Sunteți pe pagina 1din 22

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE ARTES Y DISEÑO

ARTES VISUALES

HISTORIA DEL ARTE IV


GRUPO 1401

EQUIPO:
CHINCOYA MARTÍNEZ EIRA ARELI
FRANCISCO LÓPEZ MAURICIO ANTONIO
GONZÁLES FLORES CARLOS ENRIQUE
LÓPEZ MARTÍNEZ AYDÉ

INVESTIGACIÓN DE 8 ELEMENTOS Y SU SIMBOLOGÍA A PARTIR DE


ALGUNOS VICIOS Y VIRTUDES

FECHA DE ENTREGA: 30 DE ABRIL DE 2019


Sobre las Virtudes y los Vicios, breve repaso histórico

En la teología católica, las “Virtudes Morales” o “Virtudes Cardinales” son aquellos


modelos de conducta que disponen la voluntad y el entendimiento humanos para
obrar según la razón iluminada por la fe cristiana. Se diferencian de las “Virtudes
Teologales” en que no tienen como objeto el acercamiento a Dios sino el
desarrollo de una conducta buena y honesta. Aunque desde la época Medieval los
teólogos han tratado de justificar su existencia partiendo de algunos textos de la
Biblia, lo cierto es que su origen se encuentra en la filosofía clásica.

Platón describió en “La República” cuatro virtudes principales, así como la manera
en que un individuo puede lograrlas, siendo estas La Prudencia, la Fortaleza, la
Templanza y la Justicia. Por otro lado se le atribuye a Aristóteles el opúsculo
“Virtudes y Vicios”, tratado en el cual enumera las virtudes y los vicios
correspondientes a cada una de las tres partes del alma, conforme a la división
platónica. La riqueza de este texto es que en esta enumeración ofrece junto a
cada virtud o vicio, su causa, sus hechos y sus resultados, a la vez que otras
virtudes y vicios lo acompañan.

Las cosas buenas son signas de alabanza, mientras que las malas lo son
de reprobación. Las virtudes son las primeras dentro de las cosas buenas y
los vicios, la primera entre las malas. Dignas de alabanza son tanto las
causas de las virtudes, como lo que las acompaña, lo que sucede por ellas
y sus obras; vituperable es todo lo contrario.1

Aristóteles, en “Virtudes y Vicios”, 1249 a. C.

1
Aristóteles, Virtudes y Vicios. (Traducción) Discusiones filosóficas, Año 10 (14), 2009. Pp 135.
Posteriormente, otros filósofos y pensadores como Cicerón, Marco Aurelio,
Gregorio Magno y Tomás de Aquino admitieron la importancia de estas cuatro
virtudes y profundizaron en sus propiedades. Debido a esta importancia, también
fueron representadas con frecuencia en el arte. En algunas ocasiones, las cuatro
Virtudes Cardinales aparecieron unidas a las tres Virtudes Teologales, siendo
siete en total, en oposición a los Siete Pecados Capitales. En el siglo XVI, el
iconólogo Cesare Ripa, a través de su “Tratado de Iconología”, sistematizó toda
esta tradición, describiendo las virtudes minuciosamente a través de alegorías.

Sobre las alegorías, las virtudes y los vicios

Desde siempre, las alegorías trataron de expresar lo inexpresable o, por lo menos,


aquello que no era fácil de comunicar: lo desconocido, lo nuevo, lo extraño, lo que
no podía decirse. Según la etimología griega del término, la alegoría es el discurso
de lo otro (o el otro discurso), que se forma por el prefijo “allos” (otro) y “ágora” (el
lugar donde tenían lugar sus asambleas públicas. A diferencia de las discusiones
claras y abiertas que los políticos dirigían a sus conciudadanos, el discurso
alegórico se refería a asuntos más abstractos, oscuros u ocultos, que resultaban
difíciles de hablar. Los símiles que se representaban por medio de imágenes
entrelazadas no venían a ocultar un significado que hubiera que descubrir o
adivinar como si se tratara de un problema a resolver, sino que buscaban develar
mediante imágenes determinados conceptos inaprensibles.2 C. S. Lewis escribe al
respecto que:

2
Tausiet, María. Alegorías. Imagen y discurso en la España Moderna. Pp. 13.
La función de la alegoría no es ocultar, sino revelar, y solo se utiliza
adecuadamente para lo que no puede decirse, o decirse tan bien, en
lenguaje literal.3

