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PARA LOS DOS

De vez en cuando salga a pasear con su esposa y tómela de la mano o del


brazo, como cuando eran novios. Esto ayudará a que ella se sienta rejuvenecida,
llena del amor y la galantería de su marido. Sea cortés con su esposa todos los
días; de vez en cuando, llévele un regalito.
Y usted, esposa, renueve también los votos que un día hiciera a quien hoy es
su esposo. Esté esperando su regreso del trabajo todos los días. Arréglese,
póngase su perfume favorito, y espérelo con una sonrisa y con esa comida que a él
tanto le gusta. Y ésta también será su felicidad si hace feliz a su marido.
AMOR Y PERDÓN
La honestidad entre esposos es esencial. En realidad, es un factor que salva
al hogar de mil tristezas y tropiezos. Dicha sinceridad a menudo creará la
necesidad de que se perdonen las faltas mutuamente. En las escrituras leemos:
“Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros,
como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” (Efesios 4:32)
¡Qué perfume sin par es decir: PERDÓNAME¡ ¡ HICE MAL ¡ Al recordar cuánto
le ha perdonado Dios, le resultará más fácil perdonar a los miembros de su familia.
El ambiente de un hogar se nota rápidamente al entrar en él, y se puede
advertir con facilidad si hay o no amor. Si los miembros de una familia, en
particular el padre y la madre, están llenos del Espíritu Santo, estarán también
llenos de amor. La manera de crear un ambiente de amor es estar lleno y
controlado internamente por Cristo. De esa manera demostraremos amor en cada
paso y circunstancia.
FUENTE DE PUREZA EN LA VIDA DIARIA
Un viejo dicho afirma:”Una mente vacía es un taller de Satanás.”
¿Qué clase de lectura se practica en su casa? ¿Qué tipo de revistas hay en
su hogar? ¿Qué películas se permiten ver ustedes como familia? La mente humana
nunca está totalmente vacía. O está llena de pensamientos nobles, positivos, puros y
santos, o bien está llena de pensamientos impuros, degradantes y pecaminosos.
Por regla general nuestra mente no produce pensamientos buenos sino
malos. Sin embargo, hay una hermosa fuente de ideales y pensamientos llenos de
pureza: la Biblia, la Santa Palabra de Dios. La Sagrada Escritura es el mejor
consejero para los padres, para los cónyuges y para la relación entre padres e
hijos. No hay libro en todo el mundo que se compare con la Biblia.
Nuestras mentes, como individuos y como familia, deben estar empapadas
de la Biblia y de su enseñanza. Llene la mente de sus hijos de las historias y
lecciones bíblicas. Nunca se cansarán de ellas, y jamás se arrepentirán de haber
aprendido demasiado de la Palabra de Dios. Esposo, esposa, llenen sus mentes de
las riquezas halladas en la Biblia. Acostúmbrense a hacerlo juntos y luego oren
juntos. Verán que bendición preciosa.
PARA LOS DOS
De vez en cuando salga a pasear con su esposa y tómela de la mano o del
brazo, como cuando eran novios. Esto ayudará a que ella se sienta rejuvenecida,
llena del amor y la galantería de su marido. Sea cortés con su esposa todos los
días; de vez en cuando, llévele un regalito.
Y usted, esposa, renueve también los votos que un día hiciera a quien hoy es
su esposo. Esté esperando su regreso del trabajo todos los días. Arréglese,
póngase su perfume favorito, y espérelo con una sonrisa y con esa comida que a él
tanto le gusta. Y ésta también será su felicidad si hace feliz a su marido.
AMOR Y PERDÓN
La honestidad entre esposos es esencial. En realidad, es un factor que salva
al hogar de mil tristezas y tropiezos. Dicha sinceridad a menudo creará la
necesidad de que se perdonen las faltas mutuamente. En las escrituras leemos:
“Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros,
como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” (Efesios 4:32)
¡Qué perfume sin par es decir: PERDÓNAME¡ ¡ HICE MAL ¡ Al recordar cuánto
le ha perdonado Dios, le resultará más fácil perdonar a los miembros de su familia.
El ambiente de un hogar se nota rápidamente al entrar en él, y se puede
advertir con facilidad si hay o no amor. Si los miembros de una familia, en
particular el padre y la madre, están llenos del Espíritu Santo, estarán también
llenos de amor. La manera de crear un ambiente de amor es estar lleno y
controlado internamente por Cristo. De esa manera demostraremos amor en cada
paso y circunstancia.
FUENTE DE PUREZA EN LA VIDA DIARIA
Un viejo dicho afirma:”Una mente vacía es un taller de Satanás.”
¿Qué clase de lectura se practica en su casa? ¿Qué tipo de revistas hay en
su hogar? ¿Qué películas se permiten ver ustedes como familia? La mente humana
nunca está totalmente vacía. O está llena de pensamientos nobles, positivos, puros y
santos, o bien está llena de pensamientos impuros, degradantes y pecaminosos.
