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2717
2º Derecho Administrativo I
Grado en Derecho
Facultad de Derecho
UV - Universitat de València (Estudi General)
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su
totalidad.
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Grupo W
Paula Álvarez Tró
GRUPO X
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
para el Derecho Administrativo la Administración Pública (AP) es una persona jurídica.
Otras clasificaciones doctrinales indican que el concepto se compone de una parte sustantiva
(Administración) y otra adjetiva (Pública).
Todo viene a decir que cuando hablamos de AP, hay que hablar de “Administraciones
Públicas”, y que pueden o no tener dependencia jerárquica del Gobierno de turno. Por lo
tanto, puede haber algunas con independencia, respecto al Gobierno, a la hora de tomar
decisiones. Por ejemplo el Banco de España, que depende del BCE. Por eso hay que saber que
existen además unas administraciones llamadas independientes, que en teoría tampoco
dependen del Gobierno.
En síntesis
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
- El Dº Advo es el derecho propio y específico de las Administraciones Públicas en
cuanto a sujetos. Tiene carácter estatutario y constituye para sus singulares sujetos un
verdadero derecho común, capaz de autointegrar sus propias lagunas sin necesidad de
acudir a otros ordenamientos diferentes.
- El Dº Advo no es un derecho privilegiado, junto a los privilegios, en más y en menos,
que componen el estatuto personal de las AP existe todo un cuadro de garantías para
los ciudadanos, que tiende a perfilar una situación de equilibrio.
- Es posible la utilización del Dº privado por las AP, en principio, con carácter
instrumental. Las posibilidades de fricción entre Dº administrativo y Dª privado se
concretan en las materias propias del derecho de la Organización y el en Derecho
patrimonial.
- Hay siempre un núcleo insoslayable perteneciente al Dº público, perfectamente
separable.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La AP tiene una serie de obligaciones fundamentalmente de procedimiento que la sitúan
en una posición de menor libertad que la que tiene un sujeto privado en el ordenamiento
jurídico. Ej: se tiene que gastar el dinero en lo establecido en el presupuesto.
El curso de la Revolución Francesa tuvo mucho que ver con el nacimiento del Dº
Administrativo.
- Características del Estado en Europa desde el Siglo XVI hasta finales del Siglo XVIII:
Había unos principios opuestos
Poder absoluto del Rey (no división de poderes).
Principio de soberanía real: “la voluntad del Rey es ley”.
Hay una frase que resume la evolución vivida durante estos siglos hasta la Rev. Francesa: “la
consolidación del poder absoluto del Monarca”.
Cuando se produzca la separación entre Iglesia y Estado, lo que nacerá serán dos fuerzas con
poder absoluto.
El individuo no aparece frente al Estado con derechos individuales. Hay privilegios para unos
pocos.
Estado Medieval = reino de la desigualdad ante la ley.
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Esa Administración, y el propio rey que era su autoridad máxima, no actuaba con
sometimiento a Derecho, no encontraba límites jurídicos o legales a su actuación, no recaían
sobre ellas deberes y obligaciones que pudieran ser jurídicamente exigibles, ni por supuesto su
actuación podía ser revisada por los jueces y tribunales si se entendía que vulneraba la
legalidad o algún derecho de los particulares, entre otras razones porque no se reconocían
derechos que pudieran oponerse a la acción de la Administración y representasen un límite
infranqueable a su actuación.
Eso es lo que explica la paradoja del Derecho Administrativo: que por un lado es un Derecho
de raíz autoritaria, ya que justificaba unos poderes propios distintos a los del Derecho Civil, y
por otro lado, es un Derecho de libertad en cuanto concede derechos a los particulares y
somete a la Administración.
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a- Liberal: es un régimen del imperio de la ley. La Administración tiene que someterse a la
ley. Los jueces deben controlar la actividad de la Administración.
b- Jacobina (la que vence y que es más radical): realiza una interpretación del principio de
separación de poderes. Decían que los jueces no deben perturbar la actividad de la
Administración, ya que se dieron cuenta de que la Administración era el poder más
formidable, y deciden reforzar su poder quitando de en medio a los jueces por no ser de la
burguesía, lejanos de los revolucionarios... lo justifican con una frase: “Juzgar a la
Administración es también administrar”.
Entre estos derechos tiene entonces una especial significación el derecho de propiedad, cuya
protección, e indemnización en su caso, es el objeto de atención de la legislación —
típicamente administrativa— sobre expropiación que se inicia en el primer tercio del siglo XIX.
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d) La aportación de conceptos operativos e instrumentos jurídicos
Otro concepto con una marcada vocación operativa es el de acto administrativo que permite
reducir el poder a una expresión o cifra manejable y ejercer sobre el mismo un control
efectivo, pudiendo advertir en su caso en el acto administrativo los mismos vicios de invalidez
que se pueden detectar en los actos y negocios jurídicos privados, con similares efectos de
nulidad o anulabilidad que para ellos se habían previsto.
Es aquí cuando pasamos a 1845, donde hay en España un Estado absoluto típico. Empieza a
aparecer un poder peculiar de la Administración que aparece a golpe de Decretos de la
Regente:
3º Aparece el principio de reclamación previa (no se puede acudir a un juez a reclamar algo de
la Administración sin haber ido antes a pedirlo a la Administración... hoy subsiste).
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tales privilegios con garantías para los ciudadanos.
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- Pautas de evolución del Derecho Administrativo. 2 cuestiones introductorias:
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a) la función normativa
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e) la potestad sancionadora
Aunque se trata de una rama más de la jurisdicción en sentido amplio, sin embargo aplica unas
normas jurídicas y procesales peculiares en la Ley 29/1998, de 13 de julio, reguladora de la
jurisdicción contencioso administrativa.
Una de las definiciones más utilizadas es a la que enuncia el profesor GARRIDO FALLA, el cual
considera esta disciplina como "aquella parte del Derecho Público que regula la organización y
el funcionamiento del Poder Ejecutivo y sus relaciones con los administrados, así como la
función administrativa de los diversos Poderes y Órganos constitucionales del Estado".
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Por su parte, GARCÍA DE ENTERRÍA, lo define como "el Derecho propio y específico de las
Administraciones Públicas en cuanto personas". Por tanto, es un Derecho estatutario que,
constituye, a todos los efectos, el Derecho común de las Administraciones Públicas,
destacando por su evidente búsqueda de un equilibrio entre los privilegios de la
Administración y las garantías de los administrados frente a ellos.
Las actividades que tienen que ver con el interés general de los ciudadanos.
Ello tiene consecuencias tiene esto desde el punto de vista teórico y práctico, como hemos
dicho antes, pues no toda la actividad de la AP está sujeta al Dº Administrativo, ya que hay
parcelas de la actividad de la Administración que se someten al Dº Privado.
Desde el práctico las leyes dicen en que casos se aplica el Dº Administrativo y en cuales el
Dº Privado.
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Hay otros Derecho generales que regulan las mismas materias que son objeto de Derecho
administrativo (contrato, mandato responsabilidad, propiedad..) y que tienen su regulación
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paralela en el Derecho administrativo, aunque hay materias que no son objeto de regulación
“doble” (Derecho matrimonial, en Dº Civil, y Dª de la Organización en Dº Advo).
Una vez creada una técnica administrativa especial se objetiviza y se emplea para casos
distintos de los previstos, probablemente por simple comodidad o razones prácticas. Así pasa
con el dominio público (propiedad pública aplicada al funcionamiento de utilidad pública con
un régimen jurídico de protección excepcional), que a veces se utiliza para ciertos bienes que
no tiene esa funcionalidad pues al considerarlos de dominio público están a salvo de
usurpaciones.
Y no siempre el régimen jurídico ha sido el mismo. Inicialmente, las minas eran propiedad
privada, mientras que ahora son dominio publico; los arrendamientos en edificios
administrativos eran contratos públicos, y, hoy día, se rigen por el Derecho privado, y
sometidos a la jurisdicción civil.
Lo que debe quedar claro es que aunque la administración Pública contrate – con arreglo a
normas de Derecho privado, la Administración es una organización pública cuyo proceso de
formación de la voluntad se rige por un procedimiento público tasado; si maneja fondos
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públicos debe atenerse a un presupuesto, y no puede contratar con quién desee, pues por
muy privado que fuera el contrato hay que pasar por una fase preparatoria de inequívoco
carácter administrativo.
Todos estos actos preparatorios son separables del contrato mismo, y si bien dicho contrato
de derecho privado se fiscalizaría judicialmente por los tribunales ordinarios, ese núcleo
irreductible público de formación de voluntad es revisable de manera independiente por los
Tribunales de lo Contencioso administrativo.
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Por otra parte, en un acto típico administrativo- deslinde-, si inciden cuestiones puramente de
derecho civil- posesión- es la jurisdicción contencioso-administrativo la competente para
revisar el acto adoptado (sólo cede ante la vía penal). Es decir, incluso las cuestiones civiles
prejudiciales o incidentales suscitadas por un acto administrativo, no pertenecientes al orden
administrativo, se enjuician en sede contencioso-administrativa, sin perjuicio de un posterior
planteamiento ante la jurisdicción ordinaria competente por razón de la materia (laboral o
civil).
a) la función normativa
La Administración Pública tiene entre sus potestades la de desarrollar mandatos legales que
supongan limitaciones a la actividad de los particulares mediante la emisión de reglamentos.
Estas limitaciones se pueden imponer, con las correspondientes habilitaciones legales, unas
veces de manera directa con amenaza de sanción, y otras realizando la mera regulación de las
actuaciones de los particulares exigiendo autorizaciones previas o prefigurando el contenido de
las órdenes para determinados casos.
Dentro de esta actividad encontramos la de redactar los proyectos legislativos, los decretos leyes
y decretos legislativos y los reglamentos. Ello implica que la administración colabora en la
elaboración de normas, las dicte-en su caso y según su rango- o dicte reglamentos que son
normas sin fuerza de Ley sometidas a esta.
Esta técnica supone condicionar la actividad o el ejercicio de un derecho del administrado a una
activad previa de la Administración Pública (las autorizaciones se denominan licencias). Es decir,
se trata de un acto reglado que determina si la pretendida actividad o ejercicio de un derecho
por parte del administrado se ajusta a las exigencias previstas en la normativa (legal o
reglamentaria). Esta actividad la desarrolla la Administración para regular que realmente
cumplan con los fines del servicio. Ya existe una regla, un plan, la administración comprueba el
plan que existe. En la actividad de regulación la administración crea los criterios para que las
actividades que lo deseen puedan pedirla.
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realiza en función de un derecho que se reconoce, siempre que cumpla con las condiciones
establecidas para ello. Por otra parte, la aceptación del beneficiario al uso o disfrute del servicio,
conlleva la sumisión a una relación especial de poder y a las normas de funcionamiento del
servicio, estando prevista, incluso, la posibilidad de una actividad sancionadora.
En muchos casos, la relación de servicios es mixta con elementos públicos y privados cuando se
establece precio para poder acceder al servicio, o cuando se realiza por concesionario o cuando
por estatuto regulador se sujeta a derecho privado, bien mediante gestión directa (Gestión
indiferenciada, Establecimiento ,empresa propia sin personalidad, Servicio público
personalizado, Sociedad privada ) o por gestión indirecta (arrendamiento concierto o
concesión).
La administración se vale de dos instrumentos: el plan (fijación de unos objetivos y unos medios
para lograr estos objetivos), se plasma a través de reglamentos: serie de criterios o normas que
van a servir para que quede organizada la actuación de los particulares, es una norma que
permite saber la serie de requisitos que deben llevarse a cabo para realizar un acto. Reducen la
discrecionalidad de la administración y permite que los particulares reaccionen si se considera
ilegal el contenido del reglamento.
e) la potestad sancionadora
La potestad sancionadora se despliega tras la comisión de una conducta antijurídica del
destinatario de la sanción, lo que lo diferencia de la limitación de derechos que sí se pudo
realizar con la emisión de la norma. Se trata de una actividad cuasi-judicial. Se trata de la técnica
coactiva en la limitación de los derechos de los particulares mediante la coacción. En estos casos,
la Administración reacciona, investida de la autoridad que la ley le concede, aplicando un
correctivo que puede consistir en la imposición de una multa, o en la privación de un bien o
derecho. De esta manera, el ordenamiento administrativo ocupa un espacio distinto del penal,
aunque haya ocasiones en que las barreras puedan resultar difusas.
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En todo caso en el ejercicio de esta potestad han de estar presentes un conjunto de principios
que le otorgan su contenido (Principios de legalidad, de tipicidad , de responsabilidad o
culpabilidad, irretroactividad, Proporcionalidad. de prescripción de las infracciones y sanciones,
de subordinación de la sanción adva. a la penal en caso de concurrencia de ambas sanciones,
Presunción de inocencia, Procedimiento sancionador).
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consumidores (art. 51.2), de la investigación científica y técnica (art.149.1.15), o del desarrollo
económico de la Comunidad autónoma (art. 148.13). La legislación ordinaria ha tenido en cuenta
esta forma.
Hay diversas modalidades, y en función de los medios de fomento, se puede establecer una
clasificación entre las medidas honoríficas (condecoraciones civiles y militares, las calificaciones
académicas, la concesión de títulos nobiliarios, etc), económicas (exenciones y desgravaciones
fiscales, premios o primas, incentivos, subsidios, etc.), y jurídicas (concesión a los particulares
para poder ostentar una determinada posición jurídica como es el caso del otorgamiento del
privilegio de expropiación, o la concesión a los descubridores de minas, aguas subterráneas,
etc.)
Muchos sectores de la actividad administrativa se sustentan en la idea del fomento, de crear las
condiciones. Toda aquella actividad que tiene un componente económico directo (subvenciones
y becas), se caracteriza por la idea de contraprestación y de compromiso ya que utilizan una
técnica contractual de manera que cuando se otorga una ayuda en realidad se constituye un
compromiso que implica que el subvencionado se compromete a cumplir unos objetivos y si no
los cumple se le puede exigir el reintegro de lo otorgado.
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1.- La estructura del ordenamiento jurídico administrativo. Las fuentes
del ordenamiento: las normas jurídicas y los principios generales del
Derecho. La función de la costumbre:
La teoría positivista reduce dicho ordenamiento a simples normas, identificando Derecho y ley,
cuando también existe componente de justicia material, de valores constitucionales, y entre
éstos, la dignidad de la persona.
El ordenamiento jurídico es una realidad orgánica, es decir, no es un mero conjunto de normas
sino que también son las formas de elaboración, desarrollo, aplicación y enjuiciamiento.
Si la ley está sujeta al Derecho es porque la ley está sujeta a la Constitución, por tanto, el
ordenamiento jurídico es algo más amplio que las leyes. Ese concepto de ordenamiento
jurídico empieza en la Constitución y acaba en la sentencia (enjuiciamiento).
Hay una idea clave, organización, como clave del Derecho. En toda sociedad organizada existe
un ordenamiento jurídico, y el juez no sólo se preocupa de la aplicación de la ley o de las
normas, sino también de que se adecue a los principios generales del Derecho.
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único ordenamiento jurídico sino sobre un conjunto de ordenamientos. Cuando solo había uno
se utilizaba la regla de la jerarquía en la que la constitución era la norma suprema (regla de
aplicación simple).
En el caso de los reglamentos esa regla de la jerarquía era más fácil de comprender ya que la
jerarquía se llevaba a cabo a través del autor del reglamento.
Una ley ordinaria estatal tiene exactamente el mismo rango jerárquico que una ley
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autonómica y debido a esto llegado el momento en el que haya que aplicarse una de ellas
tendremos que saber exactamente cual debemos aplicar.
Al existir ahora muchos ordenamientos, tienen que permitir que haya una única respuesta
ante un problema.
Cuando hablamos del sistema del ordenamiento jurídico lo describimos exactamente como un
conjunto organizado de normas aunque hay algunos autores que hablan de sistema normativo
ya que lo piensa como un sistema de distintos conjuntos organizados entre ellos. Las ventajas
que tenemos que apreciar en la existencia del ordenamiento jurídico son primordialmente
cuatro:
- El sistema normativo es un sistema articulado: reglas que determinen la función de
cada norma dentro del ordenamiento jurídico. Cada una de las normas tiene una
función específica. Entro del ordenamiento hay normas que cumplen distintas
funciones o necesidades.
- Es dinámico: aunque las leyes se dictan para permanecer en el tiempo es evidente que
un momento determinado desaparecen. El hecho de que se aprueben normas o de
que se extingan o desaparezcan no altera la esencia del ordenamiento jurídico.
- Es abierto: hace referencia a que existen unas reglas que permiten organizar el
ordenamiento jurídico estatal, con los autonómicos o el europeo. No estamos ante
sistemas aislados sino que se interrelacionan.
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Aparte de estos principios existen otros que debemos tener en cuenta, que son:
- La aplicación analógica
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- La supremacía de la ley
- La sujeción al sistema de fuentes con el principio de Iura Novit Curia (principio jurídico
del Derecho Procesal que indica que el Juez es conocedor del Derecho, y lo obliga a
decidir de acuerdo a las normas legales, aún cuando las partes no hayan expresado las
leyes en que fundan sus derechos subjetivos, o hayan invocado normas jurídicas
distintas a las que el Juez considera aplicables al caso concreto)
- Publicidad de la norma, condición "sine qua non", Condición esencial para que las
normas tengan validez.
1.2 Las fuentes del ordenamiento: las normas jurídicas y los principios generales del
Derecho. La función de la costumbre
Son Fuentes principales del Dº Administrativo: Las normas jurídicas, los principios generales
del derecho, y muy secundariamente la costumbre; En el ámbito del Dº Administrativo hay una
serie de normas (Elementos fundamentales del ordenamiento jurídico):
1.- Las normas jurídicas: Son en el ámbito del Dº Administrativo muy variadas:
- Normas Españolas:
o Constitución.
o Normas reglamentarias.
o Leyes, que a su vez pueden ser estatales o autonómicas.
- Normas Europeas:
o Directivas.
o Reglamentos.
- Cubren una doble función: son una válvula de cierre del sistema.
o Criterio de actuación para el legislador y la administración. Pueden resultar
útiles para controlar la potestad reglamentaria de las administraciones
públicas y la potestad discrecional de las administraciones públicas. Presupone
que no hay una norma escrita aplicable.
o Función interpretativa: sirven para interpretar las leyes. Son uno de los
vínculos más estrictos que existen entre la sociedad y la ley. Aquellos usos
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Implica que la sociedad crea usos que son por si mismos derechos. No solo basta con que algo
se venga haciendo desde hace mucho tiempo. La costumbre aparece por la voluntad de
quienes la practican de crear una norma.
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En el ámbito del Dº Administrativo, la costumbre sólo se aplica cuando la ley se remite al uso
consuetudinario, por tanto, sólo existe la costumbre “secundum legem”.
Partiendo del esquema anterior, en cabeza aparece el ordenamiento jurídico europeo, que se
caracteriza por:
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norma comunitaria. El juez debe inaplicar la ley española (sin hacer la cuestión de
inconstitucionalidad) cuando contradice una ley comunitaria.
1.- Principio de competencia: la relación que une a la normativa que emana del Estado
y la normativa que emana de las CCAA no se rige por un principio de jerarquía
normativa, sino que ambos tienen atribuidos un ámbito de competencias dentro del
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cual actúa o el Estado o las CCAA, según lo que establezcan los arts. 148 y 149 CE, y
según lo que desarrollan los Estatutos de Autonomía de cada CCAA.
3.- Principio de supletoriedad (art. 149.3 CE): “el derecho estatal será en todo caso
supletorio del de las CCAA”.
- El TC, al principio, dijo que éste principio significa que el Estado podrá dictar normas
con carácter supletorio, es decir, normas que se aplicarían si las CCAA no creaban sus
normas. Hay dos consecuencias según esta interpretación:
o En defecto de norma aplicable de la CCAA, se aplicaba el Dº estatal.
o El Estado aunque no fuera competente en una materia podría dictar normas.
- Más tarde, en los años 90, el TC cambió de opinión: “El Estado NO puede entender la
cláusula de supletoriedad como atributiva de competencia”, por tanto, el Estado NO
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o Que el juez o administrador tiene que detectar si hay una laguna legal, y si la
ley autonómica no se puede aplicar, se aplicará la estatal.
o Como el Estado no es competente en las materias de su antiguo Derecho, por
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tanto tampoco puede derogar tal antiguo Derecho. Dicho de otro modo, el
Estado, en aquellas materias donde era competente y ahora ya no lo es, no
puede derogar tales materias... así de simple.
Dentro del mismo ordenamiento jurídico, cada vez tiene mayor importancia la jurisprudencia.
Ésta y los principios generales del Derecho no están en la misma jerarquía que las leyes, por
tanto, no sólo son unas fuentes supletorias, sino también complementarias.
Tanto la jerarquía como la complementariedad como la competencia juegan tanto dentro de
un ordenamiento jurídico como dentro de las relaciones entre varios ordenamientos.
- Complementariedad: relación entre las fuentes que tiene la función de completarse entre
ellas. Destaca la jurisprudencia. Ej: una sentencia que cambia toda la legislación de un país
o de varios países (López Ostra).
Esto no quiere decir que a veces las normas jurídicas de carácter territorial no puedan tener
cierto efecto supraterritorial (que tenga efectos más allá de los límites del territorio). Ej:
permiso de conducir.
Las normas jurídicas normalmente tienen vocación de futuro (se aplican desde el momento de
su entrada en vigor). Pero en el ámbito del Dº Público es muy frecuente que hayan normas
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jurídicas que entren en vigor pero que afecten a situaciones jurídicas anteriores. Más bien, en
el ámbito del Dº Público, casi todas las leyes tienen cierto efecto sobre situaciones jurídicas
producidas en el pasado. Surgen una serie de cuestiones:
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consecuencia, ¿cómo el TC interpreta el art. 9.3 de la CE?:
o Con carácter general hay que decir que el TC, al margen de dicho artículo, ha consagrado
que sólo la retroactividad de grado máximo está constitucionalmente prescrita. La
retroactividad de grado medio es constitucionalmente admisible.
o Por tanto, en la interpretación del TC, sólo a las leyes sancionadoras desfavorables se les
aplica el “principio de irretroactividad absoluta”. En el caso de los derechos individuales,
el TC lo ha interpretado de la siguiente manera:
Por tanto, son admisibles las restricciones cuando no afecten a los efectos jurídicos consolidados
de las situaciones anteriores, pero no hay irretroactividad cuando se tocan los efectos jurídicos
futuros de situaciones jurídicas pasadas.
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Derecho. Este sistema supuso, con excepción del derivado de la Constitución republicana de
1931, con el que guarda grandes similitudes, una ruptura de todos los regímenes precedentes
hasta ahora existentes.
Hasta la Constitución de 1978 las fuentes del Derecho se regulaban con arreglo al Título
Preliminar del Código Civil, introducido por la Ley 3/1973, de 17 de marzo, y posteriormente
reformado en varias ocasiones.
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Como todo poder deriva del pueblo, éste no pacta con ningún otro sujeto, sino que instituye la
organización política por la que se regirá; en suma, como titular del poder constituyente
aprueba una constitución que se impone a todos los demás sujetos políticos, cuyo poder
derivará, precisamente de la propia Constitución.
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inconstitucionalidad, de cualquier norma o acto producidos con posterioridad a su entrada en
vigor.
La Ley entra en vigor el día que ella misma prevé, y si no lo hiciere,a los veinte días de su
publicación.
Los efectos de la ley se producen a partir de su entrada en vigor, aunque pueden establecer
que sus disposiciones tengan efecto retroactivo. Sin embargo, dicho efecto no puede atribuirse
a las disposiciones de naturaleza sancionadora, no favorable o restrictiva de derechos
individuales.
En cuanto a la derogación de las leyes, se puede producir, bien por resultar ser contrarias a la
constitución, por ser incompatible con una ley posterior o porque así se exprese en la ley. Los
efectos derogatorios pueden afectar a toda la ley o sólo a parte de ella.
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Clases de leyes:
Leyes orgánicas
Las leyes orgánicas no pueden regular cualquier materia. La Constitución establece una
enumeración cerrada de las materias sobre las que pueden recaer; y, al mismo tiempo que
prohíbe que tales materias se vean afectadas por una ley ordinaria, correlativamente, impide
que las leyes orgánicas desborden su limitado campo de juego y entren en materias no
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reservadas a ellas.
De acuerdo con el art. 81.1 CE, son leyes orgánicas las siguientes:
La ley orgánica actúa en esta materia concreta con una función de garantía adicional
de los derechos fundamentales y de las libertades públicas (STC 173/1998, de 23 de
julio).
c) Las que regulen el régimen electoral general. Por tal régimen ha de entenderse el
conjunto de normas electorales válidas para las elecciones al Parlamento Europeo,
Cortes Generales (Congreso y elecciones directas al Senado), municipios y provincias
(STC 38/1983, de 16 de mayo). Hoy, se contiene esta regulación en la Ley Orgánica
5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General (LOREG), modificada en varias
ocasiones.
A éstas han de añadirse una clase especial de leyes orgánicas: las leyes de
transferencia o delegación de facultades estatales en las Comunidades Autónomas.
Estas se prevén en el art. 150.2 CE. El precepto constitucional permite la transferencia
o delegación a las Comunidades Autónomas, mediante ley orgánica, de facultades
correspondientes a materias de titularidad estatal que por su propia naturaleza sean
susceptibles de transferencia o delegación.
El Tribunal Constitucional ha diferenciado con acierto las leyes orgánicas de
transferencia o delegación a las Comunidades Autónomas de los Estatutos de
autonomía. Mientras las primeras implican una decisión formalmente unilateral por
parte del Estado, susceptible de renuncia y de introducción de instrumentos de control
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Ello no impide que una Ley orgánica regule materias propias de una ley ordinaria, pero, en este
caso, esta ley tendrá naturaleza mixta: de ley orgánica en algunas disposiciones, y de ordinaria
en otras disposiciones-las que no tienen, por su materia, tratamiento de L.O.
Leyes ordinarias
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Las leyes ordinarias son iguales, jerárquicamente hablando, a las leyes orgánicas, ya que
ambas se aprueban y dictan por el órgano legislativo, aunque las ordinarias solo necesitan de
la mayoría simple para su aprobación.
Estas, pueden regular cualquier tipo de materia exceptuando las reservadas a ley orgánica
establecidas por la Constitución.
Estatutos de Autonomía
Los Estatutos de autonomía son leyes orgánicas que constituyen la norma del ordenamiento
autonómico. Estos, se encuentran subordinados a la Constitución.
El Estatuto se tiene una función “constituyente” para las distintas Comunidades Autónomas y
su correspondiente ordenamiento autonómico.
La estructura de los Estatutos de Autonomía se acomoda a un esquema general previsto por el
artículo 147 de la Constitución Española:
- La denominación de la Comunidad que mejor corresponda a su identidad histórica
- La delimitación de su territorio
- Las competencias asumidas dentro del marco establecido en la Constitución y las bases
para el traspaso de los servicios correspondientes a las mismas.
Leyes de bases
Leyes básicas
Estas leyes se inscriben en el ámbito de las relaciones entre los ordenamientos estatal y
autonómico.
La legislación básica debe regular los aspectos centrales de una institución, aquellos que
exigen una aplicación en todo el Estado.
La definición material de la legislación básica tiene una finalidad histórica concreta. Se trataba
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de evitar que las CCAA con competencia para el desarrollo legislativo de la legislación básica
estatal, tuvieran que esperar a que el Estado aprobase una ley básica, para ejercer la
Comunidad sus competencias en orden al desarrollo normativo que según su Estatuto pudiera
corresponderle.
La legislación básica supone un límite a la legislación autonómica de desarrollo.
Leyes de armonización
Este tipo de leyes también se inscriben en el ámbito de las relaciones entre el ordenamiento
estatal y el autonómico y tienen como finalidad “establecer los principios necesarios para
armonizar las disposiciones normativas de las Comunidades Autónomas cuando así lo exija el
interés general” (art 150 CE).
Las leyes de armonía tienen dos presupuestos necesarios:
- la exigencia del interés nacional de que se produzca armonización legislativa
- que las leyes de armonización sólo pueden dictarse en supuestos en que la competencia
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sobre la materia a regular sea exclusiva de las Comunidades Autónomas
Leyes Marco
Leyes de presupuestos
Leyes que señalan a las Cortes Generales como aquellas que deben decidir y aprobar los
recursos necesarios que pondrán a disposición del Gobierno.
Leyes de acompañamiento
Los acuerdos que el Estado español celebra con otros Estados, se manifiestan en una gran
cantidad de instrumentos (acuerdos, convenios, protocolos, canjes de notas, etc.) y, al margen
de las vinculaciones internacionales entre los países, son fuente del Derecho interno. Su
vigencia viene determinada por la publicación en el BOE, como establece el art 96 de la
Constitución (“los tratados internacionales válidamente celebrados, una vez publicados
oficialmente en España, formarán parte del ordenamiento interno”).
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No obstante esta consideración como fuente del Derecho, al no intervenir el Parlamento sino
el Ejecutivo en la negociación y firma de los tratados, la Constitución establece un sistema de
control (arts 93 a 96 CE).
Finalmente, un aspecto importante de los tratados internacionales lo constituye sus efectos:
los tratados modifican las leyes que les son contrarias, pero no a la inversa, es decir, no son
modificables por leyes posteriores sino que “sus disposiciones sólo podrán ser derogadas,
modificadas o suspendidas en la forma prevista en los propios tratados o de acuerdo con las
normas generales del Derecho internacional” (art 96.1 Constitución).
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2.1 -Decretos leyes
La jurisprudencia del TC permite una interpretación restrictiva del límite material que se
contiene en la expresión del art. 86 CE “no podrán afectar”, para excluir del ámbito que
pueden regular los Decretos leyes al ordenamiento de las instituciones básicas del Estado, a los
derechos, deberes y libertades de los ciudadanos, al régimen de las Comunidades Autónomas
ni al Derecho electoral general. Señalando, que la prohibición debe ser entendida como una
impeditiva de la regulación genere de un derecho o libertad fundamental y de las normas que
incidan en aspectos esenciales de su régimen jurídico, lo que abre al Decreto ley importantes
posibilidades de intervención, siempre que respeten los límites señalados.
Los efectos de los Decretos leyes son los mismos que los decretos legislativos. Pero entre ellos
median diferencias importantes, por su procedencia y forma de elaboración.
En los primeros no hay delegación previa, pero es ineludible su control posterior por el
Parlamento.
Los Decretos leyes se fundamentan en razones de urgencia, mientras que los decretos
legislativos lo hacen en consideraciones de orden técnico.
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El TC ejerce el control jurídico sobre los Decretos leyes (art. 161.1 a) CE)
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Son también normas del Poder Ejecutivo con fuerza de ley, constituyen el fruto de una
colaboración habitual en la producción normativa entre el Parlamento y el Gobierno. Esta
delegación tampoco puede regular las materias incluidas en el ámbito material de las leyes
orgánicas.
Los Decretos legislativos pueden ser estatales o autonómicos.
* problema de los textos articulados y refundidos ya que el Gobierno puede interpretar y aclarar, por lo que puede haber
creación de Derecho por parte del Gobierno
En cuanto que los Decretos legislativos son el producto de una delegación legislativa en favor
del Gobierno por el Parlamento, éste puede establecer en las leyes de delegación las fórmulas
de control que estime convenientes para verificar la fidelidad del Gobierno en el ejercicio de la
delegación, con los efectos que igualmente prevea la ley de delegación. La forma de control
más apropiada será la ratificación por las Cortes del Decreto legislativo antes de su
promulgación.
La delegación legislativa del Parlamento al Gobierno está sometida a una serie de requisitos
que vienen impuestos por el Estado de Derecho, y que expresan los arts. 82 a 85 CE
Los límites y requisitos constitucionales de la delegación legislativa pueden ser:
a) La delegación legislativa debe contar con una norma jerárquicamente superior (ya que
supone una alteración en el ejercicio ordinario de la competencia legislativa).
b) El ejecutivo debe operar en cada caso en virtud de una delegación expresa y singular.
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También, pueden ser sometidos al control de legalidad ante los Tribunales de lo Contencioso-
administrativo, a pesar de que tengan rango de ley, porque se parte de la idea de que los
Decretos legislativos allí donde se excede de la habilitación es considerado como norma con
rango reglamentario, no con rango de ley ya que queda infravalorado.
El excederse en la habilitación se denomina “ultra vires” y son los Tribunales de lo
contencioso-administrativo los que han de controlar este hecho.
El Decreto legislativo puede ser también controlado por el TC, o también puede ser susceptible
a un control político ejecutado por las Cortes Generales u otros órganos ordinarios mediante la
cuestión de inconstitucionalidad.
En cuanto a los Decretos legislativos de las CCAA, la CE no contiene precepto alguno que
legitime directa y expresamente a los respectivos Consejos de Estado para adoptar Decretos
legislativos.
El Estatuto de Autonomía como norma institucional básica, es el medio idóneo para atribuir
competencias legislativas a la Asamblea y permitir la delegación de su ejercicio en el Consejo
de Gobierno.
Para admitir que la Ley de Gobierno pueda autorizar y regular la delegación legislativa sin
previo apoyo estatutario, hay que entender que la ley se apoya en la CE (hace una aplicación
analógica del art. 82 CE)
Si el Gobierno se excede de la delegación del Parlamento, se entiende que no son normas con
rango de ley, por lo que se le atribuye la impugnación, no sólo al TC, sino a la jurisdicción
contencioso administrativa (porque se entiende que deja de ser norma con rango de ley y pasa
a ser norma reglamentaria).
Art. 6 LOPJ, permite entender que los jueces y tribunales pueden inaplicar el decreto legislativo
cuando sea contrario a la ley de delegación.
La apariencia que el decreto legislativo tiene de acto con valor de ley le permite desplegar su
eficacia o potencialidad interna hacia los particulares y frente a la Administración, pero no
obliga a jueces y tribunales a su acatamiento automático, porque la LOPJ en su art. 6 les
faculta para valorar la validez o invalidez del decreto legislativo y actuar en consecuencia.
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El control ejercido por el TC sobre los Decretos legislativos no es tan sensible como el de los
tribunales ordinarios. El TC como máximo intérprete de la CE, entra a valorar su
constitucionalidad, aunque haya sido parlamentariamente ratificado.
El control parlamentario de los decretos legislativos tiene carácter eventual ya que se remite en
el art. 82.4 CE a lo que prevea cada ley de delegación, estableciéndose en el Reglamento del
Congreso de los Diputados una modalidad de control tipo para el caso de que la ley de
delegación no prevea norma específica al respecto.
Por su parte, algunos Estatutos de Autonomía también regulan un control parlamentario del
ejercicio posterior a la publicación del decreto legislativo, sin perjuicio de que la propia ley de
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delegación pueda establecer otra forma de control.
Pero otras CCAA han optado por no dotarse de un procedimiento de control de carácter
residual, seguramente para respetar mejor la actividad del Gobierno, sin darse cuenta de que
por esa vía se aumentan las posibilidades del control judicial sobre los decretos legislativos.
En cuanto a la primacía del derecho comunitario, significa que sus normas tienen preferencia
sobre las del derecho nacional, de modo tal que, en caso de colisión o conflicto entre unas y
otras, han de prevalecer las normas comunitarias, cualquiera que fuere el rango de las normas
internas, y con independencia de que hayan sido aprobadas con posterioridad, es decir, al
margen de cualquier criterio de rango o temporal. La primacía dimana de modo inmediato de
su propio efecto directo.
Problema distinto es el que plantea el ordenamiento constitucional de los Estados miembros,
cuyo valor normativo superior sigue siendo defendido por los tribunales constitucionales o por
los supremos órganos jurisdiccionales nacionales.
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nuevos actos legislativos nacionales en la medida en que sean incompatibles con las normas
comunitarias", obviamente anteriores. Esta precisión parece estar apuntando hacia una radical
ausencia de eficacia jurídica por parte de estas normas del derecho interno.
Por lo demás, esta concepción del "control de comunitariedad" impacta fuertemente sobre los
presupuestos mismos en que se asienta el "control de constitucionalidad" en aquellos sistemas
en que tal control se concentra en un único órgano, en Europa, normalmente un Tribunal
Constitucional, competente" a inaplicar "por su propia autoridad" cualquier ley estatal, incluso
posterior, incompatible con el derecho comunitario. (técnica del desplazamiento)
El desdoblamiento del juez nacional, que es, al unísono, juez interno y juez comunitario de
derecho común, no deja de suscitar una paradoja, que proviene del hecho de que cualquier
ciudadano puede dirigirse al juez, en cuanto integrante del complejo orgánico del Poder
Judicial del Estado, con la pretensión de que inaplique normas de ese mismo Estado del que
recibe su propia potestad jurisdiccional, lo que plantea dificultades que sólo cabe superar
desde la vocación integradora que el derecho comunitario presenta.
