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Existen dos tipos de hipertensión arterial:

 Hipertensión primaria. Esta también se llama hipertensión


esencial. Se la denomina así cuando no existe una causa conocida
de la hipertensión arterial. Este es el tipo más común de hipertensión
arterial. Por lo general, este tipo tarda muchos años en aparecer.
Probablemente sea resultado de su estilo de vida, su entorno y cómo
su cuerpo cambia a medida que envejece.
 Hipertensión secundaria. Esta se produce cuando un problema de
salud o un medicamento provoca su hipertensión arterial. Los
factores que pueden causar hipertensión secundaria incluyen:
o problemas renales
o apnea del sueño
o problemas de tiroides o glándulas suprarrenales
o algunos medicamentos.

¿Cómo se diagnostica la
hipertensión arterial?
La hipertensión arterial se diagnostica con un monitor de presión arterial.
Esta es una prueba común en todas las consultas médicas. Un
enfermero colocará una banda (brazalete) alrededor de su brazo. La
banda está conectada a una pequeña bomba y a un medidor. El
profesional apretará la bomba. Usted sentirá presión alrededor del brazo.
Luego, el profesional se detendrá y mirará el medidor. Aparecerán dos
números que conforman su presión arterial. El número superior es su
valor sistólico (la presión sanguínea máxima cuando su corazón está
expulsando la sangre). El número inferior es su valor diastólico (la
presión cuando su corazón se llena de sangre). También puede escuchar
al médico o la enfermera decir que la presión arterial es “120 sobre 80”.

 La presión arterial normal es inferior a 120 en el valor más alto y


menor a 80 en el valor más bajo.
 Los niveles de prehipertensión son 120-139 en el valor más alto y 80-
89 en el valor más bajo.
 La hipertensión arterial de la etapa 1 es 140-159 en el valor más alto
y 90-99 en el valor más bajo.
 La hipertensión arterial de la etapa 2 es 160 en el valor más alto y
100 o más en el valor más bajo.

Cuanto más alta sea su presión arterial, más a menudo necesitará


controlarla. Después de los 18 años, controle su presión arterial al menos
una vez cada dos años. Hágalo con más frecuencia si ha tenido
hipertensión arterial en el pasado.

La hipertensión pulmonar se clasifica en cinco grupos, según la causa.

Grupo 1: Hipertensión arterial pulmonar

 Causa desconocida, denominada «hipertensión arterial pulmonar idiopática»

 La mutación de un gen específico que puede hacer que las familias tengan
hipertensión pulmonar, también denominada «hipertensión arterial pulmonar
hereditaria»

 Determinados medicamentos, como algunos medicamentos dietéticos con receta o


drogas ilegales como las metanfetaminas, o determinadas toxinas
 Anomalías cardíacas presentes al momento del nacimiento (enfermedad cardíaca
congénita)

 Otras enfermedades, como trastornos del tejido conjuntivo (esclerodermia, lupus,


otros), infección por VIH o enfermedad hepática crónica (cirrosis)
Grupo 2: Hipertensión pulmonar causada por enfermedad cardíaca del lado
izquierdo

 Enfermedad cardíaca de la válvula izquierda, como enfermedad de la válvula mitral


o aórtica

 Insuficiencia de la cavidad cardíaca izquierda inferior (ventrículo izquierdo) del


corazón
Grupo 3: Hipertensión pulmonar causada por enfermedad pulmonar

 Enfermedad pulmonar obstructiva crónica, como enfisema

 Enfermedad pulmonar, como fibrosis pulmonar, una afección que ocasiona


cicatrización en el tejido entre los sacos de aire de los pulmones (intersticio)

 Apnea del sueño y otros trastornos del sueño

 Exposición a largo plazo a altitudes altas en personas que pueden tener un riesgo
mayor de hipertensión pulmonar
Grupo 4: Hipertensión pulmonar causada por coágulos sanguíneos crónicos

 Coágulos sanguíneos crónicos en los pulmones (embolia)


