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1.1.

Introducción a la Economía Ambiental

Antes de empezar a hablar de Economía Ambiental es importante considerar algunas definiciones. Primero, cuando
hablamos de economía nos referimos a una población compuesta por agentes económicos, las instituciones (incluyendo las
empresas y el gobierno) y las diferentes interrelaciones entre los agentes y las instituciones representadas en los mercados.
También podemos decir que la economía trata sobre el estudio de cómo y por qué los individuos y grupos en la sociedad
toman decisiones sobre el uso y la distribución de recursos humanos y no humanos valiosos. Esta ciencia además de
dedicarse al estudio de las ganancias financieras de los agentes obtenidos a partir de la toma de decisiones desde el punto
de vista privado, se dedica también, a analizar situaciones de escasez de los recursos desde el punto de vista de la eficiencia
económica.

La eficiencia económica tiene que ver con la asignación de los recursos a sus mejores usos. Considerando como “mejores
usos” todos aquellos que generan los “mayores valores económicos”. Al respecto, existe un gran volumen de literatura
teórica y de evidencia empírica que respalda la hipótesis de que “si contamos con mercados competitivos, podemos alcanzar
asignaciones eficientes desde el punto de vista económico que maximicen el bienestar económico de la sociedad1". Esta
eficiencia económica es expresada en términos de asignaciones eficientes en el sentido de Pareto. Un asignación eficiente
será un punto “Optimo de Pareto” si al alcanzar un nivel máximo de bienestar económico, la sociedad ha agotado las
ganancias derivadas del intercambio. En términos de evaluación de políticas públicas, este punto es llamado “primer mejor”.
Para que podamos alcanzar la condición de Óptimo de Pareto es muy importante la existencia de mercados competitivos2.
Sin embargo, los mercados competitivos, llamados también mercado completos, en algunas ocasiones son incapaces de
generar asignaciones eficientes de algunos bienes y/o servicios. Por consiguiente, la pregunta que debemos hacernos ahora
es ¿Por qué pasa esto?

La justificación que proporcionan algunos economistas 3 es que los mercados competitivos fracasan en asignar de manera
eficiente bienes y servicios cuando estos últimos tienen características de bienes públicos, cuando se encuentra presente el
problema de las externalidades y cuando se tienen problemas de información. Todo esto conduce a asignaciones no
eficientes en el sentido de Pareto que producen pérdidas en el bienestar económico de la sociedad. Este problema se
presenta con mucha frecuencia en asignaciones de recursos naturales y ambientales. La consecuencia final de ineficiencia
derivada de la asignación de usos inadecuados se manifiesta en una degradación y agotamiento de los recursos naturales
y ambientales. Esta es la fuente principal de problemas que tienen que ser tratados por la economía del medio ambiente y
de los recursos naturales.

Los recursos naturales y ambientales al ser utilizados por los individuos tanto en actividades de consumo como de producción
generan bienestar para la sociedad. Debido a esto los individuos pueden ser considerar el hecho de asignar un valor
económico para estos y por consiguiente poder tratarlos como activos económicos. Sin embargo, al fracasar los mercados
en la asignación de estos tipos de recursos4, lo más común es que la sociedad los subvalore. Todo lo anterior justifica la
creación de una rama de la economía que trate de estudiar estos problemas y trate de brindar soluciones para estos, esta
rama de la economía se llama
“Economía Ambiental”. La economía ambiental provee las herramientas analíticas y cuantitativas para estudiar y tratar de
dar soluciones a los problemas de asignación ineficiente de recursos naturales y ambientales en la sociedad.
De manera más exacta, ¿qué es la Economía Ambiental?, según Kolstad (2000), la “Economía ambiental estudia los
impactos de la economía sobre el medio ambiente, la importancia del medio ambiente para la economía y la manera
apropiada de regular la actividad económica con miras a alcanzar un equilibrio entre las metas de conservación ambiental,
de crecimiento económico y otras metas sociales, como por ejemplo, el desarrollo económico y la equidad
intergeneracional”.

Es claro que los actuales problemas ambientales son el reflejo de un problema de actitud por parte de las personas que
habitan el planeta. Si todas las personas5 desarrollaran sus actividades dentro de un patrón de comportamiento compatible
con la conservación y preservación del medio ambiente, los graves problemas ambientales enfrentados en la actualidad no
existirían. La educación ambiental es una solución planteada para el problema de la contaminación ambiental totalmente
desligada de la perspectiva económica. Esta propone una serie de procedimientos que persiguen como objetivo modificar
el comportamiento de los individuos hacia patrones de conducta más compatibles con el medio ambiente. Si bien esto puede
traer buenos resultados, sobre todo en el largo plazo6, no es una solución total a este problema debido a la necesidad
primordial de disminuir los niveles actuales de contaminación y de degradación ambiental a todo lo largo del planeta. La
economía ambiental propone un tratamiento distinto que puede generar soluciones al problema ambiental dentro de un
período de tiempo relativamente corto.