Sin embargo, siempre existe el riesgo de interpretaciones divergentes. Para evitar ese
peligro se creó el recurso prejudicial. Así los “órganos jurisdiccionales” de los estados
miembros que decidan en última instancia cuestiones en que han de aplicar una norma
comunitaria están obligados someter la interpretación de esa norma al Tribunal de Justicia
cuando la misma sea discutida, y si el órgano no resuelve en última instancia están
simplemente facultados para solicitar esa interpretación. En todo caso, la resolución
acordando plantear la cuestión produce como efecto inmediato la suspensión del proceso en
el Estado en que se encuentre hasta que recaiga resolución en la cuestión prejudicial.
En cuanto se refiere a los efectos de la resolución del TJCE que ponga fin al recurso prejudicial,
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ésta vincula, con autoridad de cosa juzgada, al órgano jurisdiccional nacional que planteó la
consulta. Pero es más. El valor de la jurisprudencia emanada del TJCE tiene fuerza obligatoria
general para todas las jurisdicciones nacionales que tengan que aplicar la norma interpretada,
sin perjuicio de que, en un nuevo asunto, se pueda interponer un recurso prejudicial sobre la
interpretación del mismo precepto.
Las sentencias interpretativas se considera que tienen efecto retroactivo o ex tunc; es decir,
sus consecuencias se retrotraen hasta el momento mismo en que se aprobó la norma
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interpretada. Sin embargo, en algunos casos, excepcionalmente, el TJCE ha declarado no
retroactiva alguna sentencia cuando la retroactividad hubiera implicado graves consecuencias
económicas o sociales (éste es el caso de la Sentencia Defrenne, de 1976, sobre igualdad de
salarios entre hombres y mujeres).
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1.- La potestad reglamentaria de la Administración: significado y
justificación constitucional.
1.1.- Significado
Reglamento es toda norma escrita dictada por la Administración, y por lo tanto no cabe
predicar del Reglamento las características aplicables a la Ley.
Como señala García de Enterría, el Reglamento tiene de común con la Ley el ser una norma
escrita, pero difiere en todo lo demás, pues es una norma secundaria, subalterna, inferior y
complementaria de la Ley, obra de la Administración; Como todos los productos
administrativos, el Reglamento es una norma necesitada de justificación, condicionada, con
posibilidades limitadas y tasadas, libremente justiciable por el Juez.
Su sumisión a la Ley es absoluta, y no se produce más que en los ámbitos que la Ley le deja, no
puede contravenirla o suplirla, allí donde la Ley es necesaria, tal como señala el artículo 9.3 de
la CE al garantizar la jerarquía normativa.
Así el TC ,en su STC 35/1982, de 14 de junio de 1982 subrayó de manera enérgica esa
diferencia: “No podría, en efecto, ser de otro modo, pues la distinción clásica entre Ley y
Reglamento recibe su sentido de la necesidad de diferenciar, en razón de sus fuentes, las
normas procedentes de un poder potencialmente ilimitado (dentro de la Constitución) y las
dictadas por otro que, por el contrario, es radicalmente limitado y salvo muy contadas
excepciones sólo puede actuar cuando el primero lo habilita”.
Esta diferencia sustancial, dice García de Enterría, no puede desconocerse ni minusvalorarse.
Por tanto, se llama Potestad reglamentaria al poder en virtud del cual la Administración dicta
Reglamentos; es quizás, la su potestad más intensa y grave, puesto que implica participar en la
formación del ordenamiento.
De este modo, la Administración no es sólo un sujeto de Derecho sometido al ordenamiento,
sino que tiene la capacidad de formar, en una cierta medida, su propio ordenamiento y el de
los demás.
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parlamentaria.
- El sistema anglosajón, que parte del principio de división de poderes y del monopolio
normativo del legislativo, ha arbitrado un poder normativo del Ejecutivo sustentado en la
técnica de la delegación legislativa que suple la inexistencia constitucional de un poder
reglamentario, justificándola en la absoluta necesidad de que exista una potestad normativa
de la administración técnica inexcusable de gobierno humana.
Por tanto, se justifica dicha potestad reglamentaria en la habitualidad, rapidez y continuidad
de la producción reglamentaria que realiza la Administración Pública, frente a la solemnidad,
lentitud e intermitencia de los Parlamentos. La complejidad técnica de muchos reglamentos
tampoco haría posible su aprobación en un Parlamento de composición política sin hábitos,
sin conocimientos, sin experiencia ni capacidad técnica
1.2.2.- Justificación formal:
Parece claro que la técnica de la delegación legislativa, válida en los países anglosajones, no
sirve en los países de sistema legislativo continental, de inspiración francesa.
En los países de sistema administrativo continental se reconoce a la Administración un poder
reglamentario propio y general, no surgido de delegaciones legislativas aunque éstas sigan
existiendo para articular la colaboración entre la Ley el Reglamento.
No vale tampoco afirmar que la potestad reglamentaria constituye un poder propio e
inherente de toda la Administración, en cuanto que es una manifestación más del poder de
mando de la Administración; Se decía, para justificar esa tesis que, si la Administración puede
dictar órdenes singulares y concretas, podrá también dictar Reglamentos, puesto que estos
son una suma de órdenes singulares y concretas.
Sin embargo, esta tesis no es correcta, según entiende García de Enterría, por dos motivos:
a) El Reglamento y acto administrativo son figuras radicalmente diferentes, ya que los
primeros se integran en el ordenamiento jurídico y el acto no. El acto es algo ordenado y no
ordinamental.
b) No todos los órganos administrativos con poder de mando están habilitados para dictar
Reglamentos; Son poderes cuantitativa y cualitativamente diferentes.
¿Cuál es el fundamento de la potestad reglamentaria?. García de Enterría señala que, como la
Administración no puede realizar más que las potestades que le han sido concedidas
efectivamente-conforme al principio de legalidad de la Administración- podemos afirmar que
si la Administración detenta un poder reglamentario independiente es porque se lo ha
otorgado la Constitución (Zanobini). Desde el siglo XIX, las Constituciones escritas previeron la
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existencia de ese poder para el Ejecutivo, y aun si la Constitución no precisara nada habría que
explicar la titularidad del poder reglamentario en el Ejecutivo por la existencia de una
costumbre constitucional inequívoca.
En España, es algo evidente a la vista de la su historia constitucional, y además:
1- La CE atribuye explícitamente al Gobierno la potestad reglamentaria de acuerdo con la CE y
las Leyes( Art. 97 CE).
2- Configura la potestad reglamentaria como controlable normalmente por los Tribunales, al
mismo nivel que los actos administrativos (Art. 106.1 CE. Y 150.3 CE), sin que entre en juego la
reserva exclusiva a favor del TC para la Ley y “disposiciones con fuerza de Ley (con alguna
excepción).
3- Las normas reglamentarias no tienen rango de Ley estando afectadas por el principio de
jerarquía normativa, subordinándolas a la Ley.
Como conclusión, el Reglamento ha de expresarse “con sometimiento pleno a la Ley y al
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Derecho” (Art. 103.1 CE).
Art. 97 CE: “El Gobierno dirige la política interior y Art. 153 CE: “ El control de la actividad de
exterior, la Administración civil y militar y la defensa los órganos de las CCAA se ejercerá:
del Estado. Ejerce la función ejecutiva y la potestad c) Por la jurisdicción contencioso-
reglamentaria de acuerdo con la CE y las leyes” administrativa, el de la administración
autónoma y sus normas reglamentarias.”
Art. 106.1 CE: “Los Tribunales controlan la potestad
reglamentaria y la legalidad de la actuación
administrativa, así como el sometimiento de ésta a los
fines que la justifican.”
2. El concepto de reglamento.
Los Reglamentos son actos de la Administración dirigidos a una pluralidad indeterminada de
personas, con capacidad normativa de obligarlas. Se caracterizan por el sujeto destinatario de
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los mismos. Su vocación normativa perdura en el tiempo, teniendo así, capacidad de
obligatoriedad en el tiempo y de innovación jurídica.
Los Reglamentos son una de las manifestaciones del principio de autonomía que se reconoce a
la Administración, así como del poder administrativo de ésta. Por lo tanto, goza de las notas
que caracterizan ese poder administrativo, como es la capacidad general de la administración
de imponer normas de forma unilateral e imperativa, incluso en contra de la voluntad del
destinatario y que le impone determinadas consecuencias jurídicas que se presumen dotadas
del principio “iuris tantum” de legalidad.
F. GARRIDO FALLA, por su parte, acoge igualmente la concepción formal para perfilar el
concepto de Reglamento al afirmar que entendemos por tal toda disposición jurídica de
carácter general dictada por la Administración pública y con valor subordinado a la Ley.
Se diferencia de los simples actos administrativos , como veremos más adelante, en que estos
tienen uno o varios destinatarios concretos, a los que se les notifica el acto y cuyos efectos se
agotan en cada cumplimiento, debiéndose dictar tantos actos como situaciones concretas se
pretendan resolver. Tienen un régimen jurídico distinto al de los actos administrativos, cuyas
diferencias impiden equipararlos.
b. Diferente ámbito reservado: reserva de ley en art. 53 CE (en países como Francia,
históricamente, la Constitución había hecho una reserva de reglamento).
* transposición de directivas europeas en cuestiones cambiantes (la ley dice qué preceptos son modificables por reglamento),
porque aunque contenidos en una ley, no son preceptos legales sino reglamentarios.
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La práctica del poder reglamentario en la Europa de los siglos XIX y XX no variará mucho entre
los distintos países, en la medida en que el Reglamento se impone como una necesidad para el
funcionamiento de toda Administración Pública. Y ello a pesar de las divergencias doctrinales
que respecto de la potestad reglamentaria existirán en cada época histórica entre los distintos
países (Francia y Alemania) debido a la diferencia existente entre la teoría y la realidad jurídica.
En España, la potestad reglamentaria ha sido reconocida a lo largo del siglo XIX, la fórmula
expuesta del poder reglamentario en forma de Decretos, Reglamentos e Instrucciones, para
ejecutar las Leyes se va a repetir en todas nuestras Constituciones. En la Constitución de 1.812,
en la 1.837, en la de 1.845, en la de 1.856 y la de 1.876 se recoge la misma fórmula.
En la Constitución de 1.869, no obstante, se limitará todavía la emisión de Reglamentos “a los
previos requisitos” que las Leyes señalen y, en la de 1.873, el artículo 9 haría afirmación de los
Reglamentos pero no de los Decretos e Instrucciones.
En la formulación tradicional de la potestad reglamentaria del Ejecutivo en España, el Rey no
tiene derecho propio de organización ya que es la Ley la que regulará la “creación y suspensión
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de oficios públicos” (art. 131.9 de la Constitución de 1.812) y hasta el “Reglamento particular”
que señalaba “a cada Secretaría los negocios que deben pertenecerle” debía ser aprobado por
las Cortes.
En consecuencia, la regla general de nuestras Constituciones viene constituida por una
supremacía general de la Ley que no se ve limitada por ámbitos excluidos a su regulación.
Existen, no obstante, en la historia de nuestro constitucionalismo, tres excepciones a esta
fórmula general en las que se establece la reserva de ley y un poder reglamentario autónomo
y originario.
Tales excepciones vienen constituidas por el Estatuto Real de 1.834; el Proyecto de
Constitución de 1.852 y el Anteproyecto de Constitución de 1.929, preparado durante el
periodo de gobierno del General Primo de Rivera, aceptando la potestad reglamentaria “en
materias no reservadas por la Constitución a la exclusiva competencia legislativa”.
Respecto de la Constitución de 9 de diciembre de 1.931 (II República), no aparece en su texto
ningún poder reglamentario autónomo, sino sólo para ejecutar leyes.
En cuanto, a la configuración de la potestad reglamentaria en el régimen del General Franco,
ha de partirse del concepto de Ley, que está sólo para ciertas materias y no para todas.
Determinadas materias “deben revestir la forma de Ley”, y todo lo que no esté comprendido
en esas materias será competencia del Gobierno y, por tanto, del poder reglamentario de la
Administración Pública. En definitiva durante la etapa histórica previa al establecimiento de
un Estado social y democrático de Derecho en 1.978, se establecerá una concentración inicial
de todos los poderes normativos en el Jefe del Estado, matizada posteriormente con una
participación de las Cortes en la tarea legislativa y del Consejo de Ministros en el ejercicio de la
potestad reglamentaria general del Estado dictando Decretos.
El Ordenamiento jurídico adoptó en dicha etapa un concepto material de ley. La concepción de
Ley expuesta, actuará en paralelo con un concepto también material de reglamento,
entendido como la norma encargada de la regulación de materias secundarias sin perjuicio de
su función de desarrollo de las leyes que así lo requirieran.
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precisamente una Ley la que regule sus objetos materiales, tales como la propiedad y la
libertad, no pueden ser reguladas más que por Ley, en todo caso,.
La doctrina de las materias reservadas a Ley, es ya un principio material y no sólo formal de
relación entre Ley y Reglamento, montado en beneficio de la supremacía de la Ley. No se trata
de un reparto de materias del campo normativo entre Ley y Reglamento: No ha materias que
pueda regular un Reglamento donde la Ley no pueda entrar. Hay supremacía de la Ley, sin
excepción ninguna, aunque dicha excepción sí que apareció en Constitución Francesa de
República (1958), según explica García de Enterría, pero fue puramente pragmática y peculiar,
por abuso de las delegaciones legislativas de Constituciones anteriores, para lo que se
arbitraron técnicas de colaboración entre Ley y Reglamento, en una especie de
pseudoacrobacia jurídica, “repartiendo materias entre ley y Reglamento, pero con una base de
interpretar la representación política de manera dualista (la Asamblea y el Presidente eran
elegidos por el pueblo, más esos Reglamentos, subordinados a la Constitución y no a la Ley
mantuvieron la tradición d los Reglamentos complementarios y aun ejecutivos, negándoseles
el carácter soberano y originario, susceptibles de pleno enjuiciamiento, y sometidos, además a
la técnica de los principios generales del derecho.
Al final del régimen franquista, no obstante quiso seguirse el “ejemplo” francés,
reinterpretando el sistema de Leyes Fundamentales, e incluso hubo un intento de plasmar en
la Constitución este modelo, que no llegó a cuajar, de modo que nuestro sistema continua
situando el papel del Reglamento consagrando la primacía general , absoluta y formal de la
Ley.
4.2 - Las reservas de ley
Del Art. 53.1 de la Constitución podemos extraer, en primer lugar, que los derechos y
libertades proclamados como fundamentales, vinculan a la Administración como poder
público. A su vez, el desarrollo de esos derechos y libertades fundamentales (Estatuto General
“directo”), habrá de hacerse mediante Ley Orgánica. Distinto de ese “desarrollo directo”, es la
regulación que incide sobre esos derechos y libertades, la cual deberá llevarse a cabo por Ley,
y no por un Reglamento independiente de la Ley, cuando afecta a la libertad o a la propiedad
de sus destinatarios.
En cualquier caso, la Ley Orgánica o Ley específica, que de algún modo afecte al ejercicio de los
derechos fundamentales, deberá respetar el “contenido esencial” de éstos, precisamente
porque los mismos vinculan también, como a todos los poderes públicos, al poder legislativo.
Este límite sustancial impuesto a la Ley, subraya aún más la inaccesibilidad de los derechos
fundamentales al simple Reglamento.
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impide al Reglamento entrar en las regulaciones existentes con rango de Ley, si no quiere
incurrir en nulidad radical.
Como hemos visto, las relaciones entre Ley y Reglamento se rigen por los principios de
supremacía de la Ley, materias reservadas a la Ley y congelación de rango o reserva formal.
Pero este sistema de relaciones, se puede ver alterado por la delegación legislativa, que puede
suponer, bien una renuncia de la Ley a su propia primacía, o bien una apertura al Reglamento
de las materias inicialmente reservadas a la Ley. Esta delegación legislativa supone un
instrumento de la técnica colaborativa entre la Ley y el Reglamento, cuyo efecto primario es
ampliar el poder normativo de la Administración, por vía singular.
Así, la naturaleza jurídica de la delegación no es la de una trasferencia del poder legislativo a la
Administración, a modo de atribución en blanco de competencias, sino más bien, una
apelación por la Ley al Reglamento, para que éste colabore en su regulación, desarrollando y
complementando la misma. El límite de esta delegación, se halla en la necesidad de que la Ley
determine el contenido que el Reglamento puede completar, y en que exista una habilitación
legal expresa para que esto se lleve a cabo.
A continuación estudiaremos los distintos tipos de delegación legislativa, como son la
delegación recepticia, la remisión normativa y la deslegalización.
Concepto de delegación recepticia: es una delegación legislativa en la que independientemente
de los efectos que ésta produce, se otorga rango de Ley a la normativa que se delega a la
norma elaborada por el Gobierno. Supone así una asunción anticipada que el legislador realiza
a la norma elaborada por el Gobierno, para que tenga rango de Ley. Técnicamente esa
asunción anticipada puede explicarse mediante dos instituciones: el reenvío recepticio y la
declaración de voluntad “per relationem”.
En la técnica del reenvío recepticio el autor de la norma reenviante quiere y asume el contenido
del acto normativo al cual se reenvía como contenido de la propia norma. El legislador expresa
así su voluntad de que el contenido de la Ley delegante sea rellenado por la norma de
elaboración administrativa, convirtiéndose así dicho Reglamento en contenido de la Ley
delegante. Así, la norma delegada pasa a su texto articulado de la Ley concreta.
En la técnica de la declaración de voluntad “per relationem”, es necesario que se determine el
contenido concreto de la delegación recepticia. Así, la Administración, respetando el límite del
contenido, realizará un Reglamento que anticipadamente adquiere rango de Ley y que se
integra en el marco formal de la Ley reenviante; Dos manifestaciones de la delegación
recepticia en el Derecho español son los Textos articulados de Leyes de Bases y los Textos
refundidos.
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refundido, mediante Decreto Legislativo.
En cuanto a los Textos articulados de Leyes Bases, son unos textos articulados, redactados por
el Gobierno a los que se asigna anticipadamente rango de Ley, siempre y cuando respeten las
Bases que la Ley derogante les impone. La aprobación del Texto articulado se hará mediante
“Decreto Legislativo”.
La norma emanada por la Administración, en virtud de este tipo de delegación, no es de libre
determinación, sino que debe atemperarse a las bases establecidas en la Ley de delegación.
Esta última adopta la forma de Ley de Bases, cuya concreta articulación se encomienda al
Gobierno, que deberá atenerse a los límites de dicho encargo, concretados en las bases de la
delegación.
Así, las bases, que no son de aplicación directa como normas, constituyen una fijación
enunciativa de principios y orientaciones a que debe sujetarse el Gobierno para redactar el
Texto articulado. Son, pues, a la vez, las directivas y los límites de la delegación confiada al
Gobierno.
En cuanto al grado de concreción de las bases, la Constitución exige que la delegación sea
expresa y en ningún modo implícita, pero las bases de delegación no pueden descender a
pormenorizaciones y detalles técnicos.
Por último, la Constitución impide a las Leyes de Bases la posibilidad de facultar al Gobierno
para dictar normas con efecto retroactivo.
La Constitución sujeta el ejercicio de la delegación recepticia a unos determinados requisitos
que tienen a delimitar dicho ejercicio. Así, el exceso en el ejercicio de ese poder legislativo
delegado constituye “per se” una infracción en lo dispuesto en le artículo 82.6 de la
Constitución Española, de forma que la norma “ultra vires” resulta ser por esa sola razón
inconstitucional y así habrá de decretarlo el Tribunal Constitucional si, directa o
indirectamente, es requerido para ello.
A su vez, el control constitucional no se agota con la mera comprobación de la regularidad del
ejercicio de la delegación legislativa, sino que se extiende también al juicio “intra vires” de la
norma delegada, es decir, a la valoración de la conformidad o disconformidad del contenido de
ésta con la Constitución.
* El TC niega que por reglamento se limiten ddff (STC 83/1984 y 53/1995, entre otras). Tampoco permite la
potestad sancionadora de los reglamentos (art. 25 CE, establecido por ley). Conflicto en el año 2000 por
ordenanzas municipales que preveían sanciones administrativas en ámbito local. La introducción del Título XI de
la ley 7/85 “Tipificación de infracciones y sanciones por las entidades locales en determinadas materias”, da
amparo legal.
En otros ámbitos el TC es más permisivo: TC permite en el dº a la propiedad urbana a los reglamentos un ámbito
mayor (regulación de planes urbanísticos). También es permisivo con normas reglamentarias por parte de
determinados entes, muchas veces democráticamente elegidos (ej. Estatutos universidades / colegios
profesionales)
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La remisión normativa es una técnica de delegación legislativa mediante la cual una Ley
reenvía a una normación ulterior, que ha de elaborar la Administración, la regulación de
ciertos elementos que complementan la ordenación que la propia Ley establece.
Por lo tanto, no estamos ante un fenómeno de reenvío material, como en el caso de la
delegación recepticia, sino un reenvío puramente formal, por lo que la norma reenviante no se
apropia del contenido de la reenviada, sino que se limita a disponer que un determinado
supuesto de hecho sea regulado por la norma remitida, de cuyo contenido concreto se
desentiende.
b) Diferencias hay entre la remisión normativa y la delegación recepticia, expresada en una
Ley de Bases
En primer lugar, la Ley de Bases no tiene fuerza normativa directa y propia, mientras que la
Ley remitente si la tiene. Del desarrollo de una Ley de Bases surge un decreto con rango de
Ley; del desarrollo de la remisión legal a un Reglamento surge, por el contrario, una norma
estrictamente reglamentaria. La delegación recepticia se consume o agota en una sola norma,
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
la remisión sin embargo, no se agota nunca en tanto no se derogue la Ley de remisión. La
administración puede sustituir ilimitadamente la norma remitida invocando la delegación
inicial que permanece abierta. En la delegación recepticia la norma delegada solo puede ser
modificada ulteriormente por una Ley, en el caso de la remisión la Administración cuenta con
una posibilidad indefinida de sustitución de la norma remitida. La delegación recepticia, en fin,
solo puede operar en favor del Gobierno; la remisión, en cambio, sale en favor de cualquier
norma legislativa, ministeriales e incluso inferiores. Justamente la remisión es la fuente normal
de atribución de competencia reglamentaria a órganos distintos del Gobierno.
c) Incidencia de la reserva de Ley en cuanto a límite, respecto a la Ley de remisión
Si existen regulaciones referentes a ciertas materias que la Constitución impone que se
realicen “sólo por Ley”, la Ley ha de abordar por sí misma el núcleo esencial de dicha
regulación, de modo que la remisión que puede hacer a un Reglamento no implique una
abdicación de regulación de dicho núcleo, o de sus criterios básicos, sino un verdadero
complemento organizativo y procedimental por de pronto y también, ya respecto a la
ordenación material, en aquellos aspectos en que se puede requerirse una apreciación técnica
o de circunstancias concretas variables que convenga separar de la regulación abstracta propia
de la Ley.
En cualquier caso, la remisión debe contener una expresión de contenido delimitado y, cuando
suponga entregar a la decisión reglamentaria regulaciones de fondo, la invocación de los
criterios y principios con los cuales puede llegarse a ella. (remisiones normativas en blanco son
contrarias a la reserva de ley, porque permiten al reglamento inmiscuirse en materias de la
ley)
d) Límites del desarrollo reglamentario de una remisión legal
El Reglamento ejecutivo debe ser siempre y solamente el “complemento indispensable” de la
Ley que desarrolla, y esto en el doble sentido siguiente: por un lado el Reglamento ejecutivo
debe incluir todo lo indispensable para asegurar la correcta aplicación y la plena efectividad de
la Ley misma que desarrolla; por otro lado, no puede incluir más que lo que sea estrictamente
indispensable para garantizar esos fines.
Así, las normas reglamentarias de desarrollo de un texto legal no pueden, en ningún caso,
limitar los derechos, las facultades ni las posibilidades de actuación contenidas en la Ley
misma, dado que de acuerdo con su naturaleza, deben limitarse a establecer las reglas o
normas precisas para la explicación, aclaración y puesta en práctica de los preceptos de la Ley,
pero no contener mandatos normativos nuevos y más restrictivos de los contenidos en el texto
legal.
41
4.4 La deslegalización
a) Concepto.
Llamamos deslegalización a la operación que efectúa una Ley que, sin entrar en la regulación
material de un tema, hasta entonces regulado por Ley anterior, abre dicho tema a la
disponibilidad de la potestad reglamentaria de la Administración.
Como ya hemos visto, a través del principio del “contrarius actus”, cuando una materia esta
regulada por una Ley, se produce una congelación del rango normativo que regula dicha
materia, de modo que sólo por otra Ley contraria podrá ser innovada dicha regulación. Así,
una Ley de deslegalización opera como “contrarius actus” de la Ley anterior de regulación
material, pero no para innovar directamente esta regulación, sino para degradar formalmente
el rango de la misma, de modo que pueda ser modificada en adelante por simples
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Reglamentos.
La técnica de la deslegalización se limita pues, a ese plano formal de manipulación sobre el
rango, lo cual permite distinguirla fácilmente de las otras dos figuras ya estudiadas de
delegación legislativa, como son la delegación recepticia y la remisión normativa.
b) Diferencias tiene la deslegalización con la remisión normativa con la delegación recepticia
La Ley de remisión, es una Ley de regulación material y directamente aplicable por los
destinatarios, sólo que una Ley incompleta, que únicamente mediante la norma remitida
integra la totalidad orgánica de una regulación material.
La Ley de deslegalización, por el contrario, no es una Ley de regulación material, no es una
norma directamente aplicable, no es una Ley cuyo contenido haya que completar; en
propiedad, la Ley de deslegalización no tiene contenido normativo alguno, su único contenido
es la manipulación de los rangos para abrir la posibilidad a los Reglamentos de entrar en una
materia hasta entonces regulada por Ley.
En cuanto a la delegación recepticia, tampoco la Ley de delegación es directamente aplicable,
al igual que en la deslegalización, pero del desarrollo de una Ley de delegación surge una
norma que, aunque de formulación administrativa, tendrá rango de Ley, en tanto que el
desarrollo de una Ley deslegalizadora surgirán normas administrativas o reglamentarias puras.
Por otra parte, la delegación recepticia se agota o consume en un solo ejercicio normativo, en
tanto que la deslegalización no se consume nunca, permitiendo desarrollos reglamentarios
indefinidamente, en tanto que el rango rebajado no se vuelva a elevar.
c) Límites de la técnica deslegalizadora
La deslegalización supone una ampliación del ámbito material de la potestad reglamentaria,
pero este ámbito debe ser delimitado de forma expresa, puesto que no cabe una
deslegalización general de todo el bloque de la legalidad. Así, esta delimitación puede incluir,
además de unas determinaciones materiales externas, una finalidad más o menos explícita, y
también, frecuentemente, un plazo temporal. Esas determinaciones materiales, ese fin y, en su
caso, el plazo se constituye en límites concretos de la deslegalización.
Por otra parte, la deslegalización como técnica abstracta y general no podrá tocar las materias
constitucionalmente reservadas a la ley, por ello, el campo por excelencia de las
deslegalizaciones será el organizativo.
4.5- El problema de los reglamentos independientes
¿Hay reglamentos independientes de la Ley ,que no completan ni desarrolla ninguna Ley
previa, al margen de cualquier Ley de habilitación?
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El Reglamento tiene un ámbito en esta función, pero no la de suplir, adelantarse o, ponerse al
nivel de la Ley, sino, más bien, complementarla, desarrollarla o ejecutarla, colaborar con ella…
Las relaciones e sujeción especial se definen como aquéllas en las que el contacto próximo o la
inserción en la organización administrativa; la dependencia; y la existencia de potestades de
laadministración sobre los individuos cobijados en este concepto ((las que tienen como sujetos
pasivos las personas que explotan el dominio público, pero que tienen un título de explotación:
autorizados y concesionarios; las que impliquen sanciones rescisorias de actos administrativos
favorables; y, por último, aquellas que tienen naturaleza tributaria dada su naturaleza
autoprotectora)
A.1 Ejecutivos
Concepto: Son los Reglamentos que se dictan en virtud de remisiones normativas de la Ley
en favor de Reglamentos para completar y desarrollar esa Ley, y que presuponen la existencia
de una ley previa. Se dictan Reglamentos de desarrollo donde se detalla, se particulariza y se
43
La Ley enuncia unos principios básicos marcando grandes líneas directivas y el Reglamento
precisa todo el casuismo de desarrollo que puede exigir la situación o la compleja actuación
administrativa sobre ella.
Razones por las que se hace esto:
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- Los tecnicismos de la acción administrativa no son conocidos por el órgano legislativo.
- Permite a la Ley una concentración de principios más inmunes al paso del tiempo.
Requisitos que han de cumplir ciertos de elaboración.
- Han de ser previamente informados por el Consejo de Estado, incluso los dictados con
carácter provisional, preceptivamente, aunque no tengan efecto vinculante.
- Su aprobación corresponde al Gobierno.
A.2.Independientes (nos remitimos al punto anterior)”el Reglamento independiente sólo es
admisible tras la Constitución en el ámbito interno, con fines puramente autoorganizativos o en
el marco de la relaciones de especial sujeción, pero no cuando regula abstractamente derechos
y obligaciones de los ciudadanos en situación de sujeción
Los límites del reglamento independiente son dos: no puede regular materias de reserva de
Ley, ni tampoco materias no incluidas en dicha reserva que hayan sido previamente reguladas
por la ley, salvo en el caso que se le autorice a ello en virtud de una concreta deslegalización.
- El alcalde podrá adoptar las medidas necesarias y adecuadas en caso de catástrofe, infortunio
público o grave riesgo. Prácticamente no se hace mención de ellos en nuestro ordenamiento
jurídico, siendo el art. 21.1 m) de la ley 7/85 LRBRL, uno de los pocos preceptos en los que se
hace referencia a ellos.
- El mismo tipo de necesidades procederá en del caso Art. 116 CE (alarma, excepción o sitio).
En todos los supuestos, las autoridades gubernativas, civiles o militares y las autoridades
sanitarias podrán actuar en contra de lo establecido en las leyes formales. Las Leyes se
excepcionan hasta que se formaliza la situación.
La justificación parte de las circunstancias excepcionales que tratan de resolver y desaparecen
en cuanto remiten las circunstancias que lo han originado; Una vez establecida la situación, no
es necesario que se dé su derogación formal para que tal derogación se estime producida.
Es importante recordar que fuera de estas circunstancias excepcionales el Reglamento no
puede contradecir la Ley, puesto que éste está subordinado a la Ley.
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6. Reglamento y acto administrativo. La llamada inderogabilidad singular
de los Reglamentos.
6.1 -Reglamento y acto administrativo
El Reglamento no es ni un Ley material ni un acto administrativo general, y existen una serie de
Diferencias entre Reglamento y acto administrativo;
2). La potestad reglamentaria corresponde sólo a los órganos a los que la CE les ha atribuido
específicamente esa potestad; el poder de dictar actas administrativos corresponde a todo
órgano de la Administración.
45
4) La ilegalidad del Reglamento implica siempre su nulidad de pleno derecho; la ilegalidad del
acto administrativo implica su anulabilidad. Reglamento y acto administrativo tiene
procedimientos de impugnación contencioso-administrativos distintos. La contradicción acto-
Reglamento será siempre determinante de la ilegalidad del acto, pero la contradicción
acto−acto anterior pueden no serlo.
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administrativas que vulneren lo establecido en un reglamento , aunque hayan sido dictadas por
órganos de igual o superior jerarquía que el que lo haya aprobado.”
Las derogaciones singulares están también prohibidas por algunas normas sectoriales
derivadas de la LG y LRJPAC, estas en su caso producen la nulidad de cualquier dispensa o
autorización que se pudiera contener en el propio reglamento cuya derogación singular se
autoriza.
Según esto, la autoridad que ha dictado un Reglamento y que, por lo tanto, podría igualmente
derogarlo, no puede, en cambio, mediante un acto singular, excepcionar para un caso
concreto la aplicación del Reglamento, a menos que este mismo autorice la excepción o
dispensa. Esta prohibición alcanza no sólo a la autoridad autora de la norma, sino a cualquier
otra, incluso de superior jerarquía.
Las razones de este principio se han buscado tradicionalmente en la doctrina de los derechos
adquiridos y en el principio de igualdad, si bien la respuesta más correcta la encontramos en el
principio de legalidad de la Administración, que vincula a todo el ordenamiento y, por tanto,
también a sus propios reglamentos.
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El régimen de nulidad de pleno derecho no está sometido a ningún plazo, ni requiere petición
del afectado por el acto o norma viciados. Esta nulidad puede dictarse en cualquier momento,
de oficio o a instancia de parte. El consentimiento del afectado es intrascendente y el
transcurso del tiempo no sana el acto o norma viciados, al ser nulos desde el momento en que
fueron dictados. Esta nulidad produce efectos en cadena y se comunica a los actos y normas
subsiguientes de forma automática.
La nulidad de pleno derecho se establece para los Reglamentos ilegales porque de darse
eficacia a un Reglamento contrario a la Ley, supondría negar eficacia a una Ley en vigor. Por
ello, queda prohibido para Jueces y Tribunales aplicar un Reglamento contrario a la
Constitución, a la Ley o al principio de jerarquía aplicativa.
Otro tipo de sanción menos grave es la nulidad simple, la cual exige una reacción del afectado
por el acto viciado dentro de un plazo limitado por la Ley, pasado el cual sin tal reacción, el
Derecho se desinteresa del vicio y el acto o norma viciados pasan a ser firmes e inalterables.
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7.3.-La técnica general de la inaplicación como medio de reacción frente a Reglamentos
ilegales
Los Reglamentos ilegales afectan a la integridad de las Leyes, pretenden prevalecer sobre éstas
y provocar una inaplicación de las mismas. Por ello, el ordenamiento jurídico ha de reaccionar
enérgicamente contra el grave ataque que frente a él suponen los Reglamentos ilegales.
Todo esto obliga a que antes de la aplicación de un Reglamento, deba realizarse un
enjuiciamiento previo para comprobar su conformidad con las Leyes. Si de ese enjuiciamiento
resultase que el Reglamento contradice a las Leyes, habrá que rechazar su aplicación con
objeto de hacer efectiva la aplicación prioritaria de la Ley por él violada.
Estas funciones de enjuiciamiento previo de validez y de rehusamiento de la aplicación del
Reglamento ilegal, corresponden tanto a los Jueces, dentro del principio iura novit curia, como
a todos los destinatarios particulares y funcionarios administrativos.
La inaplicación es la técnica por excelencia frente a los Reglamentos ilegales, pero resulta
insuficiente debido a los efectos perturbadores que estos producen aun siendo inaplicados.
7.4 - Declaración de oficio la nulidad del Reglamento ilegal por la Administración autora del
mismo.
La Administración autora del Reglamento ilegal debe proceder, incluso de oficio, a la
declaración de su nulidad desde el momento mismo en que se aprecie la existencia del vicio o
sea advertida de ello por cualquier interesado o sus propios servicios.
La Administración requerirá el dictamen previo del Consejo de Estado, o del órgano consultivo
autonómico en el caso de las CCAA- si observa dicho vicio, y la declaración de nulidad se
retrotraerá al momento en que se dictó la norma anulada, recuperando, por tanto, su vigencia
la norma anterior a la anulada.
47
El recurso directo impugna el Reglamento en su totalidad, para lo cual cuenta con un plazo de
dos meses desde su publicación. Sus efectos son erga omnes, lo cual supone cierta economía
procesal al evitar multitud de litigios.
El recurso indirecto impugna un acto de aplicación del Reglamento en base a la ilegalidad de
este último, si bien puede alcanzar la nulidad del mismo en su conjunto con efectos erga
omnes. El plazo para interponerlo dependerá de la notificación del acto singular objeto del
recurso.
Estarán legitimados para impugnar Reglamentos ilegales todas las personas físicas y jurídicas
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en defensa de sus intereses legítimos.
Efectivamente, la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, incluye entre las competencias del
Tribunal Constitucional el control de Reglamentos en base a posibles conflictos de
competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas o de éstas entre sí.
En su articulación con los Tribunales contencioso-administrativos, se entiende que es una
competencia no exclusiva del Tribunal Constitucional y sí compartida con éstos, de modo que
las entidades legitimadas para plantear el recurso, podrán hacerlo ante uno u otro mediante el
correspondiente recurso.
El Tribunal Constitucional, sin embargo, no efectuará un enjuiciamiento del Reglamento desde
todas sus condiciones de legalidad, sino, exclusivamente desde el parámetro de la
Constitución, y eventualmente de los Estatutos de Autonomía y Leyes marco.