Por regla general nuestra mente no produce pensamientos buenos sino
malos. Sin embargo, hay una hermosa fuente de ideales y pensamientos llenos de
pureza: la Biblia, la Santa Palabra de Dios. La Sagrada Escritura es el mejor
consejero para los padres, para los cónyuges y para la relación entre padres e
hijos. No hay libro en todo el mundo que se compare con la Biblia.
Nuestras mentes, como individuos y como familia, deben estar empapadas
de la Biblia y de su enseñanza. Llene la mente de sus hijos de las historias y
lecciones bíblicas. Nunca se cansarán de ellas, y jamás se arrepentirán de haber
aprendido demasiado de la Palabra de Dios. Esposo, esposa, llenen sus mentes de
las riquezas halladas en la Biblia. Acostúmbrense a hacerlo juntos y luego oren
juntos. Verán que bendición preciosa.
Suegra y nuera
Una joven llamada Lili se casó y se fue a vivir con su marido y su suegra.
Después de un tiempo, no se entendía con ella; sus personalidades eran muy
diferentes y Lili fue irritándose con los hábitos de su suegra, por lo que los
problemas fueron agravándose.
Los meses pasaron, y las discusiones, eran cada vez más fuertes. De acuerdo
con una antigua tradición china, la nuera tiene que cuidar a la suegra y
obedecerla en todo, pero Lili, al no soportarla, decidió tomar una decisión y
visitar a un amigo de su padre.
Después de oírla, él tomó un paquete de hierbas y le dijo: –No deberás usarlas
de una sola vez para liberarte de tu suegra, porque ello causaría sospechas.
Deberás darle varias hierbas que irán envenenando lentamente. Cada dos días
pondrás un poco de estas hierbas en su comida. Ahora, para tener certeza de
que cuando ella muera nadie sospechará de ti, deberás tener mucho cuidado y
actuar de manera muy amigable. No discutas, ayúdala a resolver sus problemas.
Recuerda: Tienes que seguir todas mis instrucciones al pie de la letra.
Lili respondió: –Sí, Sr. Huang, haré todo lo que me pida, y regresó para
comenzar el proyecto de asesinar a su suegra.
Pasaron las semanas y cada dos días, Lili servía una comida especialmente
tratada a su suegra.
Siempre recordaba lo que el Sr. Huang le había recomendado sobre evitar
sospechas, y así controló su temperamento; obedecía a la suegra y la trataba
como si fuese su propia madre.
Después de seis meses, la casa entera estaba completamente cambiada. Lili
había controlado su temperamento y casi nunca la aborrecía. En esos meses, no
había tenido ni una discusión con su suegra, que ahora parecía mucho más
amable y más fácil de lidiar con ella. Las actitudes de la suegra también
cambiaron y ambas pasaron a tratarse como madre e hija.
Un día Lili fue nuevamente en procura del Sr. Huang, para pedirle ayuda y le
dijo: –Querido Sr. Huang, por favor ayúdeme a evitar que el veneno mate a mi
suegra, ella se ha transformado en una mujer agradable y la amo como si fuese
mi madre. No quiero que ella muera por causa del veneno que le di.
El Sr. Huang sonrió y le dijo: –Lili no tienes por qué preocuparte. Tú suegra no
ha cambiado, la que cambió fuiste tú. Las hierbas que te di, eran vitaminas para
mejorar su salud. El veneno estaba en su mente, en su actitud, pero fue echado
fuera y sustituido por el amor que tu empezaste a darle.
La mayor parte de las veces recibiremos de las otras personas lo que les damos
por eso acuérdate siempre:
«Ya que la cosecha es segura, tengamos cuidado con lo que sembramos»
¡MI FAMILIA, HA LLEGADO!
Mi esposa y yo estábamos sentados a la mesa, los dos solos. En ese instante, no sé ni
como, vinieron a mi mente recuerdos de mis padres.
Cuando era joven, durante las fiestas navideñas, tenía un montón de invitaciones para
asistir a cenas y fiestas con mis amigos y aunque en casa también teníamos cenas
especiales, yo siempre prefería asistir a esas reuniones con mis amigos en lugar de
pasar la velada con mi familia.
Mi padre, siempre quiso que toda la familia, al menos el día de Navidad, estuviéramos
juntos y por eso siempre nos decía, que dividiéramos las fechas. Que los que ya
estaban casados, pasaran la fiesta del Año Nuevo en casa de sus suegros y que los
solteros, la pasáramos con los amigos.
Lo único que nos pedía era que la Navidad la pasáramos con él y con mi madre.
¡Nunca le pudimos cumplir!
Mis hermanos ya casados, nunca pudieron. Siempre alegaron que la casa de mis
padres estaba muy lejos de sus domicilios, que hacia mucho frío, que había nevado, en
fin, siempre excusas.
Los solteros, siempre preferimos salir con los amigos para bailar, divertirnos y beber.
¡Siempre preferimos estar con otras personas, antes que con nuestros padres!
Nuestras atenciones y afectos siempre fueron para otras personas.
Una noche de diciembre, mi hermano mayor nos convocó a todos los demás, para
