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PRESENTACIÓN
DOCTRINA
Jueces y memoria
Por Alicia E. C. Ruiz. Pág. 72
1
Presentación
SUMARIO:
I. Epifanías del sentido..– II. La procesionaria del sentido.– III. Quitar sentido:
sentido ad extra, o sentido “otro”.– IV. Grado cero de la juridicidad.– V. Gradon
ad extra sentido. Inscripciones
(*) Catedrático de Filosofía del Derecho. Facultad de Derecho. Universidad de Málaga. España. jcalvo@uma.es.
(1) Kelsen, Hans, “La teoría pura del derecho. Introducción a la problemática científica del derecho”, con pról.
de C. Cossio, Ed. Nacional, México, (1979) 19812, ps. 138/140.
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Desafíos hermenéuticos: ad infra ad extra sentido
do forma hilera, el sentido es el desfile, el sentido interpretación tendente a maximizar y optimizar la
deviene discurso. fuerza expansiva y la eficacia de los derechos fun-
damentales en su conjunto. O, lo que es igual, en
El sentido es discurso, no un ser o un estar; el esa idea regulativa de optimización de la garantía
sentido es la procesión del sentido. No un es re- institucional y de privilegiar máximamente la pro-
cóndito, enclavado, o un está subrepticio u ocul- tección y ejercicio de cada derecho fundamental,
to, éste hermetizado en un juego –raro juego– del la labor interpretativa ha diseñado una nueva ma-
esconder, disimulo que al fin aflora, aquél como quinaria de dación u otorgamiento de sentido que
secreto extirpado de lo más intestino y que a la no era ni estaba, que no preexistia ni sobrevenía:
postre queda al descubierto. la ponderación principalista. Máquinas de sentido
tales como: principio de interpretación evolutiva,
El sentido es su lógica procesional. Conferir sen- principio de interpretación conforme, principio de
tido “no es” enderezarlo a un principio, “no es- interpretación extensiva de los derechos y restric-
tá” en gobernarlo a un finito, a un lugar definitivo. tiva de sus limitaciones, principio interpretativo de
Sobre la lógica del sentido escribe Deleuze: “el útil efectividad, principio interpretativo de progre-
sentido no es nunca principio ni origen, es pro- sividad, de irreversibilidad, de interacción, de indi-
ducto. No está por descubrir, ni restaurar ni re- visibilidad... Todos ellos evidencian –al margen de
emplazar; está por producir con nuevas maqui- cualquier polémica posible– algo común: que el
narias” (3). método de extracción de sentido jurídico utilizado
en la interpretación constitucional por la máquina
Entonces, concluyo de ahí, sentido es el resul- hermenéutica clásica (4) no representaba –mejor
tado de la construcción de la acción prosecuti- aún, tampoco representaba– una adecuada recu-
va, proseguida, es la serie del sentido. Dar senti- peración de sentido, sea porque ciertamente no
do es, en realidad, moverse a lo largo del sentido. bastara para producirlo con “arrancarlo” de nor-
Otorgar sentido no consiste en retroceder hasta ma, sea porque, al no existir ésta, tampoco aque-
un depósito ab origine, motor inmóvil del senti- llo resultaba posible.
do, ni tampoco remontar hacia un sentido ulte-
rior, morada y residencia más exaltada del sen- Pero, diré asimismo que la imagen de la línea de
tido. Dar y otorgar sentido radica en continuar y sentido no se comprime a la linealidad de sentido.
seguir el hilo de sentido, en desarrollar y exten- La línea de sentido puede abrirse a diferentes for-
der la línea de sentido. Algo recibe sentido porque mas, puede formar redes de sentido, puede tam-
–ahora, no antes, ni después– está en el sentido, bién disponerse en trazo curvilíneo.
porque es en el sentido.
Reticulada, en rizoma, la línea de sentido sosla-
De ese modo, la dación u otorgamiento de sen- ya que la prescripción de una norma pueda es-
tido a través de la interpretación teórica o prácti- tar evadida del sentido o ser un sinsentido, algo
ca de una norma jurídica acontecería, a mi juicio, desprovisto de sentido, porque tal presunta hui-
no por efecto del rescate de un contenido estan- da o carestía de sentido se predica en realidad
co que sea o esté a lo primero o a lo último, si- respecto del conjunto de sentido jurídico –esto
no del despliegue o dilatación del sentido. De ello es, la coherencia y eficacia del sistema u orden
es ejemplo sobresaliente el proceso hermenéu- jurídico– (5); por él precisamente aquella nor-
tico constitucional, que da y otorga sentido a la ma presenta ese absurdo de sentido, ese sen-
(3) Deleuze, Gilles, “Lógica del sentido” (1969), trad. de Víctor Molina y Miguel Morey, pról. de Miguel Morey,
Ed. Paidós, Barcelona-Buenos Aires-México, 1989, p. 90.
(4) V. gr.: derechos fundamentales interpretados con sentido de garantía de la autonomía individual, de cate-
gorías jurídico-formales arregladas a la metodología interpretativa tradicional de una ley y, por último, como
categorías independientes. Véase por mentor Forsthoff, Ernst, “Rechtsstaat im Wandel, Verfassungrechtliche
Anhandlungen 1950-1963”, W. Kohlhammer Verlag, Stuttgart, 1964, p. 131, y los comentarios y análisis
de Bockenforde, Ernst, “Escritos sobre derechos fundamentales”, trad. de Juan Luis Requejo Pagés e Ignacio
Villaverde Menéndez, Ed. Nomos Verlarsgesellchaft, Baden-Baden, 1993, ps. 15/19.
(5) Véanse Ezquiaga Ganuzas, Francisco J., “La argumentación en la justicia constitucional española”, Ed.
Instituto Vasco de Administración Pública, Oñati, 1987, ps. 247 y ss., y “Argumentos interpretativos y postulado
del legislador racional”, en Isonomía. Revista de Teoría y Filosofía del derecho, 1 (1994), ps. 69/98, así como
Guastini, Ricardo, “Estudios sobre la interpretación jurídica”, trad. de Marina Gascón y Miguel Carbonell, Ed.
Porrúa/UNAM - Instituto de Investigaciones Jurídicas, México, 2000, ps. 32/33.
(6) Véanse Bobbio, Norberto, “Le bon législateur”, en “Le raisonnement juridique”, Ed. Hubert Hubien,
Etablissement Émile Bruylant, Bruxelles, 1971, ps. 244/249, en esp. ps. 245/246, y Ost, François,
“L’interprétation logique et systématique et le postulat de rationalité du législateur”, Ed. Michel van de Kerchove,
“L’interpretation en droit. Approche pluridisciplinaire”, Publications des Facultés Universitaires Saint-Louis,
Bruxelles, 1978, ps. 97/184, en esp. p. 139.
(7) Sobre la quimera de que una sentencia invariablemente tenga sentido o carezca de él, véase Baker, Gordon
P. & Hacker, Peter M. S., “Language, sense and nonsense: a critical investigation into modern theories of langua-
ge”, Ed. Blackwell, Oxford, 1984, ps. 336/338.
(8) Tarello, Giovanni, “L’interpretazione della legge”, Ed. Giuffrè, Milano, 1989, p. 370.
(9) Mi trabajo “Direito curvo”, trad. de André Karam Trindade, Luis Rosenfield y Dino del Pino, Posfácio de Lenio
Luiz Streck, Ed. Livraria do Advogado, Porto Alegre, 2013, en esp. p. 32.
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Desafíos hermenéuticos: ad infra ad extra sentido
nó con lo que llamaba pensée du dehors (10). Con niente– en la escena jurídico-interpretativa de su
la mirada puesta en el marco específico del saber representación. No generaba situaciones ab sce-
filosófico-jurídico, Cárcova ha hablado de teorías na. En la elástica de la procesionaria del senti-
jurídicas post positivistas (11). A partir de esas re- do cabía admitir la producción de equívocos (des-
ferencias, algunos hemos comenzado a indagar, acuerdos) de sentido, de ambigüedades (casos
con recurso a la metodología crítica e instrumen- difíciles), incluso la vaguedad (conceptos jurídi-
tos de conocimiento multi y transdisciplinarios, cos indeterminados). En lo más rígido de su ló-
determinadas zonas aledañas de ese espacio ad gica procesional tampoco se excluía la aparición
extra. En orden a ciertas dimensiones de la her- de contra-sentidos (antinomias). Todos estos es-
menéutica socio-jurídica, sin duda el lindero se ha cenarios, sin embargo, eran atribuibles al efecto
cruzado. Con todo, la cuestión acerca de qué mo- del movimiento de sentido, a su dinámica; eran
do construir sentido ad extra permanece plantea- esguinces de sentido, o sobrecargas de sentido.
da como un desafío que, en general, se encuen- Era posible llegar hasta, incluso, la extenuación
tra todavía pendiente de abordajes. Las enormes de sentido (casos trágicos). No por ello, empero,
implicaciones y su problematicidad son poco dis- el sistema u orden jurídico se vaciaba de sentido;
cutibles, especialmente porque la inédita idea de muy al contrario, su integración añadía sentido,
sentido preliminar requiere intervenir con una me- otros sentidos, y aumentaba el abasto de sentido.
cánica epistemológica cuyo funcionamiento supo- El almacén de sentido nunca se vaciaba.
ne la insólita ruptura con el sentido ad intra que
ahora queda ya del otro lado. El escenario es en este momento tan “lugar-otro”,
es ab scena, que llegar a saber dónde y cómo po-
Que la columna de sentido esté desarticulada nos sicionarnos en él parece no anticipar expectativa
ha ido llevando al destierro, a la expatriación del interpretativa alguna, pero es así porque, incum-
sentido. Y allí, en mitad de ninguna parte, si es bido por el vacío de sentido, la estrategia que pre-
cierto que contemplamos la desolación del sen- cisamente le concierne es sólo aquella en la que
tido, contemplamos también paños de la antigua se resta sentido, una estrategia de drenaje, de
fachada de sentido que aún se mantienen en pie, descarga, de desabastecimiento de sentido. Se
melancólico testimonio para la recordación de su trata de vaciar el almacén de sentido.
otrora pujanza.
En al menos en dos oportunidades Barthes aqui-
Y es que, en efecto, no se ha producido una de- lata esta idea de sentido ad extra como quita de
molición completa de nuestra estructura concep- sentido, exención de sentido, viudez de sentido.
tual de sentido, y ello mismo condiciona el paso Dice: “(...) ‘aniquilar’ el sentido es un proyecto
al afuera, al sentido-otro. A éste, así, todavía, a desesperado, a proporción de su imposibilidad.
menudo lo fascinamos como una simple desvia- (...) no hay sino a título de proyecto un ‘grado ce-
ción de la columna de sentido, quizá como una ro’ del sentido (...) especie de epopeya del senti-
intermisión, interrupción, cesación, detención, do, adámica por así decirlo, puesto que es la del
quizá una digresión, un paréntesis, una dilación primer hombre, anterior al sentido” (12).
acaso. Aún no hemos tomado auténtica concien-
cia –autoconciencia– de la diáspora del sentido. “(...) lo que yo llamo una exención total del senti-
do. Eso no tiene nada que ver, estructuralmente,
Desviarse de la columna de sentido, o cualquie- con el absurdo; el absurdo o la absurdidad es un
ra otro de los episodios reseñados era efecto de sentido, precisamente el sentido del absurdo; la
sentido no querido, pero producido ad intra sen- exención del sentido es un estado del sentido infi-
tido e reintegrable –con mayor o menor inconve- nitamente más difícil de realizar, es una especie
(10) Foucault, Michel, “La pensée du dehors”, en Critique, 229 (juin 1966), ps. 523/546; “El pensamiento del
afuera”, vers. castellana de Manuel Arranz Lázaro, Ed. Pre-textos, Valencia (1988) 2008.
(11) Cárcova, Carlos M., “Las teorías jurídicas post positivistas”, Ed. LexisNexis, Buenos Aires, 2007 (2ª ed. en
AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2009).
(12) Barthes, Roland, “Literatura y significación” (1963), en “Ensayos críticos” (1964), trad. de Carlos Pujol, Ed.
Seix Barral, Barcelona, 1967, ps. 309/330, en esp. ps. 321/322.
(13) Barthes, Roland, “Una problemática del sentido” (1970), en “Variaciones sobre la escritura”, selec. y trad.
de Enrique Folch González, Ed. Paidós, Barcelona, 2002, ps. 43/63, en esp. ps. 51/52.
(14) Blanchot, Maurice, “L’espace littéraire” (1955), “El espacio literario”, trad. de Vicky Palant y Jorge Jinkis e
introd. de Anna Poca, Ed. Paidós, Buenos Aires, 1969.
(15) “Aminadab” (1942); trad. de Jacqueline y Rafael Conte, Ed. Anagrama, Madrid, 1981, y, “Le Très-Haut”,
Gallimard, Paris, 1949.
(16) No impugno, pero objeto a pesar de todo. “La noche oscura del alma”, de Teresa de Jesús, me parece un
ejercicio de exoneración de sentido. Y en las “Coplas hechas sobre un éxtasis de alta contemplación”, de Juan
de la Cruz léese: “Entréme donde no supe:/ y quedéme no sabiendo,/ toda ciencia trascendiendo/ Yo no supe
dónde estaba,/pero, cuando allí me vi,/ sin saber dónde me estaba,/ grandes cosas entendí;/ no diré lo que sen-
tí,/ que me quedé no sabiendo,/ toda ciencia trascendiendo (...)”.
(17) Schoenberg, Arnold, “Fundamentals of Music Composition” (1967), “Fundamentos de la composición mu-
sical”, trad. de A. Santos, Ed. Grupo Real Musical, Villaviciosa de Odón (Madrid), (1994) 2000. Véase tam-
bién Paz, Juan Carlos, “Arnold Schoenberg, o el fin de la era tonal”, Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, 1958.
Circunstancias de lectura de varios textos de Schoenberg reunidos en “El estilo y la idea” (trad. de Juan J.
Esteve, introd. de Ramón Barca, Ed. Taurus, Madrid, 1963) y la audición de algunas de las composiciones para
piano sobre los quince lieder de Stefan George a que aplicó su método de atonalidad libre en el decurso tem-
poral musical, me transportan hacia una reflexión colateral sobre de armonía y melodía en la teoría del derecho.
Me interrogo acerca de la posibilidad, aun hipotética, de transposición de lo leído y oído al pentagrama del or-
den musical jurídico. Así, en general, la melodía jurídica sería representable en una sucesión horizontal, junto al
ritmo y la cadencia, como combinación evolutiva de la actividad tonal. A diferencia de ella, el principio armonía
jurídica, al que correspondería conformar las relaciones internas del sistema jurídico-musical mediante simul-
taneidad y consonancia de tonos, es una estructura de escalas constructivamente vertical. Entonces, ¿nuestra
cultura jurídica es hoy más melódica que armónica, o al revés? Para algunas culturas musicales (música homo-
fónica) lo melódico es más valioso, y hasta fundamental, básico, que la organización de las claves armónicas
(música polifónica). ¿Sucede así también en las culturas jurídicas? y, sobre todo, ¿sucede ahora?
Para Schoenberg, melodía y armonía poseían igual rango, y así las relaciones entre las notas –tanto verticales
como horizontales– permitían que el sonido se produjera por series de variación perenne, ciego al tiempo; es
decir, sucesivo y simultáneo.
Cuando planteamos la historia constructiva del orden jurídico, y del kelseniano en particular, raramente introdu-
cimos el concepto estético de euritmia, tanto del cifrado musical como del móvil y dinámico en la danza, y ob-
viamos el contexto cultural de las vanguardias históricas, donde nuevos avances en la música y el baile, además
de la gráfica y la pintura, suscitaban una reflexión sobre proporción, equilibrio, estabilidad y belleza a la que la
“vanguardia jurídica” seguramente no fue insensible.
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Desafíos hermenéuticos: ad infra ad extra sentido
cumbre–, representa bastante bien en forma es- IV. GRADO CERO DE LA JURIDICIDAD
quemática la vida espiritual. Hacia la base las par-
tes son cada vez más grandes, anchas espacio- “Las aves volvieron al huevo en torbellino de plu-
sas y altas. mas. Los peces cuajaron la hueva, dejando una
nevada de escamas en el fondo del estanque.
”Mediante un movimiento apenas sensible el Las palmas doblaron las pencas, desaparecien-
triángulo, en su totalidad avanza y sube lenta- do en la tierra como abanicos cerrados. Los ta-
mente; de ese modo, la parte más próxima al vér- llos sorbían sus hojas y el suelo tiraba de todo
tice alcanzará ‘mañana’ el lugar en que la punta lo que le perteneciera. El trueno retumbaba en
estaba ‘hoy’. los corredores. Crecían pelos en la gamuza de los
guantes. Las mantas de lana se destejían, redon-
”(...) deando el vellón de carneros distantes. Los arma-
rios, los vargueños, las camas, los crucifijos, las
”Este esquema de la vida espiritual sólo ofrece mesas, las persianas, salieron volando en la no-
de ella una imagen incompleta. Descuida todo un che, buscando sus antiguas raíces al pie de las
costado de sombra, un gran sector oscuro, una selvas.
mancha muerta. Muy a menudo ese pan llega a
ser el alimento de cuantos se mantienen en un ”Todo lo que tuviera clavos se desmoronaba. Un
plano más elevado. Pero existe el peligro de que bergantín, anclado no se sabía dónde, llevó pre-
se convierta para ellos en un veneno. Una peque- surosamente a Italia los mármoles del piso y de la
ña dosis basta para obrar sobre el alma, para ha- fuente. Las panoplias, los herrajes, las llaves, las
cerla deslizar gradualmente, cada vez más hacia cazuelas de cobre, los bocados de las cuadras, se
abajo. Si se lo absorbe en una dosis alta, este ve- derretían, engrosando un río de metal que gale-
neno arrastra al alma a una caída brutal. rías sin techo canalizaban hacia la tierra. Todo se
metamorfoseaba, regresando a la condición pri-
”(...) Las almas caen sin cesar en los lugares más mera. El barro volvió al barro, dejando un yermo
inferiores del triángulo, el cual, en su conjunto, da en lugar de la casa” (20).
la impresión de ser inmóvil, aunque, en realidad,
retrocede y desciende” (18). Cuando el sentido ad intra, invirtiendo la marcha
de sentido, regresa a la semilla, hasta su núcleo
Aunque las atmósferas de cielo e infierno, que constructivo, creemos que allí está el final del
tanto me recuerdan a William Blake, sobrepu- principio. Pero el cuento de Carpentier nos sedu-
jan mi interés, no cabe duda de que el texto ce con una falacia. Ni siquiera en él, un ficcional
kandinskyano es un testimonio de extraordina- no verosímil, el borrado de sentido traslada al gra-
ria capacidad alegórica para apreciar la comuni- do cero de sentido, sino a la culminación de sen-
cación –pasadizos estéticos– de la escuela vie- tido, que es coincidente con el final de sentido.
nesa del derecho con el ambiente espiritual de En ese relato hubo desde el principio un final de
las vanguardias. Las dimensiones de una trans- sentido; en efecto, al término del relato los obre-
formación epocal, es decir, aquello que en la his- ros encargados en derruir la casa del protagonista
toria del pensamiento, y en este caso al jurídi- de la historia –la tarea de demolición del sentido–
co, hace “avanzar al carro recalcitrante” (19) de comprueban “el trabajo acabado” (21). Esto es,
la Humanidad, no se encuentran separadas, ni con la inversión del sentido se alcanza la culmina-
intelectual ni materialmente, ni individual ni co- ción de sentido. Lo que en realidad acontece en
lectivamente, de las diversas maneras que en ese el cuento de Carpentier es que principio y final co-
momento se experimentaba la innovación y así la pulan, son sucesivos, circulares, y el borrado del
configuran y confirman. sentido proporciona sentido al énfasis de sentido.
(18) Kandinsky, Wasily, “Uber das Geistige in der Kunts” (1912), “De lo espiritual en el arte y la pintura en par-
ticular”, trad. de Edgar Bayley, Ed. Galatea - Nueva Visión, Buenos Aires, 1971, ps. 18/20.
(19) Kandinsky, Wasily, “De lo espiritual...”, cit., p. 18.
(20) Carpentier, Alejo, “Viaje a la semilla” (1944), en “Guerra del tiempo y otros relatos” (1958), Ed. Alianza,
Madrid, ps. 9/25, en esp. p. 25.
(21) Carpentier, Alejo, “Viaje a la semilla”, cit., p. 25.
Es contemplado de este modo que el grado cero En mi opinión, constitutivamente –es más, cons-
de la juridicidad no equivaldría a cero de sentido, titucionalmente– el grado cero de la juridicidad
sino a la inauguración desde cero de la juridici- se instala desde la Soberanía. Soberanía, pues,
dad, cuya serie –S1, S2, S3...– sucede y se pro- como el grado cero del arranque de sentido. La
longa en adelante. El grado cero y lo en mayor o Soberanía no es la juridicidad desnuda de senti-
menor grado numeroso de la ulterior construcción do, sino el sentido de la juridicidad al desnudo, el
edifican el sentido de la juridicidad. Cuando ésta borderline como huella del paso desde afuera a lo
regresa a cero, ad ovo del sentido, a la simiente, social y jurídico instituyente.
retorna al momento en que el sentido de la juridi-
cidad aún permanecía por producir. Los presupuestos –y también los corolarios– de
esa perspectiva de ligamen entre Soberanía y
Algunos autores (22), partiendo del examen de Constitución son políticos (24) y no eluden pro-
sistemas jurídicos evolucionados –es decir, de nunciarse sobre obstáculos como la naturaleza y
una serie ya construida, o al menos en estado de continuidad del poder constituyente (25) en tanto
avanzada construcción–, han ensayado aislar el que máquina de sentido de los derechos.
sentido de la juridicidad mediante observación de
la paulatina intensificación de la complejidad so-
cial del conflicto en cuyo desenvolvimiento insti- V. GRADON AD EXTRA SENTIDO.
tucional van apareciendo la mediación, los tribu- INSCRIPCIONES
nales, la policía y los profesionales del derecho. A
partir de aquí, se ha considerado que la compo- Del sentido interior del afuera, donde el vacío se
sición de tal escala –donde cada nivel es condi- espesa hasta lo neutro en silencio estremecedor,
ción necesaria, pero no suficiente para el siguien- únicamente inscripciones, pocas.
te– permitiría a su vez clasificar “las sociedades
(por su grado de juridicidad), según que no po- La principal, una indecible Soberanía. Y si acaso
sean ninguna de esas instituciones, que posean probada a “nombrar” como Soberanía, Soberanía
algunas de ellas o todas ellas” y, asimismo, dis- entonces de sentido-otro con el límite del sentido
tinguir “un grado cero de la juridicidad, un grado ad intra, y que le antecede. Soberanía en el sen-
uno (representado por la mediación) un grado dos tido del en sí del afuera. Soberanía en gradon ad
(mediación más tribunales), un grado tres (media- extra sentido, gradon del exceso de sentido de
ción, tribunales y policía), un grado cuatro (me- Soberanía. Soberanía tratada de nombrar a tra-
diación, tribunales, policía y abogados) un grado vés del Walten heideggeriano: ultra-soberano de
cinco (cuando aparece la legislación), etc.” (23). la soberanía.
(22) Scwarts, Richard D. y Millar, James C., “Legal Evolution and Societal Complexity”, American Journal of
Society, 70, 2 (Sep. 1964), ps. 159/169.
(23) Atienza, Manuel, “El sentido del derecho”, Ed. Ariel, Barcelona, 2001, ps. 29/30.
(24) Véase en mi prólogo “De la nostalgia civil: la soberanía popular” (ps. XIII/XVI) a Palombella, Gianluigi,
“Constitución y soberanía. El sentido de la democracia constitucional”, Ed. Comares, Granada, 2000, al que
asimismo hice traducción.
(25) Bataille, Georges, “Lo que entiendo por soberanía” (1953), trad. de Pilar Sánchez Orozco y Antonio Campillo,
introd. de Antonio Campillo, Ed. Paidós/I.C.E. de la Universidad Autónoma de Barcelona, 1996: “Soberano es
el que es, como si la muerte no fuera. E incluso es el que no muere, pues sólo muere para renacer” (p. 85).
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Racionalidad formal o racionalidad hermenéutica…
Gradon de exceso sería, utilizando las palabras de de tipo ontoteológico y por tanto también teológi-
Derrida, “el de una soberanía tan soberana que co-político” (27).
excede a las figuras o las determinaciones teleo-
lógicas y políticas –y sobre todo ontoteológicas– E inmediatamente, sólo tras bosquejos filológicos
de la soberanía. El Walten sería tan soberano, ul- y registros semánticos en “lo que domina por la
tra-soberano en suma que estaría todavía privado fuerza, la violencia, el poder”, reenvía a una cita
de todas las dimensiones antropológicas, teológi- de Heidegger en el Curso de Friburgo, semestre
cas, y políticas, por consiguiente ónticas y ontoló- de invierno 1929-1930, guardada en Einführung
gicas, de la soberanía” (26). in der Metaphysik –1935– (28): “reina (waltet)
una superioridad esencial del espíritu en rela-
Lo apunta así desde un fragmento del Die on ción con todo lo que es puramente ciencia (eine
to
theologische Verfassung del Metaphysik wesenhafte Überlegenheit des Geistes gegenüber
–1957– –que renombra Die-onto-theo-logische aller blossßen Wissenschaft waltet)”.
Verfassung der Metaphysik– porque aquello que
Heidegger pretende aprovechar en Walten –conti- La soberanía del espítitu –Walten– que se impo-
núa Derrida– intima algo “tan soberano, ultra-so- ne, prevalece, se afirma por encima de la ciencia,
berano que desborda toda configuración histórica de toda mera ciencia (29).
SUMARIO:
I. La racionalidad y sus fundamentos epistémicos.– II. ¿Cuál de los Kelsen?–
III. El tiempo de los derechos dispara nuevas y distintas controversias jurídicas.–
IV. El punto de vista de la teoría crítica
I. LA RACIONALIDAD Y SUS FUNDAMENTOS dos no sólo en sentido estricto, sino, con mayor
EPISTÉMICOS frecuencia, en sentido figurado.
Así, se habla de “racionalidad administrati-
El término “racionalidad” , como el de “lógica” o va” o de “lógica productivista” o de “sistema de
“sistema”, gozan de prestigio y por ello son usa- enmiendas“.
(26) Derrida, Jacques, “Seminario La bestia y el soberano. Volumen II: 2002-2003”, trad. de Luis Ferrero,
Cristina de Peretti y Delmiro Rocha, Ed. Manantial, Buenos Aires, 2011, (décima sesión: 26 de marzo de 2003),
ps. 315/349, en esp. p. 337.
(27) Derrida, Jacques, “Seminario...”, cit.
(28) Heidegger, Martin, “Los conceptos fundamentales de la metafísica. Mundo - Finitud - Soledad”, trad. de
Joaquín Alberto Ciria Cosculluela, Friedrich-Wilhelm von Herrmann ed. (1997), Ed.Alianza, Madrid, 2007, p. 67.
Véase asimismo von Herrmann, Friedrich-Wilhelm, “Subjekt und Dasein. Interpretationen su ‘Sein und Zeit’”, Ed.
Klostermann, Frankfurt am Mains, 1974, ps. 80/81.
(29) Derrida, Jacques, “Seminario...”, cit., p. 340.
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Racionalidad formal o racionalidad hermenéutica…
por muchas razones emparentado en diversos as- de posibilidades. A través de ella la voluntad del
pectos con el paleopositivismo, nos presenta una juez (facticidad) se vuelve necesariamente consti-
idea de derecho como ciencia formal, ajena a los tutiva en el proceso de adjudicación, tanto como
contenidos de las normas, entre las que se esta- la voluntad del intérprete en general (legislador)
blecen relaciones de jerarquía y procedimiento. El al aplicar la norma constitucional. La actividad
derecho sería un tipo de conocimiento a-valorati- de los operadores se torna paradigmáticamente
vo, basado en una premisa cognitiva, “la gründ- política, entendiendo este término como selec-
norm”, de la cual toda validez es inferida. El de- ción preferencial de finalidades sociales. La cues-
recho sería políticamente neutral y decididamente tión se vuelve más explícita con su idea acerca
autónomo, en relación con la moral y con el mun- de la norma alternativa. Frente a la objeción de
do del ser, con el mundo de la facticidad y, por cómo explicaría la validez de una norma pasada
ello, diverso de las ciencias sociales, que se ocu- en autoridad de cosa juzgada que, por ejemplo,
pan de la conducta humana, de manera ajena exorbitara el máximo de la pena en ella prevista,
a sus dimensiones normativas, de manera, diría Kelsen contesta que todas las normas poseen un
Kelsen, causal y no imputativa. contenido explícito y otro implícito que opera co-
mo alternativo. El primero diría: frente al ilícito la
El derecho se piensa, entonces, como un con- pena a aplicar deberá ser de “x” a “y”; el segun-
junto finito de prohibiciones, más una norma de do diría “o lo que el juez decida en cada caso”.
clausura expresa o tácita que establece que todo
lo que no está prohibido está permitido. Sumemos su teoría de la “desuetudo” y de las
lagunas (todos estos aspectos han sido trata-
Antes de mostrar que contemporáneamente lo ju- dos con su habitual claridad por el Prof. Ricardo
rídico parece definirse por el lado de los derechos Guibourg en su trabajo de tesis doctoral, al que
y no de las prohibiciones, me gustaría señalar que remito “brevetatis causae”) (1). Me permito aludir
la lectura deconstructiva de la versión canónica en el mismo sentido, finalmente, al giro coperni-
nos muestra a otro Kelsen, sorprendentemente cano que introduce Kelsen en su teoría poco an-
más político y menos formalista. Casi como un tes de su muerte, al explicar con precisión y cla-
hermenéutico crítico. No puedo aquí desarrollar ridad que la naturaleza epistémica de la norma
exhaustivamente esta otra mirada, por lo que alu- fundamental no es la de ser una hipótesis cog-
diré a algunas cuestiones incluidas en la teoría nitiva, como sostuviera durante más de cuaren-
que parecen contradictorias con lo señalado an- ta años, sino la de una «ficción completa» en el
teriormente y que me resisto a suponer que cons- sentido tematizado en su “Tratado del como si”,
tituyen errores, inadvertencias o simples recursos por Hans Vahinger. Con los elementos referidos,
tendientes a preservar la coherencia de la teoría, puede concluirse que por entre brumas axiomá-
puesto que Kelsen fue, durante toda su larga vida, ticas se atisba la imagen de un hermenéutico.
un hombre de gran honestidad intelectual. Algunos datos biográficos resultan coadyuvantes
para alentar esta otra visión (2) del gran maestro
La cuestión más importante, en mi opinión, con- de la pureza metódica. Me refiero a ellos en nota
cierne a la teoría de la norma como marco abierto al pie.
