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SINOPSIS HISTÓRICA

DEL VALLE DEL CAUCA


En celebración de los 100 años del Departamento del Valle del Cauca

Alonso Valencia Llano


SINOPSIS HISTÓRICA
DEL VALLE DEL CAUCA
SINOPSIS HISTÓRICA
DEL VALLE DEL CAUCA
En celebración de los 100 años del Departamento del Valle del Cauca

Alonso Valencia Llano


Santiago de Cali, Abril de 2010

Gobernación del Valle del Cauca


Juan Carlos Abadía Campo
Gobernador

Asamblea Departamental del Valle del Cauca


Mauricio Martínez Prado
Presidente

Universidad del Valle


Iván Enrique Ramos Calderón
Rector

SINOPSIS HISTÓRICA
DEL VALLE DEL CAUCA
En celebración de los 100 años del
Departamento del Valle del Cauca

Alonso Valencia Llano


Carolina Abadía Quintero
Auxiliar de investigación

Fotografías tomadas de Archivo del Patrimonio Fílmico y Fotográfico


del Valle del Cauca. Gobernación del Valle del Cauca.

Diseño, diagramación e impresión:


Unidad de Artes Gráficas, Facultad de Humanidades
Universidad del Valle
In memoriam de los Diputados

Héctor Fabio Arismendi Ospina


Carlos Alberto Barragán López
Carlos Alberto Charry Quiroga
Ramiro Echeverry Sánchez
Francisco Javier Giraldo Cadavid
Jairo Javier Hoyos Salcedo
Juan Carlos Narváez Reyes
Nacianceno Orozco Grisales
Edison Pérez Núñez
Alberto Quintero Herrera
Rufino Varela Cobo

Asesinados en cautiverio el 18 de Junio de 2007.


ASAMBLEA DEL VALLE DEL CAUCA

DIPUTADOS 2008 - 2011

Mauricio MARTÍNEZ PRADO


Presidente
Antonio OSPINA CARBALLO
1er. Vicepresidente
Fernando FORERO CRUZ
2do. Vicepresidente
Jaime AGUILAR DOMÍNGUEZ
Guillermina BRAVO MONTAÑO
Juan Eccehomo CALIMÁN PABÓN
Marino DEL RIO URIBE
Camilo ESCOBAR OSORIO
Mario Germán FERNÁNDEZ DE SOTO SÁNCHEZ
Yiminson FIGUEROA CARABALÍ
Myriam Cristina JURI MONTES
Alvaro LÓPEZ GIL
José Ritter LÓPEZ PEÑA
Edgar Libardo MEJÍA GALLEGO
Emilio MERINO GONZÁLEZ
Rubiel Antonio MUÑOZ CORRALES
Ana Milena ORTIZ SÁNCHEZ
Amanda RAMÍREZ GIRALDO
José Fabio ROJAS GIRALDO
Norberto TASCÓN OSPINA
Fernando VARGAS RESTREPO

Héctor Mario PASTRANA MONTOYA
Secretario General
PRIMEROS DIPUTADOS ASAMBLEA DEPARTAMENTAL
DEL VALLE 1911

Tulio Enrique TASCÓN


Aquilino SOTO
Emilio SANTOFIMIO
Mario CAICEDO de LOZANO
Salvador IGLESIAS
Joaquín NAVIA C.,
José Joaquín AYALA
Víctor M. SOTO
Federico Alejandro URIBE
Rafael RENGIFO O.
Manuel S. CAICEDO
Carlos CRESPO
Gonzalo LOZANO
Antonio SALAZAR
Miguel Ángel LOZADA

Suplentes:
Ramón BECERRA
Tobías VERGARA
Manuel de J. PALAU
Aparicio MOLINA
Honorio HENAO
Joaquín LAZO T.
Guillermo BORRERO A.
Leopoldo OREJUELA Z.
Roberto CRUZ L.
Francisco RIVERA E.
José A. CAPURRO
Justiniano DURÁN
Miguel A. LLANOS
Leonidas GONZÁLEZ ZAFRA
Carlos SALCEDO
DECRETO NÚMERO 340 de 1910
(16 de Abril)

Por el cual se da cumplimiento a la Ley 65 de 1909, sobre división


territorial.

EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA:

DECRETA:

Artículo 1º. Los Departamentos de Manizales y Neiva quedarán


subsistentes por los mismos límites que hoy tienen, y llevarán los
nombres de Caldas y Huila, respectivamente.

Artículo 2º. Créase el Departamento del Valle, formado con el terri-


torio de los Departamentos de Buga y Cali, con capital esta última
ciudad y por los límites que actualmente tienen éstos.

Artículo 3º. En consecuencia el territorio de la República quedará


dividido en los siguientes departamentos:

Antioquia, capital Medellín.


Bolívar, capital Cartagena.
Boyacá, capital Tunja.
Caldas, capital Manizales.
Cauca, capital Popayán.
Cundinamarca, capital Bogotá.
Huila, capital Neiva.
Magdalena, capital Santa Marta.
Nariño, capital Pasto.
Panamá, capital Panamá.
Santander, capital Bucaramanga.
Tolima, capital Ibagué.
Departamento del Valle, capital Cali.
El presente Decreto empezará a regir el 1º. De mayo próximo, a fin
de que los Departamentos que quedan suprimidos puedan aparejar
y rendir sus cuentas a las nuevas entidades a las cuales se reincor-
poran.

Comuníquese y Publíquese.

El Presidente de la República
Ramón González Valencia

Ministro de Gobierno
Miguel Abadía Méndez

Dado en Bogotá, a los 16 días de Abril de 1910.

Academia de Historia del Valle del Cauca.

Por Decreto 386 del 30 de abril de 1910, el Presidente Ramón Gon-


zález Valencia y su Ministro de Gobierno, Miguel Abadía Méndez,
designaron como primer Gobernador del Valle al médico caleño Pa-
blo Borrero Ayerbe, quien venía desempeñándose como Gobernador
de Cali.
Devenires históricos de la comarca vallecaucana

Las primeras crónicas escritas por Pedro Cieza de León en el


siglo XVI, a su paso por estas tierras, describen al Valle del
Cauca como una región paradisiaca, exuberante, bella y va-
riada en fauna y flora. Un amplio territorio en el que se con-
jugaban la sierra y el valle, cruzados y unidos ambos por la
majestuosidad del río Cauca y por la presencia de hileras nu-
tridas de arroyos y afluentes, de los que en parte subsistían
los “porfiados” nativos, que el cronista describe. Poco a poco
y con los embates de la colonización castellana, la fundación
de fuertes de avanzada militar, ciudades, y el aparecimiento
de numerosos caseríos a lo largo del paisaje, configuraron una
estela poblamiento que conformaron un importante cordón
socio – económico que atravesaba de norte a sur, la comarca
vallecaucana.

A medida que los poblados se iban levantando, la vida social,


política y económica se fue edificando, intentando tomar como
modelo y ejemplo las instituciones y las costumbres de los cas-
tellanos recién llegados. Si bien, esta no fue una región con alta
población indígena, en comparación con otras localidades, las
pequeñas sociedades prehispánicas habitantes de estos territo-
rios tuvieron una presencia constante en los desarrollos econó-
micos, sociales y políticos locales y en muchas ocasiones se
Alonso Valencia Llano

convirtieron en un obstáculo para la consolidación de los po-


blados recién establecidos. La larga resistencia desplegada por
los Quimbayas que obligaron al traslado de Cartago; por los
Pijaos y Bugas que llevaron a la refundación de Guadalajara
de Buga; por los Tatamáes y Chocóes que produjeron repetidas
fundaciones de Toro y Ansermas, por mencionar algunos ca-
sos, nos muestran las dificultades que enfrentaron los poblado-
res europeos cuando trataron de establecerse en nuestro Valle.

Después de vencida la resistencia indígena, se pudo lograr que


estas tierras, por su esplendida condición y posición geográ-
fica, así como por su riqueza mineral y productiva, se cons-
tituyeran durante los siglos coloniales, en una importante re-
gión minera, agrícola y comercial que dinamizó los desarrollos
económicos del suroccidente colombiano. Es de recordar el
amplio cinturón de latifundios y haciendas que durante el siglo
XVIII, configuraron toda una red económica que alimentó el
progreso agro – comercial de la región, facilitando la apertura
de la frontera minera del Pacífico.

Para esta época, manos criollas blancas, mestizas, indígenas,


negras y libres de todos los colores forjaban el ímpetu econó-
mico de estas tierras, legando de generación en generación, la
importante convicción de sembrar y cosechar el progreso en
nuestra región. Condición determinante para lo que es la histo-
ria del Valle del Cauca. Es gracias a dicha red económica que
la región vallecaucana sin ser autónoma política, civil y social-
mente, al depender de la Gobernación de Popayán, empieza a
edificar un progreso disímil y ampliamente benéfico para las
elites de tal territorio, en comparación con los otros espacios
que eran parte de la dicha gobernación.