Si hay algo que resulte especialmente difícil de trasladar a las palabras es la vida
interior en su faceta moral y afectiva. El conflicto entre el bien y el mal o la batalla
entre virtudes y vicios se convirtió en un tema alegórico favorito en Europa a lo
largo de la Edad Media y la Edad Moderna, hecho que puede apreciarse tanto en
la literatura como en la historia del arte. En la Edad Moderna, las virtudes
encargadas de luchar contra los pecados capitales y, al mismo tiempo,
materializar los principales valores morales y religiosos, llegaron a tener su
máxima importancia en la civilización cristiana.

Se ha subrayado que las alegorías se han encarnado históricamente casi siempre


en figuras femenina, especialmente en el caso de las Virtudes. Sin embargo, como
sabemos, esto no significa que las mujeres jugaran un rol importante en la
sociedad. La explicación más convincente para este fenómeno apunta al hecho de
que una de las funciones asignadas originalmente a las alegorías fue la de
convencer y deleitar, habilidades tradicionalmente asociadas al género femenino.
Cesare Ripa se encargó de compilar emblemas y alegorías procedentes en su
mayoría del medievo, y algunas de estas alegorías repercuten hasta nuestros
días.

Los vicios y virtudes en Giotto

Como ya se mencionó anteriormente, el uso de las alegorías y del tema de vicios y


virtudes fue muy recurrente en el arte. A principios del siglo XIV, el pintor italiano
Giotto di Bordone (Giotto), concluyó sus frescos en la capilla de los Scrovegni,
donde representó la historia de la Virgen, la vida de San Joaquín y Santa Ana,
episodios en la vida de Jesús, así como 14 alegorías de Vicios y Virtudes.

3
Citado en íbid, pp. 14.
El placer. Dos gorriones como símbolo del placer

El tema del placer puede ser interpretado de muchas maneras, sin embargo, este
se asocia más al placer físico y en concreto al placer sexual considerado como el
pecado más grave para el cristianismo, y debida a su importancia, este fue el
enfoque en la investigación de esta palabra.

En la tabla de vicios y virtudes de Giotto el pecado sexual figura únicamente como


infidelidad, la cual es representada con la figura de un hombre con una soga atada
al cuello y una mujer en su mano sostenido la soga, mientras que en Aristóteles,
sobre el placer y el dolor se considera un vicio por defecto la insensibilidad y por
exceso la auto indulgencia, mientras que el punto medio, es decir, la virtud es el
autocontrol o dominio de si mismo.

De acuerdo con Cesare Ripa, la lujuria es representada como una mujer ostentosa
ensimismada en su arreglo y recostada sobre unos cojines, también como una
mujer sentada sobre un cocodrilo y con una perdiz, ave que se asocia con la
lujuria porque se cree que quiebra los huevos al querer satisfacer su deseo, y por
el mismo motivo los conejos adquieren la misma significación, otro símbolo de la
lujuria son dos gorriones acariciándose.
La sabiduría. Joven estudiando como símbolo de la sabiduría

En las tablas vicios y virtudes de Giotto, la sabiduria no se encentra dentro de las


virtudes, pero por el contrario, la estupidez si se encuentra entre los vicios y es
representada como un hombre sosteniendo un garrote. En la tabla de vicios y
virtudes de Aristoteles no se hace referencia a la sabiduría.

En Iconología de Ripa, el concepto de sabiduría se encuentra más bien como


educación, la cual es representada como una mujer madura que tiene un seno
descubierto del cual sale leche, la cual simboliza nutrición espiritual; su edad se
debe a que representa la experiencia necesaria para la educación. Sostiene en su
mano izquierda la vara del castigo y en la derecha un árbol en crecimiento
rodeado de varas de madera para asegurarse de que crezca derecho. Junto a la
educación se representa a un niño aprendiendo a leer.

La representación del estudio es la de un joven, ya que es la edad en la que más


fácilmente se aprende, este se muestra muy concentrado y sostiene una pluma, lo
cual simboliza la importancia de divulgar el conocimiento; es también representado
con una lámpara y un gallo, los cuales son símbolos de la vigilia y la dedicación,
en el fondo se puede ver una biblioteca, clara referencia al conocimiento, y una
puerta cerrada que simboliza el ambiente tranquilo necesario para el estudio.