(1) Ver Guibourg, Ricardo, “Derecho, sistema y realidad”, Astrea, Buenos Aires, 2010.
(2) En julio de 1932 se produce un golpe de estado en Prusia. El Gral. Von Papen destituye (“suspende“) el go-
bierno socialista de Braun Severing. Se plantea un litigio y finalmente el Tribunal Constitucional alemán con-
valida el golpe, basándose en los argumentos del Kromjurist, en el caso, no por acaso, Karl Schmidt. En no-
viembre, en la Revista Die Justia, H. K. sostiene que, en el amplio marco interpretativo de la norma aplicable,
cualquiera de las posiciones de las partes podría ser acogida, aunque se inclina por la más democrática.
Entre 1926 y 1927, siendo juez constitucional, resuelve de manera contradictoria una cuestión acerca de la dis-
pensa de competencia en caso de “cosa juzgada administrativa”. Primero dice que no puede revisarse por el tri-
bunal la cosa juzgada administrativa. En la segunda oportunidad, el contexto político y social se ha tornado más
ominoso y vota por revisar la cosa juzgada administrativa, sellando su suerte personal, pues debe renunciar a la
presidencia del tribunal y emigrar de inmediato. La construcción que auspicia no es lógica, sino explícitamente
política y debe huir de la Austria de los obispos, como la llama su amigo S. Freud. (Los datos se han tomado de
la obra “Hermenéutica jurídica radical”, del Prof. de la Univ. de Sao Paulo, Dr. Ari Marcelo Solon, Mimeo, 2013).
Años más tarde, será Tulio Ascarelli el que reto- Y en ese caso, ¿quiénes y cuántos son los
mará esta línea, que no es puramente formalis- intérpretes?
ta y que introduce una interesante distinción en-
tre texto y norma. Para el maestro italiano, donde
los juristas ven normas hay apenas textos, pues- III. EL TIEMPO DE LOS DERECHOS DISPARA
tos a disposición del intérprete para formular apli- NUEVAS Y DISTINTAS CONTROVERSIAS
caciones sucesivas. El texto ofrece una guía para JURÍDICAS
la transitoria construcción de la norma decisoria,
que es tarea del intérprete. La norma nace cuan- Por cierto, pensar lo jurídico a partir de los dere-
do es el resultado de la especificación del tex- chos reclama comenzar por los denominados de-
to respecto de un caso concreto. En su conocido rechos fundamentales, que en las últimas déca-
ensayo sobre “Antígona y Porzia”, Ascarelli sostie- das han encontrado consagración positiva no sólo
ne que esta última no se entretiene en especula- en tratados y declaraciones internacionales sino
ciones acerca de evanescentes naturalezas jurídi- también en las Constituciones de la enorme ma-
cas. Actualiza el texto convencional legitimándolo: yoría de los países de tradición democrática en el
“una libra de carne sí, pero sin derramar una go- mundo entero. Hablar de derechos fundamenta-
ta de sangre”. les es pues, a mi ver, co-extensivo de hablar en
términos de democracia radical.
En un sentido semejante, dos autores contem-
poráneos, Jack Balkin y Sanford Levinson, han Pero que algunas normas sean fundamentales
conceptualizado al derecho como un “performing en un ordenamiento jurídico es diferente a que
art”. El derecho sería como una partitura musical, lo sean en alguna concepción filosófica, ética, re-
un guión cinematográfico, una obra de teatro o ligiosa o política, sostiene Gianluigi Palombella,
una Constitución. Fenómenos que requieren ac- desde una postura, digamos, neopositivista (4).
tualizaciones de sentido, requieren al autor y ade- Este autor entra decididamente en el análisis
más al intérprete y por cierto a la audiencia que de esas nuevas controversias antes aludidas.
co-actúa, intersubjetivamente, porque celebra o Algunas de ellas parecen importantes y definito-
rechaza, aplaude o silba. rias y otras más superficiales. A las últimas sólo
las aludiré, y en las primeras habré de detener-
me brevemente.
Tal como nosotros lo apreciamos –volveremos so-
bre el asunto–, la interpretación es un acto com- Ante todo, cabe señalar que los ordenamientos
plejo, heurístico, hermenéutico, político y cultural, jurídicos se encuentran siempre precisados de
que carece de resultados unívocos. No hay, como una justificación y de imponerse más allá de los
dice Calvo González, verdad en las sentencias. A conflictos. Pero esa justificación debe provenir en
lo más verosimilitud (3). Y bien, hasta aquí tene- la visión positivista antigua o actual, no de un ám-
mos severos interrogantes, ¿cuál de los Kelsen bito filosófico, ético o religioso, sino de su propia
posibles resulta más adecuado? estructura, la positivación del derecho lleva esa
procura, haciéndolo depender, sobre todo en el
¿Podemos pensar que el tránsito de un ordena- positivismo tradicional, en forma fundamental del
miento jurídico pensado como prohibición y san- poder político. Al mismo tiempo, como pensaba
ción hacia otro pensado como organización de fa- Rousseau, el derecho debía limitar el poder de la
cultades y de derechos ha puesto en juego una política. Luhmann sostiene, con acierto, que ga-
nueva racionalidad jurídica? rantizar los derechos fundamentales refuerza la fe
(3) Calvo González, “La verdad de la verdad judicial. Construcción y régimen narrativo”, Rivista Internazionale di
Filosofia del Diritto, IV Serie, LXXVI, fasc. 1, 1999, ps. 27/54. También en íd., “Octroi de sens. Exercices d´inter-
prétation juridique-narratif”, Les Presses de l’Université Laval, Québec, 2007.
(4) Palombella, Gianluigi, “La autoridad de los derechos”, Trotta, Madrid, 2006.
16
Racionalidad formal o racionalidad hermenéutica…
en el Estado, cuyo poder así aumenta, pero ade- a) Palombella, ya citado, dedica un largo trecho
más, el derecho no sólo protege a los individuos de su obra a la discusión acerca de la semejanza
contra el Estado, sino que estructura el ambiente y la diferencia entre los llamados derechos funda-
de la democracia para consolidar al Estado como mentales y los denominados derechos humanos.
subsistema social, posibilitando una actividad co- Las finas distinciones a las que se puede arribar
municativa más eficaz e influyente. El poder limi- en este punto no son, a mi entender, relevantes.
tado resulta más potente. Esto es lo que permite Por cierto, los derechos humanos tienen por refe-
comprender a los derechos fundamentales como rencia a los seres humanos de manera directa y
una conquista no sólo del ciudadano sino también los derechos fundamentales serían más amplios,
del Estado (5). en cuanto abrazarían intereses y objetivos trans-
personales. Pero en este asunto no me parece
La idea de que los derechos fundamentales ad- que haya más que criterios de uso del lenguaje.
quieren justificación por la función que cumplen Se homologan unos conceptos con otros y se uti-
como garantías para los individuos y como da- lizan indistintamente. Los explicitaciones semán-
tos funcionales que estructuran y dan sentido a ticas, cuando necesarias, expuestas en el plano
la actividad del Estado resulta interesante, pero comunicativo resuelven el problema.
no resuelve otras cuestiones, como el carácter
normativo, los fundamentos de su aceptación, la b) Otra cuestión que ha sido discutida acerca de
coordinación de acciones, etcétera. los derechos fundamentales es si ellos deben
considerarse únicamente declarativos mientras
Estos problemas han sido especialmente discuti- no se reglamenten, o si, en cambio, poseen fuer-
dos por dos corrientes teóricas de fuerte influen- za normativa plena e inmediata operatividad. Se
cia en el ámbito anglosajón, en la perspectiva sostuvo que algunos eran derechos que implica-
del liberalismo democrático. La historia comien- ban obligaciones negativas del Estado que podían
za, posiblemente, con la aparición de la celebra- satisfacerse fácilmente, mediante la abstención.
da obra de Herbert Hart “El concepto del dere- Bastaba con no impedir, no obstruir, no pertur-
cho” (6) (que constituyó una exitosa y reconocida bar el ejercicio de ciertos derechos, por ejemplo,
culminación de sus investigaciones y trabajos pre- el derecho de propiedad. Distinto sería el caso
viamente publicados. Sus ideas tuvieron un rá- de las obligaciones positivas, pues éstas ponían
pido y generalizado impacto y en cierto sentido prestaciones a cargo del Estado que demanda-
desplazaron los ejes impuestos por la perspecti- ban previsiones y recursos presupuestarios. La fa-
va kelseniana. lacia de esta argumentación ha sido claramente
denunciada, entre otros, por Victor Abramovich y
Tres o cuatro años más tarde comienzan a co- Christian Courtis en relación a los derechos socia-
nocerse los ensayos críticos de Ronald Dworkin, les (7). Por cierto, el Estado precisa recursos y los
que, desde mediados de los sesenta, escribe y invierte tanto en un caso como en el otro. ¿Cómo
debate infatigablemente, hasta su muerte, re- protegería la propiedad privada sin registros, ca-
cientemente acaecida. En controversia plena con tastros, fuerza pública, etcétera?
las posiciones de Hart, que derivan hacia el lla-
mado convencionalismo e incluyen a un conjunto Se trata de prioridades y políticas selectivas que
grande y destacado de discípulos como Coleman, pueden privilegiar unos valores por sobre otros,
Lewis, Postema, Marmor, Shapiro, Bratman, entre en un marco de equilibrio y sensatez democráti-
muchos otros. Cada uno, debe advertirse, con sus ca. Afirmar lo contrario es investir al poder de bur-
matices y perspectivas propias. da inmoralidad. Te prometo, pero para no darte.
Antes de entrar en el análisis somero de este de- c) Otra discusión frecuente refiere al carácter uni-
bate, quisiera volver a algunas controversias a las versal o relativo de los derechos fundamentales.
que aludí en el inicio de este apartado. Como ha dicho Ernesto Laclau, el universalismo
(5) Luhmann. Niklas, “Il diritto fondamentale come Instituzione”, Dédalo, Bari, 2000.
(6) Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1963.
(7) “Los derechos sociales como derechos exigibles”, Trotta, Madrid, 2002.
18
Racionalidad formal o racionalidad hermenéutica…
tantes de los tres poderes del Estado y también Este mecanismo establece una especie de reen-
abogados y académicos. vío, que es funcional para una coordinación más
adecuada y complementaria de la producción
3) Vayamos ahora a las representaciones parla- legislativa.
mentarias. ¿Son éstas realmente elegidas por los
votantes o las listas de candidatos (sábanas) se e) Por último, la más compleja y gravitante de
forman en el seno de las burocracias partidarias las polémicas que el tiempo de los derechos, co-
y los ciudadanos sólo tienen como opción “take it mo lo hemos denominado parafraseando al gran
or leave it”? Norberto Bobbio, ha desplegado con abundante
producción bibliográfica es la que divide a “con-
vencionalistas”, por un lado, y “hermenéuticos”
El sistema de sanción y subsiguiente control de
por el otro. Como siempre ocurre, estas denomi-
la legalidad y legitimidad de las leyes resulta de
naciones no son necesariamente precisas, pero,
la participación en distintos grados e instancias
cuando ganan aceptación generalizada, facilitan
de la actividad complementaria de los tres pode-
los intercambios argumentativos.
res, con más el control de la sociedad civil, que
tiene posibilidad de intervenir en las audiencias
Ya se ha visto que H. Hart alcanza gran influen-
públicas y producir impugnaciones o denuncias
cia con su obra “El concepto de derecho” al inicio
durante el proceso. Esto parece responder ade-
de los 60. Desde su perspectiva, los fundamen-
cuadamente a los requerimientos de la sociedad
tos de las proposiciones jurídicas son determina-
compleja.
dos por criterios compartidos acerca del uso del
propio concepto de derecho. Elabora la muy divul-
Todo lo anterior no significa, ni de lejos, apostar al gada noción de “regla de reconocimiento”, me-
gobierno de los jueces. Ya se ha visto, en los últi- diante la cual los súbditos identifican un cierto nú-
mos tiempos, cuán negativas consecuencias ello cleo de normas básicas y a los órganos instituidos
puede implicar. Se trata de que la democracia de que, con recurso a dicha regla, podrán intervenir
nuestro tiempo demanda pluralidad y coordina- en la producción y aplicación del derecho. La re-
ción que no puede quedar en manos de un so- gla de reconocimiento no surgiría de convencio-
lo poder. nes específicas, sino de comportamientos coordi-
nados y complementarios de los individuos. Para
Una futura reforma constitucional debería recoger Palombella (op. cit.), los derechos fundamentales
la interesante experiencia de la Constitución de la son reglas de reconocimiento. La idea de Hart,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que adjudica que tiene un fundamento socio-antropológico,
al Más Alto Tribunal local competencia difusa, co- coincide con las investigaciones de Arthur Ghelen
mo la que posee cualquier juez del país y también y con las nociones desarrolladas mucho antes por
competencia concentrada. David Hume, para quien las reglas que explican lo
jurídico no poseen un fundamento natural, racio-
En este supuesto, cualquier habitante capaz nal o de naturaleza presocial, sino convenciones
puede interponer acción para que se declare la humanas (conf. G. Postema). Tales convenciones
inconstitucionalidad de una norma sancionada. que no son acuerdos explícitos y formales, sino un
Quien demande debe formular su planteo en abs- sistema de comportamientos coordinados, surgen
tracto, sin que ello implique la formación de un para resolver problemas propios de la interacción
“caso”, ni que el actor posea interés legítimo o humana. No se trata de promesas recíprocas, si-
derecho subjetivo afectado. El tribunal puede re- no de expectativas de conducta generalizadas.
chazar la acción o acogerla; en este caso, decla- Concepto que N. Luhmann prácticamente homo-
ra la inconstitucionalidad de la norma impugnada loga en su definición de derecho, con la que tam-
y remite la sentencia a la Legislatura. Este cuer- bién coincide Habermas.
po tiene noventa días para manifestarse: puede
insistir con mayoría calificada, en la viabilidad de En el tránsito de “El concepto de derecho” al
la norma que entonces permanecerá vigente. Si “Postscritum”, texto en el que Hart contesta las
no se pronuncia en el plazo previsto, la norma se críticas de R. Dworkin, la noción de “convenciona-
entenderá tácitamente invalidada. lismo”, como regularidades sociológicas que re-
a) Que las interacciones sociales generan con- En “El modelo de reglas I”, Dworkin sostiene que,
venciones. a pesar de intentar describir el derecho, Hart no
lo hacía de manera adecuada, pues la regla de re-
b) Que ellas se materializan en un sistema de conocimiento no podía tener sólo una dimensión
reciprocidades. fáctica, sino también valorativa. Dado que al la-
do de las normas jugarían su papel los principios,
c) Que las acciones y las expectativas de las par- toda interpretación jurídica contendría argumen-
tes son interdependientes. tación moral. Las razones para la acción, sostie-
ne, no implican mera coordinación compartida de
d) Que las convenciones no son naturales sino ar- conductas, sino también de valores. Este aspecto
tificios humanos. pone en crisis la separación positivista entre de-
recho y moral.
Esta actividad compartida cooperativamente, co-
mo también la caracterizan Coleman y Shapiro, La deriva de esta confrontación produjo alto im-
implica para Postema que la unidad del sistema pacto en el positivismo, al punto de generar una
jurídico es garantido por la “regla del reconoci- ruptura entre quienes se mantenían consistentes
miento”, que instituye el sistema de validez de con sus posiciones tradicionales (Raz) y quienes
sus normas, permitiendo el reconocimiento com- reconocían alguna razón a la crítica dworkiana. De
partido de las autoridades. ahí la emergencia de un positivismo excluyente:
“el derecho y la moral son órdenes distintos de
Al concluir esta “jibarizada” presentación del con- fronteras infranqueables” y un positivismo inclu-
vencionalismo, no puede obviarse un singular mé- yente, que admite cierta capilaridad en la fronte-
rito de Hart. A él le cupo introducir en el campo de ra. Podría decirse que los positivistas incluyentes
la teoría jurídica el “giro lingüístico”, apoyado en constituyen en la actualidad opinión mayoritaria
el primer Wittgenstein. (muchos han sido citados en el apart. III).
(8) Postema, Gerald, “The normativity of law”, en “Issues in contemporary legal philosophy”, Clarendon, Oxford,
1987.
20
Racionalidad formal o racionalidad hermenéutica…
cho que constituyen, al mismo tiempo, un cier- perciben estos autores la realidad de la miseria, la
to modo de racionalidad, como se ha visto, en exclusión y la marginalidad; de la discriminación
el marco de serias discrepancias. Lo he hecho racial; o de género, etnia o religión; no les llegan
intentando no deformarlas, ni inclinarme por al- los ecos de las bombas arrojadas sobre poblacio-
guna de ellas en función de mis propias conviccio- nes civiles en Irán e Irak, ni tienen noticia de las
nes. Debo confesar que esto no me ha resultado lapidaciones femeninas en algunos países orien-
difícil, pues las posiciones expuestas preceden- tales; ni de los asesinatos de mujeres en Ciudad
temente padecen, a mi juicio, de una grave en- Juárez, ni del aumento repentino de las endemias
fermedad que podría denominarse miopía liberal que creíamos superadas hace ya años? ¿Será
severa. Ellas refieren a los derechos y al juego de que el derecho, los derechos, el Estado, las ins-
las instituciones democráticas, con notoria y casi tituciones, las deliberaciones, no tienen incum-
sorprendente abstracción respecto de las crucia- bencia en estas cuestiones o son, en cambio, el
les diferencias existentes en las sociedades hu- único camino racional (uso la expresión ex profe-
manas reales. Asimetrías sociales, económicas, so), el camino regio para construir sociedades hu-
étnicas, culturales, de género, de opción sexual, manas más justas, más equitativas y más libres?
etc. Los grupos que interactúan no coordinan sus
acciones ni en función de expectativas comparti- Es claro que hay otras líneas de pensamiento a las
das, ni de principios morales que puedan consi- que no hemos aludido. En la tradición anglosajo-
derarse comunes a todos ellos. Interactúan en el na, el Movimiento de los Critical Legal Studies,
marco de sus propias identidades y mediante es- autores como Neil MacCormick, Stanley Fish,
trategias a partir de las cuales defienden sus inte- Owen Fiss, Robert Post, Reva Siegel o Jack Balkin
reses y visiones del mundo. En la interacción so- y muchos otros. Y luego los europeos más emble-
cial hay una marca indeleble de conflictualidad. máticos: Ferrajoli, Foucault, Habermas, mencio-
nados a efectos metonímicos, las teorías sistémi-
El valor igualdad es el principio iluminista que me- cas, las líneas controvertidas y ricas de naturaleza
nos hemos conseguido concretar y, como dicen argumentativa de muchos españoles e italianos,
los pensadores igualitaristas que he mencionado Boaventura de Souza Santos, el pensamiento la-
y otros que no he mencionado, sin igualdad no tinoamericano. Quiero decir, hay juristas que no
hay libertad. La igualdad es la condición de po- se escapan del mundo e intentan lidiar contra sus
sibilidad de la libertad, pero lo cierto es que vivi- peores rostros.
mos en sociedades abominablemente discrimina-
torias, discriminación que se materializa desde el IV. EL PUNTO DE VISTA DE LA TEORÍA
poder, la violencia, el prejuicio, el egoísmo acapa- CRÍTICA
rador. Y éste no es sólo un problema de las socie-
dades capitalistas fundadas en la lógica del mer- Como es conocido, el punto de vista crítico se
cado y el utilitarismo individualista, también lo es ha diferenciado de las líneas teóricas tradiciona-
de otros contextos civilizatorios, a veces en gra- les en el campo de la iusfilosofía por enfatizar,
dos aun más insidiosos. Sin embargo, Waldron básicamente, dos cuestiones: a) la necesidad de
no quiere ocuparse de los intereses, pero supo- “despurificar la teoría”. Es decir, la necesidad de
ne que un sistema mayoritarista y parlamentarista entender el derecho como un fenómeno de na-
constituiría garantía de igualdad; Hart y sus segui- turaleza y estirpe social, alejado de las visiones
dores piensan que la sociedad funciona mediante objetivistas de las ciencias naturales y de las vi-
convenciones y conductas de reciprocidades ins- siones puramente deductivistas de las ciencias
titucionalizadas; Dworkin afirma que los derechos formales. Asumiéndolo como un producto histó-
permiten defender la autonomía de los individuos rico de la evolución de las sociedades humanas,
contra las decisiones colectivas, es decir, contra constitutivo de la construcción de sentido en la
la autonomía pública, contestando de esa ma- interacción social, en intercepción y cruce perma-
nera la legitimidad postulada por autores como nente con diversas dimensiones de la socialidad;
Habermas y Darenhdorff de un discurso delibe- con la economía, con la política, con el poder,
rativo, de naturaleza igualitarista y redistributiva. con la ideología, con la moral, etc. b) La apues-
ta a una renovada visión epistémica. Todo conoci-
Con el mayor respeto, ¿no precisa ese ambiente miento crítico, desde Heráclito para acá, es visto
teórico de un “oftalmólogo de los valores”? ¿No como conocimiento interviniente. Esto es, al des-
22
Racionalidad formal o racionalidad hermenéutica…
etc., al hilo de las propias transformaciones socia- miento deja de ser entendido ahora como una re-
les. Ello implica que la pretensión de leer siempre presentación mental de la realidad y la concien-
el mismo texto es ilusoria. Por otra parte, el tex- cia como un “espejo de la naturaleza”. Dado que
to no se autoabastece. Es mudo, no dice qué es toda realidad no inefable es “realidad comunica-
lo que dice. Necesitamos un lector. No hay tex- da”, es preciso entender que lo que está afuera
to sin lector, dice Umberto Eco. Del mismo mo- de la conciencia de los sujetos es algo más que
do cabe afirmar que no hay norma sin intérprete; pura externalidad, es también comunicación, es-
no hay derecho sin jueces o cualquier otra deno- to es, construcción de sentido. Lo que está “afue-
minación que le otorguemos a los aplicadores. El ra”, lo “real”, lo “objetivo”, adquiere esa condi-
derecho se vale permanentemente de expresio- ción en un proceso de intercambio comunicativo
nes que son lábiles semánticamente: buen padre que lo constituye como real, porque resulta me-
de familia, mujer honesta, salario justo, vivienda diado por palabras, por significaciones, por histo-
digna, debidos cuidados. El legislador o el juez de- rias previas, por símbolos, por valoraciones, por
ben explicitar sentidos, concretar significaciones acuerdos, por precomprensiones del mundo.
y, por cierto, lo hacen en términos sociales y no
solipsísticos, porque, como decía Wittgenstein, A partir del lenguaje y de la comunicación como
toda interpretación es social. Por cierto, tal cir- fenómenos inherentes a la interacción social, la
cunstancia les atribuye un enorme poder político, subjetividad o, mejor, la intersubjetividad queda
pero, como he sostenido en otro texto (9), una vi- restituida en un lugar de especial significación en
sión del proceso y, por ende, de la adjudicación, el proceso de producción de sentido y de apre-
que desmonta ficticias seguridades al no presen- hensión del mundo.
tarlo ya como el resultado de prolijos y aceitados
mecanismos lógicos y nos lo devuelve, en cam- Desde una tal epistemología, resulta claro que la
bio, como compleja construcción discursiva, pro- perspectiva de una interpretación unívoca o me-
blemática y azarosa, no escapa, sin embargo, a cánica aparece como ingenua o ideológica. La
los marcos de sutiles entramados de racionali- interpretación unívoca remite al formalismo, al
dad y razonabilidad que la cultura occidental ha mecanicismo, al universalismo, es decir, a todo
construido por siglos. Siglos de refinamiento de aquello que la nueva epistemología y la crítica ju-
las tecnologías jurídicas, siglos de socialización rídica han venido a poner en cuestión.
producida por las escuelas de derecho, siglos de
un saber especializado, siglos de una cultura “tri- La adquisición del conocimiento en general, y
bunalicia”. Las actuales perspectivas teóricas no también del conocimiento jurídico, implica el tra-
implican irracionalidad sino otra racionalidad, al tamiento de procesos de significación. De allí que
colocar en distinto marco conceptual el análisis la semiótica resulte imprescindible a los fines de
de algunas problemáticas tradicionales e inducen su producción e interpretación controladas, sin
a explotar el enorme desarrollo de la lingüística que por ello su papel sea menos relevante en las
contemporánea. situaciones en las que se lidia con las cualidades
sensibles de los objetos y de los individuos, que
a) Otra epistemología; más semiótica ponen también en discurso sus pasiones (11).
El advenimiento de las llamadas nuevas ciencias Como afirmaba Luis Prieto (12), la semiología no
(teoría de sistemas, cibernética, neurociencias, se muestra como una atomización de conoci-
autopoiesis) vino a proponer una nueva perspec- mientos dispersos, sino como una relación cohe-
tiva epistemológica, denominada por lo general rente de los sistemas de comunicación y de sus
como “constructivismo radical” (10). El conoci- consiguientes usos sociales.
(9) Cárcova, Carlos M., “Ficción y verdad en la escena del proceso”, en “Las teorías jurídicas post positivistas”,
AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2012.
(10) Ver, entre otros, Von Glaserfeld, Ernst, “La construcción del conocimiento”, en “Nuevos paradigmas, cultu-
ra y subjetividad”, Paidós, Buenos Aires, 2002, ps. 91 y ss.
(11) Conf. Atorresi, Ana, “Los estudios semióticos”, Conicet, Montevideo, 1996.
(12) Prieto, Luis, “Semiología de la connotación”, en “Pertinencia y práctica”, G. Gilli, Barcelona, 1977.
24
Racionalidad formal o racionalidad hermenéutica…
textuales juntamente con el conjunto de creen- lector (15). De modo que aparece así el aporte de
cias que los usuarios ya poseen antes de iniciar la los diversos lectores, abogados, escribanos, prac-
comunicación. Y así como el contexto influye en el ticantes, amateurs y jueces, estos últimos los lec-
discurso, éste puede modificar el contexto. Como tores/intérpretes paradigmáticos. Pero en la ac-
explica con acierto Teun A. Van Dijk, cuyas ideas tividad del juez, su lectura/interpretación de las
parafraseamos: “...en todos los niveles del dis- normas debe acoplarse, ecualizarse, con muchas
curso encontramos ‘huellas’de un contexto en el otras interpretaciones, las de las partes, los testi-
que las características sociales de los participan- gos, los documentos, los peritajes y ese comple-
tes desempeñan un papel fundamental, se trate jo proceso, que toma en cuenta la jurisprudencia
del género, la clase, la filiación étnica, la edad, el vigente y la doctrina actualizada, no deja de lado
origen, la posición u otros rasgos que determinan tampoco las experiencias existenciales que cons-
su pertenencia a un grupo” (14). tituyen a los magistrados como seres sociales si-
tuados. En este aspecto es que el imaginario de la
Hace ya muchos años intentamos, con apoyo en sociedad, el sistema de representaciones sociales
estas y otras categorías teóricas, reconstruir una (el contexto) cumple su papel operativo. El resul-
noción discursiva para el derecho. Lo caracteri- tado será el que produzca la intercepción articu-
zamos (hablo aquí en plural, porque fue una ta- lada de los textos (normas), las interpretaciones
rea colectiva en la que Alicia E. C. Ruiz y Ricardo acerca de los textos y las representaciones socia-
Entelman pergeñaron las ideas fundamentales) les vigentes. Estas ideas, fatalmente esquemáti-
como una práctica social específica, de naturale- cas en el presente contexto, las comenzamos a
za discursiva, que expresaba los niveles de acuer- divulgar en los tempranos 70 con menos informa-
do y conflicto en una formación social determi- ción, pero seguramente mayor intuición de la que
nada. Su especificidad, sosteníamos, provenía ahora disponemos. Ellas guardan fuertes seme-
de la posibilidad de distinguirla de otras prácticas janzas con un divulgado trabajo de François Ost
(políticas, económicas, morales, etc.); se trataba en el que juega con la metáfora del derecho de
de un discurso, en tanto proceso de producción la posmodernidad como encarnado por Hermes,
de sentido, que albergaba tres niveles, el de las el dios mensajero, modesto intermediario en la
normas, el de las interpretaciones de las normas circulación incesante del sentido y en la cons-
producidas por los operadores jurídicos –de mo- trucción de los juegos del discurso (16). Como lo
do particular en el proceso de adjudicación– y el manifestamos al inicio de este texto, traducir, es
que operaba en el imaginario de la sociedad, bajo decir, interpretar las normas es un proceso com-
la forma de creencias, informaciones, lugares co- plejo, heurístico, hermenéutico, político y cultural,
munes, mitos e ideologías, referidas al derecho. carente de resultados unívocos. No hay verdad en
Esos niveles eran distinguibles sólo analíticamen- las sentencias sino verosimilitud.
te, en la práctica se articulaban y rearticulaban
recíprocamente, en un juego incesante de circu- Estas notas deben concluir aquí, pues ya han
lación de sentido que coagulaba, precipitaba, cir- excedido la extensión prevista. No puedo dejar
cunstancialmente, en un producto legislativo o en de señalar que he intentado, de los múltiples as-
una decisión judicial, para pasar de inmediato a pectos a considerar, comenzar por los de rango
formar parte nuevamente del proceso. El senti- más general: epistemología, semiótica, discurso.
do incorporado a las normas por el legislador se Sin embargo, quedan pendientes de tratamiento
aloja en un texto que es mudo, como dice José cuestiones de gran importancia: el impacto pro-
Calvo González; para hacerlo hablar, se necesita ducido por el denominado “Law and Literature
de los lectores, pues, es sabido, no hay texto sin Movement” (17), en particular por los desarro-
(14) Van Dijk, Teun A., “El estudio del discurso”, en “El discurso como estructura y proceso”, Gedisa, Barcelona,
2000, ps. 43 y ss.