Art. 107.3 LPC dispone que no cabrá recurso en vía administrativa contra los reglamentos.
Sin embargo, la legislación vigente sí permite interponer un recurso indirecto atacando no el
reglamento mismo sino sus actos de aplicación, pero basándose en que el reglamento que se
aplica está viciado de nulidad, lo que supone una impugnación directa del reglamento.
Por otra parte, los reglamentos también son susceptibles de control por la propia
administración pública que los aprobó, a través de la revisión de oficio que prevé el art. 102 LPC
* art. 6 LOPJ dispone que cuando un tribunal o juzgado de jurisdicciones distintas a la contencioso-administrativa considere que
un reglamento vulnera lo dispuesto en la CE o el principio de jerarquía normativa, no deberá aplicarlo pero no podrá declarar su
nulidad.
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1.1 La personalidad jurídica de las Administraciones Públicas.
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por ejemplo, con la capacidad de obrar de los sujetos privados con respecto a las potestades y
competencias de los órganos administrativos).
Dentro del ámbito público, la atribución de personalidad jurídica se circunscribe a las
Administraciones Públicas ya que son precisamente éstas las que, en el marco del Poder
Ejecutivo, contribuyen a la ejecución de las Leyes lo que implica actuar, intervenir, esto es,
entablar una infinidad de relaciones jurídicas, esencialmente con los ciudadanos.
1.1.3 Efectos de la atribución de personalidad jurídica a las Administraciones Públicas
La atribución de la personalidad jurídica a las Administraciones Públicas resulta esencial para
la estructuración del Derecho Administrativo, ya que permite, en primer lugar, atribuir a cada
una de ellas un conjunto de funciones o materias para su gestión (competencias), así como
unos poderes específicos (potestades) para la consecución de los fines que tienen
encomendados.
Asimismo, es la personalidad jurídica la que les habilita para entablar relaciones jurídicas con
los ciudadanos, así como entre ellas mismas, y con otros sujetos tanto de carácter público
como privado; Por último, debe aclararse que la personalidad jurídica de las Administraciones
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Públicas es distinta de la personalidad propia de las personas físicas que la componen, estas
son, autoridades y empleados públicos.; La cuestión no plantea mayor problema ya que sus
actuaciones se atribuyen a todos los efectos a la propia Administración, por lo que se
considera jurídicamente realizada por ésta, imputándose al órgano desde el que actúan.
Las Administraciones Públicas actúan para el cumplimiento de sus fines con personalidad
jurídica única (art. 3.4 LRJPAC). A los efectos de identificar claramente a las distintas
Administraciones Públicas que existen dentro del Estado español debemos referirnos a la
definición legal que tanto el art. 2 LRJPAC como el art. 1 LJCA– disponen:
«Artículo 2. Ámbito de aplicación:
1. Se entiende a los efectos de esta Ley por Administraciones Públicas:
a) La Administración General del Estado.
b) Las Administraciones de las Comunidades Autónomas.
c) Las Entidades que integran la Administración Local.
2. Las Entidades de Derecho Público con personalidad jurídica propia vinculadas o dependientes
de cualquiera de las Administraciones Públicas tendrán asimismo la consideración de
Administración Pública. Estas Entidades sujetarán su actividad a la presente Ley cuando
ejerzan potestades administrativas, sometiéndose en el resto de su actividad a lo que
dispongan sus normas de creación
Cada una de estas Administraciones forma una AP con personalidad jurídica propia... ¿qué
significa el principio de personalidad jurídica única?: cada una de estas Administraciones en el
cumplimiento de estos fines, actúa como una persona jurídica, y por tanto, cada acto de los
órganos de la AP se imputan a la AP en su totalidad.
Cada AP es una organización compleja, y cada una tiene una serie de principios jurídicos de
organización que las coordina. Desde la práctica, son tan complejas que tienen que arbitrarse
mecanismos para solucionar las controversias internas a una AP.
Para explicar dicho principio de personalidad jurídica única existen dos conceptos jurídicos
claves para entender la organización administrativa: competencia y órgano.
1.2.1.- Competencia.
La competencia es el conjunto de facultades, poderes, atribuciones y responsabilidades que
corresponden a cada entidad territorial (CCAA, Entidades Locales), a cada Administración o,
dentro de éstas, a cada órgano por relación a los demás. La atribución de competencias a las
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entidades territoriales se lleva a cabo, en el caso del Estado y las CCAA, a través de la
Constitución (art. 149 CE) y sus Estatutos de Autonomía, que pueden completarse mediante
leyes marco o leyes orgánicas de transferencias o delegación (art. 150 CE), y que distribuyen
competencias no sólo legislativas, sino también ejecutivas y de administración. La
Administraciones Locales asumen las competencias que se le atribuyen por Ley (LBRL), en
tanto la Constitución no les asigna ningún ámbito concreto, aunque de ésta se deriva una
garantía institucional que impide que pueda ser vaciada de contenido por el legislador.
Las Administraciones territoriales asumen, por tanto, las competencias administrativas y de
ejecución dentro del conjunto de competencias que le correspondan a su sistema institucional.
En el caso de las Administraciones instrumentales sus competencias se atribuyen mediante la
Ley de creación, que determinada de este modo de ámbito de actuación y sus fines (art. 61
LOFAGE).
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normativa organizativa general (LOFAGE, Leyes de administración autonómicas y LBRL), en el
acto de creación, en el que se deben delimitar sus funciones y competencias (art. 11.2 b)
LRJPAC).
Si bien la competencia es irrenunciable y se ejercerá precisamente por los órganos
administrativos que la tengan atribuida como propia (art. 12.1 LRJPAC), esto no impide que
existan una serie de técnicas traslación o flexibilización de las competencias (delegación,
avocación, encomienda, etc.) que permiten su ejercicio conforme a los principios de eficacia,
jerarquía, descentralización, desconcentración, coordinación y eficiencia.
En tanto la asignación de las competencias puede no ser clara y dar lugar a solapamientos,
duplicidades o lagunas, existen unas técnicas de resolución de conflictos de competencias
entre órganos a partir de la decisión del superior jerárquico.
1.1.2- Órgano.
a) Definición
Los órganos pueden ser definidos como la unidad dentro de una organización que reúne un
conjunto de medios personales y materiales para el cumplimiento de unas funciones
determinadas, dentro de su pertenencia a una organización singular como es una
Administración Pública.
Pero, además, se caracteriza por ser creada y reguladas por normas jurídicas y, asimismo, por
producir efectos jurídicos con su actuación. Precisamente éste último es el elemento distintivo
de los órganos administrativos dentro de la organización administrativa y por lo que su
posición resulta capital en tanto exteriorizan la voluntad de la Administración
Esta característica permite distinguir entre órganos y unidades administrativas. Los órganos
son aquellas unidades administrativas a las que se les atribuyan funciones que tengan efectos
jurídicos frente a terceros, o cuya actuación tenga carácter preceptivo (art. 5.2 LOFAGE y
correspondientes de las Leyes autonómicas). Los órganos son ocupados exclusivamente por
sus titulares, que pueden ser uno solo (órganos unipersonales) o varios (órganos colegiados)
que suelen ser designados libremente.
Cabe destacar que la Ley 30/1992, LRJPAC ( Procedimiento Administrativo) no aporta ningún
concepto de órgano administrativo, aunque exige los requisitos mínimos que han de cumplir
dichos órganos, de libre creación para cada a cada Administración Pública (art. 11.2) :
“La creación de cualquier órgano administrativo exigirá el cumplimiento de los siguientes
requisitos:
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Dentro de las diferentes clases de órganos, debe de tenerse en cuenta, la distinción entre
órganos unipersonales y órganos colegiados, en tanto, para éstos últimos se dispone un
régimen jurídico común que contiene peculiaridades organizativas y de funcionamiento
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
contenido en el Capítulo II del Título II LRJPAC.
A partir de este marco común, cada Administración Pública cuenta con su propio régimen
crear, modificar y suprimir órganos y, asimismo, para designar a sus titulares, que se contienen
en sus respectivas normas de organización y funcionamiento administrativo (LOFAGE, Leyes
Autonómicas, LBRL).
Lo importante de estos órganos es que cada uno de ellos tiene un cometido determinado pero
además cada uno de ellos tiene una integración dentro del sujeto de la AP. Los órganos de la
AP tienen unas articulaciones entre sí y con la administración. Es imprescindible que el sujeto
agrupe todos los órganos y que cada órgano en su caso podrá actuar como único portavoz de
la administración.
b) Naturaleza y función
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Autónomas y las entidades locales.
La pluralidad de Administraciones Públicas no se reduce a las de carácter territorial, ya que en
cada uno de los tres niveles han proliferado una multitud de Administraciones Públicas que
responden a una lógica propia y distinta de aquéllas, que se denominan genéricamente como
Administraciones instrumentales –comúnmente denominados entes u organismo públicos–.
Por lo general, las Administraciones instrumentales suelen manifestarse como el resultado de
una especie de desdoblamiento de la personalidad que experimentan las Administraciones
primarias o territoriales producido por la necesidad de dar respuesta a tareas específicas.
Al margen quedarían las Administraciones independientes, que si bien tienen carácter
instrumental se caracterizan por su posición independiente del Gobierno (Banco de España,
Agencia Protección de Datos, Comisión Nacional de la Energía). Este mismo esquema se
reproduce con distintas denominaciones a nivel autonómico y local. No debe confundirse con
las Administraciones instrumentales otros entes instrumentales con personalidad juridico-
privada (empresas públicas –como la Agencia EFE o Metro, S.A.–, fundaciones –como la
Fundación Thyssen). Si bien desarrollan actividades vinculadas al interés general, no se son
Administraciones Públicas, aunque si se consideran incluidos en el «sector público», concepto
jurídico que abarca a todas las Administraciones territoriales o instrumentales y a estos sujetos
privados vinculados a ellas.
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pueda tener interés público se puede utilizar esa asociación privada para constituir
una AP. La conjunción de un interés privado que sirve para agrupar a una serie de
personas y un interés público da por resultado que el legislador pueda crear una
administración corporativa.
La diferencia entre ambas es que en las corporaciones la iniciativa, los fines provienen
del interior de la administración, son elegidos por la administración, por el contrario,
en las fundaciones es el legislador quien considera en un determinado momento el fin
que se persigue.
Por tanto, más que de Administración Pública en singular, habrá que hablar de
Administraciones Públicas, es decir, de una pluralidad de entes dotados, todos ellos, de
personalidad jurídica, por tanto, con capacidad para ser titulares de derechos y de
obligaciones.
Atendiendo a su naturaleza, las Administraciones Públicas pueden clasificarse en territoriales e
institucionales.
A. TERRITORIALES
a) Son Administraciones Públicas territoriales:
- El Estado.
- Las Comunidades Autónomas.
- La Provincia.
- El Municipio y otros entes locales.
b) Se caracterizan por:
- La importancia fundamental del elemento territorial.
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3. Las Administraciones Territoriales: A) La Administración General del
Estado; B) La Administración de las CCAA; C) La Administración Local.
La Administración General del Estado está regulada en la CE de 1978 bajo la rúbrica de “Del
Gobierno y la Administración”; en la Ley del Régimen Jurídico de las Administraciones Publicas
y Procedimiento Administrativo Común (Ley 30/1992 de 24 de noviembre) y en la Ley sobre
Organización y Funcionamiento de la Administración General del Estado (Ley 6/1997 de 14 de
abril).
1. Órganos Constitucionales
Se consideran generalmente órganos constitucionales el Jefe del Estado, las Cámaras legislativas
y el Gobierno; con frecuencia, el órgano colegiado que se encuentra a la cabeza del poder
judicial y, en los Estados en que existe, el Tribunal Constitucional. Órganos constitucionales en
la Constitución Española de 1978 son: el Rey (Título II), las Cortes Generales (Título III),
el Gobierno (Título IV), el Tribunal Constitucional (Título IX), y el Consejo General del Poder
Judicial (art. 122). Órganos de relevancia constitucional, que completan el esquema
de coordinación de poderes, serían el Consejo de Estado, el Tribunal de Cuentas y el Defensor del
Pueblo. La Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, de 3 de octubre de 1979, regula los conflictos
entre órganos constitucionales del Estado(Título IV, Capítulo III), considerando tales al Gobierno,
el Congreso de los Diputados, el Senado y el Consejo General del Poder Judicial (arts. 73.1 y 59.3)
2. Órganos Superiores
3. Órganos directivos
Secretarios de Estado.
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4. Órganos territoriales o periféricos
Esta Administración posee personalidad jurídica propia y superior que surge directamente de
la Constitución y que no depende ni siquiera de la Administración del Estado. Posee también
autonomía financiera para el desarrollo y ejecución de las competencias.
La Administración de CCAA pueden colaborar con la del Estado para la recaudación y esta
ultima puede asignar cantidades a las CCAA. Con el fin de corregir desequilibrios económicos
existe un Fondo de Compensación cuyos recursos son distribuidos por las Cortes Generales
entre las CCAA.
3.3 La Administración Local:
1- Caracteres:
2- Municipio:
Comunidad de familias que viven en un mismo territorio organizadas para satisfacer las
necesidades originadas por las relaciones de vecindad. Entidad local básica de la organización
territorial del Estado. Tiene personalidad jurídica propia, capacidad para promover en el
ámbito de sus competencias toda clase de actividades y prestar los servicios públicos que
contribuyan a satisfacer las aspiraciones y necesidades de la comunidad.
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El municipio turístico viene regulado en el art 25.1 de la Ley de Bases donde se establece que
para la gestión de sus intereses el municipio puede promover actividades para satisfacer las
necesidades de los ciudadanos; en cuanto a turismo se hace a través de información,
promoción, publicidad, etc.
La configuración del municipio turístico tiene como finalidad la mejor gestión de los intereses
turísticos. La pionera fue la normativa catalana según la cual tendrá consideración de
municipio turístico aquellos que por afluencia estacional, la media ponderada anual de
población turística sea superior al número de residencias de vivienda primaria.
Los elementos del municipio son: (1) territorio (termino municipal, territorio en el cual ejerce
sus competencias), (2) población (vecinos residentes y transeúntes, toda persona que viva en
el territorio español debe estar empadronado en un municipio) y (3) organización jurídica. La
organización jurídica consta de 2 regímenes:
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Régimen general recogido en el art 140 de la CE donde se garantiza la autonomía de los
municipios, su personalidad jurídica plena y se determina que su gobierno y
administración corresponde a los ayuntamientos y sus órganos municipales son alcaldes y
concejales. Además desarrollado en la Ley de Bases del Régimen Local, Ley 7/1985 de 2 de
abril.
Organismos autónomos: entes con personalidad jurídica a los que se reconoce competencia
para fines específicos y a los que se atribuye un presupuesto para el ejercicio de sus funciones
(ingresos públicos y privados). Se sujetan al Derecho Administrativo. Tienen personalidad
jurídica, patrimonio propio y pueden tener encomendadas tareas de fomento o gestión de
servicios públicos.
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Entidades públicas empresariales: entes con personalidad jurídica que en la Administración del
Estado tienen que estar creadas por ley, a los que se adscribe un patrimonio cuyo
funcionamiento se rige, en parte, por el Derecho Privado...
Su ley de creación debe indicar los concretos órganos a los que confiera el ejercicio de
potestades administrativas (art. 62.1 b) LOFAGE).
El régimen de personal se rige por derecho laboral, y cuando la ley de creación lo prevea,
podrán incorporarse funcionarios de alguna administración territorial.
Todos sus contratos serán privados y se someterán a las normas de la LCSP que regulan la
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
publicidad y el procedimiento de selección del contratista.
Las agencias (ley 28/2006): son entidades de D. Público, dotadas de personalidad jurídica,
patrimonio propio y autonomía de gestión.
Como entidades públicas son titulares de potestades administrativas y por estar dotadas de
personalidad jurídica pueden realizar actividades de derecho privado.
No se crean por ley (como los organismos autónomos), sino por Real Decreto del Consejo de
Ministros, y su actividad contractual está sometida a la LCSP.
Como titulares de la potestad de autocontrol pueden crear entidades mercantiles y
fundaciones.
La relación de dependencia de la agencia respecto del Ministerio es más débil que la de los
organismos autónomos, ya que las decisiones que adopten en el ejercicio de sus competencias
no son revisables en vía administrativa por el Ministerio de que dependen.
Aunque mantienen una vinculación con la Administración General del Estado, que se
manifiesta a través de la facultad de nombramientos de los órganos directivos.
La creación de fundaciones del sector público estatal debe ser autorizada por Acuerdo del
Consejo de Ministros.
El Protectorado se ejercerá por la Administración General del Estado (con independencia de su
ámbito de actuación territorial).
Están sujetas a las siguientes limitaciones:
- No pueden ejercer potestades públicas
- Sólo pueden realizar actividades relacionadas con el ámbito competencial de la
entidad.
Se someten a las mismas reglas que las sociedades estatales en materia de contratación,
presupuestos y contabilidad.
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La selección de personal debe realizarse por un procedimiento público con sujeción a los
principios de igualdad, mérito y capacidad.
Su régimen contractual está sometido a los principios de publicidad, concurrencia y
objetividad.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
le atribuyen, la Ley les da a sus miembros un Estatuto especial que los hacen ser
“independientes” del Gobierno.
Las leyes que disciplinan estas entidades suelen establecer: “El Gobierno nombra a los
miembros del órgano rector de estas entidades pero el Gobierno no puede cesar a los
miembros salvo las causas tasadas por la ley” garantiza que los miembros de estos
organismos puedan actuar con independencia porque su cargo no depende de la voluntad del
Gobierno (diferencia con otros organismos). El nombramiento se hará por el tiempo
determinado por los Estatutos.
Características:
Los miembros tienen la garantía de que pueden llevar a cabo una función durante el
tiempo de su cargo independientemente de la voluntad del Estado.
En el ejercicio de sus funciones no están sujetos a los mandatos del Gobierno y actúan en
función de la Ley y de su propio criterio. Es justamente lo contrario al resto de entidades
públicas. Surgen por toda Europa (las Ad. Indep.) para neutralizar en ciertos sectores la
influencia política.
Esto supone que determinadas actividades se ejercen con criterios alejados de la política, por
eso se ha planteado la constitucionalidad de estas entidades en la medida que no forman
parte de una AP que dependa del Gobierno, y por tanto, no responden ante el Parlamento.
El Régimen Jurídico es en cada caso singular ya que cada Ad. Indep. Tiene un Estatuto único.
Hay que decir que en la medida que estas Administraciones ejercen funciones públicas, están
sujetas al Estatuto del Dº Público, pero nada impide que en el resto de actividades, o su
personal, estén sujetos al Dº Privado.
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Son Sociedades Anónimas privadas en manos públicas cuyas acciones pertenecen a una
entidad pública (Estado, CCAA, o Ayuntamiento).
Régimen Jurídico:
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Están sujetas al Dº Privado y por tanto no lo está del Dº Administrativo, pero lo que importa es
que estas entidades actúan en el mercado como empresas, estas entidades tienen que actuar
en régimen de libre competencia, ya que tienen que actuar en pie de igualdad con las demás
empresas de titularidad privada (exigencia del Dº Comunitario).
Si hay una Soc. Anónima Pública que no lleve a cabo actividades de interés general, esa S.A.
Pública en cuanto lleve a cabo actividades de interés general será una entidad pública, y no
privada. La S.A. Públicas no pueden ejercer funciones públicas en el ámbito de la
Administración del Estado... sólo funciones Privadas, pero hay leyes que crean S.A. que
ejercen, sin embargo, funciones públicas y por ello tiene que aplicársele el Estatuto Público.
Quizá con lo siguiente se entienda mejor: Según la ley estatal, las S.A. en manos públicas no
deben ejercer actividades de interés general, pero si existe una S.A. que ejerce potestades
públicas, el régimen aplicable es el derecho público porque afecta a la sociedad directamente.
Si una S.A. pública actúa en el mercado hay que aplicarle la libre competencia, excepto en
servicios determinados previstos en la ley.
5. Administración Corporativa:
Administraciones Corporativas de Dº Público son entes de base asociativo para cuya
constitución es producto de la voluntad de la ley, pero por diferencia de las asociaciones
privadas (entes formadas por la voluntad libre de los asociados por ejercicio del derecho de
asociación).
Por tanto, si no hay ley que las cree, no hay Administración Corporativa de Dº Público. Por
tanto, podemos decir que existen 3 tipos den personas jurídicas:
Asociaciones (pacto).
Fundaciones (voluntad).
Corporaciones de Dº Público (ley) muy estudiadas por Gierke. Desde la perspectiva del
Dº Público existen corporaciones de Dº Público a los que la ley confía el ejercicio de
determinadas funciones públicas. En la medida que ejercen funciones públicas pueden
entenderse que son AP, pero la naturaleza de esas asociaciones es eminentemente
privada, por eso son llamadas “Administraciones Corporativas”, ya que no forman parte de
la AP.
Como están creadas por la ley, el TC ha dicho, reiteradamente, que los miembros de los
Colegios Profesionales no entran en el ámbito del derecho fundamental de asociación (art. 22
CE). La participación en las Corporaciones de Dº Público, generalmente, es obligatoria.
También hay otras voluntarias, como las que tratan de una profesión de libre competencia
(tienen poca importancia).
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Las relaciones entre el Estado y las CCAA con ocasión de la crisis deben ser revisadas a causa de la deuda.
La UE da tutela financiera a algunos Estados miembros (con ocasión de los recortes), y a su vez los Estados hacen lo mismo con
las CCAA y éstas con las Administraciones locales. (art. 135 CE ¿modificar?)
Artículo 4 Ley 30/1992. Principios de las relaciones entre las Administraciones Públicas.
1. Las Administraciones públicas actúan y se relacionan de acuerdo con el principio de lealtad institucional y, en
consecuencia, deberán:
2. A efectos de lo dispuesto en las letras c) y d) del apartado anterior, las Administraciones públicas podrán solicitar
cuantos datos, documentos o medios probatorios se hallen a disposición del ente al que se dirija la solicitud. Podrán
también solicitar asistencia para la ejecución de sus competencias.
3. La asistencia y cooperación requerida sólo podrá negarse cuando el ente del que se solicita no esté facultado para
prestarla, no disponga de medios suficientes para ello o cuando, de hacerlo, causara un perjuicio grave a los intereses
cuya tutela tiene encomendada o al cumplimiento de sus propias funciones. La negativa a prestar la asistencia se
comunicará motivadamente a la Administración solicitante.
4. La Administración General del Estado, las de las Comunidades Autónomas y las Entidades que integran la
Administración Local deberán colaborar y auxiliarse para aquellas ejecuciones de sus actos que hayan de realizarse
fuera de sus respectivos ámbitos territoriales de competencias.
5. En las relaciones entre la Administración General del Estado y la Administración de las Comunidades Autónomas,
el contenido del deber de colaboración se desarrollará a través de los instrumentos y procedimientos que de manera
común y voluntaria establezcan tales Administraciones.
Cuando estas relaciones, en virtud del principio de cooperación, tengan como finalidad la toma de decisiones
conjuntas que permitan, en aquellos asuntos que afecten a competencias compartidas o exijan articular una actividad
común entre ambas Administraciones, una actividad más eficaz de los mismos, se ajustarán a los instrumentos y
procedimientos de cooperación a que se refieren los artículos siguientes.
1. La Administración General y los Organismos públicos vinculados o dependientes de la misma podrán celebrar
convenios de colaboración con los órganos correspondientes de las Administraciones de las Comunidades
Autónomas en el ámbito de sus respectivas competencias.
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2. Los instrumentos de formalización de los convenios deberán especificar, cuando así proceda:
a. Los órganos que celebran el convenio y la capacidad jurídica con la que actúa cada una de las partes.
b. La competencia que ejerce cada Administración.
c. Su financiación.
d. Las actuaciones que se acuerden desarrollar para su cumplimiento.
e. La necesidad o no de establecer una organización para su gestión.
f. El plazo de vigencia, lo que no impedirá su prórroga si así lo acuerdan las partes firmantes del convenio.
g. La extinción por causa distinta a la prevista en el apartado anterior, así como la forma de terminar las
actuaciones en curso para el supuesto de extinción.
3. Cuando se cree un órgano mixto de vigilancia y control, éste resolverá los problemas de interpretación y
cumplimiento que puedan plantearse respecto de los convenios de colaboración.
4. Cuando los convenios se limiten a establecer pautas de orientación política sobre la actuación de cada
Administración en una cuestión de interés común o a fijar el marco general y la metodología para el desarrollo de la
colaboración en un área de interrelación competencial o en un asunto de mutuo interés se denominarán Protocolos
Generales.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
5. Cuando la gestión del convenio haga necesario crear una organización común, ésta podrá adoptar la forma de
consorcio dotado de personalidad jurídica o sociedad mercantil.
Los estatutos del consorcio determinarán los fines del mismo, así como las particularidades del régimen orgánico,
funcional y financiero.
Los órganos de decisión estarán integrados por representantes de todas las entidades consorciadas, en la proporción
que se fije en los Estatutos respectivos.
Para la gestión de los servicios que se le encomienden podrán utilizarse cualquiera de las formas previstas en la
legislación aplicable a las Administraciones consorciadas.
1. La Generalitat, a través del Consell, podrá celebrar convenios de colaboración para la gestión y prestación de
servicios correspondientes a materias de su exclusiva competencia, tanto con el Estado como con otras comunidades
autónomas. Tales acuerdos deberán ser aprobados por Les Corts Valencianas y comunicados a las Cortes Generales,
entrando en vigor a los treinta días de su publicación.
2. En los demás supuestos, los acuerdos de cooperación con otras comunidades autónomas requerirán, además de lo
que prevé el apartado anterior, la autorización de las Cortes Generales.
3. Las relaciones de la Comunitat Valenciana con el Estado y las demás comunidades autónomas se fundamentarán
en los principios de lealtad institucional y solidaridad. El Estado velará por paliar los desequilibrios territoriales que
perjudiquen a la Comunitat Valenciana.
Las administraciones públicas de la Comunitat Valenciana se rigen en sus actuaciones y en las relaciones con las
Instituciones del Estado y las entidades locales por los principios de lealtad, coordinación, cooperación y
colaboración.
4. La Generalitat mantendrá especial relación de cooperación con las Comunidades Autónomas vecinas que se
incluyan en el Arco Mediterráneo de la Unión Europea.
Artículo 60 Ley 7/1985. Cuando una entidad local incumpliera las obligaciones impuestas directamente por la Ley
de forma que tal incumplimiento afectara al ejercicio de competencias de la Administración del Estado o de la
Comunidad Autónoma, y cuya cobertura económica estuviere legalmente o presupuestariamente garantizada, una u
otra, según su respectivo ámbito competencial, deberá recordarle su cumplimiento concediendo al efecto el plazo que
fuere necesario. Si, transcurrido dicho plazo, nunca inferior a un mes, el incumplimiento persistiera, se procederá a
adoptar las medidas necesarias para el cumplimiento de la obligación a costa y en sustitución de la entidad local.
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1. El Consejo de Ministros, a iniciativa propia y con conocimiento del Consejo de Gobierno de la comunidad
autónoma correspondiente o a solicitud de éste y, en todo caso, previo acuerdo favorable del Senado, podrá proceder,
mediante Real Decreto, a la disolución de los órganos de las corporaciones locales en el supuesto de gestión
gravemente dañosa para los intereses generales que suponga incumplimiento de sus obligaciones constitucionales.
2. Se considerarán, en todo caso, decisiones gravemente dañosas para los intereses generales en los términos
previstos en el apartado anterior, los acuerdos o actuaciones de los órganos de las corporaciones locales que den
cobertura o apoyo, expreso o tácito, de forma reiterada y grave, al terrorismo o a quienes participen en su ejecución,
lo enaltezcan o justifiquen, y los que menosprecien o humillen a las víctimas o a sus familiares.
3. Acordada la disolución, será de aplicación la legislación electoral general, cuando proceda, en relación a la
convocatoria de elecciones parciales y, en todo caso, la normativa reguladora de la provisional administración
ordinaria de la corporación.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La relación entre Estado y CCAA es de competencia, no de jerarquía, pero la posición de las
entidades que integran la Administración, es de inferioridad.
El Estado y las CCAA ejercen un control sobre las entidades que lo forman, porque la
autonomía de las entidades locales que reconoce la CE no es igual que la de las CCAA, ya que
no tienen competencias ni potestad legislativa.
(ver art. 199 ley 8/2010 sobre la tutela financiera CCAA sobre ayuntamientos)
Descentralización: Principio que expresa una forma de ejercicio de las competencias propias,
mediante órganos propios.
Toda Administración dispone de órganos propios para ejercer las competencias propias y para
controlar el ejercicio de las competencias delegadas (art. 103 CE)
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
- Participación en los procedimientos administrativos (manifestación voluntaria art. 7.4
LRJ)
Entre los medios de coordinación están las directrices y los procedimientos de gestión
coordinada.
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d. Facultad de requerir la revisión de un acto (para que anule dicho acto si considera que
infringe el ordenamiento)
e. Facultad de impugnación de los actos y reglamentos locales ante los tribunales
(medida provisional o cautelar)
f. Facultad de sustitución (si la inactividad perjudica los intereses de una administración
superior; art. 60 LBRL)
Controles extraordinarios
a. Facultad de suspensión (art. 67 LBRL, que permite frente a una lesión grave de un
interés general por una Administración local la suspensión administrativa del acto
causante de la lesión; procedimiento administrativo especial)
b. Facultad de disolución( art. 61 LBRL, aplica al ámbito local la técnica del art. 155 CE
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
* (examen) Fenómeno participativo en ámbito local:
- Destacar la importancia de la participación ciudadana y la legitimidad democrática
- Relacionada con art. 9 CE, arts. 1, 2, 18 y 69 Ley 7/85
- Ley 7/85 diferentes técnicas de participación en el ámbito local
a. libertad de los ayuntamientos para que regulen en LO procedimientos para la participación de los vecinos
b. art. 70 bis admite la iniciativa popular para que ciudadanos o asociaciones puedan presentar propuestas de
acuerdos o reglamentos (exige determinados porcentajes)
c. art. 71, consulta popular con autorización del Gobierno.
- Participación en consejos sectoriales: ROF (no aplicación)
-ver 137 a 143 ley 8/2010
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
1.1.- Introducción.
Toda acción singular del poder debe estar justificada en una Ley previa, pues la legitimidad del
poder procede de la voluntad comunitaria, expresada en Ley: el ejecutivo tiene como misión
“ejecutar” la Ley.
A esta técnica estructural se le llama principio de legalidad de la Administración: la
Administración está sometida a la Ley, a cuya ejecución limita sus posibilidades de actuación.
Fueron el kelsenismo y Merkl, quienes pusieron en marcha la primera reacción contra esa
explicación deficiente de la legalidad de la Administración. Se forja así, frente a la anterior
doctrina de la vinculación negativa, el principio de la vinculación positiva de la Administración
por la legalidad, que hoy puede decirse que es ya universalmente aceptado.
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
A) El concepto de potestad y la singularidad de las potestades administrativas;
Por potestad se entiende, en términos generales, aquella situación de poder que habilita a su
titular para imponer conductas a terceros mediante la constitución, modificación o extinción
de relaciones jurídicas o mediante la modificación del estado material de cosas existente.
Ambas figuras son facultades de querer y de obrar conferidas por el ordenamiento a los
sujetos. A partir de este núcleo común, todas las demás notas difieren. Así:
a) La potestad tiene su origen siempre en una norma jurídica, que la atribuye al sujeto titular
de ella; el derecho subjetivo emana normalmente de una relación jurídica concreta (por
ejemplo, un contrato), aunque también puede ser otorgado por una norma (por ejemplo, los
derechos fundamentales) o creado por el ejercicio de una potestad.
c) Frente al derecho subjetivo existe siempre, y como correlato lógico del mismo, una
obligación o deber de comportamiento (activo u omisivo) que incumbe a un sujeto. Frente a la
potestad existe, en cambio, una mera situación de sujeción, esto es, un deber pasivo de
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
e) El derecho subjetivo es, por naturaleza, renunciable y transmisible, salvo los de carácter
personalísimo; La potestad, como consecuencia de su origen legal y no negocial, es inalienable,
intransmisible e irrenunciable. Justamente porque son indisponibles por el sujeto, el titular de
la potestad puede ejercitarla o no, pero no pueden transferirla.
El segundo requisito de la atribución de potestad es que ésta ha de ser específica. Todo poder
atribuido por la Ley, ha de ser un poder concreto y determinado; no caben poderes
indeterminados o totales en un Estado de Derecho.
Por otra parte, las potestades administrativas no son ilimitadas, incondicionadas y absolutas,
sino estrictamente tasadas en su extensión y en su contenido. La legalidad define y atribuye
potestades a la Administración. La acción administrativa en el ejercicio de tales potestades,
creará, modificará o extinguirá relaciones jurídicas concretas.
Como cualquier otro concepto, la potestad es susceptible de diversas clasificaciones. Las más
significativas son las siguientes:
Las primeras sujetan a todos los ciudadanos por su condición de ciudadanos sin necesidad de
títulos concretos. Las segundas sólo son ejercitables sobre quienes están en una situación
organizatoria determinada de subordinación, derivada de un título concreto (funcionarios,
presos, etc.).
Regladas y discrecionales.
Por su vinculación previa con la norma pueden ser regladas o discrecionales. En la primera, el
ordenamiento jurídico determina exhaustivamente todas y cada una de las condiciones de su
ejercicio. Hay aquí un proceso aplicativo de la Ley que no deja resquicio a juicio subjetivo
alguno salvo a la constatación o verificación del supuesto mismo para contrastarlo con el tipo
legal.
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a) - Ámbito y límites
La remisión de la Ley al juicio subjetivo de la Administración no puede ser total. La
discrecionalidad, entendida como libertad de apreciación por la Administración, sólo puede
referirse a algunos elementos, nunca a todos, de la potestad.
En concreto, puede decirse que son cuatro, por lo menos, los elementos reglados por la Ley en
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
toda potestad discrecional: la existencia misma de la potestad, su extensión, la competencia
para actuarla y, por último, el fin, porque todo poder es conferido para la obtención de una
finalidad específica, la cual estará normalmente implícita, pero tendrá que ser necesariamente
una finalidad pública.
Además puede haber en la potestad otros elementos aunque sea de manera eventual: tiempo
u ocasión de ejercicio de la potestad, forma de ejercicio, fondo parcialmente reglado. De este
modo, el ejercicio de toda potestad discrecional es un compositum (refrito, en lengua vulgar)
de elementos legalmente determinados y de otros configurados por la apreciación subjetiva
de la Administración.
b)- Justificación
La existencia de potestades discrecionales es una exigencia indeclinable del gobierno humano.
La necesidad de apreciaciones de circunstancias singulares, de estimación de oportunidad
concreta en el ejercicio del poder público, es indeclinable. Hay por ello potestades que en sí
mismas son en buena parte discrecionales, por su propia naturaleza; así la potestad
reglamentaria, la potestad organizativa o las potestades directivas de la economía o, en
general, todas aquellas que implican soluciones alternativas.
Los conceptos determinados delimitan el ámbito de realidad al que se refieren de una manera
precisa e inequívoca; En los conceptos jurídico indeterminados los límites no aparecen bien
precisados en su enunciado, pero pese a dicha indeterminación del concepto, admite ser
precisado, en el momento de la aplicación.
La ley utiliza conceptos tales como experiencia, incapacidad, buena fe, justo precio, diligencia
de un buen padre de familia etc. porque las realidades referidas no admiten otro tipo de
determinación mas precisa. Lo esencial del concepto jurídico indeterminado es que la
indeterminación del enunciado no se traduce en una indeterminación de las aplicaciones del
mismo, las cuales sólo permiten una unidad de solución justa en cada caso.
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a) Los conceptos jurídicos indeterminados sólo presentan una unidad de solución justa en cada
caso. El ejercicio de la potestad discrecional permite una pluralidad de soluciones justas.
Muchos de los supuestos tradicionalmente de potestad discrecional por las leyes, son el
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
enunciado de simples conceptos jurídicos indeterminados.
Hoy se ve que justamente, en tales casos, la discrecionalidad está excluida, y cuyo control
último, por ser un control de legalidad, es accesible al Juez. Así, conceptos como urgencia,
orden público, justo precio, etc., no permiten en su aplicación una pluralidad de soluciones
justas, sino una sola solución en cada caso.
Ej: No se podrá construir edificios que alteren la perspectiva visual de los monumentos o que
afecten a la estética de una obra artística: En el proceso de aplicación de la norma a la realidad
la Administración no tiene libertad. Si el Juez cree que no es estética anulará el acto y
viceversa.