Imagen de la educación en Ripa Imagen del estudio en Ripa


El pecado/La inequidad. La serpiente símbolo del pecado

Dentro del libro de Cesare de Ripa no encontramos un símbolo del pecado como
tal, pero si encontramos a la inequidad que nos dice “Podría comprenderse bajo
esta denominación el conjunto de todos los vicios” (RIPA 2007), estos vicios y
malas pasiones son lo que hoy conocemos como pecados. Y asá es como se nos
muestra la inequidad “Iniquidad se representa por los iconólogos bajo la figura de
una mujer fea y de aspecto aterrador, vestida de negro, cubierta la cabeza con su
manto, huyendo de la luz y rodeada de una serpiente que le desgarra las
entrañas; emblema de los remordimientos vengadores que atormentan al
criminal”. Esto es lo que nos lleva a elegir a la serpiente como elemento para
representar al pecado.

Pero es importante resaltar que no siempre se le ha dado este significado a la


serpiente o por lo menos una relación directa al pecado, lo podemos ver en “El
Fisiólogo” donde se nos dan dos lados de la serpiente por un lado nos dice “El
salvador dijo: “Sed prudentes como la serpiente y cándidos como las palomas”
(Anonimo s.f.) y por otro nos dice “Si conservas la vestidura mortal, es decir, el
hombre viejo, y quieres perpetuar incorregiblemente los días de maldad, la
serpiente arremeterá contra ti ; pero si te despojas del ropaje de los príncipes y de
las potestades que gobiernan sobre este siglo y del espíritu de iniquidad que está
en los cielos, como dijo el apóstol, entonces la serpiente no podrá contra ti”.

Desde aquí nos centraremos únicamente en la relación de la serpiente con el


pecado, Jean Chevalier nos dice “Es la serpiente de Eva, condenada a reptar, y la
serpiente o dragón cósmico, cuya anterioridad reconoce san Juan en el
Apocalipsis, pero cuya derrota la proclama “Fue arrojado el enorme dragón, la
antigua serpiente, el que se llamó Diablo o Satanás, el que su cede al universo
entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con el” (CHEVALIER
2009)

Juan Cirlot nos refuerza la idea de la serpiente “En cambio, en multiplicidad y en el


desierto, las serpientes son las fuerzas de la destrucción, que atormentan a todos
los que han logrado atravesar el mar Rojo y dejar Egipto (57), siendo entonces
asimilables a las «tentaciones» de quienes han vencido la constricción de la
materia y han penetrado ya en los dominios dela sequedad espiritual. Esto explica
que Blavatsky diga que, físicamente, la serpiente simboliza la seducción de la
fuerza por la materia” Asi podemos concluir que la serpiente es un símbolo de lo
malo, el pecado, lo bajo, todo aquello que es impuro.
La penitencia/ La aficción. El sepulcro o tumba como símbolo de la
aflicción

Dentro del libro de Ripa no se encontró la penitencia como tal, pero si


encontramos la aflicción entonces sobre esta trabajamos. Él nos dice “Así, pues, la
aflicción puede representarse bajo la figura de una mujer desconsolada y llorosa,
sentada junto a un sepulcro, con los cabellos en desorden, como víctima del dolor
que experimenta. Como el tedio, puede ser representada exprimiendo el jugo del
ajenjo, pero sin la herida en el pecho que se atribuye a aquel” (RIPA 2007). Esto
mismo nos hace elegir a la tumba o sepulcro como símbolo de la penitencia.

Chevalier nos da una muy interesante interpretación para este símbolo “Los
sueños de tumbas revelan la existencia de un cementerio interior: deseos
rechazados, amores perdidos, ambiciones desvanecidas, días felices que pasaron
etc. Pero esta muerte no es psicológicamente la muerte total. Prosigue una
existencia oscura en la tumba de lo subconsciente. El que sueños con muertos,
con cementerios o con tumbas, está en realidad buscando un mundo que encierra
aun alguna vía secreta para él; va allí cuando la vida no tiene salida, cuando
auténticos conflictos existenciales lo tienen prisioneros sin ofrecerle indicaciones”
(CHEVALIER 2009) Esto nos hace recordar mucho a una figura en expiación, en
busca del perdón o de una salida.