hacernos saber, que deberíamos pasar más tiempo con nuestros padres, ya que nunca
después de haberse casado los mayores, habíamos pasado una Navidad todos juntos.
Ahora con el tiempo, me doy cuenta que mi hermano estaba pasando por lo mismo que
mis padres, ya que sus hijos mayores, empezaban a pasar estas fechas con sus
amigos y él y su esposa se encontraron solos por Navidad. Todos estuvimos de
acuerdo en que pasaríamos la Navidad, en casa de mis padres.
Al enterarse mis padres se pusieron muy felices. Mi padre le dijo a mi madre, que
preparara una gran cena. En la casa todo era felicidad.
Mi padre se acercó y me dijo: -Estoy muy feliz hijo, porque por fin voy a tener a todos
sentados en la mesa de nuestra casa, como cuando eran pequeños. Quiero ver a mi
hijo el mayor sentado a mi derecha y a ti a mi izquierda por ser el más pequeño.
Tu madre estará en el extremo opuesto junto a tus hermanas. Estaba tan feliz y
emocionado que me dio un abrazo tan lleno de amor que casi se me saltan las
lágrimas.
Todo estaba listo. Eran las 19 horas y les dije a mis padres: -Voy a salir un momento
para comunicarles a mis amigos que no pasaría Navidad con ellos, sino con mi familia.
Mi padre dijo: -Haces bien hijo, para que no te estén esperando y me dio una palmada
en el hombro, mientras sonreía.
Cuando salí me esperaban dos de mis amigos a los que les comenté que me quedaría
con mis padres, pero ellos insistieron en que por lo menos brindara con ellos, para que
sintieran que yo estaba allí con ellos. Pero el brindis se fue alargando hasta casi la
media noche. Todo el tiempo pensaba que mis hermanos y hermanas ya estarían en
casa junto a mis padres, esperándome para empezar.
Por fin con un fuerte sentimiento de culpa por no haberme ido de inmediato, me retiré
sin despedirme de mis amigos. Presentía que recibiría algún reproche por parte de mis
hermanos y que todos estarían enojados conmigo.
Cuando iba acercándome a casa, me di cuenta que no oía voces, ni cantos, ni risas de
parte de mi familia, pensé que por estar fría la noche se encontrarían en el interior de la
casa con mis padres, así que entré por la puerta intentando ser discreto, pensando que
si me preguntaban les diría que me había quedado dormido.
Cuando abrí la puerta no oí ningún ruido, sólo escuché la conversación de mi padre
con una voz quebrada por el llanto diciéndole a mi madre: -No vino nadie, ni siquiera el
menor de nuestros hijos que vive con nosotros, está aquí.
¿Qué hemos hecho con nuestros hijos que no quieren pasar con nosotros una noche
tan especial? Somos sus padres, esta casa la construimos para ellos con todo nuestro
amor, esfuerzo y trabajo. ¿Por qué no nos pueden dedicar un día? Si nosotros les
dedicamos toda nuestra vida.
Se oía mucha tristeza en sus palabras, en ese momento no tuve valor suficiente para
acercarme. Seguí oyendo a mi madre que le contestó con unas palabras que aún
retumban en mis oídos:
-No te preocupes, los padres tenemos que entender que sólo estamos en el
pensamiento de nuestros hijos cuando son pequeños. Pero cuando crecen, ese
pensamiento lo ocupan en otras cosas, como el colegio, sus tareas, la diversión, sus
amigos, las fiestas y después en el noviazgo, el trabajo, la esposa y sus propios hijos.
Sus ocupaciones y preocupaciones son otras y nosotros no somos parte de ellas.
Quédate tranquilo, todo lo que hicimos y les dimos fue por amor. ¿Tú crees que van a
preferir pasar la noche de Navidad con un par de viejos que ya no pueden bailar, que
ya no tienen gracia ni para hacerles reír y que se quejan por todo? ¡Anda, anímate...!
¡Mira, voy a poner los diez platos sobre la mesa y a medida que vayan llegando les
iremos sirviendo!... ¡Quieres ayudarme?
Sentí un enorme nudo en la garganta que no me dejaba respirar, me sentí tan
desagradecido, tan mal hijo, tan avergonzado, ¿Cuánto tiempo le he dedicado a otras
personas y actividades nada importantes comparadas con mis padres? ¿Cuántas
veces he dejado de abrazarlos, besarlos y decirles cuanto les amo?
Salí de donde estaba y abracé a mi padre y le pedí perdón, luego fui con mi madre, le
besé sus manos y me arrodillé, ella me acariciaba los cabellos mientras mi padre se
secaba las lágrimas y dándome la mano me sentó a su derecha y dijo: -No es
necesario que estén todos, uno solo representa a los demás. “Vieja”, sirve la cena.
¡Que nuestra familia ha llegado!
Hoy mis hijos no están conmigo y en mi mesa están los dos platos servidos, en cuanto
llegue alguno, tan solo uno, entonces mi familia habrá llegado.
“Aprovecha a tus padres en vida. No los descuides, por lo menos no dejes de
estar con ellos y poder abrazarlos y decirles que les amas y les agradeces por
todo lo que han hecho por ti”
Bendiciones Espirituales a traves del Diezmo