Parece evidente, sin embargo, que en los casos concretos en que la Administración debe
decidir sobre la existencia o no de esas situaciones, no es siempre fácil decidir cuándo la
Administración la ha aplicado incorrectamente. Por ello surge la teoría de los 3 círculos de
certeza:
0000- Núcleo Duro
(aquello que no admite
ningún tipo de duda) o
zona de certeza
positiva
0- Zona de certeza
negativa
0- Zona de
Incertidumbre
1. La zona de certeza positiva, en la que la solución a adoptar no puede ser más que una, y en
la que el grado de coincidencia social o científico es claro e indiscutible;
2. La zona de certeza negativa, en la que se produce el mismo grado de coincidencia, pero
respecto a la solución negativa;
3. La zona de incertidumbre, en la que la solución no es unívoca a la luz de esos criterios
sociales o científicos.
70
Esta teoría reduce lo máximo posible los supuestos de duda, pero no los evita enteramente, ya
que en la zona de incertidumbre la validez de la solución adoptada por la Administración
Pública no tiene parámetros firmes de contraste; sin embargo, en las otras dos zonas, la
validez o invalidez de la solución adoptada es evidente y clara.
En definitiva, los conceptos jurídicos indeterminados son objetivables con arreglo a criterios
sociales o científicos de gran aceptación. De ahí que, incluso, en la zona de incertidumbre
quepa el control judicial y una eventual anulación de la decisión administrativa, si se
demuestra que la Administración no obró razonablemente o incurrió en error.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
A juicio del profesor, todos los conceptos jurídicos indeterminados implican una dificultad
preventiva (no se sabe el margen de riesgo que hay): en esas decisiones los conceptos jurídicos
indeterminados son discrecionales. El Juez debe respetar el margen de discrecionalidad de la
Administración, ya que sería imposible que las leyes recogieran todos los supuestos.
Los dos temas de fondo a los que hace referencia la discrecionalidad son:
1. Reserva de ley: Lo que es discutible muchas veces es la decisión de atribuir
discrecionalmente capacidad a la Administración. La atribución de discrecionalidad en un
tema determinado que pueda ser de reserva de ley sería inconstitucional.
2. Problema de poder: Es un problema de poder entre la Administración y el
Juez. Cuando se trata de decisiones complejas es más útil la discrecionalidad de la
Administración que la del Juez.
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
B) Los hechos determinantes;
Toda potestad discrecional se apoya en una realidad de hecho que funciona como presupuesto
de la norma de cuya aplicación se trata. Este hecho ha de ser una realidad como tal hecho
(existencia de la vacante, aparcamiento en lugar prohibido, etc.), y ocurre que la realidad es
siempre una y sólo una. La valoración de la realidad podrá, acaso, ser objeto de una facultad
discrecional, pero la realidad, como tal, si se ha producido el hecho o no se ha producido y
cómo se ha producido, no puede ser objeto de una facultad discrecional.
En nuestro Derecho el artículo 70 de la actual Ley Jurisdiccional, dispone que “la sentencia
estimará el recurso contencioso-administrativo cuando la disposición, la actuación o el acto
incurrieran en cualquier infracción del ordenamiento jurídico, incluso la desviación de
poder”(art. 70.2), añadiéndose en el párrafo tercero que “Se entiende por desviación de
poder el ejercicio de potestades administrativas para fines distintos de los fijados por el
ordenamiento jurídico”.
Para que se produzca desviación de poder no es necesario que el fin perseguido sea un fin
privado, un interés particular del agente o autoridad administrativa, sino que basta que dicho
fin, aunque público, sea distinto del previsto y fijado por la norma que atribuya la potestad.
En cualquier caso, es evidente que la dificultad mayor que comporta la utilización de la técnica
de la desviación de poder es la de la prueba de la divergencia de fines. La jurisprudencia suele
afirmar que para que pueda declararse la existencia de esa desviación es suficiente la
convicción moral que se forme el Tribunal a la vista de los hechos concretos que en cada caso
resulten probados, si bien no bastan las meras presunciones, ni suspicaces interpretaciones del
acto de autoridad y de la oculta intención que lo determina.
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En España se recoge de forma expresa en los arts. 106.1 CE, 63.1 LPC y 70.2 LJ.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
D).- El control de los principios generales del derecho.
Los principios generales del derecho ofrecen una última posibilidad de control de la
discrecionalidad. La Administración no es un poder soberano. No tiene sentido por ello
pretender ampararse en una potestad discrecional para justificar una agresión administrativa
al orden jurídico, a los principios generales, que no sólo forman parte de éste, sino mucho
más, lo fundamentan y lo estructuran, dándole su sentido propio por encima del simple
agregado de preceptos casuísticos.
Los principios generales del derecho proporcionan, por ello, otros tantos criterios que habrán
de ser tenidos en cuenta a la hora de enjuiciar las actuaciones discrecionales. Conviene
recordar a este propósito que los principios generales del derecho son una condensación de
los grandes valores jurídicos materiales que constituyen el substratum del ordenamiento y de
la experiencia reiterada de la vida jurídica.
73
actividades preparatorias o instrumentales que rodean a ese estricto juicio técnico para
hacerlo posible y, de otro, las pautas jurídicas que también son exigibles a dichas actividades.
Dicha discrecionalidad técnica significa, por un lado, respetar las valoraciones de esa índole
que hayan sido realizadas por los órganos cualificados por la posesión del correspondiente
saber especializado y, por otro, admitir el margen de polémica o discrepancia que sobre
determinadas cuestiones venga siendo tolerado en el concreto sector de conocimientos
técnicos de que se trate.
Pero una cosa es el núcleo del juicio técnico sobre el que opera esa clase de discrecionalidad y
otra diferente la obligación de explicar las razones de ese juicio técnico cuando expresamente
hayan sido demandadas. Esto último queda fuera del ámbito propio del llamado juicio de
discrecionalidad técnica, ya que, ante la expresa petición de que dicho juicio sea explicado o
ante su revisión, la constitucional prohibición de arbitrariedad hace intolerable el silencio
sobre las razones que hayan conducido a emitir el concreto juicio de que se trate.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La fase final de la evolución jurisprudencial la constituye la definición de cuál debe ser el
contenido de la motivación para que, cuando sea exigible, pueda ser considerada válidamente
realizada. Y a este respecto se ha declarado que ese contenido debe cumplir al menos estas
principales exigencias:
(a) expresar el material o las fuentes de información sobre las que va a operar el juicio
técnico;
(b) consignar los criterios de valoración cualitativa que se utilizarán para emitir el juicio
técnico;
y (c) expresar por qué la aplicación de esos criterios conduce al resultado individualizado
que otorga la preferencia a un candidato frente a los demás.
La única limitación es que, respecto a estos márgenes de discrecionalidad que la norma prevé,
no existe posibilidad de que los Tribunales sustituyan, al resolver un recurso, la decisión de la
Administración, que sólo a ella corresponde, ya que, dentro de esos márgenes, cualquier
decisión es igualmente lícita.
Sin embargo, el art. 9.3 CE permite a los Tribunales revisar cualquier actuación administrativa
que se considere arbitraria y, más ampliamente, la obligada sumisión de toda la actividad
administrativa al ordenamiento jurídico, en el que se comprenden, como sabemos, los
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principios generales del Derecho. Precisamente para facilitar este control, la LRJPAC impone el
deber de motivar los actos que se dicten en el ejercicio de potestades discrecionales.
Hay tres tipos de soluciones posibles en el control de la discrecionalidad: El Juez puede anular
la actuación de la Administración, devolvérsela para que la haga otra vez o sustituirla por su
propia decisión:
1. Anulación simple: Significa que en muchos casos (ya que basta la anulación
para conseguir lo que se quiere), el control de la discrecionalidad consistirá en una
anulación simple.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
siguiente decisión: Si el Tribunal tiene dudas sobre si el interesado tiene derecho o no con
relación a lo que pide, los TJ ordenan que la Administración vuelva a pronunciarse otra
vez (no dice cómo debe de pronunciarse, simplemente que se pronuncie otra vez). Es lo
que se llama la autorrestricción del Juez.
Según el art. 71.2 de la Ley Jurisdiccional, la prohibición de que los órganos jurisdiccionales
determinen el contenido discrecional de los actos anulados, hace que cuando la ley atribuya a
la Administración una potestad discrecional los Jueces deban respetarla.
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Administración ante los Tribunales. El sistema de conflictos.
INTRODUCCIÓN.
Si un particular cree que tiene un derecho y que es perturbado por otro particular, o éste no se
lo reconoce, como regla general debe acudir a los tribunales para que éstos, en su caso,
declaren o reconozcan su el derecho. Por tanto, el tribunal es el que debe declarar si el
particular tiene o no el derecho que reclama; Una vez declarado el derecho por el tribunal
mediante la sentencia, si el particular quiere hacerlo efectivo y el contrario no se aviene a
realizarlo voluntariamente, no puede tomarse la justicia por su mano, sino que debe acudir de
nuevo al juez para que éste ejecute el derecho.
Por tanto, en las relaciones entre particulares, cuando surgen conflictos entre ellos, son los
jueces los que declaran los derechos, y ejecutan tales declaraciones.
Este esquema, sin embargo, cambia cuando quien interviene es la Administración actuando
conforme al Derecho Administrativo, ya que el ordenamiento jurídico le reconoce una serie de
prerrogativas, precisamente por su conexión con los intereses públicos, que se vería impedidos
si pudieran suspenderse ante cualquier oposición del particular. Se habla en estos casos de
autotutela declarativa y autotutela ejecutiva.
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Al mismo tiempo, en estos supuestos se puede solicitar del Juez la suspensión de la actuación
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de la Administración, la cual será concedida salvo que no se de la vía de hecho, o la suspensión
ocasione una perturbación grave de los intereses generales o de terceros (arts. 36 y 136 de la
Ley de la Jurisdicción Contencioso-Administrativo de 13 de julio de 1998).
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dictan y producen efectos. No es lo mismo que ocurre con un acto jurídico privado o un acto
jurídico. Una sentencia se dicta y no produce ningún efecto hasta que no se declara firme. Esta
es la regla de la ejecutividad. Por lo cual los jueces siempre van a juzgar los actos
administrativos cuando ya están produciendo efectos, lo que conduce a que en muchas
ocasiones cuando los jueces tienen que comprobar la validez el acto ya lleve mucho tiempo
produciendo efectos o ya haya producido todos los efectos. El remedio para evitarlo son las
medidas cautelares, la suspensión. Resumiendo, la ejecutividad es la cualidad que tienen los
actos de la administración de producir efectos inmediatamente.
La única excepción a la ejecutividad inmediata son las resoluciones sancionadoras, que sólo
son ejecutivas cuando pongan fin a la vía administrativa (art. 138.3 LPC).
2. La ejecución forzosa.
Después de la notificación del acto se inicia la posibilidad de cumplir el acto y de la posibilidad
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
de recurrirlo, la cual, no exime del cumplimiento. Si al cumplir se exime la posibilidad de
recurrir se tendrá que pedir la suspensión del acto administrativo. Si se mantiene la obligación
de cumplir pero no se cumple el acto, la administración por si sola podrá llegar a la ejecución
forzosa. La ejecución forzosa implica obligaciones materiales, la administración nos puede
obligar a cumplir los actos administrativos. Hay autores que a la posibilidad de ejecutar
forzosamente un acto le denominan ejecutoriedad. La ejecución forzosa se refiere casi
exclusivamente a las posibilidades que tiene la administración de obligar materialmente a los
interesados de cumplir con lo dispuesto por los actos administrativos.
El acto administrativo es el título administrativo, que podemos decir que es la sombrilla que
protege la actividad administrativa. Se encarga de decir si existe el acto, porque gracias a la
presunción de validez y a la inmediata producción de efectos muchas veces se quiere realizar
la ejecución forzosa antes de que exista el acto. En segundo lugar la administración tiene que
comprobar que el acto esté en condiciones de ser cumplido asegurándose de que el
destinatario del acto no quiere cumplirlo comprobando la notificación y ha transcurrido el
tiempo razonable como para presumir que no lo va a cumplir voluntariamente o de que no ha
pedido la suspensión del acto. Y por último tendrá la administración que limitar su ejecución al
contenido del acto (art. 93-95 LPC).
En el contexto, la constitución no prevé nada en torno a este asunto pero hay que tener en
cuenta dos ideas:
- Siempre que se habla de ejecución forzosa hay que tener en cuenta el principio de eficacia.
Por consecuencia la administración pública puede ejecutar por si misma sus actos
administrativos. La excepción a esta regla es la del derecho fundamental a la inviolabilidad del
domicilio, que implica que sea cual sea el acto administrativo del que estemos hablando, si su
ejecución vulnera este derecho tendrá que ser sometido a la autorización judicial previa. La
legislación española dice que la ejecución forzosa se ha de llevar a cabo siempre con el
máximo respeto posible a los derechos fundamentales de los ciudadanos (art. 7.1). Cuando
hablamos de ejecución forzosa hablamos de actuaciones materiales para coaccionar la
voluntad del destinatario que tiene que ser alguien que no a querido cumplir el acto
administrativo. El ordenamiento jurídico es consciente de que habrían otros medios menos
lesivos de hacer cumplir la ejecución forzosa haciendo intervenir a los tribunales, en vez de eso
lo que hace es regular muy estrictamente la ejecución forzosa por parte de la administración,
primero con las tres reglas que hemos dicho antes, luego obligando a notificar al afectado que
se le va a realizar la ejecución forzosa (apercibimiento) para que el interesado compruebe que
los datos son correctos y que sepa que se ha cambiado de etapa y que se va a ejecutar el acto.
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Doble método de imposición del principio de legalidad impone que dependiendo del tipo de
apercibimiento hay distintos medios de ejecución forzosa (art.96) y además el llamado
desahucio administrativo.
Todos los actos administrativos susceptibles de ejecución forzosa se pueden clasificar en dos
grupos: los que necesitan de la aportación personal del afectado y los que no necesitan de la
aportación personal del afectado.
- Hay una regla que es la de la proporcionalidad en cuya virtud este conjunto normativo
ordena utilizar a la administración el medio menos oneroso para el interesado (art. 96. 1 y
96.2).
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
administrativo comporte el abono de una cantidad líquida. Esto implica que las
características de la obligación están perfectamente indicadas. Por las características del
apremio sobre el patrimonio se aplica sobre los actos administrativos que no necesitan de la
contribución de los interesados. En el apercibimiento se le indicará el importe de la deuda y
los intereses y gastos derivados del proceso.
- La ejecución subsidiaria: No estamos ante una cantidad líquida, estamos ante una
obligación de hacer o soportar que tiene que ser llevada a cabo personalmente por el
interesado. Como estamos ante una obligación la denominación ejecución subsidiaria indica
que hay otro que se hace cargo de cumplir dicha obligación que normalmente es la
administración aunque puede ser un tercero contratado por la administración para que
ejecute dicha obligación. Si esto es así al interesado habrá que indicarle en el apercibimiento
el importe de la actividad que se ha contratado con ese tercero que puede ser pagado
voluntariamente por el interesado o se puede cobrar mediante el apremio sobre el
patrimonio.
- La multa coercitiva: El acto administrativo puede ser una multa o la multa coercitiva puede
ser un medio para obligar a cumplir, no es un acto administrativo. La multa coercitiva se
aplica en muchos sectores cuando se trata de obligaciones personalísimas que es necesaria la
intervención del interesado y segundo, en situaciones en las que el obligado está dentro de
obligaciones de sujeción. Sólo se puede utilizar cuando expresamente lo diga el
ordenamiento jurídico y comporta la acumulación periódica y automática de cantidades
económicas hasta que el afectado cumpla con el acto. El ordenamiento jurídico le pone un
límite en cuanto al importe total, y en segundo lugar, cuando se alcanza dicho límite se
recurre al apremio sobre el patrimonio.
- La compulsión sobre las personas: Implica la posibilidad de usar la fuerza física para el
cumplimiento del acto. Se utiliza en situaciones en la que es necesario mantener la regla de
la proporcionalidad y del respeto a los derechos fundamentales. Requiera estar
expresamente previsto por la ley.
Además de estos medios existe el desahucio administrativo que es igual que el desahucio civil.
Es la posibilidad de desahuciar a alguien de un emplazamiento concreto. Está previsto para
quien esté ocupando el dominio público y se resista a abandonarlo voluntariamente. En la
medida en que estos particulares hubiesen convertido el dominio público en domicilio el
desahució requeriría la autorización judicial.
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sometida a plazo temporal alguno, depende de que conste de modo indudable la titularidad
demanial de los bienes usurpados, ya que, de otro modo, se mantiene la competencia de los
Tribunales ordinarios y la correlativa necesidad de ejercitar ante ellos la acción reivindicatoria
que reconoce a todo propietario el artículo 348 Código Civil.
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determinarse qué poder -el Ejecutivo o el Judicial- es el competente para conocer del asunto
que ambos poderes reclaman para sí.
En dicha Ley se regulan no sólo lo que llama conflictos de jurisdicción entre Juzgados y
Tribunales y la Administración (Capítulo 1, artículos 1 a 21), y los conflictos entre la jurisdicción
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
militar y la Administración (Capítulo III, artículos 30), sino, además, otro tipo de conflictos que
nada tienen que ver con la cuestión de las disputas entre la Administración y los Jueces y
Tribunales.
Lo más notable del sistema de conflictos es que, en el momento actual, se rompe con la
tradición inmediatamente anterior -que daba preferencia al Ejecutivo en la resolución de los
conflictos en cuanto quién era el Órgano decisor (Ley de conflictos jurisdiccionales de 17 de
julio de 1948)- al configurar un órgano ad hoc en el artículo 38 de la Ley Orgánica 6/1985, de 1
de julio, del Poder Judicial presidido por el Presidente del Tribunal Supremo y por cinco vocales
de los que dos serán magistrados de la Sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal
Supremo y tres Consejeros permanentes de Estado. El presidente del citado órgano -que lo es
el del Tribunal Supremo- tendrá voto de calidad en los casos de empate, siempre posible, pues
como se ve el órgano citado lo integra un número par de miembros si se cuenta al propio
Presidente.
Los conflictos pueden ser suscitados tanto por los Jueces o Tribunales, que entiendan que la
Administración se interfiere en sus competencias jurisdiccionales, como por los órganos de la
Administración que establece la LOCJ en su artículo 3, pues no cualquier órgano puede
plantear el conflicto, sino aquellos que establece el citado articulo. El procedimiento de
tramitación debe seguir los cauces marcados por la citada Ley de conflictos.
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actuación administrativa para la para la consecución de un fin. Es, en definitiva, la forma en
que han de producirse los actos administrativos que deberán ajustarse al procedimiento
establecido. Como consecuencia de ello se forma un expediente, en el que figuran los
diferentes documentos generados. El procedimiento no debe confundirse con el expediente
administrativo. El expediente administrativo es sólo la materialización física del procedimiento.
a) Respecto de la Administración:
- garantía que sirve con objetividad los intereses generales y actúa de acuerdo con los
principios que le encomienda el artículo 103 de la Constitución (eficacia, jerarquía,
descentralización, desconcentración y coordinación, con sometimiento a la ley y al
derecho).
- garantía del cumplimiento de los criterios de eficiencia y servicio a los ciudadanos que
debe regir la actuación de las Administraciones Públicas.
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Lla LRJ-PAC, regula la abstención y recusación, técnicas que aseguran la imparcialidad del
órgano, que la Constitución, en su Art. 103, impone a toda la actividad administrativa.
La Ley enumera cuáles son los casos en que las autoridades y el personal al servicio de las
Administraciones Públicas deben abstenerse (artículo 28). La ley recoge el derecho del titular
de abstenerse por el hecho de no ser imparcial y si no lo hace los particulares pueden
rechazarlo. Conviven dos situaciones: situaciones evidentes de imparcialidad y supuestos
indemostrables. La ley contempla una serie de motivos ( Tener interés personal en el asunto,
parentesco, amistad íntima o enemistad , ser administrador de sociedad o entidad interesada,
o tener cuestión litigiosa pendiente con algún interesado, tener relación de servicio con
persona, o haberle prestado en los dos últimos años servicios profesionales).
La actuación de las autoridades y personal en los que concurran alguno de los motivos de
abstención no implicará necesariamente la invalidez de los actos en los que hayan intervenido,
sin perjuicio de la responsabilidad en la que hubieran podido incurrir.
En el polo opuesto se encuentra el instituto de la recusación, el cual entra en escena
precisamente cuando el órgano que debía abstenerse no lo ha hecho; por tanto, si el deber de
abstención no se cumple nace el ejercicio del derecho a la recusación de la autoridad o
funcionario por parte del interesado.
La Ley 30/1992 determina que la recusación se planteará por escrito y en cualquier momento
de la tramitación del procedimiento, debiendo hacerse constar las causa en las que se funda,
que precisamente deberá coincidir con alguno de los supuestos enunciados por la Ley, vistos
anteriormente, como causas de abstención.
Por último indicar que contra las resoluciones que se dicten al respecto no cabrá recurso
alguno, sin perjuicio de alegar la recusación a la hora de interponer el recurso contra el acto
que termine el procedimiento
La LRJ-PAC, dedica a los interesados su Título III, cuyo primer artículo determina que “Tendrán
capacidad de obrar ante las Administraciones Públicas, además de las personas que la ostenten
con arreglo a las normas civiles, los menores de edad para el ejercicio y defensa de aquellos de
sus derechos e intereses cuya actuación esté permitida por el ordenamiento jurídico-
administrativo sin la asistencia de la persona que ejerza la patria potestad, tutela o curatela.
Son interesados:
Quienes lo promuevan como titulares de derechos o intereses legítimos individuales o
colectivo- Nadie que no tenga una característica jurídica relevante puede dirigirse a la
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Cuando hablamos de legítimos queremos decir que son intereses amparados por la
Ley.
En principio los derechos individuales no presentan ningún problema, los colectivos sí. Para
actuar en el derecho administrativo tienen que acreditar la personalidad. Por tanto, cuando
hablamos de intereses colectivos quiere decir que quienes realmente son titulares de un
interés colectivo pueden actuar.
Los interesados podrán actuar por medio de representante. Ante la Administración podrá ser
representante cualquier persona con capacidad de obrar. La jurisprudencia constitucional,
incluye como interesados a aquellos otros cuyos intereses legítimos, individuales o colectivos,
pudieran resultar afectados por la resolución.
2.2 Lengua.
2.3. Tiempo.
Es un elemento que sirve para ordenar el procedimiento administrativo. Debe advertirse que
el legislador usa equivocadamente las expresiones términos y plazos, conceptos que la
doctrina trata de diferenciar. Muchas veces confundimos ambos conceptos, pero según la ley
de procedimiento:
El “término” es el momento en que debe realizarse un determinado acto, cuando debe
originarse una determinada actuación jurídica. En la práctica cuando se fija un término se
adjunta alguna información adicional. Es raro que la ley fije términos.
Por el contrario, el concepto de “plazo” remite a un espacio de tiempo amplio enmarcado en
determinados días, meses o años dentro del cual se puede elegir el momento de llevar a
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La vigente Ley 30/92 de LRJPA en el art.47 “Los términos y plazos establecidos en esta u otras
Leyes obligan a las autoridades y personal al servicio de las Administraciones Públicas…”.
El Cómputo de los plazos conforme al artículo 48 de la Ley del Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común se efectúa de la
siguiente manera:
Cuando los plazos se señalen por días, se entiende que estos son hábiles,
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
excluyéndose del cómputo los domingos y los declarados festivos. Cuando los
plazos se señalen por días naturales, se hará constar esta circunstancia en las
correspondientes notificaciones.
Si el plazo se fija en meses o años, estos se computarán a partir del día siguiente a
aquel en que tenga lugar la notificación o publicación del acto de que se trate, o
desde el siguiente a aquel en que se produzca la estimación o desestimación por
silencio administrativo. Si en el mes de vencimiento no hubiera día equivalente a
aquel en que comienza el cómputo, se entenderá que el plazo expira el último día
del mes
Cuando el último día del plazo sea inhábil, se entenderá prorrogado al primer día
hábil siguiente. Cuando un día fuese hábil en el municipio o Comunidad Autónoma
en que residiese el interesado, e inhábil en la sede del órgano administrativo, o a
la inversa, se considerará inhábil en todo caso.
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“4. Se podrá prescindir del trámite de audiencia cuando no figuren en el procedimiento ni sean
tenidos en cuenta en la resolución otros hechos ni otras alegaciones y pruebas que las aducidas
por el interesado”.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Principio de eficacia y eficiencia. La eficacia se entiende como el juicio valorativo
sobre el grado de cumplimiento de los objetivos, y la eficiencia tiene un significado
económico. Sólo se realizarán los trámites imprescindibles.
Principio del servicio al ciudadano. Que obliga a tratar a quien se relaciona con la
administración como un ciudadano y no como un súbdito.
Principios de cooperación y colaboración. Entre las distintas administraciones.
Buena fe y confianza legítima (art. 3 y 106). La buena fe la debemos entender en el
sentido de que la administración actúa persiguiendo fines públicos y de que aplique las
normas de procedimiento en el sentido más ortodoxo. La confianza legítima dice que
debemos esperar de la administración que actúe tal y como lo viene haciendo
anteriormente.
PRINCIPIOS QUE INFORMAN EL PROCEDIMIENTO EN SENTIDO ESTRICTO
Principio de oficialidad. Art 74 LPC, impone el impulso de oficio en todos los trámites
del procedimiento. El procedimiento tiene que ser impulsado por la administración.
No es el particular el que tiene que ir empujando la actuación administrativa.
Principio de celeridad. Supone la impulsión simultánea de todos los trámites obligados
que no requieran la realización sucesiva.
Principio de igualdad. Obliga a la tramitación de los procedimientos según su orden de
incoación Art 74.
Principio antiformalista. Que se traduce en la imposición de unos requisitos mínimos
para las actuaciones de los interesados, y la admisión generalizada de la subsanación
de los defectos o errores cometidos.
Principio de audiencia. Implica la exigencia inexorable de este trámite Art 84.
Principio de publicidad. Se concreta en el derecho de acceso a los archivos y registros
administrativos y en los derechos a conocer el estado del procedimiento, identificar a
la autoridad o funcionario que lo tramita y a ser informando de los requisitos exigidos
para presentar las solicitudes.
Principio de reconocimiento de medios impugnación de los actos administrativos.
Principio de proporcionalidad y de menor onerosidad,,que informan los
procedimientos de ejecución forzosa y, en general, la actividad limitadora de derechos
del ciudadano.
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1.-INICIACIÓN.
Conforme al art. 68 L30/92, la iniciación del procedimiento se puede realizar de dos maneras:
de oficio, es decir, por la propia Administración, o a instancia de un particular o persona
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interesada.
La iniciación de oficio es la que realiza la propia Administración por acuerdo de un órgano
competente, partiendo la iniciativa del propio órgano, de una orden superior, de una petición
razonada de otros órganos, o por denuncia. En este sentido es importante resaltar que el
procedimiento no se inicia por el mero hecho de una denuncia, sino que el propio órgano
competente ha de valorar la conveniencia o no de llevarlo a cabo, por lo que en ningún caso se
inicia el procedimiento hasta que lo decide el órgano.
Debemos de pensar que hay un único órgano competente en toda la administración que tiene
atribuciones para iniciar un proceso determinado (art. 69.1).
La iniciación a instancia de particular normalmente se ejercita por medio de una solicitud, que
es un documento mediante el cual los ciudadanos se dirigen a la Administración para realizar
una o varias peticiones.
Tanto la solicitud como cualquier otro documento que los ciudadanos presenten ante la
Administración deberán contener la siguiente información:
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En principio, en la iniciación por particulares lo que más relevancia ocasiona es que genera el
derecho a una resolución. El artículo 70.1 da unas reglas de redacción para iniciar un
procedimiento. El artículo 71 determina la obligación de la adm. de advertir de la subsanar los
defectos que presente la solicitud del interesado y ofrecerle mejorar su solicitud,; Esta idea de
mejora de la solicitud es compleja, deberíamos hablar de procedimientos muy concretos en
que las peticiones del interesado están determinadas por la ley.
Las medidas provisionales (art. 72). Son decisiones que se toman en la fase de iniciación. Son
medidas que la administración va a poder tomar prácticamente sin datos, sin tener un
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conocimiento completo del asunto. Las medidas se llaman provisionales porque tienen que
producir efectos desde que se inicia el procedimiento hasta que se termina, no es definitiva.
Iniciado el procedimiento, el órgano administrativo competente para resolverlo, podrá
adoptar, de oficio o a instancia de parte, las medidas provisionales que estime oportunas para
asegurar la eficacia de la resolución que pudiera recaer, si existiesen elementos de juicio
suficiente para ello.
Antes de la iniciación del procedimiento administrativo, el órgano competente, de oficio o a
instancia de parte, en los casos de urgencia y para la protección provisional de los intereses
implicados, podrá adoptar las medidas correspondientes en los supuestos previstos
expresamente por una norma de rango de Ley.
No se podrán adoptar medidas provisionales que puedan causar perjuicio de difícil o
imposible reparación a los interesados o que impliquen violación de derechos amparados por
las leyes.
2.- LA ORDENACION
El procedimiento, sometido al criterio de celeridad, se impulsará de oficio en todos sus
trámites.
En el despacho de los expedientes se guardará el orden riguroso de incoación en asuntos de
homogénea naturaleza, salvo que por el titular de la unidad administrativa se dé orden
motivado en contrario, de la que quede constancia. El incumplimiento dará lugar a la
exigencia de responsabilidad disciplinaria del infractor o, en su caso, será causa de remoción
del puesto de trabajo.
Se acordarán en un solo acto todos los trámites que, por su naturaleza, admitan una impulsión
simultánea y no sea obligado su cumplimiento sucesivo.
Los trámites que deban ser cumplimentados por los interesados deberán realizarse en el plazo
de 10 días a partir de la notificación del correspondiente acto, salvo en el caso de que en la
norma correspondiente se fije plazo distinto.
Cuando en cualquier momento se considere que alguno de los actos de los interesados no
reúne los requisitos necesarios, la Administración lo pondrá en conocimiento de su autor,
concediéndole un plazo de 10 días para cumplimentarlo.
A los interesados que no cumplan lo dispuesto en los apartados anteriores, se les podrá
declarar decaídos en su derecho al trámite correspondiente; sin embargo, se admitirá la
actuación del interesado y producirá sus efectos legales, si se produjera antes o dentro del día
que se notifique la resolución en la que se tenga por transcurrido el plazo.
Las cuestiones incidentales que se susciten en el procedimiento, incluso las que se refieran a
la nulidad de actuaciones, no suspenderán la tramitación del mismo, salvo la recusación
3.- LA INSTRUCCIÓN
Los actos de instrucción propios de esta fase son los necesarios para la determinación,
conocimiento y comprobación de los datos en virtud de los cuales deba pronunciarse la
resolución; estos actos son: las alegaciones, las pruebas, los informes y la audiencia.
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Unos y otros serán tenidos en cuenta por el órgano competente al redactar la correspondiente
propuesta de resolución.
En todo momento podrán los interesados alegar los defectos de tramitación y, en especial,
los que supongan paralización, infracción de los plazos preceptivamente señalados o la
omisión de trámites que pueden ser subsanados antes de la resolución definitiva del asunto.
Dichas alegaciones podrán dar lugar, si hubiere razones para ello, a la exigencia de la
correspondiente responsabilidad disciplinaria.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
improcedentes o innecesarias, mediante resolución motivada.
La Administración comunicará a los interesados, con antelación suficiente, el inicio de las
actuaciones necesarias para la realización de las pruebas que hayan sido admitidas. En la
notificación se consignará el lugar, fecha y hora en que se practicará la prueba, con la
advertencia, en su caso, de que el interesado puede nombrar técnicos para que le asistan. En
los casos en que, a petición del interesado, deban efectuarse pruebas cuya realización
implique gastos que no deba soportar la Administración, ésta podrá exigir el anticipo de los
mismos, a reserva de la liquidación definitiva, una vez practicada la prueba. La liquidación de
los gastos se practicará uniendo los comprobantes que acrediten la realidad y cuantía de los
mismos.
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4.- TERMINACIÓN.
La terminación del procedimiento administrativo se puede producir por las siguientes causas:
1. Resolución de la Administración correspondiente.
2. Desistimiento del interesado.
3. Renuncia al derecho en que fundó la solicitud del interesado.
4. Declaración de caducidad.
5. Imposibilidad material de continuar por causas sobrevenidas.
6. Terminación convencional.
El artículo 54 establece que, serán motivados, con sucinta referencia de hechos y fundamentos
de derecho:
Actos que limiten derechos subjetivos o intereses legítimos.
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Los que se separen del criterio seguido en actuaciones precedentes o del dictamen de
órganos consultivos.
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3.- Renuncia, que implica que el interesado se aparta del procedimiento y, con ello, abandona
el derecho que esgrimía u ostentaba, por lo que no podrá hacerlo valer en un procedimiento
futuro y distinto del anterior, que verse sobre la misma pretensión.
4.- Caducidad, regulada en el art. 92 L30/92, es aquella situación que exige o implica un
comportamiento peyorativo o negligente del interesado, considerándose que tiene un sentido
de finalización del procedimiento ya que se le otorga, sin ser sanción alguna, un cierto carácter
sancionador.
La caducidad implica una forma de terminación del procedimiento. Pero, ésta, no opera
automáticamente, sino que el legislador impone que se haga una advertencia al interesado, si
a los tres meses, el implicado no colabora, la administración procederá a declarar la caducidad
(art. 92 L30/92).
La caducidad no implica prescripción, pero tampoco la interrumpe, y tampoco quiere decir que
no se pueda volver a solicitar, de la Administración, reabrir el ejercicio del derecho de acción.
(art. 92. 3 L30/92)
Hay que señalar, que el art. 92 L30/92, se refiere a los procedimientos iniciados a instancia del
interesado. La caducidad, respecto a los procedimientos iniciados de oficio, sólo se produce en
aquellos cuyos efectos pueden ser negativos para el administrado interesado.
5.- Imposibilidad sobrevenida, el procedimiento también puede terminar por esta causa. (art.
87.2 Ley 30/92). P. ej: por fallecimiento del que inicia el procedimiento.
La terminación convencional
Terminación convencional, introducidas por la Ley 30/92 y reguladas en su art. 88 es un
procedimiento que no termina estrictamente en una decisión, sino a través de técnicas
convencionales entre las partes (pacto, convenio, contrato).
Estas técnicas sólo serán posibles en los casos en que así lo prevea la disposición, o en aquellos
en los que no se desprenda la imposibilidad, por la materia de que se trate (p.ej.-
nacionalidad), en todo caso han de ser materias susceptibles de transacción.
Estas técnicas podrán:
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4. Procedimientos especiales.
1.- LIMITES
1º. El órgano que lo dicta tenga competencia para ello.
2º. Principio de jerarquía normativa: los reglamentos se ordenan según la posición en
la organización administrativa del órgano que los dicta, sin que en ningún caso el
reglamento dictado por el órgano inferior pueda contradecir al dictado por el superior.
3º. La adecuación a los hechos o el respeto por la realidad que trata de regular, lo
que se marca en el principio de interdicción de la arbitrariedad a que se refiere el art. 9
de la Constitución Más discutible es si la potestad reglamentaria debe respetar la regla
de la irretroactividad que la Constitución impone a todas las normas cuando son de
carácter sancionador o limitativas de derechos individuales;
4º. Precisa seguir un procedimiento. El art. 105 de la Constitución dice: La Ley
regulará la audiencia a los ciudadanos directamente o a través de representantes
(organizaciones o asociaciones) reconocidas por la Ley, en el procedimiento de
elaboración de las disposiciones administrativas que les afecten.
2.- TRÁMITES:
c) Siempre que sea posible se someterá informe de las entidades que por Ley ostentan la
representación o defensa de intereses de carácter general o corporativo.
d) Las disposiciones reglamentarias que deban ser aprobadas por el Gobierno o por sus
Comisiones delegadas se remitirán con 8 días de antelación a los demás Ministros
convocados, para que formulen las alegaciones pertinentes.
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
4.2 ) El procedimiento sancionador .
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Si está previsto en las normas que lo regulan se podrá proceder mediante acuerdo motivado
a la adopción de medidas de carácter provisional que aseguren la eficacia de la resolución
final que pudiera recaer.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
procedimiento, con independencia de su diferente valoración jurídica.
Los hechos declarados probados por resoluciones judiciales penales firmes vincularán a las
Administraciones Públicas respecto de los procedimientos sancionadores que substancien.
Las sanciones administrativas, sean o no de naturaleza pecuniaria, en ningún caso podrán
implicar, directa o subsidiariamente, privación de libertad.
La resolución será ejecutiva cuando ponga fin a la vía administrativa. En la resolución se
adoptarán, en su caso, las disposiciones cautelares precisas para garantizar su eficacia en tanto
no sea ejecutiva.