(15) Calvo González, José, “Comunidad jurídica y experiencia interpretativa. (Un modelo de juego intertextual pa-
ra el derecho)”, Ed Ariel, Barcelona 1992.
(16) Ost, François, “Tres modelos de jueces y de derecho”, Doxa, nro. 14, Alicante, 1993.
(17) Una exhaustiva y calificada información puede encontrarse en Karam Trindade, André y Magalhaes Gubert,
Roberta, “Derecho y literatura: acercamientos y perspectivas para repensar el derecho”, ensayo con el que intro-
1. Delante de la puerta de la Ley hay un guar- do en 1920. Un año a partir del cual en Europa
dián. Ante este guardián se presenta un campe- se habría de discutir extensamente sobre la cues-
sino que quiere entrar en la Ley. Pero el guardián tión: quién sería (o debiera ser) el guardián de la
le dice que ahora no puede permitir el ingreso. El Constitución. A la discusión, naturalmente, no se
hombre reflexiona y luego pide si entonces podrá accede a partir del espléndido relato de Kafka.
entrar más tarde. “Es posible”, dice el guardián, Aquel relato es una historia, como historia, ella
“no ahora, sin embargo”. era el mundo que hablaba y decía que no se pue-
de ver aquello que no se puede ver. Las historias
Es el inicio del famoso cuento de Kafka. Escrito no hacen disciplinas, ellas no disciplinan discur-
tres o cuatro años antes, el cuento fue publica- sos científicos, no son ciencia. Y, en efecto, a la
ducen los textos de una excelente compilación sobre el tema editada en dos tomos por la Livraría do Advogado,
Porto Alegre, 2008.
(18) Cárcova, V. C. M., “Análisis funcional del derecho”, en “Las teorías jurídicas post positivistas”, AbeledoPerrot,
Buenos Aires, 2012.
(*) Catedrático Titular de Teoría General del Derecho (Università degli Studi del Salento - Italia).
26
El desafío del juez constitucional
discusión se accede a través de un escrito, más Eran los decretos, las ordenanzas. Entonces, es-
que nada rudo, de Carl Schmitt en torno a la refi- tos dos diferentes discursos semánticos se en-
nada propuesta y otros escritos de Kelsen. cuentran, confluyen sobre un territorio que pare-
ce predispuesto a acogerse al hecho de que en
La cuestión atraviesa el pensamiento constitucio- ellos se ha producido la convergencia y entonces
nal del siglo pasado. Muchos países recogen en la presencia simultánea de exigencias y disponibi-
sus ordenamientos las ideas que estaban en la lidades diferentes: la exigencia de un control de la
base de las argumentaciones y de las propuestas voluntad expresada por el Parlamento, al menos
de Kelsen, se desarrolla en una, más que nada, en la forma de activaciones de garantías de res-
moderna doctrina del Estado, se identifica el cus- peto a la autonomía de las acciones de los indi-
todio de la Constitución, se olvida a Kafka. Quien viduos; la exigencia de obtener un reconocimien-
torna a ser un problema de la literatura. No obs- to jurídico de la comunidad política organizada;
tante, queda todavía abierto un curioso aspecto la disponibilidad de una gran tradición semántica
de aquel relato: ¿Qué cosa es la que ciega, eso que describía la sociedad desde el punto de vista
que está detrás de la puerta de la Ley y no se pue- de un instituto jurídico: el contrato. Una tradición
de ver? En sustancia: ¿Qué cosa custodia el cus- que sobre la figura del contrato fundaba la legiti-
todio? Y ¿qué cosa guarda el guardián? midad del poder político, el ejercicio de la fuerza,
las formas de sus delimitaciones. La idea del con-
La respuesta es autoevidente. Pero es autoevi- trato social, una idea que continúa siendo larga-
dente también el hecho de que ella constituye mente difundida y presente en la mayor parte de
sólo una reformulación del problema del origen. las teorías constitucionales modernas, deriva su
Excepto que el guardián guarde alguna cosa que fuerza y su resistencia del hecho que oculta la pa-
no se puede ver y entonces en este caso custo- radoja de la fuerza vinculante del contrato que se
diar, guardar, significa esconder, sustraer a la vis- funda sobre el presupuesto de la fuerza vinculan-
ta. ¿Y porqué esconder la ley? ¿Porque, como en te del contrato. Ocultada la paradoja, la construc-
el relato de Kafka, la ley ciega? Y más todavía: es- ción funciona: la voluntad expresada en el contra-
conderla, ocultarla en el secreto, sacralizarla, to- to no puede ser retirada, no se puede renunciar a
do esto, ¿para salvar la ley o para excluirla de la las condiciones puestas y a las condiciones acep-
vista? tadas; ya los ejercicios, el actuar, ya la nuda vida,
son manifestaciones que materializan la acepta-
2. En un interesante artículo de 1990, con el tí- ción del contrato. Que a su vez justifica la preten-
tulo “Constitución como adquisición evolutiva”, sión del reconocimiento de los individuos como ti-
Luhmann se preguntaba qué cosa hubiese de tulares de la voluntad contractual y entonces la
nueva en la Constitución. Él se preguntaba en qué pretensión de una reformulación de las condicio-
cosa consistiese la novedad que podía ser expre- nes cuando los eventos o los hombres o la vie-
sada a través de una transformación semántica ja estabilidad han consumido los requisitos de su
de viejos contenidos de sentido presentes en el propia aceptabilidad.
concepto de constitución. Más que una transfor-
mación semántica, a fines del siglo XVIII, se pro- Contenidos de sentidos diferentes reactivan vie-
duce una convergencia de dos tradiciones de sig- jos conceptos, renuevan la portada semántica y
nificado presentes en el término constitución. Una condensan en las nuevas artificialidades solucio-
refería el concepto a la estructura, a la íntima co- nes para emergencias propias del presente. Estas
nexión que mantenía unido y rendía como único emergencias tienen nombre, vueltas, rostros, his-
un cuerpo físico, social, político, al modo en que torias, lugares diferentes. Ellas toman cuerpo en
se conservaba la unicidad de una conexión orgá- Europa, en América; son emergencias que requie-
nica. La Constitución podía ser buena o mala, ella ren nuevas estructuras de orden. La tradición se-
daba forma al ser, que en la dimensión temporal mántica, los contenidos de sentido que se rinden
de sus manifestaciones se sabía expresado co- disponibles, dan la voz, dan la palabra a aquellas
mo derecho viviente: una concepción de la tem- emergencias. Se trata del enfrentamiento entre
poralidad del derecho todavía ampliamente difun- nobleza, clero y burguesía; se trata de las exclu-
dida. Pero había también otra tradición que refería siones sociales del cuarto estado; se trata de la
el concepto a textos escritos de derecho positivo, corrupción y del embarbarecimiento administrati-
una tradición que emanaba del derecho romano. vo del poder; se trata de la necesidad de buscar
28
El desafío del juez constitucional
la para quedar privado de vínculo. Cometemos el las veces que se reactualiza sentido a través del
error topológico que nos lleva a no ver la parado- texto. Memoria no es reactualización del pasado,
ja de la soberanía como un extraño anillo y en- operación imposible; ella es la función que permi-
tonces a no ver que “cualquier cosa que estaba te construir sentido en el presente y atribuir este
dentro del sistema sale del sistema y actúa sobre sentido a la presencia del texto. En este modo, la
el sistema, como si estuviese fuera del sistema”, memoria se transforma por cada una de sus re-
como dice Hofstader. El sistema es aquí, natural- actualizaciones, por cada operación que ella rin-
mente, la Constitución. Aquello que está dentro de posible. El texto tiene un sentido; el sentido
y sale fuera es la soberanía, pero podría también no es el texto; el texto es un texto jurídico que fi-
ser la razón, el lenguaje. Aquí interesa la sobera- ja un orden político que se legitima con base en
nía, una idea, un concepto-clave, como dicen los el derecho que él produce y al cual se declara
constitucionalistas, un concepto que concluye en dispuesto a someterse. Esta circularidad se lla-
un modo poco glorioso una larga carrera semán- ma democracia.
tica. Termina como tautología, la soberanía dice
de sí que es soberana; o tal vez termina como pa- ¿Es posible que el custodio de la ley quiera sus-
radoja: una construcción que funciona sólo si es traer justamente esto a la vista del campesino?
ocultada, si no se ve, si se oculta. Al llegar a este ¿Y qué cosa deja ver en el lugar de esta cegan-
punto, entonces, se impone con insistencia una te luminosidad? Él deja ver sólo aquello que se
sospecha: ¿No es que el custodio de la ley, el puede ver: diferencias, jerarquías, contingencias,
guardián que está delante de la ley, quiere escon- necesidades.
der propiamente esto, la paradoja de la soberanía
y la autología de la Constitución? ¿Y los custodios La primera diferencia usa la distinción entre un
de la ley, entonces, se comportan siempre así, to- derecho inmutable y un derecho mutable, entre
dos del mismo modo? una ley superior y una ley ordinaria. Esta distin-
ción de rango al interior del derecho expone ca-
Hemos visto que cuando la idea constitucional se da operación jurídica a la posibilidad de violar el
afirma, la descripción de la sociedad, la represen- derecho. Todo el derecho puede siempre ser ilíci-
tación del orden social y del orden político, así co- to. Así como pude ser siempre lícito. La distinción
mo la legitimación del poder, todo esto, viene rea- se aplica al derecho de las expectativas de tener
lizado con el recurso a construcciones jurídicas. derecho, al derecho de la competencia para san-
Aquello que se había llamado “problema hobbe- cionar las violaciones del derecho y al derecho de
siano del orden”, un problema social y específi- las competencias para producir derecho. La auto-
camente político, venía tratado con conceptos y logía del texto constitucional se libera así de los
representaciones jurídicas. También la soberanía, extraños anillos que la caracterizan. Los corta, los
que es una cuestión política, encuentra coloca- interrumpe. En este modo el sistema del dere-
ción y determinación de sí misma en un texto ju- cho se vuelve accesible para sí mismo, como de-
rídico. La Constitución, entonces, es un texto ju- cía Luhmann. El sistema se puede observar, pue-
rídico que fija, textualiza cuestiones políticas: ella de usarse a sí mismo para reconocer sus mismas
trata jurídicamente de problemas políticos, deter- operaciones, puede asimetrizarse, puede inmuni-
mina el orden político como orden jurídico. En la zarse. Pero, en particular, puede legitimarse des-
Constitución, entonces, en su estructura autoló- de sí como sistema de inmunización de la socie-
gica, opera una referencia externa respecto de la dad. En esta función, el derecho rinde posible un
cual, no obstante, la Constitución como texto ju- actuar político de la política, así como un actuar
rídico se considera inmunizada respecto del dere- económico de la economía. En particular, a través
cho, justo porque la Constitución determina los lí- del uso de la distinción de poder legítimo y de po-
mites y fija las barreras al tratamiento jurídico de der ilegítimo, rinde operativa la paradoja de la so-
los problemas políticos que no son aquellos rela- beranía de la cual ahora, como se dice, el dere-
tivos a las mismas condiciones del actuar político cho rinde legítimo el ejercicio.
como actuar diferenciado respecto del actuar jurí-
dico. La Constitución, entonces, opera como me- La otra distinción que deviene posible en virtud de
moria de la unidad de la diferencia entre políti- la separación entre poder político, como lugar de
ca y derecho. Memoria que no significa recuerdo. materialización de la soberanía, y jurisdicción, y
Memoria es una función siempre presente todas la distinción entre legislación y administración de
(1) Esta expresión se le atribuye a Charles Evan Hughes, quien trabajara como como “Associate Justice” de la
Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos y luego la presidiera entre 1930 y 1941.
30
El desafío del juez constitucional
ne descripciones de situaciones, de condiciones, mismo, esto es, privado de fundamento y que la
de estados de cosas, como se dice. Como el len- política de la sociedad moderna produce el con-
guaje, ella habla, sea directamente, sea indirecta- senso que la legitima. La autología refleja de la
mente, de sí misma. Por esto construye extraños Constitución interrumpe la circularidad de la clau-
anillos, para retomar nuevamente la fórmula que sura de los dos sistemas y cada vez que su tex-
hemos usado. Ella, entonces, es un texto autoló- to es citado determina la modalidad y el umbral
gico: habla de sí. En este sentido, entonces, re- de su acoplamiento. El texto constitucional, en
flexionándose como autológica, la Constitución otros términos, transforma circularidades en asi-
se presenta como el inicio: el inicio del tiempo metrías, clausuras en espacios cognitivos, anillos
del derecho y el inicio del tiempo de la política. en linearidades.
La Constitución es la memoria de esta tempora-
lidad. No ciertamente en el sentido del recuerdo, La realidad de la Constitución, entonces, no es,
de la conservación, pero sí en el preciso sentido como también se dice, la Constitución material,
de la memoria, esto es, de la continua invención, o tal vez el pueblo, la nación, la justicia social o
al presente, del propio inicio, de la continua reac- cualquier otro elemento que la tradición haya usa-
tivación, al presente, del propio inicio, de la conti- do como contenido de sentido. La realidad de la
nua presencia de la propia función selectiva. Pero Constitución es la diferenciación social, la forma
el inicio está antes del tiempo, es aquella cosa de de aquella diferenciación. Esto en el doble signifi-
la cual el tiempo comienza. Como la razón, tam- cado: que la Constitución describe aquella forma,
bién el inicio está antes que el tiempo. Por esto, que aquella forma se condensa en la específica
para la Constitución no vale el principio según el unidad de la diferencia que es la Constitución. En
cual el derecho posterior cancela el derecho pre- otras palabras, en el sentido que la Constitución
cedente. Y entonces, aquello que la Constitución describe aquella forma. Y entonces, en el sentido
reactiva, constituye y reconstituye, es al mismo en que la Constitución interpreta aquella forma,
tiempo la diferencia de derecho y política y la mo- usa como realidad su interpretación y las interpre-
dalidad de su acoplamiento, el grado de recíproca taciones de la Constitución son redescripciones,
irritación, el umbral de la interrupción de su inter- esto es, reactivaciones en el presente, y enton-
dependencia. La Constitución, justo en cuanto al ces representaciones de la Constitución justo en
inicio, cada vez que viene citada reinserta el tiem- ésta, su función. La Constitución entonces consti-
po en el tiempo. Ella delimita, canaliza, orienta las tuye realidad en este sentido preciso. Ella consti-
diferentes temporalidades a través de la construc- tuye aquello que interpreta como realidad, y ésta,
ción de sentido, esto es, a través de la imputación su interpretación, deviene el espacio de realidad
de un sentido del inicio. La autología refleja, pre- en el cual actúa la diferenciación social. La fun-
sente en sí misma, en cada reactualización suya, ción del juez constitucional consiste en reactivar
opera como descripción y como interpretación al continuamente este proceso de construcción de
mismo tiempo. Ella describe un mundo que ella la realidad. El juez interpreta interpretaciones, re-
interpreta. Ella es observación de observaciones. describe descripciones, reabre inicios, reencierra
El intérprete de la Constitución es un observador circularidades. Veremos cómo.
de nivel todavía superior. Él describe descripcio-
nes e interpretaciones y las usa como un proyecto La Constitución, hemos dicho, es la unidad de
para el futuro, como núcleo semántico en el cual una diferencia. Ahora, en el texto, la diferencia no
se ha sedimentado el inicio. Mas este inicio, pa- se ve. La distinción de derecho y política es inob-
ra el intérprete, es su presente. La Constitución, servable. En cada diferencia hay una inobserva-
como se dice, es siempre el resultado de un ac- bilidad, hay una latencia que es la misma dife-
to fundacional. Un texto que es un instrumento rencia. Para observar una distinción es necesario
para abrir el futuro. Ella, en efecto, es un instru- distinguirla de cualquier otra cosa, es necesario
mento jurídico para el disciplinamiento de la po- usar otra distinción. La cual, naturalmente, res-
lítica y al mismo tiempo es un instrumento políti- tará inaccesible a sí misma. Pero justo esto es
co para la construcción de formas de realidad, de aquello que hace el intérprete de la Constitución.
comportamientos, de eventos. En la Constitución Él observa con el uso de otras distinciones. De vez
se conserva, se esconde, se sustrae a la vista la en vez él condensa sentido a través de la produc-
unidad de la diferencia de derecho y política. Se ción de sentido. Él observa latencia a través de la
oculta el hecho que el derecho se funda sobre sí producción de latencia. Es claro que el juez apli-
32
El desafío del juez constitucional
capitalista; en realidad, se trataba del reconoci- de bienestar. La política está siempre orientada
miento tardío de los requisitos de la nueva for- a la necesidad de estabilizar un consenso que la
ma de diferenciación social, ya largamente afir- justicia de la compensación rinde muy vulnerable
mada y que reclamaba la universalización de sus y ficticio y así se abren camino políticas ecológi-
condiciones: sólo individuos que fuesen tratados cas, políticas de la educación, políticas coyuntu-
como libres podrían proveer legitimación a un po- rales que producen y alimentan expectativas de
der político ya no ligado a la naturaleza de las per- intervención pública de tipo preventivo de los da-
sonas; sólo individuos que fuesen tratados como ños que se pueden verificar en el futuro. La jus-
iguales podrían ser a su vez tratados como su- ticia constitucional se orienta a este género de
jetos capaces de querer y entonces de ser des- expectativas y trata el texto constitucional como el
tinatarios de imputaciones. Naturalmente, estas proyecto de un orden social destinado a la reali-
semánticas de los así llamados derechos funda- zación de condiciones de vida aceptables para to-
mentales contienen los límites que vienen de vez dos: ahora las preocupaciones se restituyen a la
en vez reactivados: límites que se manifiestan co- vida, a la dignidad, a la equidad, al dolor.
mo excepciones, exclusiones, inmadurez de los
tiempos. Depende de las situaciones y, todavía Estas preocupaciones de la justicia constitucional
más, del grado de universalización alcanzado por dejan entrever que también en la observación de
los sistemas sociales individuales y de sus delimi- la Constitución han penetrado hoy incertezas del
taciones regionales. futuro que han soterrado el viejo optimismo de las
premisas liberales de un Estado de derecho. La
Después, cuando las consecuencias de la uni- política tienta compensar su incompetencia para
versal inclusión, esto es, las consecuencias de la compensar los riesgos de sus decisiones a través
nueva forma de la diferenciación social comien- de una hipertrófica ocupación de los espacios del
zan a manifestarse y los individuos, inventados actuar social. Y esta incompetencia rinde piado-
como libres, son en realidad expuestos a la exclu- sos los esfuerzos de revitalizar viejos instrumentos
sión justo porque son incluidos y las desigualda- como la soberanía, la razón, los valores, los fun-
des, las diferencias, las amenazas y las violencias damentos. Estas viejas paradojas son ineficaces
emergen del propio y normal funcionamiento de respecto de las nuevas paradojas, aquellas que
los sistemas sociales, entonces la justicia consti- emergen de las consecuencias de la diferencia-
tucional se orienta no solamente a la protección ción moderna de la sociedad. Nosotros sabemos
de los derechos, sino también al bienestar de los que no es posible redistribuir recursos, reducir po-
ciudadanos, a su propia seguridad, a las situa- breza, aumentar riqueza, reducir desigualdad. En
ciones de minoridad. El problema a tratar no es nuestra sociedad somos más pobres porque so-
más la delimitación de la intervención del Estado, mos más ricos, somos más desiguales por somos
más precisamente lo es la extensión de sus com- más iguales, corremos más riesgos porque dispo-
petencias para compensar las consecuencias de nemos de tecnologías más seguras, hemos exten-
sus mismas decisiones. En este punto, la justi- dido el espacio del no-saber justamente porque
cia constitucional cambia su interés en la activa- hemos extendido el espacio del saber. El único re-
ción de las garantías del Estado liberal a la acti- curso que puede ser distribuido es el riesgo. Y es-
vación de las garantías de la compensación del te recurso puede ser distribuido en modo racional:
Estado social. Se abren camino ideologías de una si con racionalidad entendemos el carácter de las
justicia social según la cual el público compen- decisiones que incrementan la posibilidad de ac-
sa a los individuos por las consecuencias de las tuar y que frente al riesgo están en grado de re-
decisiones con las cuales el público provee ven- verse a sí mismas.
tajas a otros individuos, los cuales naturalmente
componen un número más limitado que los pri- ¿Puede el juez constitucional, con los instrumen-
meros. Una justicia redistributiva, podemos decir, tos de que dispone, afrontar el desafío de es-
la cual se afirma hasta cuando se piensa que la ta racionalidad? O tal vez también nuestro juez
capacidad de endeudamiento del Estado, esto es constitucional, de frente a la ruptura de las vie-
del público, sea infinita. Políticas monetarias sos- jas construcciones, de frente a la consumación
tienen las expectativas de los individuos que es- del viejo orden de la política, de la soberanía y de
tán siempre excluidos y todo esto se llama Estado los Estados, dará todavía una vuelta más, como el
SUMARIO:
“Me pregunto si no son más bien las palabras las que juegan con nosotros”.
E. Jabès
34
Derecho, comunidad política e interpretación
pretar sus relaciones con el sistema jurídico esta- dalidad carencial que posibilita toda praxis, toda
tal a partir de la propia narración histórica consti- acción. Es ello precisamente lo que nos acomu-
tuyente de su identidad (2). na, nos subjetiva, nos mantiene entre, nos po-
ne con. Entendiendo que el “con” no es ningu-
La inteligibilidad del comportamiento normativo na sustancia ni ningún en sí-para-sí. Tampoco un
(la manera en que lo entendemos) resulta inhe- acuerdo colectivo que une individuos previamen-
rente al carácter comunitario de la narración, que te constituidos. Como escribe J. L. Nancy, “Ser
aporta el contexto para ese comportamiento. con es ser lo abierto, lo expuesto. Abierto que no
es simplemente ante todo generosidad, amplitud
Repensar, entonces, la relación entre derecho e en la hospitalidad y largueza en el don, sino en
interpretación supone, a su vez, preguntarse acer- principio la condición de coexistencia de singu-
ca de la idea misma de comunidad. laridades finitas, entre las cuales –a lo largo, al
borde y en los límites, entre afuera y adentro– cir-
Ha sido la tradición de la filosofía francesa, con cula indefinidamente la posibilidad del sentido”
autores como Maurice Blanchot, Jean Luc Nancy y (Nancy, 1999).
George Bataille, la que ha abordado en los años 80
la arista de este complejo desafío, rehabilitan- La interpretación exhibe así su función política,
do el debate acerca de la comunidad a partir de en tanto expone la apertura misma, la ausen-
una crítica radical a cualquier noción de lo co- cia de fundamento último y la huella infinita de la
mún que se constituya como fundamento último. multiplicidad. La huella, concepto introducido por
Desplazando la noción de comunidad de toda re- autores como Derrida y Levinas, implica precisa-
ferencia esencialista (la comunidad sería una sus- mente la diferencia que abre el aparecer y su sig-
tancia, un origen a añorar o un destino a prefigu- nificación, dando cuenta siempre de que el origen
rar) como contractualista (la comunidad sería un es ausencia, letra muda, vacío, pérdida. Derrida
acuerdo colectivo que une individuos previamente decía: “la huella es, en efecto, el origen absolu-
constituidos), para reinscribirla, en cambio, en el to del sentido en general. Lo que equivale a decir,
complejo universo del lenguaje y la comunicación. una vez más, que no hay origen absoluto del sen-
tido”. “La huella es la relación con la alteridad de
Este desafío ha sido recogido años después por un pasado que nunca fue ni puede ser vivido ba-
parte de la filosofía italiana a través de los tra- jo la forma, originaria o modificada de la presen-
bajos de G. Agamben (la comunidad que viene) cia” (Derrida, 1967).
y Roberto Espósito (Communitas). En la línea an-
tes mencionada, Espósito se ha propuesto fun- No hay origen del sentido (o un sentido único y
damentalmente tomar distancia de las concep- primario) en normas y hechos, porque, como bien
ciones tradicionales sobre la comunidad que la explica Deleuze, el sentido es siempre un resulta-
piensan como una propiedad o un atributo de los do, un efecto: no solamente un efecto como pro-
sujetos que los une, o inclusive una sustancia pro- ducto, sino un efecto de óptica, un efecto de len-
ducida por esa unión. También de aquella visión guaje, un efecto de posición.
mítica que mira la comunidad como un valor ori-
ginario perdido o un destino a prefigurar. Apoyado Jabès hablaba del desierto y el libro, lugar “donde
en la etimología del término, Esposito ofrece una todo se siente posible a través de una palabra que
noción radicalmente distinta. La Communitas se- se cree poder dominar, y que revela finalmente no
ría entonces el conjunto de personas a las que ser más que el lugar de su fracaso”. Entre estos
une no una propiedad sino un deber, una deuda, dos sentidos extremos, señala, están todas las
una falta. Una “despropiación” que inviste y des- metáforas que la palabra puede inspirar. Ninguna
centra al sujeto y lo fuerza a salir de sí mismo. la abarca verdaderamente, pero, entre ese todo y
esa nada, se inscribe la apertura insondable con
La comunidad, lejos de ser un todo, un pleno, una la cual, a fin de cuentas, todo escritor, todo lector,
esencia, se constituye entonces como falta, mo- se ve confrontado (Jabès, 1982).
(2) Cfr. Courtis, C., “Prólogo”, en Cover, R., “Derecho, narración y violencia. Poder constructivo y poder destruc-
tivo en la interpretación judicial”, Ed. Gedisa, Barcelona, 2004.
(3) Espósito señala la forma paroxística y a la vez paródica que se produce cada vez que en la “impropiedad”
de lo común vuelve a asomar el llamado de lo propio, la voz de lo “auténtico”, la presunción de lo “puro”. No
está de más señalar que communis, en su acepción primitiva, significaba no sólo “vulgar”, “popular” sino tam-
bién impuro: sórdida munera. Pareciera –dice– que justamente este elemento mixto, mestizo, es lo que no só-
lo el sentido común sino también el discurso filosófico político no logra tolerar, cuando vuelve a abocarse a la
búsqueda del propio fundamento esencial. Cfr. Espósito, R., “Communitas. Origen y destino de la comunidad”.
36
Derecho, comunidad política e interpretación
dos por el carácter an-archico (in-originario) del Como bien explica Derrida, “el surgimiento mis-
des-fundamento, inscriben el umbral político de mo del derecho, el momento instituyente, funda-
la comunidad. Inscripción que, lejos de configurar dor y justificador del derecho implica una fuerza
identidad, fusión y consenso, supone diferencia, performativa, es decir siempre interpretativa: no
tensión de fuerzas y conflictividad. en el sentido de que el derecho estaría al servi-
cio de la fuerza, instrumento dócil, servil y por tan-
Como bien señala Espósito, si hay un lugar que to exterior, sino en el sentido de que el derecho
necesita una revisión crítica es el que establece tendría una relación más interna y compleja con
una contraposición entre comunicación y violen- lo que se llama fuerza o violencia… el momento
cia. Según esta tradición, la violencia es muda, mismo de fundación o de institución, la operación
mientras que la comunicación es el espacio des- que consiste en fundar, inaugurar, justificar el de-
tinado al diálogo, y, por lo tanto al desarrollo de la recho, hacer la ley, consistiría en un golpe de fuer-
política entendida como lo opuesto a la violencia za, en una violencia performativa y por tanto inter-
(Espósito, 2006). pretativa” (Derrida, 1989).
(4) El juez que procure lo imposible –señala Alicia Ruiz– “asumirá la inescindible relación entre derecho y violen-
cia, la politicidad de su lugar y de su función, el compromiso inexorable con la sociedad a la que juzga, en ca-
da una de sus sentencias”.
