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EL NIÑO ARTILLERO

Narciso Mendoza (1800 - 1888), conocido como el Niño Artillero, fue un


niño militar insurgente que participó en la guerra de la independencia de
México como parte del batallón Infantil que creó José María Morelos y
Pavón luego de que la insurgencia ocupó Cuautla de Amilpas en
diciembre de 1811. Esta tropa infantil se conoce con el nombre de Los
Emulantes y estuvo a cargo de Juan Nepomuceno Almonte, hijo biológico
de José María Morelos y Pavón.
Narciso Mendoza nació en la Villa de Cuautla, Morelos en el año de 1800,
aunque se desconoce la fecha exacta. Cuando ocurrió el sitio de Cuautla,
Mendoza tenía doce años. En aquel asedio, los realistas tomaron la
ciudad e incendiaron la población. Cuando el ejército de Félix María
Calleja estaba por tomar el barrio de San Diego, fueron sorprendidos por
Narciso Mendoza, quien cargó el cañón y lo disparó. Esto motivó la huida
de los españoles y el regreso de los generales Galeana y Matamoros a la
población.
Narciso Mendoza pasó a formar parte del ejército de Morelos.
Posteriormente al consolidarse la República, en el Ejército Mexicano
alcanzó el grado de teniente coronel, pero luego fue desterrado a
Centroamérica. A punto de morir volvió a Cuautla, donde murió el 27 de
febrero de 1888.
La razón por la que fue desterrado probablemente se debió a que luchó
a favor del segundo imperio apoyando a su amigo, Juan Nepomuceno
Almonte.
Héroe es aquel que lucha por lo que cree. Los ganadores determinan
cómo son recordados por la historia.
EL CAMPO MEXICANO
La agricultura sigue siendo una de las actividades más importantes para
la economía mundial, pues de ella depende la alimentación primaria de
millones de personas. El clima, la riqueza del suelo, lo mismo que la
extensión territorial, son factores determinantes para la capacidad
productiva de un país, sin embargo, también influyen drásticamente la
demanda de esos productos, la competencia de precios y la
infraestructura que se crea alrededor para hacer rentable la producción.
En México, pese a tener una gran extensión territorial, clima y suelo
fértil, hay otros elementos adversos que han producido una drástica
modificación en la capacidad productiva. Por un lado se encuentran los
factores climáticos, que según los expertos, son el resultado del lento
pero visible deterioro del equilibrio ecológico, y que originan que los
temporales, antes previsibles, ya no puedan anticiparse con la misma
precisión, y que además, pongan en riesgo no sólo las cosechas, sino
también los recursos naturales y la vida de la población aledaña a zonas
de riesgo.
Además, de los cambios climáticos, en el caso de muchos países dentro
de los que se incluye México, el campo sufre impactos derivados de las
relaciones económicas, y particularmente de los tratados comerciales.
Aunque en este caso, dichos acuerdos benefician a los países al
proveerles de mercados mundiales, y fomentar la demanda de
productos y servicios, también se producen daños a los pequeños
propietarios, ya que se requiere de dar continuidad a la inversión
necesaria para semillas, abonos, maquinaria y mano de obra.
Al mismo tiempo, el campesino mexicano se enfrenta a una desigual
competencia entre aquellos productores que subsidiados por su
gobierno, como el caso de Estados Unidos dentro del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte, permite a través de leyes que haya un
incentivo para la producción del campo, lo que abarata literalmente los
costos de producción, contra los que no pueden competir los
productores mexicanos.
Otra influencia a la que el campo mexicano se enfrenta es la de elegir
entre aquellos productos que se consumen en el mercado interno, como
el arroz, y aquellos que tienen mayor demanda de exportación, lo que ha
impactado en la reducción de extensiones cultivables de este cereal, que
es sustituido por cultivos de crecimiento más acelerado y que pueden
compartir el terreno con otras especies. De ahí que muchos granos y
oleaginosas que se producían por la agricultura nacional, hoy tengan
que ser importados de países, tal como el maíz, frijol y trigo.
Aunque el Gobierno Federal, a través de la Secretaría de Agricultura,
Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, coordina programas
regionales, estatales y municipales, es imperante la reestructuración del
campo mexicano. Vincular a otros actores como centros de
investigación, universidades y organismos no gubernamentales, que
apoyen el desarrollo de productos mejorados para resistir los embates
temporales, y las plagas, lo mismo que mejorar el rendimiento por
hectárea, son algunas alternativas para combatir el rezago en este
sector.
Al mismo tiempo, se requiere una revisión de los sectores en particular,
pues cada uno vive problemáticas diferentes que redundan en el
impacto a los costos de producción, complejidad en las cadenas
productivas, e ineficacia en la competitividad, tan necesaria en una
etapa de libre comercio como la que vive el país.
La reforma al campo que propuso el presidente Enrique Peña Nieto será
entregada antes de que concluya este año, después de termine el
análisis de los ocho foros temáticos con organizaciones sociales y
privadas, así como los siete foros regionales que organiza la
administración federal, aseguró Enrique Martínez y Martínez, titular de la
Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y
Alimentación (Sagarpa).
Sin embargo, el funcionario dijo que no es necesario que la reforma al
campo sea turnada al Congreso de la Unión para su discusión y
aprobación con el fin de ver avances en el sector, ya que existen
opciones que pueden impulsar al agro mexicano sin cambios legales,
como es la oferta de tasas competitivas en el financiamiento por parte
de la banca de desarrollo y el acceso a una producción de fertilizantes
por la reforma energética.
“No estamos esperando a que la reforma pase por el Congreso, (si no
que) terminando los foros hay dos vertientes para trabajar en las
sinergias que no requieren un cambio a las leyes” dijo.
Pero no todo es miel sobre hojuelas para los planes del gobierno federal.
Existen problemas añejos que se interponen en los esfuerzos de las
autoridades, según científicos y expertos en el Foro Nacional Temático
‘Biotecnología, insumos estratégicos (semillas y fertilizantes) y
equipamiento’ que se celebra en Irapuato, Guanajuato.
A continuación te presentamos los 5 puntos que ahorcan actualmente al
campo mexicano, de acuerdo con la opinión de especialistas y
científicos.
1. Falta de uso de la biotecnología
Los recursos legales interpuestos contra el uso de semillas
genéticamente modificadas y la falta de permisos de las autoridades no
han permitido incorporar el uso de la biotecnología en los procesos
productivos del campo, por lo que es necesario su impulso para elevar la
productividad de este sector.
“Es urgente que el gobierno se pronuncie a favor de los transgénicos”,
dijo Luis Herrera Estrella, profesor investigador del Centro de
Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional
(Cinvestav).
En este sentido, Enrique Martínez se manifestó favorablemente hacia el
uso de la tecnología agrícola en México, versión que también comparte
Francisco Bolívar Zapata, coordinador de Ciencia, Tecnología e
Innovación de la Oficina de la Presidencia de la República, como lo dio a
conocer previamente esta publicación.

