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La hominización desemboca en un nuevo comienzo. El homínido se humaniza.

Desde allí, el
concepto de hombre tiene un doble principio : un principio biofísico y uno psico-socio-cultural,
ambos principios se remiten el uno al otro.

El hombre sólo se completa como ser plenamente humano por y en la cultura. No hay cultura sin
cerebro humano (aparato biológico dotado de habilidades para actuar, percibir, saber, aprender),
y no hay mente (mind), es decir capacidad de conciencia y pensamiento sin cultura. La mente
humana es un surgimiento que nace y se afirma en la relación cerebro↔cultura. Una vez que la
mente ha surgido, ella interviene en el funcionamiento cerebral con efecto retroactivo. Hay
entonces una triada en bucle entre cerebro ↔ mente ↔ cultura, donde cada uno de los términos
necesita a los otros. La mente es un surgimiento del cerebro que suscita la cultura, la cual no
existiría sin el cerebro

todo desarrollo verdaderamente humano significa desarrollo conjunto de las autonomías


individuales, de las participaciones comunitarias y del sentido de pertenencia con la especie
humana.

La educación del futuro deberá velar por que la idea de unidad de la especie humana no borre la
de su diversidad, y que la de su diversidad no borre la de la unidad. Existe una unidad humana.
Existe una diversidad humana. La unidad no está solamente en los rasgos biológicos de la especie
homo sapiens. La diversidad no está solamente en los rasgos sicológicos, culturales y sociales del
ser humano. Existe también una diversidad propiamente biológica en el seno de la unidad humana
; no sólo hay una unidad cerebral sino mental, síquica, afectiva e intelectual. Además, las culturas
y las sociedades más diversas tienen principios generadores u organizadores comunes. Es la
unidad humana la que lleva en sí los principios de sus múltiples diversidades. Comprender lo
humano, es comprender su unidad en la diversidad, su diversidad en la unidad. Hay que concebir
la unidad de lo múltiple, la multiplicidad del uno. La educación deberá ilustrar este principio de
unidad/diversidad en todos los campos.

También la educación debería mostrar e ilustrar el Destino con las múltiples facetas del humano :
el destino de la especie humana, el destino individual, el destino social, el destino histórico, todos
los destinos entrelazados e inseparables. Así, una de las vocaciones esenciales de la educación del
futuro será el examen y el estudio de la complejidad humana. Ella conduciría a la toma de
conocimiento, esto es, de conciencia, de la condición común a todos los humanos, y de la muy rica
y necesaria diversidad de los individuos

La competencia profesional y la autoridad y esta ultima como elementos necesarios para


enseñar

También la generosidad, humildad son necesarias para un clima de respeto que hace de relaciones
justas, serias, humildes, generosas

La disciplina nunca minimiza la libertad, pero también nunca suprime el proceso de construcción
de la buena diciplina. De hecho la disciplina siempre está dentro de la practica coherentemente
democrática de esta forma enmarca a la libertad de manera tal que esta pueda construirse a si
misma, desde su autonomía y esta ultima se funda en la responsabilidad que va siendo asumida

Compromiso
El sujeto debe adquirir compromiso frente a su entorno que tome posición y a levantarse frente a
las injusticias que puedan presentarse en el mismo

Libertad y autoridad

Forma legítima de autoridad

Enseñar exige una toma de decisiones

Respeto

Hasta ahora la escuela está en contra del deseo, el deseo en todos los sentidos. Por ejemplo, uno
como estudiante tiene la sensación y la convicción de que la clase es lo más indeseado del mundo,
es un estado de intimidación, donde se debe permanecer atento y callado frente a algo que no
interesa ni motiva. En cambio, el recreo es una maravilla, es algo que se desea, es lo contrario de
la clase.

Enseñar es incitar a amar lo que uno desea, todo lo demás son catálogos

Colombiana: la educación para la uniformidad, la educación inhibitoria del pensamiento, el deseo


y el saber. Una educación realizada para que los individuos no actúen, para que no sean sujetos de
su historia, que es una manera de impedir, de controlar el pensar y el actuar

A esta realidad no escapa la escuela activa, identificada con el pensamiento liberal de los años 30.
Su ideario civilizador en el fondo era una educación domesticadora. Domesticadora para el trabajo
y las demandas del naciente capitalismo.

Es importante que los luchadores por la educación y con ellos el Movimiento Pedagógico,
entendamos claramente que si la educación no enseña al hombre a luchar por sí mismo, a criticase
a sí mismo, a criticar a la sociedad en que vive, esa educación es nefasta, es simplemente una
manera de integrar a los individuos como robots a la calificación de fuerza de trabajo. Es algo
esencial, a cuya clarificación y entendimiento contribuye el presente trabajo

Hay una relación necesaria, generalmente mala, entre educación y autoridad. La autoridad no ha
sido nunca buena educadora. Esto ya lo sabían los griegos. La educación no es ni debe ser
necesariamente domesticación. Cuando la educación no es más que convertir al otro en la imagen
que nosotros tenemos del deber ser, es una mala educación.

porque la educación ha sido casi siempre obligación, imposición, deber de llegar a ser lo que
determinen los que mandan

El trabajo de Humberto Quiceno justamente muestra que en nuestro medio educativo no ha


existido una pedagogía racional 73 ni en sus modelos educativos, ni en los discursos que hablan de
la educación, en sus prácticas y métodos de enseñanza, ni en las relaciones de la educación con la
cultura y la política. Ello explica el autoritarismo, el dogmatismo, la intolerancia, el individualismo
improductivo y sectario que recorre nuestras aulas y la sociedad.

Para que la educación no sea domesticación, debe ser racional


"la verdad os hará libres", expuesta en el Evangelio de San Juan, sería mejor invertirla. Es la
libertad la que nos obliga a ser verdaderos en los juicios; como no podemos imponer una
autoridad intocable, tenemos que aprender a discutir y a demostrar.

Pensar por sí mismo es más angustioso que creer ciegamente en alguien. Nombrar algún líder,
algún guía, cualquiera que sea el nombre que le demos (Hitler, Mao Tse-Tung, Khomeini, etc.),
genera un entusiasmo enorme porque libera de la angustia, de la responsabilidad, de la duda
sobre si lo que estoy haciendo realmente está bien hecho o no. La palabra del líder nos economiza
todos esos problemas. El hecho de que un pueblo tan evolucionado como el alemán, salga como
un solo hombre detrás de Hitler, después de haber producido la mejor cultura -Goethe, Marx,
Beethoven y Kant entre muchos otros- nos permite ver que la democracia es frágil. Su fragilidad
procede de que es difícil aceptar el grado de angustia que significa pensar por sí mismo, decidir
por sí mismo y reconocer el conflicto.

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