5. El procedimiento administrativo electrónico.
Las posibilidades de comunicación entre los ciudadanos y la Administración, a través de los
medios electrónicos que existen actualmente, dependen del proceso interno de mejora de la
propia Administración. Esta mejora persigue un aumento de la productividad mediante el
empleo de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones. La evolución puede
pasar por múltiples estadios, desde la sustitución de máquinas de escribir por ordenadores
personales hasta la automatización integral de los procedimientos, pero el objetivo perseguido
es la sustitución paulatina del papel por documentos electrónicos, algo que provocará la
reorganización interna de los órganos administrativos.
La Ley 11/2007, de 22 de junio, de acceso electrónico de los ciudadanos a los servicios públicos
(LAE), contiene una completa y avanzada regulación, ciertamente innovadora en muchos
aspectos, que deberá agilizar adecuadamente el funcionamiento de la Administración
electrónica y que sitúa al ordenamiento jurídico español en una posición privilegiada respecto
de los países de nuestro entorno.
La Ley 11/2007 de acceso electrónico de los ciudadanos a los servicios públicos otorga a los
ciudadanos la posibilidad de escoger en cualquier momento el modo de comunicarse con las
Administraciones Públicas sea por medios electrónicos o no, salvo en los casos en que una Ley
establezca el uso obligatorio de un medio no electrónico; de todos modos la opción por un
medio u otro no vincula al ciudadano que en cualquier momento puede optar por un medio
diferente de comunicación con la administración del que inicialmente hubiera utilizado. No
obstante, en sus comunicaciones con los ciudadanos las Administraciones Públicas deben
utilizar medios electrónicos siempre que así lo hayan solicitado o consentido expresamente,
además de que tanto la solicitud como el consentimiento por medios electrónicos se
consideran válidas siempre que exista constancia de la transmisión y recepción, de sus fechas,
del contenido íntegro de las comunicaciones y, además, se identifique de modo fehaciente al
remitente y destinatario de las mismas, por ello cada administración debe publicar en el diario
oficial y en la sede electrónica correspondiente los medios electrónicos que pueden utilizar
los ciudadanos en cada caso para comunicarse con ellas.
Los requisitos de seguridad e integridad de las comunicaciones se establecen en cada caso
de forma apropiada al carácter de los datos y objeto de aquellas conforme con criterios de
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1. Las manifestaciones de la actividad de la Administración: actos,
convenios y contratos. Otras manifestaciones: La actividad material e
inactividad. Los convenios entre la Administración y los administrados.
La actividad técnica. La coacción directa.
El acto administrativo es la forma por la cual la Administración pública actúa. En las
concepciones subjetivas lo transcendente es el origen del acto, es decir, que provengan de una
Administración pública.
Todos los actos que se pueden considerar administrativos provienen de la Administración, pero
esto causa problemas porque esta fórmula actos que no son administrativos, por eso, estas
concepciones pretenden separar la manifestación de su origen. En definitiva, un acto será
administrativo no por su origen sino por sus características (concreto, parcial y
subordinado).De acuerdo con la concepción elegida definiremos el acto de una u otra manera.
Convenios y contratos son figuras cuyo deslinde en nuestro ordenamiento no es claro. Existe la
ley de contratos del sector público que abarca a la Administración y a otras muchas figuras,
incluidas porque el dinero procede de los fondos públicos.
Según la ley, los convenios no son contratos, en derecho administrativo los convenios son
acuerdos en los que o bien la administración interviene con otra administración y las dos
actúan de igual forma o bien la administración entabla relaciones con un particular pero esa
relación no está regulada por la ley. Para muchos autores, ni los convenios ni los contratos son
manifestaciones de la actividad administrativa ya que no hay unilateralidad, pero existe una
categoría dentro de los contratos y convenios, la adjudicación, que si que se crea
unilateralmente.
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La actividad material no se nos traslada como actos jurídicos sino que están envueltos en otros
actos como una intervención sanitaria. En este contexto, tiene que quedar claro que la
actividad material tiene también un contexto jurídico que se enmarca en las relaciones entre la
administración y los particulares.
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obligada a dictar resolución la ley establece que si se inicia el procedimiento y transcurridos 3
meses no se ha producido la notificación se produce el silencio administrativo. Es una
presunción basada en unas reglas que implican que transcurrido un determinado tiempo hay
que entender que se ha producido el silencio y que la administración ha estimado o
desestimado lo pedido.
Frente al acto administrativo está el silencio administrativo que es una presunción legal pero
no hay mucha parte de la actividad administrativa que se refleje en obligación de hacer o
actuar para corregir esa situación, por lo tanto, aparece la inactividad.
- El artículo 29.1 se refiere a cualquier acto, convenio, contrato etc. Dicho artículo
requiere que ese acto, convenio, contrato etc produzca consecuencias jurídicas
creando o generando un derecho para una o varias personas. Si ese acto no se cumple
entonces de nuevo los titulares de esos derechos pueden acceder a los jueces para
pedir su cumplimiento.
Los tribunales actúan con una potestad revisora, revisan si ese acto es conforme o no a
derecho. Cuando hablamos de la inactividad a lo que acudimos a los tribunales no es a que el
juez revise el acto sino a que haga efectivo lo contenido en el actos.
La actividad técnica supone el conocimiento de técnicas ajenas al derecho que sirven para que
la administración pueda actuar.
La coacción directa es aquella parte de la actividad administrativa que carece de un acto previo
de la administración. Hay una coacción, que es lo llamado ejecutoriedad de los actos
administrativos.
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b) La declaración ha de ser de voluntad, pero también de juicio, de deseo o de
conocimiento.
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La declaración de voluntad unilateral se expresa a través de una persona jurídica que actúa a
través de los órganos de los que dispone, a través de los que se manifiesta y obra, en los que la
decisión se formula por el conjunto de decisiones de las personas que forman el órgano(con la
adecuada competencia territorial, funcional y jerárquica), o individuales, caracterizados por ser
una persona física la que adopta las decisiones, como titular de la investidura legítima
(nombramiento legal, toma de posesión, suplencia legal…etc.) que no tenga relación personal
directa o indirecta con el fondo del asunto, en situación de imparcialidad….etc.
Esto, tiene una relevancia extraordinaria porque el derecho no puede vigilar la voluntad de la
persona física, sin embargo, este es perfectamente capaz de controlar este elemento cuando se
trata de un órgano colegiado.
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En cuanto al sujeto pasivo- el destinatario del acto, realmente no es un elemento del acto, pues
su única relación es irle dirigido a el.
La Teoría de la causa como requisito del acto o negocio jurídico plantea que la causa
comprende los hechos que mueven a la Administración a tomar una decisión. Según García de
Enterría deben de aislarse los presupuestos de hecho propuestos por la norma para que el acto
pueda y deba ser dictado por al Administración. La Ley, como imperativo abstracto, conecta
una cierta consecuencia jurídica a un tipo de hecho específico. La potestad de aplicar la norma
se traduce en el acto administrativo, precisamente al ejecutarse la Ley por la Administración:;
El presupuesto de hecho proviene directamente de la norma atributiva de potestad, y es
siempre un elemento reglado del acto, controlable por el Juez; Y si no se cumple con la
tipificación legal no se cumple con la realidad y la potestad no se ha utilizado correctamente.
Podrá ser objeto de valoración su aplicación, pero no la realidad misma del supuesto.
Garrido Falla ha calificado de causa a esa realidad del presupuesto que juega como requisito de
validez del acto.
B.2- Fin
Al configurar la potestad, la ley asigna a la potestad un fin específico, que, en principio, siempre
es un fin público, específico en cada sector de actividad. Debe servir necesariamente a ese fin
típico, so pena de vicio legal si se aparta de esa finalidad pública.
Se distingue, por otra parte, el fin mediato (efecto práctico) y el fin remoto (interés público).
B.3.- Causa
García de Enterría entiende que no puede aplicarse la causa como elemento de la misma
manera que en l dogmática civil de la causa, pues en derecho administrativo no se rige por la
autonomía de la voluntad, ni existe un poder ilimitado para configurar relaciones, pus la
actualización de previsiones legales y específicas, típicas, portan en sí la propia causa, y cuyo
cumplimiento condiciona el ordenamiento jurídico para su validez. Así, la causa de un acto
policial será su funcionalidad específica para el servicio de ese fin, como es causa para la
expropiación la utilidad pública o el interés social. Calificadas en abstracto por la Ley.
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B.4.-Motivo
C.1.- Procedimiento.-
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supuesto de hecho del que hay que partir; la participación de una pluralidad de sujetos o de
Órganos, cada uno en su función; la necesidad de adoptar unas cierta formas de actuación; y
finalmente, la participación de las personas que tienen la condición formal de partes en el
procedimiento, distintas de la Administración actuante-relación jurídico procesal-.
De ahí se deriva una distinción fundamental entre decisión final o resolución y actos
procedimentales. Unos y otro son actos administrativos, aunque con función y régimen
diversos.
Garrido Falla, sin embargo sostiene una concepción sustancial del procedimiento, que ve en
éste la formulación gradual de la voluntad administrativa como la resultante de la integración
de las voluntades de los sujetos y órganos que han participado en la operación procedimental.
Lo que importa es que se manifieste la voluntad y que esta pueda ser acreditada (constancia).
Las Administraciones deben tener unos registros donde consten las decisiones que aunque no
se manifiesten por escrito tendrán que adoptar la forma determinada para que haya
constancia de estas.
Debe precisarse que no hay que confundir la forma escrita de producción con la forma escrita
de constancia-en los órganos colegiados los acuerdos son verbales, aunque esos acuerdos
deben hacerse constar seguidamente con un acta levantada por el secretario y aprobada por el
colegio (p. ej. Pleno municipal, Comisión de Gobierno o consejo de Ministros) Esta forma
escrita de constancia basta para cumplir las finalidades antes descritas.
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c. Los que se separen del criterio seguido en actuaciones precedentes o del dictamen de
órganos consultivos.
d. Los acuerdos de suspensión de actos, cualquiera que sea el motivo de ésta, así como la
adopción de medidas provisionales previstas en los artículos 72 y 136 de esta Ley.
f. Los que se dicten en el ejercicio de potestades discrecionales, así como los que deban
serlo en virtud de disposición legal o reglamentaria expresa.
2. La motivación de los actos que pongan fin a los procedimientos selectivos y de concurrencia
competitiva se realizará de conformidad con lo que dispongan las normas que regulen sus
convocatorias, debiendo, en todo caso, quedar acreditados en el procedimiento los
fundamentos de la resolución que se adopte.
- Los actos decisorios: Son aquellos actos en los que la administración crea, modifica o
extingue una relación jurídica. Ej.: multas, permiso de residencia
- Los actos no decisorios: La administración más que declarar su voluntad lo que hace es
declarar otro estado psicológico. No alteran los efectos jurídicos existentes y no
pueden ser impugnados porque aún no se ha decidido nada.
García de Enterría indica que la distinción doctrinal de actos decisorios como declaración
de voluntad, dirigida a un ciudadano que define ejecutoriamente una situación jurídica
individualizada de ese ciudadano respecto de la Administración presente deficiencias, pues
hay decisiones que no afectan a los ciudadanos sino a otras Administraciones- incluso
existen relaciones reflexivas en la propia Administración, con eficacia análoga, e, incluso en
las decisiones que afectan a los ciudadanos no se definen situaciones jurídicas
individualizadas; Por otra parte dicho autor afirma que no se está clasificando sino
describiendo, pues el fenómeno de la autotutela administrativa no es una virtud del acto
administrativo sino un privilegio subjetivo de la Administración, que la utiliza cuando es
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B) Resolutorios y de trámite
Resolutorios: Son los actos propiamente dichos, las resoluciones administrativas. Se formula la
distinción desde la recurribilidad del acto. En dicha categoría se encuadrarían las resoluciones y
los actos de trámite, si estos últimos deciden directa o indirectamente el fondo del asunto,
determinan la imposibilidad de continuar el procedimiento, producen indefensión o perjuicio
irreparable a derechos e intereses legítimos (107 Ley 30/192 y art. 25 L Jurisdiccción c-adva).
C) Favorables y de gravamen
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Favorables o ampliatorios de derechos y facultades: Amplían el patrimonio jurídico del
destinatario externo. Son esencialmente irrevocables (la Ley condiciona estrictamente su
revocación), y, excepcionalmente pueden tener efectos retroactivos, siempre que en la fecha a
que se retrotraen sus efectos se diesen las condiciones establecidas para otorgar dicho acto y
éste suponga lesión para otras personas (una concesión, una subvención).
De gravamen o limitativos: Restringen el patrimonio jurídico del destinatario Estos actos exigen
una mayor motivación, deben ser motivados y son irretroactivos (una expropiación, una
sanción).
Actos de doble efecto; para unos favorable y para otros no (expropiado y beneficiario de la
expropiación); O, incluso, actos que aparentemente son favorables pero son indeseados para el
destinatario (por ejemplo, un la obtención de un complemento salarial, que, a su vez,
condiciona la obtención de otros beneficios- pérdida de becas- o supone un mayor gravamen
fiscal, del que resulta una menor percepción salarial
D) Confirmatorios
Los actos confirmatorios con los que se limitan a reproducir o confirmar otro acto previo
dictado sobre el mismo asunto, idénticos sujetos, en base a iguales pretensiones y argumentos.
Expresos: son aquellos en los cuales la Administración exterioriza su decisión, no tiene por qué
ser escrito aunque en la mayoría de las ocasiones será así, queda constancia de su existencia
(art. 55.1 LRJPAC (1.- Los actos administrativos se producirán por escrito a menos que su
naturaleza exija o permita otra forma más adecuada de expresión y constancia; 2.- En los casos
en que los órganos administrativos ejerzan su competencia de forma verbal, la constancia
escrita del acto, cuando sea necesaria, se efectuará y firmará por el titular del órgano inferior o
funcionario que la reciba oralmente, expresando en la comunicación del mismo la autoridad de
la que procede. Si se tratara de resoluciones, el titular de la competencia deberá autorizar una
relación de las que haya dictado de forma verbal, con expresión de su contenido).
101
transcurre un determinado período de tiempo sin que el particular sea notificado. Son
presuntos porque del silencio se presume una estimación o ¡desestimación, según los casos, y
se atribuye un efecto a dicha falta de pronunciamiento.
Los actos firmes (o que causan estado)son actos administrativos. Esta categoría obedece a una
garantía de seguridad jurídica. Cuando este acto es notificado y transcurre el plazo y nadie lo
recurre se transforma en inimpugnable.
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5. Los actos de gobierno.
Los actos de gobierno se siguen denominando en la actualidad actos políticos. Plantean un
problema desde el punto de vista del derecho administrativo ya que si un acto político no es
jurídico, no podemos reaccionar frente a este de forma jurídica.
Formalmente, un acto político puede ser confundido por un acto jurídico porque pueden
emanar del mismo órgano. Por tanto podemos encontrarnos con actos políticos con
consecuencias políticas y otros con consecuencias jurídicas.
Puede tener consecuencias jurídicas, pues el acto político puede contener un daños a los
derechos derechos de una persona pero esta decisión política no puede vulnerar derechos y
libertades
La LJC-adva ha mejorado la redacción de un precepto ya existente. La ley anterior decía que los
actos políticos no eran enjuiciables por la jurisdicción contencioso-administrativa, solo el
gobierno podía dictar actos políticos.
En definitiva, se decía que el acto de gobierno es un acto político y como tal, y era
insusceptible de valoración jurídica. Esto se traducía en que no había que juzgarlo, aunque sí
que era posible controlar el procedimiento de formación del acto, y que, obviamente, si
lesionan derechos y libertades, los tribunales tendrán potestad para juzgarlo.
Hoy en día la LJCadva, en su artículo 2.1 establece que “El orden jurisdiccional contencioso-
administrativo conocerá de las cuestiones que se susciten en relación con: La protección
jurisdiccional de los derechos fundamentales, los elementos reglados y la determinación de las
indemnizaciones que fueran procedentes, todo ello en relación con los actos del Gobierno o de
los Consejos de Gobierno de las Comunidades Autónomas, cualquiera que fuese la naturaleza
de dichos acto”
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de voluntad) son inmediatamente eficaces, creándoles al destinatario una obligación de
cumplimiento inmediato que tiene, incluso, un respaldo penal, y todo ello con independencia
de su validez intrínseca.
El artículo 57.1 de la ley 30/1992 afirma que “Los actos de las Administraciones Públicas
sujetos al Derecho Administrativo se presumirán válidos y producirán efectos desde la fecha en
que se dicten, salvo que en ellos se disponga otra cosa”.
Para que la presunción de validez opere- sea eficaz- ha de tener las condiciones mínimas de
legitimidad (emanado de la autoridad legítima, competente, siguiendo el procedimiento
establecido y sin ordenar conductas imposibles o delictivas); en síntesis, que no se trate de un
actos nulo de pleno derecho, en cuyo caso carece de la presunción de validez y no se le ha de
reconocer eficacia jurídica alguna.
Sin embargo hay que decir que, en el plano material, es difícil que un acto administrativo, aun
afectado de nulidad deje de ser materialmente eficaz- salvo que se trate de algo totalmente
absurdo (una orden de un agente de tráfico de aparcar en la Luna)-.
Esta distinción entre plano material y jurídico es consecuencia de otro privilegio del que
dispone la Administración, la ejecución forzosa o acción de oficio, que coloca en manos de la
Administración los instrumentos para vencer la resistencia de los particulares mediante el uso
de la coacción.
103
En cuanto a la aprobación superior, ésta suele ser una manifestación típica de la tutela de unos
entes administrativos sobre otros y su exigencia no afecta en absoluto a la perfección y validez
del acto inferior, pero no produce efectos en tanto no sea aprobado por la autoridad superior.
2.2.1. La notificación.
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Requisitos subjetivos.
Requisitos objetivos.
Las notificaciones que conteniendo el texto íntegro del acto omitiesen alguno de los demás
requisitos, surtirán efecto a partir de la fecha en que el interesado realice actuaciones que
supongan el conocimiento del contenido y alcance de la resolución o acto objeto de
notificación, o interponga cualquier recurso que proceda.
En cuanto al lugar, las notificaciones deben efectuarse en aquel que el solicitante haya
efectuado a tal fin, pero cuando ello no fuera posible se podrán realizar en cualquier lugar
adecuado, como puede ser el lugar del trabajo. Cuando se ignore el lugar de la notificación o
los interesados sean desconocidos, o bien, intentada la notificación, ésta no se hubiera podido
practicar, la notificación se hará por medio de anuncios en el tablón de edictos del
Ayuntamiento de su último domicilio y en el Boletín Oficial del Estado, de la Comunidad
Autónoma o de la Provincia, según cual sea la Administración de la que proceda el acto a
notificar y el ámbito territorial del órgano que lo dictó. En el caso de que el último domicilio
conocido radicara en un país extranjero, la notificación se efectuará mediante su publicación
en el tablón de anuncios del Consulado o Sección Consular de la Embajada correspondiente.
Por lo que al tiempo se refiere, toda notificación deberá ser cursada en el plazo de diez días a
partir de la fecha en que el acto haya sido dictado y, en todo caso, dentro del plazo fijado legal
o reglamentariamente para la resolución expresa del procedimiento.
En lo que respecta a la forma, es ésta una cuestión en la que necesariamente las normas han
de ir siempre a la zaga de los avances sociales y de los progresos técnicos. Por ello, el art. 59.1
de la LRJPAC dice que "las notificaciones se practicarán por cualquier medio que permita tener
constancia de la recepción por el interesado o su representante, así como de la fecha, la
identidad y el contenido del acto notificado", debiéndose incorporar al expediente la
acreditación de la notificación efectuada.
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al que se haya encomendado la prestación del servicio postal universal (notificación por
correo).
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
depositar en lista las notificaciones, durante el plazo de un mes, a cuyo fin se procederá a dejar
al destinatario aviso de llegada en el correspondiente casillero domiciliario. No procederá el
segundo intento en los siguientes supuestos:
d) Cuando por cualquier causa análoga a las anteriores, sea improcedente el segundo
intento.
Notificaciones defectuosas Las notificaciones que conteniendo el texto íntegro del acto
omitiesen alguno de los demás requisitos previstos en el apartado anterior surtirán efecto a
partir de la fecha en que el interesado realice actuaciones que supongan el conocimiento del
contenido y alcance de la resolución o acto objeto de la notificación o resolución, o interponga
cualquier recurso que proceda. Sin perjuicio de lo anterior, y a los solos efectos de entender
cumplida la obligación de notificar dentro del plazo máximo de duración de los
procedimientos, será suficiente la notificación que contenga cuando menos el texto íntegro de
la resolución, así como el intento de notificación debidamente acreditado.
También puede practicarse la notificación utilizando medios telemáticos, según prevé la Ley
11/2007, de 22 de junio, de acceso electrónico de los ciudadanos a los Servicios Públicos.,
estableciendo dicha norma que los ciudadanos podrán elegir en todo momento la manera de
comunicarse con las Administraciones Públicas, sea o no por medios electrónicos, excepto en
aquellos casos en los que de una norma con rango de Ley se establezca o infiera la utilización
de un medio no electrónico. La opción de comunicarse por unos u otros medios no vincula al
ciudadano, que podrá, en cualquier momento, optar por un medio distinto del inicialmente
elegido.
Las comunicaciones a través de medios electrónicos serán válidas siempre que exista
constancia de la transmisión y recepción, de sus fechas, del contenido íntegro de las
comunicaciones y se identifique fidedignamente al remitente y al destinatario de las mismas.
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Para que la notificación se practique utilizando algún medio electrónico se requerirá que el
interesado haya señalado dicho medio como preferente o haya consentido su utilización.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Cuando, existiendo constancia de la puesta a disposición transcurrieran diez días naturales sin
que se acceda a su contenido, se entenderá que la notificación ha sido rechazada con los
efectos previstos en el artículo 59.4 de la Ley 30/1992 de Régimen Jurídico y del Procedimiento
Administrativo Común y normas concordantes, salvo que de oficio o a instancia del
destinatario se compruebe la imposibilidad técnica o material del acceso.
2.2.2. Publicación.
Junto con la notificación, y como acto de comunicación, la LRJPAC regula los supuestos de
publicación de los actos. La Ley contempla dos supuestos distintos de publicación: la ordinaria
y la sustitutoria de la notificación.
La publicación ordinaria es la prevista en el art. 60, cuyo primer apartado dispone que "los
actos administrativos serán objeto de publicación cuando así lo establezcan las normas
reguladoras de cada procedimiento o cuando lo aconsejen razones de interés público
apreciadas por el órgano competente". Esta publicación ordinaria es independiente del deber
de notificación cuando por la naturaleza del acto así se exija.
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Los actos administrativos serán objeto de publicación cuando así lo establezcan las normas
reguladoras de cada procedimiento o cuando lo aconsejen razones de interés público
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
apreciadas por el órgano competente.
La publicación de un acto deberá contener los mismos elementos que se exigen respecto de
las notificaciones.
3. La retroactividad.
La regla general de eficacia inmediata de los actos administrativos encuentra otra excepción
en la eficacia anticipada o retroactiva.
Parece claro que el principio de legalidad y seguridad jurídica impiden retrotraer la eficacia del
acto, pues ello supone reconocer a la Administración un poder sobre el pasado, pudiéndose
alterar la estabilidad y las relaciones jurídicas establecidas. Por otro lado también resulta una
exigencia de justicia que pueda llevarse a cabo- en ciertas condiciones, esa retroacción, de
manera que la Administración no obtenga beneficio de su propia torpeza al dictar un acto
nulo.
Ello no admite dudas cuando se trata de un acto favorable, y es más discutible cuando se trata
de una acto de gravamen o limitativo de derechos.
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Dicho concepto de favorable es equívoco cuando hay terceros interesados, cuya posición es
antagónica. Por ello la Ley ha previsto que dicha retroacción no será posible cuando lesione
derechos o intereses legítimos de otras personas.
Si el acto administrativo lleva la retroactividad más lejos de los concretos límites o la impone
fuera de los casos permitidos, será nulo el exceso, pero habrá de hacerse valer en vía de
recurso.
4. La suspensión.
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La eficacia del acto puede cesar temporal o definitivamente. La cesación definitiva puede tener
lugar por varias razones: en unos casos el acto se extinguirá naturalmente por su total
cumplimiento; en otros, por desaparecer los presupuestos fácticos que le servían de soporte,
por vencimiento del plazo si estaba limitado en el tiempo o por cumplimiento de la condición
resolutoria si estaba sujeto a ella. La eficacia cesa, también definitivamente, como es natural,
cuando se produce la anulación o la revocación del acto.
La eficacia puede cesar también con carácter temporal, provisional o transitorio. En estos
casos se habla de suspensión del acto al que nos referiremos a continuación.
La LRJPAC (art 111) regula la suspensión de los efectos de los actos administrativos al hablar
de los recursos, al decir que su interposición no suspenderá la ejecución del acto recurrido,
habilitando, no obstante, al órgano competente para la resolución del recurso a suspender el
acto recurrido, de oficio o a instancia de parte, previa la ponderación entre los intereses
públicos o de terceros en la ejecución del acto y el perjuicio que se pueda causar al recurrente
con la eficacia, siempre que:
Al dictarse el acuerdo de suspensión se pueden adoptar las medidas cautelares que sean
necesarias para asegurar la protección del interés público o de terceros y la eficacia de la
resolución o acto impugnado. Cuando de la suspensión puedan derivarse perjuicios de
cualquier naturaleza, aquella, dice la LRJPAC, sólo producirá efectos previa la prestación de
caución o garantía suficiente.
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Con carácter general, el plazo en el que debe notificarse la resolución expresa es el fijado en la
norma reguladora del correspondiente procedimiento. Ahora bien, la Ley, en el intento de
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evitar abusos anteriores, ha dispuesto que dicho plazo “no podrá exceder de seis meses salvo
que una norma con rango de Ley establezca uno mayor o así venga previsto en la normativa
comunitaria europea”. De forma supletoria, establece que cuando en las normas reguladoras
no se fije el plazo máximo, éste será de tres meses. Los plazos anteriores se contarán:
En los iniciados a solicitud del interesado, desde la fecha en que la solicitud haya tenido
entrada en el registro del órgano competente para su tramitación.
La Administración tiene la obligación de informar a los interesados, junto con la iniciación del
procedimiento de oficio, o en el plazo de diez días de la recepción de la solicitud, del plazo
máximo normativamente establecido para la resolución y notificación de los procedimientos,
así como de los efectos que pueda producir el silencio administrativo. En esta comunicación
también habrá de indicarse la fecha en que la solicitud ha sido recibida por el órgano
competente, al objeto de que el ciudadano pueda computar con exactitud los referidos plazos.
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A la hora de analizar los efectos que produce la inactividad de la Administración, hay que
distinguir entre los efectos del silencio administrativo en los procedimientos iniciados a
solicitud de los interesados y los iniciados de oficio.
A.- Regla general: Entenderla estimada por silencio administrativo, excepto en los supuestos
en los que una norma con rango de Ley por razones imperiosas de interés general o una norma
de Derecho comunitario establezcan lo contrario.
A.a.- Excepciones: El silencio tendrá efecto desestimatorio en:
1. Que una Ley o norma de Derecho Comunitario Europeo así lo establezca.
2. El derecho de petición
3. Aquellos cuya estimación tuviera como consecuencia que se transfirieran al
solicitante o a terceros facultades relativas al dominio público o al servicio
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público.
4. Los procedimientos de impugnación de actos y disposiciones, salvo en el
supuesto de que el recurso de alzada se haya interpuesto contra la
desestimación por silencio administrativo, en cuyo caso se entenderá
estimado el mismo si no se dicta resolución expresa sobre el mismo. Esta
disposición alude sólo al recurso de alzada y no al recurso de reposición, al
que no es aplicable nunca el silencio positivo.
La estimación por silencio administrativo tiene a todos los efectos la consideración de acto
administrativo finalizador del procedimiento.
Sin embargo, la desestimación tiene los solos efectos de permitir a los interesados la
interposición del recurso administrativo o contencioso-administrativo que resulte
procedente.
La consecuencia de esto es que en el primer caso, la resolución expresa posterior sólo podrá
dictarse de ser confirmatoria del mismo. En cambio, en el segundo, la Administración tiene
libertad para resolver en cualquier sentido.
Los actos administrativos producidos por silencio administrativo se podrán hacer valer tanto
ante la Administración como ante cualquier persona física o jurídica, pública o privada. Los
mismos producen efectos desde el vencimiento del plazo máximo en el que debe dictarse y
notificarse la resolución expresa sin que la misma se haya producido, y su existencia puede
ser acreditada por cualquier medio de prueba admitido en Derecho, incluido el certificado
acreditativo del silencio producido que pudiera solicitarse del órgano competente para
resolver. Solicitado el certificado, éste deberá emitirse en el plazo máximo de quince días.
110
En los procedimientos iniciados de oficio, el vencimiento del plazo máximo establecido sin que
se haya dictado y notificado la resolución - que no exime a la Administración del cumplimiento
de su obligación legal de resolver -, produce los siguientes efectos:
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Irregularidades no invalidantes. 5. Convalidación, conversión e incomunicación de la invalidez.
La interposición del recurso, per se, no suspende la ejecución del acto nulo por lo que un
recurso no afecta a la eficacia del acto administrativo nulo.
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A) Características y efectos.
Se dice que un acto o negocio es nulo de pleno derecho cuando su ineficacia es intrínseca, y
carece ab initio de efectos jurídicos sin necesidad de previa impugnación: ineficacia inmediata,
ipso iure, del acto (1), carácter general o erga omnes de la nulidad (2) e imposibilidad de
sanarlo por confirmación o prescripción (3).
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
(1) La inmediatez de la ineficacia significa que el acto es ineficaz por sí mismo, sin
necesidad de intervención del juez, a quien se puede recurrir, en todo caso para
obtener una declaración de nulidad si hay que romper la apariencia creada o existe
resistencia de tercero.
(2) Carácter general o erga omnes de la nulidad absoluta quiere decir que se puede
oponer en contra y tenerse en cuenta a favor de cualquiera. Aun sin intervenir nadie el
Juez, de oficio puede apreciarla de oficio, pues la acción no se extingue ni por
caducidad ni por prescripción.
(3) No puede sanarse por confirmación porque no está en el comercio de los hombres ni
en la esfera de la autonomía de la voluntad, e incluso supone la nulidad de los actos
posteriores que traigan causa del acto nulo, sin otra limitación que la protección a
terceros de buena fe que hayan confiado en la validez del acto.
Con las salvedades antes expuestas la Teoría de las nulidades presenta en Derecho
Administrativo las mismas características y efectos que en el Derecho Común.
El acto nulo de pleno derecho no puede ser convalidado, ya que esta técnica está
exclusivamente referida los actos anulables.
Tampoco el consentimiento del afectado puede sanar el acto nulo, y la falta de impugnación
de este no lo hace inatacable.
Así, el artículo 102 de la LRJPAC indica que las Administraciones públicas, en cualquier
momento, por iniciativa propia o a solicitud de interesado… declararán de oficio la nulidad de
los actos administrativos que hayan puesto fin a la vía administrativa o que no hayan sido
recurridos en plazo, en los supuestos previstos en el artículo 62.1.
Otro de los efectos de la nulidad de pleno derecho es la posibilidad de ser declarado nulo de
oficio, sin que lo haya pedido el afectado, pues la gravedad de los vicios trasciende el puro
interés de la persona a la que le afecta y repercute sobre el orden general.
B) Los supuestos del artículo 62 de la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas
y del Procedimiento Administrativo Común:
a.- Los que lesionen los derechos y libertades susceptibles de amparo constitucional.
Se trata, única y exclusivamente, de los derechos reconocidos en los artículos 14-29 y 30.2 CE
(quedan fuera, i.e, la libertad de empresa y propiedad). No se requiere que afecte al contenido
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esencial del DDFF, simplemente que afecte al DDFF. Ejemplos. Actos administrativos que
supongan un trato discriminatorio por parte de la Administración.
b.-Los dictados por órgano manifiestamente incompetente por razón de la materia o del
territorio. La norma hace referencia a dos requisitos:
Que la incompetencia sea manifiesta, es decir, resulte clara y nítida, sin que exija
esfuerzo interpretativo. La valoración de esta circunstancia ha de hacerse
necesariamente en relación con el caso concreto. Ejemplo. Una Comunidad Autónoma
dicte un acto resolviendo sobre un asunto de competencia exclusiva del Estado.
Que la incompetencia sea por razón de la materia o del territorio: queda excluida la
incompetencia jerárquica. Ejemplo. Es nulo de pleno Derecho un acto administrativo
del Ayuntamiento de Pamplona, ordenando a una empresa la reparación de una vía
en Toledo. Sin embargo, no sería nulo, sino anulable un acto advo que debía ser
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
dictado por el Ministro y fue dictado por el Secretario de Estado.
Es decir, no es nulo de pleno Derecho un acto viciado de incompetencia jerárquica.
c.- Los que tengan un contenido imposible. La imposibilidad debe ser de carácter material o
físico, la imposibilidad debe ser originaria ya que una imposibilidad sobrevenida comportaría
simple ineficacia del acto.
d.- Los que sean constitutivos de infracción penal o se dicten como consecuencia de ésta. Se
contienen dos supuestos distintos:
Los actos constitutivos de delito: por ejemplo, los casos de prevaricación (es decir,
dictar una resolución arbitraria a sabiendas de su injusticia)
Los actos que se dictan como consecuencia de infracción: por ejemplo, el caso de un
funcionario que acepta un soborno: la aceptación del soborno es lo que constituye el
cohecho y el acto dictado consecuencia de este es nulo.
e.- Los dictados prescindiendo total y absolutamente del procedimiento legalmente
establecido o de las normas que contienen las reglas esenciales para la formación de la
voluntad de los órganos colegiados.
Supuestos:
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f.- Actos expresos o presuntos por los que se adquieran facultades o derechos cuando se
carezca de los requisitos esenciales para su adquisición. Tiene por finalidad evitar que los
particulares consoliden facultades o derechos si no reúnen los requisitos que el ordenamiento
jurídico impone para poder ostentar dichas facultades o derechos. Sin embargo, como se trata
de actos que afectan situaciones favorables para los ciudadanos, debe interpretarse
restrictivamente, admitiéndose exclusivamente en caso de que se omitan trámites esenciales.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
quien no superó el examen teórico pero pudo celebrar el práctico.
g.- Cualquier otro que se establezca expresamente en una disposición de rango legal.
Ejemplo. La Ley del Suelo prevé como nula de pleno Derecho las licencias otorgadas
con infracción del uso de zonas verdes.
También serán nulas de pleno derecho las disposiciones administrativas que vulneren
la Constitución, las leyes u otras disposiciones administrativas de rango superior, las que
regulen materias reservadas a la Ley, y las que establezcan la retroactividad de disposiciones
sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales.
c) Otros casos de nulidad de pleno derecho; en particular, los actos contrarios a las sentencias
judiciales –art. 103.4 LJCA-.
En el caso de los actos nulos sí cabe la revisión de oficio:" Las Administraciones públicas, en
cualquier momento (como consecuencia de la imprescriptibilidad de la acción de nulidad), por
iniciativa propia o a solicitud del interesado, y previo dictamen favorable del Consejo de
Estado u órgano consultivo de la Comunidad Autónoma, si lo hubiere, declararán de oficio la
nulidad de los actos administrativos:
Que no hayan sido recurridos en plazo (por tanto, no se admite cuando está abierta la
vía de recurso).
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Por otra parte, las facultades de revisión no podrán ser ejercitadas cuando por prescripción de
acciones (por el tiempo transcurrido, o por otras circunstancias) su ejercicio resulte contrario a
la equidad, a la buena fe, al derecho de los particulares o a las leyes.
En particular, los actos contrarios a las sentencias judiciales –art. 103.4 LJCA
El artículo 103.4 LEY DE LA JURISDICCIÓN CONTENCIOSO ADVA (LJCA) establece que “serán
nulos de pleno derecho los actos y disposiciones contrarios a los pronunciamientos de las
sentencias que se dicten con la finalidad de eludir su cumplimiento”.
La declaración de nulidad del art. 103.4 LJCA se extiende no sólo a los actos y disposiciones
que sean contrarios al fallo, sino también a los fundamentos jurídicos, siempre que
constituyan ratio decidendi de la sentencia.
Por otro lado, el requisito subjetivo supone que dichos actos o disposiciones han debido ser
dictados por la Administración con la finalidad de evitar el cumplimiento de los
pronunciamientos de una sentencia firme. Se asimila la concurrencia de este elemento
subjetivo a un supuesto de desviación de poder.