Gadamer expresa, para Ricoeur, la síntesis de Son conocidas las objeciones que formu-
estos dos movimientos. Pero, por otra parte (en la Habermas a la hermenéutica gadameriana.
relación con Heidegger), Gadamer inicia el mo- Contra los prejuicios de la tradición, Habermas
vimiento de retorno desde la ontología a los pro- opone un concepto iluminista de razón. Como
blemas epistemológicos. En la esfera histórica, la bien señala Mari, “el sobrepeso asignado en
conciencia de ser sostenido por tradiciones que Gadamer a la tradición abre una brecha con la re-
nos preceden es lo que hace posible todo ejer- flexión crítica (la razón) que pasa a ser desplaza-
cicio de una metodología histórica en el nivel de da por un concepto gravado de conservadurismo
las ciencias sociales (Ricoeur, 1986). “Estamos filosófico” (Mari, 1991).
siempre situados en la historia (…) nuestra con-
ciencia está determinada por un devenir históri- Si bien Gadamer cree no caer en el atolladero del
co real, de modo que no tiene libertad frente al romanticismo (el prejuicio no es el polo adverso
pasado” (Gadamer,1960). Siempre hay un marco de una razón sin supuestos sino un componente
de precomprensión desde el cual interpretamos del comprender ligado al carácter históricamen-
el mundo. En este cuadro, el concepto de distan- te finito del ser), el debate con Habermas actua-
ciamiento cobra un protagonismo fundamental: la liza de alguna manera la tensión entre Ilustración
historia efectual es precisamente lo que se ejer- y romanticismo.
ce bajo la condición de la distancia histórica. Es la
Habermas acepta que toda Verstehen (Com
proximidad de lo lejano (Ricoeur, 1986).
prensión) pone en juego el horizonte de sentido al
que pertenece el intérprete, pero rechaza que de
La idea de Gadamer es la interpretación como ello deba seguirse la rehabilitación del prejuicio mis-
acuerdo: siempre hay contenidos previos a par- mo y de sus fuentes: la autoridad y la tradición (5).
tir de los cuales nos enfrentamos a un texto o
a una cultura. Muchas veces el texto se resiste Si bien la autoridad supone jerarquía (hieros: sa-
a ser traducido a nuestras ideas previas, se ge- grado y arjé/arché: principio), Habermas olvida
nera así una tensión entre el texto y el lector. La aquello que Diana Sperling tan bellamente expli-
necesidad de comprender un texto o a otros nos ca: “sólo se transmite lo que fracasa”. “Si el tex-
va cambiando, los prejuicios son, en este senti- to fuera completo, si dijera todo lo que tiene pa-
do, dinámicos, pero son la base del conocimien- ra decir, si se cerrara sobre el significado, dejaría
to (Schuster, 1995). de hacer marca, de pedir ser leído, causaría la
muerte del lector (y con ella la suya propia). Toda
El enlace entre interpretación y aplicación pro- escritura es, de hecho, lectura; pero toda lectu-
pugnado por Gadamer (la aplicación es un mo- ra es reescritura. Al modo de la semiosis peircia-
mento integrante de la comprensión) ha tenido na, la interpretación genera remitencia infinita”
un importante impacto en el seno del pensamien- (Sperling; 2008).
to jurídico: no sólo ha rehabilitado la dimensión
histórica y su encadenamiento sino que ha inte- La lectura resulta posible precisamente porque el
rrogado la noción misma de verdad (Mari, 1991). texto no está cerrado en sí mismo, sino abierto
(5) Ricoeur sintetiza: cuando Gadamer toma del romanticismo filosófico su concepto de prejuicio, reinterpreta-
do por medio de la noción heideggeriana de precomprensión; Habermas desarrolla el concepto de interés naci-
do del marxismo y reinterpretado por la Escuela de Frankfurt. Cuando Gadamer se apoya en las ciencias del es-
píritu, entendidas como reinterpretación de la tradición cultural en el presente histórico, Habermas recurre a las
ciencias sociales críticas, dirigidas contra las reificaciones institucionales. Por último, cuando Gadamer funda la
tarea de la hermenéutica sobre la idea del “diálogo que somos”, Habermas invoca el ideal regulador de una co-
municación sin límites y sin coacciones, que no existe en el origen de la comprensión sino que nos dirige a par-
tir del futuro. Cfr. Ricoeur, Paul, “Hermenéutica y crítica de las ideologías”.
38
Derecho, comunidad política e interpretación
hacia otra cosa. Ricoeur decía: “leer es, en toda sófica, crítica de las ideologías y deconstrucción.
hipótesis, articular un discurso nuevo al discurso Tradiciones que, con todas sus distancias y es-
del texto”. La interpretación es, en este sentido, paciamientos, han marcado, sin embargo, la im-
la actualización de aquella proximidad anhelada, pronta de un horizonte común: el enlace íntimo
pero necesariamente fallida. entre política e interpretación. Sabiendo, quizás,
que es en la fragilidad misma de la palabra donde
En abril de 1981, Philippe Forget logra organizar reside la posibilidad siempre infinita y simultánea-
en el Instituto Goethe de París un encuentro entre mente inasible del lenguaje y la comunicación.
Gadamer y Derrida. Lejos de esperar un diálogo
entre ambos autores, para Forget, “se trataba so- IV. BIBLIOGRAFÍA
bre todo de dar cabida a un conflicto que, al obli-
gar a los adversarios a abandonar sus respectivas Arendt, Hannah (1959), “¿Qué es la política?”, Ed. Pai-
guardias, podía crear las condiciones para que se dós, Buenos Aires, 2009.
produjeran nuevas aproximaciones entre ambos” Arendt, Hannah (1958), “La condición humana”, Ed.
(Forget, 1989) (6). Paidós, Barcelona, 1998.
Derrida responde a la intervención de Gadamer Blanchot, Maurice (1983), “La comunidad inconfesa-
con tres preguntas editadas bajo el título “Las ble”, Ed. Arena Libros, 2007.
buenas voluntades de poder”; Gadamer replica Cárcova, Carlos (2007), “Las teorías jurídicas pos-posi-
con un texto titulado “Pese a todo, el poder de la tivistas”, Ed. AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2009.
buena voluntad”.
Cárcova, Carlos (1998), “La opacidad del derecho”, Ed.
A diferencia de Gadamer, para Derrida todo ha- Trotta, Madrid, 1998.
llazgo de sentido es una posición y toda posi- Cover, Robert (1993), “Derecho, narración y violencia.
ción es creación. La interpretación designa la Poder constructivo y poder destructivo en la interpreta-
acción creadora y afirmadora de valores. El pers- ción judicial”, edición a cargo de Christian Curtis, Ed.
pectivismo nietzscheano apunta así a la despo- Gedisa, Barcelona, 2002.
sesión del sentido. Una errancia infinita en el
des-fundamento. Derrida, Jacques (1981), “Las buenas voluntades de
poder (respuesta a Hans-George Gadamer)”, traducción
Al presupuesto de la buena voluntad de los ha- de Gabriel Avanzueque, en Cuaderno Gris nro. 3, edi-
blantes como garantía del diálogo hermenéutico, ción digital de Derrida en castellano, 1998.
Derrida opone la idea de que todo comprender Derrida, Jacques (1967), “De la gramatología”, Ed. Si-
es también voluntad de poder y por lo tanto to- glo XXI, Buenos Aires, 1984.
da interpretación busca darse validez a sí misma,
es decir, imponerse. Derrida rechaza así la idea Derrida, Jacques (1989), “Fuerza de ley. El fundamento
de totalización y cierre de sentido. Sustraído a la místico de la autoridad”, Doxa nro. 11, Alicante, 1992.
clausura de la inmanencia absoluta, el lenguaje Espósito, Roberto (1998), “Communitas. Origen y des-
se constituye como vacío e inconclusión. tino de la comunidad”, Ed. Amorrortu, Buenos Aires,
2007.
Ya hablemos de consenso o de malentendido,
Derrida sugiere preguntarse “si la condición de la Espósito, Roberto (2006), “Lenguaje y violencia entre
Verstehen (Comprensión), en lugar de ser el con- Benjamin y Canetti”, Daimon. Revista de Filosofía, nro.
tinuum de una ‘relación’… no consiste, más bien, 38, 2006.
en la interrupción de la misma, de una determina- Espósito, Roberto (1993), “Diez pensamientos acerca
da relación de interrupción, en la suspensión de de la política”, Ed. FCE, Buenos Aires, 2012.
toda mediación” (Derrida, 1981).
Forget, Philippe (1989), “Dialogue and Deconstruction.
La pregunta por la interpretación instala así el The Gadamer-Derrida Encounter”, edited by Diane P. Mi-
marco de esta triple signatura: Hermenéutica filo- cheiberger & Richard Palmer, SUNY Series in Contem-
(6) Cfr. Forget, Philippe, “Point de rencontre”. La locución point de quiere decir tanto “punto de” como “no hay”
(pas de).
Habermas, Jürgen (1985), “El discurso filosófico de la Ricoeur, Paul (1986), “Hermenéutica y crítica de las
modernidad”, Ed. Katz, Madrid, 2008. ideologías”, en “Del texto a la acción. Ensayos de her-
menéutica II”, Ed. FCE, Buenos Aires, 2001.
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Ricoeur, Paul (1986), “La tarea de la hermenéutica:
nima Trotta, Madrid, 2000.
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Kristeva, Julia (1999), “El genio femenino: la vida, la la acción. Ensayos de hermenéutica II”, Ed. FCE, Bue-
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Ed. LOM, 2000. mol Izquierdo Buenos Aires, 2008.
SUMARIO:
I. ESCRIBIR ES IMPOTENTE: FRIVOLIDAD es, según Derrida, “the essential nothing on who-
Y DESESPERACIÓN se basis everything can appear and be produced
within language” (2). La nada esencial, la pura
Kafka dice en su diario: “(o)nly writing is helpless, ausencia en la cual toda presencia es anunciada
cannot live in itself, is a joke and despair” (1). La es lo que instiga a alguien a trabajar, es la inspira-
posibilidad misma de la escritura y la literatura ción. Es ese vacío que constituye el objeto litera-
(*) Traducido por Sergio A. Militello.
(**) Profesora de Derecho Constitucional de la Facultad de Derecho de la Universidad Federal de Paraná (Brasil) en
Graduación y Postgraduación. Coordinadora del Derecho de Constitucionalismo y Democracia. Vicedirectora de la
Facultad de Derecho.
(1) Kafka, Franz, “The Diaries”, ps. 397/398, 6/12/1921. “El solo acto de escribir es impotente, no puede vivir
por sí mismo, es una broma y un acto de desesperación”.
(2) Derrida, Jacques, “Writing and Difference”, Chicago University Press, Chicago, 1978, p. 8. “La nada esencial
en cuyas bases todo puede aparecer y ser producido dentro del lenguaje”.
40
Kafka, identidad(es) y autoridad(es)…
rio, cuyo origen está escondido o es un no-origen. se qué es preguntarse (¿qué es la literatura?). La
Alguien escribe para decir que él (ella) no puede literatura lleva en primer lugar nuestra atención
escribir absolutamente nada. Escribir es, por lo hacia el “qué es” de la cuestión y así perturba la
tanto, impotente: frivolidad y desesperación. autoridad y la pertinencia de la cuestión. En rea-
lidad, debemos volver nuestra atención hacia die
El origen de la escritura es un no-origen, en la Herkunft, el propio origen, el lugar al cual se per-
medida en que no se encuentra en ella, ni “in the tenece, el nombre que alguien llama, que puede
conventions of a life and a language to which it ser ese campo híbrido: Kafka, kavka, K.
is continually bound without being able to derive
from them a law for its presentations” (3). Sin un II. KAFKA, KAVKA, K
self y sin una norma basada en el self que le dé
sustento, escribir es impotente. Entonces, la úni- Kakfa (no) era checo, pero un checo judío; y, por
ca ley es la de que no hay ley para la escritura, lo tanto, un extranjero para la comunidad cristiana
salvo la frivolidad y la desesperación. En los orí- checa. Como judío, no era ejemplar en realidad,
genes de la escritura, de la literatura, existe una pues nunca se dedicó completamente a la comu-
aporía. La pura ausencia, la inspiración, son en nidad judía y siempre tuvo una pizca de indiferen-
un primero momento, nada; y así, la desespera- cia en relación a ella. Entre los judíos, Kafka no
ción. Mientras tanto, para Kafka, esa desprotec- se sentía a gusto con su linaje burgués; sin em-
ción que padecen la escritura y la literatura luego bargo, tampoco perteneció a la comunidad judía
se transforman en frivolidad, una broma, a lo cual oriental que, en su visión, personificaba al pueblo
sabe jugar muy bien. Según Hammacher, “…all judío. Con todo, Kafka era un escritor checo-ju-
talk of absence, losing, and missing the mark is dío, que hablaba alemán y que tampoco se adap-
not only hypothetical; it misses the mark in prin- taba bien entre los checos. En una de las cartas
ciple. It has forfeited the epistemic security that que escribió a Milena, él dice: “Then there is the
would have been able to provide a background question of being Jewish. You ask me if I’m a Jew,
for the pathos of failure and the pathos of salva- maybe that’s just a joke, maybe you’re only asking
tion” (4). En realidad, la aporía –que está en los if I’m one of those anxious Jews, in any case as
fundamentos mismos de la literatura (de Kafka)– a woman form Prague you can’t be as innocuous
genera un movimiento interesante, esto es, la lite- in this respect as Mathilde, Heine’s wife” (6). Más
ratura no habita en ella misma sino que tampoco adelante, en la misma carta, él le cuenta que su
habita en la desprotección de su ausencia, mo- hermana más joven estaba por casarse con “a
viéndose “in a realm in-between, a hybrid realm Czech, a Christian; once he was talking with one
that no longer bears a canonical or even a dispo- of your relatives about his intention of marrying a
sable name” (5). Entonces, no sólo cabe pregun- Jew, and this person said: ‘Anything but that, just
tarse qué es la literatura sino también preguntar- don’t go getting mixed up with Jews!’” (7). Bien
(3) Hamacher, “Premises”, p. 295. “En las convenciones de una vida y un lenguaje que está continuamente li-
gado sin poder originar en ellas una ley para sus presentaciones”.
(4) Hamacher, “Premises”, p. 295. “...toda la conversación sobre la ausencia, pérdida y perder la idea no es so-
lamente hipotética; ella pierde la idea desde el principio. Ella perdió la seguridad epistémica que podría dar un
background para el pathos del fracaso y el pathos de la salvación”.
(5) Hamacher, “Premises”, p. 296. “En un campo intermedio, un campo híbrido que ya no carga un nombre ca-
nónico o descartable”.
(6) Kafka, Franz, “Letters to Milena”, Schoken Books, New York, 1990), p. 19. Meran, 30/5/1920. “Entonces
surge la cuestión de si soy judío. Vos me preguntás si soy judío, tal vez sea sólo una broma, tal vez sólo estés
preguntándome si soy uno de esos judíos ansiosos, de todos modos como mujer de Praga no podés ser en ese
aspecto, tan inofensiva como Mathilde, la esposa de Heine”. En la secuencia de la carta, él dice que Mathilde
siempre perturbaba a Meissner, un autor germano-bohemio, con sus explosiones contra el pueblo alemán. “Vos
no conocés a los alemanes en realidad”. Un día, Meissner finalmente respondió: “incluso porque, el único pue-
blo que ve Henry son periodistas alemanes, y aquí en París todos ellos son judíos”. “Oh”, dice Mathilde, “estás
exagerando. Debe de haber algún judío entre ellos aquí o allá...”.
(7) Kafka, Franz, “Letters to Milena”, p. 20. Merán, 30/5/1920. “Un checo, un cristiano; una vez él estaba ha-
blando con uno de sus parientes sobre su intención de casarse con una judía, y esa persona dijo: ‘cualquier co-
sa menos eso. No se mezcle con esos judíos’”.
(8) Kafka, Franz, “Investigations of a Dog”, en “Complete Stories”, Schoken Books, New York, 1971, p. 278.
“¡Cómo cambió mi vida! Y al mismo tiempo: ¡cómo se mantuvo inmutable al final! Cuando hago memoria y re-
cuerdo del tiempo en que todavía formaba parte de la comunidad canina, compartiendo sus preocupaciones,
perros con perros, descubro que desde el inicio noté alguna discrepancia, algún pequeño desajuste, causando
la leve sensación de incomodidad que ni siquiera las actividades públicas más decentes podrían eliminar…”.
(9) Kafka, Franz, “Letters to Milena”, ps. 7/8. Meran, fines de abril, 1920. “Estoy conmovido por su lealtad para
con cada pequeña frase, una lealtad que jamás pensé que pudiese encontrar en una checa, y más por su bellí-
simo poder natural que tenés. ¿Un alemán y una checa tan cercanos uno del otro?”.
(10) Kafka, Franz, “Letters to Milena”, p. 14. Meran, mayo, 1920. “Nunca viví entre alemanes. El alemán es
mi lengua materna...”.
(11) Kafka, Franz, “Letters to Milena”, p. 3. Meran, mayo, 1920. “¿También apreciás lo foráneo por el solo he-
cho de serlo?”.
(12) Hamacher, “Premisses”, p. 310. “Siempre que nombres y sustantivos, términos específicos o generales
puedan ser generados por otro a través de la antonomasia, dejan de ser posibles las distinciones críticas en el
42
Kafka, identidad(es) y autoridad(es)…
nomasia lo que más me impresiona, sino los dis- tiempo, sino con otro tiempo, un tiempo sin tiem-
tintos “trans”-transformación, transmutación, tra- po. Pero la vida y vivir, para Kafka, son la experien-
ducción que encontramos en los textos de Kafka: cia irritante del tiempo burocrático, el tiempo de
de una palabra a otra, de un significado a otro, de las obligaciones, y deberes de la burguesía (judai-
un ser a otro (persona o animal). ca) de la Europa del este.
ámbito del concepto sin calificación”. Lo mismo cabe decir de la producción de conceptos, de la transparencia
de lo particular dentro de lo general, la subordinación de un individuo a la ley universal, todos los cuales son exi-
gidos por el pensamiento conceptual. Virtualmente todas las palabras, no solamente los sustantivos, elaboran
un área lúgubre alrededor de sí mismos por medio de la antonomasia, área que se hace impenetrable una vez
que la antonomasia teje toda una historia”.
(13) Kafka, Franz, “The Diaries”, ps. 212/213. Ver septiembre 23, 1912. “Esa historia, O Processo, la escribí
de una sola vez a lo largo de la noche entre los días 22 y 23, entre 10 de la noche y las 6 de la mañana. Ni fui
capaz de estirar mis pernas bajo la mesa, y quedaron rígidas por quedarme sentado. La temible tensión y la ale-
gría, como la historia se desarrolla ante mí, como si yo estuviese avanzando por el agua. Varias veces a lo lar-
go de la noche cargué mi propio peso en mis espaldas. Como todo puede decirse, como con todo, de las ma-
neras más extrañas, espera un gran fuego en el cual ellas perecen y resurgen nuevamente. Cómo quedó azul
del lado de afuera de la ventana. Un carruaje pasó por aquí. Dos hombres atravesaron el puente. A las dos mi-
ré el reloj por última vez. Tan pronto la empleada atravesó la antesala por primera vez, yo escribía la última fra-
se. Apagando la luz y la luz del día. Leves angustias en mi corazón. La fatiga que desapareció en medio de la
noche. La trémula entrada en el cuarto de mi hermana. Leyendo en voz alta. Antes de eso, estirándome en pre-
sencia de mi criada y diciendo ‘estuve esperando hasta ahora’. La aparición de una cama intacta, como si la hi-
cieran recién. La convicción verificada de que con mi romance escrito me encuentro en vergonzoso piso de los
escritos. Solamente de esa manera se pode escribir, solamente en tal coherencia, con una apertura tan com-
pleta del cuerpo y del alma”.
(14) “¿En qué sentido puede afirmarse que todas las cosas son una? Pues ‘es’ es usado de diversas formas.
¿Ellas quieren decir que todas las cosas son sustancias o cantidades o cualidades? Y además de eso, serían
todas las cosas una sustancia... ¿o cualidad y sustancia es lo mismo?... Pues si ambas sustancia, cantidad y
calidad son, por lo tanto, en caso de que ellas existan independientemente unas de otras o no, lo existente se-
ría mucho. Pero si por otro lado se afirma que todas las cosas son cantidad y calidad, entonces si la sustancia
existe o no resulta un absurdo, en el supuesto de que realmente lo imposible pueda ser llamado absurdo. Pues
ninguno de los otros dos puede existir de forma independiente excepto la sustancia; pues todo (es atribuido a la
sustancia como sujeto/asunto)… Solamente la sustancia no es infinita y no tiene magnitud; pues para tenerla
debería ser cantidad” (p. 316). “…Se dice que las cosas vienen a ser de formas diferentes. En algunos casos,
no usamos la expresión ‘vienen a ser’ sino ‘venir a ser así y así’. Solamente de las sustancias se dice que vie-
nen a ser, sin calificación. Ahora en los casos en que no, lo de las sustancias queda claro qué cantidad o cali-
dad o en tal relación, tiempo o espacio, siempre se presupone un sujeto/asunto, una vez que la sustancia no es
atribuida a otro sujeto/asunto, sino a todo el resto de la sustancia” (p. 325). Aristóteles, “Física”, ps. 316/325.
Ver también Heller, “The time is out of joint”, p. 33.
44
Kafka, identidad(es) y autoridad(es)…
actitud de reconocimiento a través de otro institu- pacify or appeases anything, not a single torment,
cional o, incluso, un acto de resistencia a perte- not a single torture. It will never silence their me-
necer, a ser reconocido por una (otra) institución mory. It could even worsen the terror, the lesions,
cuya autoridad sea dudosa. and wounds” (16). Más allá de eso, un guión no
es suficiente para ocultar el sufrimiento, los lutos
Un concepto sustancial de identidad como el y el ruido de las armas. En el ámbito de la mo-
de Aristóteles no tiene en consideración al otro. dernidad política y jurídica, o sea, en el ámbito
Aristóteles dice literalmente que sólo la sustan- del Estado de derecho, en el curso de las realiza-
cia es tenida como viniendo a ser sin calificación. ciones del liberalismo y de la democracia social,
Ella primeramente es o vino a ser. En este senti- la identidad siempre fue dogmáticamente presu-
do, alguien esencialmente es por naturaleza y su puesta como una cuestión de obtenerse un esta-
sustancia no cambia a pesar de cualquier cam- tus político y jurídico, como una cuestión de per-
bio que pueda ocurrir a lo largo de su vida. Lo que tenencia. Este tipo de reconocimiento provisto por
cambia en el self de alguien no es su sustancia, otro institucional como el Estado y el derecho, los
o sea, la primera categoría que lo (la) constituye cuales, entonces, se convierten en las fuentes de
como tal sino que es atribuido a ellos accidental- reconocimiento de alguien (el nuestro), parece
mente. “…(I)n nature nothing acts, or is acted on ser una conquista de/para nosotros, sujetos mo-
by, any other thing at random, nor may anything dernos, de/para nosotros “ciudadanos”. Aun así,
come from anything else, unless we mean that no abre espacio para aquellos que experimentan
it does so accidentally” (15). Aquello de lo que problemas de identidad. Kafka supo muy bien, o,
se predican todas las otras cosas y que él mis- mejor dicho, sintió el sufrimiento de su disturbio
mo no es predicado de algo es el hupokeinne- de identidad y sabemos (sentimos) que un esta-
mon griego, cuya traducción al latín es subiec- tus jurídico como la ciudadanía no abarca todas
tum. Por lo tanto, el sujeto es eso que continúa las formas de pertenencia. Existen muchos ca-
a través de los cambios y conocer al sujeto para sos de personas que sólo obtuvieron su ciuda-
quien alguien es implica un movimiento de reco- danía a lo largo de la vida, pues el Estado y el
nocimiento de su constitución como un ser prima- derecho así lo determinaron y de repente, con ba-
rio/fundamental y tal movimiento no es sino una se en argumentos opuestos, la misma autoridad
mirada a la (meta)física, la naturaleza subyacente la revocó. O existen personas que pertenecen a
a la sustancia; una mirada a aquello que está por la segunda, tercera o cuarta generación de inmi-
debajo. En ese sentido, afirmar que aquél es más grantes que continúan desprovistos de ciudada-
puramente, más esencialmente judío, checo, bo- nía y, obviamente, lejos de sus orígenes. Ellos se
hemio, nos permite traducir lo que es ser en ge- convierten en una especie de semi-nacionales de
neral judío, checo o bohemio. Mientras tanto, una origen extranjero. Si el ámbito de reconocimien-
esencia híbrida, una esencia que nos permite se- to es aquél del Estado y del derecho, vale la pe-
parar con guiones la identidad, como un sujeto na pensar sobre la base de qué fundamentos el
judío-checo-bohemio o Kafka-kava-K., o incluso Estado y el derecho tienen la autoridad para defi-
una cruza, medio gato, medio cordero, no parece nir la identidad de alguien (la nuestra) y también
ser posible en los términos aristotélicos. por qué el estatus de su (nuestra) identidad, una
vez establecida por las autoridades, nunca permi-
Cuando abandonamos el concepto de Aristóteles te una identidad separada por guiones.
de identidad sustancial y su lógica en nombre del
concepto moderno e inter-subjetivo de identidad, Kafka obviamente duda de la autoridad institu-
la dificultad en relacionar este último a los tipos cional y, al dudar, al cuestionarla, muestra que
híbridos de Kafka (al guión) aún permanece. La en la literatura, y tal vez solamente en la esfera
inter-subjetividad moderna permanece indiferen- literaria, alguien puede lograr el reconocimiento
te a esa guionización y esa indiferencia “does not de su desorden de identidad. Una autoridad du-
(15) Aristotle, “Physics”, p. 321. Ver también Aristotle, “Metaphysics”, Books Delta and Zeta. En la naturaleza
nada actúa, ni padece una acción de ninguna otra cosa aleatoriamente, ni algo puede venir a ser a partir de al-
go más, a no ser que digamos que lo haga accidentalmente.
(16) Derrida, “Monolinguism of the Other”, p. 11. “No aplaca ni ablanda nada, ni un tormento, ni una tortura.
Nunca silenciarán sus memorias. Puede hasta agravar el terror, las lesiones, las heridas”.
(17) Kafka, Franz, “The Trial”, p. 4. “¿Quiénes serán esos hombres?... ¿Qué autoridad representarán?”.
(18) “¡No puede salir, está arrestado!”.
(19) “Es la autoridad, no la verdad, la que hace la ley”. Schmitt, Carl, “The Crisis of Parliamentary Democracy”,
MIT Press, Cambridge, Mass. y Londres, 2000, p. 43. Ver también Hobbes, “Leviathan”, Touchstone Books, New
York, 1997, p. 198. “El primero, manifiesta que la ley en general, no es consejo, sino orden”.
(20) Kafka, Franz, “The Trial”, p. 11. “...‘¿qué autoridad conduce este procedimento? ¿Uds. son oficiales de la
ley?’...”.
(21) Arendt, Hannah, “Between Past and Future”, Penguin Books, New York, 1993.
(22) “La tradición preservó el pasado, pasando de generación a generación el testimonio de sus ancestros, que
primero presenciaron y crearon las fundaciones sagradas y entonces las debatieron a través de su autoridad
a lo largo de los siglos. En la medida en que esa tradición fuere ininterrumpida, la autoridad sería inviolable”.
46
Kafka, identidad(es) y autoridad(es)…
tanto, el pasado siempre es vinculante y la tradi- of orientation in human affairs, of the blindness
ción que brota de los precedentes que no puede striking the eyes, of the predicament of not be-
ser quebrada, caso contrario la autoridad desapa- ing able to communicate what he has seen, and
rece (23). La ruptura de la tradición, la pérdida de the actual danger to his life, which thereby arises.
autoridad amenaza la necesaria durabilidad y per- It is in this predicament that the philosopher re-
manencia del mundo en el que vivimos. sorts to what he has seen, the ideas, as standards
and measures, and finally, in fear of his life, uses
Es importante señalar que la influencia griega so- them as instruments of domination” (24). Para el
bre el pensamiento político romano y, sobre todo, filósofo, la razón es soberana y las ideas se vuel-
el reconocimiento de que un retorno a los griegos, ven patrones para estar (comportarse) en la polis.
a los “fundadores” del pensamiento occidental, Al establecer la razón como regla en la República,
fue absolutamente necesario, en la medida en Sócrates enfatiza el conflicto entre el filósofo y la
que la filosofía y la poseía griegas se transforma- polis y la actitud política necesaria del filósofo en
ron en el inicio “autorizado” para las fundaciones relación a la polis, reivindicando que él sea el go-
políticas romanas. Desde los griegos, la autoridad bernante. La autoridad sostenida por el filósofo
está separada del poder coercitivo, de la violen- es, por un lado, necesaria para la institución del
cia y de la persuasión. Tomo la lectura de Arendt orden político y, por otro lado, una amenaza al or-
de la República de Platón, especialmente la ten- den político. Como Claudia Baracchi explica cla-
tativa de Platón de encontrar una forma legítima ramente: “(t)he philosopher comes to appear as
de coerción y su convicción de que la razón po- the de-forming and trans-forming force, the dyna-
dría ejercer tal coerción en las manos del filósofo. mizing impulse operative within the city, disrupting
Las ideas se transforman en patrones para la exis- the closed circle of doxastic determinations and
tencia humana, para el comportamiento político y breaking through the fixity of necessity in its pure-
moral y, por lo tanto, ellas gobiernan y obligan, o ly mechanical aspects” (25).
sea, están dotadas de autoridad. En palabras de
Arendt, “(t)he ideas become measures only after A pesar del hecho de que el filósofo gobierna so-
the philosopher has left the bright sky of ideas and bre las acciones y los discursos humanos, o sea,
returned to the dark cave of human existence. In la filosofía comanda las cuestiones mundanas,
this part of the story Plato touches upon deepest tales como la vida en la ciudad y, a pesar de las
reason for the conflict between the philosopher innumerables tensiones contenidas en esa rela-
and the polis. He tells of the philosopher’s loss ción (entre el filósofo y la ciudad), tanto el filóso-
(23) Para Arendt, la autoridad desapareció del mundo moderno. Es importante señalar que para Arendt, “la pér-
dida de la tradición en el mundo moderno no acarrea una pérdida del pasado, pues la tradición y el pasado no
son la misma cosa... Como la pérdida de la tradición, perdemos el hilo que nos guiaba cuidadosamente a tra-
vés de los vastos campos del pasado, pero ese hilo era también la corriente que ligaba a cada generación su-
cesora a un aspecto pre-determinado del pasado. Tal vez solamente ahora el pasado se abra para nosotros con
una frescura inesperada y nos diga cosas que hasta entonces nadie tuvo oídos para escuchar. Pero no puede
negarse que sin una tradición firmemente establecida –y la pérdida de esa seguridad ocurrió hace centenares
de años– toda la dimensión del pasado también fue puesta en riesgo. Estamos en peligro de olvidar, y ese olvi-
do –bien diferente de los contenidos en sí que podrían perderse– significaría que, humanamente hablando, nos
privaríamos de una dimensión, la dimensión de la profundidad en la existencia humana. Pues memoria y profun-
didad son la misma cosa, o mejor dicho, la profundidad no puede alcanzarse por el hombre excepto a través de
la reminiscencia”, Arendt, Hannah, “Between Past and Future”, p. 94.
(24) Arendt, Hannah, “Between Past and Future”, ps. 109/110. “Las ideas se convierten en medidas sólo des-
pués de que el filósofo abandonó el cielo brillante de las ideas y regresa a la caverna oscura de la existencia hu-
mana. En esa parte de la historia, Platón toca en la más profunda razón para el conflicto entre el filósofo y la
polis. Él habla de la pérdida de la orientación del filósofo sobre las cuestiones humanas, de la ceguera que al-
canza los ojos, del fastidio por no poder comunicar lo que se vio, y el peligro real que surge para su vida. Es en
ese dilema que el filósofo recorre aquello que vio, las ideas, los patrones y medidas y, finalmente, al temer por
su vida, los usa como instrumento de dominación”.