Grupo 5: Hipertensión pulmonar asociada a otras afecciones que tienen motivos
poco claros de por qué se produce la hipertensión pulmonar

 Trastornos de la sangre

 Trastornos que afectan a varios órganos del cuerpo, como la sarcoidosis

 Trastornos metabólicos, como la enfermedad de almacenamiento de glucógeno

 Tumores que presionan las arterias pulmonares


Síndrome de Eisenmenger e hipertensión pulmonar

Síndrome de Eisenmenger, un tipo de enfermedad cardíaca congénita que causa


hipertensión pulmonar. Es causado con mayor frecuencia por un orificio grande en
el corazón entre las dos cavidades cardíacas inferiores (ventrículos), denominado
«comunicación interventricular».

Este orificio en el corazón hace que la sangre circule en el corazón de forma


anormal. La sangre que transporta oxígeno (sangre roja) se mezcla con la sangre
con poco oxígeno (sangre azul). La sangre vuelve entonces a los pulmones en
lugar de ir al resto del cuerpo, aumenta la presión en las arterias pulmonares y
causa hipertensión pulmonar.

Factores de riesgo

Tu riesgo de padecer hipertensión pulmonar puede ser mayor si:

 Eres un adulto joven, ya que la hipertensión arterial pulmonar idiopática

Diagnóstico

Es difícil diagnosticar la hipertensión pulmonar de manera precoz debido a que a


menudo no se detecta en una exploración física de rutina. Incluso cuando la
enfermedad está más avanzada, los signos y síntomas son similares a los de otras
afecciones cardíacas y pulmonares.

Para diagnosticar la enfermedad, el médico revisará tu historia clínica y tus


antecedentes familiares; evaluará tus signos y síntomas y te hará una exploración
física. Es posible que los médicos soliciten varias pruebas para diagnosticar la
hipertensión pulmonar, determinar la gravedad de la enfermedad y averiguar su
causa. Algunas de las pruebas son:

 Ecocardiograma. Las ondas sonoras pueden crear imágenes en movimiento


del corazón latiendo. Un ecocardiograma puede ayudar al médico a verificar
el tamaño y el funcionamiento del ventrículo derecho y el espesor de la pared
del ventrículo derecho. Un ecocardiograma también puede mostrar el
funcionamiento de las cavidades y válvulas cardíacas. Los médicos también
pueden usarlo para medir la presión de las arterias pulmonares.

En algunos casos, el médico recomendará un ecocardiograma de ejercicio


para determinar cómo funcionan el corazón y los pulmones bajo estrés. En
esta prueba, se te realizará un ecocardiograma antes de ejercitarte en una
bicicleta fija o cinta y otra prueba inmediatamente después. Esto podría
realizarse como una prueba de consumo de oxígeno, en la que tienes que
usar una máscara que evalúa la capacidad del corazón y de los pulmones
para lidiar con el oxígeno y el dióxido de carbono.

También se pueden realizar otras pruebas de ejercicio. Estas pruebas


ayudan a determinar la gravedad y la causa de la enfermedad. También
pueden realizarse en las consultas de seguimiento para verificar que los
tratamientos estén siendo eficaces.

 Radiografía de tórax. Una radiografía de tórax puede mostrar imágenes del


corazón, los pulmones y el tórax. Esta prueba puede mostrar el agrandamiento del
ventrículo derecho del corazón o de las arterias pulmonares, que puede producirse
en la hipertensión pulmonar. Esta prueba también se puede usar para identificar
otras enfermedades que puedan causar hipertensión pulmonar.

 Electrocardiograma. Esta prueba no invasiva muestra los patrones eléctricos del


corazón y puede detectar ritmos anormales. Los médicos también pueden ver signos
de agrandamiento o distensión del ventrículo derecho.

 Cateterismo cardíaco derecho. Después de un ecocardiograma, si el


médico considera que tienes hipertensión pulmonar, es probable que se
realice un cateterismo del lado derecho del corazón. Esta prueba a menudo
ayuda a confirmar que tienes hipertensión pulmonar y a determinar la
gravedad de tu enfermedad.