Por otro lado, Cirlot nos dice “Cuerpo material, lugar de las transformaciones y
símbolo del inconsciente.” (LAPORTA 2007) Este símbolo de transformación que
nos menciona Cirlot nos recuerda a la transformación del penitente en un expiado,
como un puente entre estos dos puntos.
La Templanza. Mujer que vierte agua de un jarro a otro con vino, como
símbolo de la templanza

El término templanza proviene del griego enkranteia, que a su vez tiene origen en
el adjetivo enkrantês, entendido como “dominio o poder sobre algo o alguien”.
Para los discípulos de Sócrates, enkranteia significaba poder sobre uno mismo,
sobre las propias pasiones e instintos, es decir, autodominio. Aristóteles
incorporará la templanza y su antónimo, la incontinencia, en su tabla de virtudes,
vicios y excesos.

De acuerdo a Aristóteles, la templanza, asociada con la continencia, es la virtud


que permite el control de las pasiones, especialmente los apetitos sexuales.
También es propio de la templanza temer la legítima libertad y mantenerse a lo
largo de la vida de la misma manera en lo pequeño y en lo grande. El buen orden,
el decoro, el pudor y la timidez acompañan a la templanza.4

Dentro de la teología también figura la templanza, siendo una de las virtudes


cristianas. Es fruto del Espíritu y la última de las nueve virtudes (Gá. 5:23). Parece
figurar como lo opuesto de la embriaguez y la parrandería. El dominio propio es
mencionado en algunos pasajes de la Bilbia:

Si el cristiano quiere tener un testimonio eficaz y ser un buen siervo de


Dios, debe ejercer el dominio propio, el control sobre sí mismo, la
temperancia y la compostura designados para esto. Estas características
dan evidencia de consistencia entre su testimonio y su vida. Lo que ganará
más para Cristo es el dominio propio dentro de la libertad del evangelio e
impuesta sobre sí mismo por el cristiano individual (1 Co. 9:19–23).

El dominio propio se nota mucho mejor en la sobriedad y la vigilancia (1 P.


5:8). A los jóvenes se les enseñaba que fueran «sobrios en mente»
(sōfroneō) (Tit. 2:6); y a las jóvenes a ser “prudentes” (sōfronidsō) (Tit. 2:5).

Así, la templanza se muestra como una virtud necesaria que el buen creyente
debe desarrollar.

Para Santo Tomás, la templanza es una virtud que perfecciona el apetito inferior
(irascible y concupiscible). Nos dice que el apetito sensitivo concupiscible nos lleva
a buscar los bienes sensibles y a huir de los males sensibles, y nos puede
arrastrar hacia bienes sensibles contrarios al bien de la razón. La templanza
modera este apetito y nos ayuda a seguir queriendo el bien propuesto por la razón

4
Aristóteles, Op. Cit. Pp. 133-145.
a pesar de la atracción que podamos tener hacia un bien sensible contrario; nos
permite hacer el bien aunque una cosa nos guste o no nos guste.5

Algunas de las representaciones francesas asociadas a la templanza son: reloj en


la cabeza, freno de caballo en la boca, gafas en la mano, espuelas en los pies
sobre molino de viento. Los símbolos se asocian a la templanza como virtud del
sabio, que regula su vida mediante un reloj, es dueño de sus palabras, sabe
refrenar su lengua, utiliza las gafas para discernir, y trabaja regularmente, como el
molino.6

Página de “Iconología” de Cesare Ripa, La Templanza.

Sin embargo, los atributos utilizados en Italia, que son los que compiló Ripa en su
Iconología, son algo diferentes a los franceses: más simples, menos abundantes y
de más fácil interpretación. Ripa describe a la templanza como una mujer que
sostiene una rama de palma con la derecha y un freno con la izquierda. La palma
es una planta que nunca se dobla por más que se la someta a fuertes pesos,
levantándose siempre; y el freno hace referencia al dominio de las pasiones. Otros

5
Echegoyen Olleta, Javier. Filosofía Medieval y Moderna. Santo Tomás. Disponible en línea: https://www.e-
torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiamedievalymoderna/SantoTomas/VirtudesMorales.htm.
Consultado en Abril, 2019.
6
Olivares Martínez, Diana (2015): "Virtudes simbólicas", Base de datos digital de Iconografía Medieval.
Universidad Complutense de Madrid. En línea: https://www.ucm.es/bdiconografiamedieval/. Consultado en
Abril, 2019.
atributos pueden ser un péndulo referido al equilibrio necesario entre el
movimiento y el reposo; un arco y unas flechas alusivos a la precisión requerida en
las buenas acciones; o incluso un elefante, porque se trata de un animal que
siempre ingiere la cantidad justa de alimento, sin rebasarla nunca.

