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La posición realista responde a los problemas metafísicos con una postura confrontada con la realidad que
experimentamos en la vida corriente: existe el cosmos, el mundo y los seres vivos, en particular los seres
inteligentes somos parte de él. No obstante el justificar esta postura presente algunas dificultades que varios
filósofos han intentado responder, y de modo eminente lo hace Aristóteles, quien no sólo formula las
dificultades, sino que las resuelve.
Esta es la lista de las ocho categorías que Aristóteles presenta, añadiendo en ocasiones la “posición” y el
“estado”, pero con frecuencia las elimina de la lista, probablemente porque presentan dificultades de tipo
lógico a su esquema de atribuciones.
Como queda dicho esta lista Aristóteles le da un doble enfoque; pueden ser el punto de vista lógico y en este
sentido los llama predicamentos, pues son los atributos más generales que se pueden hacer al formar juicios;
pero desde el punto de vista ontológico son las formas elementales de todo ser, que son el mínimo que de
forma necesaria, para que impresas en la materia, puedan formar un ser.
A esta identidad que establece Aristóteles entre estos dos enfoques Kant critica el hecho de que según él,
Aristóteles no las deduce de un principio general (santo Tomás demostrará que en realidad no es así) sino que
las enumera de modo intuitivo, colocándose frente al ser.
Otra crítica que se le hace es el hecho de incluir en la enumeración de la substancia entre las categorías; la
sustancia no es un modo del ser, sino que es el ser mismo. Esta falla se explica viendo que él parte del punto
de vista lógica, preguntándose los modos en que podemos predicar sobre un ser y el modo más elemental es
el decir “ que es”, aunque si esto se pasa al plano ontológico, si presenta dificultad.
Estructura de la substancia.
Este segundo problema plantea la substancia en sí misma. La substancia es lo que existe, con su esencia y
accidentes. Así a la pregunta “¿quién existe?”, la respuesta sería la substancia.
Pero una segunda pregunta que podríamos hacer es “esto que existe, ¿qué es?”, siendo la respuesta “esto es
un vaso, una jarra etc.”. De modo que hay en la substancia una estructura dual de existir y consistir; de ser en
el sentido existencial y de ser en el sentido esencial.
De aquí parte la formulación de una pareja de conceptos “forma” y “materia” que entran en juego en la
definición esencial de un ser. Forman una unidad absolutamente indivisible, de modo que la forma sin materia
“no es”; contrastando aquí con la teoría de las Ideas de Platón, Aristóteles ve las formas únicamente unidas a
una materia concreta a la que precisamente “informa” y da el ser, puesto que la materia sin la forma tampoco
“es”, no tiene existencia.
El error platónico consistió en dar a la forma existencia; Aristóteles dice que no hay formas separadas de la
materia, pues la substancia (que es lo que existe) es esta unión inseparable de materia y forma en un individuo
concreto; no existe “el hombre” como forma existente, sino Pedro, Juan, es decir, individuos concretos en que
la forma de el hombre se realiza unida a la materia a la que está unida.
Dejando claro que la materia y la forma no pueden separarse en la existencia concreta de los seres, no obstante
la forma o esencia puede ser sujeto de un juicio y atribuirles cierta predicabilidad, como cuando nos
preguntamos sobre qué es ser hombre, es decir, sobre las cualidades de la humanidad (forma del ser hombre).
En este sentido se puede considerar la esencia como substancia; Aristóteles la llama substancia segunda,
término que santo Tomás usa de modo profundo. Pero esta substancia segunda no tiene existencia metafísica
plena, sino sólo la substancia primera, que es siempre individual.
Otra pareja que Aristóteles considera es la de los conceptos: real y posible, los cuales no se identifican con
materia y forma, pues si bien la materia es posibilidad y la forma imprime realidad, la materia sólo es posible
en miras a una forma (el texto lo llama un posible posible); también lo real sólo lo es en cuanto proviene de
lo posible. Por ello esta pareja tiene un sentido más bien lógico, conduciéndonos al hecho de que lo
contradictorio no es posible.
Una tercer pareja que suele corresponder a las dos anteriores es la de “acto – potencia”. Pero al igual que lo
real y lo posible no coincidían de modo exacto con materia y forma, tampoco aquí hay una identidad completa
con las otras dos parejas. La relación de materia y forma se establece como relación estática, eterna y más
metafísica; la pareja real – posible, en un punto de vista lógico, en cuanto que la realidad excluye la
contradicción y la ausencia de esta última hace un ser posible; esta relación de acto y potencia se establece
como relación dinámica, que busca el génesis o formación de las cosas, en cuanto que el acto es el devenir al
ser de la potencia. Esta visión dinámica de Aristóteles nos ayuda ver que su pensamiento tiende más hacia
establecer una igualdad entre el ser natural y el ser fabricado, puesto que materia – forma, nos habla de la
“formación” de esa cosa; “real – posible” de su realización y la relación “acto – potencia” de su actuación.
La estructura del ser y de la substancia culminan en una teoría de la realización.
INFLUENCIA DE ARISTÓTELES
Aristóteles es un punto clave del pensamiento humano, pues no sólo realiza una gran enciclopedia de
conocimiento natural, sino que su metafísica constituye la base del pensamiento filosófico, unas veces para
aceptarlo, y otras para oponerse a él, aunque el oponerse es ya un modo de considerarlo.
Los árabes redescubren Aristóteles, pero es santo Tomás quien lo desenvuelve del modo más perfecto y lo
entrega a la escolástica posterior, de modo que siempre estará presente en las escuelas filosóficas.
En el renacimiento la teoría aristotélica sufre un eclipse pues nuevos conocimientos sobre el mundo, sobre
todo en concepción mecánica y experimental, el desarrollo de la técnica, hacen dejar de lado la concepción
esencial de las cosas. No obstante no desaparece del todo, pues autores como Leibniz y Hegel la usan con
frecuencia.
Además el método filosófico es una herencia aristotélica (la distinción de conceptos y su aplicación), y la
confrontación con los textos aristotélicos hace ejercitarse y perfeccionarse en ese método.
La distinción cada vez más abierta entre el método de conocimiento fisicomecánico y la comprensión esencial,
que tiene el presente, deja espacio, sin embargo a nuevas aproximaciones a Aristóteles en campos de
psicología o biología, aun sin que los autores de esas corrientes lo sepan.
Aristóteles representa el esfuerzo máximo de estructurar una concepción del universo de tipo realista. Y lo
podemos resumir en varias tesis.
Primera tesis: las cosas existen.
Segunda tesis: Existen las cosas como inteligibles, es decir, además de existir, consisten; tienen esencia y son
inteligibles.
Tercera tesis: existen una Inteligencia, Dios.
Cuarta tesis: el hombre es una de las cosas que existen.
Quinta tesis: el hombres es inteligente relativamente, puesto que participa de la inteligencia que existe.
Sexta tesis: el hombre conoce que las cosas son y lo que las cosas son.
Séptima tesis: la actividad suprema del hombre consiste en el conocimiento.