(25) Baracchi, Claudia, “On Myth, Life and War in Plato’s Republic”, Indiana University Press, Bloomington e
Indianapolis, 2002, p. 40. “El filósofo aparece como una fuerza deformadora y transformadora, el impulso ope-
rativo dinamizador dentro de la ciudad, rompiendo el círculo cerrado de las determinaciones doxásticas y atra-
viesa la fijación de la necesidad en sus aspectos puramente mecánicos”.
(26) Arendt, Hannah, “Between Past and Future”, ps. 114/115. “El ámbito de las cuestiones humanas en con-
junto es visto bajo la óptica de una filosofía que asume que incluso hasta aquellos que habitan la caverna de las
cuestiones humanas son humanos, en la medida en que ellas también quieren ver, si bien continúan engaña-
dos por sombras e imágenes. Y el gobierno del rey-filósofo que es el dominio de las cuestiones humanas –por
algo fuera de su propio ámbito– se justifica no solamente por una prioridad absoluta del ver sobre el hacer, de
la contemplación sobre el habla y la acción, sino también por la afirmación de que lo que hace humano al hom-
bre es la ansiedad de ver. De esa forma, el interés del filósofo y del hombre qua hombre coinciden; ambos rei-
vindican que las cuestiones humanas, los resultados de discursos y acciones, no deben adquirir distinción pro-
pia, sino ser sometidas a la dominación de algo de afuera de su ámbito”.
(27) Al principio de Política, particularmente en el Libro I, Aristóteles ya presupone la relación de la autoridad
entre quien gobierna y quien es gobernado y en ese sentido, tal relación es una pre-condición para la comuni-
dad política. Ver Aristóteles, “Politics”, 1986.
(28) Aristóteles, “Politics”, p. 2108, y también Arendt, Hannah, “Between Past and Future”, “un Estado es una
comunidad de iguales, en busca de la mejor vida posible” (ps. 1328/1325).
(29) Una crítica recurrente tanto a la filosofía cuanto a la política es el vínculo de la fuerza de sus patrones oc-
cidentales, los cuales, en vez de ser dispositivos, se volvieron autoritarios.
48
Kafka, identidad(es) y autoridad(es)…
co occidental. Ese enlace establecido por los ro- vicción de que el cristianismo, al recomendar la
manos con sus ancestrales griegos nos da la idea renuncia a ese mundo, alejaba a los ciudadanos
misma de autoridad, una fuerza no coercitiva que, de Roma de su comunidad política, o sea, la prác-
según los antiguos, fue capaz de constituir la or- tica de las virtudes cristianas arruinaba a la co-
ganización política. munidad terrenal. Por otro lado, existía la convic-
ción (de Agustín) de que no fue el cristianismo
La fuerza vinculante del pasado y el fortaleci- el responsable de la ruina del Imperio, sino sus
miento de la tradición que caracteriza al concep- propios vicios, a pesar de lo ocurrido cerca del
to (positivo) romano de autoridad es tomado por año 408 (31). Como dice Arendt, “aware of, and
la Iglesia Católica, entre tanto tal apropiación lle- willing to take over, political responsibilities, she
vó desde su fundación (de la Iglesia Católica) a found herself confronted with a perplexity similar
un contenido considerablemente diferente de la to the one that had given rise to Plato’s politi-
autoridad, especialmente a través de una justi- cal philosophy. Again it had become a question of
ficación trascendental. La Iglesia acepta la dis- imposing absolute standards on a realm which is
tinción entre autoridad y poder y, a favor de la made up of human affairs and relations (…)” (32).
primera, trabaja para la preservación de las fun-
daciones eclesiásticas, reafirmándolas en las ba- En pro de la salvación eternal del hombre, de-
ses del compromiso sagrado duradero para con bían ser obligados por patrones absolutos, ideas
un Dios cristiano y Sus reglas trascendentales. eternas situadas en la mente divina, siguiendo la
Palabra divina en sus vidas mundanas. Ese he-
Más allá de fortalecer las fundaciones eclesiásti- cho fortaleció a la autoridad de la Iglesia, de mo-
cas, la Iglesia Romana interfirió en cuestiones se- do que sus fines se volvieron anteriores a los fines
culares. Entonces, en nombre de la segunda (el temporales y el poder secular. Las consecuencias
poder), la Iglesia supera las tendencias anti-polí- fueron diversas: el peso de la culpa eterna, no
ticas y anti-institucionales de la fe cristiana (30) y obstante el alivio que podría experimentarse me-
experimenta un proceso de politización. La conse- diante el castigo de sus (nuestros) pecados; en
cuencia de este hecho es que, a pesar de que la las cuestiones políticas seculares, la disolución
autoridad sustenta la comunidad cristiana a tra- del concepto romano de autoridad y la suposi-
vés de los hechos del pasado, revividos por me- ción de que otro contenido debía completarlo, es-
dio de los rituales y tradiciones, especial y pri- to es, el poder coercitivo. Entonces, poder y vio-
meramente la muerte y resurrección de Cristo y lencia se institucionalizaron tanto para la Iglesia
su promesa a (nosotros) todos (los cristianos), la cuanto para el Estado y el miedo se convirtió en el
sustentabilidad de (nuestra) comunidad política lubricante de la máquina. “Nothing perhaps in the
(terrenal) dependía del poder. whole development of Christianity throughout the
centuries is farther removed from and more alien
Vale la pena recordar que esa apropiación del to the letter plus spirit of the teaching of Jesus
concepto romano de autoridad por parte de la of Nazareth than the elaborate catalogue of futu-
Iglesia, que también incorporó la filosofía griega re punishments and the enormous power of coer-
dentro de una estructura de sus doctrinas, no fue cion through fear which only in the last stages of
tranquila, pero fue conveniente. Desde las prime- the modern age have lost their public, political sig-
ras señales de flaqueza del Imperio estaba la con- nificance” (33).
Maquiavelo tenía un diagnóstico para el ocaso de Así, todos los esfuerzos maquiavélicos fueron pa-
la autoridad en la política italiana y su Discorsi ra (re)conducir a Italia al camino de las experien-
puede ser leído como un intento de recuperar la cias políticas romanas (esta última libre de todo
autoridad basada en el significado romano de for- la carga de sus interpretaciones cristianas) pues
talecer las fundaciones. Con una fuerte crítica, retoma el concepto romano de autoridad sin el
Maquiavelo atribuyó a la Iglesia de Roma la cau- cual no sería posible una Italia unificada, o mejor,
sa de la caída y ruina de Italia. No fue solamente la propia política no sería posible. Según Arendt,
el hecho de que la Iglesia ejerciera el poder tem- para Maquiavelo “founding was the central poli-
poral, sino su satisfacción/diversión/gozo en ha- tical action, the one great deed that established
cer política fue incapaz de extender su poder por the public-political realm and made politics possi-
todo el territorio italiano, fragmentándoselo o de- ble; but unlike the Romans, to whom this was an
bilitando el ámbito propio de la política como un event of the past” (35), él pensó que para un fin
locus y un logos sin fundación. La tríada romana tan supremo, todos los medios estaban justifica-
formada por la religión, tradición y autoridad fue dos. La pretensión de Maquiavelo era crear una
sustituida por una pluralidad de poderes, princi- Italia unificada y no fue por casualidad que él es
palmente basados en la violencia mundana e irra- considerado no solamente un pensador político
cional. Maquiavelo dio testimonio de una situa- sino también un pensador de la acción (36).
ción de corrupción en Italia, lo cual alimentó su
completo desdén por el Cristianismo y las tradi- Podemos afirmar que Maquiavelo tiene por obje-
ciones griegas en la forma como fueron presen- tivo el proceso de realización. Es importante des-
tadas y reinterpretadas por la Iglesia: “then at the tacar que en el núcleo de la palabra realización
present time, in order to discover the virtue of an existe lo “real” o lo que es “actual”, ambos im-
Italian spirit, it was necessary that Italy should be plicando tiempo presente y acción. De tal forma,
reduced to the extremity she is now in, that she Maquiavelo señala que el conocimiento del pasa-
should be more enslaved than the Hebrews, more do nos enseña sobre la naturaleza humana, sobre
oppressed than the Persians, more scattered than lo que somos en este mundo. Su realismo signi-
the Athenians; without head, without order, bea- fica que puede pensarse toda la acción presente
ten, despoiled, torn, overrun; and to have endured en el contexto de los acontecimientos pasados,
every kind of desolation” (34). para que podamos hacer uso de remedios anti-
guos, tales como vislumbrar los nuevos, si bien
Al final, denunció un tipo de humanismo moral alertados sobre los errores que cometemos. De
cuyos valores sirvieron para el uso desmedido de cualquier forma, nuestro poder de intervención en
el catálogo elaborado de futuros castigos y el enorme poder coercitivo a través del miedo que solamente en los
últimos estadios de la Era Moderna perdió su significado público y político”.
(34) Maquiavelo, Nicolás, “The Prince”, William Benton Publisher, Encyclopedia Britânnica, Chicago - London -
Toronto, 1952, p. 36 (chapter XXVI). “Entonces, en este momento, para descubrir la virtud del espíritu italiano,
fue necesario que Italia fuera reducida al extremo donde ella se encuentra hoy, que fuese más esclavizada que
los Hebreos, más oprimida que los Persas, más desparramada que los Atenienses, sin cabeza, sin orden, ven-
cida, robada, rasgada, aniquilada; y haber aguantado todo tipo de desolación”.
(35) Arendt, Hannah, “Between Past and Future”, 13. “Fundar era el acto político principal, el gesto primordial
que estabilizó el campo público-político e hizo posible a la política; pero a diferencia de los romanos, para quie-
nes eso era un acontecimiento del pasado”.
(36) Claude Lefort, en su “As Formas da História”, apunta que Maquiavelo, al igual que Marx, tenía una pasión
realista, o sea, ambos pensaban en la política en términos de acción, cuyos fines enfocaban a la humanidad
empírica. El realismo de Maquiavelo, así como el de Marx, se basa en la idea de que la realidad empírica, de la
manera determinada por la historia del hombre, es accesible al conocimiento, del cual toma la base de la ac-
ción apropiada. Lefort, Claude, “As Formas da História”, Brasiliense, São Paulo, 1990, p. 187.
50
Kafka, identidad(es) y autoridad(es)…
el mundo no puede evitar el conflicto que histó- lencia fue incorporada o, más aún, racionalizada
ricamente opone la clase dominante al pueblo. en un concepto de autoridad que surgió con las
revoluciones modernas y en el Estado que ellas
El rescate hecho por Maquiavel de la autoridad originaron. No es que el concepto de autoridad se
clásica, examinando las experiencias políticas pa- hubiere corrompido o perdido en el mundo mo-
sadas y presentes, las conecta –como mencio- derno, sino que asumió finalmente su vinculación
né anteriormente– al concepto mismo de acción. inexorable con la violencia; aquella que legitimó
Hobbes, en Leviatán, dice que “the right of doing tanto la revolución liberal burguesa cuanto la so-
any action, is called authority. So that by authori- cialista y está en el origen del Estado constitucio-
ty, is always understood a right of doing any act; nal moderno.
and done by authority, done by commission, or li-
cense from him whose right it is” (37). Siguiendo Cuando dirigimos nuestra atención al significado
a Hobbes, alguien (una persona) tiene el derecho de la palabra alemana Gewalt, encontramos: vio-
o es autorizado a dar órdenes, tomar decisiones, lencia, fuerza, autoridad y poder legítimo. La di-
imponer obediencia, lo cual significa que él (ella) ficultad en traducir Gewalt sólo como violencia
tiene autoridad. coincide con la dificultad (y placer) de discutir en
la interfaz de la filosofía, del derecho y de la políti-
La persona que actúa (dando órdenes, toman- ca, desde una perspectiva des-contruccionista del
do decisiones, imponiendo obediencia) puede ser derecho (y de la justicia). Es la misma dificultad
tanto el autor cuanto el actor. Ambos tienen dere- que Joseph K. sintió cuando no pudo comprender
cho a hacer algo en el sentido de que tienen auto- la fuerza bajo la cual fue preso.
ridad. Esta perspectiva doble de ser, directamente
o por representación, la autoridad está presente Entonces, ¿cómo distinguir violencia de violencia,
en el origen latino de la palabra persona, que sig- o sea, de la fuerza de la ley, de la autoridad y del
nifica “máscara, disfraz, apariencia exterior” del poder legítimo (una distinción entre la violencia
hombre. Así, persona es aquel que representa en que instituyó y la violencia que conserva y aplica
el discurso y en la acción el actor; personificar es el derecho)? ¿Y cómo justificar esa violencia origi-
actuar o representar (a sí mismo o a otro). En su- naria, convencional, que estabilizó a la autoridad
ma, la autoridad es el ser que se muestra. (violencia racionalizada)?
(37) Hobbes, “Leviathan”, p. 125. “El derecho de realizar cualquier acción se llama autoridad. Entonces, por
autoridad, siempre entendemos el derecho a actuar; hecho con autoridad, hecho con autorización, o permiso
por quien tiene derecho”.
(38) Kafka, Franz, “The Trial”, p. 213. (“‘Que no te engañen’, dijo el sacerdote. ‘¿De qué forma me están enga-
ñando?’, preguntó K.” [n. del T.]).
(39) Kafka, Franz, “Before the Law”, en “The Complete Stories”, p. 3. (“Si tu deseo es tan grande, intenta en-
trar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda que soy poderoso” [n. del T.]).
(40) Derrida, “Acts of Literature”, p. 196. (“Ante la ley es la historia de esta inaccesibilidad, de esta inaccesibili-
dad a la historia, la historia de esta historia imposible, el mapa de este sendero prohibido: sin itinerario, sin mé-
todo, sin camino de acceso a la ley, a lo que pueda suceder allí, al topos de su ocurrencia” [n. del T.]).
52
Una constitución all inclusive...
Derrida, Jacques, “Remarks on Deconstruction and Kafka, Franz, “The Complete Stories”, edited by Nahun
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SUMARIO:
(*) Profesor de Teoría General y Filosofía del Derecho e Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas y
Sociales “Ambrosio L. Gioja”, Facultad de Derecho, Universidad de Buenos Aires.
(1) En la Constitución boliviana el equivalente de este capítulo es el título II, en el cual además se incluyen el
derecho de las familias y al deporte y a la recreación.
54
Una constitución all inclusive...
cación, transporte, servicios básicos, protección controversias significativas. Si toda ley queda ab-
ante desastres, acceso a tecnología, etc.)…” sorbida por la Constitución, nada impide que ella
[2011, 36]. Es lo que asevera la Constitución se convierta en una super-ley. Por lo tanto, poco
ecuatoriana en el art. 3º cuando fija –entre los queda librado al campo de las normas inferiores.
deberes primordiales del Estado– el de “garanti- Es lo que sugiere la Constitución ecuatoriana al
zar sin discriminación alguna el efectivo goce de instituir que los derechos podrán ejercerse, pro-
los derechos establecidos en la Constitución y en moverse y exigirse individual o colectivamente an-
los instrumentos internacionales, en particular la te las autoridades competentes; serán de directa
educación, la salud, la alimentación, la seguridad e inmediata aplicación por y ante cualquier servi-
social y el agua para sus habitantes”. dora o servidor público, administrativo o judicial,
de oficio o a petición de parte, y serán plenamen-
Pero un dato más a considerar en el proceso de te justiciables (art. 11.1. y 3.). Es decir que los te-
constitucionalización de los derechos es que los mas que anteriormente estaban incluidos en los
derechos entendidos como derechos humanos Códigos, ahora lo están en la Constitución, como
extienden el horizonte de la creación legislativa. la Constitución boliviana en la sección VI fija al re-
Esto genera dos problemas relevantes. El prime- ferirse a los derechos de las familias, la que inclu-
ro concierne a que una creación normativa amplia ye asuntos que van desde el matrimonio hasta el
de derechos no puede evitar que entren en coli- ejercicio de los derechos sexuales y reproducti-
sión los derechos que se van reconociendo con vos, pasando por el tema del derecho a la iden-
los ya reconocidos. Por ejemplo, el que podría de- tidad de los niños y adolescentes y la presunción
rivar del art. 68 de la Constitución ecuatoriana de filiación (arts. 62 a 66).
que establece que “La adopción corresponderá
sólo a parejas de distinto sexo”. Esta redacción Por último, aunque pueda parecer apelar a un lu-
podría colisionar con el reclamo por el derecho a gar común, la globalización, o las globalizaciones
adoptar tanto de parejas del mismo sexo o como o la mundialización –según los autores que se to-
de el de las personas que no conforman un ma-
men en cuenta en este punto–, favorece al pro-
trimonio. El segundo problema se refiere a que
ceso de constitucionalización de los derechos y la
la constitucionalización requiere que se institu-
ley. Si bien existe el peligro de que él conlleve una
ya una cierta jerarquía entre los derechos. Con
transposición tout court de instituciones y norma-
respecto a este último problema, estimo que no
tividades propias del modelo occidental y se ani-
es una solución satisfactoria la establecida en el
quile la pluralidad jurídica, llevando a abonar una
art. 11.6 de la Constitución ecuatoriana, que fi-
espiral de afirmaciones particularistas fácilmente
ja que todos los derechos son de igual jerarquía.
proclives al conflicto y a la confrontación intercul-
O la que brinda el art. 13.III de la Constitución
tural (De Julios Campuzano: 2004, 218). Esto se
boliviana, que expresa que la clasificación de los
compensa con normas como la de la Constitución
derechos establecida en ella no determina jerar-
ecuatoriana, que asienta que es responsabilidad
quía alguna ni superioridad de unos derechos so-
estatal “Promover la generación y producción de
bre otros. Estas soluciones son difíciles de sos-
conocimiento, fomentar la investigación científica
tener en la práctica, pues, aunque no exista una
y tecnológica, y potenciar los saberes ancestrales,
jerarquía entre los derechos –de hecho–, alguna
para así contribuir a la realización del buen vivir, al
emerge. O la Constitución prevé una. Es lo que
sumak kawsay” (art. 387.2). Con ese tipo de re-
hace la Constitución ecuatoriana cuando dice con
dacción se busca –por ejemplo– compatibilizar el
referencia a la justicia indígena que las autorida-
modo occidental de producción del conocimiento
des de las comunidades, pueblos y nacionalida-
con el derivado de los saberes ancestrales de los
des indígenas ejercerán funciones jurisdicciona-
les con base en sus tradiciones ancestrales y su pueblos, comunidades y nacionalidades que com-
derecho propio, en tanto no sean contrarios a la ponen el Ecuador.
Constitución y a los derechos humanos reconoci-
dos en instrumentos internacionales (art. 171). En suma, surge de las notas introductorias que no
En todo caso, la solución del problema queda en son pocos los conflictos que emergen con la cons-
manos del juez. titucionalización de los derechos y de la ley. La
complejidad de cuestiones involucradas obliga a
Pero junto a esta constitucionalización existe la determinar cuáles son las más significativas, una
constitucionalización de la ley. En este punto hay tarea que tampoco carece de obstáculos. Sin em-
(2) En esta línea de trabajo se entiende lo expuesto en la Constitución boliviana en el art. 209, en el cual se
expresa que las candidatas y los candidatos a los cargos públicos electos serán postuladas y postulados a tra-
vés de las organizaciones de las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos, las agrupaciones ciuda-
danas y los partidos políticos, en igualdad de condiciones y de acuerdo con la ley.
(3) Son los propios movimientos sociales los que desagregan a otros. De la defensa de los derechos de las per-
sonas afro-descendientes emergen los argumentos en pro de los derechos de los hispanos, de quienes tienen
ascendencia asiática, entre otros. Y dentro de ellos, los que derivan del género, por ejemplo.
(4) Por ejemplo, en el capítulo primero, cuyo título se refiere a los derechos de la Constitución ecuatoriana, se
reconoce que la naturaleza es sujeto de aquellos derechos reconocidos constitucionalmente, y en el capítulo
séptimo, en el art. 71, sostiene que “La naturaleza o Pacha Mama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene
derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales,
estructura, funciones y procesos evolutivos”.
(5) Por ejemplo, la Constitución boliviana, en el capítulo quinto, dedicado a los derechos sociales y económicos, en la
sección I, correspondiente al derecho al medio ambiente, en el art. 33 fija que “Las personas tienen derecho a un medio
ambiente saludable, protegido y equilibrado. El ejercicio de este derecho debe permitir a los individuos y colectividades
de las presentes y futuras generaciones, además de otros seres vivos, desarrollarse de manera normal y permanente”.
La Constitución ecuatoriana dice en el art. 14: “Se reconoce el derecho de la población a vivir en un ambien-
te sano y ecológicamente equilibrado, que garantice la sostenibilidad y el buen vivir, sumak kawsay. Se declara
de interés público la preservación del ambiente, la conservación de los ecosistemas, la biodiversidad y la inte-
gridad del patrimonio genético del país, la prevención del daño ambiental y la recuperación de los espacios na-
turales degradados”.
56
Una constitución all inclusive...
también representan un constitucionalismo al- consideran graves alteraciones al funcionamien-
ternativo al derecho constitucional de fuerte raíz to constitucional;
positivista, vigente en Latinoamérica. Se espera
que lo que se deduzca de este análisis de es- 3) un criterio para habilitar las mutaciones cons-
tas Constituciones sirva para comprender y eva- titucionales ordinarias y extraordinarias, sustenta-
luar el modo de construir las Constituciones, en do en un conjunto de normas diseñadas para pre-
particular, atendiendo a cómo se han elaborado servar el centro topográfico, que se manifiesta en
las Constituciones mencionadas (6). las normas que delimitan la reforma parcial o to-
tal de la Constitución, aunque esto último en un
sentido relativo, y
II. LA ORGANIZACIÓN ESPACIAL DE LA
CONSTITUCIÓN 4) la elaboración de un escenario futuro, que se
inserta principalmente en los preámbulos, para
Uno de los primeros puntos que conviene con- convocar a otras naciones y/o personas a reali-
siderar es que toda Constitución es un discurso zar los mismos fines que se proclaman en ellos.
acerca de la realidad realizado por quien/es se
instituye/n o es/son instituido/s como legislador/
Esta construcción implica tomar como punto de
es. Es una construcción cultural, epistémica y po-
partida una perspectiva espacial de análisis para
lítica, que se exterioriza a través de las represen-
explicar a la Constitución como un producto de la
taciones del espacio, usando este término en el
relación entre poder y derecho y saber en el es-
sentido que le da Lefebvre [1974, 2013] (7). Por
pacio social, o, si se prefiere, como un producto
intermedio de la Constitución se fija un modo de
de las relaciones de dominación en una sociedad.
organizar el espacio social a partir de una idea o
de un modelo de sociedad que el/los legislado-
En segundo lugar, si bien es cierto que ley y dere-
res busca/n instaurar. De acuerdo con esto –en
cho no son sinónimos, y que la ley –actualmen-
términos generales– se puede indicar que una
te– no es la única fuente del derecho, esta doc-
Constitución contiene:
trina se modifica cuando se extiende la base de
1) un centro topográfico y una periferia, estan- quienes integran la asamblea constituyente en un
do el primero constituido por los principios su- sentido democrático plenamente horizontal, por-
pra-constitucionales y por un catálogo de dere- que quienes redactan las normas jurídicas ya no
chos humanos, en tanto que el segundo contiene son sólo los que tienen el conocimiento exper-
aquellas cuestiones que o bien son accesorias o to. Por el contrario, en la creación constitucio-
no tienen un interés relevante para fundar una nal intervienen todos los ciudadanos en un pie de
Constitución o poseen un carácter instrumental; igualdad. En consecuencia, los aportes a la cons-
trucción constitucional provienen mayoritariamen-
2) una estructura preparada para mantenerse a te de quienes sólo poseen una cultura legal exter-
pesar de las emergencias y los conflictos, que se na, para quienes ley y derecho no se distinguen,
expresa por medio de la previsión del estableci- y la ley no es la fuente primordial del derecho (8).
miento de medidas de seguridad tales como el
estado de sitio o los estados de excepción, pa- Entonces, aunque las ideas y los conceptos deri-
ra hacer frente a determinados hechos que se vados de la cultura legal externa y la cultura legal
(9) García Linera escribe que en Bolivia “El Estado siempre fue visto y utilizado como mecanismo de un bloque
social minoritario para imponer, dominar, excluir y contener a la mayoría social. De ahí que se puede hablar que
las clases dominantes tuvieron una visión ‘instrumental’ del Estado y nunca pudieron construir hegemonía his-
tórica” (García Linera: 2010, 11).
(10) Esto no significa excluir el uso de los términos técnico-legales, sino delimitar su empleo.
58
Una constitución all inclusive...
En todos estos casos, es necesario contar con cial. Por eso conviene distinguir –como lo hace
un mapa. Por eso se afirma que el derecho y a Pisarello– entre constituciones oligárquicas o de-
las leyes son mapas, aunque sólo en sentido mocráticas. Se entiende, de esta manera, por
metafórico, que poseen la principal característi- qué toda crítica a un orden constitucional oligár-
ca estructural de los mapas, imprescindible pa- quico comporte para sus beneficiarios –al mismo
ra desempeñar adecuadamente sus funciones: tiempo– una crítica al orden social.
su inevitable distorsión de la realidad (Santos:
1991), una cuestión que conviene no perder de Empero, el valor del centro topográfico se mani-
vista cuando se estudian los motivos para sus- fiesta también por medio de una cualidad signifi-
tentar una Constitución o luchar contra ella, lo cativa que se le atribuye: la imposibilidad de que
cual se advierte si se reflexiona en los siguien- el centro decrezca. Esto significa que sólo pue-
tes temas. de aumentar su contenido pero no disminuir. Una
concepción que abre las puertas a los derechos
a) El legislador en tanto productor de espacio implícitos y a la inserción del bloque de constitu-
cionalidad que contiene un conjunto básico ca-
El tema del legislador en tanto productor de espa-
da vez más extenso de derechos humanos. Por
cio implica dos asuntos relevantes. Uno que con-
ejemplo, es lo que instaura el art. 11.7. de la
cierne a la intención de quien produce un espa-
Constitución ecuatoriana al decir que el recono-
cio, y es lo que no aparece a simple vista sino
cimiento de los derechos y garantías estableci-
cuando se analizan los fundamentos –políticos,
dos en la Constitución y en los instrumentos inter-
éticos, sociales, y económicos– del sistema cons-
nacionales de derechos humanos no excluirá los
titucional. Y otro que toma en cuenta el modo de
demás derechos derivados de la dignidad de las
preservar la construcción constitucional a futuro,
personas, comunidades, pueblos y nacionalida-
dando por supuesto que lo que se construye está
des que sean necesarios para su pleno desenvol-
destinado a reglar a varias generaciones. En las lí-
vimiento. De esto se deriva que las Constituciones
neas siguientes nos dedicamos al primer punto.
no pueden habilitar una reforma constitucional
En primer lugar, el legislador organiza el orden que altere, limite o desconozca el contenido del
constitucional y fija las normas de su funciona- centro topográfico. Los verbos indican un serio lí-
miento. La estructura de poder que establece mite a cualquier poder constituyente originario,
es un producto de su representación del espa- pero también a quienes son parte de los pode-
cio. Determinar el centro topográfico es una ta- res constituidos. Es lo que afirma el art. 84 de la
rea esencial, porque lo que ubique en él indica –al Constitución ecuatoriana cuando establece que la
mismo tiempo– qué es lo que queda en la perife- Asamblea Nacional y todo órgano con potestad
ria, una cuestión que se revela importante en las normativa tiene la obligación de adecuar, formal
decisiones de una corte o un tribunal supremo, y materialmente, las leyes y demás normas jurídi-
cuando se delimita lo que tiene relevancia consti- cas a los derechos previstos en la Constitución y
tucional o no. Por consiguiente, lo que constituya los tratados internacionales, y los que sean nece-
el centro topográfico muestra el orden querido por sarios para garantizar la dignidad del ser humano
el legislador, que se manifiesta –de una mane- o de las comunidades, pueblos y nacionalidades.
ra amplia– en quiénes ejercen el poder constitu- Y enfáticamente sostiene en el mismo artículo
yente originario, y que refleja –en cierta manera– que en ningún caso la reforma de la Constitución
la estratificación social. Con base en este criterio o de otras normas jurídicas o los actos del poder
se puede hablar de constituciones oligárquicas o público podrán atentar contra los derechos reco-
democráticas, siguiendo la distinción usada por nocidos constitucionalmente.
Pisarello [2011].