Alegoría de La Templanza con los elementos que retoma Cesare Ripa.

Sin embargo, la representación más frecuente de la Templanza no sigue las


propuestas de Ripa sino que se remonta a otras tradiciones iconográficas de
origen medieval. La más conocida es la de una mujer que aparece vertiendo agua
en una copa de vino, con el fin de rebajar el vino y así mitigar lo que es demasiado
excitante. Esta imagen se hizo popular principalmente por su uso en la baraja del
tarot.

La representación de la Templanza diluyendo el vino con agua se remonta al siglo


XI. En alusión a este abundante prototipo representativo de la Templanza: “siendo
esta la iconografía más destacada a la hora de representar a la Templanza desde
entonces. Pero fue Plutarco quien proporcionó la fuente literaria en el tratado que
tituló Consejos para conservar la salud, donde el reputado autor romano
recomienda diluir el vino con agua, pues según afirmó el propio Plutarco, “ya que
por ser pendenciero y ardiente aumenta las perturbaciones del cuerpo y las hace
más agrias, irrita las partes ya afectadas, necesitadas del alivio y el reposo que el
agua proporciona”.7

Hans Sebald Beham (1500-1550) – El conocimiento de Dios y las Siete Virtudes Cardinales. Templanza,
(grabado).

7
Padilla Buñuel, Juan Ignacio (2017). Alegorías de las virtudes teologales y morales en portadas de iglesias y
capillas de Úbeda y Baeza: siglo XVI y primera mitad del XVII. Universidad de Jaén. Disponible en línea:
http://tauja.ujaen.es/bitstream/10953.1/5977/1/Memoria%20definitiva%20del%20TFM%20%20actualizada
%20%28Corregido%29%20%281%29.pdf. Consultado en Abril del 2019.
Hans Collaert, 1576. Sardanapalus en de matigheid (Temperantia). (Templanza).
La Fortaleza. La columna como símbolo de fortaleza

Entre los griegos la fuerza se denominaba andreía (término derivado de la palabra


andros-varón), y era cualidad que expresaba fundamentalmente la fuerza
intrínseca masculina, siendo por ello comúnmente referida a la milicia. Hacía
alusión al desprecio del peligro que el soldado debía arrostrar afrontando la
muerte en el campo de batalla por el bien de su patria. Por transposición vino a
definir en filosofía la entereza ante las adversidades de la vida, muy
particularmente aquellas que acontecen al obrar correctamente. Íntimamente
asociada a aquella se halla la enkranteia o dominio de sí mismo, que es la misma
cualidad pero proyectada hacia el interior, en lugar del exterior.

Ligada a la confrontación, está la fortaleza, y ligada a esta, se encuentra la


valentía. Según Platón, la valentía es una de las virtudes irascibles. La definía
como la cualidad de ánimo del alma para afrontar las dificultades que surgen al
emprender una acción encaminada hacia el Bien. Según Aristóteles es una virtud
con la cual los seres humanos son difíciles de asustar con respecto a la muerte.
Propio de la valentía también es tener coraje para los peligros, elegir muy
bellamente la muerte, antes de salvarse de forma deshonrosa; también es propio
de ella ser el responsable de la victoria. Además, a la valentía le pertenecen sufrir,
perseverar y preferir actuar como un hombre bueno. Le acompañan el coraje, el
buen espíritu, la osadía y la confianza, además del amor al trabajo y la
perseverancia.8

También ligada a la fortaleza está la magnanimidad, otra virtud aristotélica, según


la cual se es capaz de soportar la fortuna y el infortunio, tanto como el honor y el
deshonor. A la magnanimidad pertenece también el no admirar el lujo ni tener
criados, ni el poder, ni las victorias en los certámenes, pero sí tener cierta
profundidad y grandeza de alma. Sin embargo no es magnánimo quien se
esfuerza en vivir mucho, ni quien ama la vida (en el sentido de que no debe uno
apegarse demasiado a la vida, pues esto infunde un miedo continuo a la muerte).
Quien es magnánimo es capaz de soportar la injusticia, con carácter sencillo y
noble, sin ser vengativo. La sencillez y la honestidad acompañan a la
magnanimidad.9