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La anulabilidad tiene unos efectos más limitados que la nulidad, y se encuadra entre el
libre arbitrio del afectado y la seguridad jurídica
En el acto anulable sólo puede pedir su anulación el afectado, mientras que en la
nulidad puede hacerlo cualquiera o incluso la administración, de oficio
Está sujeto a un plazo, y si no se impugna el acto sana.
El vicio, por otra parte es convalidable por su autor antes de que transcurra ese plazo o
se preste ese consentimiento.
Un problema específico que se plantea –en algunos supuestos- es determinar si un vicio de
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
procedimiento supone la nulidad o la anulación del acto administrativo. La jurisprudencia ha
señalado reiteradamente que cuando se trata de un trámite esencial, y su ausencia o práctica
defectuosa constituye indefensión material. Sin embargo, determinar si la ausencia del trámite
de audiencia constituye un vicio de nulidad o anulabilidad, dependerá de las circunstancias y
del tipo de procedimiento ante el cual nos encontremos. Por tanto, la casuística puede ser
variada, pues cuando se vulnera el DDFF a la tutela judicial efectiva (art. 24 CE), el vicio se
considerará de nulidad absoluta (no de anulabilidad).
El Derecho administrativo español se apartó de la construcción francesa. Y la Ley LJCA del año
1956 estableció una fórmula general, que se recoge en el actual art. 63 LRJPAC:
Son anulables los actos de la Administración que incurran en cualquier infracción del
ordenamiento jurídico, incluso la desviación de poder”. Por tanto, el art. 63 recoge –con
carácter general- cualquier tipo de infracción como supuesto de anulabilidad.
Además, como ha señalado la doctrina, esta construcción ubica la anulabilidad entre dos
niveles. Por arriba, encontramos los vicios de nulidad absoluta, y por debajo, las
irregularidades no invalidantes.
La regla –como ya se ha señalado, y recoge con carácter general el art. 63- es la anulabilidad;
las excepciones, son los demás supuestos.
Las infracciones que pueden conllevar la anulabilidad del acto administrativo son muy
variadas. Algunas pueden afectar a los elementos del acto administrativo:
Puede afectar los elementos subjetivos del acto administrativo: por ejemplo, en el
caso de incompetencia jerárquica (la incompetencia por la materia o territorio
afectaría el acto administrativo de nulidad de pleno derecho);
117
Pueden afectar también al objeto o contenido del acto, por infracción o inaplicación de
normas (bien sea comunitarias, españolas, autonómicas, etc. bien sean leyes,
reglamentos, etc).
Inexistencia o incorrecta valoración de los hechos determinantes ( una multa por violar
las ordenanzas sobre ruido, y que en realidad no se haya superado el nivel de
decibelios admitidos. Si no se configuran los “hechos determinantes” (el equivalente
de los fundamento de hecho de las sentencias judiciales), el acto administrativo sería
anulable;
Cualquier otro tipo de infracciones: por ejemplo vulneración de las bases de una
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
convocatoria.
Para que el acto administrativo pueda considerarse anulable: (1) Los vicios deben ser
indispensables para que el acto administrativo pueda alcanzar su fin; o, (2) Que el vicio de
procedimiento de lugar a indefensión. Sin embargo, esta norma establece mucho más. Este
artículo (63) recoge lo que se conoce como el carácter instrumental de las formas. En otras
palabras, el Derecho administrativo es tremendamente antiformalista. Esto se hace evidente
en el art. 63.2 LRJPAC que reduce las posibilidades de anulación por violación de las formas o
procedimiento a supuestos excepcionales.
En otras palabras, el vicio sólo es admisible cuando supongan una disminución efectiva, real y
trascendente, de forma tal que incida en la decisión de fondo y altere su sentido en perjuicio del
administrado y/o la Administración. Y adquiera firmeza. Dicho esto, sin embargo, pasemos a
considerar otro supuesto que también contempla el art. 63.2 LRJPAC. Supongamos que
efectivamente existe un vicio de procedimiento. Que ha transcurrido todo el procedimiento, se
han interpuesto todos los recursos y finalmente el vicio persiste. En este caso ¿Debe anularse
el acto administrativo? Nos vamos a encontrar con varias posibilidades:
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
para decidir con acierto. En aquellos casos en que no puede determinarse si la
decisión de fondo es correcta o no, precisamente porque faltan elementos de
juicio esenciales debido al trámite omitido, entonces el trámite tiene
verdadera trascendencia para anular el acto administrativo. En caso contrario,
los principio de economía procesal, celeridad y eficacia, impiden la anulación y
exigen determinar si la decisión de fondo es ajustada a Derecho (o no), con
independencia de los vicios de procedimiento.
4. Irregularidades no invalidantes.
La irregularidad es un vicio de escaso relieve. Por tanto, se le otorga la categoría de
irregularidad no invalidante. El principal problema que plantea su estudio es que, a diferencia
de la nulidad y la anulación, la LRJPAC no las agrupa de manera coherente. Deben deducirse
por interpretación a contrario de algunas normas o están diseminadas en el ordenamiento.
Vicios formales: por interpretación a contrario del artículo 63.2 LRJPAC, los vicios formales que
no generen indefensión ni supongan requisitos indispensables para que el acto alcance su fin,
constituyen irregularidades no invalidantes. Un ejemplo recurrente en los distintos manuales
es el de las decisiones adoptadas por un órgano colegiado, con ausencia de uno de sus
miembros (siempre que se alcance el quórum y la mayoría exigida).
Errores materiales o de hecho: recogida en el art. 105.2 LRJPAC, que permite a las
administraciones públicas, de oficio a instancias de parte, rectificar errores materiales, de
hecho o aritméticos. Aquí los ejemplos recurrentes son dos: uno es de los errores aritméticos
en la liquidación del impuesto sobre la renta; y el otro, es el error en la suma o también
errores aritméticos en la determinación de la cuantía correspondiente por una subvención.
Aquí es necesario diferenciar entre la posibilidad de solicitar la anulación del acto
administrativo, y la posibilidad de oponerse a su ejecución. Por ejemplo, si la subvención que
corresponde a una empresa es mayor a la que aparece reflejada en el acto administrativo por
un error aritmético el acto administrativo no es anulable, porque se puede corregir en
cualquier momento. Sin embargo, el particular –en este caso la empresa beneficiaria de la
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
resolver, recogido en el art. 42 LRJPAC tanto para los procedimientos iniciados a instancia de
particulares, como de oficio. Sin embargo, se pueden presentar casos en que la Admón. no
decida en el plazo establecido (o no decida nunca). Esto es lo que se denomina inactividad de
la Administración. En estos casos de inactividad, «no decidir» generaría situaciones de
incertidumbre y la paralización de la actividad de los particulares y de la Admón. Por tanto, es
necesario buscar soluciones para garantizar el respeto de los derechos de los ciudadanos y la
eficacia de la actividad administrativa. Para evitar estas situaciones, se adoptó la técnica del
silencio administrativo. Si la Admón. no resuelve se entiende que lo solicitado se concedió.
Una vez concedido lo solicitado por silencio positivo, la Administración no puede
extemporáneamente dictar una decisión denegándolo. En este caso la decisión administrativa
posterior sería anulable.
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
órgano competente mediante el otorgamiento de la autorización en cuestión).
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Un presupuesto obligado para el ejercicio de la revisión de oficio es que se trate de actos
sometidos al Derecho Administrativo, no de actos privados de la Administración.
El principio de que nadie puede ir contra sus propios actos sólo se aplica a los actos válidos, no
a los que contengan algún vicio. En el supuesto de actos válidos nos encontraremos ante las
posibilidades de la Administración con los límites de la revocación (por motivos de
oportunidad) de los actos administrativos.
En el supuesto de que los actos tengan algún vicio, la LRJPAC (LEY 30/1992) diferencia tres
supuestos:
- Si el vicio es de nulidad de pleno derecho: La Administración pública autora del acto tiene
atribuida la potestad de revisión de oficio para anularlo.
122
Concepto y objeto.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Se trata de un supuesto de revisión que tiene lugar exclusivamente por razones de legalidad y
que es aplicable tan sólo a los actos nulos de pleno derecho. También se aplica a los
reglamentos o disposiciones de carácter general ilegales. Mediante este procedimiento la
Administración puede anular por sí misma tales actos nulos de pleno derecho, ya sea por
iniciativa propia o a solicitud de interesado, si bien debe seguir un procedimiento ad hoc, con
la garantía esencial del dictamen preceptivo y vinculante del Consejo de Estado u órgano
consultivo equivalente de la Comunidad Autónoma (art 102.1).
La revisión de oficio sólo puede adoptarse respecto de actos que hayan puesto fin a la vía
administrativa o que no hayan sido recurridos en plazo, es decir, respecto de actos firmes. En
consecuencia, se trata de un procedimiento dirigido a declarar la nulidad de pleno derecho de
actos que ya no pueden ser anulados de otra forma.
La revisión de oficio se puede ejercer en cualquier momento (art. 102.1), es decir, sin límite de
plazo alguno, como consecuencia de la imprescriptibilidad de los vicios determinantes de la
nulidad de pleno derecho (art. 62).
Puede acordarse tanto respecto de actos favorables como de gravamen. Si se trata de actos
favorables, la única posibilidad de revisión que la Administración tiene según la legislación
general es ésta, pues la revocación a que se refiere el artículo 105 Ley 30/92 sólo es aplicable a
actos de gravamen.
Existe una regla general de irrevocabilidad de los actos favorables para el ciudadano, que sólo
puede ser excepcionada cuando se trata de actos nulos de pleno derecho y con las garantías
del procedimiento de revisión de oficio, o bien en supuestos de revocación expresamente
previstos por las Leyes.
123
Como consecuencia del principio de seguridad jurídica ni siquiera los actos favorables que son
ilegales pero meramente anulables pueden ser objeto de revisión por la propia
Administración. La misma regla debe observarse respecto de los llamados actos de doble
efecto, es decir, favorables para unos interesados y desfavorables para otros, en lo que tengan
.de favorables.
Los actos desfavorables para el ciudadano también pueden ser objeto de revisión de oficio y,
como es natural, serán ese tipo de actos los que se revisen a solicitud de los interesados
(aparte posibles actos de doble efecto).
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La Administración no puede seguir este procedimiento cuando considere necesario revisar un
acto de gravamen concurriendo su nulidad de pleno derecho pues la Administración puede
ejercer sus potestades de revocación (art. 105), sin necesidad de seguir aquel procedimiento
más lento y gravoso.
La potestad de revisión de oficio de los actos administrativos está atribuida con carácter
general a todas las Administraciones Públicas en los artículos 102 y 103 LRJPAC (LEY 30/1992).
Son nulos de pleno derecho los actos de las Administraciones públicas en los casos siguientes:
d. Los que sean constitutivos de infracción penal o se dicten como consecuencia de ésta.
Art.66.2: “También serán nulas de pleno derecho las disposiciones administrativas que
vulneren la Constitución, las leyes u otras disposiciones administrativas de rango superior,
las que regulen materias reservadas a la Ley, las que establezcan retroactividad de
disposiciones sancionadoras no favorables Los actos expresos, presuntos o contrarios al
ordenamiento jurídico por los que se adquieren facultades o derechos cuando se carezca de
los requisitos esenciales para su adquisición (…)”.
El acto de inadmisión puede ser recurrido en vía contencioso-administrativa ya que pone fin al
procedimiento de revisión. Pero, de estimarse el recurso, el órgano judicial no procede a
enjuiciar él mismo la conformidad a Derecho del acto originario cuya revisión se solicitó, sino
que se limita a ordenar a la Administración que tramite este procedimiento, reconociendo el
derecho al trámite del solicitante.
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Efectos de la decisión administrativa.
Por otra parte, como es regla general en nuestro Derecho, la declaración de nulidad tiene
efectos ex tunc, es decir, se retrotrae a la fecha del acto anulado, pues éste no puede tener
ningún efecto, una vez se ha destruido su presunción de validez.
Ahora bien, sobre todo tratándose de actos favorables y en función del tiempo transcurrido u
otras circunstancias, esa consecuencia puede quedar modulada en virtud del principio de
confianza legítima, e incluso ser excluida en el caso de actos de tracto sucesivo que no hayan
agotado sus efectos.
En fin, la resolución que ponga fin al procedimiento (o el silencio negativo) podrá ser
impugnada por los interesados ante el órgano judicial competente. La sentencia que recaiga
puede declarar la ilegalidad de dicha resolución, si la considera o no conforme a Derecho,
pero, según constante jurisprudencia si la Administración resuelve no revisar el acto, la
sentencia no se pronunciará sobre la nulidad del acto originario, ya que el procedimiento de
revisión de oficio no equivale a un recurso administrativo previo. De lo contrario, el plazo para
recurrir contra los actos nulos de pleno derecho quedaría indefinidamente abierto. En
consecuencia, si el acto que deniega la revisión de oficio es anulado, la propia Administración
debe reconsiderar su decisión.
125
Tras la reforma de la Ley 30/92 de 1999, la Administración no puede ya revisar de oficio los
actos favorables anulables Esta solución suscita algunos problemas prácticos (ayudas públicas
que se declaran por la Comisión Europea contrarios al Derecho comunitario). De ahí que la Ley
General de Subvenciones [art. 37.1 .h)] haya establecido, para estos casos, un procedimiento
de reintegro de las ayudas sin necesidad de proceder a la revisión de oficio de los actos que las
otorgaron, lo que, en realidad, constituye una revisión tácita de los mismos.
La regla general es que la Administración sólo puede impugnar ante el orden jurisdiccional
contencioso-administrativo los actos favorables anulables previa declaración de lesividad para
el interés público de los mismos. Esta declaración es un acto administrativo que tiene ese sólo
efecto, el de permitir la impugnación de actos propios, y que debe ser motivado en un doble
tipo de razones, las que sustenten la estimación de que el acto a impugnar es anulable y las
que justifiquen el interés público (económico, social, político, ético, etc.) que se quiere tutelar.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Para la declaración de lesividad, que no puede adoptarse si han transcurrido cuatro años
desde que se dictó el acto administrativo que se considere lesivo (art. 103.2).
El procedimiento a seguir es el ordinario y, como la Ley subraya (art. 103.2), exige la previa
audiencia de cuantos aparezcan como interesados en el mismo. Pero no requiere dictamen de
ningún órgano consultivo.
Como acto administrativo que es, la declaración de lesividad podría a su vez ser impugnada
por cualquier interesado, pero no suspende sus efectos, por lo que lo más adecuado que los
interesados se personen como parte demandada en este llamado recurso de lesividad y
formulen en él su oposición a la propia declaración.
El artículo 106 Ley 30/92 dispone, con carácter general, que las facultades de revisión de los
actos administrativos, de cualquier tipo, no podrán ser ejercitadas «cuando por prescripción
de acciones, por el tiempo transcurrido o por otras circunstancias, su ejercicio resulte
contrario a la equidad, a la buena fe, al derecho de los particulares o a las Leyes».
El transcurso del tiempo tiene en el ámbito del derecho relevancia jurídica en la medida que se
le otorga un carácter extintivo de derechos o facultades. De acuerdo con el artículo 102.1 de la
LRJPAC, no está sometida a plazo temporal alguno. Sin embargo, este precepto no parece que
126
pueda interpretarse de una manera literal sin ponerlo en relación con el artículo 106 antes
citado.
La restauración del orden jurídico ocasionaría perjuicios en detrimento del equilibrio entre
legalidad y seguridad jurídica que justifica en último término la limitación de las facultades de
revisión
d) El principio general de la buena fe. El principio general de la buena fue como límite a la
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
revisión de oficio fue incorporado en la LRJPAC, ya que no aparecía en el antiguo artículo 112
de la LPA de 1958. De hecho la incorporación del principio de la buena fe fue la única novedad
que incorporó la LRJPAC en la regulación de los límites de la revisión. Sin embargo, la buena fe
operaba, aunque no se recogiera expresamente en la Ley, como uno de los principios
generales del Derecho Administrativo, y se reconocía pacíficamente su vinculación con la
equidad.
Los derechos de terceros interesados que pueden resultar afectados por la declaración
anulatoria de revisión, como titulares de derechos subjetivos, son un supuesto que limita o
restringe la potestad revisora, en casos de posible arbitrariedad y de perjuicios para estos
terceros particulares.
La revisión de oficio, como toda actuación administrativa, debe realizarse siempre con
sometimiento a la ley y al derecho (artículo 103.1 CE). Resulta obvio que cuando la
Administración ejercite la potestad de revisión de sus propios actos no sea para infringir las
leyes sino para ajustarse a ellas, anulando el acto sujeto a revisión con el fin de acomodarlo al
ordenamiento jurídico.
Según la doctrina, la buena fe, como límite a la potestad revisora, presupone dar expresa
acogida al principio de protección de la confianza legítima, que el Tribunal Europeo de Justicia
ha tomado del Derecho Alemán, haciendo de él un principio general del Derecho de la Unión
Europea. La vinculación de estos dos principios ha sido acogida también por el Tribunal.
Se trata de la confianza puesta en la apariencia jurídica del acto irregular del que se pretende
la revisión. Para ello, no es suficiente cualquier tipo de convicción meramente psicológica o
impacto emocional que el ciudadano reciba, sino que es necesario que la creencia o confianza
del ciudadano se base en signos o actos externos de la Administración, lo suficientemente
concluyentes para inducir razonablemente a dicho ciudadano a realizar u omitir una actividad
que, repercute en su esfera patrimonial o en sus situaciones jurídicas individualizadas.
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
revocarse por las vías ordinarias de la revisión de oficio. Sin embargo, la actual regulación del
102, 103 y 105.1 LPAC dificulta en la práctica esta solución. En todo caso, cualquier revocación
debe tener cobertura legal suficiente y llevarse a cabo de acuerdo con un procedimiento, por
mínimo que sea, garante, en todo caso, del principio de contradicción, pues lo que no cabe es
la revocación libre o de "plano", sin audiencia del interesado. El principio general de
contradicción exige que se de trámite de audiencia al interesado, e incluso, por aplicación del
principio contrarius actus debiera, realizarse las mismas actuaciones exigidas para dictar el
acto que se pretende revocar.
4. La revocación sanción.
La inexistencia de una regulación sobre la revocación por razones de oportunidad con la LPA
dio lugar a las llamadas reservas de revocación, es decir actos y negocios en los que se incluyen
cláusulas accesorias que garantizan a la administración la posibilidad de revocar el acto cuando
así lo aconseje el interés público. Aparentemente, tienen su origen en un pacto,; sin embargo
la voluntad del particular es inexistente, ya que la Administración está en condición de
imponer la solución.
García de Enterría entiende que este tipo de reservas negociales de revocación son
improcedentes cuando el acto o negocio en el que se incluyen resulta del ejercicio de la
potestad reglada; Si la potestad que se ejercita es discrecional, la reserva de revocación es
admisible, en principio, siempre que se acompañe una previsión en orden a la indemnización
del beneficiario del acto; Si la finalidad de la reserva es excluir la indemnización, sólo será
válida en casos excepcionales, es decir cuando no se quiere otorgar un derecho sino una mera
tolerancia de carácter provisional (autorizar la ocupación temporal y gratuita de una plaza para
un concierto benéfico, p.ej. ).
En los actos sujetos a condiciónm el incumplimiento de ésta justifica la revocación del acto. La
revocación adopta aquí la forma de sanción por incumplimiento, según el juego propio de las
condiciones resolutorias.(por ejemplo concesión de una licencia e incumplimiento de las
condiciones de la misma). La Ley permite, entonces, que, como sanción, pueda serle revocado
un acto anterior beneficioso.
Como es evidente, si falta la cobertura legal el acto indirectamente revocatorio sería nulo de
pleno derecho (art. 62.1.e) Ley 30/92), en cuanto dictado prescindiendo total y absolutamente
del procedimiento establecido para la revisión de oficio de los actos administrativos y podrá
dar lugar, además, a la responsabilidad patrimonial de la Admón. por los daños y perjuicios
que la revocación pueda determinar.
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En opinión de García de Enterría, una solución de equilibrio que garantizaría tanto el interés
público como el de los particulares sería permitir la revocación por motivos de conveniencia,
condicionándola al reconocimiento y pago de una indemnización; la revocación por motivos de
oportunidad no es posible canalizarla por la vía expropiatoria, pues esta vía exige una previa
habilitación legal-declaración por Ley de utilidad pública o de interés social; Sólo cuando exista
esa habilitación legal previa expresa es posible revocar, aunque no se utilizará el
procedimiento expropiatorio(por ejemplo el rescate de una concesión de gestión de un
servicio público)
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
6. El llamado error material o de hecho.
Dice el art. 105.2 LRJPAC (LEY 30/1992) que las Administraciones públicas podrán rectificar, en
cualquier momento, de oficio o a instancia de los interesados, los errores materiales, de hecho
o aritméticos existentes en sus actos, siempre que tal revocación no constituya dispensa o
exención no permitida por las leyes, o sea contraria al principio de igualdad, al interés público
o al ordenamiento jurídico.
El error al que se refiere este precepto presupone una discordancia entre lo que la
Administración pretendía expresar, la declaración de la voluntad administrativa y su efectiva
formulación externa. El error de hecho o error material ha de ser ostensible, manifiesto,
indiscutible, implicando, por sí solo, la evidencia del mismo, sin necesidad de mayores
razonamientos y exteriorizándose prima facie, por su sola contemplación.
Conforme a la Sentencia del Tribunal Supremo de 18 de junio de 2001, para poder aplicar el
mecanismo procedimental de rectificación de errores materiales o de hecho, se requiere que
concurran las siguientes circunstancias:
129
Por último, en cuanto al plazo para llevar a cabo la corrección del error, la rectificación de
errores materiales no está sujeta a limitación temporal alguna, pudiéndose iniciar el
correspondiente procedimiento tanto de oficio como a instancia del interesado.
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y manifestaciones.
1.1. La ejecución forzosa de los actos administrativos.
La ejecución forzosa de una acto administrativo implica llevar a su aplicación práctica, en el
terreno de lo hechos, la declaración que el acto contiene, a pesar de la resistencia pasiva o
activa de la persona obligada a su cumplimiento (por ejemplo el pago de una multa, desalojo
de una propiedad expropiada, demolición de una finca..etc.).
Tampoco resulta aplicable esa coacción cuando se trata de una obligación personalísima de
hacer y no resulta coercible; en este caso, su incumplimiento se sustituye con otra medida
sustitutoria (resarcir los daños y perjuicios).
Tampoco se impone la coacción cuando el destinatario del acto es otra Administración distinta
a la autora del acto, pues debe formalizarse un proceso contencioso- administrativo. En este
sentido es relevante el artículo 30.3 de la Ley 33/2003, de Patrimonio de las Administraciones
Públicas cuando dispone que:
130
El acto administrativo debe establecer una obligación, y esta obligación debe haber resultado
incumplida para que se imponga su ejecución forzosa, lo que supone que el obligado debe
haberla conocido mediante su notificación formal y que ha dispuesto de un tiempo oportuno
para su cumplimiento voluntario (art. 93.2 LRJPAC); es más el procedimiento de ejecución
forzosa se inicia dando una nueva oportunidad al cumplimiento (“previo apercibimiento dice el
art. 95).
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como medio de ejecución forzosa que se dirige a quebrantar la resistencia opuesta por
el incumplidor. La multa coercitiva añade un plus al contenido de la obligación, y de
ello es consciente la LRJPAC cuando exige, en su artículo 99.1, para su aplicación “que
así lo autoricen las leyes, y en la forma y cuantía que éstas determinen”, habilitación
necesaria para cubrir ese plus.
Tampoco excluye la ejecución forzosa la imposición de costas del procedimiento
ejecutivo al afectado, pero esta deuda ni suple a la incumplida, ni la incrementa, sino
que es una deuda nueva consistente que puede ser objeto de impugnación separada
respecto de la obligación principal objeto de la ejecución.
La ejecución forzosa no requiere la firmeza del acto, pues su ejecutoriedad es
inmediata; De este modo, en tanto está pendiente decidir la validez de un acto
administrativo la administración puede imponer su ejecución forzosa, dado el carácter
no suspensivo de los recursos administrativos y judiciales; con ello la administración
obtiene un privilegio, y asume con ello una grave responsabilidad pues la anulación
posterior del acto por el Tribunal implicará la obligación de restitutio in natura ( o de
su equivalente económico si no fuera posible) y de un resarcimiento de los daños
causados por la ejecución forzosa.
Los principios generales que han de presidir su utilización son, en síntesis:
1. La elección entre los medios de ejecución tipificados por la Ley no es una facultad
discrecional de la Administración, pues cada medio se vincula al cumplimiento de una
determinado tipo de obligación concreta, e incluso, si fueren varios los medios
admisibles se elegirá en menos restrictivo de la libertad individual.
2. No pueden simultanearse varios medios de ejecución contra el mismo obligado y por
la misma obligación, sin perjuicio de que un medio pueda desembocar en
otro(reembolso de costas en la ejecución subsidiaria mediante apremio patrimonial y
multa coercitiva).
3. La ejecución ha de hacerse valer necesariamente a través de un procedimiento formal
en el que ha de ser parte necesaria el ejecutado:
Los requisitos generales del procedimiento ejecutivo son, en síntesis:
131
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medio de ejecución correspondiente y la orden de ejecución.
Aplicación de hecho del medio elegido.
d) Cabe destacar que está especialmente excluido el tratamiento del medio ejecutivo
como sanción personal, pues si se utiliza como medio de agravamiento de la
obligación consistirá en vía de hecho.
1.3 Manifestaciones.
En este último punto, incluso puede no tener lugar, tal como indica la LRJAE en su artículo
142.4, “La anulación en vía administrativa o por el orden jurisdiccional contencioso-
administrativo de los actos o disposiciones administrativas no presupone derecho a la
indemnización”.
Los medios de ejecución de los actos son cuatro que se recogen en el artículo 96 LRJPAC y se
regulan y desarrollan en los artículos 97 a 100.
“1. Frente a las actuaciones que…, realicen las Administraciones públicas no cabrá la acción
para la tutela sumaria de la posesión prevista en el artículo 250.4 de la Ley 1/2000, de 7 de
enero, de Enjuiciamiento Civil. Las demandas en las que se ejercite esta pretensión no serán
admitidas a trámite.
132
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2. Los actos administrativos dictados en los procedimientos que se sigan para el ejercicio de
estas facultades y potestades que afecten a titularidades y derechos de carácter civil sólo
podrán ser recurridos ante la jurisdicción contencioso-administrativa por infracción de las
normas sobre competencia y procedimiento, previo agotamiento de la vía administrativa.
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a los particulares pueden ser de diferente índole y por tanto los medios de ejecución forzosa
también son diferentes.
Una vez notificada al interesado la liquidación que haya sido practicada, debe satisfacer la
deuda voluntariamente dentro de plazo; Si no es así se extienden las correspondientes
certificaciones de descubierto.
El embargo finaliza con la subasta pública de los bienes trabados, a menos que se produzca
reclamación por tercería de dominio u otra acción de carácter civil, en cuyo caso queda en
suspenso el procedimiento.
La utilización de la vía de apremio es un privilegio que puede ser otorgado por la Ley a favor de
personas o entidades de base privada, que mediante habilitación legal suficiente desempeñen
determinadas funciones públicas por cuenta o encargo de la administración (concesionario de
servicios públicos, Entidades urbanísticas, comunidades de usuarios de aguas públicas), que
harán efectivos sus créditos tributarios a través de los servicios recaudatorios de las
Administraciones públicas, conforme a la Ley General Tributaria y el Reglamento General de
Recaudación.
133
En cualquier caso no podrá imponerse a los administrados una obligación pecuniaria que no
estuviese establecida con arreglo a una norma de rango legal (art.97.2 LRJPAC), es decir, no
tiene porqué ser ley formal sino norma con fuerza de Ley.
Es el medio de ejecución forzosa más habitual, se aplica al cobro de cantidades líquidas a cuyo
pago obliga el acto administrativo (Regla General de Recaudación, aprobada por el Real
Decreto 1684/90 de 20 de diciembre).
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o Surgen los intereses de demora.
Dicho medio de ejecución sólo procede cuando se trate de actos que por no ser personalísimos
puedan ser realizados por sujeto distinto del obligado (98.1), como pueda serlo el derribo de
edificaciones, realización de obras, etc.
De esta forma la administración, por sí o por tercero puede ejecutar los actos, pudiendo
exigirse al obligado el abono cautelar de los costes el procedimiento de ejecución - Dicho
importe podrá liquidarse de forma provisional y realizarse antes de la ejecución, a reserva de la
liquidación definitiva (98.4).
134
En cualquier caso la posibilidad de reiterar la multa (multas sucesivas) debe ser moderado de
acuerdo al principio de proporcionalidad, pues lo que se trata se de remover la resistencia,
para lo que hay que dar tiempo suficiente bastante para cumplir lo ordenado antes de
imponer una nueva multa. Y es también preciso formular cada vez los apercibimientos e
intimaciones precisos.
Plantea muchos problemas porque está entre la ejecución forzosa y las sanciones:
No es una sanción porque carece de la finalidad preventiva que acompaña a las sanciones
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(además de la finalidad represiva).
El último y más radical de los medios de ejecución forzosa supone el empleo de la fuerza
sobre las personas, eliminando la libertad de las mismas.
Dadas sus características no procede si bastan los demás medios de ejecución forzosa para
asegurar el cumplimiento del acto. Por eso el artículo 100 de la LRJAP la refiere exclusivamente
a las obligaciones negativas, consistentes en una obligación personalísima de no hacer o
soportar, en que la Ley expresamente lo autorice, y dentro siempre del respeto debido a su
dignidad y a los derechos reconocidos en la Constitución.
La compulsión tiene su campo propio en el ámbito del orden público y en materia saniaria- así,
por ejemplo una vacunación forzosa. Son obligaciones personalísimas y exigen un fundamento
legal específico
La coacción directa no significa que pueda utilizarse la fuerza sin ningún motivo, esta coacción
tiene que estar siempre encaminada bien a restablecer el orden o bien a defender la situación
de personas o bienes. Requiere una decisión previa, una ORDEN EXPRESA DE UTILIZACIÓN DE
LA FUERZA, tomado normalmente de forma verbal y encomendada habitualmente a
autoridades ejecutivas.
El fin que persigue la coacción directa sólo van a ser lícitos aquellas medidas que
persiguen el restablecimiento del orden o proteger la situación de personas y bienes.
135
La coacción directa además supone una declaración provisional, pues una vez que desaparece
el riesgo que ocasiona, la Administración tiene que volver a su forma habitual de actuar (el
procedimiento administrativo establecido por las normas). La coacción directa carece de una
regulación general (a diferencia de la ejecución forzosa) y por tanto su regulación hay que
buscarla en concretas normas sectoriales. Otto Mayer determinó los supuestos en los que
puede existir coacción directa:
La autodefensa administrativa.
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El impedimento de hechos delictivos.
LA AUTODEFENSA ADMINISTRATIVA.
La Administración puede rechazar con medidas coactivas las perturbaciones que se dirigen
contra su órgano o el funcionamiento regular de los servicios públicos, aunque tales
perturbaciones no supongan un peligro público (por ejemplo, en la Ley de Orgánica de
Protección y Seguridad Ciudadana, en su artículo 21.3 un párrafo se declaró inconstitucional).
La Administración actúa en defensa del orden general. En nuestro país esta misión siempre la
tiene encomendada la Policía (aunque cuando esta actúa no siempre lo hace por coacción
directa, a veces hay ejecución forzosa debido a que el Juez así se lo ha indicado), Esa coacción
directa de la Policía solo se justifica cuando existe un riesgo para orden general.
Las medidas de necesidad se refieren a catástrofes, desórdenes... aquí aparecen dos supuestos
diferentes:
ESTADO DE NECESIDAD
NO DECLARADOS
DECLARADOS FORMALMENTE
FORMALMENTE
Por el Gobierno Por Mayoría Absol. Parl. Solo afectan a unos pocos
136
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ESTADO ESTADO
ESTADO DE SITIO
ALARMA EXCEPCIÓN
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Tiene carácter administrativo, sin intervención judicial- salvo cuando se requiera entrada en
domicilio-.
Para su ejercicio, el artículo 59 (LPAP) establece que será necesaria la previa declaración de
extinción o caducidad del título que otorgaba el derecho de utilización de los bienes de
dominio público. Esta declaración, así como los pronunciamientos que sean pertinentes en
relación con la liquidación de la correspondiente situación posesoria y la determinación de la
indemnización que, en su caso, sea procedente, se efectuarán en vía administrativa, previa
instrucción del pertinente procedimiento, en el que deberá darse audiencia al interesado.
La resolución que recaiga será ejecutiva, sin perjuicio de los recursos que procedan, y se
notificará al detentador, y se le requerirá para que desocupe el bien, a cuyo fin se le concederá
un plazo no superior a 8 días para que proceda a ello.
Los gastos que ocasione el desalojo serán a cargo del detentador, pudiendo hacerse efectivo
su importe por la vía de apremio.
137
En primer lugar que, para proceder a la misma podría ser necesario entrar en el domicilio del
interesado. Como quiera que la inviolabilidad del domicilio esté garantizada por la CE en su
artículo 18.2 es preciso que exista una autorización judicial que, en el caso de los actos
administrativos es otorgada, en defecto de consentimiento del afectado, por el juez de lo
contencioso-administrativo (artículo 8.6 LJCA), “que conocerán de las autorizaciones para la
entrada e inspección de domicilios, locales, terrenos y medios de transporte que haya sido
acordada por la Comisión Nacional de la Competencia, cuando, requiriendo dicho acceso e
inspección el consentimiento de su titular, éste se oponga a ello o exista riesgo de tal oposición.
(art. 8.6 dela Ley 29/1998).
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La legitimidad el empleo de la coacción depende de la existencia de cobertura suficiente. Si tal
cobertura no existe, si se rompe totalmente la cadena de la legalidad (norma habilitante-acto
previo-ejecución material), el empleo de la coacción administrativa constituye una vía de
hecho, indigna de protección. En tales supuestos la administración pública queda privada de
los privilegios que la acompañan al ejercicio de sus poderes, y en concreto, del privilegio de
que los Jueces y Tribunales no puedan interferir su actuación.
El concepto de vía de hecho es una construcción del Derecho administrativo francés, en el que
tradicionalmente se distinguen dos modalidades, según si la Administración ha usado un poder
del que legalmente carece o lo haya hecho sin observar los procedimientos establecidos en la
norma que le ha atribuido ese poder.
La ley establece el requisito de exigencia de acto previo, y ello puede resultar infringido de dos
formas:
138
Es requisito común a todos los supuestos de vía de hecho el que la Administración haya pasado
al terreno de la ejecución material, o haya manifestado de modo indubitado su propósito de
hacerlo inmediatamente, inminente ese ataque o “agresión”.
3.2. Los medios de reacción contra la vía de hecho: el problema de la admisión de los
interdictos contra la Administración.
Ante una actuación de la Administración constitutiva de una vía de hecho cabe utilizar tres
tipos de instrumentos: (1) Todas las acciones declarativas reconocidas en el derecho Común y
las previstas en el artículo 41 de la Ley Hipotecaria; (2) las acciones interdictales;(3) los
recursos administrativos y contencioso-administrativos.
Con anterioridad a la LJCA de 1998, los interdictos civiles constituían la única vía para
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reaccionar ante una posible vía de hecho por parte de la Administración, pero con la entrada
en vigor de la citada ley, la cosa ha cambiado, llevando a algunos autores a considerar como no
existente la posibilidad de los órganos judiciales civiles de fiscalizar la actuación administrativa
a través de interdictos, precisamente por estar expresamente atribuido el conocimiento de la
vía de hecho a la Jurisdicción Contencioso-administrativa por el artículo 25.2 LJCA.
Ello tiene la consecuencia de que contra esos actos o contra actuaciones puramente
materiales sí cabe la interposición de interdictos, pues la Ley los prohíbe contra las actuaciones
de los órganos administrativos realizadas en materia de su competencia y de acuerdo con el
procedimiento legalmente establecido, pero no cuando no se dan estos requisitos.
En resumen, los medios que otorga el ordenamiento jurídico para reaccionar contra las vías de
hecho son los siguientes:
Interponer contra la Administración todas las acciones civiles que los afectados consideren
oportunas.
139
Los interesados en retener y recobrar la posesión; Según el artículo 101 de la Ley 30/92, los
interesados no podrán poner interdictos sobre los actos administrativos, pero si incurren en
vías de hecho si se admitirán la posibilidad de establecer por los particulares interdictos de
retención o de recobro.
Los interdictos protegen una situación de hecho, los jueces no van a entrar a valorar a quien
corresponde el derecho de posesión. El juez tendrá que realizar una previa valoración jurídica
sucinta porque los interdictos sólo se admiten cuando la Administración actúa por vía de
hecho. El interdicto es una acción civil, el deber de reclamación previa desparece en estos
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casos.