Entonces, ¿qué se ubica en la periferia? Es una
Esto señala la relevancia de conocer quién/es respuesta que –en la redacción de las antiguas
ejerce/n la representación política, ya que ello constituciones– se daba a través de la no inclu-
informa sobre los comportamientos, valores y fi- sión en el texto de determinados asuntos, tales
nes que se han considerado necesarios en la con- como el derecho a la alimentación o a la vivienda,
formación de ese centro. La elección que se ha- que hoy están incluidos entre los derechos bási-
ga de los componentes del centro topográfico es cos y son parte del centro topográfico. Tal vez lo
esencial para afirmar un determinado orden so- sea la reglamentación de los derechos o asuntos
60
Una constitución all inclusive...
tendrá como objetivo la formación integral de las cionamiento del orden constitucional, las cuales
personas y el fortalecimiento de la conciencia so- se pueden realizar bajo criterios procedimentales
cial crítica en la vida y para la vida” (art. 80.I). La estrictos. En consecuencia, no se admite una re-
idea subyacente en esta redacción es la de con- forma que implique otra sociedad y otro sistema
formar un pensamiento alternativo que sea una legal. O, lo que es lo mismo, no hay un permiso
respuesta al centro topográfico de las anterio- para construir otra legalidad. Así, la Constitución
res constituciones –en nuestro caso, los de las ecuatoriana nota que la enmienda de uno o va-
Constituciones de Bolivia y Ecuador–. La razón de rios de sus artículos procede si no altera su es-
esta redacción es que se parte de la existencia de tructura fundamental, o el carácter y elementos
una sociedad pluricultural, en donde prima el de- constitutivos del Estado, no establece restriccio-
recho a la diferencia. nes a los derechos y garantías, o no modifica el
procedimiento de su reforma (art. 441). Empero,
En tercer lugar, se diseña una estructura que a fu- la Constitución boliviana autoriza en el art. 411.I
turo pueda soportar las inestabilidades propias de una reforma total “que afecte a sus bases funda-
toda sociedad. Se prevén períodos de convulsión mentales, a los derechos, deberes y garantías, o
y de emergencia, así como la generación de con- a la primacía y reforma de la Constitución”, aun-
ductas lesivas. De acuerdo a esto, se insertan nor- que con un criterio restrictivo.
mas constitucionales que regulan el poder punitivo
del Estado (11), junto con las que establecen las Estos ejemplos muestran que la reformulación
condiciones para instaurar el estado de sitio, los entera del espacio sólo puede ser el trabajo de
estados de excepción y toda otra institución previs- otro legislador. La contraplanificación es viable
ta para administrar estas situaciones de emergen- cuando surge de la acción de las fuerzas destitu-
cia. Un ejemplo se encuentra en la Constitución yentes, las que se convierten –si han tenido éxi-
ecuatoriana en el art. 164, que dice: “El estado to– en fuerzas constituyentes. La razón de esto es
de excepción observará los principios de necesi- que no hay una reforma constitucional tan exten-
dad, proporcionalidad, legalidad, temporalidad, te- sa –como se dio en Bolivia y en Ecuador– si no
rritorialidad y razonabilidad”. Al respecto, hay una existe al mismo tiempo un reordenamiento social
cuestión clave conexa que regula la Constitución previo. Porque, como ya se dijo, la estratificación
boliviana en el art. 140.I, en el cual establece que social se refleja en el orden constitucional, y es lo
ni la Asamblea Legislativa Plurinacional, órgano o que analizaremos en los puntos siguientes.
institución, asociación o reunión popular de nin-
guna clase, podrán conceder a órgano o perso- IV. LA CONSTITUCIONALIZACIÓN DE LOS
na alguna facultades extraordinarias diferentes de DERECHOS Y DE LA LEY
las establecidas en la Constitución. Y en el punto
II agrega que “no podrá acumularse el poder pú- La conformación del espacio social parte de cier-
blico, ni otorgarse supremacía por la que los dere- tas representaciones de lo social que actúan co-
chos y garantías reconocidos en esta Constitución mo modelos en la mente de los primeros legisla-
queden a merced de órgano o persona alguna”. dores. Para conocer esto es conveniente examinar
Los artículos citados revelan dos tipos de fronte- los discursos que fundamentan el orden impues-
ras: una, que es la que configura la emergencia to. El discurso de fundamentación de los siste-
que hay que administrar, otra es la que confor- mas constitucionales modernos tiene dos vertien-
ma el límite que no debe/n traspasar el/los poder/ tes. La primera toma como punto de arranque a
es constituido/s, siendo esta última la más gra- la Declaración de Independencia norteamericana,
ve. Por eso, en el art. 122 la Constitución bolivia- donde se asienta –entre otros asuntos– la nece-
na advierte que “Son nulos los actos de las perso- sidad de disolver los vínculos políticos que han li-
nas que usurpen funciones que no les competen, gado a Estados Unidos a Inglaterra para “…tomar
así como los actos de las que ejercen jurisdicción entre las naciones de la tierra el puesto sepa-
o potestad que no emane de la ley”. rado e igual a que las leyes de la naturaleza y
el Dios de esa naturaleza le dan derecho”, por-
Por último, el legislador admite que en el futuro se que “Un príncipe, cuyo carácter está (…) seña-
puedan dar cambios en la estructura y en el fun- lado con cada uno de los actos que pueden defi-
(11) Ver arts. 109 a 124 de la Constitución boliviana y arts. 75 a 82 de la Constitución ecuatoriana.
62
Una constitución all inclusive...
Dalmau, así “(se) reivindica el carácter revolucio- Bolivia”, antología y presentación Pablo Stefanoni, Siglo
nario del constitucionalismo democrático, dotán- del Hombre y CLACSO, Bogotá, 2009.
dolo de los mecanismos actuales que pueden ha- García Linera, Á., “Del Estado aparente al Estado in-
cerlo más útil en la emancipación y avance de los tegral”, en “Miradas: nuevo texto constitucional”, Ed.
pueblos a través de la Constitución como man- Instituto Internacional para la Democracia y la Asisten-
dato directo del poder constituyente y, en conse- cia Electoral (IDEA Internacional) - Vicepresidencia del
cuencia, fundamento último de la razón de ser del Estado Plurinacional de Bolivia - Universidad Mayor de
poder constituido” [2011, 312]. San Andrés, La Paz, 2010, ps. 11/16.
Pero es claro también que esta constitucionaliza- García Linera, Á., “Las tensiones creativas de la revolu-
ción no carece de controversias. No sólo figuran ción. La quinta fase del proceso de cambio”, Ed. Vice-
las colisiones entre derechos reconocidos y por presidencia del Estado Plurinacional - Presidencia de la
reconocer sino también las que derivan de la so- Asamblea Legislativa Plurinacional, La Paz, 2011.
breinterpretación constitucional. La demanda por Guastini, R., “Estudios de teoría constitucional”, edición
más derechos por parte de los movimientos so- y presentación M. Carbonell, Ed. Universidad Nacional
ciales es un dato a tener en cuenta tanto por par- Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurí-
te de los poderes constituidos como por la socie- dicas, México. 2001.
dad. En ambos casos, el efecto es el mismo: una
mayor intervención del Estado en la sociedad ci- Lefebvre, H., “La producción del espacio”, prólogo de I.
vil. Ésta es quizás la consecuencia no deseada Martínez Lorea, introducción y traducción de E. Martínez
de dicha constitucionalización. De todas mane- Gutiérrez, Ed. Capitán Swing Libros, Madrid, 2013.
ras, hay que considerar que estamos ante nuevas Pisarello, G., “Un Largo Termidor. La ofensiva del cons-
Constituciones cuyos programas son los de toda titucionalismo antidemocrático”, Ed. Trotta, Madrid,
una generación para constituir un Estado integral 2011.
post neoliberal, y, en el largo plazo, “determinar si
Quijano, Aníbal, “El nuevo imaginario anticapitalista”,
a la vez es el tránsito hacia una sociedad post-ca-
en Tejada Sánchez, E. (ed.), “Movimientos sociales y
pitalista dependerá de la vitalidad, de las luchas y
democracia en el Perú de hoy. Reflexiones a propósito
de la cohesión de las clases laboriosas y naciones
de la Gesta de Arequipa”, Ed. Centro de Estudiantes de
indígenas” (García Linera: 2011, 16).
Sociología de la UNS, Facultad de Ciencias Histórico
Sociales de la UNSA y Programa Democracia y Transfor-
VI. BIBLIOGRAFÍA mación Global, Arequipa, 2009, ps. 45/62.
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lectiva e identidades indígenas, obreras y populares en berto%20VICIANO%20y%20Ruben%20MARTINEZ.pdf.
SUMARIO:
(*) Traducción: Dra. Laura Lora, Profesora de Sociología del Derecho y Especialista en Derecho de la Minoridad
de la Facultad de Derecho - UBA. Ha traduicido también otros textos del Prof. Eligio Resta.
(**) Professore Ordinario di Filosofia del Diritto, Facoltà di Giurisprudenza - UniRomaTre.
64
Las palabras y el proceso
está el límite a remarcar entre derecho y proce- so por un debido proceso. Aquí, obviamente, la
so. El derecho penal debe indicar puntualmente el inteligencia del político debe intervenir, ya no pa-
algo por el cual se responde e individualizar pre- ra negociar, sino para argumentar y decidir: nunca
cisamente las consecuencias de la responsabili- como en este caso la inteligencia reformista de-
dad, mientras que es al proceso al que le toca bería partir de una reinserción “ecológica” del pro-
establecer el marco de reglas del preguntar y del ceso en el interior de los diversos mecanismos de
responder. comunicación social, conectando de manera más
adecuada la relación entre aquello que se prohíbe
Es extraño cómo el razonar sobre la gramática con cuánto y qué se sanciona y cómo se confirma
se encuentra directamente en el centro de la ac- la responsabilidad. Hoy nos encontramos frente a
tualidad. De esto estamos discutiendo, en Italia, hipertrofias de prohibiciones y de sanciones, pe-
un poco nerviosamente, en los últimos tiempos, ro sobre todo vemos crecer desmedidamente y de
cuando nos referimos al debido proceso; pero no manera impropia el rol del proceso, que parece
podemos olvidar que no hay discurso sobre el pro- ceder en su totalidad a las exigencias de la políti-
ceso que no deba ser puesto en relación con el ca tanto penal como de la política criminal, más
derecho sustancial (con las cosas por las cua- que a la comprobación de la verdad del proceso.
les responder). Y no hay duda de que gran parte
de los problemas del proceso en Italia, todos por II. RETOS
corregir, dependen del modo aluvional y neuróti-
co con el cual se construye un derecho penal hi- El lenguaje no se construye por accidente; tiene
pertrófico, fragmentado y contradictorio. Es noto- una historia y razones que conllevan huellas evi-
ria la polémica sobre el panpenalismo, típico de dentes capaces de guiarnos. Un término usado,
la tendencia de derivar todo a lo penal por par- una palabra repetida no se verifican por casua-
te de una legislación que conecta únicamente la lidad. Un caso es el de la extraña palabra “rito”,
idea de sanción a lo penal y, peor aún, a la cárcel que vemos reiterarse en el lenguaje jurídico cuan-
(fruto, obviamente, de una debilidad técnica, pero do se habla de aquella singular experiencia del
también indicio de una singular inmadurez). Aquí proceso judicial. Rito es un término que provie-
los diagnósticos deben ser más convincentes: el ne de la experiencia religiosa y que terminó sien-
mal funcionamiento del proceso penal depende do parte del léxico fundamental de la antropolo-
de tantas cosas como la cantidad y la calidad de gía. Indica el conjunto de prácticas lingüísticas
las intervenciones legislativas, de la cultura de los que transfieren al campo de lo probable un mun-
estratos sociales y de los recursos materiales mu- do variado de símbolos, expectativas, experien-
chas veces inadecuados. Pero también, y de ma- cias que generan la angustia de la incertidumbre.
nera creciente, de la incertidumbre de la figura Se habla así de rito de iniciación, rito de pasaje,
del delito, la cual depende de la ley penal. El error rito de fundación, rito litúrgico; cualquiera arries-
de fondo deriva del hecho de que sobre lo penal ga que su origen refiere a un decir y a un avanzar.
y sobre su proceso se concentran, como se sa- El rito repite, replica y se repite: transmite memo-
be, todas las expectativas de una sociedad bien ria de una experiencia y regla la pausa de lo nue-
regulada, quizá esperando que un mercado natu- vo; no se puede interrogar sobre el por qué ni mu-
ral luego dirija el control hacia los sujetos de to- cho menos sobre la verdad o la falsedad de un
dos modos ya penalizados. Entonces es necesa- rito, advierte Wittgenstein en su inolvidable Note
rio recomenzar una urgente dieta que someta lo sul “ramo d’ oro” de Frazer, como así también no
penal y su proceso de la necesidad de recortar to- nos podemos interrogar sobre el por qué de ac-
do lo superficial que se acumuló, eligiendo una tos lingüísticos, pero nos debemos interrogar por
simplificación que además recupere la eficien- el cómo de estas prácticas, sobre su relevancia,
cia. Ahora, la verdadera inversión es una cons- sobre su significado. Parafraseando el normativis-
titucionalización, antes que cualquier otra y más mo, podremos decir que el rito es “un sentido”,
del debido proceso, que de la idea de lo privati- antes que “tiene un sentido”; y aún más, debe-
vo del Código, por lo cual cada intervención que ríamos decir que no es posible afirmar que un rito
prevea el reclamo a lo penal debe ser incluida en sea verdadero o falso. Tiene todas las razones del
el Código, ampliando así una doble barrera (ade- desplazamiento de una cosa y sobre una cosa; es
más de la privativa de ley) de control de la legali- normativismo que integra gestos, comportamien-
dad. Esto, paradójicamente, es el primer gran pa- tos, símbolos capaces de referirse a realidades di-
66
Las palabras y el proceso
Aunque no sean cognitivamente previstos, lo se- realice la metamorfosis de la venganza a la regla
rán normativamente en el sentido de que las de la comprobación de la verdad y la aplicación de
prescripciones “procedimentales” de la interpre- las sanciones previstas.
tación los harán recaer en el campo de las previ-
siones y, por esto, por lo tanto serán decidibles. Como en cada forma de racionalidad procesal,
Típica de cualquier sistema, la racionalidad pro- la escena se presenta habitada por actores con-
cedimental indica exceso del medio sobre el re- cretos, sublimados en sus roles predefinidos, que
sultado, establece una suerte de sobrecarga del avanzan en la representación según alguna eco-
modo de proceder respecto del contenido del re- nomía y según alguna lógica que inicia según pró-
sultado, aunque, y éste es el verdadero juego, es logos, todos coordinados en torno a un epílogo.
necesario un resultado y que el juego se cierre. En el caso del procedimiento judicial, no es sin
Esto incluirá, como veremos, una específica ela- significado que todo está relacionado y finaliza en
boración del tiempo que ciertamente no es mar- una decisión que dice la última palabra sobre el
ginal; por ahora basta subrayar cómo este géne- asunto: puntualmente, debe ius decidere, a fin de
ro de racionalidad que indaga sobre el medio es que, en nombre de una comunidad, no se propa-
típica de una forma no solamente jurídica de re- gue la violencia. Liberada de la retórica de la vir-
flexividad que los sistemas experimentan ante la tud o de improbables declaraciones de sabiduría,
explosión de la complejidad. Aquí, complejidad el trabajo importante del juez es aquél de decir la
quiere decir posibles excesos de los contenidos última palabra sobre los conflictos y, gracias a és-
de las decisiones a dirigir y a tornar previsibles ta, interrumpirlos.
normativamente.
IV. UN MUNDO DE PALABRAS
Desde este punto de vista, el derecho es el ma-
yor campo de elaboración de la racionalidad pro- En esta corriente fría del sistema, más que en ca-
cesal, que luego los sistemas culturales, no por lor de la tradición de la sabiduría, emergen más
casualidad, han trasladado a otras esferas de la claramente las paradojas que ninguna teoría que
acción social. El ejemplo más típico es aquél de quiera presentarse como crítica deberá olvidar.
la racionalidad de la decisión política que vivió, Aquí y allá, en las dispersas páginas de una teoría
sólo a partir de una cierta fecha y ante una par- de mirada profunda, esta conciencia emerge con
ticular dimensión de la complejidad, un replie- extraordinaria plasticidad a partir de no otra cosa
gue reflexivo útil a una fuerte racionalizacion de que del nivel de sentido original que se refiere a
la decisión política. Nos debemos referir a aque- la condición de tercero del juez, a su inconfundi-
lla forma de democracia que los parlamentos mo- ble “poder-saber” de pronunciar palabras. Un ni-
dernos experimentaron y que lleva el nombre de vel de sentido que es custodiado celosamente y
principio mayoritario. que se resiste a una modernización inconscien-
te que se encuentra en el modo de hablar den-
Se trata de reflexividad cuando se decide, de una tro de la escena judicial. De las palabras y sus re-
vez por todas y preventivamente, que todas las ferentes, tal sentido conduce a hablar para dar
veces en que se deberá decidir, en vez de poner- memoria y soluciones a los “dramas” de los con-
se en la situación de abordar las decisiones una flictos. Todo comienza en el procedimiento, decía-
por una, se confìará la decision a la mayoría. Es mos antes, con una denuncia y una citación, mu-
la forma mas típica de racionalidad procesal de chas veces se procede verbalmente, se debate en
base reflexiva, porque no importa aquello que se aquel espacio regulado que es el debate del inte-
decide pero importa cómo se decide. Mecanismo rrogatorio y contradictorios saberes de ad-voca-
reflexivo es, de hecho, aquel mecanismo que se ti que sabrán sacar argumentos para “memorias”
aplica asimismo y por ello es susceptible a gene- defensivas y alegatos, y luego más o menos pa-
ralizarse. Obviamente, la generalización produce cientes audiencias, las cuales están destinas a la
vínculos y genera externalidad, además de costos escucha pública en nombre de una totalidad (un
de transacción. Una vez aceptada, debe transfor- pueblo, una ley, una autoridad que solemnemen-
marse en procedimiento monopolístico y efectivo te será re-evocada), en la cual se desatarán tra-
de legitimación; en el lenguaje antropológico de mas de palabras de los más diversos actores, par-
E. Canetti, no puede ser eludido ni engañado, de- ticipantes y testimonios que prestaron juramento
be ser considerado seriamente si se quiere que se de sus propias palabras, la pro-nunciación de una
68
Las palabras y el proceso
rimentación para procedimientos de “mediación” ca del hecho de que la identidad de un individuo
no judiciales (en el mejor de los casos) de los está expuesta a una extrema variabilidad tempo-
conflictos entre Estados. ral, por ello, quien ha hecho, dicho o cometido al-
go no es nunca el mismo individuo que es juzga-
Por qué esto y no lo otro depende de aquello que do, el derecho y su juez no pueden más que alzar
el mismo sistema social percibe de sus conflictos los brazos y hacer de cuenta que lo es.
y de sus remedios: depende, en otras palabras,
de su auto-observación. Lo que podemos decir es Así podemos condenar al mismo individuo que co-
que el sistema judicial no es el único remedio, pe- metió el hecho con una simple operación de can-
ro es el mecanismo que el sistema social tomó co- celación normativa del tiempo. La misma anula-
mo adecuado por un cierto lapso de tiempo y en ción que consiente decir, cuando se comienza una
un vasto segmento social, pero no universal. cadena perpetua, que un hombre es para siempre
aquello que ha hecho, quizás en un breve instante
¿Qué son, entonces, las palabras del juez que en de su vida. Todo esto nos retrotrae a un mundo en
nombre de un “todos”, que comprende a los liti- el cual el límite entre la convención y el arbitrio es
gantes, incluso la víctima y el condenado, aplica frecuentemente evanescente y que desde siem-
las palabras de la ley? Desde el punto de vista del pre ha sido el esfuerzo de todo iluminismo conte-
procedimiento de la decisión, el sistema jurídico ner y reducir con reglas. El proceso es excesividad
aparece como una cadena infinita de decisiones de reglas o no lo es: su historia es de una difícil di-
(strange loops, en el lenguaje de las paradojas) ferencia entre una venganza arbitraria y una con-
que tienen que ver no con rude facts (los crudos dena basada en leyes y en nombre de todos, o en-
hechos) o más bien con construcciones jurídicas tre las Furias y las Euménides, según el lenguaje
de la realidad que aparecen en el sistema del de- de Esquilo. No es necesario el proceso en un mun-
recho como probables. do en el cual un soberano se arroga el poder ilimi-
tado de castigar sin reglas y sobre la base de una
No podemos más que trabajar con ejemplos, en- simple tecnología punitiva. La diferencia del dere-
tre los cuales es necesario citar por lo menos al- cho está, obviamente, en el proceso que aplique
gunos. Para que la decisión judicial sea posible es reglas establecidas, conocidas y compartidas.
necesario que exista una red de normativas que
consienta reducir una cognitividad excesiva y pa- V. PERDER TIEMPO
ra ello los principios del sistema ofrecen procesos
de salvaguarda. Aquí la tautología de los principios No es casual que constituciones y declaraciones
normativos roza la “teología”: para evitar que se universales hayan considerado más explícitamen-
deba confirmar la capacidad de cumplimentar ac- te el derecho al proceso como contrapartida de
tos jurídicos relevantes caso por caso y, por ello, un explícito deber de las instituciones hacia los
para evitar una insoportable cognitividad, el juez ciudadanos: el justo proceso del cual hablamos
encuentra en la norma un gran soporte. El obvio es exactamente la traducción, un poco torpe, del
principio codificado por la norma sobre la capaci- principio del proceso debido (due process), es de-
dad de actuar esconde el sentido. La capacidad se cir, de la obligación que tiene cada Estado u orga-
adquiere con la edad. Evitar el recurso vicioso al nismo político, de elaborar reglas y recursos para
infinito y hacer posible una decisión significa “vaci- realizar la verdad judicial y decidir sobre los liti-
lar” y no evadir preguntarse si es la capacidad ad- gios según criterios de legalidad. Llegamos al pun-
quirida a mayor edad, o sea, la mayoría de edad to. Por sobre todas las cosas, la justicia del proce-
que se adquiere con la capacidad. ¿Y qué es la so es el regreso de un primado que la modernidad
mayoría de edad si no una generalización norma- registró, de lo justo sobre lo bueno; esto significa
tiva que evita interrogarse sobre el conocimiento? que, frente al politeísmo conflictual y al proliferar
Hasta aquí no es mucho el daño. de las ideas sobre el bien, el sistema juridico de-
bió volver atrás la mirada y elegir la vía de la pro-
En cambio, cuando nos trasladamos hacia la ca- ceduralización. En contra del Estado y el derecho
pacidad penal y hacia la imputabilidad, por ejem- como valor único construido sobre una infundada
plo de menores, los problemas se complican. Y idea ética, el sistema jurídico ha elegido la vía con-
además, frente a reiteradas advertencias prove- tractual y convencional de delegar el control sobre
nientes de las ciencias y del sentido común acer- el modo de perseguir las elecciones. Esto significa
70
Las palabras y el proceso
canismo procesal por demás sobrecargado de re- El verdadero problema sobre el que se discute hoy
formas y de reglas que se superponen y que una en día, mientras la emergencia es “el justo proce-
inteligente reforma debería, más que nada, sim- so”, es la relación entre el tiempo del derecho y el
plificar. Otras, en cambio, se refieren a variables tiempo de la vida. No es un tema menor, ya que
exógenas que son aquéllas “ecológicas” (no to- el derecho anula la intertemporalidad de la identi-
dos los conflictos deben judicializarse y exponer- dad individual, gobierna y decide el tiempo de ma-
se a un juez) y, por lo tanto, redefinir el mapa de nera prepotente e irracional. ¿Quién podrá decir
las competencias “comunicativas” y aquéllas cul- cuál es el tiempo justo de la pena, aun admitien-
turales, entre las cuales está la ética religiosa, la do que la pena deba ser retribución, enmienda,
civicness, la idea de la esfera pública, entre otras. instrumento de resocialización? Sobre todo si se
tiene en cuenta lo inhumano de la cadena perpe-
La cuestión del tiempo, es decir de la duración tua, que es una pena sin tiempo, que define “pa-
de un procedimiento, nos lleva al nudo del con- ra siempre” sobre la base de aquello que uno ha
vencionalismo; la relación general de derecho y hecho en un instante de su vida: el tiempo pare-
tiempo es una reserva sin límites. Ciertamente, ce un falso peso. Es también falso y sobre todo
no sabremos jamás qué perdemos cuando perde- cuando, por el contrario, se concentra y se redu-
mos tiempo. Por otro lado, el tiempo es un recur- ce en el instante de la pena capital que, notoria-
so no equitativamente distribuido y esto significa mente, no hace “perder tiempo”.
que, en un conflicto, el tiempo que alguien pier-
de lo gana otro.
También es “cuestión de tiempo” lo relativo al
Finalmente, no desde el punto de vista de la ética problema del “perdón” bajo la forma de indulto,
pública, sino simplemente desde la racionalidad gracia, amnistía de determinados delitos (se dice
social, es un empobrecimiento colectivo el hecho apropiadamente en el lenguaje común: borrón y
de que se derrochen recursos, aun temporalmen- cuenta nueva). El perdón es un mecanismo que,
te, para estructuras rituales, simbólicamente sig- a diferencia del resentimiento, que fija y se fija
nificativas, aparatosas, pero inútiles e inefectivas. paranóicamente el tiempo al momento de la ofen-
Basta para ello apartar los datos cuantitativos sa, tiene el poder ilimitado de hacer trascurrir el
del desarrollo de los procedimientos, refiriéndo- tiempo. No es un “regalo”, más o menos enve-
nos sólo a lo penal se puede ver que los diver- nenado, que se le hace al ofensor, es más bien
sos grados de juicio la duración media de los pro- anamnesis del sujeto que perdona, quien lo lo-
cedimientos es altísima y que ella ve un número gra evita la “fijación” (paranoia) del tiempo y re-
bajo de causas caducadas sin sentencia defini- comienza a vivir. No cambia su generosidad por
tiva. El caso más llamativo es en el derecho pe- obediencia o vínculos de lealtad y sometimientos
nal de menores, donde las sentencias de conde- futuros, sino que trabaja sobre sí mismo y por el
na en tiempo medianamente elevados llegan sólo propio tiempo.
a un dieciocho porciento: el resto es perdón ju-
dicial, inmadurez, beneficio de la probation, etc. Elaborado desde la moral individual, fue exone-
No digo con esto que sea necesario más casti- rado de los sistemas funcionales, como el dere-
go, quiero subrayar que la “montaña pare un ra- cho, que, con sus reglas, debería haber aliviana-
tón”. Una gran estructura simbólica que emplea do la tarea a través de su presupuesto normativo.
recursos, pero pone también en juego destinos, Por ello, Nietsche sospechaba que, a través del
está destinada a hacer otra cosa distinta para la perdón, el derecho habría dejado lugar a la “gra-
cual nació, por ello es sorprendente ver que “pe- cia”, que es la dimensión moral y quiza teológica.
na” en el derecho penal de menores es principal- La cuestión del perdón no atañe absolutamente a
mente el proceso. la humanización del derecho o a una dimensión
de la equidad del juicio, sino que se relaciona al
Encuentro que todo esto sea simplemente una “tiempo” y sus complejas economías. De hecho,
incongruencia institucional que produce daños el problema del derecho respecto de la extinción
enormes, además, porque trabaja con sus tiem- de un delito se trasforma en una contabilidad mi-
pos pero actúa sobre los tiempos de vida de jó- serable. ¿Después de cuánto tiempo podemos
venes que tienen medidas de tiempo diferentes. decir que para una comudidad jurídica se ha cu-
Tiempo de vida y tiempo del proceso están irre- rado la herida de difundidas corrupciones, o de
mediablemente defazados. terrorismos que han ensangrentado la vida civil?
Jueces y memoria
Por Alicia E. C. Ruiz (*)
SUMARIO:
I. Introducción.– II. La memoria.– III. Discurso jurídico, jueces y memoria
Es posible encontrar muchos aspectos comunes, En mi país “El relato social que se ha instituido
pero también diferencias notables, lo que hace colectivamente desde la resistencia y la lucha
difícil reflexionar en términos demasiado genera- de las víctimas, familiares y activistas ha sido el
les respecto de lo ocurrido en cada uno de nues- que ha recuperado la posibilidad del acceso a la
tros países. Aclaro desde el inicio que el telón de justicia por los crímenes más graves que se han
fondo de mis consideraciones es lo que sucedió producido en toda nuestra historia. La incesante
en la Argentina desde 1976 hasta nuestros días, búsqueda de este camino y sus protagonistas ge-
aunque mi pretensión es avanzar desde un pun- neraron uno de los impactos sociales y jurídicos
(*) Jueza del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires desde 1998. Profesora titular
de Teoría General y Filosofía del Derecho de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Directora
de la Carrera de Especialización en Magistratura de la Escuela de Servicio de Justicia de la Universidad Nacional
de La Matanza. Co-directora de la Revista Filosofía del Derecho, de Ediciones Infojus.
(1) Butler, Judith, “Mujeres y transformaciones sociales”, en “La cuestión de la transformación social”, Ed. El
Roure, Barcelona, 2001, ps. 7 y 8.
72
Jueces y memoria
más trascendentes de la historia argentina” (2). En este sentido “…en la Argentina somos ‘privile-
Agrego que con avances y retrocesos, la volun- giados’; es uno de los pocos países que tiene una
tad política plasmada en la nulificación legislati- política de reparación amplia, pero hay (aún así)
va de las leyes de punto final y de obediencia de- cuestiones absolutamente irreparables: los des-
bida y de los indultos presidenciales, la actuación aparecidos son irreparables, padecer tortura es
de la Corte Suprema de Justicia (en su integra- irreparable, el robo de bebés es irreparable…” (3).
ción actual) y la decisión gubernamental desde Y es esta irreparabilidad uno de los motivos de la
2003 fueron elementos relevantes en la concre- extensión en el tiempo de los efectos perversos al
ción de la búsqueda de verdad, justicia y castigo interior de la sociedad, que demandan preservar
la memoria de lo acaecido y juzgar.
a los imputados por la comisión de delitos de le-
sa humanidad.