2. Uso de fertilizantes químicos


El uso de fertilizantes químicos es uno de los costos más grandes para
los campesinos del país. El uso de estos productos se ha incrementado 5
veces en la última década y representa el 50% de la estructura de
costos en la producción del maíz.
“La biotecnología es el amigo más viable para impulsar el agro
mexicano”, dijo Marcel Morales Ibarra, director general de Biofábrica
Siglo XXI.
El especialista recomendó que se impulse una industria de bio
fertilizantes, los cuales no dañan el medio ambiente y resultan más
económicos.

3. Industria débil
El mercado de semillas y la oferta de maquinaría para el campo se
encuentra en poder de las empresas trasnacionales, mientras que en
México no existen compañías locales que compitan, hecho que genera
una dependencia hacia la tecnología del exterior.
“Hay falta de máquinas especializadas por producción”, aseguró Ricardo
Cabañas Sierra, gerente de cuentas estratégicas de John Deere.

4. Ciencia y empresa
Potenciar el uso de la ciencia en el campo y generar empresas es un
asunto que requiere de cambios jurídicos que permitan a los científicos
ser socios de las empresas para promover sus investigaciones en el
ámbito comercial, comentó Luis Herrera del Cinvestav.
Actualmente, 90% de la producción de semillas certificadas se encuentra
en manos de dos empresas trasnacionales.

5. Sin brújula
Hasta el momento, la Sagarpa no cuenta con una previsión de los
recursos necesarios para impulsar al campo, así como del impacto
económico que podría generar la reforma, reconoció Martínez y
Martínez.

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