Durante el procedimiento, un cardiólogo coloca un tubo delgado y flexible


(catéter) en una vena en el cuello o la ingle. El catéter se inserta luego en el
ventrículo derecho y en la arteria pulmonar.

El cateterismo del lado derecho del corazón permite al médico medir


directamente la presión en las principales arterias pulmonares y en el
ventrículo derecho. También se utiliza para ver qué efecto pueden tener los
distintos medicamentos en la hipertensión pulmonar.

 Análisis de sangre. El médico podría pedirte análisis de sangre para verificar


ciertas sustancias en la sangre que podrían mostrar que tienes hipertensión
pulmonar o sus complicaciones. Los análisis de sangre también pueden probar otras
enfermedades que puedan estar provocando la enfermedad.

Es posible que el médico solicite pruebas adicionales para verificar el estado de


los pulmones y las arterias pulmonares y para determinar la causa de tu
enfermedad, entre ellas:

 Exploración por tomografía computarizada (TC). En una exploración por


tomografía computarizada, te recuestas en una camilla dentro de una
máquina con forma circular. La tomografía computarizada utiliza rayos X para
generar imágenes transversales del cuerpo. Es posible que los médicos
inyecten un tinte en los vasos sanguíneos que sirve para que las arterias
sean más visibles en las imágenes de la tomografía computarizada
(angiografía por tomografía computarizada).

Los médicos pueden utilizar esta prueba para observar el tamaño y la función
del corazón y para detectar si hay coágulos sanguíneos en las arterias de los
pulmones.

 Imágenes por resonancia magnética (RM). Esta prueba puede utilizarse para
verificar la función del ventrículo derecho y el flujo sanguíneo en las arterias de los
pulmones. Durante la prueba, te recostarás sobre una camilla movible que se
desliza hacia el interior del túnel del escáner. La resonancia magnética utiliza un
campo magnético y pulsos de energía de onda de radio para generar imágenes del
cuerpo.
 Prueba de la función pulmonar. Esta prueba no invasiva mide cuánto aire pueden
retener los pulmones y el aire que entra y sale de estos. Durante la prueba, soplarás
en un instrumento sencillo denominado «espirómetro».

 Polisomnografía. Esta prueba detecta la actividad cerebral, la frecuencia cardíaca,


la presión arterial, los niveles de oxígeno y otros factores mientras duermes. Puede
ayudar a diagnosticar un trastorno del sueño como una apnea obstructiva del sueño.

 Exploración por ventilación/perfusión. En esta prueba, se inyecta un


radiomarcador en una vena del brazo. El radiomarcador realiza una cartografía del
flujo sanguíneo y el aire a los pulmones. Esta prueba puede usarse para determinar
si los coágulos sanguíneos causan los síntomas de la hipertensión pulmonar.

 Biopsia a pulmón abierto. Rara vez, un médico podría recomendar una biopsia a
pulmón abierto. Una biopsia a pulmón abierto es un tipo de cirugía en la que se
extrae una muestra pequeña de tejido de los pulmones bajo anestesia general para
verificar una posible causa secundaria de hipertensión pulmonar.
Exámenes genéticos

Si un miembro de la familia ha tenido hipertensión pulmonar, el médico podría


analizar tus genes asociados a la hipertensión pulmonar. Si el resultado de la
prueba es positivo, el médico podría recomendar que se analice a otros familiares
para detectar la misma mutación genética.

Clasificaciones de la hipertensión pulmonar

Una vez que se le haya diagnosticado hipertensión pulmonar, el médico podría


clasificar la gravedad de la enfermedad en una de varias clases, entre ellas:

 Clase I. Si bien se le ha diagnosticado hipertensión pulmonar, no tiene síntomas con


la actividad normal.

 Clase II. No tienes síntomas en reposo, pero experimentas síntomas como fatiga,
dificultad para respirar o dolor en el pecho con la actividad normal.

