques Kant critica el hecho de que según él,
Aristóteles no las deduce de un principio general (santo Tomás demostrará que en realidad no es así) sino que
las enumera de modo intuitivo, colocándose frente al ser.

Otra crítica que se le hace es el hecho de incluir en la enumeración de la substancia entre las categorías; la
sustancia no es un modo del ser, sino que es el ser mismo. Esta falla se explica viendo que él parte del punto
de vista lógica, preguntándose los modos en que podemos predicar sobre un ser y el modo más elemental es
el decir “ que es”, aunque si esto se pasa al plano ontológico, si presenta dificultad.

Estructura de la substancia.
Este segundo problema plantea la substancia en sí misma. La substancia es lo que existe, con su esencia y
accidentes. Así a la pregunta “¿quién existe?”, la respuesta sería la substancia.
Pero una segunda pregunta que podríamos hacer es “esto que existe, ¿qué es?”, siendo la respuesta “esto es
un vaso, una jarra etc.”. De modo que hay en la substancia una estructura dual de existir y consistir; de ser en
el sentido existencial y de ser en el sentido esencial.
De aquí parte la formulación de una pareja de conceptos “forma” y “materia” que entran en juego en la
definición esencial de un ser. Forman una unidad absolutamente indivisible, de modo que la forma sin materia
“no es”; contrastando aquí con la teoría de las Ideas de Platón, Aristóteles ve las formas únicamente unidas a
una materia concreta a la que precisamente “informa” y da el ser, puesto que la materia sin la forma tampoco
“es”, no tiene existencia.
El error platónico consistió en dar a la forma existencia; Aristóteles dice que no hay formas separadas de la
materia, pues la substancia (que es lo que existe) es esta unión inseparable de materia y forma en un individuo
concreto; no existe “el hombre” como forma existente, sino Pedro, Juan, es decir, individuos concretos en que
la forma de el hombre se realiza unida a la materia a la que está unida.
Dejando claro que la materia y la forma no pueden separarse en la existencia concreta de los seres, no obstante
la forma o esencia puede ser sujeto de un juicio y atribuirles cierta predicabilidad, como cuando nos
preguntamos sobre qué es ser hombre, es decir, sobre las cualidades de la humanidad (forma del ser hombre).
En este sentido se puede considerar la esencia como substancia; Aristóteles la llama substancia segunda,
término que santo Tomás usa de modo profundo. Pero esta substancia segunda no tiene existencia metafísica
plena, sino sólo la substancia primera, que es siempre individual.
Otra pareja que Aristóteles considera es la de los conceptos: real y posible, los cuales no se identifican con
materia y forma, pues si bien la materia es posibilidad y la forma imprime realidad, la materia sólo es posible
en miras a una forma (el texto lo llama un posible posible); también lo real sólo lo es en cuanto proviene de
lo posible. Por ello esta pareja tiene un sentido más bien lógico, conduciéndonos al hecho de que lo
contradictorio no es posible.
Una tercer pareja que suele corresponder a las dos anteriores es la de “acto – potencia”. Pero al igual que lo
real y lo posible no coincidían de modo exacto con materia y forma, tampoco aquí hay una identidad completa
con las otras dos parejas. La relación de materia y forma se establece como relación estática, eterna y más
metafísica; la pareja real – posible, en un punto de vista lógico, en cuanto que la realidad excluye la
contradicción y la ausencia de esta última hace un ser posible; esta relación de acto y potencia se establece
como relación dinámica, que busca el génesis o formación de las cosas, en cuanto que el acto es el devenir al
ser de la potencia. Esta visión dinámica de Aristóteles nos ayuda ver que su pensamiento tiende más hacia
establecer una igualdad entre el ser natural y el ser fabricado, puesto que materia – forma, nos habla de la
“formación” de esa cosa; “real – posible” de su realización y la relación “acto – potencia” de su actuación.
La estructura del ser y de la substancia culminan en una teoría de la realización.

LAS CUATRO CAUSAS


La teoría de la realización se concreta en las cuatro causas que establece Aristóteles.
Las dos primeras son más fáciles de discernir. La causa material es de qué está hecha la cosa, por ejemplo el
mármol es de lo que está hecha la estatua; mientras que la causa eficiente es aquello con que una cosa es
hecha, por ejemplo, los golpes del cincel del escultor y sus mismas manos del artista.
Las otras dos causas presentan una cierta dificultad. La causa final es el propósito para el que la cosa es hecha
y la causa formal es la idea o esencia de la cosa, que en la cosa material, se haya previamente en la mente del
artífice. La dificultad de la causa final, es precisamente el cómo conocer la finalidad que tiene la cosa para el
artífice, pues puede que a su vez la cosa tenga otro fin, y entonces la causa final del artista sea otra, lo cual
nos puede llevar a un problema al infinito. Pero si se dice que la finalidad es que simplemente sean lo que
tienen que ser, entonces se confunde con la causa formal. El caso en que esto se realiza verdaderamente es en
Dios; en Dios las dos causas coinciden ya que cuando Dios piensa la esencia de una cosa, su pensamiento es
al mismo tiempo creador.
Esto establece la gran diferencia con que la modernidad concibe la causalidad. El legado de Hume nos hace
ver la causalidad como únicamente notar sucesos que acontecen en el tiempo según leyes estables; mientras
que para Aristóteles esta realización del mundo es eterna, en la mente de Dios, como el artífice crea su obra
de arte; Dios que está fuera del tiempo crea su obra con sólo pensarla, de modo que su actuar se identifica con
se pensar; Dios es “pensamiento de pensamientos”. La concepción de causalidad en Aristóteles es la genética
interna de la cosa y no la evolución de la misma en su acontecer temporal.