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Sinopsis histórica del Valle del Cauca

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Alonso Valencia Llano

Los inicios de la confrontación regional entre Cali y Popa-


yán

Cali, por ser la primera ciudad fundada, se convirtió en el cen-


tro administrativo desde el cual se orientaron los procesos que
permitirían la conquista del occidente de la actual Colombia.
De ella salieron los fundadores de Cartago y Anserma, en el
norte del Valle, los de Santafé de Antioquia, y los de Timaná
y la Plata en el Valle del Magdalena; es más: desde ella se
orientó la conquista de Santa Fe, permitiendo que confluyeran
en el altiplano de Cundinamarca las huestes de Sebastián de
Belalcázar, llegadas desde Quito, las de Gonzalo Jiménez de
Quezada, desde Cartagena, y las de Nicolás de Federman, que
habían salido desde Venezuela.

Además de esto, Cali contó con Buenaventura -único puer-


to sobre el Océano Pacífico y única entrada hacia los Andes
del Norte- y se convirtió en el asiento de las autoridades co-
loniales que llegaron a dirigir la implantación de la sociedad
colonial y a establecer las Cajas Reales necesarias para con-
trolar la producción aurífera que habría de caracterizar a la
Gobernación de Popayán. En muchos sentidos, y aunque no lo
fuera legalmente, aparecía como la capital de la Gobernación
de Popayán, pues en ella se asentaron también los primeros go-
bernadores y funcionarios coloniales. Esta importancia ganada
por la ciudad, llevó a que desde ella empezara el proceso de
apertura de la frontera minera del Pacífico y la ampliación de
la frontera agraria, lo que le agregó importancia económica en
un amplio espacio regional.

Esta creciente importancia llevó a que la ciudad, que fuera el


núcleo de conquista y de ampliación de fronteras, se convir-

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Sinopsis histórica del Valle del Cauca

tiera también en un espacio de confrontación política por el


control del poder colonial en espacios locales y regionales.

Esta confrontación se presentó en los cabildos civiles y ecle-


siásticos y enfrentó a los españoles llegados de la península
y a los “antiguos de la tierra” y se remonta hasta la conquista
misma (que por cierto fue bastante tardía si se le compara con
las de México y las de Perú), y se inició en 1542 cuando los
funcionarios coloniales trataron de controlar a los encomen-
deros mediante la aplicación de las llamadas “Leyes Nuevas”.
Justificadas en la protección de los indios, estas leyes busca-
ban principalmente controlar a los “señores de la conquista”
quienes se estaban haciendo demasiado poderosos en tierras
muy alejadas del control de la corona, lo que generaría un con-
flicto que, ante la debilidad de las autoridades coloniales, se
zanjaría con la aplicación de la máxima española “se obedece
pero no se cumple”, mediante la cual los conquistadores logra-
ron retardar la aplicación de las “Leyes Nuevas”. Este acto, sin
duda alguna, una manifestación de rebeldía, quedó en la me-
moria histórica de los vallecaucanos como el primer descono-
cimiento de las autoridades coloniales y la primera afirmación
de fuerza de los conquistadores, quienes lo único que hicieron
fue revivir el principio de los “fueros ciudadanos” que preser-
vaba los derechos de los “hombres libres” frente a la Corona
o a los señores feudales. Transcrito en términos políticos, este
hecho mostró la fuerza de los señores encomenderos frente a
los débiles funcionarios coloniales, pero también evidenció la
necesidad de controlar los espacios de dominio ciudadano ma-
terializados en los cabildos de las ciudades, los que a pesar de
la diferencia que existía entre las categorías de las ciudades,
alcanzaron la misma preeminencia política que los cabildos de
la península.

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Alonso Valencia Llano

Este intento de monopolizar las “dignidades de la Rex públi-


ca” despertó, a su vez, la suspicacia de las autoridades de la
Gobernación, quienes intentaron desconocer la capacidad de los
regidores del Cabildo de Cali para nombrar los alcaldes de la
ciudad en 1582, obedeciendo directivas de España en que fuera
el Gobernador quien nombrara a los ocupantes de estos cargos.
De esta manera se buscaba romper en las Indias las prerrogati-
vas que tenían los Cabildos de las ciudades españolas, lo que no
se logró al predominar “la costumbre que ha tenido desde que
esa provincia se pobló” en el nombramiento de los funcionarios,
saliendo fortalecido de esta manera el sector criollo.

La costumbre, que generaba derechos consuetudinarios, fue


rota poco después, pues la corona logró imponer que los cabil-
dos no se compusieran más de “regidores cadañeros”, sino de
“regidores perpetuos”, al lograr que “dignidades de la repúbli-
ca” se vendieran por medio de remates públicos, política que
buscaba disminuir el poder de los “antiguos de la tierra”. Fue
la aplicación de esta política la que posibilitó que a los cabil-
dos de las ciudades indianas llegaran españoles que no habían
participado en los procesos de conquista, ni en la fundación
de ciudades. Gracias a esto llegaron al cabildo caleño algunos
españoles en competencia con vecinos raizales, pero también
éstos últimos lograron acaparar el Alferazgo Real -el cargo
más importante en los cabildos americanos-, por compra que
hiciera don Cristóbal Caicedo Salazar, en cuya familia perma-
necería hasta el momento de la independencia, lo que muestra
que a pesar de las políticas de la Corona, la venta de los cargos
del Cabildo consolidó el poder político de los criollos gracias
al dominio económico y social que les daba el ser los propie-
tarios de las haciendas del Valle y de las cuadrillas de esclavos
que laboraban las minas del Pacífico.

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Sinopsis histórica del Valle del Cauca

De todas maneras, y aunque los españoles recién llegados a


los cargos de cabildo no eran mayoritarios, lo cierto es que
ellos se convirtieron en una competencia para las élites locales
que vieron como comerciantes, funcionarios de las Reales Ca-
jas y de Hacienda, Jefes de la Milicia Española, etc., los des-
plazaban de los cargos que detentaron desde la conquista, lo
que generó a lo largo del Siglo XVIII, algunos conflictos que,
no obstante, no impidieron las alianzas matrimoniales entre
“antiguos” y “recién llegados”.

El más conocido de estos conflictos fue el llamado “motín de


los Caicedo”, dirigido por esta tradicional familia caleña que
en 1742 se enfrentó a los españoles recién llegados, con tal
fuerza, que sus actos quedaron en la memoria histórica de los
vallecaucanos, como el germen de la independencia del Valle
frente a Popayán, pues se hicieron públicas manifrestaciones
de rechazo a los españoles con el grito “mueran los chapeto-
nes” y se rompió la horca erigida como símbolo de la autori-
dad real.

Los avatares decimonónicos

A pesar de la plena y aparente estabilidad que caracterizó a la


región en la época colonial, sin dejar de lado algunas subleva-
ciones de negros esclavos y de cimarrones, la llegada del siglo
XIX, marcaría una importante pauta en el trasegar histórico
de la comarca, porque si bien durante los años coloniales la
subordinación a Popayán, al parecer no se presentó como un
inconveniente jurisdiccional, con las gestas emancipatorias y
de independencia, el Valle del Cauca toma por primera vez las
riendas de su destino y se proclama como región autónoma.

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Alonso Valencia Llano

Los nombres de próceres como José María Cabal, Joaquín de


Caicedo y Cuero, Ignacio Vallecilla y fray José Joaquín Esco-
bar son ampliamente recordados en los panteones de los líde-
res independentistas, pues todos y cada uno, más allá de decla-
rarse desleales a la causa anti francesa y real, creyeron en la
necesidad de edificar una unidad de ciudades, que instigando a
otros actores y poblados, lograran conformar un bloque políti-
co que fuertemente se enfrentaría al poder señorial payanés, el
cual, manifestándose a nombre del gobernador Miguel Tacón,
pedía la obediencia y la calma de los cabildos insurrectos.