 Clase III. Estás cómodo en reposo, pero tienes síntomas cuando estás físicamente
activo.

 Clase IV. Tienes síntomas con la actividad física y mientras estás en reposo.
Tratamiento

La hipertensión pulmonar no se puede curar, pero los médicos pueden ayudarte a


controlar la enfermedad. El tratamiento puede ayudar a mejorar los síntomas y
frenar el avance de la hipertensión pulmonar.

A menudo, se requiere un poco de tiempo para encontrar el tratamiento más


adecuado para la hipertensión pulmonar. Los tratamientos a menudo son
complejos y requieren una atención de seguimiento extensa. El médico también
podría necesitar cambiar el tratamiento si ya no es eficaz.

Cuando la hipertensión pulmonar es causada por otra afección, el médico tratará


la causa oculta cada vez que sea posible.

Medicamentos

 Dilatadores de los vasos sanguíneos (vasodilatadores). Los


vasodilatadores abren los vasos sanguíneos estrechados. Uno de los
vasodilatadores recetados con mayor frecuencia para la hipertensión
pulmonar es el epoprostenol (Flolan, Veletri). La desventaja del epoprostenol
es que sus efectos duran solo unos pocos minutos.

Este medicamento se inyecta de forma continua a través de un catéter


intravenoso por medio de una bomba pequeña que llevas en un estuche en el
cinturón o en el hombro. Los posibles efectos secundarios del epoprostenol
comprenden dolor de mandíbula, náuseas, diarrea y calambres en las
piernas, así como dolor e infección en el sitio de la vía intravenosa.

Otra forma del medicamento, el iloprost (Ventavis), puede inhalarse de seis a


nueve veces al día a través de un nebulizador, una máquina que vaporiza el
medicamento. Como se inhala, el iloprost va directamente a los pulmones.
Los efectos secundarios asociados con el iloprost comprenden dolor en el
pecho, a menudo acompañado de dolor de cabeza y náuseas, y dificultad
para respirar.

El treprostinil (Tyvaso, Remodulin, Orenitram), otra forma del medicamento,


puede administrarse cuatro veces al día. Puede inhalarse, tomarse como un
medicamento oral o administrarse mediante una inyección. Puede ocasionar
efectos secundarios como dolor de cabeza, náuseas y diarrea.

 Antagonistas de los receptores de la endotelina. Estos medicamentos


invierten el efecto de la endotelina, una sustancia en las paredes de los
vasos sanguíneos que los hace estrecharse. Estos medicamentos pueden
mejorar tu nivel de energía y tus síntomas. Sin embargo, no debes tomar
estos medicamentos si estás embarazada. Además, estos medicamentos
pueden dañar el hígado y es posible que debas realizarte un control mensual
del hígado.

Estos medicamentos incluyen bosentán (Tracleer), macitentán (Opsumit) y


ambrisentán (Letairis).

 Sildenafil y tadalafil. A veces, se utilizan sildenafil (Revatio, Viagra) y tadalafil


(Cialis, Adcirca) para tratar la hipertensión pulmonar. Estos medicamentos abren los
vasos sanguíneos de los pulmones para permitir que la sangre fluya con mayor
facilidad. Los efectos secundarios pueden comprender malestar estomacal, dolor de
cabeza y problemas de visión.

 Dosis alta de bloqueantes de los canales de calcio. Estos medicamentos ayudan


a relajar los músculos en las paredes de los vasos sanguíneos. Algunos de estos
medicamentos son el amlodipino (Norvasc), el diltiazem (Cardizem, Tiazac y otros) y
el nifedipino (Procardia y otros). Si bien los bloqueantes de los canales de calcio
pueden ser eficaces, solo una pequeña cantidad de personas con hipertensión
pulmonar responde a ellos.

 Estimulador de la guanilato ciclasa soluble (SGC). Los estimuladores de la


guanilato ciclasa soluble (SGC) (Adempas) interactúan con el óxido nítrico y ayudan
a relajar las arterias pulmonares y a disminuir la presión en las arterias. Estos
medicamentos no deben tomarse si estás embarazada. En ocasiones pueden
causar mareos o náuseas.