La Economía Ambiental es la encargada de establecer la diferencia cuando una sustancia química es un mal o un bien para
la sociedad. Un ejemplo de esto puede ser el caso del dióxido de carbono. Esta sustancia puede ser generada como un
subproducto a partir de un proceso de producción de un bien que necesita la sociedad. Es decir, las personas que actúan
como consumidores en la economía necesitan el bien asociado con el dióxido de carbono pero al mismo tiempo obtienen
desutilidad (daño) debido a la contaminación originada por el dióxido de carbono. Kolstad (2000), afirma que la esencia del
problema ambiental en el comportamiento de los individuos en la Economía – como se desarrolla la conducta maximizadora
de beneficios de los productores y la conducta maximizadora de utilidad de los consumidores. Según este autor, sin la
presencia de la Economía, muchos de los problemas ambientales actuales serían simplemente preguntas de investigación
para los biólogos o químicos sin tener ninguna repercusión en términos de política.

En el mercado de la mayoría de bienes y servicios de una Economía moderna, raramente se igualan los costos de producción
con la demanda de los consumidores para derivar la cantidad óptima de contaminación permisible por la sociedad. El
problema con los mercados es que estos no trabajan en función de obtener el nivel de contaminación deseable desde el
punto de vista social. Un aspecto clave para que los mercados no contribuyan a generar el nivel de contaminación óptimo
social es que los óptimos privados, generados tanto por el lado del consumo como por el lado de la producción, no son
compatibles con el óptimo social7.

Una de las herramientas más poderosas planteadas por la Economía Ambiental son los incentivos económicos para el control
de la contaminación8. Un incentivo, según Fields (1997), es algo que atrae o repele a las personas y las hace modificar su
comportamiento en alguna dirección. Luego, un incentivo económico sería algo en “el mundo económico” que hace que las
personas tomen una decisión en cierta dirección, siendo esta la mejor dentro de un conjunto de decisiones posibles, tal que
los individuos maximicen su utilidad, tanto en actividades de consumo como de producción. En la actualidad, existe un gran
volumen de literatura sobre incentivos económicos para la regulación entre los cuales se incluyen desarrollos teóricos y
empíricos que demuestran la eficacia en el control de la contaminación9. Con esta herramienta y otras más10, la economía
ambiental da respuestas a algunas de las preguntas más trascendentales acerca de los problemas ambientales que aquejan
al mundo actual. Algunas de estas preguntas son:

• ¿Cuáles son los incentivos para la generación de contaminación?


• ¿Cuáles son los costos de limpiar la contaminación?
• ¿Cuáles son las ganancias netas para la sociedad derivadas del control de la contaminación?

• ¿Cuál es el balance correcto entre los costos del control y las ganancias obtenidas del control?

• ¿Cuáles son los mecanismos regulatorios que pueden ser diseñados para asegurar un balance adecuado entre
costos y ganancias?

• ¿Algunas veces estos objetivos son fáciles de cumplir y en otras veces son excesivamente complejos?

Aunque la Economía Ambiental se origina a partir de finales de la década de los 50´s e inicios de los 60´s, es hasta la década
de los 70´s que logra experimentar un gran salto en cuanto a su importancia como una herramienta de análisis de los
problemas económicos relacionados con el medio ambiente. En la actualidad los permisos mercadeables para el control de
la contaminación son de mucha utilidad para la regulación de los problemas de contaminación del aire. Por su parte, los
métodos de valoración son una parte integral de la prevención ambiental, y están siendo utilizados en los procesos de toma
de decisiones relacionados con la viabilidad de proyectos y/o políticas públicas que traen consigo impactos sobre el medio
ambiente. Además, la economía ambiental está jugando un papel muy importante en el debate actual acerca del
calentamiento climático.
La siguiente sección de este capítulo hace una exposición de cómo la economía ambiental se relaciona con la política
ambiental. Luego, se examina la relación de la economía ambiental con otras disciplinas de la economía. En la cuarta sección
se discuten dos términos muy importantes y actuales originados de toda la discusión sobre medio ambiente y economía –
la ecología económica y la economía ambiental. En la quinta sección se discuten un poco las diferencias entre la economía
ambiental y la economía de recursos naturales. En la última sección se habla un poco de los tipos de economía y su
importancia para el estudio de la economía ambiental.

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