Dentro de la teología, la iglesia católica define que la fortaleza es la virtud moral


que asegura en las dificultades la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien.
Reafirma la resolución de resistir a las tentaciones y de superar los obstáculos en
la vida moral. La virtud de la fortaleza hace capaz de vencer el temor, incluso a la
muerte, y de hacer frente a las pruebas y a las persecuciones. Capacita para ir
8
Aristóteles, Op. Cit. Pp. 137, 139, 140.
9
Íbidem, pp. 138, 142.
hasta la renuncia y el sacrificio de la propia vida por defender una causa justa. “Mi
fuerza y mi cántico es el Señor” (Sal 118, 14). “En el mundo tendréis tribulación.
Pero ¡ánimo!: Yo he vencido al mundo” (Jn 16, 33). La diferencia fundamental
entre la fortaleza bíblica y la fortaleza de la filosofía antigua es el carácter religioso
y teocéntrico de la primera. La fortaleza en la filosofía griega se entiende como
fuerza de ánimo frente a las adversidades de la vida, como desprecio del peligro
en la batalla (andreía); como dominio de las pasiones para ser dueño de uno
mismo (kartería); como virtud con la que el hombre se impone por su grandeza
(megalopsychía). En todo caso, se considera que el hombre sólo posee sus
propias fuerzas para librarse de los males y del destino.

Para Santo Tomás, la fortaleza es una virtud que perfecciona el apetito irascible,
que es el responsable de la pasión hacia los bienes difíciles de conseguir o
audacia y de la pasión hacia los males difíciles de evitar o temor. La fortaleza
domina precisamente estas pasiones y nos ayuda a hacer el bien aunque alguna
otra cosa nos dañe o amenace dañarnos y nos dificulte la acción buena.10

Algunas de las representaciones francesas asociadas con la fortaleza son: prensa


y yunque sobre cabeza o espalda, ya que resiste a la fuerza, y torre agrietada de
la que arranca un dragón, el triunfo del alma que consigue extraer al pecado. 11 Sin
embargo, la tradición italiana es un tanto diferente.

Alegoría de la Fortaleza en “Iconología”, de Cesare Ripa

Según Ripa, la Fortaleza, por su parte, se personifica como una mujer vestida con
armadura o con una túnica de color leonado, que se apoya en una columna

10
Echegoyen Olleta, Javier. Op. Cit.
11
Olivares Martínez, Diana. Op. Cit.
“porque de los elementos de un edificio éste es el más fuerte y el que sostiene a
los otros”. A sus pies suele aparecer un león, porque es uno de los animales que
mejor representa esta virtud. A veces también se muestra a la Fortaleza en actitud
de sofocar al león con una maza, significando su control sobre la temeridad y la
arrogancia. Otros atributos posibles son un escudo y una rama de roble, que
aluden a la capacidad de hacer frente a las pasiones y a la fortaleza del alma
respectivamente.

También existen otras representaciones. Suele


mostrarse a la Fuerza como una mujer vestida con
piel de león y armada con la maza de Hércules. Las
víboras que destruye bajo sus plantas designan su
utilizad, y la maza simboliza el terror que inspira a
los malos. El laurel que cubre su frente es digna
recompensa de esta virtud. La columna sobre la
cual se apoya es su atributo característico, y el haz
de flechas que tiene es su emblema.
La avaricia. El saco de monedas como símbolo de la avaricia

Relacionado con la envidia, Giotto la representa como una mujer de avanzada


edad con grandes orejas, la cual lleva en la mano una bolsa de monedas haciendo
alusión a la avaricia. Las grandes orejas son así porque son prestas a la
maledicencia, cuenta con cuernos retorcidos que simbolizan el daño que puede
hacer, de su boca sale una serpiente recordando al pecado original. Sus pies se
hallan en una hoguera como recordatoria de su destino, el infierno. Ripa añadiría a
esta descripción, definiendo ya a la avaricia, que la mujer es anciana porque en
esa etapa de la vida es cuando más avaro es el ser humano, que la anciana es
delgada porque se priva hasta de lo más necesario, y que esta debe de posarse
sobre sacos de dinero indicando su amor desenfrenado por las riquezas.