 Anticoagulantes. Es probable que el médico te recete el anticoagulante


warfarina (Coumadin, Jantoven) para ayudar a prevenir la formación de
coágulos sanguíneos en las pequeñas arterias pulmonares. Debido a que los
anticoagulantes impiden la coagulación normal de la sangre, aumentan el
riesgo de complicaciones de sangrado.
Toma la warfarina exactamente como se te recete, ya que la warfarina puede
causar efectos secundarios graves si se toma de manera incorrecta. Si estás
tomando warfarina, el médico te pedirá que te realices análisis de sangre
periódicos para verificar si el medicamento funciona. Muchos otros
medicamentos, suplementos de hierbas y alimentos pueden interactuar con
la warfarina, por lo que debes asegurarte de que el médico conozca todos los
medicamentos que estás tomando.

 Digoxina. La digoxina (Lanoxin) puede ayudar a que el corazón lata más fuerte y
bombee más sangre. Puede ayudar a controlar la frecuencia cardíaca si
experimentas arritmias.

 Diuréticos. Conocidos comúnmente como diuréticos, estos medicamentos ayudan a


eliminar el exceso de líquido del cuerpo. Esto reduce el trabajo que tiene que hacer
el corazón. Asimismo, se pueden usar para limitar la acumulación de líquido en los
pulmones.

 Oxígeno. Tu médico podría sugerirte que a veces respires oxígeno puro —un
tratamiento conocido como «oxigenoterapia»— para ayudar a tratar la hipertensión
pulmonar, en especial si vives a una altitud elevada o tienes apnea del sueño. Con
el tiempo, algunas personas que tienen hipertensión pulmonar necesitan
oxigenoterapia continua.
Cirugías

 Septostomía auricular. Si los medicamentos no controlan la hipertensión


pulmonar, esta cirugía a corazón abierto podría ser una opción. En una
septostomía auricular, un cirujano creará una abertura entre las cavidades
superiores izquierda y derecha del corazón (aurículas) para aliviar la presión
del lado derecho del corazón.

La atrioseptostomía puede tener complicaciones graves, entre ellas,


anomalías en el ritmo cardíaco (arritmias).

 Trasplante. En algunos casos, un trasplante de pulmón o corazón y pulmón


podría ser una opción, en especial, para las personas más jóvenes que
tienen hipertensión arterial pulmonar idiopática.

Los riesgos más importantes de cualquier tipo de trasplante comprenden el


rechazo del órgano trasplantado e infección grave, y debes tomar
medicamentos inmunosupresores de por vida para ayudar a reducir las
posibilidades de rechazo.
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Estudios clínicos

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y análisis nuevos como medio para prevenir, detectar, tratar o controlar esta
enfermedad.

Estilo de vida y remedios caseros

Si bien el tratamiento médico no puede curar la hipertensión pulmonar, puede


disminuir los síntomas. Los cambios en el estilo de vida pueden ayudar a mejorar
la enfermedad. Ten en cuenta los siguientes consejos:

 Descansa mucho. El descanso puede reducir la fatiga que podría provocar la


hipertensión pulmonar.

 Mantente lo más activo posible. Incluso las formas más leves de actividad
podrían ser demasiado extenuantes para algunas personas que tienen
hipertensión pulmonar. Para otras, el ejercicio moderado, como caminar,
podría ser beneficioso, en especial, cuando se realiza con oxígeno. Sin
embargo, consulta primero con tu médico sobre las restricciones específicas
para hacer ejercicio.

En la mayoría de los casos, se recomienda no levantar objetos pesados. Tu


médico puede ayudarte a planificar un programa de ejercicios adecuado.

 No fumes. Si fumas, dejar de hacerlo es la medida más importante que puedes


tomar para el corazón y para los pulmones. Si no puedes dejar de fumar solo, pídele
a tu médico que te indique un plan de tratamiento que te ayude a dejar de hacerlo.
Además, evita el tabaquismo pasivo si fuese posible.