Es así como después de la firma del acta de independencia de


Cali –el 3 de julio de 1810- y gracias a la actividad de los ca-
bildantes caleños, se establece a lo largo y ancho del territorio
vallecaucano, una gama de alianzas y pactos con los cabildos
y poblados circundantes para así crear el primer proyecto polí-
tico autónomo de la región, las “Ciudades Amigas y Confede-
radas del Valle del Cauca”, las cuales nacen el 1 de febrero de
1811, instaurando un gobierno provisional en representación
de las ciudades de Cali, Caloto, Buga, Cartago, Anserma y
Toro. Dicho proyecto confederado no pretendía entre sus fines
iniciales separarse de la Corona, pero si gobernar la región en-
frentando con esto a las autoridades y funcionarios españoles
radicados en Popayán.
´
Dicha autonomía alejaría ostensiblemente al Valle del Cauca
de Popayán, acercándola a Cundinamarca y al gobierno lidera-
do por Antonio Nariño. Sin embargo, la región, con el proceso
de reconquista liderado por Juan Sámano, Francisco Warletta
y Pablo Morillo, sufriría graves embates y se le impondría un
severo castigo por su osadía, pues aparte de los múltiples fu-
silamientos y muertes de patriotas, el expolio, saqueo y usur-

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Sinopsis histórica del Valle del Cauca

pación de las haciendas y en general del territorio fue cruento.


Además, los altos impuestos y las violaciones y maltratos a
los habitantes fueron frecuentes en los años correspondientes a
1815 y 1819, época conocida como “del terror”.

La derrota de los españoles después de la batalla de San Jua-


nito en 1819, por parte de los patriotas vallecaucanos, fue re-
compensada por Simón Bolívar quien en parte reconoció los
esfuerzos de la comarca, a la vez que desafiaba la resistencia
realista presente en Popayán y Pasto. El Libertador le dio a la
Gobernación de Popayán una nueva categoría político admi-
nistrativa, al eliminar la vieja configuración colonial y crear
la Provincia del Cauca, con capital en Cali. No obstante, la
presión de las elites locales y las negociaciones que sostenía
Bolívar con los grupos tradicionales payaneses y pastusos, lle-
varon a que Popayán recuperara su estatus de capital.

A pesar del duro golpe político y económico sufrido a lo largo


del proceso de independencia y de consolidación republica-
na, estos territorios adquirirían gran importancia para el recién
creado estado colombiano. No obstante, las inestabilidades
políticas de los inicios de la República como la dictadura de
Rafael Urdaneta, generaron un clima de desconfianza que lle-
varía en que 1830 un grupo de políticos de la región, entre los
que se encontraban los caudillos José Hilario López y José
María Obando, decidiera separar la Provincia del Cauca de la
República de Colombia y adherirla a la vecina República del
Ecuador. Situación que se prolongó hasta 1832, cuando es ex-
pulsado de la presidencia colombiana el dictador venezolano
y se pudo crear la república de la Nueva Granada, poniéndose
fin a la Gran Colombia, el sueño del Libertador.

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Alonso Valencia Llano

El retorno de la estabilidad política traería consigo una reorga-


nización administrativa que divide al Valle del Cauca en dos
provincias, la de Buenaventura y la del Cauca. Veamos el cua-
dro:

Provincias del Valle, 1843


Provincia Cantón Distrito Habitantes
Buenaventura Cali 17.299
Cali 10.376
Jamundí 2. 147.
Salado 1.143
Yotoco 2.094
Yumbo 1.539
Iscuandé Iscuandé 3.709
Micay 6.577
Micay 2.236
Guapi 2.032
Timbiquí 2.250

Raposo 3.059
Buenaventura 1.004
Calima 374
Raposo 1.129
Yurumanguí 552

Roldanillo 6.519
Roldanillo 5.046
Pescador 473
TOTAL 37.104
Cauca Buga 13.864
Buga 6.195
Cerrito 3.168
Guacarí 2.482
San Pedro 2.019

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Sinopsis histórica del Valle del Cauca

Cartago 14.288
Cartago 4.860
1.315
1.347
246
3.192
1.536
1.792
Palmira 12.859
Palmira 7.375
Candelaria 3.380
Florida 2.104
Supía 6.482
Supía 2.200
Montaña 1.042
Quiebralomo 2.183
San Juan 1.057
Toro 6.653
TOTAL 60.860

Fuente: “Documento # 15, Resumen del Censo General de la población de la Nueva


Granada en 1843” en Mariano Ospina Rodríguez, Exposición que el Secretario de
Estado del Despacho del Interior del Gobierno de la Nueva Granada dirige al Con-
greso Constitucional de 1844, Bogotá, Imprenta de J. A. Cualla, 1844.

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Sinopsis histórica del Valle del Cauca

La creación de ambas provincias divide el territorio vallecau-


cano entre sus bandas oriental y occidental, sin tener en cuenta
que las dinámicas históricas de la región, estrechaban los lazos
sociales, culturales, políticos y familiares de los habitantes y
las poblaciones de ambas provincias.

Mientras estas reorganizaciones administrativas se presenta-


ban, la región se fortalecía con el progreso de su economía
agrícola y ganadera, aprovechando incluso medidas como la
abolición de la esclavitud, lo cual llevaría a una liberalización
de la mano de obra y a una reformulación de las relaciones la-
borales, al aparecer en escena ingentes grupos de trabajadores
libres, aparceros, jornaleros y terrazgueros, que dinamizarían
las complejas redes agrícolas del territorio vallecaucano.

Nuevos cambios constitucionales modificaron la organización


territorial en 1863 creando los Estados Soberanos de Antio-
quía, Bolívar, Magdalena, Santander, Cundinamarca, Boyacá,
Panamá y Cauca, que conformaron la República de los Esta-
dos Unidos de Colombia. Las anteriores provincias de Buena-
ventura y Cauca serían una de las tantas territorialidades que
entrarían a conformar el extenso Estado Soberano del Cauca
que comprendía los territorios actuales de Amazonas, Caquetá,
Guainía, Vaupés, Nariño, Putumayo, Cauca, Chocó, Risaralda,
Quindio, una parte de Caldas y la zona de Urabá.

En lo que respecta al Valle del Cauca, estos cambios se refleja-


ron en la creación de las municipalidades siguientes.

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Alonso Valencia Llano

Municipalidades del Valle del Cauca Habitantes


1870
Buenaventura 24.911
Buga 30.485
Tuluá 21.988
Cali 34.779
Palmira 35.267
Quindío (Cartago) 31.102
Total Valle 178.532

Durante los gobiernos federales se vivió un proceso de fortale-


cimiento regional, dinámica que es férreamente defendida por
quien fue el primer Presidente del Estado caucano y posterior-
mente presidente de la nación, Tomás Cipriano de Mosquera,
con quien se consolidaron las autonomías y soberanías territo-
riales, así como se vigorizaron las élites locales, que controla-
ron la economía.

Gracias a políticas como la ampliación de la frontera agraria


y de colonización de baldíos, la demanda de materias primas
y alimentos para el mercado interno y la exportación, la crea-
ción de infraestructura de comunicaciones y transportes, la
importancia creciente de Buenaventura como puerto conector
a los mercados internacionales, hacen que el Valle del Cau-
ca se configure como la región más dinámica del Estado del
Cauca, al ampliar la agricultura comercial de tabaco, azúcar,
aguardiente, carnes, quina, tagua, y añil, que no sólo cumplían
un importante papel en el aprovisionamiento de los mercados
intra-regionales, interregionales e internacionales.

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Sinopsis histórica del Valle del Cauca

Debido a que este desarrollo vallecaucano se veía amenazado


por las constantes guerras civiles, con el periódico El Telé-
grafo y, poco después, con El Ferrocarril del Cauca, dirigido
éste último por Eustaquio Palacios, los grupos empresariales
de comerciantes e intelectuales de Cali, Palmira, Buga y Car-
tago, socializaron un proyecto político de autonomía, caracte-
rizado por difundir ideas referidas a la tolerancia religiosa, al
abandono del sectarismo político, la construcción de infraes-
tructura vial, la línea ferroviaria entre Buenaventura y Cali, la
navegación a vapor por el río Cauca y la creación de un Banco
Hipotecario; proyecto sustentado en la necesidad de ser autó-
nomos e independientes del Cauca y del poder payanés. Con
este proyecto se logró ir configurando la subregión política
vallecaucana, pues en los años 80 se iniciaría la construcción
del ferrocarril, de algunas vías que unían ciertos poblados va-
llecaucanos, la navegación a vapor a través del río Cauca y la
comunicación telegráfica.

En 1886, la llegada de Rafael Núñez al poder con su “proyecto


regenerador” y su régimen centralista, creó la actual República
de Colombia, puso fin a los Estados Soberanos y organizó con
ellos los departamentos con autoridades dependientes del pre-
sidente. La creación del Departamento del Cauca no significó
mayores alteraciones político administrativas, pero la reacción
de los empresarios y políticos vallecaucanos fue de oposición
a un gobierno que restringía su autonomía y amenazaba con
detener su desarrollo económico, el que se vio truncado por las
guerras de 1885, 1895 y de los “Mil Días”.