Insisto: han pasado más de treinta y cinco años;
infinidad de reclamos infructuosos; fracasos; con-
Los juicios por violaciones a los derechos huma-
tratiempos; un discontinuo, cuando no incohe-
nos cometidas durante la dictadura desde el em- rente, obrar del Estado; innumerables disputas y
blemático Juicio a las Juntas [1985] fueron –más diferencias que permanecen en debate. Sin em-
allá de múltiples obstáculos, retrocesos y demo- bargo, paulatinamente (y a pesar de la resigna-
ras– ampliando el número de jueces y tribuna- ción y el desagrado en determinados sectores) la
les involucrados; de procesados y condenados y, opinión pública y el discurso social han incorpora-
por fin, de un salto cualitativo que supuso juz- do como inevitable la necesidad de “no dar vuel-
gar no sólo a miembros de las fuerzas armadas ta la página”.
y de seguridad sino también a civiles compro-
metidos (empresarios, abogados, miembros del Éste es el panorama en el cual hay que ubicar el
Poder Judicial y del Ministerio Público, integran- papel que deben atender los jueces. La cuestión
tes del gobierno de facto, etc.). Asimismo, otras es complejísima e involucra a la sociedad en su
iniciativas coadyuvaron a profundizar la partici- conjunto.
pación del Poder Judicial: cuando todavía no ha-
bía sido declarada la imprescriptibilidad de los crí- En lo que sigue voy a defender dos tesis que se
menes cometidos y frente a la imposibilidad de implican.
condenar, se llevaron adelante los llamados jui-
cios “de la verdad”, en los cuales se reconoció La primera: que la memoria de lo acontecido no
el derecho de hijos, padres, hermanos a saber puede ser echada al olvido. La segunda, que el
qué había ocurrido y dónde estaban “los desa- derecho y el Poder Judicial son condiciones nece-
sarias pero no suficientes para seguir dando ba-
parecidos”, aunque no se alcanzara el castigo
talla. Los operadores jurídicos tenemos una altí-
de los responsables. Otros ejemplos relevantes:
sima responsabilidad, que se expresa en ámbitos
en los procesos por delitos de lesa humanidad
distintos y cuya asunción se liga con otro compro-
que se sustancian hoy en la Argentina destacan miso: el de la defensa y ampliación del orden de-
aquellos en los que se juzga a quienes se apro- mocrático. Ambas tesis presuponen, desde lue-
piaron de niños capturados junto con sus padres go, posturas teóricas y políticas bien definidas. El
o que nacieron en cautiverio; y los que refieren a tiempo de esta exposición no me permitirá el de-
las violaciones de mujeres secuestradas, muer- sarrollo de ninguna de ellas, así que sólo inclui-
tas o desaparecidas, situaciones que no habían ré lo que sea imprescindible para la comprensión
sido juzgadas y a las que se ha reconocido el ca- del texto.
rácter de delitos de lesa humanidad, en el mar-
co de los tratados y convenciones internacionales Vuelvo a la cita de Butler: aun cuando la teoría por
pertinentes. sí sola no transforma la realidad, es indispensa-
(2) Conf. Bruera, Matilde, “Delitos de lesa humanidad. Reflexiones acerca de la jurisprudencia de la CSJN”, Ed.
Ediar, Buenos Aires, 2009.
(3) Conf. Entrevista a Ana Berezin, directora hasta el año 2010 del Programa de Asistencia Humanitaria y
Psicosocial a refugiados colombianos en Ecuador y Venezuela, reasentados por el Estado argentino, publicada
en Página 12, Suplemento Las doce, 4/8/2012.
(4) Ruiz, Alicia E. C., “…Y todo lo demás”, conferencia dictada en el marco de las VIII Jornadas de Direito e
Psicanálise: Interseçoes e interlocucoes a partir de “O leitor de Bernhard Schlink”, organizado por el Nucleo de
Direito e Psicanálise del Programa Pos-graduçao en Direito, Mestrado e Doutorado da Universidade Federal de
Paraná y celebradas en la ciudad de Curitiba, Brasil entre los días 8 y 11 de junio de 2011 y que luego fuera pu-
blicada en la compilación “Direito e Psicanálise. Intersecoes e Interlocucoes a partir de ‘O Leitor’, de Bernhard
Schlink”, Jacinto Nelson de Miranda Coutinho (org.), Ed. Lumen Juris, Brasil, 2012, ps. 33/42.
74
Jueces y memoria
conocidos como si su única cualidad fuera “haber trucción –y no por azar–. No deviene ni de la pura
vivido el horror”. La ausencia de resistencia, de razón, ni de Dios; es parte de la cultura, es contin-
verdad y de justicia, en cambio, perpetúa las se- gente y cambiante, es opaco, atravesado por fic-
cuelas y las profundiza (5). ciones, y su trama es la de un relato peculiar que
constituye realidades, relaciones, sujetos, que le-
Las batallas por la memoria requieren revisión his- gitima o deslegitima pedazos del mundo, que “na-
tórica y la construcción de un discurso hegemóni- turaliza” y declara verdaderos sólo aquellos que
co que se oponga al silencio y al olvido mientras incluye en su texto bajo determinadas formas. El
subsistan los daños más o menos perceptibles derecho tiene un vínculo con el poder y con la vio-
que se hubieran producido. Aquí aparece la sig- lencia (sobre todo con esta última) inescindible y
nificativa presencia del derecho como espacio de necesariamente oculto. Y, por fin, hay historia en
acción y de consagración simbólica. el derecho, por lo cual el derecho moderno exhi-
be las huellas del tiempo en que surgió y también
La memoria no es el recuerdo de lo acontecido. metaboliza, modificándolas, las herencias recibi-
Tampoco es la reactualización del pasado (una das, lo que descalifica toda lectura instrumenta-
operación imposible). La memoria es la función lista de su estructura (7).
que permite crear sentido en el presente. La me-
moria se transforma así en cada una de esas re- El derecho es un discurso performativo que crea
actualizaciones, impidiendo el olvido (6). realidad. Lo hace tanto cuando ordena y prescribe
como cuando omite y elude. Un orden social dise-
III. DISCURSO JURÍDICO, JUECES ñado a partir de una juridicidad que desconozca,
Y MEMORIA reniegue o deje de lado las violaciones a los dere-
chos humanos condena a sus integrantes a reco-
Me importa ahora destacar hasta qué punto el rrer una y otra vez –lo sepan o no– el camino del
discurso del derecho participa en la preservación horror y de la represión. Impide la profundización
de la memoria o en su desaparición. y ampliación de prácticas democráticas y mantie-
ne vivos e insepultos a los desaparecidos y otor-
El derecho es discurso y práctica social, y no pura ga a los victimarios un lugar aceptado para convi-
normatividad. No hay un mundo de valores inmu- vir con los demás.
tables, eternos y universales que definen cuándo
una norma es jurídica ni una relación de deriva- Éste es el marco desde donde pensar la función
ción de una norma a otra que asegure su validez. judicial. Procesar (llevar a juicio) a los represores;
La legitimidad no es idéntica a la validez, pero invalidar el plexo normativo que aseguraba la im-
tampoco es la realización inevitable de un mode- punidad hacia el futuro impuesto por gobiernos de
lo axiológico ajeno al mundo social y político en el facto o gobiernos de iure débiles es requisito ne-
que se presenta. El discurso jurídico se construye cesario para la construcción de un orden demo-
en un entretejido de discursos sociales diversos, crático. No es sencillo y no se alcanza sino con la
aludidos y eludidos en cada tramo de esa cons- convicción mantenida en el tiempo de que la es-
(5) Conf. Entrevista a Ana Berezin, directora hasta el año 2010 del Programa de Asistencia Humanitaria y
Psicosocial a refugiados colombianos en Ecuador y Venezuela, reasentados por el Estado argentino, publicada
en Página 12, Suplemento Las doce, 4/8/2012.
(6) Conf. De Giorgi, Raffaele, “El desafío del juez constitucional”, Ideas y Derecho. Anuario de la Asociación
Argentina de Filosofía del Derecho, nro. 7, 2010.
(7) Algunas advertencias de Butler se orientan en la una dirección similar a la que refleja esta apretada síntesis
de una perspectiva crítica del derecho: “...aunque necesitamos normas para vivir, y para vivir bien, para saber en
qué dirección transformar nuestro mundo social, también estamos constreñidas por las normas de manera que
a veces nos violentan por lo que, por razones de justicia social, debemos oponernos a ella. Las relaciones so-
cialmente institucionalizadas y construidas a través del tiempo proporcionan un sentido de lo que es ‘común’…
La esfera pública está constituida en parte por lo que no puede ser dicho y lo que no puede ser mostrado. Los
límites de lo decible, los límites de lo que puede aparecer, circunscriben el campo en el que funciona el discur-
so político y en el que ciertos tipos de sujetos aparecen como actores viables. La esfera pública se constituye en
parte por lo que puede aparecer, y la regulación de la esfera de la apariencia es un modo de establecer lo que
se considerará como realidad y lo que no”. Conf. Butler, Judith, “Mujeres...”, cit., ps. 7, 8.
SUMARIO:
I. Introducción.– II. Interpretación y hermenéutica jurídica.– III. Kelsen y la des-
mitificación de los positivismos.– IV. La interpretación del derecho como un pro-
blema paradigmático.– V. (La nueva) Hermenéutica en el Estado democrático:
un nuevo paradigma fundado en el elevado grado de autonomía del derecho.–
VI. Consideraciones finales.– VII. Bibliografía
(8) Mouffe, Chantal, “Desconstrucción, pragmatismo y la política de la democracia”, en Chantall Mouffe (comp.),
“Deconstrucción y pragmatismo. Simon Critchley - Jacques Derrida - Ernesto Laclau - Richard Rorty”, De la
Colección Espacios del Saber, Ed. Paidós, Buenos Aires, 1996, p. 32.
(9) De Giorgi, Raffaele, “El desafío...”, cit., p. 38.
(*) Doctor en Derecho del Estado (UFSC). Postdoctor en Derecho Constitucional y Hermenéutica (Universidad de
Lisboa). Profesor Titular de la Unisinos, Rio Grande do Sul, Brasil.
76
La aplicación de la ley como “otra legalidad”…
do) establecida para la actividad interpretativa. De supuesta entre el acto del conocimiento del sen-
ese modo, para superar esta crisis, el viraje onto- tido de un texto y su aplicación a un determinado
lógico-linguístico fue capaz de suplantar el viejo caso concreto no son, de hecho, cosas separa-
proceso interpretativo de la metafísica, superan- das; c) o se reconoce, finalmente, que las tenta-
do las reglas y los cánones interpretativos que ha- tivas de colocar el problema hermenéutico a par-
cían predominar la objetividad del texto o hacían tir del predominio de la subjetividad del intérprete
predominar la subjetividad del intérprete. En este o de la objetividad del texto no pasan de falsas
sentido, el presente artículo pretende demostrar contraposiciones.
que el derecho, a partir del paradigma positivista,
viene resistiendo duramente al viraje interpretati- La crisis que atraviesa la hermenéutica jurídica
vo ocurrido en la filosofía (invasión del leguaje en tiene una relación directa con la discusión acer-
el territorio de la filosofía), buscando esquivar los ca de la crisis del conocimiento y del problema de
límites o escudos democráticos ofrecidos a la ac- la fundamentación, propia del inicio del siglo XX.
tividad interpretativa. Véase que los varios intentos de establecer reglas
o cánones para el proceso interpretativo a partir
del predominio de la objetividad o de la subjetivi-
II. INTERPRETACIÓN Y HERMENÉUTICA dad o hasta de conjugar la subjetividad del intér-
JURÍDICA prete con la objetividad del texto no resistirían a
las tesis del viraje ontológico-lingüístico (especial-
Aunque la hermenéutica sea identificada y cono- mente con Wittgenstein, Heidegger y Gadamer).
cida por su origen mitológico a partir de Hermes, Este viraje –que, se registra, supera el “primer”
el semidiós que intermediaba la relación de los linguistic turn de parcialidad analítica (neoposi-
dioses con los mortales, solamente en la moder- tivista) nacido en el Círculo de Viena– debe ser
nidad es que empezamos a hablar sobre este te- comprendido a partir del carácter ontológico pre-
ma de otro modo y mediante otra mirada. Es po- vio del concepto de sujeto y de la desobjetifica-
sible afirmar, así, que la hermenéutica jurídica es ción provocada por el círculo hermenéutico (her-
producto de la revolución provocada por el naci- meneutische Zirkel) y por la diferencia ontológica
miento del sujeto. (ontologische Differenz).
Así, en la historia moderna, tanto en el plan de la No debemos olvidar que el viraje provocado
teología como en el del derecho, la hermenéutica por la publicación de Sein und Zeit por Martin
ha sido entendida como arte o técnica (método), Heidegger, en 1927 (1) y la publicación, años des-
con efecto directivo sobre la ley divina y la ley hu- pués, de Wahrheit und Methode, por Hans-Georg
mana. El punto común entre la hermenéutica ju- Gadamer, en 1960 (2) fueron fundamentales pa-
rídica y la hermenéutica teológica reside en el he- ra un nuevo mirar sobre la hermenéutica jurídi-
cho de que, en las dos, siempre hubo una tensión ca. A partir de ese viraje ontológico (ontologis-
entre el texto propuesto y el sentido que alcan- che Wendung), se inicia el proceso de superación
za su aplicación en la situación concreta, sea en de los paradigmas metafísicos objetivista (aristo-
un proceso judicial o en una predicación religiosa. télico-tomista) y subjetivista (filosofía de la cons-
ciencia), los cuales, de un modo o de otro, hasta
Esta tensión entre el texto y el sentido a ser atri- hoy han sustentado, por un lado, las tesis exegé-
buido al texto coloca a la hermenéutica delante tico-subsuntivas y, de otro, un ingenuo “libre atri-
de varios caminos, todos vinculados, sin embar- buir de sentidos”, producto de las diversas tesis
go, a las condiciones de acceso del hombre al co- voluntaristas surgidas a partir de la segunda pos-
nocimiento acerca de las cosas. Así: a) o se de- guerra, especialmente de la jurisprudencia de los
muestra que es posible poner reglas que puedan valores (Wertungsjurisprudenz) y del positivismo
guiar al hermeneuta en el acto interpretativo, me- normativista kelseniano, en este último caso, a
diante la creación, v.gr., de una teoría general de partir de una equivocada comprensión del octavo
la interpretación; b) o se reconoce que la escisión capítulo de la “Teoría pura del derecho”.
(1) Cfr. Heidegger, Martin, “Sein und Zeit”, 14ª ed., Ed. Niemeyer, Tübingen, 1977.
(2) Cfr. Gadamer, Hans-Georg, “Gesammelte Werke I, II. Wahrheit und Methode. Hermeneutik I, II”, Ed. Mohr
Siebeck, Tübingen, 1993.
(3) Discrecionalidad es entendida, aquí, en el sentido de la crítica hecha por Ronald Dworkin al positivismo de
Herbert Hart. Ver, para tanto, a obra “Taking rights seriously” (Ed. Harvard UniversityPress, Cambridge, Mass.,
1978), en la que Dworkin confronta con la propuesta de Hart.
(4) Cfr. Alexy, Robert, “Theorie der juristischen Argumentation”, 3ª ed., Ed. Suhrkamp, Frankfurt am Main, 1996.
78
La aplicación de la ley como “otra legalidad”…
dores–. El movimiento codificador incorpora, de pretación del derecho para que esta obra no sea
alguna forma, todas las discusiones romanísticas “destruida”? Y, al mismo tiempo, ¿cómo excluir
y acaba “creando” un nuevo dato: los Códigos de la interpretación del derecho los elementos
Civiles (Francia, 1804 y Alemania, 1900) (5). metafísicos que no eran bien queridos por el mo-
do positivista de interpretar la realidad? En un pri-
A partir de entonces, la función de complementa- mer momento, la respuesta será dada a partir de
riedad del derecho romano desaparece comple- un análisis de la propia codificación: la Escuela de
tamente. Toda argumentación jurídica debe tribu- la Exégesis (7), en Francia, y la Jurisprudencia de
tar sus méritos a los Códigos, que pasan a tener, los Conceptos, en Alemania (8).
a partir de entonces, la estatura de verdaderos
“textos sagrados”. Esto porque ellos son el da- Este primer cuadro puede ser nombrado como
to positivo con el cual deberá lidiar la ciencia del positivismo primitivo, exegético o legalista. La
derecho. Claro que, ya en ese período, aparecie- principal característica de este “primer momento”
ron problemas relativos a la interpretación de es- del positivismo jurídico, en lo que dice respecto al
te “texto sagrado” (6). problema de la interpretación del derecho, será
la realización de un análisis que, en los términos
De algún modo se percibirá que aquello que está propuestos por Rudolf Carnap, podríamos llamar
escrito en los Códigos no cubre la realidad. Pero, sintaxis (9). En este caso, la simple determina-
entonces, ¿cómo controlar el ejercicio de la inter- ción rigurosa de la conexión lógica de los signos
(5) En ese sentido, Cfr. Caenegem, R. C. Van, “Uma Introdução Histórica do Direito Privado”, 3ª ed., Ed. Martins
Fontes, São Paulo, 2002, en especial el capítulo III; “European Law in the Past and the Future. Unity and
Diversity over Two Millennia”, Ed. Cambrige Press, Cambrige, 2002, ps. 22 y ss.; Wieacker, Franz, “Historia del
derecho privado de la Edad Moderna”, Ed. Aguilar, Madrid, 1957, ps. 89 y ss.; tratando de la cuestión desde
una perspectiva histórica todavía más originaria, cfr. Berman, Harold, “Law and Revolution. The Formation of the
Western Legal Tradition”, Ed. Harvard Universaty Press, Massaschusetts, 1983, ps. 120/151.
(6) Esa “sacralización” de los textos de los Códigos que se presenta como una característica del movimiento
codificador la destaca también Mário Losano: “En el siglo XIX, la compilación de Justiniano fue sustituida por
una codificación basada en principios racionales del iluminismo. (...) El debate sobre las codificaciones carac-
terizará todo el siglo XIX, remitiéndose a un nuevo texto sagrado: el Code Napoleón de 1804”. (Losano, Mário,
“Os Grandes Sistemas Jurídicos: Introducción a los sistemas jurídicos europeos y extra europeos”, Ed. Martins
Fontes, São Paulo, 2006, p. 59).
(7) De notarse que la Escuela de la Exégesis surge propiamente en el ambiente contrarrevolucionario, a partir de
los actos políticos que se siguieron al 8 de Brumario, con el golpe de Estado promovido por Napoleón. La prohi-
bición de interpretar, típica de esa corriente metodológica, se colocaba contra los intereses del régimen napoleó-
nico y fue ampliamente diseminada entre los principales juristas de la época. Además, se debe registrar que tal
prohibición no se direccionaba sólo a los jueces, sino también a los eruditos-doctrinadores. El nombramiento de
ese movimiento como siendo una “escuela de la exégesis” se debe a desarrollos teóricos posteriores. En el caso,
Van Caenegam afirma que el nombre habría sido sugerido por E. Glasson, por ocasión del centenario del Code
Civil francés. En la ocasión Glasson se habría referido “a los abogados civilistas que formaron una especie de es-
cuela que podría ser llamada Escuela de Exégesis”. (Cfr. Caenegam, R. C. Van, “Uma Introdução...”, cit., p. 208).
(8) Importante registrar algunos puntos que trazan características distintas de la Jurisprudencia de los Conceptos
con relación a la Escuela de la Exégesis, en Francia. La Jurisprudencia de los Conceptos alemana es heredera
del método y de la tradición de la “Ciencias de las Pandectas” (Cfr. Wieacker, Franz, “Historia...”, cit., ps. 325
y ss.) que pensaba la formación del derecho a partir de una cierta genealogía conceptual basada en un proce-
so histórico de formación de los institutos jurídicos. Ya en el caso de la Escuela de la Exégesis, el derecho es un
producto directo del parlamento, de la voluntad general plasmada en los Códigos de los ochocientos. De esa for-
ma, aunque ambas corrientes identifiquen derecho y ley y, además, conduzcan su metodología en la dirección
de una prohibición de interpretar, aquello que se entiende por ley es distinto en cada una de ellas. En la Escuela
de la Exégesis la ley es fruto de la voluntad soberana del parlamento; en la Jurisprudencia de los Conceptos,
ella es fruto de un decantado proceso histórico de formación conceptual que se opera con mucho más vigor en
el seno de la erudición universitaria que en el ambiente parlamentario. Sobre esa cuestión, cfr. Canegem, R. C.
Van., “Judges, Legislators and Professors. Chapters in European Legal History”, Ed. Cambrigde University Press,
Cambrigde, 2002, pássim.
(9) Cfr. Carnap, Rudolf, “The Logical Syntax of Language”, Ed. Routledge & Kegan Paul, London, 1971; ver tam-
bién Carnap, Rudolf, “Der logische aufbau der welt”, Ed. Felix Meiner, Hamburg, 1961.
(10) Cfr. Kelsen, Hans, “Reine Rechtslehre. 2”, Ed. Nachdruck, Österreichische, 1992.
(11) El nuevo constitucionalismo viene siendo abordado por científicos políticos, principalmente estadunidenses,
para referirse al movimiento de democratización de una serie de países que, históricamente, fueron gobernados
por dictaduras o regímenes de excepción. En el caso, tales autores se refieren a América Latina, a Sudáfrica y
algunos países del Este europeo. En sus análisis, tales autores procuran señalar hacia factores de expansión del
Poder Judicial y el papel desarrollado por ese poder en la estabilidad institucionales de tales países. (Por todos,
80
La aplicación de la ley como “otra legalidad”…
que con esto están en el camino correcto para la que no es tributaria de la concepción de sistema
concretización de la Constitución. La gran pregun- propia del privativismo, que está en la base de to-
ta, que incluso aparece en las discusiones neo- dos los positivismos y que fundamenta, también,
constitucionalistas, es el origen de esta corriente las tesis de la Jurisprudencia de la Valoración. De
del pensamiento jurídico llamada Jurisprudencia ahí que una teoría pospositivista y que dé efecti-
de los alores (Wertungsjurisprudenz). Ahora, su va contribución a la concreción de la Constitución
antecedente inmediato es la Jurisprudencia del debe estar en condiciones de superar estos ele-
Interés –de donde se tomó la idea de ponderación mentos propios del privativismo que, de alguna
(Abwägung)– que, a su vez, representa una alter- manera, puede ser tenido como una característi-
nativa al conceptualismo defendido y practicado ca del positivismo.
por la Jurisprudencia de los Conceptos. Todas es-
tas teorías/metodologías del derecho fueron crea-
das y articuladas en el ámbito del derecho priva- IV. LA INTERPRETACIÓN DEL DERECHO
do y de su particular concepto de sistema (12). COMO UN PROBLEMA PARADIGMÁTICO
La Jurisprudencia de los Valores, en este senti-
do, se presenta como una alternativa que man- La hermenéutica jurídica practicada en el plano
tiene las estructuras sistemáticas del derecho pri- de la cotidianidad del derecho aporta elementos
vado, pero consienten y construyen aberturas en en la discusión que llevó a Hans-Georg Gadamer
este sistema para el ingreso de los “valores” (sic) a hacer la crítica al proceso interpretativo clásico,
constitucionales. Éste es el gran “secreto” de la que entendía la interpretación como el producto
Jurisprudencia de los Valores: ella no acepta ple- de una operación realizada en partes (subtilitas
namente el novum que el constitucionalismo con- intelligendi, subtilitas explicandi, subtilitas appli-
temporáneo inaugura. Lo que esta corriente teó- candi (14), esto es, primero comprendo, después
rica hace es apenas conceder una abertura en la interpreto, para sólo entonces aplicar).
idea de sistema que, en sus grandes líneas, per-
manece con las mismas máculas del privativis- La imposibilidad de esta división –tan bien denun-
mo novecentista. No es por nada que Friedrich ciada por Gadamer– implica la imposibilidad de
Müller, cuando crea la metódica estructurante que el intérprete realice una Auslegung, como si
–en su Juristische Methodik (13)–, realza la di- el texto tuviese un contenido “en sí mismo”. Al
mensión pospositivista y posprivativista de su teo- contrario, para Gadamer, fundado en la herme-
ría. En Brasil este detalle es poco comprendido y néutica filosófica, el intérprete siempre atribuye
las más de las veces lleva a malentendidos, co- sentido (Sinngebung). Pero todavía, esta imposi-
mo el de calificar la metódica estructurante como bilidad de la división –que no deja de ser un dua-
si fuera un tipo de metodología específica para lismo metafísico– aleja cualquier posibilidad de
el derecho constitucional. Por cierto que este en- hacer “ponderaciones en etapas”, circunstancia,
tendimiento se muestra completamente equivo- por otra parte, que coloca la teoría argumentativa
cado, en la medida en que, en el pos-positivismo como rehén del paradigma del cual tanto intentan
defendido por Müller, existe un tipo de metódica huir: la filosofía de la consciencia.
cfr. Hirschl, Ran, “Towards Juristocracy. The Origins and Consequences of the New Constitutionalism”, Ed.
Harvard University Press, Cambridge, 2007, pássim y “El nuevo constitucionalismo y la judicialización de la po-
lítica pura en el mundo”, Revista de Direito Administrativo, nro. 251, mayo/agosto de 2009, ps. 139/175).
Incluso en el presente texto la referencia que se hace al neoconstitucionalismo apunta hacia el sentido asumi-
do por el término en las obras de algunos autores europeos (sobre todo españoles e italianos) que procuran re-
tratar tal fenómeno a partir de la llamada “rematerialización de la Constitución”, con la inserción de valores que
deben ser observados por el juez en el momento de decidirse las cuestiones que problematizan la concreción de
derechos fundamentales. (Por todos, cfr. Carbonell, Miguel y García Jaramillo, Leonardo (orgs.), “El canon neo-
constitucional”, Ed. Trotta, Madrid, 2010, pássim). Ese tipo de perspectiva teórica debe ser criticada, pues aca-
rrea un excesivo “espacio de conformación” del Poder Judicial, llevando a posibles arbitrariedades y decisionis-
mos que son, evidentemente, antidemocráticos.
(12) Sobre el concepto de sistema en ese ambiente teórico, cfr. Losano, Mário, “Sistema e Estrutura no Direito”,
vols. I y II, Ed. Martins Fontes, São Paulo, 2010, pássim.
(13) Cfr. Müller, Friedrich, “Juristische Methodik”, 7ª ed., Ed. Duncker & Humblot, Berlin, 1997, pássim.
(14) Cfr. Gadamer, Hans-Georg, “Verdad y método”, 12ª ed., Ed. Sígueme, Salamanca, 2007, ps. 378/379.
82
La aplicación de la ley como “otra legalidad”…
manentemente, especialmente en países de mo- sas posturas que apuestan en el pragmatismo, en
dernidad tardía como Brasil, Argentina, Colombia, los subjetivismos y en la discrecionalidad redunda
Perú, Venezuela, Ecuador y Bolivia, para citar só- inexorablemente en el contrapunto del Estado de-
lo éstos. mocrático de derecho: la autonomía del derecho.
Por eso la evidente incompatibilidad entre los di-
Paradójicamente, después de esta revolución co- versos positivismos y el constitucionalismo.
pernicana representada por el acentuado gra-
do de autonomía del derecho conquistado en el Esto quiere decir que el derecho del Estado de-
Estado democrático de derecho, se está ante una mocrático de derecho está bajo constante ame-
creciente pérdida de su autonomía, que puede naza. O sea, por un lado, corre el riesgo de perder
ser interpretada simbólicamente, en estos tiem- la autonomía (duramente conquistada) en virtud
pos duros de pospositivismo, a partir de las diver- de los ataques de los predadores externos (de la
sas tesis que apuestan en el análisis económica política, del discurso correctivo adviniendo de la
del derecho, en el interior de las cuales las reglas moral y del análisis económico del derecho) y, de
y los principios jurídico-constitucionales sólo tie- otro, se hace cada vez más frágil en sus bases
nen sentido funcionalmente (esta cuestión viene internas, de cara a la discrecionalidad/arbitrarie-
conquistando terreno en el derecho tributario, por dad de las decisiones judiciales y del consecuente
ejemplo). O sea, dentro de una dimensión abso- decisionismo que de eso surge inexorablemente.
lutamente pragmática, el derecho no tiene ADN.
Para las diversas posturas pragmatistas, también Es por eso que vengo proponiendo, desde el li-
no tiene sentido vincular el derecho a la tradición. bro “Verdad y consenso” (15) una resistencia a
Por eso, en el contexto de tales teorías, no se ha- través de la hermenéutica filosófica, apostando a
bla en perspectiva interna. En ellas, el derecho, la Constitución (derecho producido democrática-
comprendido exógenamente, debe sólo servir pa- mente) como instancia de la autonomía del de-
ra “satisfacer”, de manera utilitaria, las necesida- recho para limitar la transformación de las rela-
des “sociales”. Es por eso que el derecho es vis- ciones jurídico-institucionales en un constante
to esencialmente indeterminado, en lo que tales estado de excepción, evitando que la jurisdicción
posturas se aproximan, peligrosamente, a diver- sustituya a la legislación. De eso todo es posi-
sos matices positivistas, que continúan apostan- ble decir que, tanto la discrecionalidad positivis-
do en elevados grados de discrecionalidad a la ta cuanto el pragmatismo fundado en la declina-
interpretación del derecho. Lo que los une es una ción del derecho tienen algo en común: el déficit
especie de grado cero de sentido. Se trata de li- democrático. Esto porque, si la gran conquista del
diar con la maximización del poder: el principio siglo XX fue el alcance de un derecho transfor-
que genere las relaciones institucionales entre la mador de las relaciones sociales, es un retroce-
política y el derecho es el poder de decir en últi- so reforzar formas de ejercicio de poder funda-
mo recurso. En síntesis, la vieja “voluntad del po- dos en la posibilidad de atribución de sentidos de
der” (Wille zur Macht) de Nietzsche. forma discrecional, que lleva, inexorablemente,
a arbitrariedades, zozobrando, con esto, la pro-
Así, en el ámbito de la teoría del derecho, en es- pia Constitución. O sea, si la autonomía del de-
pecial a partir de la segunda posguerra, bajo el recho apuesta a la determinabilidad de los senti-
pretexto de la muerte del sujeto o muerte de la dos como una de las condiciones para la garantía
subjetividad, se pasó a “dominar” los sentidos a de la propia democracia y de su futuro, las pos-
partir de las relaciones de poder, bajo el pretexto turas pragmatistas en general –así como los di-
de que no pueden ser controladas por el derecho. versos positivismos stricto sensu– apuestan a la
Por eso, la apuesta en la declinación del derecho indeterminabilidad. Y por tales caminos y condi-
de cara a la política, de la economía y de la mo- cionantes pasa la tesis de la respuesta adecuada
ral. Pensemos, en este último caso, en las teorías a la Constitución.
argumentativas, que apuestan a discursos adju-
dicadores, que buscan “corregir” las insuficien- En una palabra, la superación del positivismo im-
cias del derecho legislado. La lucha de las diver- plica la incompatibilidad de la hermenéutica con
(15) Cfr. Streck, Lenio L.., “Verdade e Consenso”, 4a. ed. Ed. Saraiva, São Paulo, 2011.