 Evita el embarazo y las píldoras anticonceptivas. Si eres mujer en edad fértil,


evita quedar embarazada. El embarazo puede poner en riesgo tu vida y la de tu
bebé. También evita utilizar píldoras anticonceptivas, ya que pueden aumentar el
riesgo de desarrollar coágulos sanguíneos. Consulta con tu médico sobre formas
alternativas de anticoncepción. Si quedas embarazada, es importante consultar con
tu médico, ya que la hipertensión pulmonar puede causar complicaciones graves
tanto para ti como para el feto.

 Evita viajar o vivir a alturas elevadas. Las alturas elevadas pueden empeorar los
síntomas de la hipertensión pulmonar. Si vives a una altitud de 8000 pies (2438 m) o
más, tu médico podría recomendarte que te mudes a una altitud menor.

 Evita las situaciones que puedan disminuir la presión arterial de manera


excesiva. Esto comprende sentarse en una bañera caliente o en un sauna, o tomar
baños o duchas calientes prolongados. Estas actividades disminuyen la presión
arterial y pueden causar desmayos o, incluso, la muerte. Además, evita las
actividades que causan esfuerzos prolongados, como levantar objetos pesados o
grandes pesos.

 Sigue una dieta nutritiva y mantén un peso saludable. Procura consumir una
dieta saludable de cereales integrales, distintas frutas y vegetales, carnes magras y
productos lácteos con bajo contenido de grasa. Evita las grasas saturadas, las
grasas trans y el colesterol. Es probable que el médico te recomiende limitar la
cantidad de sal de tu dieta. Procura mantener un peso saludable.

 Consulta con tu médico sobre los medicamentos. Toma todos los medicamentos
según lo recetado. Consulta con tu médico sobre cualquier otro medicamento antes
de tomarlo, ya que algunos pueden interferir con tu medicamento o empeorar la
enfermedad.

 Consulta con tu médico en las consultas de seguimiento. Es posible que tu


médico te recomiende que hagas consultas de seguimiento periódicas. Dile a tu
médico si tienes preguntas sobre la enfermedad o sobre los medicamentos que
tomas, o si tienes síntomas o efectos secundarios de los medicamentos. Si la
hipertensión pulmonar afecta tu calidad de vida, consulta con tu médico sobre las
opciones que podrían mejorar tu calidad de vida.

 Vacúnate. Tu médico puede recomendarte que te apliques una vacuna contra la


influenza y contra la neumonía, ya que estas enfermedades pueden causar
problemas graves para las personas que tienen hipertensión pulmonar.

 Busca apoyo. Si te sientes estresado o preocupado por tu enfermedad, busca el


apoyo de familiares y de amigos. O bien, considera unirte a un grupo de apoyo con
otras personas que tienen hipertensión pulmonar.

Preparación para la consulta


Si crees que podrías tener hipertensión pulmonar o te preocupa el riesgo de
hipertensión pulmonar a causa de antecedentes familiares u otras afecciones
preexistentes, pide una consulta con tu médico de cabecera.

Si bien la dificultad para respirar es uno de los primeros síntomas de hipertensión


pulmonar, este síntoma también es frecuente con muchas otras enfermedades,
como el asma. Pero si tienes dificultad constante para respirar, en lugar de solo en
ocasiones (como sucede, en general, con el asma) pide una consulta para ver al
médico.

Como las consultas pueden ser breves y suele haber mucho por hablar, es
aconsejable ir bien preparado. La siguiente información te ayudará a prepararte
para la consulta y a saber qué esperar del médico.

Qué puedes hacer

 Ten en cuenta cualquier restricción previa a la consulta. Cuando programes la


consulta, asegúrate de preguntar si hay algo que debes hacer con anticipación, por
ejemplo, completar formularios o restringir tu dieta. Para algunas pruebas de
diagnóstico por imágenes, por ejemplo, es probable que debas estar en ayunas por
un período de tiempo determinado.