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Alonso Valencia Llano

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Sinopsis histórica del Valle del Cauca

La creación del Departamento del Valle del Cauca

La creación del Departamento del Valle del Cauca marchó


asociada a un proceso iniciado por Rafael Reyes luego de la
finalización de la “Guerra de los Mil Días” y de la separa-
ción de Panamá. El debilitamiento del Estado y de la Nación
colombianos como consecuencia del prolongado y sangriento
conflicto, convenció a los dirigentes políticos, dirigidos por
Reyes, de la necesidad de disminuir el poder de los caudillos
y de las inmensas regiones era el único medio para garantizar
la paz tan necesaria para la recuperación económica y social e
impedir los deseos separatistas de algunos de los grandes esta-
dos regionales, en particular de Cauca y Antioquia.

El proceso de desintegración de las grandes regiones, entre


ellas el Estado Soberano del Cauca, ahora departamento del
Cauca, se inició con la ley 1ª. de 1904 que creó el departamen-
to de Nariño, la que fue seguida por el acto legislativo No. 3
de 1905, que permitió crear nuevos departamentos y establecer
las formas de representación de los mismos, consecuencia del
cual se separó la parte norte de la región caucana para crear
con el sur del Antioquia el Departamento de Caldas y con parte
del oriente el del Huila, lo que fue modificado parcialmente,
con la ley 1ª. de agosto de 1808, que dio un golpe definitivo
a la antigua división político-administrativa con la creación
de 34 departamentos y un distrito capital; en el territorio del
Cauca se crearon ocho departamentos: Tumaco, Cali, Buga,
Cartago, Túquerres, Pasto, Popayán y Manizales, los que, por
el decreto 916 del 31 de agosto de 1908, se redujeron a 27
desapareciendo el de Cartago, anexando los municipios de Ar-
menia, Calarcá, Filandia y Circasia a la provincia de Robledo
en el departamento de Manizales.

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Alonso Valencia Llano

Esta reorganización política fue modificada nuevamente des-


pués de la finalización de la “dictadura de Reyes”, cuando en
1809 se expide el decreto 65 del 14 de diciembre que revi-
ve los antiguos 10 departamentos que creó la Constitución
de 1886, más el departamento de Nariño, dejando abierta la
posibilidad de que algunos de los departamentos suprimidos
recuperaran su categoría cuando llenaran los requisitos de ley;
en nuestra región, lo únicos que los cumplieron fueron Caldas
y Huila. Desde luego, la reorganización política del país no ha-
bía terminado, pues el decreto 340 del 16 de abril de 1910, per-
mitió que el presidente Ramón González Valencia, creara trece
departamentos, entre ellos el del Valle con Cali como capital,
al fusionar los de Cali y Buga, designando como gobernador a
Pablo Borrero Ayerbe.

Los gestores del proyecto del Departamento

El movimiento autónomo que encontraría en la prensa la ven-


tana para socializar su proyecto territorial, sería dirigido por
importantes personajes de la elite política y económica va-
llecaucana. Personajes como Ignacio Paláu, Francisco Paláu,
Blas Scarpeta, Ignacio Guerrero, Jorge Zawadsky, Manuel
Maria Buenaventura, Pablo Borrero Ayerbe, Belisario Zamo-
rano, Andrés J. Lenis, Pedro Calderón, Benito López, Julio
Bustamante, José Antonio Pinto, Manuel Carvajal Valencia y
Alberto Carvajal Borrero, liderarían entonces el proyecto se-
paratista del Cauca, desde los primeros años del siglo.

Sin embargo, quien más impulsaría la separación del Cauca y


la creación del departamento sería Ignacio Paláu, médico, po-
lítico y periodista, quien desde el periódico Correo del Cauca,
fundado por él, socializó las ideas de separación y autonomía

32
Sinopsis histórica del Valle del Cauca

política y económica, denunciando los abusos administrativos


cometidos por los funcionarios payaneses, la concentración de
los recursos en dicha capital y la desigual política de ésta fren-
te al resto del territorio conformante del estado caucano.

Constantemente Paláu exhortaba el movimiento de separación,


exponiendo los motivos y alcances de tal medida a muchos de
sus amigos y conocidos, sin importar los llamados de atención
que recibía por su crítica a la administración caucana e incluso
nacional, al rechazar la concentración de poder del presidente
Reyes. Una de esas cartas enviada al bugueño Roberto Arturo
Becerra Delgado, en la que le solicitaba su colaboración para
que el concejo de Buga apoyara la campaña separatista, así
como la creación del departamento, le llevó a ser objeto de la
censura nacional, pues no obstante, Becerra mostró dicha carta
a un cercano amigo del presidente Reyes, ocasionando que
Paláu recibiera una amonestación que contenía los recursos a
los que apelaría el gobierno contra él, si continuaba con sus
insinuaciones.

Paláu no desistiría y en el Correo del Cauca, publicaría la no-


tificación presidencial contra él, así como ciertos telegramas
del Gobernador del Cauca y el Ministro de Guerra, en los que
criticaban y condenaban el movimiento separatista, y coinci-
dían en la necesidad de reprimir a quienes siguieran promul-
gando tal idea. Por tal motivo, el ministro de guerra ordenaría
el confinamiento indefinido de Paláu en Popayán, mientras su
periódico era oficialmente censurado. Estas persecuciones fi-
nalizarían cuando terminó el gobierno de Reyes y la lucha de
Paláu dio sus frutos con la creación del Departamento.

33
Alonso Valencia Llano

34
Sinopsis histórica del Valle del Cauca

La consolidación del Departamento del Valle del Cauca

Las elites vallecaucanas consiguieron su anhelo de autonomía


administrativa, económica y política e inician un proceso de
liderazgo de procesos modernizantes que conducen al nuevo
Departamento por los caminos de prosperidad y progreso. Se
empezó a reorganizar la cotidianidad administrativa, comer-
cial, judicial del nuevo departamento, al establecer disposicio-
nes que establecían un nuevo orden en los ámbitos policivos,
sanitarios, morales y culturales del territorio vallecaucano

Cali, como capital, tomó el liderazgo y se convirtió en el esce-


nario en el que se estaban presentando toda una serie de refor-
mas que propendían por el mejoramiento de las condiciones
sociales y económicas de sus pobladores: mejoramiento de los
servicios públicos (agua, energía y teléfono), pavimentación
de las calles, construcción de acueducto, reglamentación sobre
las basuras y la moral pública, consecución del proyecto del
ferrocarril y reordenamiento del ornato de la ciudad. Paralelo
a tales procesos se fueron creando la Sociedad de Mejoras Pú-
blicas, la Cámara de Comercio de Cali y la Diócesis de Cali,
que no circunscribieron su accionar a la capital, sino que ayu-
daron a agenciar proyectos de desarrollo con la dirigencia de
otras ciudades del Departamento.

El nuevo departamento se apoyó en su vocación agropecuaria


representada en la producción generada no sólo en las grandes
haciendas, sino también en las pequeñas unidades productivas
campesinas, que mostraron su dinamismo con el desarrollo de
la producción cafetera impulsada por la colonización de las
vertientes cordilleranas y el surgimiento de nuevas poblacio-
nes que enriquecieron cultural y económicamente al Valle del

35
Alonso Valencia Llano

Cauca. Por su parte, los grupos económicos tradicionales eran


consientes de la necesidad de invertir en proyectos de mejo-
ramiento de la infraestructura comunicacional y vial. En este
proceso cumplirían un papel importante las familias migran-
tes llegadas de otros lugares del país o del mundo. Caucanos,
nariñenses, tolimenses, santandereanos, huilenses, caldenses,
antioqueños, italianos, japoneses, libaneses, alemanes, france-
ses y norteamericanos serían determinantes en el proceso de
fortalecimiento de las dinámicas económicas, políticas y cul-
turales vallecaucanas.

Los dirigentes vallecaucanos trabajaron en tres frentes: en el


mejoramiento o implantación de los servicios públicos en los
principales poblados del departamento, en la apertura y cons-
trucción de vías públicas, y en el apoyo a proyectos de desa-
rrollo e infraestructura que beneficiara ampliamente la produc-
ción agropecuaria e industrial.