En El Triunfo de la Virtud de Andrea Mantenga, la ingratitud y la avaricia llevan


cargando a la ignorancia, también Botticelli en La Calumnia de Apeles se halla
representada como un hombre vestido de negro con barba.

De manera simbólica se ha utilizado al lobo, en su manera negativa, para


representar la avaricia, se le relaciona al salvajismo y desenfreno por la voracidad
del animal. La relación del lobo con el pecado viene desde la cultura grecolatina,
por ejemplo, Hades se reviste con una piel de lobo, entre otros.

Jean Chevalier en su Diccionario de Símbolos explica:

El lobo, en la imaginería europea de la edad media. es también la forma


que revisten más frecuentemente los brujos para presentarse al Sabbat,
mientras que las brujas, en las mismas ocasiones, llevan ligas de piel

de lobo. En España es la montura del brujo. La creencia en los licántropos u


hombres-lobo está atestiguada desde la antigüedad en Europa; Virgilio ya
lo menciona.

Según Collin de Plancy, «Bodin relata sin sonrojarse que en 1542 se vio
una mañana a ciento cincuenta hombres-lobo en una plaza de
Constantinopla.»

En resumen, ya sea devorador de astros. de niños o señor de los infiernos,


el lobo en Europa ocupa un papel simbólico análogo al del jaguar para los
centroamericanos: es esencialmente el que lleva la boca de los in- tiernos,
que se abre de par en par en el horizonte de la tierra. 12

12
Chevalier, Jean, Diccionario de los símbolos, (Barcelona: Herder) 1986
También en La Biblia encontramos usos simbólicos del lobo:

Guárdense de los falsos profetas que vienen a ustedes en ropa de oveja,


pero por dentro son lobos voraces.

Mateo 7:15

Giotto- La Envidia 1305 Cesare Ripa Avaricia 1593


El castigo. El hacha como símbolo del castigo

En el ámbito religioso la copa llena del fuego de Dios, representa su ira y el


castigo del pecador. Jesús al ser el que tomaría el lugar de los pecadores en la
cruz debía de recibir el castigo de todos ellos:

Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo:


Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo
quiero, sino como tú.
Mateo 26:39

Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede
pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
Mateo 26:42

Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas
palabras.
Mateo 26:44
Jesús sabía el castigo que implicaba pagar por los pecados de toda la humanidad,
a pesar de que su voluntad buscaba alguna manera distinta de pagar los pecados
de la humanidad, no pecó pues siempre buscó cumplir la voluntad de Dios por
sobre la suya, siendo ejemplo para los creyentes.

Pero el principal acento del simbolismo de la Copa se pone, en la Biblia,


sobre el des- tino humano: el hombre recibe de la mano de Dios su destino
como una copa, o como contenido en una copa. Puede entonces tratarse
de una copa desbordante de bendiciones o de una copa llena del fuego del
castigo; ésta es la copa de la cólera de Dios. Por esta razón el instrumento
de Dios para castigar (a un hombre, un pueblo, una ciudad...) puede ser
comparado a una copa. Cuando Jesús habla del cáliz que debe beber y
pide a su Padre que se lo ahorre no es sólo su muerte lo que él así́ designa,
sino más generalmente el destino que Dios le propone y que él acepta con
conocimiento de causa.13

De igual manera Dios castigó a Sodoma y Gomorra enviándoles una lluvia de


fuego.

Ripa en su alegoría sobre el castigo utiliza la figura de un leñador con una


expresión severa en el rostro, en sus manos se encuentra el hacha, símbolo del
castigo, lista para cortar. El hacha es el símbolo del castigo debido a que los

13
Ibídem
lictores, escoltas de los magistrados curules en Roma, la llevaban para demostrar
su autoridad y el castigo que recibirían los delincuentes. En el fondo de la imagen
vemos una pelea entre un oso y un león, esto vienen de una fábula, donde un
león, un oso y un perro fueron criados juntos y en harmonía, esto hasta que el oso
mata al perro y el león, debido a la severidad del crimen contra el compañerismo,
mata al oso como castigo.14

Alegoría del castigo, Cesare Ripa, 1593

14
Ripa, Cesare. 1970. Baroque and rococo pictorial imagery. Nueva York. Dover Publications, Inc.

S-ar putea să vă placă și