 Anota cualquier síntoma que tengas, incluso los que pudieran parecer no tener
relación con la hipertensión pulmonar. Intenta recordar cuándo comenzaron. Sé
específico; menciona días, semanas, meses, y evita términos vagos, como «hace un
tiempo».

 Anota tu información personal más importante, como los antecedentes familiares


de hipertensión pulmonar, enfermedad pulmonar, enfermedad cardíaca, accidente
cerebrovascular, presión arterial alta y diabetes, así como cualquier situación de
estrés importante o cambios recientes en tu vida.

 Haz una lista de todos los medicamentos, las vitaminas y los suplementos que
estés tomando. Asimismo, asegúrate de contarle al médico si has dejado de tomar
algún medicamento recientemente.

 Si es posible, pídele a un familiar o a un amigo que te acompañe. En ocasiones,


puede ser difícil recordar toda la información que se proporciona durante una
consulta. La persona que te acompañe puede recordar algún detalle que hayas
pasado por alto u olvidado.

 Prepárate para conversar acerca de tus hábitos alimentarios y de actividad física.


Si no sigues una dieta o no tienes una rutina de ejercicio, prepárate para hablar con
tu médico acerca de los desafíos que podrías enfrentar para comenzar a hacerlo.

 Escribe preguntas para hacerle al médico.

Tu tiempo con el médico es limitado; por eso, preparar una lista de preguntas te
ayudará a aprovechar ese tiempo al máximo. Ordena las preguntas de la más
importante a la menos importante, por si se acaba el tiempo. En los casos de
hipertensión pulmonar, algunas preguntas básicas para hacerle al médico son:

 ¿Qué podría estar provocando mis síntomas o mi enfermedad?

 ¿Cuáles serían otras causas posibles de mis síntomas o mi enfermedad?

 ¿Qué tipos de pruebas tendré que hacerme?

 ¿Cuál es el tratamiento más adecuado?

 ¿Cuál es el nivel adecuado de actividad física?

 ¿Con qué frecuencia debería controlarme para detectar cambios en mi enfermedad?

 ¿Cuáles son las alternativas al enfoque principal que sugieres?

 Tengo otros problemas de salud. ¿Cuál es la mejor manera de controlarlos de


manera conjunta?

 ¿Debo respetar alguna restricción?

 ¿Debería consultar a un especialista?

 ¿Existe alguna alternativa genérica al medicamento que me recetas?

 ¿Hay algún folleto u otro material impreso que pueda llevarme? ¿Qué sitios web
recomiendas?

Además de las preguntas que hayas preparado para hacerle al médico, no dudes
en hacerle otras durante la consulta.
Qué esperar del médico

Es probable que el médico te haga una serie de preguntas. Estar preparado para
responderlas puede ahorrarte tiempo que podrás utilizar para consultar sobre
cualquier punto al que quieras dedicarle más tiempo. El médico te puede
preguntar:

 ¿Cuándo comenzaste a experimentar los síntomas?

 ¿Los síntomas han sido continuos u ocasionales?

 ¿Cuán intensos son los síntomas?

 ¿Existe algo que, al parecer, esté mejorando los síntomas?

 ¿Existe algo que, al parecer, esté empeorando los síntomas?


Qué puedes hacer mientras tanto

Nunca es demasiado pronto para hacer cambios a fin de tener un estilo de vida
saludable, como dejar de fumar, reducir el consumo de sal y seguir una dieta
saludable. Estos cambios pueden ayudar a prevenir que la hipertensión pulmonar
empeore.

Escrito por el personal de Mayo Clinic

Hipertensión pulmonar - atención en Mayo Clinic

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Síntomas y causasMédicos y departamentos

Dec. 28, 2017

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References
Mayo Clinic en Rochester, Minnesota, ha sido reconocida como uno de los mejores
hospitales de cardiología y cirugía cardíaca del país durante el período 2018-2019
por la revista U.S. News & World Report.

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