Los servicios públicos

En lo que se refiere a los servicios públicos podemos decir


que en Cali, entre 1907 y 1915, se avanzó en las obras de
acueducto y alcantarillado, tendido de las redes telefónicas y
de energía, pavimentación de calles, organización de las pilas
públicas y de la recolección de las basuras, control de la men-
dicidad, organización de los focos de luz en las vías y calles,
entre otros. Tal proceso empezaría entonces a replicarse en los
municipios más importantes del departamento, mejorando con
esto, ostensiblemente las condiciones de vida e higiene de un
amplio sector de la población vallecaucana. Respecto a la luz
eléctrica, fue Ignacio Palau quien lideró el proyecto de contar
con una planta generadora, sin embargo, a pesar de obtener los

36
Sinopsis histórica del Valle del Cauca

debidos permisos por problemas que tuvo con algunos diri-


gentes, debió ceder sus derechos a Henry J. Eder, quien junto
a Edward Mason, Ulpiano Lloreda y Benito López consti-
tuyeron la compañía de electricidad, “Cali Eléctrica Ligth &
Power Co.”, la cual se encargó del transporte de la maquinaria
importada de Alemania. Respecto al resto de municipios, en
1913, en Palmira se había constituido una empresa con capital
privado para generar electricidad y para 1924, las principales
ciudades vallecaucanas como Cali, Buga, Cartago, Palmira y
Tuluá tenían el 90% de la capacidad instalada para generar
electricidad.

Para los años de 1914 y 1915 se había instalado en la ciudad de


Cali una planta telefónica, con capacidad para 500 teléfonos,
y en los años 20 la ciudad había contratado a cierta empresa
privada para que se encargara de las labores de alcantarillado
y pavimentación de las primeras calles hasta entonces empe-
dradas. En total, las inversiones del Departamento del Valle
en obras públicas por esa época ascendieron de $335.318 en el
periodo de 1917 a 1918, a $2.607.387 entre 1926 y1927.

La infraestructura vial y de comunicaciones

Fue la navegación a vapor el primer transporte moderno que


tuvo la región vallecaucana, pues un grupo importante de em-
presarios y comerciantes, entre los que se encontraba Carlos
Simmonds, Ulpiano Lloreda, Alfonso Vallejo, Alejandro Gar-
cés Patiño y los hermanos Estrada, fundaron empresas al ad-
quirir variadas embarcaciones, específicamente buques y bar-
cos que utilizaban como fuerza motriz el vapor, para ofrecer
un servicio de transporte de pasajeros y productos agrícolas a
través del río Cauca.

37
Alonso Valencia Llano

Este primer desarrollo de la navegación a vapor ayudó ostensi-


blemente al desarrollo regional, pues al aumentar la capacidad
de movilización de carga y mejorar las dinámicas de comercio
entre diversas poblaciones, fue posible el establecimiento de
un mercado local, que generó iniciativas empresariales para
crear y mejorar los caminos de acceso a los puertos, ya que era
indispensable facilitar el transporte de los productos agrícolas
desde donde se producían hasta donde se embarcaban. Con
esto se cambió la forma de transportar las mercancías, que-
dando a un lado la utilización del lomo de bestias o de peones.

Para la segunda década del siglo XX, la mayoría de socieda-


des establecidas contaban con un buen número de barcos y
una demanda ascendente de sus servicios, como el caso de la
"Compañía de Navegación del Río Cauca" que contaba entre
sus vapores: el "Cabal", "Ricaurte" y "Sucre", los cuales te-
nían una capacidad de 59 toneladas cada uno. También existía
la "Empresa de Vapores Pinzón y Compañía", que poseía los
vapores “Cali” de 75 toneladas, "Ceilán" y "Danubio" de 70, el
"Manizales” de 80, el "Palmira" de 110, el "Santander" de 46
y el "San Julián" de 33. La "Naviera del Cauca", con el "Mer-
cedes" de 200 toneladas. Don Alfonso Vallejo G. manejaba los
vapores "Armenia" de 80 toneladas y "Calarcá" de 50. "Gar-
cés Patiño y Cia." Contaba con el "Pereira" de 69 toneladas
y la "Compañía Marina del Río Cauca" con "El Valle" de 32
toneladas.

Este medio de transporte declinaría en 1930, con la llegada


del ferrocarril a Cartago y con la construcción de la Carretera
Central del Valle, que unió a varios municipios del departa-
mento, sucesos que permitieron en primera medida sacar los
productos en forma directa hasta Buenaventura, a más bajos

38
Sinopsis histórica del Valle del Cauca

costos y sin los demorados transbordos y transportarse con


mayor rapidez.

Las carreteras departamentales se encontraban en un estado


deplorable, no obstante era imperioso conectar los municipios
y a la vez las redes económicas y productivas departamentales,
más cuando el norte del departamento gracias al impulso y li-
derazgo de los colonizadores antioqueños, se posicionaba con
el encadenamiento de la economía locales que empezaron a
definir las vocaciones productivas de las ciudades intermedias.

Para mediados de la década del 40, el departamento poseía


una importante y extensa red vial, con respecto al promedio
nacional, en parte porque las llanuras características de su geo-
grafía, sumado a los planes de obras públicas implementados
desde principios de siglos lo favorecieron. Para dichos años,
todas las cabeceras municipales y sus diversos corregimien-
tos que se hallaban dispersos por la geografía vallecaucana, se
encontraban enlazados entre sí por una nutrida red de carrete-
ras, que sumaban cerca de 4.000 kilómetros de vías cruzaban
el departamento en todas sus direcciones. Las carreteras más
importantes que se construyeron en el departamento fueron:
Alcalá-Cartago, 28 kilómetros; Cartago-Ansermanuevo, 11
kilómetros; Zarzal-Roldanillo-Toro, 45; Roldanillo – Bolívar,
8; Obando-Toro, 11; Tuluá-Riofrío, 16; Riofrío-Trujillo, 10;
Buga-Yotoco, 18; Palmira – Corinto, pasando por Pradera,
(Km 17); Miranda (Km 34) a Corintio, 48; Cali – Yotoco, 58;
Cali – Buenaventura, 142; Cali – Los Andes, 15 Kms.

En lo que resta del siglo, las autoridades locales y naciona-


les así como diversos grupos pertenecientes al sector privado,
realizaron importante gestiones e inversiones en las carreteras

39
Alonso Valencia Llano

del Valle del Cauca. No por nada, vías como la Carretera Cen-
tral o Panamericana, la Carretera Simón Bolívar, la Carretera
Buga-Madroñal-Buenaventura, la Carretera Tuluá – Frazadas
– Barragán – Santa Lucía, Jamundí – Guachinte (12,55 Km),
Gorgona – Tarragona (19,30 Km), Florida – Miranda (7,87
Km), y Cerrito – Costa Rica (12,10 km) entre otras, han per-
mitido fortalecer el avance que tanto en comunicaciones como
transporte se refiere.

Un sueño llamado ferrocarril

Sin duda, el ferrocarril del Pacífico cumplió un importante pa-


pel en la vida del nuevo departamento. Su historia está aso-
ciada en parte al desarrollo del departamento y a su devenir
histórico. Desde las últimas décadas del siglo XIX, un grupo
nutrido de empresarios y dirigentes venía presionando ante el
gobierno nacional y regional para que la red ferroviaria se tra-
zara y construyera a lo largo y ancho del Cauca.

En 1878 el presidente Aquileo Parra firmaría con el inge-


niero Francisco J. Cisneros, el contrato de construcción del
ferrocarril en el territorio vallecaucano, sin imaginar ambos
que debido a lo complicado del terreno, a las enfermedades,
la malversación de fondos y el poco interés del Estado en di-
cha obra, demorarían el feliz término de hasta la primera dé-
cada del siglo XX debido especialmente al cambio del modelo
de gobierno federal por el centralizado que se instauró con la
Constitución de 1886. Es así, que el tramo que se concluyó el
20 de julio de 1882 entre Buenaventura hasta el poblado de
Córdoba, estaba completamente paralizado para 1885 cuando
Cisneros, canceló el contrato firmado; en adelante y debido a
la reestructuración estatal, el Congreso decreta que la empresa

40
Sinopsis histórica del Valle del Cauca

del ferrocarril fuera asumida por el Estado del Cauca, quien


se comprometió a terminar la obra. Las labores de construc-
ción reiniciarían con la firma de un contrato el 27 de agosto de
1890, entre el presidente Carlos Holguín y James Cherry. Éste
hizo avanzar la carrilera más de 600 metros hasta el kilometro
36 más de 600 metros en donde se inauguró la estación de San
José, pero el 16 de octubre de 1895 se declaró la caducidad de
tal contrato.

Con la inestabilidad política y el estallido de la guerra de los


mil días, la obra pararía a pesar de que había sido reasignado
el contrato a los señores Ignacio Muñoz C. y Víctor Borrero,
quienes lograron integrar 10 Km. de línea férrea que el go-
bierno pagó a razón de $38.000 por cada kilometro y también
realizaron los trazos de 2 kilómetros más. Aunque el contrato
“Muñoz y Borrero” finalizó el 6 de marzo de 1900, la entrega
de los 10 Kilómetros por parte de dicha compañía, sirvió de ali-
ciente para las futuras administraciones, que intentaran culmi-
nar el ferrocarril del occidente colombiano. Es precisamente,
en el contexto de la postguerra, con lo presidencia del General
Rafael Reyes, que el clima de las inversiones empezó a cam-
biar. La estabilización del orden público y el reordenamiento
del sistema administrativo gubernamental se generó confianza
en los hombres de negocios, posibilitando el ambiente para el
fomento de planes de desarrollo de infraestructura moderna en
todo el país.