Aunque la vía de hecho tiene su origen y protección más acabada en la materia posesoria, esto
no significa que no pueda apreciarse en otras situaciones. En nuestro ordenamiento jurídico
hay un mecanismo para protegernos de las vías de hecho cuando estas vulneren derechos
fundamentales o libertades públicas, esto es el RECURSO DE AMPARO. El artículo 43.1 de la
Ley Orgánica del Tribunal Constitucional admite el recurso de amparo contra la vulneración de
los derechos fundamentales o libertades públicas producidas por actos jurídicos o vías de
hecho.
140
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administraciones públicas.
1. La situación jurídica del ciudadano ante la Administración Pública: A) Capacidad jurídica y
capacidad de obrar; B) Los derechos fundamentales y las libertades públicas; C) Los derechos
de los ciudadanos en la Ley de Procedimiento; D) Actividades de participación y control sobre
la Administración; E) El derecho de acceso a los archivos y registros administrativos. 2.
Actuaciones del ciudadano: solicitud, denuncia, comunicación previa. 3. Tipología de las
intervenciones administrativas en relación con los ciudadanos
3. La edad. La regla general es la mayoría de edad a los 18 años, existiendo excepciones por
arriba y por abajo, otorgando prestaciones y limitando actividades (jubilación)
141
del cumplimiento de ciertos deberes, impedir el ingreso en la función pública, o extinguir esta
clase de relación, y por último, puede ser condición determinante del derecho a obtener
determinadas prestaciones.
Los derechos de la Sección 1ª del Capítulo II del Título I de la CE (De los derechos
fundamentales y de las libertades públicas- arts. 15 a 29) -se han configurado técnicamente
como derechos subjetivos beneficiados de una especial y enérgica protección, la del Recurso
de Amparo ante el TC (art.41 LOTC). El art. 55 LOTC impone a la sentencia estimatoria de
amparo reconocer el derecho o las libertades agraviadas y restablecer al recurrente en la
integridad de su derecho o libertad; En la propia legislación ordinaria estos derechos se
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benefician de una protección preferente y eficaz –LOPJ arts. 7º,1 y 2; y 144 y ss. de la LJCA-
Los derechos enunciados en la Sección 2ª del Capítulo II del Título I de la de la CE (De los
derechos y deberes de los ciudadanos-arts. 30 a 38) no tienen carácter homogéneo, y en
general, carecen de sustantividad para ser protegidos por sí mismos, y cobran cuerpo por su
desarrollo legal (Dº propiedad, matrimonio, divorcio…), debiendo buscar su tutela en las vías
judiciales ordinarias.
La Ley establece un catálogo de derechos básicos; dichos que son por una parte de los
ciudadanos en general, y por otro lado derechos del interesado en particular.
Son interesados:
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representante cualquier persona con capacidad de obrar. La jurisprudencia constitucional,
incluye como interesados a aquellos otros cuyos intereses legítimos, individuales o colectivos,
pudieran resultar afectados por la resolución
"1. Los ciudadanos tienen el derecho de participar en los asuntos públicos, directamente o por
medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal.
La comparecencia de los ciudadanos ante las oficinas públicas SÓLO será OBLIGATORIA cuando
así lo prevea una norma con rango de Ley.
A través del acceso a las funciones y cargos públicos, mediante la intervención de los
particulares en los procedimientos administrativos que instruyen las distintas instancias
públicas, la mayoría de las veces a través de asociaciones o corporaciones de defensa de
determinados intereses colectivos.
En Corporaciones Públicas
En Corporaciones Locales
143
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En Organismos no Corporativos
En órganos auxiliares de asistencia externa (asociaciones de usuarios)y órganos
principales de decisión (mesa electoral, consejo Social Universidad, consejo escolar)
Participación por representación de intereses (Sindicatos, Cámaras) y participación de
expertos (profesores no asesores de la Administración, integración en Jurado
Provincial de Expropiación de Notarios, Jueces).
En ésta última forma el administrado no se integra en la organización pública, sino que actúa
como sujeto privado por sus propios intereses; la Administración invita o aconseja criterios,
que resultan de interés general (ahorro energético, reciclaje), aunque, el no hacerlo, puede
tener una ligera carga coactiva, indirecta; en otras ocasiones, se estimula económicamente el
cumplimiento de esas orientaciones (subvenciones, créditos, exenciones en energía
renovables…).
Existe otro grado de colaboración más intensa que no recurre a actividades aisladas sino a
conductas permanentes, institucionalizadas, consistentes en la realización de fines de interés
general mediante la creación por los ciudadanos de organizaciones especiales encaminadas a
ese objetivo: Las Fundaciones afectas a un interés general, y las asociaciones de utilidad
pública (fines asistenciales, benéficos, educativos, culturales…), que requieren un acto de
reconocimiento expreso por la Administración.¡
Como una consecuencia más del principio de que la Administración está al servicio de los
ciudadanos se reconoce el derecho de acceso a los archivos y registros (art 105.b) CE).
144
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Derechos:
Los ciudadanos tienen derecho a acceder a los registros y a los documentos que,
formando parte de un expediente, obren en los archivos administrativos, siempre que
tales expedientes correspondan a procedimientos terminados en la fecha de la
solicitud.
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personas estará reservado a éstas.
El acceso a los documentos de carácter nominativo que sin incluir otros datos
pertenecientes a la intimidad de las personas figuren en los procedimientos de
aplicación del derecho y que, en consideración a su contenido, puedan hacerse valer
para el ejercicio de los derechos de los ciudadanos, podrá ser ejercido, además de por
sus titulares, por terceros que acrediten un interés legítimo y directo.
El ejercicio de los derechos que establecen los apartados anteriores podrá ser
denegado cuando prevalezcan razones de interés público, por intereses de terceros
más dignos de protección o cuando así lo disponga una Ley, debiendo, en estos casos,
el órgano competente dictar resolución motivada.
No es este un derecho ilimitado, Además, el derecho de todos los ciudadanos de acceso a los
expedientes terminados tiene su límite en el respeto a la intimidad de las personas (derecho a
la intimidad en relación con los datos incluidos en archivos administrativos). La legislación de
régimen local contiene normas propias tanto referentes al acceso a los archivos y registros
administrativos, como a la difusión de los acuerdos adoptados por los órganos de gobierno de
los Entes locales.
145
El derecho de acceso es un derecho personalísimo, que sólo puede ser ejercitado por el
interesado; por ello, cuando el que pretende acceder a los datos que obran en poder de la
Administración no es el interesado sino un tercero, tal pretensión no puede considerarse ya
como ejercicio de ese derecho, sino como un supuesto de cesión o comunicación de datos.
Sin embargo existen supuestos en los que, para la cesión, no se requiere el consentimiento del
interesado (art 11.2 LOPD). En líneas generales no se entiende como una “petición razonada”
las solicitudes indiscriminadas de información En cualquier caso, no debemos olvidar que el
ejercicio de un derecho legítimo no puede convertirse en un abuso de derecho.
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2.1.-Solicitud,
Un primer grupo de acto del administrado son las peticiones (art 29 de la CE), y las solicitudes.
Las primeras son simples peticiones al amparo genérico del derecho constitucional, y las
solicitudes, conforme al artículo 42, suponen pedir algo al amparo de cualquier norma
material, y que son exigibles para que la Administración pueda iniciar una determinada
actividad, que le está vedada de oficio, y que la doctrina alemana denomina actos
administrativos de sumisión, que es presupuesto de validez del acto administrativo
(otorgamiento de concesión demanial, autorización de títulos y nombramientos,,)
2.2.-Denuncia,
Con motivo de la transposición de las Directivas del Parlamento Europeo y del Consejo,
relativas a los servicios en el mercado interior, se introducen dos nuevas figuras en el
procedimiento administrativo (artículo 71 bis en la Ley 30/1992):
146
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3. Tipología de las intervenciones administrativas en relación con los
ciudadanos.
Sobre las situaciones jurídicas subjetivas inciden las intervenciones administrativas: Dicha
incidencia puede manifestarse en el ordenamiento (atribución de potestades) mediante
alguna de las formas jurídicas más relevantes: Reglamentos, actos administrativos, contratos y
coacciones.
La Teoría del Reglamento está construida sobre las condiciones en que ha de manifestarse
dicho reglamento para vincular válidamente al ciudadano, incidiendo sobre las situaciones
subjetivas del ciudadano por vía normativa, creando, modificando o extinguiendo situaciones
jurídicas activas y pasivas, de manera inmediata- per se- o a través de actos aplicativos
concretos.
Igual ocurre con la incidencia subjetiva de los conciertos y los contratos, y con la coacción
administrativa.
La teoría de los actos administrativos analiza la incidencia de estos sobre la esfera jurídica
privada. No se trata de efectuar un estudio analítico de los tipos formales de actos
administrativos- gravosos o favorables- sino de analizar cómo la actividad administrativa es
una técnica de limitación de derechos:
147
La más útil de las clasificaciones - en opinión de García de Enterría- es la creada por SANTI
ROMANO, de la actividad administrativa de limitación de derechos, consisten en: (1) Sacrificio
de situaciones de mero interés; (2)Limitaciones de derechos; (3)Delimitaciones administrativas
del contenido normal de los derechos, potestades ablatorias; (4) prestaciones forzosas; (5)
imposición de los deberes y sanciones.
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su alteración- remoción de un cargo de libre designación, o la alteración normativa de
situaciones o iniciativas advas- convocar oposiciones, fijar épocas y zonas de veda de caza o
pesca); únicamente cabrá la existencia de derechos reaccionales si se ha actuado sin base
legal.
Se trata de imposiciones forzosas, que pueden ser personales o reales, amparadas por el
artículo 31.3 de la CE que dispone que “Sólo podrán establecerse prestaciones personales o
patrimoniales de carácter público con arreglo a la Ley”.
- Prestaciones personales forzosas. El caso más claro era, hasta hace poco, el servicio
militar obligatorio, la prestación personal y de transporte en los municipios de menos
de 5.000 habitantes, para obras, servicios, limpieza de vías públicas, y la requisa de
148
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- Imposición reglamentaria:
- Deberes impuestos por decisión administrativa. Teoría de las órdenes: la orden sería el
acto administrativo típico de imposición de deberes de hacer, no hacer o de padecer.
Es diferente de los actos de mando en las relaciones organizativas (entre jefe y subordinado)
en las relaciones de supremacía especial, y a los contratos y concesiones de servicios.
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La orden ha de partir de una situación previa de libertad del destinatario, que la orden excluye
en sentido positivo o en sentido negativo.la orden puede ser singular o general, para una
pluralidad indeterminada de personas, pero referida a una situación concreta y no
permanente (prohibición de tráfico en un tramo determinado, orden de vacunación, orden de
desalojo o de disolución de una manifestación).
La orden general se tiene que publicar (Bando municipal) y hacen surgir un deber de
obediencia inmediato. Debe aclararse que no tiene que ver con los Reglamentos.
La norma vincula a los ciudadanos a una conducta y a la vez autoriza a la administración a que
fiscalice el efectivo cumplimiento de la misma (facultades de inspección).
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Tema 16.- Los recursos administrativos.
Los recursos administrativos. 1. Los recursos administrativos: concepto, significado y tipología.
2. El procedimiento en vía de recurso: A) El recurrente; B) Los actos recurribles; C)
Interposición, plazos y contenido y tramitación del recurso; D) Terminación del procedimiento.
3. Análisis de los principales tipos de recursos: A) Recurso de alzada; B) Recurso de reposición;
C) El recurso extraordinario de revisión; D) Otros medios de impugnación; en particular,
conciliación, mediación y arbitraje. 4. Las reclamaciones económico-administrativas y las
previas a la vía judicial civil y laboral (Remisión a UT 20).
El recurso administrativo puede definirse como “acto con el que un sujeto legitimado pide a la
administración que revise una resolución administrativa, o, excepcionalmente un acto
trámite, dentro de los plazos y con arreglo a las formalidades legalmente establecidas”.
1.2. Significado
El recurso se configura como una garantía de los administrados, en tanto que constituye un
medio de reacción contra las resoluciones administrativas que, eventualmente, puede permitir
eliminar el perjuicio que aquéllas comporten, con mayor rapidez, eficacia y economía que en la
vía judicial.
Pero se trata de una garantía limitada, por cuanto la Administración es Juez y parte, y falta la
neutralidad e independencia del órgano que va a decidir la controversia.
Por otra parte, y en abierta contradicción con esa garantía, el recurso administrativo aparece
como un privilegio de la Administración, pues con este filtro puede retrasar en el
enjuiciamiento por los Tribunales de sus actos y conductas. Es más, los recursos son un
presupuesto necesario para la impugnación judicial, imponiendo a los particulares la carga de
recurrir, o darse por vencido, y que el acto quede firme y consentido.
1.3 Tipología.
150
Recurso de alzada,
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
2. El procedimiento en vía de recurso: A) El recurrente; B) Los actos
recurribles; C) Interposición, plazos y contenido y tramitación del
recurso; D) Terminación del procedimiento.
A) El recurrente.
Con carácter general, La legitimidad para recurrir corresponde a los titulares del derecho
subjetivo típico o del interés legítimo.
En diversas materias se reconoce la posibilidad de acción popular, por cualquier persona sea o
no titular de un derecho (Patrimonio histórico, urbanismo…).
Además, en el ámbito local están legitimados para recurrir los actos, la Administración del
Estado y la de la CCAA, así como los miembros de la Corporación que hubieran votado en
contra del acuerdo municipal; y, al revés, las Corporaciones Locales pueden impugnar actos del
Estado o de la CCAA que lesionen su autonomía.
No pueden recurrir los actos de una administración los órganos y miembros de esa misma
Administración cuando actúan en calidad de agentes, delegados o mandatarios, ni las
Entidades dependientes de la Administración que dictó el acto, aunque en este caso por la
inexistencia de interese propios y diferenciados, respecto de la administración “madre”.
Los actos que pueden ser objeto de recurso son las resoluciones que no pongan fin a la vía
administrativa y los actos de trámite, si estos últimos deciden directa o indirectamente el
fondo del asunto, determinan la imposibilidad de continuar el procedimiento, producen
indefensión o perjuicio irreparable a derechos e intereses legítimos (conforme al art. 107.1
LRJPAC).
Los actos que sí ponen fin a la vía administrativa están descritos en el artículo 109, y contra
ellos cabrá recurso judicial, no administrativo.
151
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
c. Lugar, fecha, firma del recurrente, identificación del medio y, en su caso, del lugar
que se señale a efectos de notificaciones.
Incluso el error en la calificación del recurso por parte del recurrente no será obstáculo
para su tramitación, siempre que se deduzca su verdadero carácter.
Carácter de los plazos. Son plazos de caducidad-1 mes para los recursos ordinarios-de
manera que si no se impugna el acto, éste queda firme. Recientemente la
Jurisprudencia está interpretando de manera más favorable el cómputo de los plazos
de recurso, en base al principio de tutela judicial efectiva y de no indefensión.No
puede olvidarse que el efecto principal del recurso es interrumpir el proceso de
adquisición de firmeza de lacto impugnado
Efecto no suspensivo. La interposición de recurso no suspende, por sí misma, la
ejecución del acto impugnado con carácter general. En caso concretos sí que suspende
(casos de expropiación), cuando de oficio la Administración lo suspende, previa
ponderación, suficientemente razonada, entre el perjuicio que causaría al interés
público o a terceros la suspensión y el perjuicio que se causa al recurrente como
consecuencia de la eficacia inmediata del acto recurrido, cuando concurran alguna de
las siguientes circunstancias:
a. Que la ejecución pudiera causar perjuicios de imposible o difícil reparación.
En cuanto al trámite de audiencia, dispone lo mismo que el art. 84, pero solamente cuando
hayan de tenerse en cuenta nuevos hechos o documentos no recogidos en el expediente
originario (novum); En caso contrario no es necesario efectuar dicho trámite.
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La cuestión estriba en determinar cuando hay que entender que hay “novum”; Ello dependerá
de si hay terceros interesados.
Si no los hay, la relación es bilateral (Admón-recurrente); La ley en su art. 112.3 considera que,
el recurso, los informes y las propuestas no tienen el carácter de documentos nuevos a los
efectos de este artículo. Tampoco lo tendrán los que los interesados hayan aportado al
expediente antes de recaer la resolución impugnada.
Si hay terceros interesados, la cosa cambia, porque hay que dar audiencia a todos, y
trasladarles a cada uno los recursos y documentos del otro.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
sobre cuestiones conexas no abordadas por la resolución ni planteadas por los interesados.
La omisión del trámite de audiencia, cuando sea preceptivo constituye un vicio de forma
esencial determinante de indefensión, que hace anulable la resolución del recurso.
Puede finalizar por cualquiera de las causas del artículo 87 (desistimiento, renuncia caducidad,
e imposibilidad material de continuarlo por causas sobrevenidas).
No se incluye el silencio administrativo, pues el mero transcurso del plazo para dictar y
notificar la resolución (3 meses para el recurso de alzada, uno para el de reposición) permite
entenderlos desestimados (silencio negativo) a efectos de acudir a la vía de la Jurisdicción
contencioso-administrativa.
El órgano que resuelva el recurso decidirá cuantas cuestiones, tanto de forma como de fondo,
plantee el procedimiento, hayan sido o no alegadas por los interesados. En este último caso, se
les oirá previamente. No obstante, la resolución será congruente con las peticiones formuladas
por el recurrente, sin que en ningún caso pueda agravarse su situación inicial.
Es decir, no es posible la “reformatio in peius”, o sea, que el recurrente se quede peor parado
por recurrir. No puede agravarse pues su situación anterior, excepción hecha de que en el
procedimiento de recurso haya terceros interesados, que también recurran y entonces sí es
posible la agravación de la situación inicial de uno de los recurrentes, pero no por iniciativa de
la Administración sino por la de los adversarios del recurrente perjudicado.
153
La Ley ha previsto también un sistema alternativo al recurso de alzada a regular por las leyes
autonómicas. Se trata de que en supuestos sectoriales determinados, y cuando la
especificidad de la materia así lo justifique, puede ser sustituido el recurso de alzada por otros
procedimientos, con respeto a los principios, garantías y plazos que la Ley reconoce a los
ciudadanos y a los interesados en todo procedimiento administrativo.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
El objeto del recurso de alzada son las resoluciones y actos de trámite, si estos últimos deciden
directa o indirectamente el fondo del asunto, determinan la imposibilidad de continuar el
procedimiento, producen indefensión o perjuicio irreparable a derechos o intereses legítimos,
siempre y cuando dichos actos o resoluciones no pongan fin a la vía gubernativa.
La vía administrativa se agota cuando no hay un superior jerárquico, como es el caso del
Gobierno o Gobiernos autonómicos o Plenos de los Ayuntamientos. La Ley especifica varios
supuestos, en que, si bien quedan superiores jerárquicos ante los que recurrir, la vía
administrativa se entiende formalmente agotada, y estos son:
Con un solo recurso basta para agotar esa vía, aunque queden algunos escalones
jerárquicos.
Agotan la vía administrativa las resoluciones que resuelven recursos interpuestos ante
órganos colegiados o comisiones específicas.
La interposición del recurso de alzada se hará por el interesado ante el órgano que dictó el
acto que se impugna o ante el competente para resolverlo. Si el recurso se hubiera interpuesto
ante el órgano que dictó el acto impugnado, éste deberá remitirlo ante el competente en el
plazo de diez (10) días, con su informe y una copia completa y ordenada del expediente.
El plazo para la interposición del recurso será de un mes, si el acto fuera expreso. Si no lo
fuera, el plazo será de tres meses.
La resolución corresponde al órgano superior del que dictó el acto recurrido. A estos efectos,
los Tribunales y órganos de selección del personal al servicio de las Administraciones Públicas
se considerarán dependientes del órgano al que estén adscritos, o en su defecto, del que haya
nombrado al presidente de los mismos.
154
El plazo máximo para notificar la resolución será de tres meses. Transcurrido este plazo sin que
recaiga resolución expresa, se podrá entender desestimado el recurso, salvo que éste se haya
interpuesto contra la desestimación por silencio administrativo de una solicitud por el
transcurso del plazo, en cuyo caso se entenderá estimado el mismo si, llegado el plazo de
resolución, el órgano administrativo competente no dictase resolución expresa sobre el
mismo.
B) Recurso de reposición.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Es la última posibilidad de arreglo antes de un enfrentamiento judicial Pueden ser objeto de
recurso de reposición los mismos actos que lo son del recurso de alzada, es decir, los actos y
las resoluciones y actos de trámite, si estos últimos deciden directa o indirectamente el fondo
del asunto, determinan la imposibilidad de continuar el procedimiento, producen indefensión
o perjuicio irreparable a derechos o intereses legítimos, siempre y cuando dichos actos o
resoluciones hayan puesto fin a la vía gubernativa.
El plazo para la interposición del recurso de reposición será de un mes, si el acto fuera
expreso. Si no lo fuera, el plazo será de tres meses y se contará, para el solicitante y otros
posibles interesados, a partir del día siguiente a aquél en que, de acuerdo con su normativa
específica, se produzca el acto presunto.
A su vez, el plazo máximo para dictar y notificar la resolución del recurso será de un mes, si
bien contra la resolución de un recurso de reposición no podrá interponerse de nuevo dicho
recurso.
El recurso de revisión es un recurso extraordinario que se interpone contra los actos que
agoten la vía administrativa o contra los que no se haya interpuesto recurso administrativo en
plazo, es decir, contra actos firmes y consentidos, y se resuelven por el mismo órgano
administrativo que los dictó.
Los motivos por los que puede interponerse el recurso de revisión son los tradicionales de los
recursos extraordinarios, y son:
1. Cuando al dictar el acto se hubiera incurrido en error de hecho, que resulte de los
propios documentos incorporados al expediente. No se exige que el error sea
manifiesto, con lo que por esta vía cualquier revisión sobre los supuestos fácticos
del acto recurrido es ya posible. Este motivo acerca notablemente el recurso de
revisión al común, sea de alzada o reposición, pues siempre que exista una
discrepancia sobre los hechos se dará la vía de la revisión.
155
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
control a posteriori de las cuestiones de hecho sobre las que se asienta la
resolución recurrida.
Los plazos para interponer el recurso de revisión son de cuatro años a partir de la fecha de la
notificación si el recurso se funda en el error de hecho, y de tres meses si el recurso se funda
en los restantes motivos.
La resolución de los recursos de revisión puede ser resuelto por el órgano superior y también,
si no se había agotado la vía administrativa, por el titular de la competencia que hubiera
dictado el acto cuya revisión se pretende.
El recurso se entenderá desestimado si transcurren más de tres meses sin que se resuelva,
quedando entonces expedita la vía contencioso-administrativa.
La Ley ha previsto también un sistema alternativo al recurso de alzada a regular por las leyes
autonómicas. Se trata de que en supuestos sectoriales determinados, y cuando la especificidad
de la materia así lo justifique, puede ser sustituido el recurso de alzada por otros
procedimientos de impugnación o reclamación, incluidos los de conciliación, mediación o
arbitraje, ante órganos colegiados o comisiones específicas, no sometidas a instrucciones
jerárquicas, con respeto a los principios, garantías y plazos que la Ley reconoce a los
ciudadanos y a los interesados en todo procedimiento administrativo.
156
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4.2. Las reclamaciones previas a la vía judicial civil y laboral (Remisión a UT 20).
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Tema 17.- La Jurisdicción contencioso-administrativa.
1. La Jurisdicción contencioso-administrativa: evolución y configuración actual. 2. El principio
del carácter revisor de la Jurisdicción contencioso-administrativa: teoría y realidad. 3. Otras
características del sistema: A) La planta de la Jurisdicción contencioso-administrativa; B) La
cláusula constitucional del enjuiciamiento pleno de las actuaciones administrativas; C) La
efectividad de las sentencias condenatorias de la Administración.
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2. Sistema de Justicia civil: el control se realiza por los tribunales ordinarios. Es el sistema
tradicional y típico de los países anglosajones.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
función judicial era declarar la legalidad o no del acto administrativo (si es o no nulo), sin que
la Administración pudiera ser condenada a ningún hacer o no hacer, y sin que la sentencia
reconociera una situación jurídica individualizada a favor del administrado.
Sin embargo, tras la Constitución, los Tribunales no sólo deben controlar los “actos” de la
Administración, sino toda su actuación. El artículo 106 señala que los tribunales controlan la
“legalidad de la actuación administrativa” y no estrictamente sus actos. Por otra parte, el
artículo 24 no permite límites al derecho fundamental a la tutela judicial “efectiva” de los
derechos e intereses de las personas.
- Cuando la Administración está obligada a una prestación concreta en favor de una o varias
personas determinadas, éstas pueden reclamar de la Administración el cumplimiento de
dicha obligación; para ello han de reclamar a la Administración su cumplimiento, y si en el
plazo de 3 meses no hubiera dado dicho cumplimiento, los interesados puede deducir
recurso judicial, por las reglas generales del Procedimiento contencioso- administrativo
- Cuando la Administración no ejecute sus actos firmes podrán los afectados solicitar su
ejecución. Si ésta no se produce en el plazo de un mes desde la petición, podrán acudir al
Procedimiento contencioso- administrativo, por el procedimiento abreviado.
158
segundo lugar, sirve también a la misma finalidad de sustraerse a ese control el que
determinados actos administrativos revistan forma de ley, lo que les hace inatacables,
impunidad que ya está al alcance de cualquier Comunidad Autónoma que quiera seguir el
ejemplo de las Leyes expropiatorias de Rumasa.
Estamos además, muy lejos de ese pretendido desideratum de controlar los actos de poder
que emanan del Gobierno o de las Administraciones públicas. Ahí está para demostrarlo la
imposibilidad de someter a control judicial los actos de gracia, pues el indulto a un reo, en
virtud del cual el Gobierno sustituye una sentencia penal por otra de distinto contenido no
puede ser enjuiciado ante ningún tribunal, ni siquiera a instancia o recurso de los perjudicados
o las víctimas del delito. El Gobierno no puede condenar, pero sí puede absolver y liberar de
las consecuencias del delito.
En todo caso, de poco o nada sirve ampliar el ámbito de materias que van a ser controladas
por la Justicia administrativa si ésta ya no puede con las que antes tenía encomendadas y los
procesos, a la altura de 1998, tardan den tramitarse una media de siete años. Pretender que
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
esa situación, de verdadera inundación, en continuo crecimiento, además, por la creciente
litigiosidad, va a resolverse con algunas ligeras medidas procesales para evitar trámites y la
ampliación de la plantilla judicial que suponen los nuevos Juzgados de lo contencioso-
Administrativo es de una asombrosa ingenuidad.
Cada uno de estos órganos está compuesto de manera diversa y tiene atribuidas distintas
competencias.
159
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Según indica García de Enterría ningún precepto constitucional ha querido derogar la técnica
de la autotutela, que más bien se presupone en el artículo 106 CE. El control judicial de la
Administración se opera exclusivamente sobre la legalidad de su actuación de la acción
administrativa, no sobre el contenido político de las decisiones, que la Constitución reserva
íntegro a los órganos políticos (Gobierno). Lo que el Juez puede es mantener la observancia de
la Ley y del Derecho en la actuación de las instancias políticas. Según el sistema constitucional
no has “razón de estado” capaz de justificar un quebrantamiento del Derecho.
Un principio, el de la prohibición de embargo de los bienes públicos, que alcanza por igual a los
diversos órdenes jurisdiccionales, viene a obstaculizar el reconocimiento pleno de que la
potestad jurisdiccional comprende la función de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado (artículos
117.3 y 118 de la CE) y el propio derecho fundamental de todas las personas a “obtener la
tutela efectiva de los Jueces y Tribunales en el ejercicio de los derechos e intereses legítimos,
sin que en ningún caso pueda producirse indefensión (artículo 24.1 CE).
Las citadas previsiones constitucionales (artículos 117.3 y 118), junto con el reconocimiento
del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva que garantiza el artículo 24.1 de la misma
Constitución, han determinado que, en palabras de los profesores García de Enterría y Ramón
Fernández, haya quedado “[...] definitivamente roto el viejo dogma de la separación de
poderes en el sentido histórico-convencional de articulación de un privilegio administrativo de
exención judicial que jugaba ya sólo en este último reducto de la ejecución de las sentencias,
pues, desde la Constitución, “[...] los Tribunales contencioso-administrativos tienen [...] el poder
y el deber de ejecutar sus propias sentencias frente a cualquier resistencia o pasividad de la
Administración a su cumplimiento [...]”
Entre otras, la STC 67/1984, de 7 de junio, fijó la doctrina de que la competencia de ejecución
reconocida a la Administración por el artículo 103 de la Ley de 1956 no debía
160
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procedería a la ejecución forzosa de lo fallado, utilizando para ello las medidas ejecutivas
previstas en la Ley de Enjuiciamiento Civil.Una doctrina, por lo demás, que rápidamente fue
asumida por las Salas de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo
Instruido el proceso se dictará sentencia que decidirá todas las cuestiones Instruido el proceso
se dictará sentencia que decidirá todas las cuestiones controvertidas en el proceso (art. 67).-
forma normal de terminación-
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
administrativo), sino un auténtico proceso judicial, a través de auténticos órganos
jurisdiccionales, que ejercen la función propia del Poder Judicial de juzgar y hacer ejecutar lo
juzgado, pero de carácter especializado, como especializado es el Derecho administrativo y
especial es la propia realidad de la Administración.
No es bastante con que exista un control judicial, sino que, como establece el artículo 24 de la
Constitución, la tutela judicial debe ser efectiva. Y es que, realmente, de poco servirá el
recurso contencioso-administrativo si carece de eficacia, pues donde de verdad se apreciará la
eficacia de la intervención de los tribunales contencioso-administrativos será en la ejecución
de la sentencia, en llevar a los hechos el Derecho declarado por el tribunal. Sin ello, no hay
Justicia. Como señala el artículo 117 de la Constitución, a los juzgados y tribunales les
corresponde juzgar y hacer ejecutar lo juzgado, y sin esta segunda parte la primera se queda
en mera declaración de intenciones.
La Administración ya no ejecuta, sino que cumple -ha de cumplir- el fallo judicial; algo que
también viene a resaltar el artículo 104.1, al referirse al órgano administrativo que “sea
responsable del cumplimiento” -no, por tanto, de la “ejecución”- del correspondiente fallo.
Por consiguiente, la Ley obliga a la Administración a cumplir, pero la ejecución última -para el
caso de que no cumpla- depende del órgano jurisdiccional. A la Administración no se le otorga
ya el poder de ejecutar las sentencias, lo que, si así fuera, no podría considerarse como
garantía de una verdadera ejecución
- En primer lugar, para que la sentencia sea efectiva es preciso que, cuando se dicte, la
realidad no se haya alterado de modo que ya no sea posible ejecutar la sentencia. Así,
debido a la dilación de los contencioso-administrativos, es necesaria la instrumentación de
medidas cautelares, esto es, de medidas adoptadas por el tribunales y que,
provisionalmente, en tanto no se dicte sentencia que ponga fin al pleito, permitan evitar
que la decisión que finalmente se adopte resulte inejecutable, o ejecutable en tales
términos que no resulte plenamente satisfecha la pretensión declarada conforme a
Derecho, siempre y cuando, claro está, con ello tampoco se resientan irreparable o
gravemente intereses públicos o de terceros.
- El problema aquí es que los tribunales son poco proclives a la suspensión del acto
administrativo y no digamos la adopción de otras medidas cautelares. Cuando se trata de
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
- Otro factor importante es el tiempo en que se demora el proceso judicial. La lentitud de
los procesos judiciales, y en particular la de los procesos contencioso-administrativos, es
uno de los principales obstáculos a una eficacia real de la Justicia. Con todo, es forzoso
reconocer que la introducción de los Juzgados de lo Contencioso-Administrativo por la Ley
de 1998 y la posterior atribución de nuevas competencias han sido beneficiosas a la hora
de conseguir una mayor agilización de la Justicia contencioso-administrativa, mayor
rapidez que se ha conseguido al crearse un gran número de órganos jurisdiccionales, que,
además, son órganos unipersonales (frente a la tradición del tribunal colegiado en lo
contencioso-administrativo), y que, en determinados supuestos, siguen un procedimiento
abreviado (aunque éste presente también deficiencias y demoras innecesarias en la
práctica). En suma, hoy en día, sin que la situación sea óptima, no parece que la lentitud
de los Juzgados de este orden sea desproporcionada a la de otros órganos jurisdiccionales.
De hecho, muchas veces el problema no es el tiempo en que tarda en obtenerse sentencia
sino el contenido de la respuesta judicial, que no aborda profundamente la cuestión
planteada. Se trata aquí de problemas de medios materiales y, sobre todo, de recursos
humanos, incluyendo los propios jueces y magistrados.
- Además, si nos encontramos con una condena pecuniaria, nos topamos con la tradicional
inembargabilidad de los bienes de la Administración. Cierto que el Tribunal Constitucional
ha limitado esa inembargabilidad a los bienes de dominio público y los bienes que, aun
siendo de propiedad privada de la Administración, llamados patrimoniales, están
destinados a un uso o servicio público. ¿Qué sucede, sin embargo, cuando la
Administración carece de bienes embargables? Hay multas coercitivas, incluso
responsabilidades penales, y la posibilidad de impugnar los presupuestos que no recojan
debidamente la atención al pago de las sentencias condenatorias.
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Un principio, el de la prohibición de embargo de los bienes públicos, que alcanzando por igual
a los diversos órdenes jurisdiccionales, viene a obstaculizar el reconocimiento pleno de que la
potestad jurisdiccional comprende la función de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado (artículos
117.3 y 118 de la CE)6 y el propio derecho fundamental de todas las personas a “obtener la
tutela efectiva de los Jueces y Tribunales en el ejercicio de los derechos e intereses legítimos,
sin que en ningún caso pueda producirse indefensión (artículo 24.1 CE).
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Tema 18.- El recurso contencioso-administrativo (I).
1. La competencia de la Jurisdicción contencioso-administrativa. 2. Las partes en el proceso
contencioso-administrativo: A) En general; B) Legitimación. 3. El objeto del recurso: la
actividad administrativa impugnable. 4. Las pretensiones de las partes. 5. El procedimiento
A) El procedimiento general; procedimiento abreviado y B) Procedimientos especiales:
Análisis especial del procedimiento para la protección de los derechos fundamentales y de la
cuestión de ilegalidad. 6. Las medidas cautelares
Los juzgados y tribunales conocerán de las pretensiones que se deduzcan en relación con la
actuación de las administraciones públicas sujeta al derecho administrativo, con las
disposiciones generales de rango inferior a la ley y con los decretos legislativos cuando
excedan los límites de la delegación (art. 1.1 ljca).
LOS ACTOS DEL PODER JUDICIAL, DEL PODER LEGISLATIVO, TRIBUNAL DE CUENTAS, ADMINISTRACIÓN
ELECTORAL, TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, ASAMBLEAS LEGISLATIVAS AUTONÓMICAS Y OTROS ÓRGANOS
CONSTITUCIONALES NO INTEGRADOS EN LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO.
Los juzgados y tribunales conocerán también de las pretensiones que se deduzcan en relación
con (art. 1.3 LJCA):
163
del Tribunal Constitucional, del Tribunal de Cuentas y del Defensor del Pueblo, así
como de las Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas y de las
instituciones autonómicas análogas al Tribunal de Cuentas y al Defensor del Pueblo.
b) Los actos y disposiciones del Consejo General del Poder Judicial y la actividad
administrativa de los órganos de gobierno de los Juzgados y Tribunales, en los
términos de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Orgánica del Régimen Electoral General.
Se trata de aquellas organizaciones de base privada que, con una u otra calificación jurídica,
gestionan determinados intereses públicos en régimen de autoadministración y producen
actos administrativos en el marco de las funciones públicas atribuidas o delegadas: cámaras
oficiales, colegios profesionales, federaciones deportivas, consejos reguladores de la
denominación de origen, comunidades de regantes, etc.
A estos sujetos señalados por GARCÍA DE ENTERRÍA y T.R. FERNÁNDEZ habría que añadir
aquellas ENTIDADES SOMETIDAS A LA LEGISLACIÓN DE CONTRATOS DEL SECTOR PÚBLICO, a saber:
Sin embargo, QUEDARÍAN EXCLUIDAS las entidades públicas empresariales estatales y los
organismos asimilados dependientes de las CCAA y EELL.
a) Las cuestiones expresamente atribuidas a los órdenes jurisdiccionales civil, penal y social,
aunque estén relacionadas con la actividad de la Administración pública.