INTELIGIBILIDAD DEL MUNDO


Para Aristóteles el mundo en que vivimos no sólo existe, sino que además es inteligible para nosotros, puesto
que fue hecho con inteligencia; está dotado de existir, pero también de una esencia comprensible, completando
la teoría platónica diciendo que las formas en realidad no están en el cielo, sino unidas a la materia en la
existencia concreta de las substancias individuales.
Esta inteligibilidad de las cosas se debe a que tienen un origen inteligente: el Dios que las crea las impregna
de su propia inteligencia, pues las crea pensándolas. Por ello la metafísica de Aristóteles culmina en teología,
pues lo que fundamente este ser inteligible de las cosas se funda en la existencia real de un Dios inteligente.

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO: CONCEPTO, JUICIO, RACIOCINIO, DIOS.


El mundo según Aristóteles se presenta como un gran conjunto sistemática en que nada de él es irracional o
incomprensible. Detrás de todo esto Aristóteles tiene una teoría del conocimiento en consonancia con esta
concepción teológica y teleológica de la realidad.
Conocer significa en primer lugar formar conceptos. El concepto es ese conjunto de notas características que
y abstraigo de la percepción de la esencia de una cosa. Así el que más conoce, es que tiene más “logoi”, más
conceptos.
Pero el proceso no se detiene ahí, pues hay que regresar continuamente a ese arsenal de conceptos de la mente
para aplicarlos e identificarlos con las substancias con las que tenemos continuamente contacto, para poder
formular el juicio “este es un caballo”. El conocer de Aristóteles difiere del moderno, en que no busca las
causas antecedentes de las cosas o su acontecer en el tiempo; conocer es tener el concepto y aplicarlo
correctamente.
El tercer momento del intelegir de Aristóteles es el raciocinio, por el que llegamos a conocer substancias que
no tenemos delante a través de la relación de juicios de cosas ya conocidas.
Podemos ver que el conocimiento de Aristóteles es de una jerarquía ordenada de substancias en todo el
universo, que culmina con la idea de Dios, causa primera, ser necesario y fundamento de todo ser contingente.
Por ello es que todos los seres tienden hacia ese Dios, que es pensamiento puro.
El hombre, aunque es un ser entre otros, tiene una chispa divina de inteligencia, que la hace capaz de
comprender, de pensar. Su realización estará en realizar su naturaleza esencialmente inteligente y en realizar
su acto más propio que es el pensar y tanta mayor será su dicha cuanto más realice su naturaleza.
De ahí que santo Tomás de Aquino, en consonancia con Aristóteles dirá que la felicidad de los bienaventurados
en el cielo consistirá en contemplar la verdad, a ese Dios que es inteligencia suprema y no ya de un modo
intermediario por la esencia de las cosas materiales, sino de un modo directo.

INFLUENCIA DE ARISTÓTELES
Aristóteles es un punto clave del pensamiento humano, pues no sólo realiza una gran enciclopedia de
conocimiento natural, sino que su metafísica constituye la base del pensamiento filosófico, unas veces para
aceptarlo, y otras para oponerse a él, aunque el oponerse es ya un modo de considerarlo.
Los árabes redescubren Aristóteles, pero es santo Tomás quien lo desenvuelve del modo más perfecto y lo
entrega a la escolástica posterior, de modo que siempre estará presente en las escuelas filosóficas.
En el renacimiento la teoría aristotélica sufre un eclipse pues nuevos conocimientos sobre el mundo, sobre
todo en concepción mecánica y experimental, el desarrollo de la técnica, hacen dejar de lado la concepción
esencial de las cosas. No obstante no desaparece del todo, pues autores como Leibniz y Hegel la usan con
frecuencia.
Además el método filosófico es una herencia aristotélica (la distinción de conceptos y su aplicación), y la
confrontación con los textos aristotélicos hace ejercitarse y perfeccionarse en ese método.
La distinción cada vez más abierta entre el método de conocimiento fisicomecánico y la comprensión esencial,
que tiene el presente, deja espacio, sin embargo a nuevas aproximaciones a Aristóteles en campos de
psicología o biología, aun sin que los autores de esas corrientes lo sepan.
Aristóteles representa el esfuerzo máximo de estructurar una concepción del universo de tipo realista. Y lo
podemos resumir en varias tesis.
Primera tesis: las cosas existen.
Segunda tesis: Existen las cosas como inteligibles, es decir, además de existir, consisten; tienen esencia y son
inteligibles.
Tercera tesis: existen una Inteligencia, Dios.
Cuarta tesis: el hombre es una de las cosas que existen.
Quinta tesis: el hombres es inteligente relativamente, puesto que participa de la inteligencia que existe.
Sexta tesis: el hombre conoce que las cosas son y lo que las cosas son.
Séptima tesis: la actividad suprema del hombre consiste en el conocimiento.

Estas tesis constituyen el realismo.

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