Para 1905, y quizá invitados por Reyes, llegaron al país los


ingenieros Alfred Bishop Mason y su sobrino Edward Mason,
quienes habían construido con éxito un ferrocarril en México,
con ellos se firmó un contrato preliminar para la reparación
de la vía construida y el avance de la misma. Terminado éste,

41
Alonso Valencia Llano

los contratistas viajaron a los Estados Unidos con el objeto de


conseguir el capital necesario para culminar la obra; para ello
entablaron negociaciones con una compañía llamada “J. G.
White y Company” de New York, quienes se comprometieron
a suministrar el dinero que los Mason necesitaban para termi-
nar con éxito el ferrocarril hasta la ciudad de Palmira. Luego
de esta tarea, deciden regresar al país y celebran con el gobier-
no un contrato definitivo el 30 de diciembre de 1905, mediante
el cual los Mason se comprometían a reconstruir el trayecto de
Buenaventura a la estación de la Delfina y además a continuar
los trabajos de prolongación hasta Palmira, lógicamente pa-
sando por Cali, en un plazo de cinco años.

Para finales del año 1907, consiguieron atravesar el Boquerón


del Dagua, el cual había sido calificado por la mayoría de in-
genieros como impenetrable, dando muchos de ellos rutas al-
ternas de construcción. Sin embargo la compañía llevó por allí
la línea, mediante la perforación de sólo tres túneles en la roca
viva – de los cuales uno se destruyó más tarde – cinco puentes
de acero de 29 a 40 metros de luz. Fuera de esto, en 1909 se dio
al servicio la estación de Caldas en el kilometro 82, y se reali-
zaron algunas perforación en la Cordillera Occidental llegando
el enrielado hasta el kilometro 137.

Esta compañía levantó muros de contención con la intención


de prevenir futuras deslizamientos del terrero, se tendieron
11 kilómetros de línea férrea atravesadas con acero en el si-
tio donde la naturaleza era más agreste, además se colocaron
cuatro puentes nuevos de acero, de 30 metros uno, otro de 50
y dos de 55, y se arreglaron los demás que habían quedado
socavados. Por último, se arreglaron 18 kilómetros del tramo
Cisneros - San José, cambiando antiguos rieles y haciendo va-

42
Sinopsis histórica del Valle del Cauca

riantes en el camino. Superadas estas dificultades, la compañía


pudo iniciar su tarea de finalizar el Ferrocarril del Pacifico,
se extendieron las vías férreas desde el kilómetro 48 de la vía
de Buenaventura hasta Palmira en el kilometro 199, que se
pusieron en funcionamiento con las estaciones de Dagua el 20
de julio de 1909; La Cumbre el 16 de junio de 1913, Yumbo el
19 de septiembre de 1914, Cali el primero de enero de 1915,
Palmira en mayo de 1917, y Cartago en 1920.

La empresa agroindustrial

La economía agrícola de la región tuvo un importante incre-


mento al punto que se experimentaron proyectos de industria-
lización del sector con productos tradicionales como con otros
un poco más nuevos en la región. El área de sembradío valle-
caucana para los años 40 estaba representada en 5981 hectá-
reas de cacao, 56.671 hectáreas de cultivos de café, 15.806
hectáreas en cultivos de caña de azúcar, 12739 hectáreas en
cultivos de plátano, y 7618 hectáreas en cultivos de arroz; este
último producto permitiría a algunos municipios centrales del
valle como Guacarí, El Cerrito, Ginebra, entre otros, la funda-
ción de la industria molinera del grano, la cual no tuvo mayor
desarrollado en las siguientes décadas debido a la reorienta-
ción paulatina de los suelos del plano vallecaucano de estos
municipios a la producción de caña azucarera.

La importancia de este proceso de fortalecimiento agrícola


se vería reflejada en la escogencia de Palmira como capital
agropecuaria del país, al ser elegida como modelo para reali-
zar diversos programas de investigación, experimentación y
desarrollo agrícola. Allí se instaurará la Granja Experimental,
dirigida por la Misión Puertorriqueña Chardón, encargada de

43
Alonso Valencia Llano

incorporar nuevas especies animales y vegetales, mejorar los


métodos de producción de los cultivos que se tenían en la re-
gión y asesorar a campesinos y empresarios en el uso de los re-
cursos productivos. Esta misión tenía un programa específico
para cumplir con objetivos trazados, en el cual sobresalían: 1)
Discusión de los problemas agrícolas del departamento desde
el punto de vista económico, con un plan a seguir que com-
prendía: a. Los problemas del cultivo del algodón, del café,
de la caña de azúcar, el tabaco, del cacao y de árboles fruta-
les. b. Estudio de las enfermedades de las plantas y modos de
combatirlas; 2) discusión y estudio general de los problemas
pecuarios, las enfermedades y su control, aclimatación y cruce
de razas exóticas etc., y 3) colección de flora y fauna del depar-
tamento para un mejor conocimiento de los recursos naturales.

Existía un evidente interés y liderazgo por establecer un mejor


uso y manejo de las tierras del Valle del Cauca, en la medida
que, según las estadísticas de la década sólo el 57% de las
tierras eran utilizadas para la agricultura, el restante 43.3%
estaba dedicado en su mayoría a extensos cultivos de pastos
necesarios para la ganadería extensiva, sin contar las extensas
zonas de bosques primarios que caracterizaban al paisaje va-
llecaucano. Este era el panorama de uso de suelos poco antes
del arribo de la Misión Chardón y de la creación de la Granja
Experimental en Palmira.

44
Sinopsis histórica del Valle del Cauca

45
Alonso Valencia Llano

El azúcar

El departamento ha tenido una inminente vocación agrícola


desde tiempo atrás, pues los cultivos especializados de las ha-
ciendas y la producción diversificada de las pequeñas propie-
dades campesinas, ofrecen una complementariedad que han
convertido al departamento en una de las más importantes des-
pensas del país. Es por dicha fortaleza que muchos empresa-
rios y líderes sociales entendieron que el departamento debía
explorar otro tipo de posibilidades económicas, que junto al
monocultivo de caña y otros productos de primer orden, posi-
bilitaran que el Valle del Cauca se convirtiera en un departa-
mento con una fuerte vocación agroindustrial

Es por el cultivo de la caña de azúcar y las industrias asociadas


a ella, con lo que más se identifica al Valle del Cauca. El más
alto grado de aprovechamiento de la planta se obtendrá con la
tecnificación de su proceso de producción; iniciado éste con
la visión empresarial que la familia Eder impulsó desde 1901
con la inauguración de una moderna planta de procesamiento
que utilizaba fuerza a vapor, la cual fue fabricada en Glasgow;
el montaje debía hacerse dentro de un edificio de 80 metros
de largo por 62 de ancho. Ésta contaba con dos calderas de 80
HP, produciendo cada una el vapor necesario para accionar un
motor central que a su vez movía todo el conjunto con evapo-
radores para concentrar el jarabe que luego cristalizaba en un
tacho al vacío. La capacidad producida por dicha máquina era
de 5 a 6 toneladas diarias de azúcar.

La expansión de los suelos con este cultivo, así como la orien-


tación de muchas haciendas a tecnificar su producción, poco a
poco, la adquisición de maquinaria fue seguida por los inge-

46
Sinopsis histórica del Valle del Cauca

nios Rio Paila y el Providencia. Casualmente y para beneficio


de esta industria, fueron estos tres ingenios, los que en 1926
conformarían la Sociedad “Central Azucarera del Valle”, cuya
misión era expandir la explotación industrial de la caña de azú-
car. La importancia de éstos se puede entender mejor con el
aporte que hacían a la producción regional y nacional, pues
al final de la década del 20 los tres ingenios manejaban un
poco más del 50% de la producción regional, y ya para 1932,
Manuelita y Providencia aportaban el 43% de la producción
nacional. Los viejos trapiches de las haciendas vallecaucanas
empezaron a ser reemplazados por la tecnología del ingenio,
fundándose ingenios en toda su geografía. Con ellos, se refor-
zaba una tradición dulcera en las costumbres culinarias vallu-
nas de origen colonial, a la par que se dinamizaban otros pro-
cesos asociados a estas tradiciones y a este sector económico.