No gano un sueldo grande, y tengo una familia grande, comenzó diciendo


un diácono al dar su testimonio en la iglesia en cuanto al diezmo.

Al principio yo no podía saber cómo íbamos a diezmar, pero hablamos en


cuanto al asunto en la familia y decidimos que si deseábamos ser buenos
mayordomos de lo que Dios nos había dado tendríamos que diezmar.

“No puedo decir que siempre ha sido fácil diezmar. Ha habido ocasiones
en que hemos tenido que sacrificarnos, y creemos que los cristianos deben
hacerlo. Dios nos ha bendecido y ha multiplicado nuestras entradas.

“No obstante, nuestras bendiciones más grandes no han sido de carácter


material. Nuestras verdaderas bendiciones en cuanto al diezmo han
consistido en crecimiento espiritual, en el amor de Dios y en consagración
más grande a la causa de Cristo”.

Recibimos bendiciones en diferentes maneras y de diferentes fuentes:


riquezas, posesiones, poder, influencia, posición. Más las bendiciones
espirituales sólo vienen de Dios. Estas son las bendiciones más ricas.

Una Union Misteriosa pero Real

Un ministro de Cristo, tenía un hijo rebelde y mundano que había resistido todos
los llamamientos de su familia y de la iglesia para seguir los caminos del
Evangelio. Por fin se hizo grumete para ver mundo.

Sus entristecidos padres, no podían sino orar por él y escribirles buenas cartas.

El buque en que viajaba el muchacho costeó un país salvaje, y cierto día, los
marineros trajeron a bordo del buque a un muchacho nativo que sabía tocar con
rara habilidad un curioso instrumento musical que nunca había visto y lo trajeron
con su bote.
El niño, les divirtió por largo rato a cambio de unas pocas monedas, hasta que
por fin les pidió que lo volvieran a tierra con el bote.

Todavía no es tarde para nosotros, puedes quedarte más y te daremos de


comer le dijeron los marineros.

--- ¡Oh no, de ningún modo! ---les suplicó el muchacho ya les diré porque.

Un misionero cristiano ha venido cerca del pueblo donde vivo. De él hemos


aprendido a conocer a Jesucristo en quién yo quiero creer.

A esta hora el misionero nos reúne a la sombra de un árbol, para hablarnos de


Jesús y yo quiero oírlo.

Loe marinos quedaron tan impresionados por las súplicas y sollozos del
muchacho que lo trajeron a tierra, pero el más impresionado fue el hijo del pastor
quien se dijo a sí mismo:

“Aquí estoy yo, el hijo de un ministro en Inglaterra, conociendo mucho más de


Jesucristo que el pobre muchacho y sin embargo, no teniendo ningún aprecio
por estas cosas.

¡Aquella noche se retiró a su hamaca, pero no pudo dormir.

Las exhortaciones de su propio padre pasaron por su mente toda la noche, se


sentía de menos valor ante los ojos de Dios, que el pobre negro ignorante y por
tanto, mucho más condenado que cualquiera de los salvajes desconocedores
del Evangelio.

Por fin venció su conciencia y la gracia de Dios, y arrodillándose aceptó a Cristo.


Podemos imaginarnos la alegría de aquel hogar de Inglaterra donde tanto se
había orado por el hijo perdido cuando llegó carta con estas noticias.

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