84
La aplicación de la ley como “otra legalidad”…
una perspectiva democrática (por tanto, de tra- siempre comprensivo– es unitario, el texto no es-
tamiento ecuánime, de respeto a lo contradicto- tá –y no nos aparece– desnudo, a nuestra dis-
rio y a la producción democrática legislativa), es posición. El applicatio (categoría propuesta por
un “producto” filosófico, porque es causa de un Gadamer) evita la arbitrariedad en la atribución
nuevo paradigma que sobrepasa el esquema su- de sentido, porque es consecuente de la antici-
jeto-objeto predominante en las dos metafísicas. pación (de sentido) que es propia de la herme-
néutica filosófica.
En el campo jurídico, varios autores defienden
la posibilidad/necesidad de respuestas correc- En la confrontación entre la hermenéutica (filosó-
tas y/o adecuadas (Habermas y Dworkin susten- fica) y las diversas teorías de la argumentación,
tan la única respuesta correcta; Gadamer, aun- queda patente la no preocupación de éstas con
que no haya tratado directamente esta temática, el problema del relativismo. Consecuentemente,
va a decir que das gilt der Sache nach auch dort, quien se preocupa con la posibilidad de respues-
wo sich das Verständnis unmittelbar einstellt und tas correctas es la hermenéutica, exactamen-
gar keine ausdrückliche Auslegung vorgenom- te por su carácter antirrelativista (véase, en este
men wird (18), o sea que una interpretación es punto, que Dworkin, aunque no abogue clara-
correcta cuando nadie se pregunta sobre el sen- mente por una postura que él pueda identificar
tido atribuido a algo; que Alle rechte Auslegung con la hermenéutica filosófica, asume una par-
muss sich gegen die Willkür von Einfällen und die cialidad no-relativista a partir de otros caminos).
Beschränktheit unmmerklich Denkgewohnheit
abschirmen und den Blick auf die Sachen selber Así, negar la posibilidad de que pueda existir una
richten (19) (toda la interpretación correcta de- respuesta correcta puede venir a constituirse –ba-
be protegerse de la arbitrariedad de las patadas jo el punto de vista de la hermenéutica filosófica–
y del carácter limitado de los hábitos mentales en una profesión de fe en el positivismo y, por tan-
inadvertidos, de manera a volverse a las cosas to, en la discrecionalidad judicial, una vez que el
mismas); y, más todavía, que So ist die ständi- carácter marcadamente no relativista de la her-
ge Aufgabe des Verstehens, die rechten, sachan- menéutica es incompatible con la existencia de
gemessenen Entwürfe auszuarbeiten, das heisst múltiples respuestas.
Vorwegnahmen, die sich na den Sachen erst bes-
tätigen sollen, zu wagen (20), esto es, la constan- Se corre el riesgo de conceder al juez una excesi-
te tarea de comprender consiste en elaborar pro- va discrecionalidad (exceso de libertad en la atri-
yectos correctos, adecuados a las cosas, o sea, bución de los sentidos), acreditando, además,
osar hipótesis que sólo deben ser confirmadas en que el derecho es (apenas) un conjunto de nor-
las cosas mismas. mas (reglas). Esto significa transformar la inter-
pretación jurídica en filología, forma refinada de
Así, la respuesta aquí buscada no es ni la úni- negación de la diferencia ontológica (ontologische
ca y ni la mejor: simplemente se trata “de la res- Differenz). No olvidemos que texto y norma, he-
puesta adecuada a la Constitución”, esto es, una cho y derecho, no están separados y, tampoco,
respuesta que debe ser confirmada en la propia uno “carga” al otro; texto y norma, hecho y de-
Constitución, en la Constitución misma. recho son (sólo y fundamentalmente) diferentes
(en el sentido filosófico de la palabra). Por esto, el
Hermenéutica es aplicación. Lo que defiendo es texto no existe sin la norma; el texto no existe en
que no hay respuestas “antes de las preguntas”, su “texto”; la norma no puede ser vista; ella sólo
o sea, no existen respuestas (decisiones) a priori, es (existe) en el (sentido del) texto.
que levanten de procedimientos (métodos o fór-
mulas). No percibimos primero el texto para des- En una palabra, la respuesta constitucionalmen-
pués acoplarle el sentido (la norma). O sea, en te adecuada es el punto de energía en que levan-
la medida en que el acto de interpretar –que es ta el sentido del caso acordado (que, a partir de
(18) Cfr. Gadamer, Hans-Georg, “Gesammelte Werke I - Hermeneutik I. Wahrheit und Methode”, Ed. Mohr
Siebeck, Tübingen, 1993, p. 402.
(19) Cfr. Gadamer, Hans-Georg, “Gesammelte Werke...”, cit., p. 251.
(20) Cfr. Gadamer, Hans-Georg, “Gesammelte Werke I - Hermeneutik II”, cit., p. 60.
86
La aplicación de la ley como “otra legalidad”…
bilidad entre interpretación y aplicación, pregona- Quiero decir: saltamos de un legalismo progresi-
das tanto por Dworkin como por Gadamer). vo, que reducía el elemento central del derecho
ahora a un concepto estricto de ley (como en el
Por todo eso, es preciso tener claro que el esta- caso de los Códigos del siglo XIX, base para el po-
blecimiento de las bases para la construcción de sitivismo primitivo), ahora un concepto abstrac-
discursos críticos es una tarea extremadamente to de la universalización de la norma (que se en-
compleja y que no se hace sin muescas. cuentra plasmado en la idea de derecho presente
en el positivismo normativista), para una concep-
VI. CONSIDERACIONES FINALES ción de la legalidad que sólo se constituye bajo
el manto de la constitucionalidad. Al final –y me
Como se ha explicado, las diversas formas de po- acuerdo aquí de Elías Díaz (23)–, no seríamos ca-
sitivismo no pueden ser colocadas en el mismo paces, en este tribunal de la historia, de admi-
nivel y tampoco se debe pensar que el voluntaris- tir una legalidad inconstitucional. Esto debería ser
mo posexegético representa la superación de su evidente.
forma primitiva.
Así, por ejemplo, obedecer stricto sensu “el texto
Lo que siempre caracterizó al positivismo es el he- de la ley” democráticamente construido no tiene
cho de que la postura metodológica por interme- nada que ver con la “exégesis” a la moda antigua
dio de la cual se analiza el fenómeno jurídico es (positivismo primitivo). Por lo tanto, hoy hay que
marcada por la restricción al análisis de las fuen- hablar de una otra legalidad, una legalidad cons-
tes sociales, la división/separación –epistemológi- tituida a partir de los principios que son el marco
ca– entre derecho y moral (lo que hace que algu- de la historia institucional del derecho; una legali-
nos autores –p. ej., Robert Alexy– se aprovecharan dad, en fin, que se forma en el horizonte de aque-
de la razón práctica, llenos de solipsismo, para llo que fue, prospectivamente, establecido por el
“corregir” el derecho) y la ausencia de una teoría texto constitucional.
de la interpretación, que acarrea una apuesta en
la discrecionalidad (o sea, no se consiguió superar Pero, ¿qué se quiere mencionar cuando se afirma
la herencia –o maldición– kelseniana de la división la “literalidad de la ley”? Ahora, desde el inicio del
entre ciencia del derecho y derecho o entre obser- siglo XX la filosofía del lenguaje y el neopositivis-
vador y participante, en el caso de Hart). mo lógico del Círculo de Viena (que está en el ori-
gen de teóricos del derecho como Hans Kelsen),
En línea diversa, es preciso decir que, para la her- ya había apuntado el problema de la polisemia de
menéutica filosófica, esto no es así. El elemento las palabras. Eso nos lleva a otra cuestión: la lite-
interpretativo que caracteriza más propiamente la ralidad, ¿es algo que está a disposición del intér-
experiencia jurídica puede, y debe, ser explotado prete? Si las palabras son polisémicas; si no hay
fenomenológicamente. Es posible ofrecer límites la posibilidad de cubrir completamente el senti-
o escudos a la actividad interpretativa, en la medi- do de las afirmaciones contenidas en un texto,
da en que el derecho no es concebido a partir de ¿cuándo es que se puede decir que estamos ante
un reduccionismo fáctico. Esto es una cuestión una interpretación literal? La literalidad, por tan-
de control democrático de las decisiones. to, es mucho más una cuestión de la compren-
sión y de la inserción del intérprete en el mundo,
A partir de tales perspectivas, no tiene más sen- que una característica, por así decir, “natural” de
tido la discusión entre “voluntad de la ley” o “vo- los textos jurídicos.
luntad del legislador”. Del mismo modo, pierde
importancia la discusión acerca “de la literalidad” En una palabra final, no podemos admitir que,
de la ley. La antigua desconfianza con relación al en pleno siglo XXI, seamos inducidos (o engaña-
legislador debe ser mirada, hoy, ella misma, con dos) por argumentos que apartan el contenido de
mucha desconfianza, de cara al elevado grado de una ley, democráticamente legitimada, con ba-
autonomía alcanzado por el derecho en el para- se en una supuesta “superación” de la literalidad
digma constitucional. del texto legal, como se defiende la aplicación de
(23) Cfr. Díaz, Elías, “Estado de derecho y sociedad democrática”, Ed. Taurus, Madrid: 1983.
88
El derecho: una verdad traducida
(*) Abogada, Universidad de Buenos Aires. Magíster en Ciencia Política (UNSKM). Profesora adjunta de Teoría y
Filosofía del Derecho, UBA. Doctorado, UBA. Ha escrito numerosos ensayos y artículos de su especialidad. Se
especializa en Teoría del Derecho y temática del Mercosur.
(1) Algunos de estos datos (por ejemplo, cuando el agente de policía levanta un informe) han sido recortados
tan a la medida de las categorías en que se encuadra una decisión jurídica, que se ha resuelto de antemano la
pregunta sobre la relevancia antes de ser formulada para el caso como un todo. Esto nos lleva a afirmar que el
conocimiento de un caso remite, por un lado, al colador conceptual de la dogmática jurídica y que, a su vez, se
enmarca en un determinado contexto en el que el proceso decisorio es un producto.
90
El derecho: una verdad traducida
Mediando entre hechos y normas, el juez secuen- argumentación y la interpretación en el plano del
cia, ordena, pondera los relatos de las partes, de derecho no es otra que la dialéctica entre expli-
testigos, de peritos, entre otros, y a su vez com- car y comprender en el plano epistemológico: la
pleta los vacíos e intersticios de la secuencia ar- explicación y la comprensión hacen parte de la ta-
gumentativa que se va gestando, en el marco de rea de traducir.
una tarea hermenéutica sobredeterminada por un
sentido de final (en términos de sanción o de re- Ricoeur encara el desarrollo del paradigma de la
conocimiento). En esta “manera de hacer mun- traducción en el último de los estudios de “Lo jus-
dos” (parafraseando el libro de Nelson Goodman), to 2” (el acto de traducir como modelo paradig-
el juez “rehace”, no “refiere”, a partir de mate- mático en el sentido ejemplar). En tanto proble-
rial preexistente, lo reformula para dar su versión. ma de doble entrada: traducción de una lengua
Fabricar no es falsificar, sino admitir varias versio- a otra y traducción interna en la lengua habla-
nes sobre “los mismos hechos”. Dice Goodman: da, dicha tarea muestra, por un lado, la dificultad
“Confiemos que nuestras teorías están tan car- de traducir y, por el otro, las armas de la traduc-
gadas de hechos como éstos lo están de teorías” ción [2008:29]. Existe en principio la amenaza
[1990:134]. que significa la presunción de intraducibilidad, de
incomunicabilidad, que se inscribe en las figuras
II. RICOEUR: BATALLA ÍNTIMA ENTRE de no-poder, producto de la irreductible pluralidad
DERECHO Y TRADUCCIÓN de las lenguas, de una humanidad fragmentada
en poblaciones, etnias, culturas, comunidades
Paul Ricoeur, en sus últimos años, vuelca su inte- históricas, creencias, religiones. El mito de Babel
rés filosófico al ámbito de lo jurídico para redefi- (la dispersión en el espacio y la confusión en la
nir sus teorías y ajustarlas a este campo específi- comunicabilidad) le confiere a la dispersión y la
co del saber. Uno de sus temas fundamentales es confusión su sesgo dramático. Pero, como afirma
expuesto en “Lo justo I” (desarrollo de “la peque- Ricoeur, la traducción existe de hecho y entonces
ña ética” de “Sí mismo como otro”): se trata de la hay algo que la hace teóricamente viable. Dice
persona del juez, emblema de la tercera persona George Steiner que después de Babel compren-
del derecho, que ocupa un lugar intermedio entre der es traducir (sobre todo en su posibilidad de
la moral y la política. La institución judicial crista- traducción interna en el uso de la lengua propia).
liza, en la figura del juez, la relación con el pró-
jimo, esa dimensión ética del diálogo donde son Para comprender situaciones que no se compren-
equivalentes la estima de sí mismo como otro y den (base original de toda tarea hermenéutica),
la estima del otro como sí mismo: relación triádi- interpretamos, definimos, argumentamos. La tra-
ca yo-tú-tercero (Zaccaria, 1999:635). El razona- ducción se ve confrontada por la transparencia y
miento jurídico, como razonamiento de carácter la opacidad al mismo tiempo, convirtiéndose en
público, no identifica una relación inter-personal, el medio y el remedio de la pluralidad semántica
sino la condición institucional (y la confianza que frente a la dispersión y confusión. Se traduce todo
esto conlleva) de cada relación interpersonal. Es aquello que transcurre en el tiempo. La cualidad
decir que en la performatividad de cada sentencia común de la experiencia humana, marcada y arti-
judicial se presupone siempre de antemano la co- culada por el acto de relatar en todas sus formas,
munidad jurídica. es su carácter temporal. Todo lo que relatamos
(traducimos) transcurre en el tiempo, lleva tiem-
Desde esta dimensión hermenéutica, que rechaza po, se desarrolla temporalmente y, a su vez, todo
tanto la pura actividad mecánica de subsunción lo que se desarrolla en el tiempo puede ser tradu-
como la plena discrecionalidad en la actividad ju- cido (Ricoeur, 2007:39). El historiador, como el
risdiccional, Ricoeur explora una zona intermedia juez, organiza los acontecimientos reales en una
en la que recurre a la phronesis: “el de la pru- secuencia cronológica dentro de una estructura
dencia como arte de la decisión equitativa en si- significativa que articula pasado, presente y fu-
tuaciones de incertidumbre y de conflicto, es de- turo y cuya integridad sólo podemos imaginar, no
cir, en lo trágico de la acción” [2008:60]. O sea experimentar. Más que un vehículo para transmitir
que una sentencia coordina un componente ló- información (dimensión episódica), traducir el pa-
gico-argumentativo con un componente axiológi- sado conforma un proceso de producción de sen-
co de preferencia razonada. Esta tensión entre la tido. No se trata de la mera crónica: la tarea de la
traducción articula una dimensión episódica, con- En la teoría histórica tradicional de mediados del
formada por su aspecto referencial y una dimen- siglo 19, Hayden White [1992:45-50] marca una
sión configurativa que implica convertir lo episó- dupla relevante para la tarea de la traducción: na-
dico en una estructura con sentido, o, como dice rrativa-disertación. La primera es la historia de lo
Ricoeur, una intriga planteada con sentido de fi- que sucedió realmente y la segunda, la interpre-
nal. Este planteo implica pasar de la “intratempo- tación de lo que el propio historiador considera
ralidad” característica de la crónica a la “historici- como historia verdadera. Hegel marca la ambi-
dad” en tanto extensión temporal de los hechos. güedad del término “historia”, que une, por un la-
El aspecto configurativo es la base de la inteligibi- do, un momento objetivo acerca de lo que efec-
lidad en la tarea de traducir. tivamente sucedió y un momento subjetivo en la
narración de los acontecimientos. Ya en este si-
La situación original de toda tarea hermenéuti- glo, por ejemplo, el grupo francés de los Annales,
ca es hacernos comprender. Como dice George orientado hacia las ciencias sociales, acusa a la
Steiner en “Después de Babel”, lo extraño no es- estrategia narrativa como no científica, subjetiva,
tá afuera, sino en nuestra propia casa lingüística. de corte dramático y cortoplacista, a diferencia
“Decir lo mismo de otra manera”, núcleo duro de de su propia búsqueda en tendencias a largo pla-
la idea de traducción, es para Ricoeur, hacer jus- zo y procesos impersonales o con aspiración a la
ticia a lo extraño, renunciando al sueño de la tra- objetividad.
ducción perfecta: traducir implica siempre un tra-
bajo de duelo. Tal como sucede en toda instancia social de pro-
ducción de sentido, la tarea de traducir se en-
frenta con la vitalidad subversiva de un pasado
III. EL HISTORIADOR COMO JUEZ evanescente que sólo se vuelve asible a través
IMPARCIAL de su inevitable mediación: el nivel simbólico. El
discurso histórico, para Hayden White, se desli-
La verdad por correspondencia y la verdad tradu- za entre materialidades en bruto y la inescindi-
cida conectan con los problemas de la objetividad ble interpretación de sus vacíos, mediando entre
y la subjetividad, que han preocupado a los hu- un nivel descriptivo (mímesis), su necesaria tra-
manos desde los inicios de sus reflexiones hasta ducción (diégesis) y un nivel diatáctico, de aza-
hoy y continuarán siendo disparadores de nuevas rosa combinación de los anteriores, en el mar-
propuestas y nuevos interrogantes en todas las co de un proceso orientado hacia la comprensión
áreas del conocimiento. En el campo del derecho, [2001:17]. Desafiar la “falacia de la referencia-
una verdad esencialista versus una verdad como lidad” en los estudios históricos es, para Roland
resultado de luchas por el logro del sentido hege- Barthes, poner en descubierto el carácter ideoló-
mónico sigue siendo una cuestión medular en la gico de su modo de representación. Se trata en
medida en que sus efectos y derivaciones condu- todo momento de corroborar la existencia de una
cen a muy disímiles entradas a la vida jurídica en instancia de objetividad en referencia a una reali-
particular y a la vida social en general. dad acontecida y la subjetividad puesta en la tra-
ducción de ella. En realidad, es el enigma nunca
En el campo de la historia, los términos “subje- sorteado entre vivir la experiencia y su infranquea-
tividad” y “objetividad” sugieren que los historia- ble diferencia con el relato de lo experimentado,
dores deben “contar el pasado como realmente el salto entre vivirla y construirla en el lenguaje
ha sido”, “escribir como un juez imparcial, evi- (como diría Ricoeur, el sentido es tanto noético
tando todo partidismo”, sin estar autorizados a como noemático).
agregar al objeto investigado algo que pertenece
exclusivamente al sujeto, es decir, al historiador White pone en foco una temática muy resistida
(Ankersmit, 2011:15). Como vemos, dos campos por las perspectivas realistas, cual es la presencia
del saber como la historia y el derecho, atravesa- insoslayable del elemento trópico constitutivo de
dos por la certeza científica y la indeterminación todo discurso social. El tropo (desvío del uso lite-
de lo humano, ofrecen renovados debates episte- ral) es el proceso por el cual todo discurso consti-
mológicos en torno a la búsqueda de la “mejor” tuye su objeto discursivo. En este sentido es que
combinación posible de las dimensiones objetivas White habla de proceso de literalización (literali-
y subjetivas en sus respectivas tareas. dad de un conjunto de proposiciones discretas)
92
El derecho: una verdad traducida
y proceso figurativo o alegórico (tropos y figuras al tema, ya que sólo por analogías difusas y algu-
del pensamiento). Un cambio en la forma trópi- na experiencia de similitud, el “juez de Kennedy”
ca sin cambiar su contenido puede producir un comienza a recordar y asociar normas que, frente
cambio en la producción de significado: por ejem- al caso concreto, pudieran abonar el camino nor-
plo, elegir la forma crónica o la traducción narrati- mativo hacia la sentencia-a-la-que-quiere-llegar.
va deriva en distintas realizaciones y distintas sig- A esta primera etapa le sigue una fase metoními-
nificaciones. Este autor echa mano de los modos ca de individuación de cada uno de los elemen-
tropológicos del discurso en el campo de la his- tos constitutivos de su campo jurídico (normas,
toria (y lo hace extensible a otras áreas del sa- precedentes, principios de conveniencia pública,
ber social) para dar cuenta de estas categorías estándares, estereotipos), para luego sinecdóqui-
como modos lingüísticos que facilitan los desliza- camente componer un todo significativo a la ma-
mientos de sentido y desafían la autoridad unívo- nera gestáltica y finalizar reflexionando autocríti-
ca de una actitud lógica de percepción de la rea- camente (irónicamente) sobre la legitimidad de
lidad [2001:14] (2). su desarrollo intelectual. Su análisis argumenta-
tivo alrededor de los componentes normativos y
El historiador E. P. Thompson hace un uso mani- no normativos que culmina en la decisión judicial
fiesto del esquema tropológico para el análisis del sostiene una mirada perturbadora para una pers-
desarrollo de la conciencia de la clase trabajado- pectiva que centre la tarea del juez en su aspecto
ra inglesa en los siglos 18 y 19, comenzando por exclusivamente temático, literal y objetivo.
un tipo de conciencia metafórico (los trabajadores
perciben mutuas semejanzas pero son aún inca- En síntesis, la revolución realizada por White en
paces de formar una clase “para sí”); una eta- la teoría histórica contemporánea relacionada
pa metonímica (se organizan en distintos tipos de con el giro lingüístico postula que nuestra com-
trabajo dentro del panorama industrial, como ele- prensión del pasado está determinada tanto por
mentos de una serie); la instancia sinecdóquica lo descubierto en los archivos como por lo cons-
(la cristalización de la conciencia de clase habili- truido desde el lenguaje de los historiadores. En
ta su identificación como partes de un todo) y una el mismo sentido, el filósofo y teórico de la histo-
mirada irónica de cierre (conciencia de segunda ria Frank Ankersmit, para quien la publicación en
clase o autoconciencia, que permite ver la fatal 1973 del libro “Metahistoria” de White significa
escisión dentro del propio movimiento obrero). una ruptura en torno al estatus cognitivo del es-
Thompson reivindica el enfoque empírico al ana- crito histórico, observa que el tema sobre lo que
lizar una realidad histórica concreta y no la mera efectivamente se discute es sobre el lenguaje que
aplicación de un método o de una teoría abstrac- usamos, en una suerte de combinación ambigua
ta, además de utilizar el abordaje trópico para el entre la “compulsión del lenguaje” y la “compul-
análisis de fenómenos colectivos (a diferencia de sión de la experiencia”. En un nivel profundo, el
Piaget y de Freud, que enfocaron tropológicamen- giro lingüístico tiene implicancias antiempiristas,
te fenómenos individuales de conciencia). sobre todo en el punto de distinguir dos niveles:
el hablar y el hablar acerca del hablar. En esta ins-
El discurso jurídico también participa estructu- tancia, los empiristas identificarán el hablar con
ralmente del elemento trópico. Es paradigmático la verdad empírica o sintética, y el hablar acerca
en este sentido el trabajo que presenta Duncan del hablar con la verdad analítica. Se trata de un
Kennedy [1997:91-221] en torno a las diversas verdadero “dogma del empirismo”, aún no com-
estrategias discursivas que el razonamiento ju- probado según los partidarios del giro lingüístico.
dicial despliega como fenómeno de conciencia. Entre éstos últimos, Quine afirma que, en el cam-
Sumamente elocuente es su entrada “metafórica” po de las ciencias, el hablar acerca del hablar es
(2) La retórica moderna presenta cuatro tropos principales: la metáfora, la metonimia, la sinécdoque y la ironía,
cuyas conceptualizaciones difieren de aquéllas ofrecidas por el diccionario. Así como la conciencia metafórica
nos propone una entrada imaginaria a partir de una experiencia de semejanza o similitud, la metonimia, por el
contrario, sugiere una diseminación de elementos a través de una serie. La sinécdoque, por su parte, conforma
una entrada integradora, clasificatoria, sistémica, en tanto que la ironía conduce a una reflexión acerca del pro-
pio discurso (conciencia de segundo orden o autorreflexividad).
(3) La propuesta de Ankersmit se orienta a diferenciar la función descriptiva y la función representativa para lo-
grar un criterio de objetividad que se aleje del fundacionalismo. A partir de la discriminación entre el hablar acer-
ca del mundo y el hablar acerca del hablar, postula que el criterio de evaluación de los méritos de las represen-
taciones es independiente de valores y, en este sentido, un acto de síntesis estética es necesariamente previo
a cualquier instancia ética. El autor propone que la prioridad de la estética sobre los valores morales, lejos de
desmerecer lo ético, es una propuesta para que el escrito histórico se convierta en una guía para la futura elec-
ción de los mejores valores morales e ideales políticos.
94
El derecho: una verdad traducida
cia, un modo de vivir y de estar-en-el-mundo que La transformación de factum en artefactum re-
lo precede y pide ser dicho. quiere de varios niveles de selectividad, un con-
texto y un modo de observación. El aconteci-
miento pasado sin procesar carece per se de
IV. TRADUCIR EL DERECHO: UNA capacidad explicativa; es materia inerte, de valor
HERMENÉUTICA SILENCIOSA neutro, no posee “temporalidad” y sólo adquie-
re sentido a partir de algún tipo de trama que le
Mostrando un paralelismo sorprendente, la bús- dé inteligibilidad. Soslayar la dimensión simbóli-
queda de una lengua perfecta está sistemática- ca de la traducción es tarea de complicada factu-
mente acompañada por la búsqueda del derecho ra, en la medida en que hablar o experimentar no
perfecto: como afirma Ost [2009:69], se trata de puede jamás coincidir con lo hablado o lo expe-
la doble historia de la justeza (lingüística) y de la rimentado. El símbolo está siempre en lugar de
justicia. Estos dos mitos se retroalimentan en pe- otra cosa, jamás coincide con ella, con lo cual la
ríodos de gran tensión social (política, religiosa, actividad interpretativa se prepara para completar
económica), adoptando formas diferentes según sus intersticios.
las épocas, desde formas a priori (la lengua he-
brea en la tradición de la Cábala y el derecho na- En nuestras sociedades modernas “desencanta-
tural racionalmente derivado de la naturaleza de das” que han renunciado a las garantías metaso-
las cosas), como ciertas elaboraciones a poste- ciales, los humanos se han hecho cargo de sus
riori (el volapük o el esperanto y los principios ge- propias narraciones. Desde su entrada a la vida,
nerales derivados del derecho comparado). Sin el lenguaje coloca al hombre “fuera de carril”. Ya
embargo, entre la utopía de la lengua-derecho no hay lugar para un lenguaje neutro, como tam-
perfectos y la destrucción de Babel, sólo nos que- poco para un derecho objetivo, sólo una alianza
da la paciente tarea de la traducción. Al interior estructural entre poiesis (creatividad, producción
de la perspectiva comprensivista, son numerosas y también poesía) y noesis (saber, conocimien-
las figuras de la traducción: interpretación, repro- to). La opción planteada en este trabajo puede
ducción, transcripción, calco, versión, represen- leerse de manera paradojal: optar por no optar
tación, puesta en escena, paráfrasis, definición, entre poiesis y noesis. Su continuidad estructural
reformulación, adaptación, imitación, transforma- nos habilita y estimula a echar mano de protoco-
ción, transposición (Ost, 2009:112). Sin embar- los de traductibilidad entre modos alternativos de
go, en un nivel profundo de análisis, en contraste percepción de lo real, que, habiéndose muchas
con el nivel semántico-pragmático de superficie, veces petrificado en calidad de opuestos, carecen
el desarrollo de una teoría de la traducción sostie- de puentes vinculantes de comprensión.
ne la idea de traducir como re-formulación, frente
a la imposibilidad de plantearse un punto cero de
La gran pregunta sigue siendo: qué viene primero,
la no-traducción. Decir es traducir.
la unidad o la diversidad lingüística. El capítulo XI
del Génesis, el más conocido, nos habilita a la ta-
Resumiendo, entonces, la tarea de la traducción
rea de la traducción a partir de la destrucción de
es una operación multidimensional, compleja,
Babel y, con ella, la destrucción de la lengua adá-
alejada de cualquier lógica silogística que pudie-
mica. Pero otro capítulo del Génesis, el X, mucho
ra predeterminar resultados, en la que confluyen
menos conocido, nos da a entender que la dife-
lenguaje y experiencia; que apela al uso de diver-
renciación lingüística es natural y precede al epi-
sos mecanismos discursivos (selección, compo-
sodio de Babel, puesto que ella se remontaría al
sición, eliminación, condensación, desplazamien-
día de la dispersión de los hijos de Noé. Esto es
to, ponderación, reubicación, al decir de Nelson
otra prueba más de que el decir es traducir es
Goodman); de estrategias de desembrague tem-
re-traducir es reformular.
poral (como sugiere Hayden White); de tropos
que hacen cuerpo con el contenido factual, herra-
mientas orientadas al logro de una traducción ve- Entre vivir y traducir lo vivido, se abre siempre un
rosímil, plausible, fructífera para la comprensión espacio, por más ínfimo que sea. La vida es vivi-
del pasado. da; la historia, traducida.
Goodman, Nelson, 1990. “Maneras de hacer mundos”, Van Roermund, Bert, 1997. “Derecho, relato y reali-
Ed. Visor, Madrid. dad”, Ed. Tecnos, Madrid.
White, Hayden, 1992. “El contenido de la forma”, Ed.
Kennedy, Duncan, 1997. “Libertad y restricción en la
Paidós, Barcelona.
decisión judicial: una fenomenología crítica”, en “La de-
cisión judicial”, Ed. Siglo del Hombre, Bogotá. White, Hayden, 2001. “Tropos del discurso”, Ed. Edusp,
San Pablo.
Klein, Irene, 2007. “La narración”, Ed. Eudeba, Buenos
Aires. Zaccaria, Giuseppe, 1999. “Explicar y comprender. En
torno a la filosofía del derecho de Paul Ricoeur”, Revista
Ost, François, 2011. “Traduire”, Ed. Fayard, Francia. Doxa 22.
• La posesión del inmueble como defensa frente a la acción de desalojo, por Sebastián
E. Sabene
96