Este fortalecimiento de la producción de caña de azúcar, im-


pulsó la creación de una serie de sectores de prestación de ser-
vicios directamente asociados a los ingenios como el de los
talleres de fundición, herrería y cerrajería donde se fabricaban
trapiches de todo tamaño accionables por fuerza hidráulica
o animal; picadoras de caña; pailas de cobre y hierro, ruedas
pélton, y también aparatos para destilación. La otra gamma
de servicios y de encadenamiento económico generado por
los ingenios permitió la creación de nuevas fábricas como las
dedicadas a la elaboración de sacos, costales y bolsas para el
empaquetamiento del azúcar, se establecieron pequeños ne-
gocios que utilizaban la melaza mezclada con miel de purga
para crear un nutritivo alimento para el ganado vacuno, la otra
vocación regional que cobraba importancia por la excelente
calidad de ejemplares que se mostraban en las diferentes ferias
comarcanas y regionales. Por su parte, los pequeños mercados

47
Alonso Valencia Llano

rurales y de pequeños pueblos mantenían en vigor la produc-


ción panelera de los trapiches, los cuales también nutrían a
los fabricantes de alcohol, llegando a constituir un importante
renglón productivo.

El azúcar procesada, fuera de venderse a grandes comerciantes


de todo el territorio nacional, también era vendida a otro tipo
de industria como las de bebidas gaseosas, confiterías y dul-
cerías, en las diferentes ciudades vallecaucanas, entre ellas se
destacaron en un inicio: Gaseosas Posada Tobón, La Higueri-
lla, La Dulcería, la Fábrica de confites “El Gallo”, José Gómez
& Cía., todas ellas de la ciudad de Cali. La diversificación y
tecnificación del sector azucarero ha permitido también que el
Valle del Cauca innove en la producción de materiales y fibras
a partir del reciclaje de los bagazos de la caña, con lo que se
logra mantener una economía que desde sus orígenes colonia-
les, es amigable con la naturaleza y dinamiza otros sectores
económicos.

Comercio, manufacturas e Industrias

El importante fortalecimiento y desarrollo de las actividades


de origen agropecuario en el departamento, influyó decidida-
mente en un robustecimiento del sector comercial y exportador
en las principales ciudades del Valle del Cauca, al generarse
una concentración de relaciones e infraestructura comerciales.
Cabe afirmar que para inicios de 1920, la capital caleña era el
centro económico más importante del Valle, al poseer cerca de
100 establecimientos comerciales de diversas categorías que
demandaban una serie de servicios de tipo financieros para las
transacciones internas y los giros sobre el exterior.

48
Sinopsis histórica del Valle del Cauca

Esto incentivó la fundación de bancos, demostrando el nivel


alcanzado por las actividades económicas regionales, además
de poner en evidencia la existencia de capitales de y para la in-
versión en la región. Es interesante establecer la relación entre
la vocación de acopio comercial de Cartago, Tuluá y Cali, con
sus posiciones de eje de acopio de zonas altamente productivas
en el sector agrícola o pecuario. Así Cartago núclea la econo-
mía desencadenada por el norte del valle alrededor de la gana-
dería y las frutas comerciales, Tuluá la que se desencadena con
la industria trilladora de café y empaquetadora hacia el puerto,
y Cali, que condensa y concentra a las anteriores, pero se ro-
bustece mucho más con la que se desencadena de la industria
azucarera de sus alrededores.

Esas tendencias que desde comienzos de siglo XX con la crea-


ción del Valle del Cauca orientan históricamente las economías
locales, propiciará a lo largo del siglo la constitución de unos
núcleos de desarrollo que paralelamente van estructurando una
región vallecaucana integrada no solo geográficamente, tam-
bién una articulación de mercados rurales y urbanos de dife-
rentes escalas. Es el comercio uno de los sectores que mayores
transformaciones produjeron en la sociedad vallecaucana; pri-
mero al ser el eje de cambios culturales que fueron marcándo-
se con los productos, gustos y consumos foráneos llegados a
los mercados locales desde el interior del país, su costa norte
y desde otras culturas extranjeras. Segundo, por el aumento en
la mano de obra capacitada que necesitó el sector comercial
para el manejo de cuentas, secretariado, contabilidad, etc., que
abrieron posibilidades laborales y de capacitación a muchas
mujeres.

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Alonso Valencia Llano

El sector comercial estaba muy ligado al desarrollos manu-


facturero de inicios de siglo XX, inicialmente eran de carácter
familiar, dedicados a actividades comerciales como compra
y venta de bienes de primera necesidad, de productos agrope-
cuarios y productos fabriles. Habría que recordar entonces los
negocios iniciados por las familias Garcés, Giraldo, Borrero
y Cabal, quienes con sus comercializadoras, boticas y cacha-
rrerías darían un significativo impulso a distintos ramos de la
industria vallecaucana. Aparece en escena sociedades que se
establecieron como almacenes o misceláneas, que tenían como
objetivo atender al pequeño consumidor. Entre éstas de encon-
traban: la Casa Menotti especializada en bienes importados, la
casa comercial de Ernesto Lora, la Ferretería de J.F. Wolf, la
Casa Comercial de Caicedo, Puente & Cia, el negocio de don
Fidel Lalinde C. & Cia, la Editorial Carvajal fundada por Ma-
nuel Carvajal la cual importaba útiles de escritorio y papelería,
entre otras.

A esto se suma, el despegue de las empresas del ramo de la


construcción, las de carácter mecánico, entre las que sobresa-
lían la Carpintería y Ebanistería “La Gironda”; Cigarrillos de
Hormaza Hermanos; cigarrillos “El Sol” de la sociedad Guz-
mán, Hurtado y Cía.; gaseosas Posada Tobón; harinas de don
Juan de Dios Ogliastri que producía el café molido “La Viole-
ta”, la harina de plátano “El Hartón” y la harina de maíz “La
Mazorca”; la empresa cafetera “La María”; la trilladora de la
sociedad Tobón & Llano G.; la fábrica de materiales de cons-
trucción y Galpón de Alfonso Vallejo; la Fábrica de chocolates
“Gloria” de Ulpiano Lloreda; la fabrica de puntillas “Vence-
dor” fundada por Rodolfo de Roux; y la fábrica de velas “La
Campana” de Ignacio Arango, entre otros.

50
Sinopsis histórica del Valle del Cauca

En el ramo de la industria textil cumpliría un papel determi-


nante la empresa “La Garantía”, fundada por Antonio Dishing-
ton, especializada en un comienzo en la producción de tejidos
de punto. Ésta comenzó a funcionar en 1915 y para 1916 era
un establecimiento muy pequeño, con $12.000 de capital y 14
obreros, creciendo fuertemente en el decenio del 30, caracteri-
zando el empuje industrial presente en el departamento hasta
su desaparición en los años 80.

Estas dinámicas industriales se verían también ampliamente


beneficiadas con las droguerías y las cervecerías, pues estás tu-
vieron una gran acogida por parte de los vallecaucanos, desta-
cándose entre otras: la Cervecería “los Andes que se constituyó
en sociedad en 1920, en un área de 9.249 varas cuadradas don-
de se construyeron talleres, dos bodegas, garajes y un kiosko,
ésta fábrica produjo inicialmente dos tipos de cerveza, “Tres
Escudos” y “Cóndor”, más tarde se sustituyeron por “Sajonia”
y “Gloria”; ya para 1929 se lanzó la Malta “Los Andes”, y un
año después, en 1930 pasó directamente a las cervecerías Ba-
varia S.A., también se encontraban las cervecerías “El Gallo”,
“Cervecería Colombia”, entre otras.

La industria química desde tempranas épocas dio gran impulso


al desarrollo de lo que es hoy el Valle del Cauca, con laborato-
rios y droguerías entre las que se destacaron en estos primeros
decenios del siglo XX, la Farmacia Central del doctor Evaristo
García, la Farmacia La Cruz Roja, la Droguería y Farmacia
del doctor J. Camacho B. & C, y la Droguería de Jorge Garcés
Borrero, que tenía una venta de toda clase de productos, pro-
ductos químicos y especialidades farmacéuticas que con el
tiempo se convertiría en Industrias JGB, la fundación de em-
presas como Alotero & Cía, que era una planta manufacturera

51
Alonso Valencia Llano

de papel; la fabrica de tejidos “Punto Sport”; Maizena S.A,


textiles el Cedro, la empresa Cementos del Valle y Croydon
del Pacífico.