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c) Los conflictos de jurisdicción entre los Juzgados y Tribunales y la Administración pública y los
conflictos de atribuciones entre órganos de una misma Administración.
d) Los recursos directos o indirectos que se interpongan contra las Normas Forales fiscales de
las Juntas Generales de los Territorios Históricos de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, que
corresponderán, en exclusiva, al Tribunal Constitucional en los términos establecidos por la
disposición adicional quinta de su Ley Orgánica.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
En materia de responsabilidad patrimonial, si la Administración es demandada junto a
personas privadas, incluida la aseguradora la competencia es de la jurisdicción contenciosa
(art. 2.e LJCA).
Según señala el artículo 5.1 LJCA la jurisdicción es improrrogable, lo que supone que es
indisponible para las partes. Ni puede excluirse de su conocimiento ámbitos sometidos a ella
legalmente, ni pueden someterse a ella ámbitos no sometidos legalmente.
Demandante puede ser un particular (será lo habitual), una Administración (en los
litigios entre administraciones) o la propia Administración autora del acto (en el
proceso de lesividad).
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En el proceso de lesividad, demandado será el beneficiario del acto cuya nulidad se pretende;
Las aseguradoras de las Administraciones públicas, siempre serán parte codemandada junto
con la Administración a quien aseguren.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
EMPLAZAMIENTO
Los demandados deben ser emplazados para que puedan defenderse. El emplazamiento de la
Administración se entenderá efectuado por la reclamación del expediente (art. 50.1); El
emplazamiento de los demás demandados lo realiza normalmente la Administración, una vez
comprobado quienes figuran como interesados en el expediente (art. 49). Si no es posible
emplazarlos en su domicilio se les emplazará mediante la inserción del edicto en el mismo
diario en que se hubiera publicado el anuncio de interposición (según el ámbito territorial del
órgano).
En los recursos contra las decisiones adoptadas por los órganos administrativos a los que
corresponde resolver los recursos especiales y las reclamaciones en materia de contratación a
que se refiere la legislación de Contratos del Sector Público se emplazará como parte
demandada a las personas, distintas del recurrente, que hubieren comparecido en el recurso
administrativo, para que puedan personarse como demandados en el plazo de nueve días.
- Capacidad procesal: o capacidad para ser parte. la tienen todas aquellas personas que
la ostenten con arreglo a la Ley de Enjuiciamiento Civil y, además, los menores de edad
para la defensa de aquellos de sus derechos e intereses legítimos cuya actuación les
esté permitida por el ordenamiento jurídico sin necesidad de asistencia de la persona
que ejerza la patria potestad, tutela o curatela (art. 18.1 LJCA).
166
2.2. Legitimación.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La legitimación es la especial relación entre un sujeto y el objeto del proceso, que se concreta
en la existencia de un derecho o un interés legítimo. Juega como presupuesto de admisibilidad
del recurso, de manera que si falta no se entra en el fondo objeto del proceso.
- Las Entidades locales territoriales, para impugnar los actos y disposiciones que
afecten al ámbito de su autonomía, emanados de las Administraciones del Estado y de
las Comunidades Autónomas, así como los de Organismos públicos con personalidad
jurídica propia vinculados a una y otras o los de otras Entidades locales.
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- Para la defensa del derecho de igualdad de trato entre mujeres y hombres, además
de los afectados y siempre con su autorización, estarán también legitimados los
sindicatos y las asociaciones legalmente constituidas cuyo fin primordial sea la defensa
de la igualdad de trato entre mujeres y hombres, respecto de sus afiliados y asociados,
respectivamente.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
sindicatos más representativos y a las asociaciones de ámbito estatal cuyo fin primordial sea la
igualdad entre mujeres y hombres, sin perjuicio, si los afectados estuvieran determinados, de
su propia legitimación procesal.
La persona acosada será la única legitimada en los litigios sobre acoso sexual y acoso por razón
de sexo.
La Administración autora de un acto está legitimada para impugnarlo ante este orden
jurisdiccional, previa su declaración de lesividad para el interés público en los términos
establecidos por la Ley.
El reconocimiento de una situación jurídica individualizada puede solicitarse tanto por quien
invoque un derecho como por quien ostente un interés. Dependerá del contenido exacto del
derecho el grado de restablecimiento que pueda permitir.
a) Para la impugnación de los presupuestos locales: están legitimados los habitantes del
territorio de la respectiva entidad local (art. 170 y 171 TRLHL).
b) Para la defensa de los bienes y derechos locales: cualquier vecino puede requerir a la
entidad para que ejerza las acciones necesarias en defensa de los bienes y derecho
locales y de no hacerlo en el plazo de 30 días los vecinos podrán ejercer dicha acción
en nombre de la entidad local (art. 68 LBRL). Se trata de un supuesto de legitimación
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2. ACTOS ADMINISTRATIVOS, expresos o presuntos (art. 25.1 LJCA). Los únicos actos excluidos son
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
los llamados “actos consentidos” (art. 28 LJCA. Esta excepción es consecuencia de ser un plazo
de “caducidad” el plazo para interponer el recurso contencioso-administrativo. Se exceptúa el
caso de los actos nulos (STS 26.1.1994). Otra excepción al acto consentido es el de aquellos
derechos que tengan un plazo de prescripción que no hubiera transcurrido en el momento de
la petición de su reconocimiento (STS 6.7.1972 y STS de 26.12.1984).
1) Que sea exigible una prestación concreta y que además derive de actos no firmes, o de
disposición general que no requiera de actos de aplicación, o de convenios o contratos (art.
29.1 LJCA).
Las sentencias han de ser CONGRUENTES con las pretensiones y con los motivos en que éstas
se fundamenten.; Si el Juez estimare que la cuestión sometida a su conocimiento pudiera no
haber sido apreciada debidamente por las partes, por existir en apariencia otros motivos
susceptibles de fundar el recurso o la oposición, lo someterá a aquéllas, y concederá a los
interesados un plazo común de diez días para que formulen las alegaciones; Esto mismo se
observará si, impugnados directamente determinados preceptos de una disposición general, el
Tribunal entendiera necesario extender el enjuiciamiento a otros de la misma disposición por
razones de conexión o consecuencia con los preceptos recurridos.
169
4. Si el recurso tiene por objeto una actuación material constitutiva de VÍA DE HECHO, el
demandante podrá pretender que se declare contraria a Derecho, que se ordene el cese de
dicha actuación y que se adopten, en su caso, las medidas adecuadas tal fin, entre ellas la
indemnización de los daños y perjuicios (art. 32.2 LJCA).
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Resulta PRECEPTIVO EL REQUERIMIENTO PREVIO a la Administración para que ésta
proceda al cumplimiento de su obligación prestacional. NO HAY PLAZO para formular este
requerimiento previo.
Excepciones:
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1.- El recurso contra una disposición general, acto, inactividad o vía de hecho en que no existan
terceros interesados puede iniciarse directamente mediante demanda (art. 45. 5 LJCA).
2.- Se inician necesariamente mediante demanda los procedimientos abreviados (art. 78.2) y
de lesividad (art. 45.4).
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Si se trata de una entidad pública deberá acompañarse acuerdo del órgano competente en el
que se haya adoptado la decisión de recurrir.
2.- Cuando se recurre un acto presunto: 6 meses a contar desde el día siguiente a que se
produzca el efecto del silencio.
4.- En caso de la vía de hecho el plazo será de 10 días desde que haya pasado el plazo también
de 10 días de la intimación de corregir la vía de hecho. Si no hay intimación el plazo es de 20
días desde que se inició la vía de hecho.
5.- En caso de lesividad el plazo de 2 meses a contar desde el día siguiente a la declaración.
6.- En los litigios entre Administraciones públicas, el plazo será el general si no hay
requerimiento, salvo que una ley establezca otra cosa. Si hay requerimiento, el plazo de 2
meses se computa desde el día siguiente a aquel en que se reciba comunicación del acuerdo
expreso o desde que se entienda desestimado por silencio (1 mes).
La interposición del recurso, interrumpe la firmeza del acto y hace surgir una situación de
litispendencia que impide que se inicie otro proceso distinto con el mismo objeto (art. 69.d) y
58.1 LJCA).
El expediente debe ser remitido en el plazo de 20 días (art. 48) pasado el cual el órgano
jurisdiccional reiterará la reclamación para que se remita en 10 días. El incumplimiento puede
dar lugar a la imposición de multas coercitivas (art. 48.7). El expediente remitido debe ser el
original o una copia autentificada. Se enviará completo, foliado, acompañado de un índice. La
Administración conservará siempre el original o una copia autentificada. No se reclamará el
171
expediente en el caso de que se hubiera iniciado el recurso mediante demanda y éste se dirige
contra una disposición general, sin perjuicio de que el Tribunal pueda recabar de oficio o a
petición del actor el expediente de elaboración (art. 48.2 y 5).
2) Emplazamiento y personación
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
que se adopta el acuerdo de remisión del expediente. Los interesados pueden
personarse como demandados en el plazo de 9 días.
3) Admisión a trámite
Una vez recibido el expediente y antes de formalizar la demanda, se declarará la admisión del
recurso.
No obstante, el órgano judicial, previa audiencia (art. 51.4), declarará no haber lugar a la
admisión del recurso cuando constate de modo inequívoco y manifiesto la concurrencia de
Falta de jurisdicción o competencia, Falta de legitimación del recurrente, Actividad no
impugnable, actuación evidente no constitutiva de vía de hecho o ausencia de obligación en
caso de inactividad, caducidad del plazo de interposición del recurso. Y Cuando se hubieren
desestimado en el fondo otros recursos sustancialmente iguales por sentencia firme.
4) Formulación de la demanda
Debe formularse en el plazo de 20 días previa entrega del expediente (art. 52). Se dará
traslado de la misma a las partes demandadas (art. 54.1).
El actor podrá pedir por otrosí que el recurso se falle sin necesidad de recibimiento a prueba ni
tampoco de vista o conclusiones (art. 57). En este caso el Secretario Judicial declarará concluso
el pleito para sentencia, salvo que el Juez o Tribunal decida la práctica de prueba.
5) Contestación a la demanda
Durante los 5 primeros días del plazo para contestar a la demanda los demandados pueden
alegar las causas de inadmisibilidad previstas en el artículo 58 LJCA.
Si se ha pedido el recibimiento a prueba del pleito con especificación de los puntos de hecho
sobre los que debe versar y los medios de prueba que se propongan y el órgano judicial lo
admite se abrirá un periodo de prueba. El juez abrirá el período si existe disconformidad en
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cuanto a los hechos y estos fueran de trascendencia para la resolución del pleito. El órgano
judicial también puede acordar de oficio el recibimiento a prueba (art. 61). Esta facultad es
ejercitable incluso después del periodo de prueba y antes de la sentencia.La prueba se
practicará conforme a las reglas de la LEC con 15 días para proponer y 30 para practicar.
7) Vista o conclusiones
Las partes pueden solicitar una de estas fórmulas, o solicitar que el pleito sea declarado
concluso, sin más trámites, para sentencia (art. 62).
En el supuesto de vista el órgano judicial se dará la palabra a las partes para que de forma
sucinta expongan sus alegaciones (art. 63).
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Cuando se acuerde el trámite de conclusiones (art. 64) las partes presentarán unas alegaciones
sucintas acerca de los hechos, la prueba practicada y los fundamentos jurídicos en que apoyen
sus pretensiones.
8) Sentencia
Instruido el proceso se dictará sentencia que decidirá todas las cuestiones controvertidas en el
proceso (art. 67).
El procedimiento abreviado.
5. Para la vista es necesaria la presencia del actor que de no hacerlo se le tendrá por
desistido. El demandante empieza con una exposición de lo que pide.
173
5.2. Procedimientos especiales: Análisis especial del procedimiento para la protección de los
derechos fundamentales y de la cuestión de ilegalidad
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
5. En el escrito de interposición además de la actuación impugnada hay que identificar el
derecho cuya tutela se pretende.
2. La cuestión debe plantearse mediante auto en el plazo de 5 días desde que adquiera
firmeza la sentencia y se ceñirá a los preceptos considerados ilegales (art. 123 LJCA).
174
Celebrada la vista o deducidas las alegaciones, se dictará sentencia por la que se anule
o confirme el acto o acuerdo objeto del recurso, disponiendo lo que proceda en
cuanto a la suspensión.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Ejemplos:
- Art. 30.2 del Texto Refundido de la Ley de Aguas (RD Legislativo 1/201, de 20 de julio):Art. 67
de la Ley 7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases de Régimen Local.
La tesis de la justicia cautelar penetró en nuestro país por influjo de la doctrina del Tribunal de
Justicia de las Comunidades Europeas, especialmente, tras la sentencia Factortame I de 1990,
que declaró que un juez nacional podía y debía suspender cautelarmente la aplicación de una
Ley cuando ésta infringiera el Derecho Comunitario, sobre la base del fumus boni iuris o
apariencia de buen derecho y del periculum in mora o peligro de perjuicio serio si la medida se
retrasa.
La LJCA (art. 129.1) configura un numerus apertus en el tipo de medidas que pueden
adoptarse: (Los interesados podrán solicitar…cuantas medidas aseguren la efectividad de la
sentencia)”
A título de ejemplo se pueden citar la Suspensión del acto o disposición, Condena cautelar de
hacer o no hacer, , Anotación preventiva de la demanda sobre bienes inmuebles en el Registro
de la Propiedad...etc.
En cualquier estado del proceso (art. 129.1), sin embargo si se impugna una disposición
general, y se solicita la suspensión de la vigencia de los preceptos impugnados, la petición
deberá efectuarse en el escrito de interposición o en el de demanda (art. 129.2).
En los supuestos de inactividad o vía de hecho las medidas también podrán solicitarse antes de
la interposición del recurso (provisionalísimas).
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
modificación de la medida adoptada, el cual será recurrible conforme a las reglas generales.
“1. Previa valoración circunstanciada… la medida cautelar podrá acordarse únicamente cuando
la ejecución del acto o la aplicación de la disposición pudieran hacer perder su finalidad
legítima al recurso.
2. La medida cautelar podrá denegarse cuando de ésta pudiera seguirse perturbación grave de
los intereses generales o de tercero que el Juez o Tribunal ponderará en forma circunstanciada”
(art. 130 LJCA).
Para estos autores el criterio debe ser el del fumus boni iuris y del periculum in mora. Esta es la
doctrina que se recoge en el artículo 728 LEC, de aplicación supletoria al proceso contencioso.
Las medidas cautelares estarán en vigor hasta que recaiga sentencia firme que ponga fin al
procedimiento en el que se hayan acordado, o hasta que éste finalice por cualquiera de las
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causas previstas en esta Ley. No obstante, podrán ser modificadas o revocadas durante el
curso del procedimiento.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Tema 19.-El recurso contencioso-administrativo (II).
1. Análisis especial de la Sentencia y su ejecución: A) Pronunciamientos posibles de la
Sentencia y su orden; 2. Los recursos contra las resoluciones judiciales: A) En general; B) El
recurso de apelación; C) El recurso de casación; D) El recurso de casación para la unificación de
doctrina; E) El recurso de casación en interés de la Ley; F) El recurso de revisión. 3. La ejecución
provisional de la sentencia y de la sentencia firme: peculiaridades en el orden contencioso-
administrativo. El principio de inembargabilidad de los bienes de la Administración.
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
- Que el Juzgado o Tribunal Contencioso-administrativo carezca de jurisdicción.
- Que se hubiera presentado el escrito inicial del recurso fuera del plazo establecido.
Cualquier otro posible vicio del recurso o de su fundamentación deberá decidirse como fondo
y no como inadmisibilidad.
Cuando la sentencia estimase el recurso puede contener las siguientes declaraciones (art. 71):
178
La anulación de una disposición o acto producirá efectos para todas las personas afectadas
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
(erga omnes), hayan sido o no partes (art. 72.2). Las sentencias firmes que anulen una
disposición general tendrán efectos generales desde el día en que sea publicado su fallo y
preceptos anulados en el mismo diario oficial en que lo hubiera sido la disposición anulada.
También se publicarán las sentencias firmes que anulen un acto administrativo que afecte a
una pluralidad indeterminada de personas (art. 72.2).
Según GARCÍA DE ENTERRIA, es técnicamente erróneo afirmar que sólo desde la publicación
producirán efectos porque la anulación de un reglamento declarará su invalidez originaria (ex
tunc). El precepto se refiere a los efectos de los actos firmes dictados en su aplicación, según
señala el art. 73 LJCA.
Las sentencias firmes que anulen un precepto de una disposición general no afectarán por sí
mismas a la eficacia de las sentencias o actos administrativos firmes que lo hayan aplicado
antes de que la anulación alcanzara efectos generales, salvo en el caso de que la anulación del
precepto supusiera la exclusión o la reducción de las sanciones aún no ejecutadas
completamente (art. 73).
Los recursos pueden darse contra las resoluciones del Secretario Judicial, contra las
resoluciones (providencias y autos) del Juez, y contra las Sentencias.
Recurso de reposición
Contra las diligencias de ordenación y decretos no definitivos del Secretario judicial cabrá
recurso de reposición excepto cuando la ley prevea recurso de revisión (art. 102 bis).
179
Notas:
2. Se traslada a las demás partes para que puedan impugnarlo en el plazo de 3 días.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Cabe recurso de revisión contra los decretos del Secretario por los que se ponga fin al
procedimiento o impidan la continuación y contra los decretos en aquellos casos en que se
prevé (art. 102 bis).
Notas:
2. Se traslada a las demás partes para que puedan impugnarlo en el plazo de 5 días.
Contra las providencias y autos de jueces y magistrados caben los siguientes recursos:
Recurso de reposición
Cabe contra los autos y providencias no susceptibles de recursos de apelación o casación (art.
79).
Notas:
2. Se traslada a las demás partes para que puedan impugnarlo en el plazo de 5 días.
4. Este recurso no tiene efectos suspensivos, salvo que el órgano judicial, de oficio o a
instancia de parte, acuerde lo contrario.
Recurso de apelación
Notas:
180
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Recurso de casación
Cabe contra los autos dictados en única instancia por las salas de lo Contencioso-
Administrativo de los TSJ y de la Audiencia Nacional (art. 87.1), en los siguientes supuestos:
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
imposible su continuación.
4. Los dictados en el incidente de ejecución provisional de las sentencias contra las que
se haya interpuesto recurso de casación (art. 91).
Para que pueda prepararse el recurso de casación en los casos previstos en los apartados
anteriores, es requisito necesario interponer previamente el recurso de reposición. (Nos
remitimos a la casación de las sentencias).
1. Las que declaren la inadmisibilidad del recurso cualquiera que fuera la cuantía.
Notas:
181
3. Este recurso tiene efectos suspensivos y devolutivos (art. 83), pero cabe la ejecución
provisional de la sentencia (art. 84).
Cabe contra las sentencias dictadas en única instancia por las salas de lo Contencioso-
Administrativo de los TSJ y de la Audiencia Nacional (art. 86.1)
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
1. Las sentencias que se refieran a cuestiones de personal al servicio de las
Administraciones públicas, salvo que afecten al nacimiento o a la extinción de la
relación de servicio de funcionarios de carrera.
2. Las recaídas, cualquiera que fuere la materia, en asuntos cuya cuantía no exceda de
600.000 euros, excepto cuando se trate del procedimiento especial para la defensa de
los derechos fundamentales, en cuyo caso procederá el recurso cualquiera que sea la
cuantía del asunto litigioso.
Cabrá en todo caso recurso de casación contra las sentencias de la AN y de los TSJ que
declaren nula o conforme a Derecho una disposición de carácter general.
Las sentencias que, siendo susceptibles de casación por aplicación de los apartados
precedentes, hayan sido dictadas por las Salas de lo Contencioso-administrativo de los TSJ sólo
serán recurribles en casación si el recurso pretende fundarse en infracción de normas de
Derecho estatal o comunitario europeo que sea relevante y determinante del fallo recurrido,
siempre que hubieran sido invocadas oportunamente en el proceso o consideradas por la Sala
sentenciadora.
Notas:
1. Se podrá interponer por quienes hayan sido parte en el proceso a que se contraiga la
sentencia recurrida y sólo por los motivos tasados previstos en el art. 88.
3. Si el escrito cumple los requisitos legales se emplaza a las partes y se concede un plazo
de 30 días para interponer el recurso y se remiten los autos al TS (art.90).
4. El TS procede, otra vez, a decidir sobre la admisión o no a trámite del recurso (art. 93).
En su caso, declarará la inadmisión mediante auto.
182
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Es preciso que la sentencia recurrida no sea susceptible de recurso de casación ordinario por
ser inferior la cuantía del asunto a la cifra de 600.000 euros, aunque debe ser superior a
30.000 euros. El resto de sentencias excluidas de la casación ordinaria lo están también de este
recurso (art. 96.4).
Notas:
Existe también un recurso de casación para la unificación de doctrina que se interpone ANTE
EL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA contra las sentencias de las Salas de lo Contencioso-
administrativo de los TSJ, si existen varias de estas Salas o la Sala o Salas tienen varias
Secciones, cuando, respecto de los mismos litigantes u otros diferentes en idéntica situación y,
en mérito a hechos, fundamentos y pretensiones sustancialmente iguales, se hubiere llegado a
pronunciamientos distintos (art. 99).
Este recurso procederá contra sentencias que apliquen normativa emanada de las CCAA y la
cuantía litigiosa supere los 30.000 euros.
Cabe contra las sentencias dictadas en única instancia por los Jueces de lo Contencioso-
administrativo y las pronunciadas por las Salas de lo Contencioso-administrativo de los TSJ y de
la AN, que no sean susceptibles de los recursos de casación ordinaria o para la unificación de
doctrina cuando se estimen gravemente dañosas para el interés general y erróneas las
resoluciones dictadas (art. 100.1).
Notas:
183
2. Se refiere sólo a normas del Estado que hayan sido determinantes del fallo recurrido.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
mediante escrito razonado en el que se fijará la doctrina legal que se postule.
Existe también un recurso en interés de ley que se interpone ANTE EL TRIBUNAL SUPERIOR DE
JUSTICIA respecto a normas emanadas de las CCAA que hayan sido determinantes para el fallo
(art. 101).
Este recurso puede interponerse por las Administraciones territoriales y por las entidades y
corporaciones antes descritas, por el Ministerio Fiscal y por la Administración de la Comunidad
Autónoma.
Cabe contra las sentencias firmes de cualquier juzgado o tribunal cuando concurra alguna de las
siguientes circunstancias (art. 102):
3. Cuando se hubiese dictado en virtud de prueba testifical si los testigos hubieren sido
condenados por falso testimonio dado en las declaraciones que sirvieron de
fundamento a la sentencia.
Notas:
2. Puede interponer el recurso la parte perjudicada por la sentencia (art. 511 LEC)
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Tanto en sentencias que han sido recurridas en apelación (art. 84) como en casación (art. 91)
las partes favorecidas por el fallo podrán instar su ejecución provisional del órgano
jurisdiccional autor del fallo.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Cuando de ésta pudieran derivarse perjuicios de cualquier naturaleza, podrán acordarse las
medidas que sean adecuadas para evitar o paliar dichos perjuicios. Igualmente podrá exigirse
la prestación de caución o garantía para responder de aquéllos.
Previa audiencia de las demás partes por plazo común de tres días, el Juez resolverá sobre la
ejecución provisional en el término de los cinco días siguientes.
Cuando quien inste la ejecución provisional sea una Administración pública, quedará exenta de
la prestación de caución.
La competencia para ejecutar las sentencias corresponde a los jueces y tribunales según señala
en art. 117.3 CE. En este mismo sentido se pronuncia el art. 103 LJCA:
“1. La potestad de hacer ejecutar las sentencias y demás resoluciones judiciales corresponde
exclusivamente a los Juzgados y Tribunales de este orden jurisdiccional, y su ejercicio compete
al que haya conocido del asunto en primera o única instancia.
2. Las partes están obligadas a cumplir las sentencias en la forma y términos que en éstas se
consignen.
3. Todas las personas y entidades públicas y privadas están obligadas a prestar la colaboración
requerida por los Jueces y Tribunales de lo Contencioso-administrativo para la debida y
completa ejecución de lo resuelto”.
185
4. Cuando fuere condenada al pago de cantidad se seguirán las siguientes reglas (art.
106):
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
asimismo puede disponer su publicación en periódicos oficiales o privados si
concurriera causa bastante, a costa de la parte ejecutada (art. 107).
6. Transcurridos los plazos señalados para el total cumplimiento del fallo, el juez o
tribunal adoptará, previa audiencia de las partes, las medidas necesarias para lograr la
efectividad de lo mandado, incluida la imposición de multas coercitivas o deducción de
testimonio para exigir responsabilidad penal (art. 112).
La LJCA fija como regla general la obligación de cumplir las sentencias (“No podrá suspenderse
el cumplimiento ni declararse la inejecución total o parcial del fallo” -art. 105.1-), pero
establece las siguientes excepciones:
1.- Que concurran causas de imposibilidad material o legal de ejecutar una sentencia. En este
caso, el órgano obligado a su cumplimiento lo manifestará a la autoridad judicial a través del
representante procesal de la Administración, dentro del plazo de 2 meses desde la notificación
de la sentencia, a fin de que, con audiencia de las partes y de quienes considere interesados, el
Juez o Tribunal aprecie la concurrencia o no de dichas causas y adopte las medidas necesarias
que aseguren la mayor efectividad de la ejecutoria, fijando en su caso la indemnización que
proceda por la parte en que no pueda ser objeto de cumplimiento pleno (art. 105.2).
En términos generales puede afirmarse que aun partiendo del principio de que es obligado
cumplir las sentencias (artículo 118 CE) existen supuestos excepcionales en los que este
186
2. Que exista peligro cierto de alteración grave del libre ejercicio de los derechos y libertades
de los ciudadanos, temor fundado de guerra o quebranto de la integridad del territorio
nacional.
La concurrencia de tales circunstancias son causas de utilidad pública o de interés social para
expropiar los derechos o intereses legítimos reconocidos frente a la Administración en una
sentencia firme.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La declaración de la concurrencia de alguna de las causas citadas se hará por el Gobierno de la
Nación; podrá también efectuarse por el Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma
cuando se trate de peligro cierto de alteración grave del libre ejercicio de los derechos y
libertades de los ciudadanos y el acto, actividad o disposición impugnados proviniera de los
órganos de la Administración de dicha Comunidad o de las Entidades locales de su territorio,
así como de las Entidades de Derecho público y Corporaciones dependientes de una y otras
(art. 105.3).
El art. 72 LJCA establece que las sentencias anulatorias producen efecto para todas las partes
afectadas y el art. 109.1 prevé que quien no ha sido parte pueda promover incidente de
ejecución para que ésta le sea aplicada.
La ley prevé la posibilidad de extender los efectos de las sentencias que contengan un
reconocimiento o restablecimiento de situaciones jurídicas individualizadas (art. 72.3 y 110).
Pero esta previsión sólo alcanza a materia tributaria y de personal al servicio de la
Administración (son los denominados “actos en masa”).
Requisitos:
1. Que los interesados se encuentren en la misma situación que los favorecidos por el
fallo.
2. Que el órgano judicial sea también competente por razón del territorio.
Procedimiento:
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
aleguen por plazo de 3 días.
6. El órgano judicial resolverá por medio de auto, en el que no podrá reconocerse una
situación jurídica distinta a la definida en la sentencia firme de que se trate.
a. Regla general: se impondrá las costas por vencimiento (quien pierde paga).
3. La imposición de las costas podrá ser a la totalidad, a una parte de éstas o hasta una
cifra máxima.
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El principio de inembargabilidad de los bienes públicos cuenta con una larga tradición en
nuestro ordenamiento jurídico. Así, la Ley de Administración y Contabilidad de 1911 la preveía,
al igual que la Ley del Patrimonio en su artículo 18.
Dicho artículo establece que ningún tribunal puede dictar mandamiento de ejecución o
providencia de embargos contra los bienes y derechos del Estado ni contra sus frutos, rentas o
productos. Además, se establece el mismo privilegio para los bienes de dominio público en el
artículo 132.1 de la Constitución Española. Por su parte, la Ley General Presupuestaria en su
artículo 44 confirma este principio para los bienes públicos, refiriéndose a los fondos, valores y
bienes de la Hacienda Pública.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Lo mismo sucederá con los bienes de las Comunidades Autónomas, recogiéndose en sus leyes
de patrimonio y con los de las Entidades Locales, salvo aquellos créditos que lo sean a favor de
la Hacienda Estatal o Autonómica, que podrán ser objetos de compensación.
La doctrina valora la inembargabilidad de forma negativa por considerar que vulnera la tutela
judicial efectiva al impedir la ejecución de sentencias judiciales. Por ello, autores como García
de Enterría postulan la supresión de este privilegio para los bienes de patrimonio privado y
financiero, concretamente para las cuentas de las Administraciones en el Banco de España y
para las obligaciones que tiene el Estado frente a terceros, como las empresas suministradoras
de agua y energía, pues facilitaría el no pagarles, quedando estas indefensas si la
Administración se escuda en este principio.
La ejecución forzosa puede practicarse sobre los créditos previstos para su ejecución y, en
último extremo, sobre los bienes patrimoniales no afectos materialmente a un uso o servicio
público).
Cualquiera de las partes podrá solicitar que la cantidad a satisfacer se compense con créditos
que la Administración ostente contra el recurrente. (se trata de pago “por compensación”
previsto en los art. 1156 y 1195 Código Civil).
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Tema 20.- La administración y los demás órdenes
jurisdiccionales.
1. Reclamación administrativa previa al ejercicio de acciones judiciales civiles y laborales. 2.
La singular posición de la Administración en los procesos ante los demás órdenes
jurisdiccionales
La reclamación previa es una técnica sustitutiva del juicio de conciliación previa a los procesos
civiles entre simples particulares. Esta reclamación es un requisito previo al ejercicio de toda
clase de acciones fundadas en el Derecho privado o laboral contra el Estado y Organismos
Autónomos, lo que, igualmente, hay que entender referido a las CC.AA., a los Entes Locales y a
los organismos públicos de ellos dependientes.
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1. Un efecto preclusivo de cierre del proceso mientras no se sustancia. La Ley, dice que si
“planteada una reclamación ante las Administraciones Públicas, ésta no ha sido
resuelta y no ha transcurrido el plazo en que debe entenderse desestimada, no podrá
deducirse la misma pretensión ante la jurisdicción correspondiente” .
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Como especialidades de la reclamación de la vía judicial civil hay que consignar, en primer
lugar, que no tiene justificación ni por ello debe exigirse en aquellos procesos en que por su
naturaleza urgente y sumaria se perjudique la finalidad misma del proceso, como en los
interdictos posesorios o similares así como en los procesos de protección de derechos
fundamentales.
Recaerá sobre el órgano ante el que se haya presentado la reclamación el reunir los
antecedentes necesarios, los cuales se unirán al escrito presentado por el interesado,
remitiéndolo todo en el plazo de cinco días al órgano competente.
Las reclamaciones previas a la vía judicial laboral que deben dirigirse al Jefe Administrativo o
Director del establecimiento u organismo en que el trabajador preste sus servicios. Denegada
la reclamación o transcurrido un (1) mes sin haberle sido notificada resolución alguna, el
interesado podrá formalizar la demanda ante la Magistratura de Trabajo competente.
191
En el resto de pretensiones que no entran dentro del campo del Derecho administrativo y del
orden judicial especializado, los particulares pueden acudir a la Jurisdicción Ordinaria (civil,
laboral, etc.) ,en los que la Administración puede comparecer como demandante o
demandada, en pie de igualdad con los particulares. La presencia de la administración en estos
pleitos, responde a un esquema básico de igualdad, que debe ser sin embargo matizado, pues
no siempre ha sido así, ni la administración carece de privilegios, aunque menores que en el
proceso contencioso-administrativo.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La Ley 52/1997, de 27 de diciembre, sobre régimen de la asistencia jurídica al Estado e
Instituciones Públicas ha introducido determinada racionalización de las prerrogativas.
Entre los privilegios más señalados nos encontramos con la necesidad de interponer una
reclamación previa a la Administración, cuyo fundamento está en evitar a los particulares
acudir a juicio de manera innecesaria, ante la eventualidad de que la Administración reconozca
su derecho al ciudadano; Claro está que para eso debe tramitarse un procedimiento
administrativo.
Tradicionalmente a los Entes públicos se les ha prohibido, por lo general, transigir libremente
sobre sus derechos, configurándose para la Administración dicha excepción.. es decir, a la
Administración no le es exigible la conciliación previa antes de demandar o ser demandada.
La actual LEC (art. 460) establece que, antes de promover un juicio, podrá intentarse la
conciliación ante el Secretario judicial del Juzgado de Primera Instancia o ante el Juez de Paz
competentes, que no se admitirán a trámite las peticiones de conciliación que se soliciten en
relación con los juicios en que estén interesados el Estado, las Comunidades Autónomas y las
demás Administraciones públicas, Corporaciones o Instituciones de igual naturaleza.
Este requisito proviene de del estatuto de 1925 permanece en vigor al no haberse derogado
por la Ley 52/1997, antes citada, y puede tener su importancia pues su omisión se traduce en
un defecto legal en el modo de proponer la demanda que puede dar lugar a la absolución de la
contraparte.
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De esta reglase exceptúan los juicios universales ni a los interdictos de obra ruinosa.
La Ley 52/1997 lo ha conservado al establecer en su artículo 14 que, En los procesos civiles que
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se dirijan contra el Estado, sus Organismos autónomos, entidades públicas dependientes de
ambos o los órganos constitucionales, el Abogado del Estado recabará los antecedentes para la
defensa de la Administración, Organismo o entidad representada, así como elevará en su caso,
consulta ante la Dirección del Servicio Jurídico del Estado. A tal fin, al recibir el primer traslado,
citación o notificación del órgano jurisdiccional podrá pedir, y el Juez acordará, la suspensión
del curso de los autos, salvo que, excepcionalmente, y por auto motivado, se estime que ello
produciría grave daño para el interés general.
El plazo de suspensión será fijado discrecionalmente por el Juez, sin que pueda exceder de un
mes ni ser inferior a quince días.
García de Enterría critica dicha previsión legal al entenderla infundada, pues dicha consulta ya
estaría garantizada con la reclamación previa, duplicándose sin motivo el privilegio haciendo
gravoso el procedimiento para el ciudadano.
Régimen de notificaciones.
El artículo 11 de la Ley 52/1997 dispone que “ En los procesos seguidos ante cualquier
jurisdicción en que sean parte la Administración General del Estado, los Organismos
autónomos o los órganos constitucionales, salvo que las normas internas de estos últimos o las
leyes procesales dispongan otra cosa, las notificaciones, citaciones, emplazamientos y demás
actos de comunicación procesal se entenderán directamente con el Abogado del Estado en la
sede oficial de la respectiva Abogacía del Estado.
Cuando las entidades públicas empresariales u otros Organismos públicos regulados por su
normativa específica sean representados y defendidos por el Abogado del Estado se aplicará
igualmente lo dispuesto en el apartado anterior.
La Ley Valenciana 10/2005 prevé algo similar al indicar que,” en especial, los actos de
comunicación procesal deberán remitirse directamente a la Abogacía General de la Generalitat
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en el domicilio que a estos efectos se señale, salvo en los casos en que se haya designado un
abogado o procurador de los tribunales para asumir la representación y defensa en juicio”.
El artículo 7 de la Ley 52/1997 establece que “Sin perjuicio de lo dispuesto en leyes especiales,
para que el Abogado del Estado pueda válidamente desistir de acciones o recursos, apartarse
de querellas, o allanarse a las pretensiones de la parte contraria, precisará autorización
expresa de la Dirección del Servicio Jurídico del Estado que deberá, previamente, en todo caso,
recabar informe del Departamento, Organismo o entidad pública correspondiente.
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La Ley General Tributaria contiene norma s que prohíben transigir o renunciar a acciones
ejercitadas en nombre del Estado.
Se trata de una rigidez formal extrema que obliga a los ciudadanos a soportar procesos que
muy bien podían liquidarse sin necesidad de agotar todos sus trámites.
El estado está exento de costas causadas a su instancia, sin perjuicio de que fuere condenado
en costas.
Aunque no hemos referido al Estado, las CCAA han venido dictando normas que han recogido
lo sustancial de la normativa estatal, además de hacer suyos los privilegios del Estado. Así, la
Ley 10/2005 de la Generalitat valenciana dispone en su artículo 8 que” los abogados de la
Generalitat ostentarán en sus actuaciones, judiciales y no judiciales, la misma consideración,
privilegios, prerrogativas y posición procesal que atribuyen a los abogados del Estado las
normas vigentes y, en particular, los artículos 11, 12, 13.1, 14 y 15 de la Ley 52/1997, de 27 de
noviembre, de Asistencia Jurídica al Estado e Instituciones Públicas, tal y como prevé
la disposición adicional cuarta de la misma”.
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