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El GRL PWR: sin baile, no hay revolución

Por La Ruse.

Durante tres días, veintitrés bandas y alrededor de 4000 personas conformaron la segunda
edición del Festival GRL PWR en Córdoba. El evento mostró la reivindicación del potencial de las
mujeres e identidades disidentes en las producciones artístico-musicales que ha sido históricamente
invisibilizado por el sistema y norma heteropatriarcal capitalista. La magnitud del evento y la
profesionalidad tanto de las organizadoras como de las artistas, tiraron por la borda y ridiculizaron
los misóginos dichos del organizador del Cosquín Rock, José Palazzo, quien días antes de este
Festival afirmara: “si yo tuviera que poner el 30% -de mujeres-, tal vez no lo podría llenar con
artistas talentosas y tendría que llenarlo por cumplir ese cupo. Esas artistas no estarían a la altura
del festival”.
En el GRL PWR participaron artistas nacionales e internacionales como así también
referentes de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. En las charlas de
presentación se destacó la importancia histórica de las luchas feministas a todo nivel social y
geopolítico.
La apertura tuvo lugar el miércoles 16 en Club Paraguay. Allí tocaron la conocida banda
rusa Pussy Riot, el grupo residente local Tranki Punki, la banda misionera Terror Manija y el grupo
Mili Burton. Su segunda jornada fue en el Cineclub Municipal Hugo del Carril con un ciclo de
cine Grl Pwr. El último día se desarrolló el jueves 18 en el Quality Espacio, donde tocaron, en tres
escenarios distintos, Anita Tijoux, Miss Bolivia, Sara Hebe, Marilina Bertoldi, Miss Nina, She
Devils, Missil, Kumbia Queers, Color, Mami, La Femme d` Argent, Ibiza Pareo, Las Ex, Amazonas
Crew, Hienas, Fresa Kill, Cande Lirio, Maga Speranza y Escenario Sofar. La tercera jornada
también contó con un Taller de Defensa Personal, muralismo en vivo con Marte, espacio para
patinadoras y feria en simultaneidad de los recitales y de los stand up de Señorita Bimbo y
Custodio; charlas y debates con Barbi Recanati, Julia Mengolini, Ofelia Fernández y La Cope.
El GRL PWR es un evento producido, gestionado, organizado, coordinado y llevado
adelante por mujeres; en el que incluso la “contención”, es decir lo que habitualmente se denomina
“seguridad”, fue hecha por mujeres. A cada nivel pudo observarse detalles necesarios en la
organización como cantidad suficiente de dispensadores de agua, hasta el final, y la posibilidad de
contar con opción vegana para comer. En el lugar se percibió un ambiente libre de violencias
machistas en el que se respiraba camaradería, respeto y diversión. En los baños -mixtos por acción
espontanea de les usuaries- podían leerse carteles con indicaciones claras como “No se tolerarán
actitudes: machistas, misóginas, capacitistas, homo/lesbo/bi/trans/gordo - odiantes”; “Aflojale con
el acoso”; e incluso hasta un breve “Test gratuito para chongues”, cuyas breves preguntas
apuntaban a la reflexión y deconstrucción de la idea naturalizada que tienen las identidades
masculinas hegemónicas sobre la cosificación de la mujer y la propiedad sobre los cuerpos, en
especial de los cuerpos féminos. Y sobre el consentimiento y el acoso como formas de violencias
machistas patriarcales.
Test gratuito para chongues. Baño del Festival GRL PWR.

Además del reclamo por el Derecho al Aborto Legal, algunas de las reivindicaciones y
dichos de lxs artistas que pasaron por la escena fueron: “Hay otra América Latina posible, podemos
construir un feminismo anticapitalista y popular", Ana Tijoux. “Lo importante es que estamos acá
juntes demostrando que se pueden hacer las cosas de otra manera", Patricia Pietrafesa, cantante de
She Devils y bajista de Kumbia Queers. Sara Hebe para las que están privadas de libertad dijo:
"Ni una menos en las cárceles. Para ellas que no tienen prensa". Martilina Bertoldi, quien además
de reivindicar la libertad de las identidades de género y de ser una defensora del derecho por la Ley
de cupo femenino, recordó que cuando era niña le decían “que no tocara la batería porque era para
varones”.
Se destaca el recitado que hizo una de las Pussy Riot en la apertura. En el que evocó a una
serie de luchadoras antipatriarcales y anticapitalistas para unirse a ellas: las kurdas, palestinas,
mexicanas, zapatistas, hondureñas, las maestras rurales, negras, lesbianas, disidentes; como así
también varias referentes luchadoras, como Berta Cáceres, indígena lenca, activista, feminista,
ecologista; asesinada en marzo de 2016, por defender los territorios en contra de las
multinacionales, en específico, del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, de la empresa Desa, en
Honduras.
Asimismo, el manifiesto recitado reivindicó a “la marimacha, la que se toma libertades de
hombres, empleos, privilegios, puestos políticos de hombres, yo soy la que sale de madrugada a
divertirse la misma que le exige al estado sus derechos de volver entera a casa (…) Yo soy 8M; yo
si te creo; y advierto: mi cuerpo es mi primer territorio (…) me multiplico por millones y contesto
'Mirá cómo nos ponemos'. (…) Señor Macri, valentía y verdad por favor. Somos 30 mil las víctimas
del terrorismo de Estado (…) Yo soy Santiago Maldonado (…) Señora Bullrich, las únicas armas
de grueso calibre que conozco son las de mi cabeza. ¿Me reconocés? No pasés de largo, yo soy la
revolución de la Plaza de Mayo, soy la pecadora, la del pañuelo verde, y lo tengo bien en alto con
la consigna mi cuerpo mi decisión. Yo soy niña no madre, soy la de carácter fuerte, yo soy Lucía
Pérez. Estado feminicida ¡escuchanos! Pudiste violarme, desaparecerme, pero te doy mi palabra:
vienen tropas de abuelas, caravanas de madres. No duele que nos rompan los huesos, tanto como
quienes miran en silencio. Te doy el honor de mi palabra: no habrá sobre la faz de la Tierra
fascismo, dictadura, prensa, capaz de amordazar este grito porque vivas nos queremos. Ni una
menos”.

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