El auge urbanístico, fabril y de infraestructura de servicios pú-


blicos, de transporte y comunicaciones, abrió la necesidad de
fundación de la Cámara de Comercio de Cali, creada por el
Decreto Ejecutivo Nacional No. 669 de 3 de agosto de 1910.
Su jurisdicción comprendía los municipios de Cali, Dagua,
Yumbo, Víjes, La Cumbre, Restrepo y Jamundí. Su función
era la de reglamentar las diversas sociedades que se fundaran,
cobrar impuesto, arbitrar en los pleitos que se podrían dar entre
distintas empresas y apoyar un crecimiento organizado de las
distintas ramas que se estaban estableciendo en la zona. Era in-
discutible que la región vivía un ambiente progresista al existir
numerosas casas importadoras y exportadoras que permitieron
la constitución de un terreno industrial, en donde sobresalían
las trilladoras de café y las fabricas de tejidos, fósforos, cerve-
zas, aguas, lozas, gaseosas, chocolates, ladrillos, jabón, esper-
mas, hielos, cigarros y cigarrillos.

Este despegue industrial presentaría a lo largo de la historia


del departamento, intensas oleadas de crecimiento y desarro-
llo que se veían ampliamente lideradas no sólo por el capital
privado, y los empréstitos departamentales y municipales, sino
por el importante apoyo recibido por las instituciones departa-
mentales y nacionales, convirtiendo al Valle del Cauca, en la
mitad del siglo, en uno de los departamentos con mayor poder
de diversificación económica, en los ramos comercial, indus-
trial y agropecuario.

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Alonso Valencia Llano

El Plan Lilienthal: un hito modernizante

Con el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla se presen-


ta la coyuntura que daría nuevos bríos al progreso económi-
co de la región vallecaucana. Tenía en mente aplicar diversos
proyectos de modernización para el país, y específicamente el
Valle del Cauca. Para tal razón, contrata a David Lilienthal
planificador y creador del Plan del Valle del Tennesse, con el
cual había logrado mejorar los índices de productividad de los
renglones económicos circundantes al río Mississipi.

Lilienthal examinaría los progresos conseguidos hasta dicha


década en el Valle del Cauca, así como evaluaría las posibili-
dades de mejoramiento y aprovechamiento de las tierras, cre-
cimiento de la industria y expansión de las redes de transporte
y comunicaciones. Éste realizaría un diagnóstico sobre las po-
tencialidades del valle geográfico del río Cauca, para así gene-
rar la planeación y organización agropecuaria y energética del
departamento.

Después de una semana, este planificador visitó varios muni-


cipios, así como la Central de Anchicayá y realizó una inspec-
ción sobre la zona de La Salvajina y los ríos Timba y Calima,
concluyendo que la región vallecaucana poseía características
paralelas al valle del Tennesse, lo cual la hacía apta para edifi-
car un gran proyecto de mejoramiento de las condiciones eco-
nómicas de éste. Es así como Lilienthal aconseja al gobierno
departamental y nacional, la necesidad de conservar las ribe-
ras del río, invertir en la extensión del sistema de transportes
e hidroeléctrico, crear un ente autónomo que se encargara de
convertir los pantanos circundantes al río en zonas cultivables,

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Sinopsis histórica del Valle del Cauca

en buscar caídas de agua que se pudieran utilizar para producir


energía y establecer a la vez sistemas de irrigación.

Es en dicho marco que se crea entonces la Corporación Regio-


nal del Valle del Cauca, la cual realizó una desecación de cinco
mil quinientas hectáreas que rodeaban a Cali, convirtiéndolas
en una reserva para el ensanche de la ciudad y adelantó tam-
bién trabajos de reforestación en las vertientes caleñas y pal-
miranas, para recuperar las aguas que tanto habían mermado y
que eran tan necesarias para las distintas actividades agrope-
cuarias e industriales.

Igualmente propone Lilienthal el fortalecimiento del sector


educativo, ramo que estaba llamado a formar los técnicos y
profesionales necesarios para impulsar la agroindustria va-
llecaucana, más si se tiene en cuenta que ante las nuevas y
complejas dinámicas económicas que debía enfrentar el depar-
tamento, la capacitación de personal en áreas técnicas y profe-
sionales se hizo indispensable y este no poseía una institución
de educación superior que se encargara de dicha tarea. Mu-
chos individuos deseosos de profesionalizarse, debían realizar
sus estudios en universidades aledañas, como la del Cauca en
Popayán o la Nacional en Bogotá o, en caso extremo, en el
extranjero.

Por tanto se fortalece la Universidad Industrial del Valle, - pos-


teriormente Universidad del Valle- creada en 1945, la cual im-
pulsaría la formación de programas y auxiliares en ingeniería
topografía, técnicas en Laboratorio Médico, Técnicas en Fisio-
terapia, Técnicas en Laboratorio Químico, Técnicas en Biblio-
tecología, Técnicas en Administración de Empresas Además,
abrió estudios profesionales en Ingeniería Sanitaria, Economía

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Alonso Valencia Llano

y Biología. Labor a la que se sumaron una serie de institutos


técnicos y universitarios no sólo en la capital, sino en los otras
ciudades –Buenaventura, Palmira, Buga, Tulúa, Cartago, que
paralelas a Cali, iniciaban un vertiginoso crecimiento. El ca-
pital humano vallecaucano empezó una etapa de cualificación
que se reforzó mucho más al fundarse en el país el Servicio
Nacional de Aprendizaje, SENA, en 1957 durante la Junta
Militar que gobernaba la República de Colombia, el objetivo
de cualificación la mano de obra en las técnicas industriales
más avanzadas del momento fue fundamental tanto para con-
tingentes de hombres de sectores rurales y campesinos, como
populares de las ciudades, como para las grandes empresas e
industrias vallecaucanas.

Con el correr del siglo XX, el Valle del Cauca se vería am-
pliamente beneficiado con políticas económicas basadas en el
modelo de sustitución de importaciones adoptado no sólo a ni-
vel nacional sino latinoamericano. Esto propició que diversas
empresas multinacionales asentaran plantas industriales que se
articulaban con las cadenas productivas económicas regiona-
les. En el caso vallecaucano, gracias a su desarrollo en el cam-
po de infraestructura vial y de comunicaciones, y al manejo de
sus recursos hídricos en el sector productivo, se convirtió en
polo atractivo para dichas multinacionales.

A esto se suma, el importante avance del sector de servicios fi-


nancieros que no sólo sirvió de apoyo del sector manufacture-
ro, sino que modernizó el estilo transaccional y generó impor-
tantes dinámicas inversiones. Es así como la diversificación
de las ofertas de educación, deporte, salud, cultura, logísticas
y nuevas tecnologías han edificado la apertura de mercados
regionales e internacionales, en los últimos 30 años.

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Sinopsis histórica del Valle del Cauca

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Los retos del siglo XXI

Si bien, las últimas décadas el departamento ha sido golpea-


do fuertemente por el estigma del narcotráfico, la insurgencia
guerrillera y paramilitar y la corrupción burocrática, éste, gra-
cias al empuje de sus gentes y lideres, ha asumido los retos del
nuevo siglo con entereza, superando obstáculos y vetos. Hoy
en día, el departamento gracias a las últimas importantes ges-
tiones departamentales y nacionales, ha retomado el proyecto
de fortalecimiento económico y político, convirtiéndose en
una de las más importantes regiones de desarrollo y progreso
del país.

Actualmente, el Valle del Cauca ha penetrado fuertemente en


la economía mundial, posicionando productos de diversos sec-
tores industriales y manufactureros en mercados y culturas de
todo tipo a través del importante corredor mercantil y portuario
de Buenaventura, que nos contacta con cerca de 215 puertos
internacionales; el mejor resultado para el valle y sus gentes
es la huella cultural y la marca de una significativa plataforma
productiva, industrial y agropecuaria. De las 1000 grandes em-
presas que se encuentran en territorio nacional, 123 se asientan
en el departamento, participando con el 10,2 por ciento de los
activos totales. Su red de servicios públicos posee una cober-
tura del 97,7% en energía eléctrica, 94% en acueducto, 89,6 de
alcantarillado y 100% en telefonía, además de poseer la mejor
red vial del país.

Fortalecida entonces por su inmensa biodiversidad de fauna


y flora, por la riqueza de sus recursos naturales, por sus pro-
cesos industriales, comerciales y económicos, por su capital

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Sinopsis histórica del Valle del Cauca

humano, por la variada oferta económica que ofrece, por la


integración de sus poblaciones y por su significativa cualidad
de liderar su destino y devenir, el Valle del Cauca se ha conver-
tido en uno de los polos productivos de interés e inversión que
hoy en día posee Colombia, para ofrecer al mundo. Todo este
inmenso progreso, lo han construido y liderado a través de los
siglos sus habitantes y pobladores, sin distingo de edad, raza,
sexo o posición social, forjando con esfuerzo una región polí-
tica y económica que en el futuro seguirá siendo determinante
en los destinos progresistas del país.

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Alonso Valencia Llano

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Sinopsis histórica del Valle del Cauca

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